Capitulo 3

Ron sentía fluir la sangre por sus brazos sin llegar a sus puños cerrados pero palpitando en sus sienes, estaba enfadado, muy enfadado, quizás en el fondo de su enfado albergaba cierta tristeza, una angustia amarga que se arrastraba intentando hacerse notar entre la rabia del muchacho.

La razón por la que estaba así no podía dársela, quizás había sentido al hablar con Hermione que era cierto que era un romántico, en el sentido patético de la palabra.

Cruzó el sendero hasta el castillo tan encolerizado que no escuchó a la bruja llamarle a sus espaldas. Tenía que encontrar a la rubia, donde quiera que estuviese y besarla, besarla y quitarse aquel lastre de novato, que le pesaba a cada centímetro de su cuerpo.

Cruzó los pasillos y atravesó a Nick casi decapitado sin tan siquiera mirarlo, y sin importarle el intenso frío que le heló los huesos las décimas de segundo que traspasó al espectro. En su camino se encontró con varios alumnos conocidos, amigos y sus compañeros de equipo, los saludó hoscamente y siguió cavilando, ¿Dónde podía encontrarse aquella chica? Entonces cayó en la cuenta de que aquel día los Hufflepufs tenían entrenamiento, y corrió hacia el campo de quiditch.

Harry se había encontrado con Ernie Mcmillian al ir a la biblioteca a buscar a sus dos amigos. Ernie no le caía demasiado bien, era un poco pedante, pero se podía soportar, el muchacho le estaba contando a Harry algo sobre conjuros de artes oscuras, pero, ciertamente, Harry no lo escuchaba. Entonces, a lo lejos, vio al pelirrojo mago cruzar una escalera frente al cuadro de Sir Cadogan.

-¡Ron, eh, Ron!- Harry llamaba a su amigo, pero este no parecía escucharle, bajaba los peldaños a prisa y se perdía hasta el vestíbulo, Harry corrió tras él. -¡Lo siento Ernie, luego seguimos hablando!- Le dijo a Mcmillian, el que se había quedado con la varita alzada en el aire dispuesto hacerle alguna interpretación a Harry del conjuro, aunque al mago no le importara en absoluto.

Harry corría escaleras abajo, saltó una barandilla y consiguió alcanzar a Ron, en su carrera Ginny, que estaba con Luna, lo divisó, y creyendo que pasaba algo grave ella y Luna también lo siguieron, a su vez Seamus, Dean, Lee y Neville, que estaban charlando sobre las pifias de los gemelos Weasley en cursos pasados, empezaron a exclamar "¡Hay movida!" y siguieron a Ginny y a Luna.

-¡Ey Ginny! ¿Qué pasa?- La preguntó Dean consiguiendo alcanzarla en la escalera mientras Neville intentaba en vano ir más rápido. Ginny miró hacia atrás y se sorprendió de que todo el grupo la siguiera, entonces paró en seco de manera que los demás muchachos pudieron reunirse en una piña.

-¿Se puede saber por que nos perseguís!

-No lo se, os vimos correr y pensábamos que había pasado algo- Dijo Neville con toda la inocencia del mundo, y los demás muchachos asintieron.

-Nosotras hemos visto a Harry correr y como siempre esta metido en líos le estamos siguiendo para ver que ha hecho esta vez.- Dijo Luna con una gran sonrisa, muy satisfecha de su elaborada respuesta.

-¿Y a que esperamos?- Todos en tropel bajaron corriendo las escaleras en busca de un Harry que se había perdido d la vista de los muchachos.

Entre tanto Harry ya había alcanzado a Ron en el vestíbulo, y no le costó nada darse cuenta de que a su amigo le había pasado algo.

-¡Ron, eh… Ron!- Exclamó cogiendo aire apenas a un metro del pelirrojo.

-Hola- dijo secamente sin parar de caminar

-¿Qué es lo que pasa?

-¿Pasarme? No me pasa nada

-¿Dónde vas?

-Voy a buscar a la rubia de Ravenclaw

-¿Ahora? ¿Para qué?

-Para que se entere de que yo no soy ningún frígido, ni ningún romántico, y para que Hermione deje de adelantarme en todo.

-¿Cómo?- Harry sostuvo a su amigo del hombro intentando que este frenara. –Ron, vamos a ver, tranquilízate y cuéntame que te ha pasado.

-Harry, no tengo tiempo ahora, luego hablamos- Ron examinó el semblante de su mejor amigo, y se dio cuenta de que no le quedaba más remedio que contárselo en ese mismo instante. –Vale, lo que ha pasado es que le pedí a Hermione que me enseñara… a… ya sabes, como hay confianza y no sentimos nada él uno por el otro, pues… tan amigos.

-Claro, claro…- dijo con escepticismo -¿…y?

-Pues que entonces se puso a alardear de su experiencia gracias a Vicky, y a restregarme por las narices que soy un pardillo, y… bueno, estoy buscando a esa rubia para acabar lo que empezamos.

-¿Qué Hermione te restregó que…? –Inquirió Harry con poca convicción- Me extraña que Hermione…

-¿Te vas a poner de su parte?- dijo Ron enfurecido –Porque si es así hazlo luego, ahora no puedo perder el tiempo. –Ron retomó el sendero empinado hacia el campo de quiditch donde ya se veían volar a los jugadores de Huflepuff.

-No Ron, no es eso, solo creo que deberías de pensar esto en frío. –Ron se deshizo del agarre de su amigo, y, encolerizado ignoró los consejos de este que se quedó pasmado en medio del sendero.

Entre unas cosas y otras Hermione seguía plantada detrás del invernadero número cuatro, con la cabeza apoyada entre sus manos y la falda manchada de barro.

Se sentía muy mal por haber mentido a Ron, pero realmente se sentía demasiado mal por aquello, tanto que pensó si es que podía haber alguna otra razón intrínseca que fuera la responsable de aquella punzaba de angustia que la atravesaba el pecho, aunque no se dio respuesta.

No obstante, con la falda manchada y el pelo que había pasado de unos ondulados bucles a un destartalamiento general, se dirigió en búsqueda de Ron, supuestamente su honradez la llevaban a buscarle para contarle la verdad, que ella era tan novata como él, sus pasos deshicieron el camino, sus zapatos aplastaron el césped, movidos básicamente por otro sentimiento, lejos de sus principio de honestidad, y cercano a la angustia asentada en su interior.

Las jóvenes Ravenclaw de quinto curso estaban sentadas en la grada comiendo helado tranquilamente, parecían aburridas y asqueadas, decididamente los hufflepuff no eran ni buenos jugadores ni unos monumentos, Ron subió a la grada y los rostros de las chicas cambiaron al momento, mostrando una alegría renovada, que manifestaron en saludos, grititos y risas tontas.

-¿Dónde esta vuestra amiga?- Preguntó Ron al grupillo en general.

-¿Quién, Sonia?

-La rubia, no se como se llama- Las chicas se miraron entre ellas con gesto reprobatorio.

-Ya que te has enrollado con ella y has metido mano todo lo que has podido, podrías al menos recordar su nombre. –Ron pestañeó e intentó asimilar lo que acababa de escuchar.

-¿Cómo?

-Pues eso- dijo otra de las muchachas, una chica muy morena de tez oscura y ojos aceitunados –que aunque a Sonia no le vayan las relaciones serias, ya que llegasteis a lo que llegasteis la otra noche, por lo menos su nombre lo podías recordar, ¡No es mucho pedir!

-Todos los hombre son iguales- Masculló otra de las chicas.

-¿Pero que estáis diciendo? ¿Qué llegamos a que? ¿A dónde? ¿Cuándo, como?

-No te hagas el tonto, aunque seas monísimo, eso no te excusa.

-En serio, no tengo ni idea de que me estáis diciendo, yo ni siquiera la toque, fue ella la que…

-¡Vaya por Dios!- exclamó la morena -¡Lo que faltaba! Resulta ser el típico tío del "Ella empezó…" Que pena Weasley…- Ron se sulfuraba cada vez, ahora resulta que sin haberla rozado ella iba por ahí diciendo que hicieron quien sabe que. Aquello acrecentó su deseo de encontrar a la chica, de la que ya sabía el nombre, y darle lo que según ella ya le había dado.

-Mirad, me da igual lo que me digáis, no hicimos nada, pero hacer el favor de decirme donde esta.

-Esta en el gran comedor, los elfos de las cocinas han hecho helado para todos por orden de Dumbledore, y ha ido a coger unas tarrinas –La mente de Ron voló por unos momentos a la imagen de un delicioso y enorme helado lleno de nata y nueces, pero pronto volvió en sí y se puso en marcha hacia el castillo de nuevo.

En el interior del castillo hacia más de veinte minutos que Hermione había llegado, y se encontró con Ginny y compañía.

- ¿Habéis visto a Ron?- Preguntó Hermione

-¿Sabes donde esta mi hermano?- Inquirió Ginny simultáneamente, ambas fruncieron el ceño.

-No lo se, por eso te lo preguntaba- Volvieron a contestar al unísono, entonces del vestíbulo subía Ron seguido por Harry que intentaba disuadirlo de que no besara a la rubia en lo que podía ser en contra de su voluntad.

En ese momento Hermione, Ginny, Luna y los demás siguieron a la pareja y al enzarzado Ron. Llegaron al gran comedor, llamando la atención de más alumnos y uniéndose a la cantidad de magos y brujas que iban al gran salón a por helados.

Sonia regresaba de la mesa de Ravenclaw con tarrinas y copas heladas flotando a su alrededor gracias a un eficaz hechizo de portabilidad, cuando Ron la alcanzó, ante la aterrada mirada de su mejor amigo.

-¡Ron, no seas idiota, no hagas nada, tengo algo que decirte…!- chilló Hermione, pero Ron la ignoró, se acercó a la rubia y se dispuso a plantarla un beso en los morros, uno de esos besos que, de haberlo dado, la hubiera dejado de piedra, pero lo que sucedió fue muy diferente, en lugar de fundirse y arrebatarla la respiración, lo que Ron recibió fue primero un dolor agudo y palpitante en la mejilla, y después un frío helado y pringoso caer desde su frente hasta la nariz.

Hermione había pegado un grito ahogado, Harry estaba demasiado atónito para poder reaccionar, Neville tenía la misma cara que se le hubiera quedado si le hubieran abofeteado a él, y los demás muchachos se recogían la mandíbula inferior. En el caso de Ron… sus neuronas no encontraban una conexión en el interior de su cerebro que le permitiera al mago elaborar respuesta a lo ocurrido.

La rubia, muy altanera, siguió caminando como si nada hubiera ocurrido.

El silencio recorrió el gran salón incluida la mesa de los profesores donde se encontraban el director, la subdirectora, Hagrid, y un, entre asombrado y desdeñosamente divertido, Snape.

Se suele decir que después de la tempestad siempre llega la calma, pero en este caso fue al revés, pues el silencio se quebró de murmullos y de una carcajada general. Draco Malfoy no tardó en hacerse notar a través de sus burlas, acompañadas por los comentarios ácidos de su pareja: Pansy Parkinson.

-Vaya, vaya Weasley, tendrás que ir a casita para que tu mamá te limpie el helado de la cara, aunque tratándose de tu familia, lo más probable es que lo guarden para el postre ¿No? –Dijo Pansy Parkinson, haciendo un alarde del ingenio que su maldad la daba.

-¡Cállate pedazo de zo…!- Hermione calló a Dean y se dirigió con la varita alzada a la slytherin con cara de caballo.

-Pobre Weasley, supongo que haber pasado tanta hambre en tu infancia te ha dejado trastornado, ¿De verdad piensas que haya tía en el mundo que quiera besarte, zanahoria?

La imagen de Ron desde luego era tan patética que era casi más dolorosa que todos los comentarios que los slytherin pudieran hacerle, no se había movido ni un ápice, el helado seguía derritiéndose en su cara, y ni siquiera su hermana lograba hacerle reaccionar, solamente Harry que lo agarró del brazo fue capaz de hacer que despertara de su ensimismamiento. Entre tanto Hermione se acercaba amenazadoramente a Pansy, Dumbledore, el director, se había levantado de su silla decidiendo intervenir en el conflicto, tan contrariado como todo el conjunto de Griffindor que atestaba el gran salón.

-Srta. Granger- dijo con su voz profunda y autoritaria a una Hermione que parecía no escuchar nada en absoluto, y maquinar el hechizo más malvado en su extraordinaria mente. –Srta Granger- continuaba el Director –le ordenó que baje su varita inmediatamente.

Todo el comedor fijaba sus ojos en Hermione, incluido un expectante Ron, Pansy sonreía con suficiencia a la bruja, segura por completo de que esta no se atrevería a atacarla desobedeciendo en sus mismísimas narices al director, no obstante, cometió un grave error.

Hermione alzó su varita con furia y apunto al pecho de Pansy exclamando un hechizo que estremeció a la profesora de transformaciones antes de que el conjuro fuera pronunciado, pues el movimiento de varita fue reconocido de inmediato por Mcgonagall.

-¡Transformatîo a fortioris!- Exclamó la muchacha haciendo que a su alrededor una brisa helada la revolviera el cabello, una rayo luminoso se estrelló contra Parkinson que grito horrorizada, y desapareció. En ese momento Filch el conserje y su gata interrumpieron en el gran salón.

-Disculpe Director…- dijo este alcanzando a Dumbledore –pero ya sabe que no me gustan las reuniones sociales, y he tardado más porque creí más importante dar un repaso a los baños de…- él idiota de Filch se dio cuenta de lo poco que le importaba al Director los baños o su escaso decline a las congregaciones de profesores y alumnos. De repente un ruidito agudo y chirriante se escuchó de entre los Slytherin, estos se separaron mirando a su pies, y todos pudieron comprobar que donde estaba Pansy anteriormente se encontraba una rata enorme y grisácea, horrorizada y gritona.

La Sra Norris levantó la cola, y sus ojos demoníacos se clavaron en el roedor.

-¡Filch!- Exclamó Dumbledore ante el inminente peligro -¡Coge a tu gata inmediatamente!

-¡Es una rata señor! ¡Lo mejor es exterminarla al momento!

-¡Es una alumna de el colegio!

-¡Por las barbas de Merlín, coga ya a ese animal y lleveselo de aquí!- Arremetió Macgonagall. La vieja Sra Norris dispuesta a dar caza al roedor fue atrapada por su dueño no si antes una pequeña persecución.

Muy enfadado, tanto que todos los alumnos empezaron a salir del gran comedor atemorizados solo por su gesto, Dumbledore se acercó a una Hermione que parecía a punto de llorar, consciente de la gravedad de su infracción. A ella también se acercó Ron limpiándose el helado de la cara, y a ambos se unió Harry para hacer todo lo posible por ayudar a sus amigos.

De nada sirvieron los pretextos de cada uno, Ron y Hermione acabaron indefinidamente quitando malas hierbas y haciendo todas las tareas de mantenimiento del castillo y sus alrededores, Dumbledore le retiró la varita a la angustiada Hermione, y en su lugar le fue proporcionada una varita genérica especial para castigados, a penas potente y muy endeble, con la cual las notas de Hermione en transformaciones bajarían estrepitosamente.

Por su parte Ron no podía ni hablar, él y Hermione empezaban su castigo aquella noche, pero ninguno dirigió la palabra al otro hasta pasadas las nueve, cuando después de las campanadas que anunciaban que los muchachos habían de recogerse, ellos debían salir a hacer la tarea que les encomendara Filch.

Pansy Parkinson, por supuesto, fue convertida a su forma original, aunque le costó tiempo deshacerse de los bigotes, Harry pensó que la profesora Mcgonagall lo había hecho adrede.

Aquella noche tras el redoble de las campanas del colegio, Ron y Hermione salieron alicaídos, especialmente la bruja, a cumplir con las tareas que les encomendaran, Ginny intentó vanamente animar a Hermione, solo Harry consiguió arrancarla una media sonrisa cuando les dio ánimos antes de salir, no sin antes recomendarle a Ron que le agradeciera su arriesgado gesto a la bruja.

Ron, de camino a la conserjería de Filch, miraba a Hermione tristemente, sabiendo que merecía gratitud, pero sin saber como expresarla, quería decirla muchas cosas, pero en todo momento le parecía que una sola palabra la haría echarse a llorar, y no sabía que podía decirla que no la recordara que la habían quitado su varita por un tiempo indefinido, y que Dumbledore la había mirado con una severidad inaudita. Era imposible que cualquier palabra que la dirigiera no avivara la llama de lo sucedido, desde luego, conociendo a Hermione, debía de estarse recriminado así misma, pues era muy exigente con su persona, tanto que se dañaba cada vez que no alcanzaba sus expectativas, y desde luego que lo ocurrido había hecho que todas ellas se desmoronaran.

Mientras ambos sacaban brillo a los trofeos de el colegio, o arrancaban malas hierbas, o limpiaban los reteteres, Ron le lanzaba miradas a la bruja, miradas tristes, e intentaba facilitarla el trabajo, a veces Hermione se quedaba más de diez minutos sacando brillo a una asa de algún trofeo, sin darse cuenta de que había hecho lo mismo tres veces, desde luego, la decepción de la bruja no cabía en sí, y era tremendamente necesario que alguien la cediera su hombro para llorar.

-Hermione…- dijo el pelirrojo sin obtener respuesta de la chica –Hermione- repitió con insistencia, golpeando esta vez suavemente el hombro de la chica. -¿Estas bien?- Hermione le dirigió una mirada totalmente ausente de vitalidad.

-Si…- Pasaron media hora más sin decirse nada, y entonces Ron volvió a romper el silencio.

-Hermione, tu… cuando… antes… em… ¿Me querías decir algo?- Hermione le miró con las pupilas temblorosas y un brillo acentuado en su iris. Asintió con la cabeza. -…Y… esto… ¿Me lo puede decir ahora?- La bruja, que tenía un nudo en la garganta negó con la cabeza. –Claro, bueno… comprendo…- Hermione volvió a su tarea, Ron, a punto de deshacerse en un millar de disculpas no dijo nada y se concentró también en la suya.

Cerca de las tres de madrugada al conserje le entró sueño y decidió mandar a sus respectivos dormitorios a los muchachos.

Al rostro de Hermione se le unió el sueño a su alicaído gesto, pero Ron tenía la certeza absoluta de que él no pegaría ojo en toda la noche. Ni siquiera había pensado en el daño que había hecho a su sensible estima lo sucedido aquel día, todo aquel conflicto lo había enfocado tan solo desde la perspectiva del daño que le había podido provocar a Hermione.

Al pasar el cuadro de la dama gorda en el umbral de la escalera los muchachos se miraron a los ojos, Ron intentó disculparse pero no pudiendo solo la dio las buenas noches, ella, con los ojos muy brillantes, se dio la vuelta y le despidió, y ambos arrastraron los pies hasta sus respectivos cuartos.

………

…………

………

Asomaba a sus ojos una lágrima

y a mi labio una frase de perdón,

habló el orgullo y se enjugó su llanto,

y la frase en mis labios expiró.

Yo voy por un camino; ella, por otro;

pero al pensar en nuestro mutuo amor,

yo digo aún: "¿Por qué callé aquel día?"

y ella dirá: "¿Por qué no lloré yo?"

………

…………

………

Harry y Ginny después que Ron y Hermione se perdieron escaleras arriba salieron de su escondite detrás de las butacas de orejeras.

-¡Esto es indignante!- exclamó Ginny, enfadada.

-Son los dos muy testarudos.

-¡Seis horas de castigo…! ¿Y siguen enfadados?

-Eso parece…- murmuró Harry, alicaído -...me muero de sueño…- dijo dejándose caer en su butaca, acto seguido el taciturno Crockshans se subió a sus rodillas. Harry empezó a divagar sobre las palabras de su mejor amiga… encontrar a una chica compatible con él, alguien que le entienda…

-¿Qué piensas?- inquirió la pelirroja, sentándose en la butaca de al lado.

-En algo que me dijo Hermione…- respondió el muchacho con sinceridad.

-¿Qué te dijo? ¿Alguno de sus sermones sensibleros?

-Algo así, si…- Harry suspiró –Dice que no le conviene a nadie estar solo, y que menos a mí- Ginny meditó.

-Y es cierto.

-Si, lo que pasa es que a mí no me gusta ninguna chica…- admitió sin miedo de hacer daño a Ginny, pues ella, según él tenía por cierto, ya no sentía nada hacia Harry. –Yo solo me entiendo con una.

-Con Hermione, ¿No?

-Claro… y solo ocasionalmente.

-Vaya, es una pena, porque Hermione tampoco te gusta- Harry asintió con total seguridad. –Sería maravilloso que una amiga de toda la vida, que te entiende a la perfección, pudiera ser además tu pareja, eso crees, ¿No?- Harry asintió, y Ginny suspiró, levantándose de un brinco de la butaca. –Creo, sinceramente, que te equivocas. Buenas noches- Harry miró a la bruja extrañado, y esta se fue a dormir.

Ron se desvestía en el dormitorio y se ponía el pijama, buscando su varita metió la mano en el bolsillo de su túnica y se encontró con un papel, lo sacó lentamente…

-La carta de Hermione…- susurró. Miró hacia ambos lados, corrió las cortinas de su cama de dosel, y bajo un tenue lumos empezó a leer:

"Querido Ron:

Aunque, como bien dices, de poco valgan mis recomendaciones de primera cita cuando ya la has tenido, yo coincido contigo en que no te vendrá mal lo que te vengo a decir, dada tu carencia de tacto…

REVIEWS

Sarah-keyko: ¡Hola wapa! Veo que eres fiel a ambas historias... permiteme preguntarte: ¿Cual te gusta más? Ya sabes que yo actualizo pronto, antes tardaba más, pero ahora es mi máxima, (Siempre que no se me acaben ni los RRs, ni la inspiración...) Bueno, espero que este cap tb t haya gustado. Bss.

Rosely: ¡Gracias por tu RR! Ya me contarás que te ha parecido este cap... ¡Muchos bss!

Gaby wesley: Hola Gaby :) Me alegra q te parezca un fic distinto, yo creo que Hermione en cierta forma se lo merece, ya verás porque, aunque Ron tb mva a pagar por sus arranques de insensibilidad. Muchos bss, gracias. :D

Manilacute: ¡Gracias! No te preocupes que yo actualizo pronto. Besos.

Jessi Weasley: Me ha encantado tu RR eso de "k tia mas prosti" jajaja, no lo sabes tu bien... y eso de "Ron es retrasado mental"? jajaja, seguro que es precisamente lo que pnsa Hermione, jajaja. Na, no te preocupes por lo de las actualizaciones, que no tardo. Besitosss.

Biank Radcliffe: ¡Hola wapisima! Encantada de leerte tb por aqui :) Tanto Herm como Ron son un poco tontos, jajaja, ya veremos lo que pasa... besos! pd: te haré a ti tb la misma prgunta quea Sarah Keiko ¿Cual historia t gusta mas, esta o la del huevo? Graciassss.

Mely Weasley: ¡Wolas! La verdad es que los dos han hecho el tonto en este cap, pero bno, ambos pagaran por sus chorradas, como ves sobre todo Ron. Saludos!