El Velo de la Muerte

3ª Parte: De acertijos y secretos

Habían pasado ya varios días desde que Hermione decidiera ayudar a Harry. Aunque al principio le había costado, al final había tomado aquello como una oportunidad en la que el fracaso no era una opción. Cada día después de comer, los 3 amigos acudían a la biblioteca. Era el momento perfecto pues entonces se encontraba completamente desierta, y pasarían varias horas antes de que alguien decidiera entrar para quedarse. Normalmente, poco después de empezar la hora de la comida, el lugar quedaba completamente vacío hasta al menos las primeras horas de la tarde. Eso les daba un margen bastante amplio para trabajar con tranquilidad. A veces entraba alguien en busca de algún libro, pero no tardaba mucho en marcharse. El problema era que no estaban avanzando nada. Ya habían revisado la mayoría de los libros que había allí sobre runas y los apuntes de Hermione por lo menos 3 veces sin encontrar ni tan si quiera una pequeña orientación.

¿Qué esperabas? – había dicho Hermione molesta cuando Ron volvió a quejarse por décima vez aquella tarde – Dumbledore ya dijo que magos más experimentados lo había intentado, no puedes esperar que yo lo resuelva en menos de una semana – se defendió.

Tranquila Hermione, sabemos que haces todo lo que puedes – dijo Harry tratando de apaciguar los ánimos – Lo que pasa es que llevamos muchos días trabajando sin parar y Ron esta un poco cansado.

El gesto severo de Hermione se ablando hasta dar paso a una expresión que reflejaba el cansancio que también sufría.

No sé, tal vez estemos buscando donde no es. Déjame ver los pergaminos – pidió.

¿Otra vez? Ya lo has visto por lo menos 1 millón de veces ¿qué esperas encontrar que no hayas visto ya? – pregunto Ron sintiendo como si volvieran al principio, aunque la verdad era que no se había movido de ese punto.

Harry ya no preguntaba, se limito hacer lo que pedía su amiga agradecido del empeño que ponía en aquello. Saco los pergaminos con mucho cuidado de que no hubiese llegado nadie sin que él se hubiera dado cuenta. Ron miro distraído el reloj y se echo hacia atrás en la silla a la espera de que Hermione dijera algo. Entonces se dio cuenta.

¡AAAA! ¡LAS 6! – grito histérico olvidando por completo donde se encontraba.

Sssssssssssss – trataron de silenciarlo sus amigos mientras miraban en todas las direcciones rogando porque la señora Pince.

Harry, hoy tenemos entrenamiento de Quidich – dijo el pelirrojo recogiendo sus cosas a toda prisa.

Harry palideció al instante y rápidamente comenzó a imitarlo.

¿Qué creéis que estáis haciendo? – les dijo Hermione frunciendo el ceño.

Tenemos…….. – empezó a protestar Ron.

Dejad eso y correr a coger las escobas o no llegareis a tiempo – lo interrumpió Hermione.

Los 2 chicos se miraron un instante antes de dejar caer las mochilas sobre la mesa y salir corriendo hacia la torre Gryffindor. La joven de cabello castaño los vio desaparecer con media sonrisa. Hacía tanto tiempo que no sonreía que cuando se dio cuenta se sorprendió a si misma. Guardo algunas cosas que habían quedado fuera de las mochilas de sus amigos antes de volver a concentrar su atención en los 3 pergaminos. Obseso las extrañas runas, algunas se parecían a las que había estudiando, pero no eran iguales y tampoco su significado era el mismo. Examino entonces el dibujo del arco con el velo. Si, era exacto al que había en el Ministerio, pero hay se acababa todo. Tal vez Ron tenía razón ¿qué esperaba encontrar? Ya habían mirado todos los libros en los que se hablaba sobre el velo de la muerte o en los que hacían regencia al arco de la muerte, como lo llamaban otros. Sin embargo hasta ahora no habían tenido mucha suerte, es más, en ninguno de esos libros se mencionaba ni de pasa el conjuro. Dejo los pergaminos sobre la mesa para ver si al observarlos en perspectiva se le ocurría algo. Al dejar caer los pergaminos estos habían quedado dispuestos de manera que el primero tapaba casi totalmente a los otros 2. Alargó el brazo para extenderlos de manera que pudiese mirarlos los 3 a la vez, pero antes de tocarlos se detuvo y clavo sus ojos en la esquina superior izquierda. Dos columnas unidas por un arco y un dragón entre ellas. La primera vez que lo vio tuvo la impresión de que las columnas con el arco eran una especie de puerta que conducía al conocimiento que había en los pergaminos, y el dragón guardaba aquella entrada. Decidió volver a consultar los libros de escudos y emblemas. Sin pararse a pensarlo, sus piernas la llevaron hasta un pasillo justo antes de la sección prohibida y se detuvo. Hacía días que la idea le rondaba la cabeza, sin embargo ya era bastante complicado que un profesor diese una autorización para consultar un libro concreto de aquella sección, así que era aun más improbable que le diesen permiso para curiosear libremente. Echo un vistazo a la biblioteca desierta. Al levantarse de la mesa había visto a la Señora Pince llevando el carrito repleto de libros hacia el otro extremo de la biblioteca, dejando la sección prohibida fuera de su campo de visión. Era ahora o nunca. Se giro para asegurarse de que seguía sola y rápidamente entro en la sección prohibida. No sabía de cuanto tiempo iba a disponer por lo que debía darse prisa. Recorrió los libros de los 3 estantes de la primera repisa llegando hasta el último sin que ningún titulo le sugiriera que aquel era el libro que necesitaba. Sin perder tiempo en lamentaciones, repitió la operación con los libros de la segunda estantería. El corazón le latía con fuerza amenazando con escaparse en cada latido, sentía como si una mano invisible le presionara con fuerza el pecho dificultando su respiración. Las piernas le temblaban y temía que en cualquier momento dejasen de sostenerla. Estaba llegando al final cuando un libro del tercer estante capto su atención. Se puso de puntillas y estiro el brazo al máximo para cogerlo. Sintió un escalofrío recorrerla cuando un recuerdo asomo por su mente, pero lo aparto al instante. Era un libro voluminoso de tapas negras, con un escudo dorado grabado en el lomo y la portada. Formando parte del escudo junto a 5 figuras más, un fénix, un halcón, un unicornio, un caballito de mar y un lobo, se encontraba el mismo dragón de los pergaminos. Echo una mirada rápida por encima del hombro para asegurarse de que aun tenía tiempo y comenzó a ojearlo. El libro estaba escrito con runas, aunque aquellas las había estudiado en clase. Paso las hojas sin detenerse hasta llegar a una en la que aparecía el escudo a mayor tamaño que en la portada. Trato de poner el índice sobre el escudo para guiarse mientras lo examinaba, y en cuanto rozo la superficie tuvo la sensación de estar tocando un líquido muy frió. Atónita vio como en la superficie de la página aparecían unas ondas iguales a las que surgen en un lago cuando se arroja una piedra. El dibujo del escudo desapareció y en su lugar y en su lugar apareció un breve texto.

"Algunas normas han sido creadas para romperlas.

Como premio algo de ayuda vamos a prestarte.

Encuentra a la dama de blando, ella es la llave del conocimiento que buscas"

En cuanto acabo de leerlo, el mensaje se esfumo. Intento hacerlo aparecer de nuevo, pero para su sorpresa y desconcierto la página había vuelto a ser papel sólido. Se repitió mentalmente el mensaje para asegurarse de que no lo olvidaba mientras buscaba en sus bolsillos algo para apuntarlo. De repente escucho el chirrido de las ruedas del carrito de la biblioteca muy cerca. ¡Aun seguía en la sección prohibida! Dejo el libro en su sitio y se apresuro a salir de allí. Al llegar al principio del pasillo pudo ver que la Señora Pince estaba a unos pocos pasillos de ella, no iba a poder salir por allí. Volvió a ser presa de los nervios y el pánico, si no salía pronto de la sección prohibida iban a descubrirla y no quería ni pensar en las consecuencias. Comenzó a mirar en todas direcciones buscando una vía de escapa y al levantar la vista la encontró. Las estanterías eran bastante altas pero no llegaban al techo, podía pasar sin problemas por el hueco que quedaba. Con mucho sigilo escalo la estantería y con mucho cuidado se deslizo por el otro lado. Se coloco bien la túnica y agarro el primer libro que tenía a mano antes de regresar a la mesa donde había dejado sus cosas. Paso junto a la bibliotecaria fingiendo normalidad, toda la que su estado de nervios le permitía. La mujer le echo un ligero vistazo al libro que llevaba y siguió con su trabajo. Hermione llego hasta la mesa y se desplomo en una de las sillas, soltando lentamente el aire de sus pulmones mientras sentía como arrastraba toda la tensión que había acumulado en unos pocos minutos. Dos horas más tarde, sus amigos regresaron del entrenamiento. Para entonces en la biblioteca ya estaba parcialmente llena, quedaban mucho sitios libre, pero aquel ya no el sitio desierto de horas antes. Hermione seguía sentada en el mismo lugar en que la había dejado antes de marcharse.

No has encontrado nada, ¿verdad? Ya te dije que por mucho que mirases los pergaminos, no ibas a ver nada que no hubieses visto ya - dijo Ron muy convencido al ver que había sacado su libro de Transformaciones y estaba haciendo los deberes que les había puesto la profesora McGonagall.

Ron, también tenemos que hacer los deberes - se apresuro a decir Harry antes de que su amiga tuviese tiempo de abrir la boca.

Eso es cierto, esto por muy importante que sea no te servirá de justificación para dejar de hacer los trabajos de clase - dijo sin levantar la vista la vista al pergamino en el que estaba escribiendo - Pero si que he encontrado algo - añadió la chica mirándolos con un gesto de triunfo.

¿Ah, si? - la cuestiono incrédulo el pelirrojo.

Harry le dio un codazo, era la primera buena noticia desde hacia muchos días, y no le apetecía que nadie la pusiera en duda.

Ai, ¿qué quieres? Ya hemos mirado por toda la biblioteca y varias veces sin encontrar nada. - se quejo Ron.

No en toda - dijo Hermione en voz baja mientras les hacia una seña para que se acercase más para escucharla - Aun nos quedaba la sección prohibida - continuo bajando aun más la vos.

¿Has dicho aun? - dijo perplejo Ron.

La chica del cabello enmarañado asintió.

Espera, ¿estas insinuando que te has colado sin permiso? - pregunto Ron sabiendo lo poco probable que podía ser que

Eso es. He aprovechado que solo estaba la Señora Pince.

Lo dices como si eso fuera fácil - dijo Ron sorprendido.

Si, esa mujer parece que tiene un radar - añadió Harry.

Bueno, honestamente, no ha sido fácil. No me costo entrar en el pasillo porque estaba fuera de su vista, pero luego tuve que saltar por encima de la estantería para poder salir. Pero ha merecido la pena - aclaro su amiga.

¿Y qué has encontrado? - pregunto Harry intrigado.

Si, eso ¿qué es? Algún diccionario para los dibujitos esos o algo parecido - aventuro a decir Ron esperanzado.

No exactamente - dijo Hermione e inclinando un poco hacia delante sobre la mesa volvió a bajar la voz antes de añadir - Encontré un escudo en el que aparecía el emblema que hay en los pergaminos y un……un acertijo.

Los 2 chicos intercambiaron miradas extrañadas, pero Hermione no quiso darles más detalles, había demasiada gente andando por allí. A pesar de su impaciencia a Harry le pareció bastante sensato no seguir hablando del asunto en aquel momento, era arriesgarse demasiado a que alguien los descubriera y no quería perder la única posibilidad de salvar a Sirius.

Después de cenar subieron a la sala común y esperaron hasta que se quedo completamente vacía. Era bien entrada la noche cuando eso ocurrió y Ron roncaba ya en uno de los sillones en una postura bastante incomoda. Después de que Harry lograse despertar a Ron, Hermione les hablo acerca del escudo y del acertijo.

¿Estas diciendo que tenemos que buscar a una señora vestida de blanco? - pregunto Ron exasperado.

No precisamente. Casi con total seguridad, el acertijo se refería a un cuadro o a una estatua. Estoy segura de que allí debe de haber alguna clave oculta - les explico Hermione.

Entonces todo lo que tenemos que hacer es encontrar un cuadro o una estatua de una mujer vestida de blanco, ¿no? - le pregunto Harry.

Si, pero en Hogwarts tiene que haber muchas obras en las que se representen mujeres con vestidos blancos - dijo Ron recordando la cantidad de cuadros y estatuas que había en el castillo.

Si, aunque nosotros no buscamos a una mujer cualquiera, estamos buscando a la Dama de blanco - trato de hacerles ver Hermione.

Los 2 chicos volvieron a mirarse confusos sin saber a donde quería llegar. Hermione chaspeo la lengua y comenzó a explicárselo con más detenimiento.

En la antigua Grecia, la Dama de blanco era una forma de referirse a la muerte. La muerte era a menudo representada como una Dama vestida de blanco con una vela que nunca se consumía mientras ella la sostenía. Cuando tocaba a alguien este moría y su alma comenzaba el viaje hasta el reino de los muertos.

Ya veo. En ese caso tenemos que encontrar un cuadro o una estatua de una mujer vestida de blanco sosteniendo una vela, ¿no es así? - dijo Harry.

Hermione asintió.

Pero Hogwarts es enorme, tardaremos una eternidad en revisarlo por completo - dijo Ron con mucha sensatez.

No creas. En "Historia de Hogwarts" hay un apartado en el que se habla sobre puertas y lugares secretos, cosas que no siempre están en el mismo sitio. Esta es una de esas cosas. En el libro se habla de que algunas personas habían visto una estatua de la Dama de blanco en algún lugar del quinto o el sexto piso. No se ponen muy de acuerdo en esto último.

Bueno, eso reduce mucho la búsqueda, pero en cualquier caso, tal vez sea mejor empezar mañana - sugirió Ron.

Si, llevas razón, mañana con luz de día será más fácil de encontrar - estuvo de acuerdo Harry muy a su pesar.

Esa iba a ser una noche muy larga. Entre los nervios y los ronquidos de Ron en la cama de a lado, Harry no lograba conciliar el sueño. En su habitación, Hermione tenía la vista fija en el techo. Los ojos se le cerraban solos por el cansancio, pero ella se esforzaba por mantenerlos abiertos, tenía miedo a dormirse. Lentamente, casi sin darse cuenta, sus ojos se cerraron y cayo en un intranquilo sueño. Despertó sobre saltada por un fuerte ruido. Estaba de nuevo en la casa de sus padres, en su habitación. Escucho pasos apresurados en el pasillo y la voz de su padre gritándole a alguien. Por debajo de la puerta vio un destello verde, seguido de un grito y un golpe seco. Entonces despertó de verdad, con la respiración agitada mirando en todas direcciones. Tardo un rato en convencerse de que seguía en su habitación de Hogwarts, que todo había sido un sueño. Pero le resulto imposible volver a dormirse, ni si quiera se molesto en intentarlo porque ya sabía, que como en las otras noches, no podría. Sin hacer ruido para no despertar a sus compañeras de habitación, se levanto y regreso a la sala común. La noche anterior la sala estaba completamente vacía y había esperado allí despierta el amanecer, sin embargo esta noche era diferente. Al llegar se dio cuenta de que un joven de cabello azabache estaba sentado en el sofá frente a la chimenea. Al oírla llegar Harry la saludo con una sonrisa y la invito a unirse a él.

¿Tu tampoco puedes dormir? - pregunto el chico tratando de romper el silencio.

Supongo que no - respondió ella sin muchas ganas pues sabía lo que preguntaría después.

¿Y por qué no puedes dormir? - dijo él de forma inocente.

Por nada en particular - dijo Hermione tratando de evitar la pregunta de manera descarada.

Si no quieres no tienes porque decírmelo.

No es eso, es solo que tu tienes tus secretos y yo tengo los mios.

Yo no tengo secretos.

Si que los tienes. Hay algo desde que termino el curso pasado que no nos has dicho. Lo sé porque cuando íbamos en el tren de vuelta estabas raro. Y no me digas que era por lo de Sirius porque era diferente.

Esta bien, puede que tenga un secreto - admitio Harry - Pero…..si te lo cuento, ¿me contaras el tuyo?

Claro, por que no. Si tu me cuentas tu secreto, yo te contare el mío, palabra - prometió Hermione.

Pensaba que el chico no sería capaz de contárselo, al menos no en ese momento. Pero se equivoco. Con mucha dificultad al principio Harry comenzó hablarle de su charlar con Dumbledore antes de que acabase el curso. Llego a la parte de la profecía y vio como su amiga abría mucho los ojos, y luego le ponía la mano en el hombro mostrándole su apoyo pero sin interrumpirlo puesto que sabía lo difícil que le resultaría volver a empezar.

Así que ya ves, tengo que ser victima o asesino - dijo Harry con cierta tristeza.

Honestamente Harry, creo que te equivocas. No estarías matando por placer, sino más bien por necesidad, para proteger la vida de muchos inocentes.

Lo sé, pero cuando pienso en ello me preocupa tener que matar aun que sea a Voldemort.

El hecho de que te preocupe tanto demuestra que no eres mala persona, deberías de preocuparte más si no te importase. Y por supuesto como ya sabrás nosotros te apoyaremos en todo - terminó de decir Hermione.

Gracias. Pero no le digas a Ron que te lo he contado a ti primero, es capaz de enfadarse - bromeo Harry tratando de aliviar la tensión.

Tranquilo no le diré nada - prometió la castaña.

Bien, ahora te toca a ti ¿Cuál es tu secreto? ¿Suspendiste uno de tus TIMOS? - bromeo el chico pensando el lo terrible que sería para su amiga que algo así hubiese sucedido.

No - respondió ella mientras su mirada se ensombrecía - Veras, se trata de……

Hermione empezó a contarle su secreto, la verdad es que no tenía muchas ganas de hablar sobre aquello, pero había dado su palabra y ella no tenía por costumbre romper sus promesas. Nada había preparado a Harry para lo que estaba apunto de escuchar. La mente de Hermione retrocedí hasta aquel día a mediados de las vacaciones de verano.

Flasback -

Eran pasadas ya las 12 de la noche y en la residencia de los señores Granger todos dormían tranquilamente. Un suave viento mecía las hojas de los árboles en las calles vacías. De repente el silencio de la noche se vio roto por un fuerte ruido, como si alguien hubiese arrancado de cuajo la puerta principal. Hermione despertó sobre saltada por el estruendo. Trato de agudizar el oído intentando averiguar que era lo que la había despertado. Por debajo de su puerta vio encenderse la luz del pasillo y escucho unos pasos presurosos. Una sombra cruzo por delante de su puerta y acto seguido escucho la voz de su padre gritándole a alguien para que se detuviera.

Hay alguien dentro - susurro Hermione alarmada por un mal presentimiento.

¡Crucio! - escucho decir a una voz fría provente del pasillo.

Vio un destello verde bajo la puerta y escucho el grito de dolor de su padre seguido de un golpe sordo. Salto de la cama, saco su varita que guardaba en el cajón de la mesita de noche y corrió hasta la puerta tan rápido como pudo. Solo tardo segundos en alcanzarla pero en ese corto periodo de tiempo escucho varias veces la maldición y los gritos de sus padres. Abrió la puerta de golpe saliendo al pasillo casi de un salto. Había varios hombres con capa negra y una mascara justo donde terminaba la escalera y su padre cerrándoles el paso.

¡PAPA! - le grito asustada al ver al mortífago.

Hermione, vuelve a tu habitación - le ordeno su padre.

Déjala, después de todo hemos venido hasta aquí por ella - dijo otro mortífago con malicia sacando un libro de tapas negras y letras plateadas - El señor Tenebroso quiere que traduzcas las runas de este libro para él - añadió con cierto desagrado.

Mi hija no va ayudarles. ¡Salgan de mi casa ahora mismo!

El mortífago que sostenía el libro miro al padre de Hermione y alzo su varita.

¡Avada Kedavra! - escucho decir esta vez.

Vio el rayo de luz roja salir de la varita del mortífado y a su padre caer sin vida. La sangre se le helo y quedo completamente paralizada. El grito de su madre la devolvió de inmediato a la realidad.

¡DESMAIUS! - grito y el mortifago que había empezado acercarse a ella cayo al suelo sin sentido.

Luego corrió hacía el cuarto de sus padres tras otros dos mortífagos que de seguro iban atacar a su madre. Uno de ellos se detuvo para hacerle frente.

¡DESMAIUS! - volvió a gritar sin detenerse y el segundo mortifago cayo también.

¡Crucio! - escucho decir a su espalda y antes de que pudiese darse la vuelta, un rayo verde la alcanzo de lleno.

Un agudo dolor le recorrió el cuerpo, haciendo que perdiera el equilibrio en mitad de su carrera y cayese al suelo. La varita se le escapo de la mano y fue a parar a unos pocos centímetros de ella.

¡Avada Kedavra! - escucho de nuevo la maldición imperdonable y vio caer a su madre sin vida.

Cogió la varita y volvió a ponerse en pie. Pero antes de que pudiese abrir la boca 2 rayos verdes la golpearon con fuerza y salio despedida contra la pared del pasillo. El choque fue brutal y volvió a caer al suelo. Con la vista nublándose vio 2 figuras negras borrosas que se acercaban a ella antes de perder el sentido.

Fin del Falshback -

Desperté casi dos semanas después en San Mungo. Me dijeron que poco después de perder la conciencia llegaron Lupin y otros de la Orden, por eso sigo aquí - termino de decir Hermione con un nudo en la garganta.

Por eso no respondías a mis cartas - dijo Harry con amargura recordando que en el verano su amiga había dejado de escribirle durante unas 2 semanas y él había pensado que estaba enfadada por una discusión que habían tenido poco antes.

Si. Recuerdo que cuando desperté había un montón de cartas tuyas y de Ron sobre la mesa que había junto a mi cama - dijo ella tratando de desviar un poco la atención del otro asunto.

Lo siento, te atacaron por mi culpa. Si no fueses mi amiga, esto no habría pasado. Seguro que debes odiarme.

No me has escuchado, ¿verdad? Me atacaron y mataron a mis padres porque soy una maldita sabelotodo - le grito molesta.

¡Eso no es cierto! ¡Tu no tienes la culpa de lo que le paso a tus padres! - le grito Harry.

Ni tu de lo que le paso a Sirius.

Es diferente, tu no fuiste a donde no debías y a buscarte problemas, yo si.

No es diferente. Yo atraje esos problemas a casa de mis padres - dijo la chica con tristeza.

Pero no puedes culparte por lo que Voldemort y sus seguidores han hecho, no son más que asesinos.

Lo sé. Ahora solo intento superarlo.

Ahora entiendo porque no querías ayudarme - dijo el chico recordando el extraño comportamiento de su amiga cuando le pidió ayuda.

No es que no quisiera, es que no me sentía capaz.

Te entiendo, y entenderé si no quieres seguir ayudándome - dijo Harry con total sinceridad a pesar de saber muy bien que sin Hermione era muy probable que no lo lograse.

No, esto me ayuda más de lo que tú crees. Ahora también es personal para mí - dijo ella con determinación sin poder evitar que las lagrimas se le escapasen.

Como tú quieras. Pero no olvides que nos tienes a Ron y a mi para cualquier cosa que necesites - dijo el chico poniendo la mano en su hombro y zarandeándola cariñosamente.

Gracias, Harry - contesto abrazándose al cuello de su amigo que nervioso solo atino a darle pequeños golpecitos en la cabeza a modo de caricia.

Continuará………..

Poco a poco van descubriendo parte del secreto de las runas, aunque aun no han llegado al final del camino. Espero que os haya gustado. Dejad reviews, plis.