Disclaimer: si yo fuera la creadora de todo esto, mi nick sería J. K. Rowling en lugar de bars9. Conclusión: nada de esto es mío. No me merezco una demanda.
Advertencia: este fict es producto de un arrebato inspirativo. La autora no se hace cargo de los daños psicológicos que esta historia pueda causar en todo aquel que la lea. Estáis avisados.
James y Lily, una historia a la inversa
Capítulo 1. James, mi amor platónico
Era una noche calurosa de principios de junio. La luna, a punto de alcanzar su fase culminante, brillaba con extrema intensidad, contrastando con el cielo azul que se cernía sobre un enorme y antiguo castillo medieval…
Una silueta de un joven montado en escoba se deslizaba silenciosamente por ese cielo azul, a gran velocidad y realizando extraños movimientos en zigzag, como esquivando invisibles obstáculos. Parecía tener alas, parecía ser tan veloz que nada podía pararlo, era tan libre y a la vez tan hábil que parecía encontrarse como pez en el agua… en su elemento.
Mientras tanto, un par de ojos verde esmeralda miraban con asombro y fascinación los hábiles movimientos del joven, casi sin parpadear y procurando no perderse ningún detalle. Y mientras le observaba con los cinco sentidos puestos en él, su mente se evadía imaginando fantásticas historias de amor que nunca se haría realidad…
…………………
Dos ojos verdes de un brillante color esmeralda se abrieron súbitamente en la oscuridad. La dueña de esos ojos, una chica pelirroja, de unos 22 años, que respondía al nombre de Lily Evans, tardó unos escasos segundos en ubicarse. Estaba tumbada en su enorme cama, sudorosa y con todas las mantas en el suelo… como odiaba eso.
La mujer se incorporó en su cama con cierta dificultad y miró el reloj. Las 6 de la mañana. En una hora debería levantarse para ir a trabajar, pero por lo visto iba a ser bastante difícil, por no decir imposible, volver a conciliar el sueño. Con esa perspectiva nada alentadora y molesta por haber perdido una hora de sueño a lo tonto, Lily se levantó del todo y se metió al baño, dispuesta a darse una ducha relajante.
Más de treinta minutos después, la misma mujer pelirroja salía del baño, con una gran toalla envolviendo su cuerpo de piel blanca y con otra más pequeña cubriendo su cabello. Inmediatamente se dirigió a subir las persianas de la habitación. Con un bostezo, contempló como los primeros rayos de un sol veraniego bañaban la gran ciudad que era Londres. Lily sonrió, el sol siempre lograba ponerla de buen humor.
Tras desayunar y vestirse, la mujer se dio cuenta de que le sobraban veinte minutos. Salió a la terraza de su apartamento y a la vez que contemplaba una vista maravillosa de la ciudad, dejó que su mente volará a su antojo.
Sin embargo, la mente es demasiado caprichosa y se paró en un recuerdo que supuestamente Lily ya había superado. Recuerdo avivado por el sueño que había tenido esa misma noche: James Potter… James Potter, su primer amor, su sueño adolescente y su objetivo inalcanzable en sus años de estudiante en Hogwarts. No entendía como aún, cinco años después de la última vez que le vio en persona, se permitía seguir pensando en él. No lo hacía constantemente como cuando era una adolescente, aunque también era cierto que en ocasiones no podía evitarlo. Pero aún así seguía sin entenderlo. Era una chica con suerte, con un trabajo que le gustaba y un apartamento precioso… ¿por qué demonios seguía mortificándose con el recuerdo de James Potter? Quizás porque era el único chico del que había estado enamorada, le recordó una voz en su cabeza.
'James Potter solo es un recuerdo – se rebatió a sí misma la mujer, a la vez que de un portazo, cerraba la puerta de su casa.
Pero el hecho de que la foto de James Potter llenara las portadas de todos los periódicos mágicos de ese día, bajo el título de "El héroe inglés", no ayudó a corroborar es afirmación.
'¿Héroe inglés? – leyó Lily en voz alta a la vez que alzaba una ceja – No creo que un simple jugador de Quidditch se merezca ese calificativo.
'Atrapó la snitch en solo cinco minutos. ¡Y nos colocó en la final del mundial! – exclamó el vendedor con entusiasmo.
Lily chascó la lengua en señal de desacuerdo, pero prefirió no comentar nada al respecto. Tras pagar lo que valía el periódico, la mujer se despidió y continuó caminando a través del largo vestíbulo del Ministerio de Magia, lugar donde trabajaba desde hacía dos años, con el extraño pensamiento rondando por su cabeza de que ese no iba a ser un día normal.
oooooooooooooo
Al mismo tiempo pero algo lejos del centro de Londres, un hombre joven de la misma edad que Lily, tomaba el periódico mágico que, como todos los días, una lechuza blanca le llevaba hasta su gran casa a las afueras de la ciudad. Una sonrisa iluminó el bonito rostro del hombre al ver el titular del periódico, del que él era el protagonista.
'Otro maravilloso día en la vida de James Potter – murmuró el hombre lleno de alegría.
Sin embargo, ese buen humor y ese optimismo parecieron empañarse levemente cuando James pasó por delante de una foto y clavó sus ojos castaños sobre ella. La instantánea había sido tomada durante su época de estudiante en Hogwarts, concretamente el día de su graduación. Allí aparecía él, en el centro de la foto y con una gran sonrisa, en medio de sus dos mejores amigos. Pero fijarse en la esquina izquierda de la foto y ver a aquella chica de pelo rojo y ojos verdes, su cara se contorsionó en una mueca extraña.
Ella era Lily Evans, compañera suya y durante siete años, nadie importante en su vida. A pesar de que todo el mundo en el colegio decía que Lily estaba enamorada de él, James nunca le había prestado más atención de la necesaria. Ella solo era la empollona del curso, no una chica con la que salir.
Pero a pesar de todo y de una forma inexplicable, en los últimos días James no se había podido quitar de la mente a Lily Evans. Y todo a raíz de que la había visto en una cafetería después de cinco años y… para qué negarlo, la chica le había impresionado. No podía creerse como había dejado escapar a alguien como ella, y más si lo rumores de que había estado enamorada de él eran ciertos.
James se llevó una mano a su indomable pelo negro azabache y lo revolvió distraídamente, un gesto típico en él. Abandonando esos extraños pensamientos que le acompañaban desde hacía una semana, cogió las llaves de su casa y se marchó. Dentro de media hora entrenaba con la selección inglesa de Quidditch y debía estar despejado para entonces. En una semana era la final de la copa del mundo, una ocasión única para él, y su cabeza solo podía concentrarse en ello.
ooooooooooo
Tal y como Lily había predicho, ese día estaba resultando de todo menos normal. Trabajar en el Departamento de Catástrofes Mágicas no era un empleo tranquilo en absoluto, pero ese día estaba siendo más ajetreado que de costumbre. Y su compañero de puesto, Sirius Black, tampoco estaba resultando de gran ayuda.
'¡Sirius¡Haz el favor de atender a esas lechuzas! – chilló Lily a punto de sufrir un colapso nervioso.
'Tranquila, fiera – la hizo rabiar el hombre, bajando los pies de encima de la mesa y levantándose con una tranquilidad pasmosa.
Por unas milésimas de segundos, Lily se quedó atontada observando los elegantes movimientos de Sirius, pero rápidamente volvió a lo que estaba haciendo. Sirius Black, tal como su apellido de buena familia indicaba, era un hombre imponente. Alto, con media melena de color negro y dotado con unos atrapantes ojos grises que parecían saberlo todo, Sirius destilaba elegancia y masculinidad por todos los poros de su piel. Con esas características, no era de extrañar que hubiera sido un casanova toda la vida. O como Lily prefería llamarle, un bala perdida incapaz de asentar la cabeza.
'Todo esto es culpa de Potter.
Lily había hecho el comentario en voz baja, pero Sirius lo captó perfectamente. Al oír lo que había dicho su compañera, el hombre no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa traviesa.
'¿James¿Qué tiene que ver mi amigo en todo esto?
En efecto, James y Sirius habían sido amigos desde la primera vez que se vieron. Incluso solían decir que eran como hermanos. Lo sabían todo el uno del otro, pero Sirius no pudo evitar extrañarse al oír a Lily mencionar a su amigo, algo extremadamente extraño en ella. Hacían siglos que no se veían… ¿o no?
'Si ayer no hubiera atrapado la maldita snitch en ese maldito partido, sus malditos seguidores no se hubiera emborrachado y hoy no tendríamos tantos malditos casos de apariciones fallidas – explicó Lily con evidente fastidio.
'Estas abusando de la palabra maldito – señaló el moreno con sorna.
'¡Cállate!
Sirius sonrió y volvió a trabajar en silencio. Pero no aguantó mucho en ese estado, una duda le asaltaba. Una duda que tenía que resolver inmediatamente.
'¿Le has visto últimamente?
La pregunta pilló por sorpresa a Lily, que no sabía de qué estaba hablando Sirius.
'¿A quién?
'¿A quién va a ser¡A James! – exclamó el hombre como si fuera lo más evidente del mundo.
'¿A qué viene eso ahora? – preguntó Lily, pero no espero a oír la respuesta – Sabes que desde que salimos de Hogwarts no le he visto.
'¿Has pensado en él? – volvió a interesarse Sirius.
La pelirroja le miró fijamente taladrándole con sus ojos verdes, como queriendo matarle y calculando cuál iba a ser su próximo movimiento al mismo tiempo.
'Te estás adentrando en terreno peligroso, Black – para sonar más amenazante, Lily utilizó el apellido de Sirius en lugar de su nombre.
Pero Sirius la conocía demasiado como para saber que Lily no podía resultar amenazante, aunque lo intentara. Era demasiado dulce para ello.
'No me das miedo – bromeó Sirius – Eres demasiado buena para dar miedo.
Lily maldijo por lo bajo, pero sabía que el hombre estaba en lo cierto. La pelirroja también tenía en cuenta que Sirius la conocía muy bien. Pero mirándolo bien, era algo lógico: siete años de amistad en Hogwarts y otros dos compartiendo puesto de trabajo eran suficientes como para conocerse perfectamente el uno al otro. Porque Sirius y Lily podían considerarse amigos. Una amistad algo peculiar, pero amigos al fin y al cabo.
'Sí, he pensado en él – se sinceró Lily al cabo de unos minutos.
'¿No lo habías superado ya? – le recordó él.
Y como buenos amigos, Sirius conocía de primera mano ese amor platónico de la joven por James. De hecho lo había vivido en primera persona durante su época en Hogwarts y aunque había tratado por todos los medio de quitárselo a la pelirroja de la cabeza, no lo había conseguido.
'Sí.
'¿Entonces…?
'Entonces no sé, Sirius. Se suponía que ya lo había olvidado, pero…
'Deberías empezar a salir con más chicos – aconsejó Sirius.
Silencio por parte de Lily, que no estaba en absoluto de acuerdo con la propuesta de su amigo. Su experiencia con los hombres siempre había sido mala: empezando por su amor no correspondido por James y terminando con su último novio, Jack, que le había sido infiel. En cierto modo, pensaba Lily, eso le estaba bien merecido por ser tan tonta y enamorarse del primero que le prestaba una mínima atención.
'Si quieres aviso a Remus y… - empezó Sirius, nombrando a su otro mejor amigo.
'Remus es encantador – le cortó la mujer – pero lo que menos necesito en estos momentos, es a otro hombre.
'Como tú veas – cedió Sirius finalmente, sabiendo que era imposible convencer a su amiga.
Lily sonrió agradecida de que Sirius no insistiera.
oooooooooo
La mañana de entrenamiento había sido agotadora para James y para el resto del equipo. Ni siquiera tras una épica victoria que les colocaba en una de las grandes finales de los últimos mundiales, había sido suficiente para aplacar a su seleccionador, Bob Bishop.
'¡Potter¡Acelera que parece que vas de paseo¡Durden¡Batea más fuerte o solo conseguirás que las bludgers se vayan contra tus compañeros¡Singer¡Afina la puntería o te veo en el banquillo! – daba órdenes Bishop, gritando incansablemente.
'Vaya pulmones – bromeó James al pasar al lado de Michelle Singer, la excelente cazadora de la selección.
Tras finalizar la sesión y después de aguantar la correspondiente charla del entrenador, James pudo disfrutar de una reparadora ducha que eliminó algo del cansancio que había acumulado. Sin embargo, y tras abandonar el campo de entrenamiento y encaminarse a un restaurante para comer, los pensamientos de James se volvieron a posar en su pasatiempo preferido de los últimos días: Lily. Todavía no alcanzaba a comprender como la joven había logrado a obsesionarle tanto habiéndola visto solo durante unos segundos, pero así era.
Tenía que ponerle remedio al asunto como fuera, o sino iba a acabar volviéndose majareta. Rápidamente, James encontró la solución perfecta para saciar su curiosidad. Se dio media vuelta con decisión, dispuesto a hacerle una visita a su amigo Sirius.
Al llegar al Ministerio de Magia, James tuvo algún que otro problema para localizar a su amigo ya que, a pesar de que Sirius llevaba dos años trabajando allí, nunca había ido a visitarle. La razón, según James, era la incompatibilidad de horarios; según Sirius, la vaguería.
'¡Por fin te encuentro! – exclamó James agotado y experimentando una sensación de alivio tras abrir la puerta del despacho y comprobar que había acertado.
'¿Qué haces aquí? – le preguntó Sirius con la extrañeza pintada en su rostro.
'¿Así es cómo saludas a tu amigo del alma? – replicó James poniendo cara de pena, pero con tono burlón.
'Perdone, su excelencia – se arrepintió el otro inmediatamente, haciendo una exagerada reverencia y luego tomando la mano de su amigo para besársela - ¿Así mejor?
James soltó una carcajada. A la hora de hacer el payaso, no había quien superara a Sirius.
'Ahora en serio¿qué te trae por aquí? – volvió a preguntar Sirius.
'Me aburría y dije voy a visitar a mi amigo Sirius – el otro moreno se encogió de hombros, intentando parecer casual.
Pero no coló con Sirius, que no se creía ni una palabra. Sin embargo el hombre no pudo comentar nada al respecto, ya que en ese momento una exhalación roja entró en la habitación sorprendiendo a los dos jóvenes.
'¡Sirius! Te dije que quería esos papeles encima de mi mesa ahora mis… - Lily se quedó con la palabra en la boca al reparar en la presencia de James. Porque estaba claro que el hombre alto y moreno que tenía delante suyo era James.
'¡Hola! – saludó él con alegría, a la vez que taladraba a la mujer con la mirada, contento por poder saciar por fin su curiosidad. Y la verdad es que lo que estaba viendo, le estaba gustando y mucho
'…mo – terminó la pelirroja la palabra que había dejado a medias.
Sirius, que ya estaba empezando a temer por la salud mental de su amiga, estaba dispuesto a intervenir, pero el otro hombre se le adelantó.
'Sirius¿no me vas a presentar a tu compañera? – le preguntó James mirándole con una sonrisa cómplice.
'Ya la conoces – replicó Sirius, extrañado por el comportamiento de su amigo… ¿era posible que no reconociera a Lily? Habían pasado cinco años, sí, pero Lily era bastante inconfundible – Es Lily.
'¿Lily? – repitió su amigo llevándose una mano a la barbilla con fingido gesto pensativo - ¿Lily Evans?
Lily, que hasta ese momento se había quedado muda y sin saber cómo reaccionar, abrió la boca para decir un tímido "sí".
'¡Qué sorpresa! – exclamó James, plantándole dos besos a la pelirroja – No tenía ni idea de que trabajaras aquí.
Sirius le fulminó con la mirada y, sabiendo que su amigo estaba al corriente de que Lily trabajaba con él, abrió la boca para decir algo, pero James le calló con una mirada de advertencia.
Por su parte Lily no sabía qué decir o qué hacer. Tan solo estaba ahí parada, abstraída con cada gesto de James que no paraba de sonreír y de gesticular alegremente a la vez que hablaba y le preguntaba qué había sido de su vida. Se sentía como una completa estúpida delante del amor de su vida… o mejor dicho, delante de su ex - amor de su vida.
Tras unos escasos minutos de charla entre los dos jóvenes o de monólogo de James, según como se mire, Sirius entró en escena para salvar la situación. Sabía que la pelirroja lo estaba pasando mal y quería ahorrarle el mal trago.
'Vamos, James, que te invito a comer – dijo el moreno empujando a su amigo hasta la puerta.
'Está bien, pero antes… - James alzó la cabeza para dirigirse una vez más a la mujer – Lily¿puedo invitarte a cenar esta noche?
A pesar del trance que estaba sufriendo Lily, la palabra SÍ con rótulos luminosos se proyectó en la mente de la joven nada más oír la pregunta.
'Sí – pronunció la pelirroja con un hilo de voz.
'Estupendo. Te espero a las ocho y media en la puerta del Planet – acordó James rápidamente, antes de que Lily se arrepintiera - Y ponte guapa. Aunque… - mirada apreciativa por parte del hombre - no creo que te haga mucha falta.
Con un guiño juguetón y una de sus mejores sonrisas seductoras, James salió del despacho seguido por un Sirius cabreado. Por otra parte, Lily se quedó estática… ¿qué había pasado¿James Potter la acababa de invitar a cenar? Y lo más importante de todo… ¿James Potter la acababa de llamar guapa?
oooooooooooooo
'¿Se puede saber que estás haciendo? – preguntó Sirius quince minutos después y echando fuego por los ojos.
'¿Por qué lo dices? – dijo James aparentando no saber de qué hablaba su amigo e hincándole el diente a su filete con patatas.
'¿Qué pretendías ahí arriba?
'No sé de qué me estás hablando.
'Sabes perfectamente de lo que estoy hablando – le llevó la contraria Sirius - ¿Por qué fingiste estar sorprendido al encontrarte a Lily? Sabías que trabajaba conmigo.
'Sentía curiosidad por Lily y vine a verla – explicó James encogiéndose de hombros – Hubiera parecido demasiado sospechoso no aparentar sorpresa.
'¿Desde cuándo sientes curiosidad por Lily Evans?
'Desde que la vi la semana pasada en una cafetería y me di cuenta de que ha cambiado mucho. Está buenísima.
'James… - le advirtió su amigo.
'¿Qué?
'Lily no es otra de tus conquistas. Es mi amiga y no voy a permitir que la hagas daño. Como le toques un solo pelo de la cabeza…
'No va a ser precisamente eso lo que le voy a tocar – le cortó James con gesto travieso.
'Te mato – concluyó Sirius – Estás avisado.
James le miró entre divertido y desafiante, demostrando que las amenazas no iban a amedrentarle.
'Parece mentira que precisamente tú me estés diciendo esto – comentó James.
'¿Yo¿Por qué?
'Un casanova diciéndome que no haga daño a una chica.
'Lily no es una chica normal, es mi amiga – repitió Sirius, para luego añadir – Ten cuidado.
El otro hombre se dio cuenta de que hablaba en serio. Y eran pocas las veces que Sirius hablaba en serio, pero esa era una de ellas.
'No te preocupes – le tranquilizó James con la misma seriedad – Me comportaré como todo un caballero.
ooooooooooo
Lily llegó a su apartamento a las cinco de la tarde, con solo tres horas y media de tiempo para prepararse y todavía en trance por lo que le había pasado. Sin embargo y tras otro día duro, necesitaba otra ducha relajante y reparadora. Y tan reparadora que fue: media hora después se encontraba tumbada en el sofá y completamente relajada. Aunque esa sensación no duró mucho y se esfumó rápidamente en cuanto la pelirroja le echó un vistazo al reloj¡tan solo le quedaban tres horas!
Para más desesperación de la mujer, en aquel momento llamaron al timbre. Lily ya se iba a acordar de toda la familia del impertinente que iba a visitarle a esas horas, pero se arrepintió en cuanto vio a quién la esperaba al otro lado de la puerta: una mujer alta, de pelo castaño claro que gracias al sol de julio en esos momentos parecía rubio y de ojos marrones y achinados.
'¡Carol! – exclamó la pelirroja echándose a los brazos de la recién llegada.
'Quita empalagosa – intentó decir la mujer a duras penas.
'¡Carol! – volvió a decir Lily, separándose de su amiga – No sabes lo bien que me vienes.
'¿Por qué? – preguntó Carol entrando en el apartamento con toda la naturalidad del mundo.
'Tengo una cita.
'¡Una cita! – se emocionó la otra mujer - ¿Dónde¿Cuándo¿Por qué¿Con quién?
'En el Planet. A las ocho y media. Porque me han invitado. Con James Potter – respondió Lily a todas las preguntas.
'¿En el Planet? – repitió Carol con los ojos a punto de salírsele de las órbitas. Pero luego reparó en otra cosa - ¿Con James Potter?
'Ajá – asintió Lily con una sonrisilla de triunfo.
A pesar de que Caroline Suvari no había ido a Hogwarts con Lily, sino que había estudiado en Fracia, la mujer se conocía al dedillo la "historia" o la no - historia de la pelirroja con James. Para algo Lily se había convertido en su mejor amiga desde que Caroline se había instalado en Londres.
'¿Y qué haces ahí parada¡Vamos¡No nos queda tiempo!
No hizo falta decírselo dos veces a la pelirroja, que rápidamente se metió al baño dispuesta a sacar lo mejor de sí misma. Sin embargo el problema vino a la hora de decidir la ropa que Lily debía ponerse: Carol optaba por cuanta menos llevara, mejor, alegando que así era más fácil quitarla llegado el momento; por otro lado, Lily la tachaba de tener la mente sucia y prefería algo más clásico y que tapara bastante. Finalmente Carol logró que su amiga se pusiera un vestido normalito pero elegante: ni muy corto, ni muy largo; ni muy provocador, ni muy puritano.
'¿En serio estoy bien? – preguntó Lily no muy convencida y mirándose al espejo por enésima vez.
'No estás bien – la hizo rabiar su amiga.
'¿No? – la pelirroja se dio la vuelta con la inseguridad pintada en sus ojos.
'Estás perfecta – sonrió Carol.
Ese comentario consiguió que Lily sonriera tímidamente.
'Vamos mujer, que parece que vas de funeral – dijo la castaña.
'Es que… tengo miedo de meter la pata.
'No tienes que tener miedo de nada, tan solo disfruta y pásatelo bien – aconsejó Carol abrazando y su amiga y reconfortándola.
'¿Puedes quedarte a dormir aquí? – pidió Lily, por lo que su amiga sintió con la cabeza – Cuando vuelva quiero tener a alguien a quien contarle todos los detalles.
'Algo me dice que quizá esta noche no vas a dormir aquí – bromeó Carol guiñándole un ojo.
Lily rió intentando alejar los nervios. Se sentía como una adolescente ante su primera cita importante. Y en cierto modo así era; su primera cita con su amor platónico James Potter. Era normal sentirse nerviosa.
Pero el problema es que esos nervios no desaparecieron ni cuando Lily cerró la puerta de su apartamento, ni cuando bajó las escaleras, ni siquiera cuando se montó en el taxi que la llevaría hasta el restaurante. Es más, esos nervios aumentaron y se hicieron insoportables cuando la mujer llegó al lugar de la cita.
Lily bajó del taxi con el corazón en un puño y de un rápido vistazo comprobó que James todavía no había llegado. Aunque al echarle una mirada al interior del local, se dio cuenta de que se había equivocado: James ya había llegado hacía rato y había entrado en el restaurante. Lily frunció levemente el ceño al ver que el hombre no paraba de coquetear con cualquier mujer que se le pusiera a tiro… como estuviera así toda la noche, lo llevaban claro.
Sin embargo, en ese preciso momento ocurrió lo que la mujer llevaba temiendo desde que James la había invitado a cenar: a Lily le entró el miedo escénico. Era un problema que arrastraba desde que era una adolescente; ante una ocasión importante, a la mujer le invadía un arrebato de pánico repentino y se sentía incapaz para llevar a cabo cualquier cosa. Y eso fue lo que le ocurrió en ese instante. Lily no se vio preparada para acudir a una cita de tal calibre, así que actuando de forma irreflexiva, llamó a un taxi y se fue por donde había llegado.
Al llegar a su casa, Carol la recibió con cara extrañada:
'¿Se puede saber qué haces aquí?
'No preguntes – pidió Lily pasando de largo y dirigiéndose al baño, no muy segura de haber tomado la decisión correcta.
Esta es la primera mitad del fict que solo va a tener dos capis. Espero que me dejéis reviews diciéndome lo que os ha parecido y sobre todo que os haya gustado
Un beso y hasta el próximo capi
bars9
Miembro de la Legión de las Lupinas
Miembro de la Orden Siriusana
Hermana de Mina Black
Miembro de las 15 de Mey (¿por qué tendré una firma tan larga? ¬¬)
