Un tesoro enterrado
Capítulo 4: Malos recuerdos
Rukawa se despertó con un horrible dolor de cabeza. Se puso la mano frente a la cara para tapar el sol que se colaba por la ventana y le hería en los ojos y vio que estaba solo en una habitación que no era la suya. Entonces se dio cuenta de un dolor entre las piernas que le hizo recordar fragmentos de lo sucedido la noche anterior.
Y el mundo se le vino encima.
Saltó de la cama y se vistió lo más rápido que el dolor le permitió. Le entraron náuseas y salió del dormitorio para ir al cuarto de baño, que afortunadamente estaba al lado de la habitación, y ahí empezó a vomitar hasta que no le quedó nada en el estómago. Salió de nuevo al pasillo, pálido y tembloroso, y escuchó voces en la cocina. Se dirigió allí con paso inseguro, al entrar se encontró con Michael y Brian que estaban desayunando tranquilamente y alzaron sus cabezas cuando le vieron.
- Buenos días – saludó alegremente Michael.
- Buenos días, Kaede. Te hemos oído vomitar en el baño, no será que te has quedado embarazado? – preguntó Brian en tono de burla.
Aquello fue demasiado. Atravesó la cocina con paso rápido y le dio tal puñetazo a Brian que lo derribó de la silla y cayó al suelo de espaldas.
- BASTARDO! –gritó Rukawa preparado para golpearle de nuevo sin importarle que su rival estuviera en el suelo, pero fue sujetado por la espalda por Michael.
- Qué coño haces, Kaede? – preguntó el chico rubio mientras forcejeaba para que Rukawa no se soltara.
- SUÉLTAME! TÚ TAMBIÉN ERES UN BASTARDO DE MIERDA!
Brian se levantó y golpeó fuertemente a Rukawa en la cara mientras aún estaba sujeto por Michael, quien lo soltó inmediatamente después. El chico moreno se dejó resbalar por el pecho de Michael y se quedó sentado en el suelo con la cabeza agachada y una mano tapándose la cara. No lo pudo evitar y comenzó a llorar.
- Te dije que no era más que un niñato – dijo Brian limpiándose la sangre de la boca con una manga.
- Kaede, que te pasa? – preguntó Michael arrodillándose junto a él.
- Porqué… porqué me has hecho esto? – sollozó Rukawa sin mirarle a la cara.
- Hacerte el qué? Si te refieres a lo de anoche, tú me dijiste que querías!
- Contigo sí, pero no con él…
- Nosotros no te obligamos.
- No es cierto… yo estaba borracho y os aprovechasteis de eso…
Brian se enfureció y agarró a Rukawa de la camisa obligándole a levantarse.
- Escúchame niñato, no hagas bromas con eso, me oyes! Si no te gustó te aguantas, pero no se te ocurra acusarnos de nada, entiendes!
Rukawa se soltó, miró un momento a Brian y luego a Michael, y sin decir nada dio la vuelta y se dirigió a la puerta principal para salir de aquella maldita casa.
Las lágrimas le quemaban el rostro mientras caminaba rápidamente hacia la estación. Se sentía estúpido, humillado y traicionado, él había confiado en Michael hasta el punto de estar dispuesto a perder la virginidad con él y éste le había compartido con otro estúpido yanqui como si fuera un juguete.
Quizás fue una suerte que me quedara inconsciente, pensó amargamente, no soportaría recordar como ese hijo de puta de Brian también me…y encima el cabrón hace bromas al respecto…
La sangre se le congeló en las venas al recordar de repente que ninguno de los dos llevaba puesto un preservativo. Y por primera vez en toda su vida, Kaede Rukawa sintió verdadero miedo.
oooooooo
El capitán del Shohoku Ryota Miyagi entró en el gimnasio y todos los miembros excepto uno se reunieron a su alrededor.
- Bien, estamos todos? – preguntó.
- Falta Rukawa – dijo Ishi – Pero hoy no ha venido a clase, quizás está enfermo.
- Entonces empecemos, si mañana no viene le llamaré o avisaré al entrenador Anzai.
Todos los jugadores empezaron a calentar, mientras las dos asistentes sacaban el marcador manual del trastero.
- Pasa algo, Ayako? – preguntó Haruko a su superiora, quien se había quedado pensativa.
- Es que me preocupa lo de Rukawa. Nunca antes había faltado a un entrenamiento.
- Pero Ishi ha dicho que tampoco ha venido a clase, así que lo más probable es que esté enfermo.
- Ya, pero es que Rukawa entrenaría incluso con 40 de fiebre, te lo digo yo que le conozco desde hace años.
- Entonces crees que le ha pasado algo? – preguntó Haruko empezando a alterarse.
- Espero que no... ay no me hagas caso, seguro que no ha sido nada y está en su casa resfriado – contestó Ayako, aunque en realidad no estaba tan segura.
Mientras las dos asistentes hablaban, en la cancha había alguien más preocupado.
Dónde se habrá metido ese zorro, pensaba Sakuragi, Estará realmente enfermo?
Cuando el entrenamiento finalizó Sakuragi decidió quedarse un rato más practicando después de enterarse de que Yohei y Haruko se iban a tomar unos helados. No es que le importara, pero si tenía que irse solo a casa ya se iría más tarde. Practicó tiros en salto durante una hora, y después se dirigió a los vestuarios. Al encender la luz casi le dio un infarto, pues había una figura sentada en el suelo y apoyada en la pared de los vestuarios. La escena le resultó familiar.
- Rukawa! – exclamó.
El chico de ojos azules levantó la vista pero no se movió. Sakuragi se sorprendió al observar una mirada tan triste. El aura de felicidad que había rodeado a su kitsune durante las últimas semanas había desaparecido completamente.
- Qué te pasa? – preguntó acercándose a él - Porqué no has venido al entrenamiento?
- No me apetecía.
- Estás enfermo?
Aunque no contestó, la expresión dolorosa de Rukawa fue tal que Sakuragi se asustó. Se arrodilló junto a él y le puso una mano en el hombro. Entonces se dio cuenta de un pequeño moratón que tenía el kitsune en la mejilla izquierda y de unas marcas en su cuello.
- Qué ha ocurrido!
- …
- Me estás asustando, joder!
Los ojos de Rukawa empezaron a humedecerse, cosa que asustó aún más si cabe al pelirrojo.
- Rukawa por favor, dime que te pasa. Quizás pueda ayudarte.
- No, no creo que puedas… - dijo Rukawa ya a punto de llorar.
- Es por tu novio?
Rukawa se sorprendió al escuchar la pregunta de Sakuragi, no porque estuviera enterado, ya que supuso que el día que Michael fue a buscarle en coche le vieron, sino porque no notó burla ni desprecio, sólo preocupación.
- Ha pasado algo? – insistió Sakuragi al no obtener respuesta.
- Porqué te interesa tanto? – preguntó Rukawa a su vez – No se supone que me odias?
- Yo… - Sakuragi no sabía que decir. Entonces recordó el porqué de su deja vú – Es sólo que me gustaría devolverte el favor.
- De qué me hablas?
- No te acuerdas? El año pasado, el día después del partido contra el Kainan, vine aquí y me senté exactamente donde estás ahora. Aquella vez fuiste tú quien encendió la luz y me encontró.
- Sí, es verdad… pero a que favor te refieres?
- No fue exactamente un favor, pero lo cierto es que ese día intentaste consolarme diciendo que habíamos perdido el partido por tu culpa.
- Es que perdimos por mi culpa.
- Aunque así fuera, tú no tenías ninguna razón para culparte frente a mí.
- …
- Lo hiciste para que dejara de martirizarme, verdad?
- No me gustaba verte de aquella manera.
- A mí tampoco me gusta verte así.
Rukawa se pasó las manos por los ojos intentando secarse las lágrimas que amenazaban por asomar. Lo cierto es que sentía que si no se lo contaba a alguien explotaría, pero nunca imaginó que esa persona fuera el doa'ho.
- Dime que te pasa, por favor.
- Tengo miedo de que me hayan contagiado el sida…
Sakuragi palideció. No se esperaba algo tan fuerte.
- Po-porque dices eso? Qué ha pasado?
- Hace dos días tuve sexo sin protección.
- Con… tu novio? – Ya se han… ya se han acostado juntos…?
- Ya no es mi novio…
- Pero que pasó? – preguntó Sakuragi ignorando el alivio que sintió al escuchar esas palabras - No quiso que usarais protección?
- No sé… no tuve ocasión de preguntárselo.
- Uh?
- Nada, déjalo…
- Pero es… era tu novio, se supone que lo conocías, porque piensas que podría tener sida?
- Porqué esa noche me enteré de sus… gustos sexuales.
- A qué te refieres?
- Por ejemplo… que le van los… tríos.
A estas alturas de la conversación era Sakuragi el que empezaba a sentirse enfermo.
- Hi-hicisteis un trío?
- Sí… con un amigo suyo…
- Y ninguno usó condón?
- No…
- PERO ERES ESTÚPIDO O QUÉ, ZORRO TARADO? – explotó Sakuragi.
- ESTABA BORRACHO, VALE? – gritó Rukawa.
Sakuragi parpadeó.
- Qué quieres decir?
- Borracho, ebrio, bebido! No sabes lo que significa?
- Imbécil! Me refiero a que sí tú… si ellos… Rukawa… tú querías hacerlo?
- Claro que no… yo sólo quería estar con Michael…
- Entonces… te forzaron?
Rukawa tardó en contestar.
- No lo sé… apenas me acuerdo de lo que pasó.
- Mañana mismo te acompañaré a hacerte la prueba del VIH – dijo resuelto Sakuragi mientras se levantaba. Hijos de puta…
- Eh?
- Aunque creo que han de pasar varios meses para que la prueba resulta fiable, pero si da negativa estarás más tranquilo hasta entonces.
- No puedo hacerme la prueba! Mi médico se lo contará a mis padres y me matarán!
- Yo no he dicho nada de ir a tu médico.
- Uh?
- Sé de un sitio donde te la hacen confidencialmente.
Rukawa se le quedó mirando sin decir nada unos segundos, hasta que finalmente se levantó.
- Y me acompañarías?
- Sí. Te espero mañana en la estación a las 8.
- Pero hay clase…
- Esto es más importante.
Sakuragi cogió una toalla y gel de su taquilla y se encaminó a las duchas. Rukawa le siguió con la mirada.
- Gracias… - murmuró lo suficientemente alto como para que el pelirrojo le oyera.
oooooooo
N/A: Hola! Terminé los exámenes. Lo sé lo sé, en este capítulo se me ha ido la olla un poco. Pero es que yo en el lugar de Rukawa pensaría lo mismo, aunque me dijeran alarmista. Si es que hoy en día no te puedes fiar de nadie en ese tema. Y es cierto que han de pasar varios meses para que la prueba resulte fiable, pero no era plan de alargar tanto el fic.
No tengo ánimos para contestar hoy reviews, pero por favor sigan dejándome, pues cada review es una pequeña alegría y estos días no me irían nada mal.
Besos
Khira
