Otra vez – Todos somos uno
Había echado a andar en la dirección de siempre, sin importar lo que perdiera; simplemente, hizo lo que solía hacer. Huir, tan rápido como pudo, tan pronto como se lo permitieron las fuerzas.
No había sido nada grato, no se parecía a sus ideas. No se acercaba ni un poco a lo que habría imaginado. Sin embargo, eso era lo único que tenía en esos momentos, y no iba a intentar maquillar las circunstancias, ni a arreglar los acontecimientos. Simplemente, seguiría, como ya lo había hecho.
Echó su bolso de mano en el casillero y casi por instinto se fue caminando por el pasillo hasta encontrarse de frente con alguien que tenía un poco de prisa.
-Creí que Grissom te había firmado la orden de vacaciones ayer – le dijo Greg acomodando sus papeles para saludarla.
-En realidad lo hizo, pero, prefiero pasar mi tiempo aquí – dijo ella esbozando una de sus mejores sonrisas.
Greg hubiese querido quedarse discutiendo sobre las razones, pero la pila de papeles que sostenía empezaba a tambalearse. Así que, se despidió.
-Si quieres, puedo darte una mano, sé que Grissom no va a asignarme nada mientras esté de "vacaciones" – le dijo Sara capturando en el aire unas carpetas que se dirigían al piso.
Para Greg, esa fue una de las mejores propuestas que había escuchado ese día.
-Qué estoy viendo? – preguntó Grissom con un listado que ocupaba dos columnas.
-Son las últimas ventas de asbesto realizadas en el área metropolitana de Las Vegas – respondió Sofia tomando asiento en la oficina de su supervisor.
Grissom apenas levantó los ojos y se bajó los lentes hasta la punta de la nariz. Señal de que necesitaba que le ampliaran más la información.
-Trabajé el baño y encontré vestigios de asbesto, y estoy intentando seguir el rastro, quizá el hombre con el que estuvo aquella chica venía de alguna construcción.
-Sofia – dijo Grissom bajando su mirada hacia ella – Intentas construir tu teoría con base en una corazonada?
Para ella, esa pregunta fue más una ofensa y respondió de igual forma – No, no sigo corazonadas, sino evidencias, y al no encontrar huellas latentes ni DNA que vincule a otra persona dentro de la habitación. Seguí lo único que tengo. Pero como al parecer no te interesa, podrías reasignarme a otro caso. – diciendo esto, se levantó tirándole su carpeta en el escritorio.
-Sofía – dijo Grissom que se puso en pie de inmediato y la tomó por su brazo para evitar que se fuera y la confrontó con sus ojos azules - La chica estaba drogada, encontraron una dosis de pentotal sódico suficiente para adormecer a un caballo. Además, el ángulo de postura del cuerpo y sus ropas indican claramente que no fue un suicidio.
-Y bien? – dijo Sofia soltándose – Es tu caso, deduce tú todo lo que quieras.
-No – respondió Grissom intentando convencer a su subordinada que no cruce la puerta – Quedas al mando, yo, debo irme.
Aquellas palabras hicieron dibujar una sonrisa inmediata en el rostro de la criminalista que no se detuvo ni se giró, y apresuró su paso con la única certeza de desaparecer de la vista de su supervisor en el menor tiempo posible.
Grissom se quedó mirándola cruzar el pasillo y sonrió abiertamente.
-Es ella – dijo Patt Wilson, un hombre de negocios muy allegado a Charisma, su rostro se descompuso por completo y algunas lágrimas se hicieron presentes de inmediato. Para Brass, que estaba acompañándolo en la morgue, esta era una de las actuaciones más comunes que había visto. No hubo gritos, ni golpes de pecho, sólo un rostro apesadumbrado. Uno que estaba dispuesto a hablar. Y así lo hizo. Y al terminar con su relato. Ya tenían un punto de partida.
-Sólo quiero que hagan pagar al responsable – dijo Wilson disponiéndose a salir de la sala de interrogatorios.
-Lo haremos – dijo Brass sacando de inmediato su teléfono celular para asignar una visita a la Orden Secreta del Golden Dawn en Las Vegas.
-No, Greg, estás haciéndolo todo al revés – le dijo Sara apropiándose de la búsqueda. El joven criminalista le echó una mirada furtiva antes de cederle el asiento.
-Si estás buscando símbolos, debes ser concreto, debes reducir a los caracteres más finos representados. Aunque si lo que buscas tiene que ver con el grabado de la funda de madera. Es un trikel – dijo Sara.
-Un qué? – preguntó Greg
-Un triskel, un amuleto Celta íntimamente relacionado con el plano energético de los dioses – mientras hablaba de ello como si fuera de lo que había desayunado, empezó a limitar la búsqueda de objetos grabados con geometría Céltica – se dice que cada espiral contenida representa una dualidad del ser interaccionando consigo mismo y lo que lo rodea. Si sumas, cada círculo contenido serán 9 en total, encerrados en uno sólo que representa la perfección, que sólo se alcanza…
-Si mueres – dijo Greg intentando comprender.
-No, sólo se alcanza si tu alma está lista para hacerlo – respondió Sara sonriente
-Puedo saber desde cuando eres fanática de los cultos? – preguntó Greg.
-No son cultos, para mí, es un gusto y lo aprendí hace mucho – respondió ella cerrando los ojos para recordar a su mentora. La misma que había regresado como si nada, y había desaparecido como si nada.
Greg se quedó mirándola pasmado, ella no sólo era una científica. También podía estar loca.
-Aquí está – dijo ella mientras le hacía paso a Greg para que viera la imagen que parpadeaba en la pantalla – El triskel que tienes como evidencia debe estar grabado en roble, que es el árbol de la vida Celta. Lo que no encaja es que la funda no tiene nada que ver con el rito de ellos. No hay nada reportado al respecto.
-Quizá no sea del todo Celta – dijo Greg – Quizá lo estén fusionando con el nuevo mundo – se puso en pie y ayudó a Sara a levantarse – voy a llevarlo a rastreo y si pudieras ayudarme con la búsqueda en la red te agradecería – terminó diciéndole Greg antes de ser interrumpido por una voz femenina que procedía de la puerta
-Me temo que no – dijo Sofia – Sara, tú estás de vacaciones y deberías permanecer fuera del campo mientras se estipule que regreses.
Sara levantó la vista de la pantalla para responderle – Lo siento, pero si Grissom me lo permite, seguiré aquí.
-Ahora – dijo Sofia preparándose para darles la noticia – Yo estoy al mando y digo que no podrás salir al campo, ni inmiscuirte sin mi permiso en ningún caso que sea asignado a este turno, entendido?
Sara se estaba preparando para responderle a su mejor estilo cuando Greg se interpuso – Sofia, felicitaciones, de veras que me alegro trabajar para ti, y quiero pedirte, por favor, que dejes que ella me ayude un poco, se ve que es toda una experta siguiendo una evidencia.
Sofía dudó por un momento hasta quedarse anonadada viendo la sonrisa de oreja a oreja de Greg y terminó cediendo – Sólo ese rastro y luego a tu casa, estamos de acuerdo, Sara?
Ella asintió sin abrir la boca y volvió a clavarse en la pantalla.
Acierto + error nada
-Podría al menos presentarse, señor? – dijo Brass algo molesto por la forma como le estaban concediendo la entrevista dentro de un salón pequeño y apenas iluminado por una vela.
-Soy Yesod, el fundamento de todo – respondió una silueta entre las sombras.
-Y el nombre con el que nació es? – dijo Brass empezándose a molestar por la actitud del sujeto.
-Yo nací desde que vi mi primer camino. Nací como Kether, la corona viviente de la luz.
Eso fue suficiente para Brass que se puso en pie y encendió su linterna para quitarle el velo de misterio al hombre que yacía entre las sombras.
-Basta – le dijo apuntándole con la luz directamente hacia el rostro – Puedo tomar una de sus huellas y saber incluso lo que dejó en los baños en donde hizo la preparatoria.
-Necesitará una orden para eso – dijo el hombre perdiendo el misticismo con el que envolvía su voz – Como buen ciudadano, estoy colaborando con la justicia.
-Está bien, señor Golden Dawn – dijo Brass – Conocía a Charisma Spender?
-No – respondió tajantemente Yesod.
-Ella pertenecía a su orden y venía a una ceremonia – leyó sus papeles y prosiguió – La del equinoccio de otoño. Ascendería e iniciaría a otros en su culto.
-Lo que usted dice oficial, pertenece a nuestros secretos y es un delito hurgar en ellos sin autorización de uno de sus miembros mayores.
-Uno de sus miembros mayores fue asesinado – enfatizó Brass – Y hay alguien que cree que tiene mucho que ver en eso.
Hubo un momento de silencio, Brass creyó haber dado en el punto exacto y sonrió en las sombras hasta que Yesod respondió – Ese desgraciado, él haría hasta lo imposible para negarle a Hod que viera su verdad y se alejara de su lado.
-Supongo que Hod era Charisma y el desgraciado? – preguntó Brass.
-Señor Wilson – dijo Sofia acomodando la grabadora en la sala de interrogatorios – Usted comercia con asbesto no es así?
-Entre otros materiales señorita – respondió Patt removiéndose en su asiento.
-Y entrega usted mismo los pedidos, señor Wilson?
-No, en lo absoluto, soy alguien que tiene muchos compromisos – dijo Wilson.
-Vendió asbesto para alguna construcción en Nevada?
-No, el estado de Nevada se abastece de los recursos de Texas
-Entonces, cómo explica que su compañía haya recibido un jugoso cheque desde este lado del país? – dijo Sofia poniéndole enfrente un recibo de pago por la compra de dos toneladas de asbesto.
-Yo – dijo Wilson algo vacilante – No lo consideré relevante, son sólo dos toneladas y como un favor especial.
-Que usted mismo trajo hasta Las Vegas – dijo Sofia
-No, le dije que yo no entrego pedidos personalmente, sólo los embalo y los envío.
Sofía asintió por última vez emanando un profundo suspiro hasta retomar con voz más fuerte – Sabe, señor Wilson, usted puede mentir todo lo que quiera, pero tengo lo suficiente para considerarlo como mi primer sospechoso en el asesinato de la señorita Charisma Spender.
Los ojos de Patt se abrieron como platos al escuchar las palabras de la criminalista y en cuanto el oficial se acercaba para llevárselo a una celda de retención preventiva, él se decidió a hablar.
-Señorita, yo no iba a hacerle daño, yo la amaba. Sólo vine para protegerla.
-Bingo! – gritó Sara eufórica al ver que había encontrado algo sobre la funda en la base de datos. Se trataba de una daga elaborada en el siglo XV bajo pedido del rey Jacob I de Newland. Preservada en el castillo hasta un terremoto en el siglo XIX. No se había sabido nada de esta hasta cuando reapareció en una subasta a mediados del siglo pasado. El dueño, un acaudalado señor de New Hampshire había invertido el equivalente a 1.5 millones de dólares en ella. La identidad del comprador había sido protegida hasta que falleció hacía apenas 3 años. La familia había conservado la reliquia, que al parecer, se quemó en Arizona en un gran incendio un año atrás.
-Demasiado extraño – concluyó ella antes de ser sacada de sus pensamientos por uno de los asistentes que le decía que tenía una llamada por la línea 5.
Ella se sorprendió, puesto que no esperaba que nadie pudiera llamarla al trabajo, sin embargo, pasó al teléfono.
-Vendrás entonces? – le dijo la voz del otro lado de la línea.
Sara se sobresaltó al escucharla y recordó lo que había desembocado con la repentina aparición de ella en el laboratorio. Le había entregado un sobre marcado con su nombre. Pero ella no lo había leído.
-Mira, Nicole – dijo para hacer algo de tiempo y poder aclarar sus pensamientos – En este momento estoy algo ocupada, que te parece si me das tu teléfono y yo te llamo luego.
-Sólo llamaba para preguntarte si vendrías, pero por lo visto no lo harás – replicó Nicole algo enojada del otro lado de la línea.
-Escúchame… – dijo Sara, pero había terminado la conversación.
-Es la última vez que lo intento, ella cree que me ayuda, pero no sabe cuanto daño me hace – dijo Nicole ofuscada mientras buscaba refugio en los brazos de su novio.
-Tranquila – le dijo él acariciándole la cabeza – Tarde o temprano entenderá que cada quien es dueño de su propia vida y de sus propios errores.
Ella levantó la mirada por la última frase que había escuchado, pero él no le dio tiempo, la atrapó entre sus brazos y la llenó de besos. Haciendo que olvidara el mundo, como desde el primer día que sus caminos se cruzaron.
Eres la única invitada a compartir conmigo este momento…
Voy a casarme, aquí en Las Vegas y quiero que seas mi madrina.
Él es maravilloso, hizo que mi mundo sea mucho más fuerte,
Porque lo hace suyo a la vez que dice que soy todo para él…
Tienes que conocerlo, y Sara, espero que tú también encuentres
Todo lo que siempre has querido…
Nicole
Las manos de Sara estaban temblorosas mientras repasaba una y otra vez la nota que tenía entre sus dedos. Nicole había regresado y quería compartir que había encontrado lo que ellas siempre habían buscado, su felicidad. Y ella la había recibido con una piedra en la mano.
Con un nudo en la garganta, se echó a andar por el pasillo hasta el conmutador.
-Oye Cristy – le dijo a una chica que estaba sujeta a un auricular – Podrías rastrear una llamada que hicieron hace 10 minutos a la línea 5, es muy importante.
-Claro, Sara, sólo dame un minuto – dijo Cristy e introduciendo algunos datos logró lo que le pedían. – Vino de un hotel, Lady Luck.
La sonrisa de Sara se ensanchó al máximo y dándole las gracias, volvió a la sala de cómputo. Ahí dejó los datos para Greg y una nota que le ayudaría.
Tenía que recuperar el tiempo perdido.
