Capitulo XVII
Naraku´s
Al
amanecer del siguiente día, un nuevo movimiento de tierra los
alerto abruptamente…Kagome se puso de pie lo mas rápido
posible, buscando con insistencia algo de que sostenerse, pues la
sacudida era incesante , no era algo común, podía
percibirse con facilidad, el ambiente estaba cargado de un extraño
olor, que logro molestar a Inuyasha quien se encontraba a corta
distancia, intentando encontrar algún indicio de lo que
sucedía, el temblor se estaba haciendo demasiado extenso,
Sango hundió su Hiraikotzu en el piso y Miroku hizo lo mismo
con su báculo, esto le entregaría cierta estabilidad,
Shippo se quedo junto a una Kirara, que se transformo en un gran
felino de largas colas de fuego.
Antes que nadie lograra modular palabra alguna, se oyó un estruendo similar al estallido de una bomba, Kagome se cubrió instintivamente los oídos con sus manos impresionada y muy asustada, sabía que todo esto tenía relación directa con lo que había leído sobre Naraku y su plan, por Kami, que lleguemos a tiempo… era lo que musitaba muy bajito la muchacha, mientras se tumbaba de rodillas sobre la hierba producto de un nuevo estremecimiento, una nube oscura se instalo sobre sus cabezas, cubriendo gran parte del cielo, privándolos de la luz matutina, provenía de un volcán cercano.
-Ese es el lugar!...- aseguro Kagome indicando hacía el sitio desde el que provenía la consistente fumarola, mientras sus compañeros dirigían su mirada hacía el lugar que señalaba
El movimiento en lugar de disminuir se acentuó aun mas, provocando en cuestión de segundos, que se abrieran profundas grietas en la tierra, Miroku y Shippo con muchísima agilidad lograron esquivar las que los amenazaban, en tanto Kirara rescataba a una confusa taijina, Kagome alcanzo a voltear, para ver tras de si, múltiples de ellas que se abrían paso devorando la hierba, provocando de este modo que uno de los enormes árboles que los rodeaban cediera, amenazando con caer sobre la joven que a pesar de sus esfuerzos, no lograría escapar, cuando de pronto se encontró con el aire enrarecido golpeando su rostro, elevada varios metros del piso, giro solo0 un poco su cabeza para encontrarse con la dorada mirada de un hanyou que la aferraba por la cintura firmemente, siempre fue igual y ahora no existía alteración en ello, él la protegía y que segura se sentía en sus brazos, por un segundo se olvido por completo de la situación que la rodeaba, del descubrimiento del engaño de Kikyo, de la dolorosa historia que tuvo que relatarle, del novio que había dejado en su época, solo por unos segundos se olvido por completo de todo lo que había agobiado a su corazón, para sentirse embriaga de un hermoso sentimiento de esperanza que veía ante sus ojos con largos cabellos plateados y un dorado mirar, que llevaba por nombre Inuyasha.
Estas sonriendo pequeña, se escuchaba en el silencio de sus pensamientos, que será lo que habita en tu mente?... pensaras al igual que yo, en lo bien que se siente tenerte así otra vez?...aquellos segundos, habían sido adoptados por él también, solo por los instantes que se mantuvieron en el aire, como volando sumidos en sus sentimientos mas profundos, en sus deseos de permanecer por siempre unidos, solo por aquellos segundos, sintió que la pesadilla que ella le contara el día anterior, el engaño creado por una despechada Kikyo, el idiota del novio que había dejado en su época, al recordarlo no pudo evitar que una leve sonrisa se dibujara en sus labios, "el muy ingenio pensaría que él la dejaría volver con él", nada, nada importaba, mas que tenerla entre sus brazos, para cuidarla y amarla por una eternidad.
Una vez que pusieron los pies nuevamente en la tierra, comprendieron que debían conservar esos sentimientos en su alma, atesorarlos hasta que llegara el momento de incorporarlos nuevamente a sus vidas, por ahora debían concentrarse en eliminar el mal… miraron el paisaje ante ellos comprendieron el desolador futuro que los esperaba si no conseguían terminar con la amenaza.
Luego del desolador paisaje, el grupo se unió para planear la continuación del viaje, Kagome les hablo finalmente de lo que decía el diario de Kikyo con respecto al mal creado por su antiguo rival… Sango y Miroku montaron en el lomo de la fiel Kirara dispuestos a partir, Shippo al notar que sobre el hermoso felino quedaba lugar solo para uno mas, le indico a Kagome que lo utilizara, de cualquier manera él era mucha mas rápido que ella en tierra, quizás no igualaba la velocidad de Inuyasha , pero tenía un promedio bastante bueno.
-Déjalo - intervino el hanyou en el momento en el que el kitzune le proponía a la muchacha que montara sobre el lomo de la criatura – ella va conmigo – concluyo decidido
Lo cierto es que bajo cualquier otra circunstancia se habría enfadado muchísimo por la forma en que él disponía de ella, como si no pudiera tomar sus propias decisiones, pero muy al contrario, se sentía feliz de comprender que solo el deseo de protegerla era lo que lo motivaba, era su particular forma de decirle, " yo cuido de ti".
Cuando se encontraron a los pies del volcán comprendieron que la tarea se haría muy difícil, así que el único pensamiento que debía habitar su mente, era la forma en que se desharían de Naraku.
Comenzaron a rodear el lugar, con el fin de encontrar la entrada de la que les hablaba Kikyio en su diario, pero los temblores habían modificado completamente el lugar y nada concordaba con la descripción entregada por la sacerdotisa, así que Kagome decidió desertar de la idea de continuar buscando por este medio y presto total atención a sus instintos de miko y comenzó a buscar el acceso, lo que le resulto bastante efectivo, ya que solo tardo unos minutos en dar con el lugar, que se encontraba cubierto por una delgada capa de rocas que habían resbalado desde la cima de la montaña debido a los movimientos subterráneos, Inuyasha con un ataque controlado de su colmillo de acero, logro abrirse camino y comenzaron a ingresas en un oscuro túnel que no permitía ver nada en lo absoluto, así que Shippo fue quien se ofreció a encabezar el grupo encendiendo una luminosa llama azul en la palma de su mano izquierda, la que los ayudo a vislumbrar el camino, luego Miroku junto a Sango que llevaba en su regazo a una no menos asustada Kirara y tras ellos Kagome junto a Inuyasha, que lograba percibir perfectamente el temor que experimentaba la muchacha junto a él, por lo que no lo pensó dos veces y acerco suavemente su mano la de su mujer enlazándola y ejerciendo en ella una pequeña presión que logro calmar en algo la incertidumbre que se comenzaba a apoderar de los sentidos de la joven.
No llevaban la cuenta de los minutos que habían transcurrido recorriendo aquel oscuro pasadizo, el hanyou no soltaba en ningún momento la delgada mano de Kagome, que lo apretaba cada vez con mayor fuerza como intentando disipar su angustia con aquel acto, ella sabía perfectamente que lo que encontrarían en este lugar los llevaría sin duda arriesgar sus vidas, acaso no existía un modo mas fácil de vivir en este lugar, se pregunto, siempre desde que vino al Sengoku, había estado su vida en peligro, … suspiro mientras Inuyasha la observo de reojo, sabía bien que la muchacha estaba mas asustada de lo que nunca estuvo, pero el no permitiría que nada malo le sucediera si debía de dar su vida a cambio de que ella estuviera a salvo, con gusto lo haría, su elegante figura levemente iluminada por la luz que los guiaba, era una muestra fiel de la veracidad de sus pensamientos.
Ya se distinguía una tenue luz de color anaranjado, que les indicaba el final de aquel eterno túnel, se aproximaron con sigilo, pues no sabían bien con lo que se encontrarían y claro que la sorpresa para cada uno fue enorme, al encontrarse con miles de capullos, unos al lados de los otros, como un invernadero, esperando la luz que los ayudaría a nacer, vigilados con insistencia por unos enormes insectos que se veían atemorizantes, Kagome se llevo la mano a la boca intentando ahogar un grito de espanto que se quedo atrapado entre sus labios y sus dedos.
-Por Kami…- fue lo que musito con un horror que no sentía hacía mucho tiempo, sentía el hielo recorrerle el cuerpo, de que forma esperaba Kikyo que ella pudiera eliminar todo aquello?… por Kami no lo lograré se repetía en su mente.
-Tranquila, lo haremos – fue lo que le dijo el hanyou mientras ponía ambas manos sobre los hombros de la muchacha obligándola a volver de su letargo, ella lo miro algo extraviada y suavemente asintió como comprendiendo la fortaleza de las palabras que él le dirigía, mas allá de que Inuyasha tuviera razón, ella le agradecía su deseo de entregarle calma, pero lo cierto es que por mas que se esforzara la única forma de que la calma volviera a ella, sería terminando definitivamente con todo lo que tuviera que ver con Naraku.
Kagome asintió nuevamente ante las palabras del hanyou, esta vez con una certeza mayor, definitivamente no estaba aquí para paralizarse ante el macabro espectáculo que tenía en frente, ya no importaba quien o quienes eran los responsables de aquello, lo unico que ahora debía primar, era terminar con ello.
La muchacha adelanto el paso con el mismo sigilo con que habían avanzado hasta el final del túnel y observo con detención el lugar, debía buscar la perla, tal como se lo había dicho Kikyo esa era su única carta de triunfo, sabía bien que esta al unirse con los otros os fragmentos restantes sería la que acabaría con toda esta podredumbre.
-Ahí esta – dijo indicando un lugar al centro de los demás capullos, era uno de un tamaño mayor, que su capacidad de ver los fragmentos le indicaba – Inuyasha dame el fragmento – le solicito sin mirarlo extendió su mano sin perder de vista el lugar que acababa de descubrir.
-Si …- respondió este con algo de curiosidad, él jamás le dijo a Kagome que llevaba un fragmento con él, pero no debía de extrañarle que ella lo supiera, era el fragmento que Kikyo guardaba junto al diario, él cuando dejo a la sacerdotisa cerca de la aldea de Kaede, antes de su muerte, fue en busca de este para guardarlo en un lugar mas seguro, al morir Naraku años atrás pensaron que el resto de la perla se había desintegrado junto con él, pero ahora sabía bien que no era así.
La muchacha arrojo una de sus flechas, que hizo extensa una fulgurante luz de color rosa intenso, la que vino a formar una especie de cúpula les permitía el paso a los enormes insectos que resguardaban la prole de aquel repugnante ser que les había hecho la vida imposible, ayudado por un sin fin de artes oscuras, jugando con deleite, con los sentimientos.
Una vez que logro su cometido se adelanto sin previó aviso saltando fuera del túnel que estaba a varios centímetros del piso dirigiéndose hacía el lugar que les había indicado anteriormente.
-Espera!...- fue la reacción inmediata y furiosa de un hanyou que estaba siendo dejado atrás, no es que la muchacha estuviera actuando apresuradamente, era solo que sabía que el tiempo con el que contaban no era mucho el campo de energía que había logrado formar, resistiría lo suficiente como para llegar al sitio en el que se encontraba la perla.
Kagome se volteo a mirarlo como instándolo a que se apresurara y este algo molesto comprendió, le indico que subiera a su espalda y la muchacha acepto sin mucho rodeo, de este modo seguidos por el resto de la compañía se acercaron al lugar en el que se alzaba un gran capullo de color grisáceo que permitía ver en su interior un cuerpo humano, envuelto en posición fetal, su espalda tenía una extraña figura que no se lograba distinguir plenamente y en una de sus manos que se encontraban cruzadas sobre su pecho, la perla se Shikkon.
La muchacha se acerco lo mas posible a la masa que tenía en frente y se dispuso a introducir su mano en ella, la consistencia era muy viscosa, no pudo evitar hacer un gesto que demostraba lo poco agradable que se sentía aquella textura, tuvo que empujar con mayor energía para meter el brazo poco mas arriba del codo y de este modo alcanzar la mano que sostenía la perla… y lo logro, palpo el contorno de los dedos que sostenían la preciada joya y se dispuso a tomarla, cuando de pronto fue firmemente sostenida por la muñeca, sus ojos se abrieron en forma desorbitada, sintió el hielo correr por su espalda.
-Inuyasha! – fue lo único que logro decir antes de sumergirse en la viscosa masa, atraía por aquel ser en su interior.
-Kagome! – grito él por su parte, intentando meter su mano dentro para sostener a la muchacha y arrebatarla de su apresador, pero no lo logro la consistencia viscosa del capullo se torno en cuestión de segundos en una dura esfera cuyo interior se volvió líquidointento golpearla con su puño fuertemente cerrado, pero tampoco fue de utilidad, todo esto sucedía ante la mirada atónita de Shippo, Sango y Miroku.
Inuyasha comprendiendo el riesgo que corría decidió arrojar unos de sus ataques con colmillo de acero, para liberar de este modo a la joven que ya casi perdía por completo el color envuelta en aquel líquido… Bakuriuja!... exclamo con desesperación, se había prometido que no permitiría que nada malo le sucediera a Kagome, menos ahora.
La esfera recibió el ataque en pleno, formándose una fisura en un costado, la que se fue acrecentando debido a la presión del liquido dentro de ella y de pronto estallo, liberando a la muchacha y al hombre junto a ella, Kagome se quedo arrodillada tosiendo para expulsar el liquido que había tragado mientras Inuyasha de acercaba revisándola para ver si no tenía alguna lesión producto del ataque, luego al levantar la vista se halló con el hombre completamente desprovisto de vestimenta y sus rasgos eran exactos a los de Naraku!...
Continuara…
