El Velo de la Muerte
7ª Parte: Sirius
Resulta asombroso lo rápido que parece pasar el tiempo en ocasiones y lo despacio que va cuando aguardas con impaciencia la llegada de algo. Harry había enviado a Hedwing con un mensaje para Lupin muy temprano el martes por la mañana. En el mensaje le decía exactamente lo que tenía que hacer y la hora en que abrirían el portal para que estuviese preparado. Tanto Harry como Ron pensaban que Hermione debía realizar el conjuro, de todos era sabido que la chica tenía una habilidad especial para dominar los hechizos en un tiempo record. Sin embargo, Hermione no parecía tan convencida, este conjuro era diferente, se trataba de algo parecido a una invocación, y por tanto no solo influía el saber como se debía agitar la varita o las palabras correctas, para atraer el alma de Sirius se necesitaba de alguien que la llamase con una fuerza mucho mayor a la que la retenía en el velo. Y Harry era perfecto para eso, porque por más que deseasen todos el regreso de Sirius, nadie lo deseaba tanto como él. Pero Harry no quería estropear aquella oportunidad, por lo que seguía insistiendo en que fuese Hermione.
- Se que es egoísta que te pida algo así, que te someta a tanta presión - repetía Harry en tono suplicante tratando de que Hermione aceptase hacer el conjuro.
- Ya te lo he dicho Harry, tú también puedes hacerlo, no es tan difícil como parece. Además tienes que ser tú, yo puedo hacer todo el conjuro bien, pero no tendré fuerza suficiente para invocar el alma de Sirius - volvió a explicarle Hermione.
- ¿Y porque no lo hacéis entre los dos? - sugirió Ron a quien se le acababa de ocurrir la idea.
- ¿Los dos? ¿Se puede hacer eso? - pregunto Ginny pensando que su hermano había tenido la idea más brillante de toda la mañana.
- Si, claro que se puede. Como no se me habrá ocurrido antes, que tonta - dijo Hermione algo molesta consigo misma por semejante descuido.
- Entonces ya esta, tu pones la técnica y Harry el resto - dijo Ron sin ocultar lo orgulloso que se sentía por su idea.
- Y tu también - le dijo Hermione muy seria.
- ¡¿Qué! ¿Yo por qué? - chillo Ron comprendiendo toda la presión que había estado sintiendo su amiga ante la petición de Harry.
- Si hacemos el conjuro entre los tres la fuerza de la invocación será mucho mayor y nos aseguraremos de que eso no falle - le dijo Hermione.
- ¿Y por qué no va Ginny? Ella es más hábil - dijo Ron señalando a su hermana.
- Ginny va a cubrirnos las espaldas, por si alguien nos busca mientras estamos fuera - dijo Harry con calma.
- Eso puedo hacerlo yo - dijo en seguida Ron.
- Si, claro, entonces seguro que nos pillan y nos expulsan a todos - respondió Ginny frunciendo el ceño.
- Oye ¿Qué insinúas? - pregunto el pelirrojo molesto.
- Solo que cuando te pones nervioso se te nota en seguida cuando mientes. Además, seguro que tu lo harás mejor que yo - contesto Ginny nada deseosa de cambiar su papel en aquel plan.
- Es que no quiero meter la pata y que luego Harry me odie - admitió Ron.
- No vas a meter la pata, y no voy a odiarte - dijo Harry con una tranquilizadora sonrisa.
- Claro que no, tu papel será muy sencillo, solo tendrás que concentrarte en Sirius y yo haré el resto - lo animo Hermione.
- Bueno, vale, pero si luego cometo un error no digáis que no os avise - concluyo Ron frunciendo el ceño.
La mañana se les paso relativamente deprisa ya que estuvieron ocupados con las clases. La espera más dura llego después de comer, tenían un montón de deberes, pero Harry no lograba concentrarse y a cada poco se estaba levantando para dar vueltas por la sala común poniendo de los nervios a sus amigos. Estaba alterando incluso la capacidad de concentración de Hermione, quien finalmente se vio obligada a bajar a la biblioteca para poder trabajar tranquila y acabar sus deberes a tiempo. No había lugar más silencioso y tranquilo en todo Hogwarts que la biblioteca, y todo gracias a la Señora Pince, quien vigilaba constantemente velando por mantener el orden y expulsando aquel que alzase la voz más aya de un susurro en su presencia.
El sol del atardecer se hundía lentamente en el horizonte. Hermione consulto su reloj, pronto sería la hora. La joven se revolvió inquieta en su asiento. Hacía largo rato que había terminado sus deberes, pero ya estaba bastante nerviosa como para regresar a la sala común y dejar que Harry la pusiera más nerviosa aun. Era por eso que prefirió seguir en la biblioteca leyendo un libro sobre hechizo de utilidad en situaciones peligrosas. Echo otro vistazo al reloj, iba siendo hora de recoger. Guardo todas sus cosas en su mochila y se levanto para dejar el libro que había estado leyendo en su lugar. Caminaba de regreso al sitio donde había dejado su mochila absorta en sus pensamientos, con la mirada fija en el suelo, por lo que no se dio cuenta de que había alguien parado en medio de su camino hasta que choco con él.
- Lo siento - se disculpo incluso antes de ver con quien había chocado - ¿Profesor Nils? Yo, lo siento mucho no miraba por donde iba - volvió a disculparse.
- No se preocupe. La verdad es que andaba buscándola, señorita Granger - dijo Héctor con su habitual amabilidad.
- ¿A mi? ¿Para qué? - pregunto Hermione segura de no haber hecho nada que se saliera de las normas, aun.
- Vera, tiene ciertos pergaminos en su poder y me gustaría que me los entregase - dijo el profesor sin variar su tono amable.
El corazón le dio un vuelco, era imposible que lo supiera. Aunque por otro lado, tal vez Ron siempre había tenido razón.
- ¿Pergaminos? No sé de que me habla - dijo ella tratando de disimular su nerviosismo.
- A mi no puede mentirme, lo sé todo. ¿Quién cree que le despejo el camino para que pudiese llegar al bosque prohibido? - dijo Héctor haciendo que una expresión se dibujase en el rostro de Hermione - Su huida de la sección prohibida fue realmente espectacular - prosiguió.
De repente Hermione sintió una suave ráfaga de viento pasar a si lado y la vio volar tomando forma hasta adoptar el aspecto de un halcón que se poso en el antebrazo del profesor.
- Fogo fue muy útil para vigilar sus pasos sin que se diera cuenta - añadió Héctor acariciando la cabeza del ave.
- El accidente en clase de pociones…… - comenzó a decir Hermione recordando la primera vez que había sentido con claridad la brisa.
- Si, Fogo tiro la botella en la poción del señor Malfoy. Suerte que el profesor Snape no se dio cuenta de lo que sucedió, ya esta bastante disgustado con mi presencia aquí - dijo él con aire divertido.
- Entonces Ron tenía razón - dijo apretando los dientes con rabia.
- Ah, el señor Weasley. Que entrometido, alguien debería enseñarle a no meter las narices en asuntos ajenos. Después de todo, esto no era asunto suyo, aunque admito que se me fue un poco la mano con esa mini- bludger, no quería darle tan fuerte - admitió Héctor con gesto pensativo.
Hermione miro a su alrededor, no había nadie, ni si quiera veía a la Señora Pince y su varita estaba con el resto de sus cosas.
- Ahora, si es tan amable, haga el favor de entregarme los pergaminos. A partir de ahora yo me haré cargo de todo - dijo haciéndole un gesto para que se los entregase de inmediato.
Clavo la vista en el hombre de ojos azules que le cerraba el paso y entonces lo vio. Sobre la mesa junto a un bote de tinta y un montón de pergamino se encontraba la varita del profesor. Él la tenía más cerca y no estaba segura de que fuese a funcionar, aquella no era su varita.
- De eso nada - dijo frunciendo el ceño y salto sobre la mesa alcanzando la varita - ¡IMPEDIMENTA! - grito sin dar tiempo a Héctor para reaccionar.
El hechizo alcanzo de lleno su objetivo que salio despedido contra una de las estanterías que se tambaleo y finalmente cayo sobre el hombre de cabellos negros. Sin pensárselo, Hermione corrió hasta su mochila y salio de la biblioteca tan rápido como pudo. Tenía que encontrar a Harry y a Ron antes de que alguien descubriese lo que había pasado, o aun peor, él profesor Nils lograse salir de debajo de la montaña de libros. Había comenzado a subir la escalera de mármol, cuando vio a Ginny, Harry y Ron comenzando a bajar.
- Harry, no hay tiempo, tenemos que irnos ya - dijo bajando la voz y acercándose al grupo para que nadie más la escuchase.
- ¿Qué ocurre, Hermione? - pregunto confuso Harry.
- El profesor Nils sabe lo de los pergaminos. Hace un momento ha intentado quitármelos - explico sin entrar en detalles.
- Lo sabía - dijo Ron al instante.
- Si, muy bien por ti Ron ¿Pero ahora que hacemos? - pregunto Ginny nerviosa.
- Lo he dejado bajo una estantería de la biblioteca, pero es solo cuestión de tiempo que logre salir. No podemos esperar hasta que anochezca por completo, tendremos que ir ya - insistió Hermione.
- De todos modos solo faltaban 10 minutos, y la cena ya ha empezado, así que no deben de quedar muchos ahí fuera - dijo Ginny tratando de recuperar la calma para adaptarse al cambio de planes.
- Si, y tenemos todo lo que necesitamos aquí - dijo Harry señalando la mochila que llevaba al hombro.
- Bien, pues entonces no perdamos más tiempo - añadió Ron.
Los tres salieron corriendo del castillo mientras Ginny los seguía con la mirada hasta que se le perdieron de vista. Procurando que nadie les viera, llegaron hasta el sauce boxeador y apretaron el nudo para que se detuviera y los dejase entrar en el pasadizo que conducía a la Casa de los gritos. Recorrieron el túnel hasta la casa y salieron al exterior sin detenerse. Ya había anochecido por completo, pero por suerte no había demasiadas nubes y la luz de la luna alumbraba lo suficiente. Cada uno sabía perfectamente lo que tenían que hacer, ya lo tenían acordado de ante mano. Harry y Ron se encargaron de preparar dibujar el circulo de conjuros y luego vertieron una poción que Hermione y Ginny habían preparado. Mientras Hermione habría en primer lugar el portal que comunicaba directamente con la habitación de Grimmauld Place, donde ya se encontraba Lupin esperando.
- ¿Harry, qué esta pasando? - pregunto Lupin al reconocer el lugar donde se encontraban los chicos.
- Después te lo explico - dijo Harry desde el círculo de conjuros al verlo.
Hermione abrió el portal que conducía a la sala del Velo de la muerte y regreso al círculo de conjuros donde ya la esperaban Harry y Ron. La sala estaba completamente vacía, el único sonido que podía oírse eran los susurros y murmullos que procedían del velo.
- Podemos empezar - dijo Harry ansioso por comenzar.
Hermione asintió y saco su varita apuntando en dirección al velo. Harry y Ron la imitaron colocando sus varitas muy cerca de la varita de Hermione. La chica estaba en el centro, con Harry a su derecha y Ron a su izquierda.
- Bien, no os olvidéis de pensar todo el tiempo en Sirius - dijo mirando a los dos chicos alternativamente.
- Que si, empieza de una vez - gruño Ron al borde de un ataque de nervios.
Hermione se mordió el labio, y repaso rápidamente el conjuro. Sujeto con firmeza la varita. Había llegado la hora.
- Guardián de las almas, tu que reinas sobre ellas, invoco tu nombre, padre protector, invoco tu nombre, Dios todo poderoso, Hades, permíteme abrir el camino de luz - hablo con voz alta y clara.
Tres rayos de luz verde surgieron de las varitas fundiéndose en uno solo y penetrando en la oscura tela.
- Sirius, largo tiempo has morado entre sombras, escucha nuestra llamada y regresa a la luz - prosiguió Hermione tan concentrada que casi había olvidado su nerviosismo.
El haz de luz se torno azul y el Velo comenzó agitarse como si el viento lo estuviese moviendo. Lentamente el rayo de luz fue retrocediendo arrastrando consigo una pequeña pero brillante esfera de luz blanca ligeramente azulada. La esfera sujeta por el rayo atravesó el primer portal y los chicos dirigieron entonces sus varitas hacía el segundo portal muy lentamente para que el movimiento fuese suave. La tensión estaba dibujada en sus rostros cuando la esfera de luz estaba apunto de atravesar el portal que conducía a Grimmauld Place, era un momento bastante delicado. El rayo de luz tembló al hacer contacto con el portal y todos contuvieron el aliento hasta que se estabilizo. Suavemente el rayo empujo la esfera a través del portal hasta el otro lado, donde Lupin había acercado el cuerpo de Sirius al portal para facilitarles la tarea. Hermione les hizo un gesto con la mano para que bajasen sus varitas y al hacerlo el haz de luz se desvaneció dejando la esfera suspendida a escasos milímetros de Sirius. Permaneció quieta en el aire a penas una fracción de segundo antes de entrar de nuevo en su cuerpo. Los ojos de Sirius temblaron y lentamente se fueron abriendo para mirarlos visiblemente desorientado. Harry corrió a travesando el portal y llego hasta donde se encontraba su padrino. Lupin le estaba ayudando a sentarse, cuando llego a su lado.
- Harry - susurro Sirius con una sensación en la garganta después de tanto tiempo sin hablar.
Silenciosas lagrimas resbalaban por las mejillas de Harry cuando abrazo a Sirius, había esperado tanto ese momento. Lupin los observaba en silencio con una sonrisa. Sus dos amigos contemplaban la escena con emoción contenida, Ron paso el dorso de su mano por los ojos para asegurarse de que no se le escapaba ninguna lagrima, mientras que Hermione los miraba dejando escapar algunas lagrima, con una mezcla de satisfacción personal y felicidad.
- Lo……siento……lo siento mucho - decia Harry entrecortadamente sin dejar de llorar.
- No pasa nada Harry, ya se ha terminado - dijo Sirius recuperando algo de fuerza en la voz.
- Pero yo……. - comenzó a decir Harry.
- Pero tu nada - lo interrumpió Sirius sabiendo que volvería a disculparse - No tienes que disculparte, porque nada de lo que sucedió fue culpa tuya - le dijo su padrino sonriéndole.
- Pero…… - volvió a insistir pero Sirius lo hizo callar negando con la cabeza.
- Venga, ayúdame a levantarme - dijo Sirius apoyándose en su hombro.
Harry estaba ayudando a Sirius cuando escucho gritar a Ron, no supo si de terror o de dolor y se giro bruscamente hacia el lugar en el que había dejado a sus amigos. Vio como Ron salía despedido cayendo al suelo, y un extraño con una túnica de un negro tan intenso que parecía absorber la luz, sujetaba a Hermione por el cuello con una mano de piel grisácea, mientras que la otra, rodeada por un extraño y oscuro brillo, parecía hundirse en el pecho de la chica.
- ¡HERMIONE! - grito Harry aterrado.
Harry atravesó el portal y corrió hasta la chica. Hermione tenía sus manos sobre el brazo gris de la criatura, tratando inútilmente de apartarlo de su cuello para poder respirar. Ron se levanto tambaleándose y trato de apartar al extraño ser de Hermione, pero en cuanto lo toco un agudo dolor le hizo soltarlo. Harry vio las manos rojas e hinchadas de su amigo pero no se lo pensó dos veces y agarro a la criatura tirando con fuerza para separarlo de su amiga. Harry sintió el mismo dolor que instantes antes había experimentado Ron, pero se resistió a soltar su agarre. Ron miro a Harry y apretó los dientes preparándose para sentir de nuevo aquel dolor.
- ¡Alto! - le grito una voz.
- ¡Profesor Nils! - dijo Ron sorprendido - ¡¿Qué esta haciendo aquí! - le pregunto ahora furioso recordando lo que les había dicho Hermione.
- Aparta - le dijo Héctor sin responder a su pregunta.
Ron frunció el ceño y lo miro con rabia. Héctor hizo caso omiso y alzo su varita. Una expresión de terror se dibujo en el rostro de los dos chicos.
- Vuelve al oscuro abismo del que procedes, criatura de las sombras - ordeno el profesor Nils al extraño apuntándole con su varita.
La criatura alzo la vista y soltó a Hermione, a la vez que se lanzaba contra el recién llegado. La chica del cabello castaño se desplomo en el suelo sin sentido.
- Experto Patronum - dijo Héctor rápidamente y antes de que la criatura pudiese moverse del sitio, un unicornio surgió de la varita del profesor.
El extraño ser retrocedió un poco emitiendo un sonido parecido a un chillido al ver al animal de luz plateada. El unicornio arremetió contra él haciéndole retroceder hasta que volvió a estar dentro del velo. Después el profesor se acerco al portal y con un movimiento de varita lo cerró. Camino luego hasta el segundo portal.
- Ah, profesor Nils, me preguntaba donde estabas. Me preocupe un poco al no verte cuando abrieron el portal - dijo Lupin al verlo.
- Lamento el retraso, me entretuve en la biblioteca con unos libros - le explico Héctor - Aunque eso ya no importa. Temo que tendréis que seguir vuestra conversación en otro momento, ahora tengo que cerrar aquí también.
- Entonces ¿te ocupas tu ya? - pregunto Lupin asegurándose de que la situación volvía a estar bajo control.
- Si.
- Bien, saluda al Dumbledore de mi parte - dijo Lupin sonriendo.
- Descuida, lo haré - dijo Héctor y cerró el portal.
Harry y Ron lo miraban sin entender que estaba pasando allí. Héctor se acerco y se agacho apoyando una rodilla en el suelo.
- Podéis caminar, ¿verdad? - les pregunto y ellos asintieron - Bien, entonces regresemos al castillo. Yo la llevare - dijo al ver que Harry trataba de cargar a Hermione.
Ron le lanzo una mirada desconfiada.
- Con las manos como las tenéis, ninguno de los dos podría coger nada, y aun menos cargar con una persona - añadió señalando las manos quemadas de los chicos.
Al intentar ayudar a Hermione, se habían quemado completamente las manos y ahora las tenían en carne viva.
- ¿Qué era esa cosa? - pregunto Harry mientras seguían a Héctor por el túnel hacia el castillo.
- ¿Y de donde salio? - quiso saber Ron.
- Era el espectro del Velo - respondió el profesor.
- ¿Quiere decir que esa cosa vive dentro del velo? - pregunto Ron.
- Si. El espectro del Velo es quien retiene a las almas dentro del Velo de la muerte. Al abrir un camino para sacar el alma de Sirius, pudo salir siguiéndola. Y no se toma nada bien que traten de quitarle alguna de sus capturas - explico el hombre de cabello azabache.
- ¿Y por qué no ponía nada en los pergaminos? - dijo Harry siendo incapaz de recordar que Hermione hubiese mencionado algo de eso.
- Porque solo necesitabais el conjuro, ni más ni menos. Y aunque lo hubieseis sabido no podríais haber hecho nada, ese ser en un demonio oscuro muy poderoso.
- Venga ya, si lo ahuyento con un patronum, nosotros también sabemos conjurar uno - dijo Ron pensando que solo estaba exagerando.
Héctor les explico que aunque el conjuro era muy similar, y pudiese parecer un patronum corriente, era muy distintito y nunca habrían podido ahuyentar al espectro con uno de sus patronum. Cuando llegaron al castillo los llevo inmediatamente a la enfermería, e invento como excusa que Harry y Ron habían estado probando unas nuevas bengalas mágicas para justificar sus quemaduras y que Hermione se había desmayado seguramente debido al exceso de trabajo y no haber descansado como era debido. Madame Pomfrey pareció creérselo todo, a pesar de que aseguraba no haber visto nunca que unas bengalas mágicas causaran semejantes quemaduras. Una vez estuvieron en manos de la enfermera, Héctor se dirigió al despacho de Dumbledore con los pergaminos que Harry le había devuelto momentos antes.
- Ranas de chocolate - dijo y la estatua se aparto para mostrar una escalera.
Subió por la escalera y llego frente a la puerta de madera que era la entra del despacho. Llamo a la puerta y al instante una voz le respondió desde el interior.
- Adelante - le invito a pasar la voz de Dumbledore.
- Señor director, ¿puedo pasar? - pregunto asomándose desde la puerta.
- Ah, profesor Nils. Si, entre, por favor - dijo el director sentado frente a su escritorio haciéndole señas para que entrase.
Héctor entro en el despacho cerrando la puerta tras de si y caminando hasta el escritorio del anciano mago. Los cuadros de los viejos anteriores directores lo miraban y saltaban de un cuadro a otro murmurando entre ellos. Por detrás de la silla de Dumbledore todo permanecía en penumbra, la luz solo iluminaba la parte del despacho que había entre la puerta y el escritorio.
- Siéntese, por favor - pidió amablemente Dumbledore.
- Gracias.
- ¿Y bien? ¿Salio todo como esperábamos? - pregunto el director mirándolo por encima de sus gafas de media luna.
- Con algunas pequeñas variantes, pero al final el resultado ha sido el esperado - dijo Héctor satisfecho por los resultados.
- Excelente - dijo Dumbledore sonriendo complacido.
- La prueba de la señorita Granger era una de las más difíciles, y aun así la ha superado con creces - comento Héctor.
- ¿Eso le sorprende?
- No demasiado, usted estaba tan convencido de que sería capaz de hacerlo, que no podía esperar otra cosa - admitió el profesor Nils.
Dumbledore sonrió complacido y el despacho quedo en silencio unos instantes antes de que volviese hablar.
- ¿Y ahora que hará? - pregunto Dumbledore.
- Me quedare hasta diciembre como dijimos y después regresare - respondió Héctor con calma.
- Me alegra oír eso y se lo agradezco. Sé que debe estar deseando volver a casa - dijo Dumbledore.
- En parte si, pero gracias a usted recuperamos el libro y nos ahorro muchas molestias al decirnos quien lo había robado - dijo Héctor sonriendo.
- Puedo preguntarle que sucedió con los mortífagos que entraron en casa de la señorita Granger.
- Deimos se ocupo de ellos, se sintió feliz cuando le asignaron esa tarea. Él lo llamo cacería - respondió en tono divertido - Francamente, sentí cierta lastima por ellos, Deimos suele excederse.
- ¿Cómo que suelo excederme? - pregunto una voz malhumorada desde un rincón del despacho.
Un hombre encapuchado entrar avanzo hasta la luz quitándose la capucha. Era un hombre algo más bajo que Héctor, con el cabello castaño oscuro y ojos de color ámbar.
- Ya decía yo que se me hacía raro que no estuvieras por aquí - dijo Héctor rodando los ojos.
- A ver explica eso que has dicho antes - exigió el hombre malhumorado - ¿Qué crees que les hice a esos pobres infelices?
- Nada que no se merecieran, seguro - respondió Héctor tranquilamente.
- ¿Sabias que estaba ahí? - pregunto algo molesto Deimos.
- Lo imagine - le respondió.
- Llego hará cosa de una media hora - aclaro Dumbledore.
- Si, y si me das los pergaminos podré seguir mi camino y regresar a casa -dijo Deimos.
- Por supuesto. Aquí están - dijo Héctor sacando las tres hojas.
- Gracias. Adiós profesor Dumbledore - dijo Deimos antes de entrar en la chimenea y usar los polvos flu para desaparecer.
- ¿Qué pasara ahora con la señorita Granger? - pregunto Dumbledore.
- Como es habitual, recibirá un fénix con la carta comunicándole que ha superado la prueba y que habrá una plaza reservada para ella cuando acabe Hogwarts - dijo Héctor satisfecho - ¿Cree que aceptara?
- Estoy convencido de que así será. La señorita Granger, siempre se ha mostrado deseosa de aprender, y lo que se le ofrece es un conocimiento reservado a pocos.
Mientras tanto en la enfermería Harry, Ron y Hermione, aguardaban pacientemente a que Madame Pomfrey les permitiera abandonar el lugar para poder bajar a cenar. Hermione había despertado hacía poco y la enfermera le había hecho tomarse una poción revitalizante.
- Este año hemos adelantado nuestra visita, a la enfermería - bromeo Hermione.
- Si, normalmente solo Harry pasa por aquí antes de final de curso - se burlo Ron y los tres se echaron a reír.
Madame Pomfrey hizo que les subieran algo de comer y no les dejo marcharse hasta unas horas después cuando, cuando los envió derechos a sus dormitorios. Tenían intención de hacer caso a la enfermera, pero al llegar a la sala común, Ginny se les acerco corriendo con una carta de Sirius en las manos. Esperaron a que el lugar se quedase vacío y entonces Harry les leyó la carta. En ella les decía que Lupin se lo había contado todo y les daba las gracias por haberle salvado la vida, algo que en opinión de Hermione era algo exagerado, pero no por ello menos cierto. Harry no perdió el tiempo y le contesto enseguida. No habría podido hacerlo de no ser porque Ginny se adelanto a sus intenciones y fue en busca de Hedwing en cuanto vio la carta. Harry y Ron subieron a su habitación donde ya los esperaba impacientes la lechuza, dejando solas a las dos chicas.
- ¿Te vas a dormir ya Hermione? - pregunto Ginny.
- Ahora después subo, tantas emociones me han desvelado - dijo la castaña.
- Como quieras. Hasta mañana - dijo la pelirroja dirigiéndose a las escaleras.
- Que descanses.
Y se quedo completamente sola. Escucho los pasos de Ginny subiendo las escaleras por un rato y luego ya solo hubo silencio. Contemplo el fuego que aun ardía en la chimenea pensando en lo que le habían dicho Harry y Ron. Ahora se arrepentía de lo que había hecho en la biblioteca, seguramente Dumbledore había adivinado que habían descifrado las runas y le pidió al profesor Nils que les ayudase. Unos picotazos en la ventana interrumpieron sus pensamientos y se levanto para dejar entrar a un fénix que voló majestuosamente hasta posarse en el respaldo del sofá que había frente a la chimenea. Hermione se acerco al animal que se irguió orgullosamente mostrando una carta con su nombre escrito en el sobre. Alargo la mano y tomo la carta. Después el ave volvió alzar el vuelo y salio por la misma ventana que había entrado. Hermione dio la vuelta al sobre y vio un escudo que reconoció de inmediato, un fénix, un halcón, un dragón, un unicornio, un caballito de mar y un lobo, era el escudo que hacía ya más de un mes había encontrado en la biblioteca. Rasgo el sobre de inmediato y con manos temblorosas saco la carta. Desde que había hablado con la arpía en el bosque prohibido, había deseado que todo aquello fuese cierto. No estaba segura de que entre sus antepasado hubiese un titán, pero la idea de poder aprender una magia tan antigua y poderosa le entusiasmaba. Y allí en sus manos tenía la carta de admisión. La leyó una y otra vez para terminar de convencerse, le había sucedido lo mismo cuando recibió la carta de Hogwarts. Se dio cuenta de que el sobre contenía algo más y lo volcó sobre el sofá para sacar todo lo que pudiese quedar dentro. Escucho un tintineo metálico y un colgante con forma de H dorada cayo en el sofá, junto a una pequeña nota. Hermione tomo el colgante emocionada, cuando se lo entrego a la arpía abandono toda esperanza de volver a verlo.
- "En la biblioteca no me explique con claridad. Mi tarea aquí era asegurarme de que nadie la molestase mientras trataba de superar la prueba y asegurarme de que no se hiciera daño en el intento. Cuando entro en el bosque prohibido la seguí y recupere este objeto que creo le pertenece. Debía demostrar capacidad de sacrificio, pero como eso ya lo hizo, no encuentro motivo para que este objeto no le sea devuelto. Confío también en que la piedra de Idrisil que deje en la tienda de objetos mágicos poco comunes, le este siendo de utilidad. Y espero tener oportunidad de seguir enseñándole dentro de dos años" - leyó Hermione en la nota.
Ahora si entendía porque Dumbledore había enviado al profesor Nils para ayudarles. Escucho bajar a alguien por las escaleras que daban a los dormitorios de los chicos y guardo rápidamente la carta y la nota.
- Ya he enviado la carta a Sirius - dijo Harry entrando en la sala común - Ron se ha quedado dormido mientras sacaba a Hedwing por la venta.
- Normal, debe de estar cansado - dijo Hermione sonriéndole.
- Supongo ¿Y tu? ¿No estas cansada?
- No mucho, han sido demasiadas emociones - respondió la chica volviendo a sentarse en sofá frente a la chimenea.
- Aun no te he dado las gracias, ¿no? - dijo Harry sentándose a su lado.
- Quieres decir en los últimos 5 minutos. No, en los últimos cinco, no - bromeo Hermione.
- En ese caso gracias - dijo el chico riendo - Ahora en serio ¿Cómo te encuentras?
- Ya te he dicho que estoy bien. Lo del espectro no fue para tanto - dijo ella con una sonrisa.
- No hablaba de eso. Me refería a como te sientes después de todo lo que ha pasado. Supongo que te alegraras de no tener que volver a ver esas runas.
- Ah, eso - dijo Hermione algo incomoda.
- Si, eso.
- Lo creas o no me alegro mucho de haber podido ayudarte y de que me pidieses ayuda. Cuando…… - la voz se le quebró y un nudo se formo en su garganta, pero se esforzó por seguir hablando - Cuando murieron mis padres, me sentí como una completa inútil, perdí toda la confianza en mi. Que tu hayas confiado en mi durante este tiempo ha significado mucho para mi, y el haber podido salvar a Sirius ha sido lo que necesitaba para ver que no soy tan torpe como pensaba - prosiguió Hermione.
- Ya basta de esa tontería, tu no eres inútil, ni torpe ni nada parecido, sino todo lo contrario ¿esta claro? - le dijo Harry frunciendo el ceño.
- Ahora hablas como yo - dijo la chica perdiendo en parte esa expresión triste e imaginando que en esa situación ella le diría algo muy parecido.
- Si, un poco ¿verdad? Se me habrá pegado de pasar tanto tiempo contigo - rió Harry algo más relajado al ver a su amiga más animada.
Harry paso el brazo por lo hombros de Hermione en un gesto protector y ella se acerco más a él acomodándose en su pecho. El chico de ojos esmeralda le dio un beso en la cabeza y le acaricio el pelo distraídamente sin decir nada. Lo único que podía escucharse en ese momento en la sala común de Gryffindor era el chisporroteo de las llamas. Harry sintió como Hermione le pasaba sus brazos por la cintura y muy lentamente fue cayendo en los brazos de Morfeo. En aquel momento fue cuando Harry se dio cuenta lo mucho que le gustaba sentirla tan cerca, hacerla sonreír, sabía que ella no era una simple amiga, ella era su Hermione. Se prometió que algún día se lo diría.
- Algún día - susurro antes de quedarse dormido.
Emma Feltom: Gracias.
o0osherlino0o: Me alegro de que te guste, gracias.
En fin, este es ya el último capitulo de esta historia. Al final me ha quedado un poco, no sé, raro. Ya me diréis que os parece, así que no os olvidéis de dejar reviews.
