Un tesoro enterrado

Capítulo 11. Tú y yo

Tanto para las familias de Sakuragi y Rukawa como para sus compañeros en Shohoku fue un shock enterarse de la relación que mantenían los dos chicos. Pero esa fue la única manera de explicar porqué una vecina había visto salir a un chico alto y con el pelo teñido de rojo de la casa de la familia Rukawa la misma noche de la agresión, sobretodo después de que el ADN de Sakuragi coincidiera con el de la piel que tenía el kitsune bajo las uñas, pues al enterarse la policía de que los dos jugadores habían protagonizado muchas peleas a lo largo de casi dos años el pelirrojo se convirtió ni más ni menos que en el primer y único sospechoso.

- Teme kitsune… tanto insistir en que no te hiciera chupetones y tú mientras me arañabas…

- Ya déjalo, doa'ho… al final todo ha salido bien…

- Claro, como no fuiste tú quien tuvo que soportar un interrogatorio de casi una hora!

- No exageres, anda! Que largaste que estábamos liados desde el principio, apenas tuvieron que hablar contigo diez minutos…

- …

- Y mira que decir que te habías peleado con Yohei…

- …

Sakuragi no podía replicar ante la mirada divertida que le estaba dedicando Rukawa. Le hacía muy feliz verle sonreír de esa manera después de todo lo que había pasado. Se acercó un poco más a su cuerpo para abrazarlo, ambos estaban tumbados tranquilamente en la cama de Rukawa de su dormitorio sin preocuparse de que sus padres estaban abajo: ahora que sus familias lo sabían todo no necesitaban esconderse. Bueno, no todo…

- Me extraña que tus padres se hayan creído que no te acuerdes de quien te atacó…

- Creo que en el fondo prefieren no saberlo.

- Sigo pensando que deberías haberlos denunciado.

- Sí claro, después de que tú y Yohei casi los matarais, no? Entonces la policía habría tenido más trabajo con vosotros.

- Lo sé… pero no lo pude evitar… habían hecho daño a la persona más importante para mí…

Rukawa alargó su mano para acariciar la mejilla de su koi, y a continuación le besó en los labios con dulzura.

- Ejem…

Ambos chicos se separaron rápidamente muy sonrojados al escuchar la voz del señor Rukawa, pues aunque su relación había sido aceptada era la primera vez que les sorprendían besándose. Sakuragi se incorporó y se quedó sentado en un lado de la cama.

- Q-que pasa, papá? – preguntó Rukawa rojo como la grana.

- No pasa nada, sólo quería avisarte de que tu madre y yo vamos a salir.

- Ah… ok. Dónde vais?

- A casa de la abuela. Volveremos en un par de horas.

- Vale.

- Sakuragi, vigila que mi hijo no se mueva de aquí, entendido?

- Sí, señor Rukawa – se apresuró a decir el pelirrojo.

- Pero… - intentó quejarse el chico de ojos azules.

- No hay pero que valga. El médico dijo una semana de reposo, y sólo hace tres días que te dieron el alta.

- Está bien…

Sakuragi esperó a oír el sonido de la puerta principal al cerrarse para tumbarse de nuevo al lado de su kitsune, quien le atrajo suavemente hacia él.

- Estamos solos… - susurró con voz felina en su oído.

- Kitsune hentai… no sabes lo que significa la palabra reposo?

- Sí que lo sé… - suspiró Rukawa, de pronto su semblante se volvió triste - Sólo quiero jugar un rato, doa'ho… Aunque no tuviera que reposar igualmente no podremos estar realmente juntos por algún tiempo…

De nuevo la rabia se apoderó durante unos segundos del chico más alto, pues sabía a qué se refería Rukawa ya que él mismo se lo había contado: la brutal violación le causó un desgarro que tardaría bastante en curarse.

"Cálmate, Hanamichi", se dijo a sí mismo, "Esos dos ya se llevaron su merecido".

- - - Flashback - - -

Yohei ya había terminado con Brian y estaba de pie vigilando por si se levantaba, pero parecía haber quedado inconsciente después del último puñetazo. Sakuragi estaba sentado sobre el estómago de Michael, ya muy aturdido, y le golpeaba la cara una y otra vez.

- SI VUELVES A ACERCARTE A ÉL, TE MATARÉ, ME OYES!

- Ya basta Hanamichi! – gritaron Noma y Ookusu cogiéndole de los hombros para levantarlo.

Michael al sentirse libre se encogió en el suelo en una postura ideal para que Sakuragi le diera una tremenda patada en el estómago, a pesar de estar sujeto por sus dos amigos.

- BASTA HANAMICHI!

Takamiya se sumó al intento de calmar al pelirrojo, mientras el chico americano comenzaba a vomitar sangre en el suelo.

- ME OÍSTE, PUTO YANQUI DE MIERDA! TE MATARÉ! CONTESTA!

Michael cerró los hinchados ojos azules y asintió.

Esa noche Sakuragi se quedó a dormir en casa de Yohei, pues no podía permitir que su madre le viera en aquel estado. Por suerte los padres de su amigo estaban de viaje, de lo contrario también se habrían asustado. A pesar de haberles ganado, los dos yanquis habían presentado batalla.

- - - Fin del flashback - - -

"No, no volverán a por más".

"Y ahora es el momento de vencer tus miedos".

- Pero eso sería así si tú tuvieras que ser el uke… - dijo titubeante.

- Pero… - empezó Rukawa antes de comprender a donde quería llegar el pelirrojo – Hana, lamento mucho haberte insistido la otra vez, no tenía derecho a presionarte…

- Es que yo…

- No necesitas excusarte – le interrumpió - Mira, yo me di cuenta de que era gay a los 12 años… sí, no me mires así… por eso tuve mucho tiempo para hacerme a la idea. Pero tú no eres como yo… por eso entiendo que necesites más tiempo para…

- No necesito más tiempo – interrumpió esta vez Sakuragi – Y te lo demostraré ahora mismo si me prometes que no te moverás lo más mínimo y me lo dejarás todo a mí.

Rukawa le miró con cara de no entender hasta que Sakuragi se levantó y sacó de su mochila un tubo de lubricante y una caja de preservativos. Se acercó de nuevo a la cama bastante ruborizado y lo dejó todo en la mesilla.

- Hana, de verdad que puedo esperar… - dijo Rukawa incorporándose un poco.

- No te muevas – ordenó Sakuragi sentándose encima de sus muslos a la vez que se quitaba la camiseta.

En menos de un minuto el pelirrojo se había desnudado y hecho lo propio con el kitsune, este último sólo de cintura para abajo. La excitación era ya evidente en ambos. Sakuragi cogió el miembro de Rukawa con una mano y empezó a masturbarle muy suavemente, mientras que con la otra mano se apoyó en un lado de la cama y se inclinó para besar los pálidos labios de su koi, quien le devolvió el beso entre gemidos. Unos minutos después el pelirrojo interrumpió su labor y cogió de nuevo el tubo de lubricante, sujetó la mano derecha de Rukawa y le untó los dedos con la fría crema.

- Prepárame… - le susurró en el oído inclinado de nuevo sobre él.

Rukawa no perdió el tiempo y dirigió sus dedos hacia la entrada de Sakuragi. Primero la acarició haciendo pequeños círculos para relajar el esfínter, para a continuación introducir lentamente su dedo índice. Notó como el cuerpo entero de Sakuragi se tensaba y empezó a besarle y a mordisquearle una oreja para relajarlo, mientras su dedo seguía moviéndose en su interior.

Poco a poco empezó a introducir el segundo. Sakuragi se aferró con fuerza a la sábana pero no se quejó en ningún momento.

- Estás bien? – preguntó Rukawa.

- S-sí – gimió el pelirrojo levantando un poco la cabeza para mirarle – Muy bien…

Rukawa introdujo un tercer dedo que se mantuvo poco tiempo, pues Sakuragi se incorporó y alargó su mano para coger un preservativo. Rukawa iba a incorporarse también pero una mano en su pecho le detuvo.

- No – le ordenó Sakuragi con una sonrisa que no quitaba firmeza a sus palabras – Hemos quedado en que no te moverías.

El chico moreno se quedó quieto, tremendamente excitado. Vio como Sakuragi abría con cuidado el preservativo y luego lo colocaba sobre su erecto miembro; después, y sin apenas dudar, se lo hundió él mismo dejando caer su peso. Ahí Rukawa no pudo contenerse más y tras un grito de placer se levantó un poco para abrazar al pelirrojo, permitiendo que este deslizara las piernas por detrás de su espalda. Después simplemente se abandonó al frenético ritmo que impuso el tensai.

oooooooo

Aunque después de la violación le habían hecho la prueba del sida en el hospital y dio negativa, ya le avisaron de nuevo que los resultados no eran fiables y que tendría que repetirla. Rukawa decidió hacérsela unos meses después de nuevo en Tokyo y así de paso acompañar a Sakuragi y a Yohei, pues después de la sangrienta pelea ambos se podrían haber infectado.

A los tres les dio negativa.

- Vaya susto me disteis al decirme que quizás esos dos eran seropositivos – se quejaba Yohei de camino a la estación.

- Siento mucho que Sakuragi te involucrara en esto, Yohei – se disculpó Rukawa por enésima vez.

- No te preocupes. Hanamichi es como mi hermano, haría por él lo que me pidiera.

- Y como es mi hermano, eso os convierte en cuñados – terció Sakuragi divertido pasándoles a ambos un brazo por los hombros.

- Haha pues sí…

De regreso en su barrio Sakuragi y Rukawa despidieron a Yohei, que había quedado con Haruko, y se dirigieron hacia la casa del primero.

- Te pasa algo? – preguntó el pelirrojo a su novio, que estaba muy callado.

- No, nada.

Sakuragi se detuvo e hizo detener también a Rukawa.

- Dime que te pasa.

- No me pasa nada.

- No te creo.

- …

- …?

- Es una tontería…

- Pues cuéntamela.

Rukawa clavó su mirada azul en Sakuragi un momento y después miró al suelo avergonzado.

- Es que… no sé… ahora que por fin ya ha pasado todo… no dejo de pensar en lo estúpido que fui…

- Por qué dices eso?

- Por favor, Hana… - Rukawa levantó de nuevo la vista, enojado – Siempre ignorando a las chicas de mi club de fans, despreciándolas por decir estar enamoradas de mí sin conocerme, y luego voy yo y hago lo mismo… y encima con un psicópata que me violó dos veces… yo… fui un completo idiota…

Había mucho dolor en las palabras del kitsune, que parecía a punto de llorar. Sakuragi le cogió la cara con ambas manos y le plantó un largo y tierno beso en los labios.

- Tú mismo lo has dicho: ya pasó, de acuerdo? – le dijo separándose.

- Sí…

- Me quieres?

- Claro que te quiero… más que a mi vida…

- No digas eso… con que me quieras más que al básquet me conformo…

- …

- Teme kitsune!

Rukawa soltó la risa y le miró divertido.

- Pues claro que sí…

- Ah, menos mal… Por cierto, pensaba que no te habías dado cuenta de lo de tu club de fans…

- Imposible no hacerlo… Celoso, do'aho?

- Teme! Claro que no…

Los dos chicos se cogieron de la mano, sin importarles que alguien les viera y se escandalizara, y siguieron su camino hacia la casa del pelirrojo.

- Habrá alguien en tu casa? – preguntó Rukawa después de unos pocos minutos de silencio.

- No… mi madre no vuelve hasta la noche – respondió Sakuragi - Estaremos solos… - añadió dándole un apretón cariñoso en la mano.

- Sí… por fin… - suspiró el chico de ojos azules – Solos tú y yo…

Owari


N/A: Se terminó! Y de verdad, porque no voy a hacer epílogo. Ha sido un placer escribir esta historia y sobretodo leer vuestras opiniones. Perdón por haber sido tan malvada con mi Rukawa, diría que no lo volveré a hacer… pero mentiría XD.

Muchos besos a todas/os!

Khira