Un tesoro enterrado

Capítulo 10. La venganza de Sakuragi

Sakuragi contemplaba lleno de rabia y de impotencia el rostro destrozado de Rukawa. También tenía moratones en el cuello y en los brazos, y seguramente tendría muchos más en el resto del cuerpo, pero no tuvo el valor de apartar la sábana para verlos. El chico moreno parecía dormir tranquilamente, aunque en realidad estaba sedado. El médico que le atendía lo había decidido así para que no sintiera el dolor de sus costillas rotas. Sakuragi alargó su mano para acariciar la de su novio, que tenía marcas en las muñecas, pero no se atrevió. La madre del kitsune estaba afuera de la habitación hablando con Ayako y el entrenador Anzai, y podría entrar en cualquier momento. En lugar de eso apretó fuertemente el puño hasta clavarse las uñas.

Lo van a pagar, pensó mientras le hervía la sangre, lo van a pagar muy caro…

Nadie excepto Sakuragi sabía quien podría haberle hecho semejante daño a Rukawa. El pelirrojo no lo sabía tampoco del cierto, pero estaba seguro de que una persona sola no habría podido con su zorro. Así que si Michael, tal como sospechaba, era uno de los culpables, el otro seguramente sería el mismo que ya había abusado una vez de él junto con el yanqui rubio.

Porque lo peor de todo era que, aunque los padres de Rukawa sólo hubieran hablado de una paliza, Sakuragi sospechaba que el ataque había ido más allá. Pero entendía la discreción de la pareja, ya que si su hijo había sido violado lo que menos le ayudaría a superarlo es que todo el mundo se enterara de ello.

Era culpa suya. Si no se hubieran peleado Rukawa no se habría quedado solo en la casa…

La puerta de la habitación se abrió y por ella entró la madre de Rukawa. Era una mujer joven, de pelo castaño y muy largo, algo rizado, y ojos azul oscuro, enrojecidos por el llanto.

- Ayako y el señor Anzai han ido a por un café – dijo antes de sentarse junto a su hijo.

Sakuragi se quedó callado mirando como la señora Rukawa cogía con cuidado la mano inerte del chico que yacía en la cama, tal y como había estado a punto de hacer él unos minutos antes.

- No entiendo quien ha podido hacerle esto… – sollozó la mujer de pronto – Muchas veces había llegado a casa con algunos golpes, pero nos decía que eran simples peleas con chicos de la escuela… Pero esto… esto no ha sido una simple pelea… Le atacaron… le atacaron en nuestra propia casa…

Los padres de Rukawa habían llegado a su casa por la mañana, y nada más entrar encontraron a su hijo casi desmayado en el suelo del salón, según les habían contado al venir al hospital a ver al kitsune. Sakuragi se estremecía con sólo imaginar la escena.

- Su hijo es fuerte. No se va a hundir por esto. En unos días le tendrá de nuevo en casa rezongando y durmiendo, ya lo verá.

- Gracias… - murmuró la señora Rukawa con una leve sonrisa, pero sabía que no iba a ser tan fácil de superar después de escuchar las palabras del médico sobre lo que le habían hecho a Kaede – Se ve que le conoces bien…

- … - Sakuragi se sonrojó un poco y decidió cambiar de tema – Cuando le van a quitar la sedación?

- Dentro de un par de horas… La policía nos ha pedido que les avisemos y vendrán a hablar con él en seguida.

- Llamaron ustedes a la policía?

- No, fue el hospital.

Yo encontraré antes a ese maldito yanqui, pensó el pelirrojo.

- Tengo que ir a llamar por teléfono, señora Rukawa. Pero volveré enseguida.

- De acuerdo, Sakuragi-kun. Me alegra que mi hijo tenga amigos que se preocupan tanto por él.

Sakuragi salió del hospital y entró en una cabina de teléfono. Descolgó y marcó un número que se sabía de memoria.

- Moshi moshi? Yohei Mito al habla.

- Yohei, tienes que ayudarme.

- Hanamichi! Como está Rukawa?

- Lleno de moratones y con dos costillas rotas… Ese hijo de puta de su ex le ha dado una buena paliza…

- Como sabes que ha sido su ex? Te lo ha dicho él?

- No, le tienen sedado. Pero yo sé que ha sido el yanqui.

- Hana, no te precipites. Espera que Rukawa despierte y te cuente quien le ha hecho esto.

- No puedo esperar, Yohei… - la voz de Sakuragi temblaba de pura rabia y su amigo lo notó – Tengo que encontrarlo y partirle la cara. Y tú tienes que ayudarme. No lo ha hecho solo.

- Tranquilízate, por favor. Claro que te voy a ayudar; le enseñaremos a ese tipo a no meterse con quien no debe. Pero antes debemos asegurarnos de que ha sido él.

- Tienes razón… pero no puedo quedarme en el hospital sentado sin hacer nada…

- Voy para allá, vale? Y también avisaré a Takamiya y los demás para que se preparen para una venganza en toda regla.

- Está bien… Diles que esperen en el hall del hospital.

- Ok. Nos vemos dentro de un rato.

- Hasta luego, Yohei.

Cuando Sakuragi volvió a la habitación se encontró afuera a Ayako, quien le dijo que el padre de Rukawa había llegado hacía un minuto y estaba dentro junto con su mujer y el entrenador Anzai, así que decidió esperar junto con la mánager. El médico había prohibido que hubiera demasiada gente en la habitación.

Ayako podía imaginarse el estado mezcla de ira y tristeza que estaría experimentando Sakuragi. Sabía de la decisión de Rukawa por él mismo, pero aunque hubiera elegido al chico americano estaba segura de que el pelirrojo estaría igual. El entrenador Anzai salió al cabo de un rato y se despidió de ellos; no podía quedarse más tiempo porque tenía que cuidar de su mujer. El gordito parecía muy afectado con lo sucedido; no era de extrañar pues todos sabían el gran aprecio que le tenía a su jugador estrella. Media hora más tarde vino Ryota.

Las uñas de Sakuragi disminuían peligrosamente. No pudo evitar recordar cuando reñía a Rukawa por el mismo motivo. Finalmente pasaron el par de horas y llegó el médico que atendía al kitsune acompañado de una enfermera.

Sakuragi, Ryota y Ayako esperaron levantados a que alguien saliera de la habitación para contarles como estaba Rukawa. Lo que no se esperaban era que saldrían tanto los padres de Rukawa como el médico y la enfermera.

- Como está? – preguntó Ayako sin poder contenerse – Le han despertado?

- Sí – contestó el padre de Rukawa con voz neutra, igualita que la de su hijo.

- Ha dicho quien ha sido? – preguntó Ryota adelantándose a Sakuragi.

- No. Dice que no se acuerda de nada.

Que no se acuerda, serepitió mentalmente el pelirrojo empezando a desesperarse. Entonces notó que los cuatro adultos que tenía enfrente le estaban mirando a él.

- Ha preguntado por ti, Sakuragi-kun – dijo la señora Rukawa – Y quiere hablar contigo a solas.

No se lo tuvo que decir dos veces. Sakuragi entró rápidamente en la habitación y se topó con los ojos azules de su amor, que aunque hinchados y amoratados eran igual de hermosos.

- Hola zorro… - susurró Sakuragi antes de sentarse con cuidado en el borde de la cama y depositar un suave beso en su frente.

- Hola doa'ho… - murmuró Rukawa con voz apenas audible.

- Cómo te encuentras? – preguntó aún a sabiendas de lo estúpido de la pregunta.

- Me duele todo…

Sakuragi le acarició con cuidado el cabello mientras intentaba controlar su rabia. Se negaba a creer que Rukawa no podía recordar la cara de sus agresores.

- Dime quien ha sido. Dime quien te ha hecho esto.

- No… no me acuerdo…

- Fue Michael?

La mirada de Rukawa se turbó un poco y eso no le pasó inadvertido al tensai. Pero su voz sonó ofendida cuando contestó.

- No… Él no sería capaz de hacer algo así…

- Ya lo hizo una vez, no?

- No sé de que me hablas…

- Es que tampoco recuerdas que él y un amigo suyo te violaron estando ebrio?

- Pero no me golpearon…

- Porque no les hizo falta… pero ayer sí porque te resististe, verdad?

Rukawa bajó la vista, incapaz de mirar a Sakuragi a los ojos. Lo sabía, su doa'ho sabía que le habían forzado de nuevo, y esta vez de manera brutal… Empezó a llorar de vergüenza.

- No llores, Kaede, por favor… - suplicó Sakuragi con el corazón roto – Dime donde puedo encontrarlos y te aseguro que pagaran por esto…

- NO! – gritó Rukawa sorprendiéndole – No fueron ellos...

- Pero que dices?

- Por favor no hagas nada… - imploró - Por favor, Hana…

Sakuragi estaba atónito con la reacción de su zorro. Un pensamiento cruzó fugaz por su mente… Rukawa había querido verle enseguida… había sido para asegurarse de que él estaba bien?

- Te amenazaron?

- Q-qué?

- Te amenazaron con hacerme daño a mí si me lo contabas?

Rukawa no contestó: en lugar de eso empezó a llorar más fuerte, lo cual fue suficiente para Sakuragi. Se levantó y caminó rápidamente hacia la puerta de la habitación.

- NO! – gritó Rukawa de nuevo tratando de incorporarse – NO TE VAYAS!

Pero su súplica fue en vano. Sakuragi salió de la habitación e ignoró a las personas que esperaban fuera. Los padres de Rukawa entraron en seguida al oír los gritos de su hijo, quien no quiso decir nada sobre lo que había discutido con su compañero de equipo.

En menos de un minuto Sakuragi llegaba al hall del hospital, donde le esperaba su gundam al completo. Un gesto del pelirrojo les bastó para saber que esa noche habría sangre.

- Cómo encontraremos al yanqui? – preguntó Yohei cuando salieron del edificio.

- Su dirección estará en el móvil de Kaede.

- Y el móvil de Rukawa está en…?

- En su casa.

- Tienes las llaves?

- No.

- Entonces como entraremos?

- Romperemos una ventana si hace falta – dijo Sakuragi mirando a su amigo en un tono que no admitía réplica.

Sin nada más que opinar se subieron todos en la moto de Yohei para dirigirse a casa de Rukawa. Afortunadamente no hizo falta romper ninguna ventana, pues había una abierta en el piso de arriba. Seguramente con el disgusto los padres de Rukawa se olvidaron de dejar todo cerrado, pensaron todos. Entre Ookusu y Sakuragi consiguieron que el primero se colara por ella y cinco minutos más tarde y después de rebuscar por toda la casa tenían en su poder el móvil del kitsune. A Sakuragi le molestó un poco que su novio todavía guardara en él el teléfono y la dirección de Michael, pero en el fondo le alegró porque gracias a eso podría encontrarle.

La suerte les siguió acompañando cuando al entrar en el piso de un sorprendido americano encontraron en la sala de estar otro chico de apariencia extranjera con la cara golpeada. Para que la pelea fuera justa Takamiya, Noma y Ookusu se encargaron de vigilar que nadie se acercara a la puerta del piso, mientras que Sakuragi y Yohei se encargaron de Michael y Brian hasta que estos fueron sólo unas sombras en el suelo.


N/A: olaa! Aquí les traje el penúltimo capítulo de la historia. Espero haber cumplido bien con las peticiones de que esos dos se llevaran su merecido.

Hoy no contestaré a los reviews porque quiero aclarar antes el rumor de que están penalizando por ello, pero por favor no dejen de dejármelos!

Besos desde Mallorca

Khira