Capitulo XV

Mi dolor

La noche se dejo caer y la muchacha no podía quitar sus profundos ojos cafés de la figura roja que se encontraba a metros de ella, se notaba en él un indescriptible manto de nostalgia que sentía sobre su espalda, como su propio cargamento, estaba completamente absorto en sus pensamientos, quizás como ella intentando digerir la crueles revelaciones que contenía el diario de Kikyo y no estaba equivocada, los pensamientos del hanyou estaban dirigidos al recuerdo punzante del día en que Kagome partió.

Flash Back

-Acaso crees que me quedaría a vivir aquí en esta tierra de nadie, junto a un híbrido como tu? – eran las palabras salidas de la boca de la muchacha que tenía en frente, sintiendo como dagas afiladas atravesaban su corazón.

-No lo dices en serio verdad? – era la pregunta esperanzadora que le arrojo, quizás estaba escuchando mal, la niña a la que él amaba, jamás le diría algo así, no lo despreciaría de este modo.

-Claro que hablo muy en serio, crees que cambiaría mi mundo por unirme a ti, estas muy ciego, o eres un perfecto idiota – eso basto, ya no soportaría oír sus palabras ni un minuto más, tuvo el primer instinto de arrojarse sobre ella y arrancarle una disculpa con violencia, pero no podía negar que no había forma en que pudiera dañarla.

-Vete entonces – le dijo, mientras ella lo miraba con los ojos fríos y oscuros, sin su natural brillo, se parecía tanto a la mirada de Kikyo que no pudo evitar sentir el hielo de esa mirada congelando sus sentidos.

-Así lo haré – respondió dejándolo atrás sin fuerzas para seguirla, sus ojos se nublaron por un momento con intenciones de dejar caer alguna lagrima rebelde, pero él era un hanyou poderoso, no lloraría, metió la mano bajo la camisa de su traje, sacando de entre ella una delgada cadena que tría colgado un anillo.

Suspiro, mientras acariciaba con sus dedos el objeto, ella le había hablado durante la noche en que se unieron por las leyes de los youkais, como era que se unían las parejas en su época, le contó sobre el anillo de compromiso antes de la boda y él a modo de darle una gran sorpresa, consiguió que Totosai, a pesar de que no era su trabajo, le forjara uno, lo cierto es que estaba hecho con un extraño metal que el fabricante de espadas, conservaba muy bien guardado, esperando el momento correcto para ser utilizado.

Lo observo con detención, traía un grabado por todo el contorno exterior que brillaba hermosamente ante la luz, era de un tono plateado, la inscripción decía "aishiteru" (te amo), no supo en que momento una delgada gota cayo desde su ojo.

No tuvo mucho tiempo para recriminarse el estar llorando pues se sintió un estruendo enorme muy cerca de la aldea, no estaba lejos así que corrió hacia aquel lugar, al llegar se encontró con la escena en la que sus amigos y también Kagome luchaban contra Naraku, no le resulto difícil terminar con él, pues sabía que luchaba con una ira incontenible, tanto en contra de aquel maldito ser, como hacía si mismo, por amar a aquella humana que lo despreciaba por ser un hanyou.

En cuanto la vio abandonar el lugar, salio tras de ella deteniéndola por un momento, encarándola y quedándose como ultimo recuerdo, con una bofetada que la muchacha le estampo con toda su fuerza, él ya no pudo continuar intentando detenerla o comprenderla, sintió como se le debilitaban las piernas al verla cruzar aquel pozo que se la arrebataba.

Fin Flash Back

En el momento en que cesaron sus recuerdos, se volteo para encontrarse con los ojos tristes de la mujer que tanto amaba, se veía muy pálida, él sabía que ese color en ella no era normal, Sango le había extendido algunos alimentos y ella los rechazo como si el solo aroma de estos la incomodaran y no estaba equivocado Kagome sentía que el solo mirarlos le amenazaba con producir un colapso en su estomago, no quería abandonar el campamento, pues sabía que si lo hacía el hanyou la seguiría y no se sentía preparada para enfrentar aún la situación que su instinto de mujer le auguraba, pero se le escapo de las mano, sabía que si no se alejaba del grupo, quedaría en evidencia ante todos de lo que le sucedía , eran sus amigos, pero no se sentía capaz de responder al menos por ahora, el mar de preguntas que le dejarían caer, se puso de pie silenciosamente mientras los demás mantenían una amena conversación.

-A donde vas Kagome? – preguntó Sango, abandonando por unos minutos la conversación.

-Solo caminaré un poco por aquí cerca – respondió quitando su mano del estomago , para no levantar sospechas, aunque la taijina no se mostraba del todo convencida, pero se tranquilizo al ver a Inuyasha partir tras ella, con un paso calmo.

La siguió adentrándose un tanto en el bosque, hasta que la encontró apoyada en elñ tronco de un árbol, debió suponer que Inuyasha la seguiría como lo había hecho las noches anteriores, suplicaba por que no lo hiciera, pero ya no podía resistir mas, estaba desocupando su estomago a causa de las nauseas que no querían abandonarla, cuando sintió una preocupada voz tras de ella.

-Que tienes Kagome?...- pregunto acercándose y poniendo sus manos sobre los hombros de una encorvada muchacha, que no recordaba haberse sentido tan mal, ni en la pero de sus borracheras, que también las tuvo.

-Kagome, dime que puedo hacer?...- insistía el hanyou con verdadera preocupación, sabía que algo no estaba del todo bien, al ver en este estado a la muchacha surgió en él una pequeña sospecha que lo estaba devorando – dime… - insistía sin recibir la mas mínima respuesta ya que Kagome estaba demasiado ocupada intentando no devolver el intestino, ya que su estomago hacía mucho que no contenía nada.

-Kagome… que puedo hacer? – volvió a decir y esta vez la respuesta no se dejo esperar.

-Creo que ya haz hecho demasiado, te lo aseguro…- se movió a modo de que él la soltara probablemente se lo habría gritado, por que su insistencia la tenía fastidiada, pero no le quedaban energías, en ese momento apoyo ambas manos en el tronco, respirando suavemente para contener los impulsos de su estomago, mientras que Inuyasha abría enormemente sus ojos, comprendía lo que ella intentaba decirle, pues de algún modo lo vivió anteriormente con Sango, la que estuvo de aquel mismo color pálido que ahora traía Kagome, culpando en todo instante a Miroku de su molesta situación, recordaba perfectamente la imagen de la taijina apoyada en el tronco de un árbol, haciendo esfuerzos sobrehumanos por contener su estomago.

-Kagome… tu…? – la pregunta no salía de sus labios, era una mezcla impresionante de sentimientos, entre incredulidad, felicidad y una enorme incertidumbre y si ella no quería, ella se iba a casar con ese humano?...

Noto como la mujer comenzaba a apoyar su cabeza en el tronco del árbol, sin levantar la mirada y de pronto, lagrimas?... OH, Kami, Probablemente esto significaba un gran problema para ella, no pudo evitar volver a tomar sus hombros, esta vez para conducirla de modo que quedara frente a él, ella se dejo, pero en el momento en que Inuyasha intento levantar su rostro para mirar sus ojos, ella lo esquivo, manteniendo la mirada baja, pero esta vez aferrándose a su pecho, el hanyou sin esperar mucho mas, la apretó entre sus brazos mientras ella dejaba caer todas las lagrimas que se había guardado, susurrando entre ellas algo que él no comprendía.

-Nunca podrás volver a amarme…- dijo entre sollozos ahogados, muy bajito, él sentía en su corazón la angustia de aquellas palabras y no pudo evitar la necesidad de saber a que se debía, así que tomo su rostro con ambas manos y sin aceptar una negativa de parte de ella la miro buscando una respuesta en aquellos, para él, siempre hermosos ojos oscuros.

-Que sucede Kagome?...- le dijo con una ternura que lograría que ella se derritiera entre sus brazos si no fuera porque lo que la agobiaba no le permitía sentirlo suyo aún.

-Ay… Inuyasha..hay tanto que no sabes… tanto de mi que desconoces…- dijo esto con una tristeza enorme.

-Entonces cuéntame…

Continuara…