Capitulo XIII

El diario de Kikyo

A la mañana siguiente, estaba dormido sobre la hierba, semi-desnudo, cubierto con al parte superior de su haori, se sentó y miro a su alrededor, la muchacha que se había dormido junto a él la noche anterior ya no se encontraba, como era posible que hubiera baja do la guardia de esta forma al punto de no notar que ella se había marchado, suspiro, después de todo presentía que esto no terminaría como un cuento de hadas… por un minuto llego a imaginar que todo había sido solo un sueño, pero comprobó la realidad de sus recuerdos , por que sus ropas estaban impregnadas del aroma de Kagome.

-Al fin apareces – le dijo Miroku en un notorio tono de reproche, ya tenían ordenado el lugar, quedando como única muestra del campamento, los restos de la fogata que encendieran.

Inuyasha que lo escucho sin responder nada, se quedo con la mirada fija en la muchacha que permanecía agachada terminando de cerrar los broches de au mochila, se veía pulcra e intachable, nada en ella daba muestra de la mujer apasionada que había tenido entre sus brazos, al menos no a simple vista, estaba radiante, su piel blanca parecía mas brillante bajo los tímidos rayos del sol matutino, su cabellos sedoso y azulado se movía con particular gracia al compás de la brisa del lugar, pero no le dirigía palabra, no había ni siquiera volteado para darle al menos un "buenos días", no esperaba que lo besara o algo así, pero una pequeña sonrisa lo habría conformado, mas esta no llegaba.

Kagome en tanto sentía como la mirada del hanyou la perturbaba, debía estar serena, los vestigios de la noche anterior los llevaba en la piel, aunque su olfato no era tan agudo como el de él, sentía como a pesar de su baño en aquel mismo lago, que fue testigo silencioso de su entrega, aún olía a Inuyasha, tenía que ponerse de pie ya y rogaba por que él le quitara la vista de encima, se sentía muy inquieta, pero no podía permitir que él lo notara, de hecho todo lo sucedido la noche anterior la traía por las nubes todavía, pero no podía hacerse ilusiones, lo mas probable es que él solo haya sentido la necesidad de un cuerpo y ella era la que estaba cerca en ese momento la que le recordaba mas a la mujer que había perdido, por que eso Kagome no debía olvidarlo, no podía creer en todas las palabras de amor que le profeso, ya lo había vivido años atrás y no fue real.

-Vamos? – dijo mientras se ponía de pie, intentando disipar cualquier rastro de su semblante que le diera a entender al hanyou sus pensamientos, se iba colgando su mochila tras la espalda, mientras pasaba junto a Inuyasha, continuando con su antigua rutina de silencio, esa que habían adoptado durante el viaje, hasta la noche pasada, como si nada fuera diferente, pero en ese momento él tomo el bolso a medio colgar del pasamanos, deteniendo con su acción a Kagome obligándola a voltear.

Ella sintió como se le helaba la sangre, acaso él intentaría enfrentarla ahí delante de todos los demás que ante el ademán hecho por Inuyasha detuvieron su caminar y se quedaron esperando el desenlace de aquella situación, que es lo que pretendía, le diría algo que la dejaría en evidencia, para que los demás se enteraran de lo débil que había sido?.

-Dejala yo la llevo – fue lo único que salio desde sus labios, sonaba decidido y templado, ella a modo de no importunarlo y que ello gatillara alguna frase que no quería oír acepto sin remilgos.

Caminaron en tranquilidad, Sango llevaba a Kirara en sus brazos, acompañada de Shippo y Kagome que intentaba no quejarse demasiado del malestar de su tobillo que poco a poco se iba intensificando, como era posible que se le olvidara a tal punto el problema de su pie, solo resoplo e intento incorporar algún tema de conversación que la distrajera y de paso lograr hacer mas ameno el viaje, en tanto Miroku que iba metros mas atrás con Inuyasha, quien ya había notado una leve cojera en la muchacha.

-Que paso contigo anoche?- pregunto con toda calma el monje – no apareciste mas.

-Ya estoy bastante grande Miroku, como para darte explicaciones de mis actos, no lo crees?...- respondió con tranquilidad.

-Si lo sé, solo que la señorita Kagome, tampoco volvió hasta la madrugada – insistió con un tono inquisidor, buscando la respuesta que de antemano conocía y no solo él lo había notado, también sus compañeros de viaje, Inuyasha se silencio a modo de no continuar con la conversación, dándole con ello la razón a Miroku.

Pasaron algunas horas de viaje e Inuyasha al ver que la cojera de Kagome se iba haciendo mas pronunciada, insistió en que se detuvieran a preparar algún alimento, con la excusa de que luego se les haría mas difícil la búsqueda de alimento.

El encargado de la leña había sido Shippo acompañado de Kagome, Inuyasha por su parte fue en busca de peces al río, minutos mas tarde, se unían nuevamente los caminos, encontrándose el youkai de roja coleta y su acompañante, frete a un hanyou que destilaba algo de agua desde sus pantalones, la muchacha se ponía cada vez mas tensa, como era que Shippo la había puesto en este problema, sabía que el enfrentamiento se hacía inminente, se lo decía la mirada algo dura y llena de indudable reproche que le estaba regalando Inuyasha, pero que esperaba que ella hiciera, lo sucedido entre ellos no debía marcar ninguna diferencia, como no la había hecho años atrás, debía acaso esperar el rechazo de parte de él?... maldición… ya estaba mal diciendo otra vez.

-Kagome yo me adelantaré con la leña para el fuego – dijo Shippo, perdiéndose con gran destreza por entre los árboles, sin esperar una respuesta por parte de la joven, ella llego a pensar que el traerla por este camino había sido un plan muy bien urdido por él.

-Piensas escapar ahora también?...- pregunto con un tono algo sarcástico el hanyou, mientras dejaba sobre una roca unos cuantos pescador que colgaban de la rama de un árbol.

-Que euieres decir con eso? – dijo ella a modo de pregunta intentado evitar el tener que responder.

-A tu huida de esta madrugada – contesto Inuyasha con toda calma, mientras iba bajando las mangas de su haori, sin dejar de mirar los oscuros ojos de la joven, sintiendo como una exquisita corriente eléctrica recorría su espalda al recordar el roce de la piel de la mujer que tenía en frente.

Sintió como se le erizaba la piel al escuchar las palabras del hanyou, acaso se burlaría de su debilidad cada vez que pudiera, sentía como si en el fon le estuviera diciendo, " recuerda que fuiste mía otra vez ", … otra vez, se repitió, maldición, pues no le daría el gusto de sentirse con puntos ganados, ella era una mujer grande y fuerte ya, no era la colegiala que él había engatusado y se lo demostraría.

-Debemos darle a lo sucedido solo la importancia que tiene no lo crees? – respondió con total seguridad, con una voz calma y despreocupada, ocultando perfectamente su inquietud.

Sonó tan fría y practica tan distinta a la Kagome que el amaba, habría cambiado tanto, y todo lo sucedido la noche anterior, le había dicho que lo extrañaba y la sintió temblar entre sus brazos cuando le decía que lo amaba.

-Pero dijiste que me amabas?...- pregunto en un tono algo confuso, exponiendo nuevamente sus sentimientos, pesé a su anterior deseo de no hacerlo, permanecía erguido esperando una respuesta, mientras ella recibía aquella interrogante como un duro golpe a su coraza, que en este momento estaba demasiado vulnerable.

-Yo dije eso?...- pregunto intentando darle tiempo a su mente para encontrar la mejor manera de responder, no podía dejarse engañar ni por un minuto, se convenció a si misma durante el baño de agua fría que se dio en la mañana, que aquel hanyou que dormía placenteramente a metros de ella, fue guiado solo por sus instintos, que no había amor en él, al menos no para ella, como no lo hubo ocho años atrás, no quería volver a sufrir su abandono nunca mas – lo siento, no lo noté, debió ser solo producto de la emoción del momento – continuó – lo que sucedió entre nosotros, fue solo un momento de pasión, yo amo a mi novio Yuko y voy a casarme con él.

Se sintió profundamente herido, golpeado por las palabras que acababan de salir de aquellos hermosos labiso que la noche pasada no se cansaba de besar, como pudo ser tan ingenuo de pensar que las cosas entre los dos se podían arreglar, pero le resultaba tan difícil no recordar la entrega que sintió por parte de ella tan plena, como si no hubiese pasa do tiempo desde aquella vez en que se unió a ella, como le dolía comprender que estaba en un error, que siempre lo estuvo, que nada de lo que él hiciera cambiaría el que Kagome se hubiera burlado una vez más de aquellos malditos sentimientos humanos que poseía.

Su expresión cambio, se volvió dura y fría, demasiado similar a la de Sesshomaru, inexpresivo e inalcanzable, por un momento llego a sentir temor de él, veía como tomaba con toda calma el producto de su pesca con la finalidad de volver al campamento acercándole a ella, su cambio era excesivo y radical, parecía un verdadero témpano de hielo que congelaba la sangre con su sola presencia… Kami y se decía la verdad, la duda inquieto su mente, pensando en que tal vez bajo alguna circunstancia que ella no lograba imaginar, aquellas palabras de amor que le había profesado Inuyasha sin restricciones mientras le hacía el amor, eran reales, se estremeció por un momento, no supo bien si fue por el recuerdo o por el temor a estar equivocada, pero luego se dijo que no, que él la había traicionado ya, ocasionándole sufrimientos que jamás imaginaría, no existe forma de cambiar eso.

Cuando estuvo justo la lado de ella erguido y calmo, se detuvo sin mirarla y con la mano que le quedaba libre la enlazo por la cintura, pegándola confianzudamente a su costado, alzándola un tanto del piso, permitiendo que tocara este solo con la punta de sus pies, se inclino levemente y con total seguridad, con un tono que le resulto muy sensual, haciendo que se le erizara la piel, le susurro.

-Tuviste una segunda oportunidad – su enlace se hizo mas firme al decir esto – ahora ya no habrá mas tregua – dicho esto la soltó sin mucha delicadeza, retomando su camino dejándola atrás sola y confundida.

Se sentía tan humillado, que por medio de este acto, intentó recuperar algo del orgullo perdido, como podía ser tan inocente aún y pensar que ella podía ser suya otra vez, en realidad comprobaba que nunca lo fue, como debió reírse, se dijo, luego de romper nuevamente su corazón y verlo vulnerable y enamorado,… maldición tan enamorado… apretó su mano cerrando su puño, mientras fruncía el ceño, dándole una aspecto temible.

Debía estar feliz, había logrado pagarse en parte por el dolor que había sufrido años atrás, sintió como Inuyasha era abatido por sus palabras, pero algo en el alma le dolía, la hacía sentir triste y miserable y si decía la verdad?... suspiro dejando escapar el aire que contenía.

Así transcurrió el resto del día, y varios más sin mucha novedad, Kagome compartía con todos a excepción de Inuyasha que mantenía su distancia, no podía comprender como Kikyo había logrado alejar tanto al hanyou de sus dominios, pues llevaban tanto tiempo caminando y aún no llegaban al sitio en el que encontrarían el diario, en ocasiones tuvo la tentativa de preguntar cuanto les faltaba para llegar, pero prefería evitarse el mal rato, sabiendo que Inuyasha estaba lejos de considerara para ella una amable respuesta.

Miroku y Shippo eran quienes le hacían compañía al hanyou, un par de veces vió al joven youkai de coleta roja, separarse un tanto del fuego que encendían en las noches para acercarse a él, haciendo una especie de reverencia, esperando un gesto aprobatorio para sentarse, no pudo evitar preguntarse a que se debía aquella actitud tan respetuosa, acaso?

-Sango…

-Si?...- pregunto la taijina ante la indecisión de su amiga.

-Es Inuyasha el maestro de Shippo?...- sus palabras sonaban algo incrédulas, acaso podía ser este hanyou tan poco ortodoxo, ser el maestro del youkai con el que se lo pasaba discutiendo y librando pequeñas batallas sin sentido?

-Lo notaste…- respondió Sango con una sonrisa complacida – ellos han pasado largos períodos juntos desde que tu te fuiste.

-No lo habría imaginado – dijo volteándose para observar a los protagonistas de sus pensamientos

-Inuyasha ha sido un gran maestro para Shippo, casi un padre…

Un padre… se repitió en la mente de Kagome, en realidad habría sido un buen padre, en ocasiones se lo pregunto, que clase de padre habría sido si… no pudo concluir sus pensamientos, se puso una mano en el vientre, mientras su mirada se fijaba en un punto neutro, en realidad buscaba un punto específico en su recuerdos pero fue interrumpida abruptamente, por un intenso sonido subterráneo que concluyo con un fuerte movimiento de tierra, no eran normales este tipo de situaciones, alarmándolos a todos.

-Iré a investigar – dijo Inuyasha olfateando el aire

-P…- Kagome estuvo a punto de intentar detenerlo, pero se silencio, aunque sus pensamientos no se acallaban

Pasaron varias horas, de hecho el sueño y la fatiga durmieron a todos en al campamento a excepción de un hanyou que no regresaba y a una mujer de largo cabello negro que permanecía con la espalda apoyada en el tronco de un árbol, intentaba culpar a ese insistente insomnio que la aquejaba en ocasiones, resoplo , lo cierto es que el insomnio se hacía presente cuando se sentía preocupada y ahora por mas que se esforzara en negarlo su preocupación era Inuyasha.

El no apareció , si no hasta la mañana siguiente y se encontró con sus amigos aún dormidos y a Kagome apoyada en el árbol en el que permaneció apoyada durante toda la noche, siendo vencida por el sueño muy de madrugada.

Inuyasha se quedo de pie junto a ella y la observo atentamente durante todo el tiempo que pudo, recorriendo con su mirada los rasgos que él aun consideraba tan hermosos, por que todo tenía que resultar así para nosotros? se preguntaba, mientras acariciaba con sus doradas pupilas el contorno de los labios de la muchacha, hasta que ella despertó, abriendo lentamente los ojos para encontrarse de pronto con el hanyou, a su lado con aquella actitud arrogante que había adquirido con ella, estuvo a punto de dejarle caer una reprimenda por mantenerla preocupada y despierta por tantas horas, pero finalmente se callo y conformo con solo verlo bien.

-Buenos días – dijo con el fin de dirigirle alguna amable palabra a lo que él respondió extendiendo su mano que contenía una especia de libro de tapa de color café amarrada al centro con una cinta negra.

-Es el diario de Kikyo – exclamo sin mucha emoción, sonaba seco y desenfadado.

-El diario? Pero…

-Lo quieres si o no?...- desafío a la muchacha con una dura mirada

Kagome solo extendió su mano y tomo el diario, el hanyou sabía que el movimiento de tierra no era normal, así que prefirió adelantarse e ir durante la noche a la aldea en al que estuvo viviendo Kikyo , en el templo en que permaneció el ultimo tiempo, al paso de sus amigos habrían tardado al menos dos o tres días mas.

El hanyou comenzaba a despertar a los demás rápidamente, no se atrevía a desanudar la cinta que rodeaba el libro, por alguna extraña razón sentía que el contenido de aquel diario no sería de su agrado, era la misma sensación que tuvo cuando recibió la carta y bien sabía que el contenido de esta tampoco había resultado favorable para ella, es que acaso no podía esperar algo positivo de Kikyo, era tan extraño ser la poseedora de los secretos de "ella", la sacerdotisa que finalmente gano la batalla por el corazón del hanyou a quien tanto amaba.. Inuyasha lo habrá leído, seguro que sí, debe haber estado ansioso por saber lo que Kikyo decía de él, debe relatar mucho de lo que vivieron juntos durante esos ocho años, su convivencia, los besos, las caricias, los momentos íntimos… pero justo cuando los celos comenzaban a hacer agujeros en su pecho, reprimió sus sentimientos nocivos y anuncio que se alejaría un tanto para leer el dichoso diario.

Se puso de pie avanzando hacía el bosque, cuando escucho a Miroku hablar tras de ella

-Inuyasha no iras con ella? – pero no recibió respuesta, ella que escucho claramente al monje dirigirse a él, no volteó, solo cerró los ojos al notar el silencio como respuesta – Inuyasha? – insistió

El hanyou bajo del árbol y Miroku esbozo una pequeña sonrisa de victoria, él se le aproximo y Kagome volteo a mirarlo cuando escucho sus pasos decididos tras de ella y cuando lo tuvo en frente.

-Yo no tengo motivo alguno para cuidar de ella – dirigiéndole a Kagome un mirada fría que casi le congeló el alma, el hanyou no perdió su postura erguida e imponente, tenía que castigarla, castigarla por el dolor que le había causado hacía ocho años atrás y por hacerlo nuevamente… OH Kami, como deseaba cuidarla por una eternidad de ser posible – lee pronto ese diario y terminemos con esto – concluyo

-Pe…- Miroku balbuceo intentando persuadirlo

-Tranquilo Miroku, estaré bien – intervino Kagome tocando el brazo del monje, respondiendo a aquella mirada de hielo que el hanyou le había regalado.

Se sentó minutos mas tarde junto a un árbol que le recordaba muchísimo al árbol sagrado y desanudo la cinta que rodeaba el diario, que le daría las respuestas acerca del mal, del que Kikyo le hablaba en su carta, abrió el diario casi al final, pues había decidido leerlo por tramos desde atrás, para de este modo solo tomar lo que le resultara útil y evitar en lo posible lo que ella relatara sobre su vida con Inuyasha.

Se encontró con aquella misma hermosa y fina caligrafía, trazos hechos con suma delicadeza.

"… tendré que ir a buscar a Kagome, que irónico, no me resulta completamente grato, pero necesito de ella, nunca pensé que algo así llegara a suceder…"

"… Que horror, esto es algo espantoso, el mal mas grande que he visto, si esto llaga a liberarse, esta mundo y los que se conectan a travez de portales dimensionales, serán simplemente aniquilados, maldito Naraku,… como pude ayudarte a crear esta abominación…"

Kagome se sentía muy confundida, pro que Kikyio decía que ella había ayudado a Naraku, sabía que la sacerdotisa era bastante ambigua con sus lealtades, pero esto?... continuó leyendo para comprender mejor.

"… He llagado, por Kami, para esto es que Naraku uso la esencia que le di ese día a cambio de su ayuda, para crear esto, pero que mente enferma y yo he cooperado con él, he neutralizado el campo de vigilancia de estos insectos con una flecho purificada y camino entre estos capullos, no puedo creerlo, son replicas exactas de Naraku, miles de ellas, un gran ejercito, ahora comprendo por que resulto tan fácil acabar con él, estaba preparando su regreso triunfante, debí entender tantas cosas antes, no sería parte de esto ahora…"

No podía creer lo que leía un ejercito formado por replicas de Naraku, era realmente una abominación, comprendía que debía exterminar todo aquello antes que la incubación terminara, pero antes debía seguir registrando.

"… Ahí estas Inuyasha, en el árbol otra vez con la mirada perdida en el horizonte, seguramente pensando en ella…" No pudo evitar sorprenderse al leer esto, acaso se refería a ella, pero el relato continuaba, "… Si hubiera sabido todo lo que sufrirías, jamás habría hecho nada para separarlos, pero los celos me cegaron y tarde comprendí que por mas que me esforzara, jamás curaría la herida que dejo al ausencia de esa mujer en tu alma… sigues ahí sin mirarme, de seguro sabes que estoy aquí abajo, pero tu nostálgica mirada me habla de lo que ronda por tu mente, he sido tan cobarde, no he tenido el valor de contarte lo sucedido, no soportaría tu odio, le temo tanto como a no estar cerca de ti, se que no me amas, que tu corazón le pertenece…"

En ese momento Kagome comprendió que aquellas páginas contenian la verdad de lo sucedido entre ella e Inuyasha , tomo aire intentando reunir el valor que sabía necesitaría para descubrir lo que las desgastadas hojas le revelarían, extrañamente la caligrafía se desfiguraba, distaba mucho de ser aquella fina y delicada, de hecho se hacía algo difícil leerla, habían manchas de tinta en medio y parecía escrita con una furia insospechada.

"… Maldito Inuyasha, te haz unido a esa estupida chiquilla, que deseos he tenido de atravesar tu corazón y el e ella, cuando estaban sobre la hierba dormidos y abrazados, pude matarlos, acabar con ustedes, contigo traidor, con ella por arrebatarte de mis brazos… pero no hay marcha atrás en esta historia, tu eres y serás mío eternamente…"

Continuara…

Este capitulo ha servido para aclarar en parte el motivo de la separación, algo estúpida, pero no es todo, aún nos quedan cosas que deben salir a la luz y les aseguro que se sorprenderán.

Besitos

Anyara