Notas iniciales: Ustedes van a hacer que yo compre los pañuelos ¡Son tan lindooooos!

Y como son tan bellos, hermosos y adorables, les aviso desde ya. Este es el antepenúltimo capítulo. Desde ya les agradezco enormemente por el gran apoyo que todos me han brindado, es más de lo que esperaba.

Bonny: ¿Qué hizo Helga? Nada, absolutamente nada, ni bueno ni malo, ni frío ni caliente ¿O no? :) ¿Qué pasará con Arnold y Helga? Bueno, además de este quedan dos capítulos más para que te enteres. Buen provecho con el chocolate, abrígate bien.

Shinji Langley: Aquí está la actualización, y ya no publico hasta el siguiente año XP (Es broma) espero que este capítulo te deje con más ganas que el anterior. Los abuelos de Arnold están a punto de cumplir su cometido, luego... todo será como debe ser.

Natty: Jugo de naranja con mucho hielo (¡Qué delicia!) Yo creo que Arnold se cayó del cielo... para cuidar de Helga. ¡Je! Y creo firmemente en que cada uno de nosotros tiene que ser Arnold, me explico mejor, no esperar el milagro sino provocarlo. Es increíble como unas palabras, dichas en el momento preciso, pueden cambiar la vida de una persona.

Number6: Chocolate, otra delicia (Niño chocolate ;_; ¡Me olvidé de él!) Brainy, Brainy... considerando la actitud de Helga entonces él no vería en ella a la misma chica que le gusta, (Situación parecida a la de Phoebe, ambos no aparecen en esta realidad) Y todos tenemos nuestro reino de problemas, y nos encanta tanto el trono (¬¬ eso fue sarcasmo, por si acaso) cuando muy bien, si nos los proponemos, podemos deshacernos de todo lo que nos cae mal. Y sobre la rubia la verás en este, el siguiente y el próximo capítulo, que es el final de esta historia.

Arlet: Bueno, sí, esa es la idea de esta realidad de Helga, tendencias suicidas, pero es porque ella no tiene una buena perspectiva de su situación... detalles que aclararé, por supuesto, no ahora, sino en el penúltimo capítulo, que es el siguiente. Y lo siento mucho, pero nones, en esta realidad nada de Gerald y Phoebe, sería algo incoherente. Phoebe está encerrada en su mundo de estudios, no ha desarrollado su personalidad sociable, es terriblemente introvertida mientras que Gerald es un egoísta que sólo piensa que sus problemas son lo único que importan en este mundo. Y el fict debe acabar (espero no decepcionarte con el final) porque la idea se basa en algo en especial, lo que hasta ahora han leído son detalles y más detalles (no les puedo brindar una trama tan vacía) y si me voy por otros lados (y soy número uno para eso) entonces la historia perderá sentido. ¿Arnold rescatar a su amor? Este... como que iré a contratar guardias de seguridad, por si acaso no te gusta el final (que conste, que con esto no digo nada en especial)

Arinayed: ¿Qué hubiera pasado si...? es una grandiosa forma de comenzar ficts de universos alternos o tramas interesantes como las que planteo, en 'Hey, Arnold' todo lo que escribo lo planteo en el futuro, mi mente es muy, muy romántica pero al mismo tiempo mis ideas no son nada apropiadas para unos nenes adorables de 9 años. Yo no soy malvada (Hikari analiza el fict y rectifica) sólo un poquito, es que creo que los seres humanos tenemos la terrible manía de no valorar lo que tenemos hasta que lo perdemos... o estamos a punto de perderlos. ¿En qué punto se encontrará Arnold? Pronto lo sabrás.

Arabella–G–Potter–Black: Eres del fandom de Harry Potter, sin duda alguna (¡Harry Potter! ¡Harry y Hermione! ¡Je! Es mi tarjeta de identificación en ese mundo mágico) Me alegra verte por este fandom maravilloso de 'Hey, Arnold' es un buen sitio, no te pierdas.

Hikaru–Anna–Asakura: Deduzco que eres fan de Shaman King n.n Si eres como Helga entonces espero que también seas como ella, capaz de sacrificar su propia felicidad por la de su ser amado. Helga no es ruda, en el fondo es más dulce que Lila, pero no lo muestra por temor al dolor (es mi perspectiva) Helga teme demostrar sus sentimientos por miedo a no ser correspondida y sufrir terriblemente.

No es justo no acompañar a una gran bebida sin un bocadito para picar (A este paso van a subir de peso conmigo XP) y por favor, sepan disculparme si me demoro en publicar (trabajo y más trabajo) pero les aseguro que no me olvido de esta historia, mucho menos de ustedes. Disculparán el breve capítulo, les envío besos y abrazos.


Capítulo 07: ¿Indiferencia?


Arnold se detuvo en una esquina, por un lado para recuperar el aliento y por otro para intentar concentrarse en algún lugar específico en donde estaría Helga.

El rubio se arrimó al poste sintiéndose en enorme desventaja. No conoce a Helga, no a esa rubia que denota apatía por su entorno. Si fuera la rubia impulsiva, intensa, apasionada, sería más fácil leer sus emociones y descubrir en dónde se halla en estos instantes. Helga es un libro abierto para Arnold, un libro que aprendió a leer. Pero ahora... el libro estaba sellado.

De todas las situaciones que Arnold vio en esta realidad, la que menos le agrada es la de Helga: Una vida sin amor, ni una pizca de calidez, una existencia de días rutinarios y vacíos, de discusiones sin sentidos, de preguntas sin respuestas.

Arnold está seguro que Bob ama a sus hijas, pero no sabe demostrar ese cariño, no de una forma adecuada en especial a Helga. Lo que el hombre Pataki no sabe es mantener la balanza para que la armonía reine en su hogar. Todo el amor y las acciones de orgullo para Olga, mientras que en Helga están las palabras de espero más de ti porque eres una Pataki.

El rubio se aferró más a la chamarra, corría un helado viento por toda la ciudad y muchas personas estaban en sus hogares, seguramente al abrigo de una cálida chimenea. Eso explicaría las avenidas casi vacías y las tiendas con pocos visitantes.

Arnold cerró los ojos y se esforzó en pensar en algún sitio a donde Helga haya buscado refugio (¿Se cansó del encierro de la clínica?) Aún le costaba imaginar que ella había atentado contra su propia vida. ¿Acaso habrán sido los mismos motivos por el cual ella, en la realidad que Arnold conocía, le gritó aquella vez a sus padres, cuando ella explotó y dijo un montón de cosas hirientes, buscando hacerle sentir a su familia una pizca del dolor que ella experimentaba.

En aquella ocasión a Bob Pataki se le escapó las fatales palabras de que Helga era el producto de un descuido, que no esperaban tener a otro miembro en la familia y de haber sido así esperarían a un varón.

Esa noche, justo en pleno griterío de parte de la rubia, el celular de ella sonó. Era Arnold, su novio de ya dos años, quien con tan sólo el '¿Hola?' de Helga supo que ella simplemente no estaba bien. Arnold apenas dijo 'Voy para allá' y cortó la comunicación. Helga subió a su habitación dejando a su familia en la sala y se encerró en la misma, esperando a que Arnold llegara por ella.

Minutos después Arnold tocaba la ventana de su habitación. Helga le contó con lujo de detalles todo lo acontecido. 'Vayamos' Arnold le había dicho a Helga tomándola de la mano, ante la pregunta de la rubia de a dónde iban, Arnold le respondió que se iban de campamento nocturno.

El secuestro que el rubio hizo en esos instantes le fue de sumo provecho a su novia. Alejada de su familia tuvo mente para pensar y arrepentirse de cada palabra gritada, de cada objeto destrozado. La noche había terminado de una forma mágica y el amanecer los había descubiertos juntos. Y si no hubiese sido por la fatalidad ocurrida después, ambos estuviesen aun viviendo su romance.

Arnold conocía a esa Helga Pataki, y estaba seguro que, luego de una discusión entre ambos rubios, ella se encerraría en su habitación y no permitiría que nadie se le acerque. Luego Arnold la llamaría al celular, le pediría hablar, ella se negaría un par de veces para después acordar verse en un par de horas. Pondrían las cosas en claro y seguirían siendo pareja porque se aman.

Pero una Helga indiferente... ¿Qué piensa? ¿Qué siente?

El rubio no se creía el cuento de 'como si nada le importara' que le había dicho con anterioridad Bob Pataki. Helga es un ser humano, siente y sufre. No existe nadie en el mundo que sea indestructible emocionalmente. Lo que sucede con todos es que no han logrado descifrar qué es lo que quiere Helga, y no han descubierto la pauta para permitirle que ella se exprese.

Arnold abrió los ojos haciendo un resumen de todo lo que su mente le había dicho en esos instantes.

Helga necesitaba un refugio... a su mente vino la imagen de un lago, la rubia mirando a la luna, como si el satélite nocturno le daría respuestas...

Y antes, cuando nadie la escuchaba, ella se escapaba al lago que estaba cerca del parque... '¿Qué haces? Helga, ¿No es muy tarde para que estés por aquí?'

Y muchas noches Arnold la había sorprendido en el mismo lago... 'Lo que haga no es de tu incumbencia, Cabeza de Balón, sé cuidarme sola. Y no sé qué tanto reclamas, tú también deberías estar metido en tu cama'

Estaba a unas seis cuadras del parque, luego debería ir hacia la derecha y bajar la pequeña loma se encontraría con la inmensidad del lago. Arnold comenzó su caminata hasta el parque.

Cuando Arnold comenzó a bajar la loma, su corazón le dio un terrible vuelco. Nunca antes se alegró de no estar equivocado.

Helga estaba sentada en el borde del lago, abrazando sus rodillas (seguramente para protegerse del frío) y mirando fijamente las pocas estrellas en el cielo. La luna no asomaba por ningún lado.

El ruido de sus pisadas en el pasto alertó a la rubia, quien giró bruscamente la cabeza pero no sobresaltó ni un instante, y al ver a ese muchacho ella volvió su atención al cielo, como si tuviesen una conversación telepática.

– Hel.. – Arnold se aclaró la garganta antes de seguir hablando y sentarse a su lado – Helga...

– ¿Te enviaron de la clínica? – preguntó ella sin quitar su mirada de donde la tenía puesta. Arnold negó al instante creyendo que si decía que sí ella huiría del sitio, además, no le estaba mintiendo. – Ni se te ocurra avisarles que me has visto.

– ¿O sino qué? – preguntó Arnold intrigado – Creo que deberías estar descansando, hace demasiado frío acá afuera.

Helga posó sus ojos apagados en el joven, extrañada notablemente por mantener una plática con él.

– No conoces lo que realmente es frialdad – replicó ella, luego lentamente aspiró una gran cantidad de aire y la botó con brusquedad – ¿Sabes? Hay bastante sitio en el parque... Incluso al otro lado del lago.

Arnold cerró los ojos brevemente, tratando de que no le afectara las palabras de la joven.

– Pero quiero estar aquí.

Ella volvió sus ojos al cielo, empezaban a notarse algunas estrellas más que instantes anteriores.

– Es obvio que tú no me conoces – objetó la rubia – De lo contrario ya estarías encerrado en tu casa.

– ¿Y por qué iría a encerrarme por sólo verte? ¿Acaso vas a golpearme o qué? Soy un hombre de 23 años y poseo más fuerza que la tuya, no tengo por qué temerte.

Ella no contestó. Por breves instantes Arnold se sintió tentado a envolverla entre sus brazos, en especial cuando el viento jugueteó con su corta melena rubia (sin duda alguna la prefería con el cabello largo, se la veía más llena de vida)

La notó tan indefensa, tan carente de afecto. No podía soportar la idea de Helga decaída. Ella no era de las que se daban por vencido con facilidad. Y en esos instantes Arnold le dio mayor atención a las vendas de sus brazos y notó que estaban apretadas firmemente alrededor de las muñecas.

– ¿Por qué lo hiciste? – preguntó finalmente Arnold sin quitar su mirada de donde seguro estaban los cortes que Helga se hizo con anterioridad.

Helga se percató de lo que Arnold estaba mirando, apretó más los puños y, reprimiendo lo que parecía un sollozo, le habló tratando de sonar lo más indiferente posible:

– Para ver si finalmente Bob Pataki veía en mí alguna de sus metas cumplidas – la ironía se enlazaba perfectamente con cada sílaba pronunciada, clavando dagas en el corazón de Arnold – Él no me quería ¿Sabes? Nunca me quiso. Fui producto de un fatal descuido.

– ¡Pero eso no es motivo...

– Y por primera vez en la vida estuve de acuerdo con él – le cortó Helga ante lo que obviamente iba a ser un regaño – Él no quería que yo hubiera nacido y yo tampoco tenía motivos para existir.

– Helga, estás diciendo estupideces – La rubia por primera vez mostró odio profundo en su mirada – Y te digo que hablas estupideces, no que eres una estúpida, aunque te comportaste como tal.

– ¿Quién demonios te crees para venir a hablarme de esa forma?

Otra vez el mismo discurso. Y esta vez Arnold no se lo iba a tragar, no cuando quien se lo decía era su rubia.

– ¡Soy Arnold! ¡El hombre que te ama!

La palabras hicieron eco por todo el lago, se perdieron en el espacio físico, pero resonaban sin cesar en la mente de Helga, procesando cada una de ellas, sintiéndose, literalmente hablando, golpeadas por cada sílaba.

Ante sus palabras la rubia atinó a esquivarle la mirada.

Continuará...