Lágrimas de hielo
VIII.
Pasaron un par de semanas en que Rukawa, si bien estaba igual de serio y callado que como había sido siempre, pareció un poco más animado. Sakuragi siguió yendo de vez en cuando a su casa, donde comprobó preocupado que el kitsune había empezado a tomar los antidepresivos. No volvieron a hablar de lo que había pasado entre ellos, pero Sakuragi no dejaba de darle vueltas. Precisamente en eso estaba pensando cuando un día mientras almorzaba se acercó a hablar con él nada más y nada menos que Haruko.
- Sakuragi-kun… podemos hablar un momento?
- Uh? Claro que sí, Haruko-san… dijo el pelirrojo sorprendido de que la chica viniera a hablar con él después de tanto tiempo.
- Verás… hace casi dos meses tú te me declaraste y yo te rechacé…
- Pues si… - murmuró algo dolido por tener que recordar ese momento.
- Yo… no debí hacerlo.
- Qué?
- Qué tú me gustas, mucho, Sakuragi-kun…
- CÓMOOOOO!
Varios alumnos y alumnas voltearon a ver al escandaloso pelirrojo. Haruko cogió a Sakuragi del brazo y se lo llevó lejos de miradas indiscretas. A continuación le contó la condición que le habían puesto para aceptar el puesto de segunda asistente, le pidió perdón por ocultárselo y le propuso salir en secreto, omitiendo que había oído a Ryota proponerle lo mismo a Ayako un día que llegó muy temprano al gimnasio.
- Quieres? – preguntó Haruko con los ojos brillantes.
Sakuragi la miraba sin decir nada. Sólo un 'Sí' y Haruko sería su novia. Su novia. Cuantos años hacía que quería tener novia? Ya ni se acordaba. Acompañar a una chica de la escuela a su casa y de su casa a la escuela había sido siempre su sueño. Pero había algo que le impedía pronunciar ese 'sí'. Quizás era lo de salir en secreto lo que no le convencía… No, no era eso. Observó aún más atentamente a la chica bajita que esperaba nerviosa su respuesta. Se fijó en sus cabellos castaños, sus ojos claros, su nariz respingona, sus labios, su cuello, su cuerpo delgado cubierto por el uniforme… y no sintió ningún deseo. Nunca había considerado el sexo como la parte más importante de una relación, pero era evidente que no estaba tan enamorado de Haruko como creía si no tenía el mínimo interés por hacerla suya… pues sabía que con ella nunca sentiría la misma pasión que había sentido con…
De pronto las cosas se volvieron tan claras que Sakuragi casi se quedó en shock.
"Era eso."
En apenas dos segundos recordó uno por uno los momentos vividos con Rukawa desde aquel primer día de curso en la azotea hasta la noche en que sus cuerpos se unieron en uno solo; recordó las lágrimas, las caricias, los besos, los gritos de placer de ambos mientras hacían el amor…
"Quiero volver a hacerlo, quiero tenerle debajo de mí, sentir su piel en contacto con la mía… quiero enredar mis manos en su pelo mientras le poseo, quiero causarle placer, quiero verle sonreír… Quiero oír su voz pronunciando mi nombre entre gemidos… quiero dormir a su lado y darle los buenos días al despertar… quiero… quiero a Rukawa…"
- Te encuentras bien, Sakuragi-kun? – preguntó Haruko al observar la cara repentinamente pálida del pelirrojo.
- Sí, estoy bien… Lo siento, Haruko, no puedo salir contigo.
- P-porqué no? – tartamudeó la chica con ojos llorosos.
- Yo… no estoy enamorado de ti. Puede que nunca lo haya estado.
Sakuragi se marchó corriendo sin dar tiempo a Haruko de replicar.
"Tengo que hablar con él."
Llegó al aula 1-10 justo cuando sonaba el timbre que indicaba el final de la hora del almuerzo, y se quedó a un lado de la puerta mientras todos los alumnos entraban y se sentaban en sus pupitres. Ni rastro de Rukawa.
- Ey, tú! – increpó a uno de los últimos chicos que llegaban – Y Rukawa?
- Ru-rukawa? – repitió el chico algo asustado por la fama de aquel friki pelirrojo – U-un profesor lo mandó a casa a media mañana porque no se encontraba bien, e-estaba muy pálido y parecía algo mareado…
"Malditas pastillas y sus efectos secundarios", pensaba Sakuragi mientras se alejaba corriendo de nuevo en dirección a la entrada principal de la escuela, donde tuvo que escapar literalmente de dos profesores. Empezó a llover y optó por coger un taxi que lo llevara a casa de su kitsune. Diez minutos después estaba frente a su puerta tocando el timbre.
Un Rukawa medio dormido y muy pálido abrió la puerta; iba a preguntarle que hacía allí cuando fue interrumpido por la voz fuerte y clara de Sakuragi.
- Te quiero.
Rukawa abrió un poco más los ojos pero no dijo nada.
- Te quiero – repitió Sakuragi – Te quiero, te quiero, te quiero. Perdóname por no haberme dado cuenta antes.
Silencio.
El chico de ojos azules habló por fin, pero sus palabras no fueron las que cabía esperar.
- Te estás empapando, doa'ho. Anda, pasa – dijo mientras estiraba a Sakuragi hacia el interior de la casa y cerraba la puerta – Mejor te dejo una toalla y una camiseta seca, porque sino pillarás un resfriado – añadió empezando a subir las escaleras.
Sakuragi le siguió muy preocupado por su reacción, o mejor dicho por su no reacción. Parecía que ni tan siquiera le hubiera escuchado declararse. Rukawa le tiró a la cabeza una toalla que había sacado del cuarto de baño y luego entró en su habitación y empezó a buscar en el armario una camiseta lo suficientemente grande para el pelirrojo, que debía usar por lo menos dos tallas más que él.
- Toma – dijo ofreciéndole una camiseta blanca manga larga – Creo que esta te irá bien.
Sakuragi cogió la camiseta que le ofrecían pero seguidamente la dejó en la cama junto con la toalla.
- Es que no has oído lo que te he dicho? – preguntó exasperado ante la expresión indiferente del kitsune.
- Claro que te he oído – respondió Rukawa tranquilamente.
- Y bien?
- Y bien qué?
- Joder! No vas a decirme nada?
- Decirte el qué?
La cara de Sakuragi empezó a enrojecer de rabia. Arrojó violentamente a Rukawa sobre la cama y se colocó encima suyo agarrándole de las muñecas e ignorando su gesto de dolor.
- Dime que me quieres.
- Ya te lo dije una vez.
- Dímelo ahora.
- Te quiero.
- Lo dices sólo porque te lo he pedido?
- Me hiciste el amor sólo porque te lo pedí?
El pelirrojo abrió la boca en señal de sorpresa.
- Claro que no! – exclamó.
- Y entonces por qué quisiste hacerlo?
- Porque te deseé… Pero en ese momento creí que solo era eso…
- Y ahora?
- Ahora es mucho más…
Sakuragi bajó la cabeza para besar suavemente a Rukawa al mismo tiempo que le soltaba las muñecas y apoyaba los codos a ambos lados de su cabeza. Unos segundos después se separó y se sentó encima suyo para quitarse la mojada camiseta del uniforme; a continuación hizo lo mismo con la del kitsune. Luego siguió con sus pantalones y con su boxers hasta dejarlo completamente desnudo y algo tembloroso en la cama. Cuando Sakuragi terminó de desnudarse él también se colocó nuevamente sobre Rukawa y le abrió las piernas.
Rukawa cerró los ojos y esperó el dolor de la penetración, pero en lugar de eso sintió los dedos de Sakuragi acariciándole e introduciéndose suavemente en sus entrañas. Abrió los ojos y se encontró con el rostro del pelirrojo a unos centímetros del suyo, sonriéndole cariñosamente mientras seguía preparándole con ternura, hasta encontrar un lugar que le hizo estremecer de puro placer. El chico más alto observaba complacido como Rukawa gemía y se retorcía aferrado a las sábanas. Cuando consideró que era suficiente "tortura" sacó sus dedos y los sustituyó por su miembro. El cuerpo de Rukawa se tensó un poco pero ni un atisbo de dolor cruzó por su rostro.
- Te quiero… - susurró Sakuragi en el oído de Rukawa mientras le penetraba por completo y empezaba a masturbarle.
- Y… y yo a ti… - jadeó Rukawa.
En esa segunda vez Sakuragi terminó mucho antes que Rukawa, pero no le importó en absoluto seguir estimulándole hasta que finalmente también alcanzó el orgasmo. Se quedaron en la cama abrazados, demasiado exhaustos para hablar, y en apenas cinco minutos ambos se quedaron dormidos.
oooooooo
Abrió los ojos soñoliento y lo primero que vio fue la hora que señalaba el reloj de la mesilla. "Ya es tarde para ir al entrenamiento", pensó, "aunque no creo que me dejen practicar". De pronto recordó algo importante y con el corazón en un puño se dio rápidamente la vuelta en la cama.
Pero se tranquilizó enseguida. Sakuragi estaba a su lado, despierto, y con una tímida sonrisa en el rostro.
- Buenos días, amor.
Rukawa se ruborizó al escucharle, y Sakuragi sonrió un poco más.
- Buenos días… - murmuró.
La sonrisa del pelirrojo se borró de inmediato al escuchar la voz tan triste de Rukawa.
- Que te pasa? – preguntó preocupado.
- Nada… oye, no vas a ir al entrenamiento?
- No me apetece… prefiero quedarme aquí contigo en la cama.
- …
Sakuragi se incorporó un poco y alargó la mano para acariciar la pálida tez de su…
- Ru… puedo llamarte Kaede?
- Sí…
- Kaede… quieres salir conmigo?
- Qué!
- Ya sabes… ser novios…
Rukawa se le quedó mirando como si fuera una alucinación. Alargó también su mano para tocarle y asegurarse de que era real… al comprobarlo su mirada se iluminó por un instante pero enseguida se apagó.
- Me gustaría… pero creo que no es buena idea…
- Que? Porqué dices eso?
- Falta poco para que termine el curso, y entonces me marcharé de Kanagawa… y no funcionará…
- No te vas a ir a ningún lado, zorro… - le interrumpió Sakuragi con voz risueña para después darle un suave beso en los labios – Te vas a quedar a vivir conmigo.
- De qué hablas?
- En mi casa tenemos una habitación para alquilar, y tú tienes una buena pensión económica gracias al seguro de vida que hizo tu abuelo, según me contaste…. Y como sé que no quieres irte del lado de este magnífico tensai, adivina quien va alquilar esa habitación… Ya hablé hace unos días con mi madre y está de acuerdo…
Rukawa iba a protestar por vicio, cuando se dio cuenta de lo que le estaba proponiendo el doa'ho.
- Vivir… juntos? – preguntó en voz baja.
- Eso mismo. Qué opinas?
- Sería… estupendo… - admitió mientras una pequeña sonrisa asomaba en su rostro.
Decir que Sakuragi se quedó maravillado era quedarse corto. Ya había visto su sonrisa en una foto, y bastante más amplia, pero en directo era mil veces mejor. Apenas sus labios se habían curvado un poco, y había sido suficiente para que su rostro cambiara completamente. Junto a él ya no estaba el chico serio y triste del que se había enamorado.
Así que se enamoró de nuevo.
De pronto se preguntó si él seria lo suficientemente digno como para estar al lado de semejante ser tan perfecto… pero se dio cuenta de que él había sido el único que había conseguido arrancarle una sonrisa aparte de su abuelo, así que al menos se merecía una oportunidad…
- No va a ser fácil, lo sabes verdad? – la voz de su amor interrumpió sus pensamientos – Somos dos chicos.
- Lo sé… pero te quiero Kaede, te quiero… Te prometo que conseguiré hacerte feliz…
- Doa'ho… ya lo has hecho…
Owari
N/A: Se terminó! Ahora sólo falta el epílogo, que ya se me ocurrió una idea y me dieron otra y estoy en ello.
Muchas gracias a todas por leerlo, y gracias a Shadir, Kmiloncia, Mashou no tenshi, Astrea, Oruha Shikijou, Vanne y Balucita por sus reviews del capítulo 7.
Perdón por haber hecho el fic tan cortito, de veras que no pensé que esta historia gustaría tanto. Les adelanto que tengo un Senru (mi primer senru XD) en marcha, y a las que no les guste esa pareja no se preocupen que también tengo otro hanaru planeado.
Muchos besos desde Mallorca!
Khira
