Capitulo XIV

Molestias

"…Que agotada me siento, pero lo hecho, hecho esta, le he entregado a Naraku parte de mi esencia no se para que grotesco plan, pero no me importa, he podido conservar los fragmentos de la perla que le arrebate a ese lobo, sin embargo lo único realmente importante para mi es estar junto a ti mi amor, ha sido un alto precio, mi esencia, la que encierra gran parte de mis poderes de sacerdotisa, a cambio de ayuda para sacar a esa chiquilla del camino… ya no habrá nadie que pueda separarme de ti, el engaño ya esta hecho… paso por paso hemos logrado que tú, personificado por una marioneta de Naraku le restregaras en el rostro a tu linda niña cuanto es que me amas y por su parte la falsa Kagome te desprecio por ser una bestia, pobre de ti mi amor, cuanto duro tu felicidad, tres días, eso es lo que me tarde en separarlos y para siempre, por que selle el pozo con un conjuro que nadie mas que yo podrá quitar…pronto sanaré tu corazón y volverás a ser solo mío…"

Cada palabra que leía iba acrecentando cada vez mas el nudo que se formaba en su garganta y la sombra en su corazón, sudaba frío, poniéndose cada vez más pálida como si toda la sangre de su cuerpo se derramara por una invisible herida, sentía que le costaba respirar, hacía cuanto que comenzó a llorar, no lo sabía bien, pero las lagrimas caían una a una sin poder detenerlas formando amplios surcos en sus mejillas sin color, su mirada se hundió y se perdió en el dolorosa recuerdo de aquel día, el día creado por Kikyo…

Flash Back

-Que sucede Inuyasha? – pregunto con algo de desconfianza al ver al hanyou acompañado de Kikyo, tomada de su mano.

-Creo que eso es obvio – respondió la sacerdotisa enfrentando a la temerosa muchacha.

-Inuyasha?...- insistió sin responder a las palabras cargadas de veneno que le dirigió la mujer, sentía como los ojos comenzaban a llenársele de lagrimas, pero no quería que estas cayeran, debía haber una buena razón para lo que veía y el de seguro se la daría.

-Kagome, lo sucedido entre nosotros no fue mas que una equivocación, yo siempre he amado a Kikyo y me iré con ella – dijo sin el mas mínimo cuidado del daño que le causaría con un desden que le dejo una herida profunda en el alma – solo debes volver a tu época y olvidarte de todo.

No Inuyasha, eso no es verdad…- decía incrédula como podad decirle todo esto, después de haberse unido a ella como lo hizo, después que le había dicho que la amaba, gruñó con ira, como había podido ser tan tonta, como había podido dejarse convencer con tanta facilidad, si siempre supo que él no podía vivir sin Kikyo, cayo arrodillada y de alguna manera esperaba que el se inclinara junto a ella y consolara sus lagrimas que no dejaban de caer, se sentía miserable y entupida, pues al final él jamás la consoló , por el contrario, solo ahondo mas la herida en su pecho, cuando con los ojos llorosos intento buscar la dorada mirada que hasta hacía minutos inundaba sus pensamientos, se encontró con su peor pesadilla, a la pareja besándose apasionadamente.

Se puso de pie y corrió tanto como se lo permitieron sus piernas, hasta que se dejo caer sobre la hierba y mirando el cielo estrellado sobre ella, ceso las lagrimas y enfrió su mente, lo suficiente como para que ninguno de sus amigos notara que tenía decidida su partida.

La batalla final contra Naraku no se dejo esperar, pues en el momento en que recogía algunas cosas que estaban fuera de su mochila, un estruendo demasiado cerca se escucho, era como si el youkai hubiera venido a buscarlos y esta vez no se trataba de una marioneta, era él en persona, lo cierto es que todo sucedió demasiado rápido, Inuyasha lucho mas embravecido que nunca, en sus ojos había furia, quizás por que ella aun seguía ahí? … la pelea duro menos de lo que esperaban, tratándose de la muerte de Naraku, a pesar de que poseía la perla casi completa, lograron derrotarlo con relativa facilidad, cuando no quedaba mas que un rojo corazón sobre la hierba, palpitando en medio de un charco de sangre, Inuyasha se apresuro a atravesarlo con la punta de colmillo de acero retorciéndola, Kagome tomo en silencio su mochila y se dirigió al pozo aprovechando el descuido de sus amigos, cuando ya estaba solo a metros del portal que la llevaría a su época, sintió una mano que la tomo bruscamente por el brazo y la giro para quedar frente a unos ojos dorados que la miraban con cólera.

-Suéltame Inuyasha! – exclamo respondiendo perfectamente a la mirada que él le daba.

-Así que finalmente te vas! – dijo casi gritando el hanyou mientras la soltaba del brazo sin ninguna delicadeza.

-No es lo que querías! – gritaba también exteriorizando toda su rabia y dolor

-Si claro que lo quiero, vete y déjame en paz! – dicho esto se escucho un sonido que hizo eco en todo el lugar, Kagome abofeteo a Inuyasha aguantando las lagrimas que no deseaba que él volviera a ver.

-Eres un maldito desgraciado, púdrete en este lugar plagado de bestias como tú! – le grito con todas las fuerzas que sus pulmones le permitían, para luego voltear y llegar sin ser detenida al pozo, cuando estaba a punto de dejarse caer dentro sintió un doloroso pinchazo en su pecho, puso su mano en el lugar pensando que era el dolor en su corazón el que se exteriorizaba, luego de ello se perdió en aquel lugar.

Fin Flash Back

Solo ahora comprendía que oculta entre los árboles se encontraba Kikyo, quien había sellado el pozo par que ella no pudiera regresar, porque lo intento, pero no pudo hacerlo y aquella punzada en su pecho no era otra cosa que el fragmento de la perla que la sacerdotisa dejo en ella.

Kami…no podía dejar de llorar y no lo intentaba, se sentía tan triste, su vida había sido manipulada sin escrúpulos por aquella mujer vengativa e inescrupulosa y él también estuvo engañado todos estos años… oh, Inuyasha, pensó lamentando todo y ella había sido tan maldita ahora que él había vuelto a abrir su corazón a pesar de no conocer la verdad, arrojo el diario lejos de su alcance mientras las lagrimas rodaban por sus mejillas sin restricción.

-Maldición! – dijo mientras apoyaba su frente en la palma de su mano, con los ojos cerrados.

Inuyasha continuaba en la rama el árbol en la que se había quedado una vez que Kagome se interno en el bosque, de pronto comenzó a olfatear el aire inquieto, alguien estaba llorando, acaso sería ella?... maldición, se dijo, prometí que ya no me preocuparía mas por su bienestar y dejando escapar un gruñido furioso se bajo de un salto y camino en dirección a Kagome, Sango Miroku y Shippo, sonrieron con miradas complaces y Kirara movió su cola alegremente comprendiendo la razón de aquellas sonrisas.

Corrió en dirección al lugar desde el que provenía el salino olor, al menos no olía a sangre, eso lo calmo, solo observaría si ella se encontraba bien y luego se iría, con algo de suerte Kagome no notaría su presencia, en cuanto sintió su aroma, comenzó a caminar sigiloso y miro a la chica sentada junto a un árbol que se parecía mucho al árbol sagrado en el que estuvo sellado, pero algo no estaba bien, ella lloraba mientras leía el diario de Kikyo y de pronto lo arrojaba lejos, entonces sin pensarlo demasiado camino hacía el objeto que la joven había lanzado.

-Que es lo que leíste que te puso así? – preguntó conservando su aire frío en el momento en que recogía el libro y lo abría en la página que había leído , pues ella estaba usando la cinta negra como marcador.

La joven palideció, no podía permitir que él sufriera como ella, se puso de pie acercándose rápidamente para arrebatarle el diario, pero no contaba con los agudos reflejos del hanyou.

-Dámelo Inuyasha, no es nada que te pueda importar – decía exaltada y decidida a quitarle tan doloroso contenido, pero se veía muy difícil.

-Permíteme a mi decidir eso – contesto dándole la espalda a la joven, abriendo nuevamente el diario mientras ella lo rodeaba y el la esquivaba perfectamente , hasta que logro comenzar a leer.

"…… paso por paso hemos logrado que tú, personificado por una marioneta de Naraku le restregaras en el rostro a tu linda niña cuanto es que me amas y por su parte la falsa Kagome te desprecio por ser una bestia, pobre de ti mi amor, cuanto duro tu felicidad, tres días, eso es lo que me tarde en separarlos y para siempre, por que selle el pozo con un conjuro que nadie mas que yo podrá quitar…pronto sanaré tu corazón y volverás a ser solo mío…"

No podía creerlo, camino hacía el árbol que estaba ahí y se apoyo en el con la mano que le quedaba libre, para evitar caer, pues solo recordaba una oportunidad en que sintió sus piernas debilitarse de este modo, el día que Kagome se había marchado… ella en tanto lo miraba con profunda tristeza, comprendiendo cabalmente lo que estaba sintiendo, quiso acercarse y consolarlo, abrasarlo fuertemente y apoyar su frente en la espalda que ahora estaba algo encorvada, como si el dolor le pesara demasiado, pero no se atrevía , hace algunos días, a pesar de que el desconocía todo acerca de este engaño, la acogió en sus brazos y ella fue tan cruel…

El hanyou arrojo el diario algunos metros de él y cerro su mano formando un puño, golpeando fuertemente al mismo árbol que le estaba sirviendo de apoyo.

-Maldición, maldición, maldición! – gruñía con furia y dolor, hasta que desistió de su intento de destrozar aquel tronco, se volteo y apoyo su cabeza en el lastimado árbol soltando el aire mientras observaba su mano sangrante, con un pequeño trozo de madera incrustado, en ese momento Kagome que tenía el rostro completamente cubierto por las lagrimas, se acerco a él presurosa a fin de analizar la herida, se arrodillo y tomo su mano con delicadeza, él la miraba con tristeza y melancolía, la joven por su parte no se atrevía a encontrarse con sus ojos, solo se concentraba en quitar el elemento que lo lastimaba, en cuanto lo hizo retiro el pañuelo que sostenía su cabello en una alta coleta, dejándolo caer sobre su espalda, con el trozo de tela, comenzó a presionar para detener el sangrado, Inuyasha la observaba totalmente embriagado de sentimientos.

Suspiro mientras sentía un enorme deseo de aferrar a esa muchacha en un abrazo, pero se detuvo al pensar que ella finalmente había logrado encontrar una vida en su época, se casaría con ese novio que tenía y que al parecer amaba, ella tenía todo el derecho de comenzar de nuevo, no podía detenerse en sentimientos egoístas, quería que Kagome fuera feliz y si esa felicidad estaba junto a ese humano, pues simplemente lo aceptaría, el egoísmo de Kikyo había hecho mucho daño en esta historia y ya era tiempo de romper con la cadena…

Deseaba caerle encima, lastimado y todo como estaba y decirlo cuanto lo sentía, que lamentaba cada palabra que le había dicho… oh Kami, cuan equivocada estaba, de seguro él estaba molesto con ella, pensará que soy una maldita después de mis palabras… resoplo pensando en lo dicho, era cierto, después de todo tenía un novio y se lo había restregado en la cara.

Inuyasha estuvo a punto de acariciar el negro cabello de Kagome y ella por su parte aún con la mirada baja intentaba musitar una disculpa, pero fueron abruptamente interrumpidos por un fuerte movimiento de tierra.

Kagome perdió el equilibrio apoyando ambas manos sobre la hierba, sin notar que tras ella se abría una gran grieta que amenazaba con hacerla caer al vacío, pero en cuestión de segundos se encontró suspendida en el aire a gran altura, Inuyasha la había enlazado firmemente por la cintura rescatándola del peligro y al diario de Kikyo también , una vez que tocaron nuevamente el piso notaron que el sismo disminuía poco a poco hasta cesar, el hanyou continuaba sosteniendo a la muchacha sin intenciones de soltarla y ella por su parte abrazada a su cuello no oponía resistencia.

Sus miradas se cruzaron y él observo los ojos algo hinchados de Kagome, que le hablaban de todo el dolor y el desconcierto que sufría su alma, por un momento recordó la noche en que se unió a ella y el amor que se profesaron, cuanto debes haber sufrido mi pequeña, era la pregunta que se plasmaba en las amarillas pupila.

Inuyasha, mi Inuyasha, si tan solo pudiera mitigar en algo el dolor que tus ojos me muestran, pensaba mientras su mano en un acto involuntario se poso sobre la mejilla del hanyou acariciándola, él por su parte mimo el cabello de Kagome con emoción, bajando su mirada desde los ojos a los labios deteniéndose ahí con un inquietante deseo, pero entonces, antes de efectuar cualquier acto que pudiera dañar o confundir a la joven, la soltó con suavidad, Kagome miro el piso pensando que él estaba rechazándola sutilmente y entonces vio el diario de Kikyio tirado, se agacho a recogerlo y en cuanto se inclino sintió un mareo horrible y se llevo la mano al estomago era algo que no esperaba, e acerco al árbol que había sido testigo de toda la situación y se apoyo en él, las nauseas no tardaron en hacerse presentes y entonces… por Kami que era lo que sucedía, estos síntomas ella ya los conocía, no sabía si entrar en pánico o en un estado de absoluta felicidad, sentía que el estomago se le revolvía y estaba a punto de vaciarlo.

Una vez de vuelta en el campamento y luego de que Kagome convenciera con bastante dificultad a Inuyasha de que su malestar se debía solo a su ayuno, aunque ella bien sabía que ese no era el motivo, les relato a sus amigos lo que había leído con respecto a Naraku, se reservo lo que averiguo acerca de su separación de Inuyasha.

-Hacía allá debemos ir – dijo con total determinación indicando un punto en medio de las montañas.

Fueron acortando la distancia, para llegar a un lugar que indicaba el diario, lo cierto es que aquel legajo de hojas, se había convertido en una pesada para Kagome, ella se mostraba silenciosa y pensativa Miroku, Sango y Shippo ya habían sacado sus propias conclusiones acerca de los jóvenes que caminaban a cada extremo del grupo, separados pero a la vez tan unidos…

Continuara…