Noticias – de ayer, hoy y mañana
-Hubo una iniciación, justo en la noche anterior al asesinato de Charisma Spender, y ahora tengo una orden para ver sus datos – dijo Brass blandiendo una hoja recién firmada por un fiscal.
-Está bien – contestó el segundo al mando en la orden del Golden Dawn y le abrió la puerta de su recinto privado – Sólo lo hago para que ese Wilson pague por lo que le hizo a ella.
-Sé de muy buena fuente – citó Brass algunas cosas que había encontrado como detective – Que Charisma y usted sostenían una relación, y que discutieron en el aeropuerto justo el día que ella llegó a Las Vegas.
-Discutíamos, si, eso no lo niego, pero yo jamás estuve en contra de sus deseos de crecer como ese Wilson.
-Pero – prosiguió Brass con su tono lacónico – Acaso no es crecer intentar fundar una nueva creencia?
Los ojos de Yesod se quedaron en blanco hasta que el detective de homicidios prosiguió con su relato.
-Su discusión tenía que ver con le grupo de iniciados, no es cierto. Ella quería convertirlos bajo sus nuevos criterios y usted se puso violento.
-Oiga, no puede acusarme sin pruebas – refunfuñó Yesod poniéndose nervioso.
-No lo acuso, sólo me gusta contar historias – dijo Brass esbozando una de sus mejores sonrisas.
-Y cuál es según su historia, el desenlace? – dijo Yesod
-Ella los inicia según un nuevo rito, la ceremonia es todo un éxito y los nuevos adeptos dejan de pagarle tributo a la orden en Nevada. Quien pierde?
-No sé hasta donde quiere llegar, pero sé que yo no le hice nada, sólo la tomé de las muñecas y luego la introduje a mi auto. Tengo testigos.
-Y qué me dice de la iniciación?
-Ella hizo lo que se le antojaba, yo sólo le levanté la voz e impedí que algunos de los miembros sean ordenados aquella noche.
-Quiero nombres
-No lo sé, esos reportes los conservaba ella. Sólo sé que ahí estaba el tal Patt con sus botas de cuero y su asqueroso olor a asbesto haciéndose pasar como uno de los aspirantes.
-Podría atestiguarlo?
-Claro que si – dijo Yesod – Él le dijo algo al oído y ella salió muy turbada, ni siquiera se despidió de mí. Luego estaba muerta.
Las lágrimas de Yesod no se hicieron esperar, en cuanto contaba las últimas horas de su amada Charisma.
Al final, ella no estaba tan sola como para que alguien la hubiese matado, quizá tenía demasiada compañía.
-Bienvenida señorita Curtis, no pensé volverla a ver tan pronto – dijo Patt Wilson abriéndole la puerta de la habitación del hotel en el que se estaba hospedando mientras arreglaba lo del funeral de Charisma.
-Necesito sus zapatos – dijo Sofia sin prestarle atención a las empalagosas palabras de aquel sujeto – Tengo una orden – terminó diciendo mientras entraba casi a la fuerza por la puerta de la habitación.
-En mis tiempos se solía decir hola – dijo Wilson a manera de flirteo.
-En mis tiempos se solía amar a las mujeres, no matarlas – dijo Sofia a manera de respuesta impaciente porque Wilson seguía parado en la puerta esbozando una sonrisa boba.
-Mire, señor – dijo finalmente ella un tanto exasperada – No tengo todo el tiempo para esperar a que usted me entregue voluntariamente sus zapatos. Si quiere, hago entrar en este instante un escuadrón de cadetes para que le pongan esta habitación patas arriba.
-No, no – dijo Wilson – Yo no quería ser grosero, sólo quería que alguien como usted no se porte de una forma tan fría.
-Estoy trabajando, no buscando pareja – respondió Sofia poniéndose en cuclillas para poder sacar un juego de zapatos deportivos que estaban bajo la cama.
-Tengo otro par en el armario – dijo Wilson – son todos suyos.
Ella apenas musitó un "gracias" que se dibujó en sus labios y salió con su búsqueda.
-Qué fue lo que sucedió exactamente aquí? – preguntó Greg al ver los escombros de lo que había sido una gran mansión.
-Un corto circuito provocado – dijo el oficial CSI a cargo de la investigación – Su propietaria, Karen Maine, se autoinmoló dentro de la casa. Dejó una nota de suicidio.
-Explicó las razones? – dijo Greg un tanto inquieto
-Si quiere le puedo dar una copia
Soy una de pocas, pero al mismo tiempo una de tantas…
Soy el principio de un final que tiene que terminar en dolor…
Soy alguien que nadie ve…
Soy nadie.
-Muy discente no lo cree? – dijo el oficial al ver la atención que le depositaba Greg a la nota. Parecía un poema oscuro antes que una nota suicida.
-Quedó algo rescatable de las pertenencias de la señorita Maine? – preguntó Greg.
-En lo absoluto, dinero, joyas, pinturas, ropa, abrigos, todo fue rociado con gasolina para que ardiera con ella – dijo el oficial mientras buscaba entre sus archivos las fotos que se habían tomado de la escena.
Al verlas, Greg se quedó helado. Se trataba de algo que había visto.
Ahí estaba el triskel, esta vez hecho de escombros; todos los círculos convergían en el cuerpo de Karen. … soy el principio de un final que tiene que terminar en dolor… aquellas palabras rondaron en su mente.
-Quiero ver al pobrecito – dijo Sara entrando casi de bruces por la puerta entreabierta de la habitación 908 del Lady Luck.
Nicole le hizo un gesto con la mano para mostrarle su simpatía hacia la broma – Lo siento, Sara, es que le dije que eras un tanto desquiciada y prefirió no arriesgarse.
-Ja, ja – dijo ella – Un hombre que sale contigo debe estar sin duda peor que yo – luego se echó a reír mientras buscaba por toda la habitación alguna evidencia de la presencia del futuro esposo de su amiga.
-Sé lo que buscas, pero no soy tan tonta para dejarlo a la vista de todo el mundo – respondió Nicole y sacando de su bolso una fotografía se la enseñó – Se llama Ken Phillips, es coleccionista, tiene 32 años, nos conocimos en una convención de magia celta. Es adorable, tenemos los mismos gustos, ha estado pendiente de mis asuntos, me ayuda con mis proyectos...
-Te absorbe – dijo Sara pausadamente
-No, no lo hace, ya sabes, soy un alma libre – replicó Nicole
-Una que piensa en casarse – dijo Sara haciendo que a Nicole se le quitaran las ganas de seguir hablando.
-Nicole – dijo Sara al ver lo que provocó – Lo siento, lo siento, es sólo que no sé como comportarme ante esto. Cualquiera en mi lugar te felicitaría y te colmaría de abrazos… pero yo…
-Lo sé – dijo Nicole recuperando su sonrisa – No eres cualquiera, de ahí que quiero que estés conmigo en estos momentos.
Sara sonrió al escuchar las palabras de su amiga y se sintió un tanto incómoda –Hace cuanto que están saliendo juntos.
-Un par de meses – dijo Nicole – A decir verdad, es como si nos hubiésemos buscado toda la vida porque él siempre aparecía en los momentos en los que yo necesitaba de alguien. Al principio tuve mis dudas, pero luego, fue imposible no dejarme llevar.
Los ojos de Nicole estaban llenos de felicidad al contarle todo lo que había conllevado a la próxima celebración de unas nupcias, su sonrisa desbordante hizo que Sara se contagiara con su alegría y optara por participar.
-Nicole, quiero que seas feliz siempre, y ya sabes, si quieres arrepentirte en último momento, sólo dímelo.
-No vendrás con un corcel y me raptarás o algo peor…
-Puedo conseguir un auto – dijo Sara
Las dos se echaron a reír hasta que las lágrimas brotaron de sus ojos. Luego, se abrazaron fuerte hasta el punto que un pequeño artilugio se salió del chaquetón de Nicole.
-Es bonito – dijo Sara viendo por completo la joya – Te lo dio tu novio?
-No, es un candado, me lo dieron – dijo ella guardando silencio por un momento – hace poco, es como mi compromiso hacia una vida nueva.
-Yo quiero una vida nueva también – dijo Sara.
-Podrías llevarlo a la boda – argumentó Nicole.
-Como pajecito? – dijo Sara entre carcajadas – Él representa todo lo que yo no puedo tener.
-Algún día podrás sentir todo lo que yo – dijo Nicole
-Eso espero amiga – y diciéndole esto, le dejó de nuevo el juguete que había pasado entre manos durante ese día. Y salió feliz de haber recuperado a su antigua confidente.
Clausurado – No pase hasta que no se retire el sello
Paso a paso, Greg había reconstruido los últimos momentos de la propietaria original de la daga. Y aquellas palabras de la nota empezaban a darle una migraña que no esperaba tan pronto.
Era demasiado similar la forma como dos mujeres de la noche a la mañana se quitaban sus vidas. Lo demasiado diferente, eran los estados, las circunstancias, y sobre todo, las formas. No podía dejar eso por un lado, quizá era sólo una casualidad, aunque su instinto investigativo le dijera que no. Sin embargo, el instinto no le daba las evidencias para encajar todo en un solo sitio, así que debía seguir tratando de atar los cabos restantes.
Caminaba con la cabeza agachada sin tener casi nada de la investigación; su única esperanza de búsqueda había tomado por fin sus vacaciones y se esfumó de laboratorio. Así que debía seguir por su cuenta.
Metió todos los datos que pudo en búsqueda de un posible comprador y fue por una taza de café.
Brass se había pasado más tiempo del estipulado persuadiendo al hermético Yesod para que lo orientara a entrar en los archivos personales de Charisma. Era un trabajo demasiado complejo para él, de modo que, había llegado temprano para encontrarse con Archie quien ya llevaba más de tres horas intentando desencriptar los códigos de acceso de la computadora.
Finalmente, lo había conseguido. Una lista de direcciones electrónicas y unos cuantos buzones. Era lo único que estaba consignado en aquellos archivos.
En medio de toda esa basura que tardarían tiempo en clasificar había un dato casi perdido. Imperceptible ante los ojos de cualquiera, pero no ante los de Archie que no se tardó en encajar las piezas.
Ahora tenía la dirección de alojamiento de algunos de los futuros iniciados. Y si Brass contaba con suerte, podrían encontrar a aquellos que se quedaron haciendo fortuna en la ciudad.
-No hay coincidencia – dijo Hodges retirándose del microscopio para que Sofia se inclinara y observara por sí misma que los arreglos cristalinos eran diferentes.
-Y el espectro de difracción? – preguntó ella quitando la vista de los cristales.
-Asbesto 132 y 136, líneas semejantes, rearreglos angulares con 4 grados de diferencia.
-No es posible, Patt Wilson tenía un motivo, la había seguido, tengo evidencias que él estuvo cerca del famoso templo del Golden Dawn espiándola. Tiene que ser.
-Pues busca en otro lado, y cura ese condenado carácter – dijo Hodges a manera de consejo.
-Cierra la boca – masculló Sofia saliendo a toda prisa del laboratorio de rastros.
-Oye, cuidado – dijo Greg que venía lentamente dando sorbos a una taza de café humeante que fue a parar al piso con la embestida de Sofia.
-Lo siento, es que hoy no es mi día – dijo ella notablemente apenada
-Como no, hoy eres la jefa – respondió Greg para hacerla reír.
-No sé como probar que Patt Wilson es el directo responsable – dijo ella
-Sigues con lo del asbesto? – preguntó Greg
-Sí – dijo ella mirando directamente los zapatos deportivos de Greg – En donde estuviste?
-En Arizona, acabo de llegar – dijo él
-Quiero tus zapatos.
-Estás seguro que esa es la dirección del hotel en el que se hospedan en Las Vegas – dijo Brass
-Si, un 100 - respondió Archie convencido de su trabajo.
-No puede ser, esa es la dirección y la habitación en donde fue encontrado el cuerpo de Charisma – dijo Brass agradeciéndole al servicial miembro del equipo que volvió de inmediato a su laboratorio. El detective de homicidios hizo unas cuantas llamadas, quería saber quien había estado registrado en aquel hotel antes de que estuviese libre.
La respuesta no se hizo esperar.
-Greg, oye Greg – dijo uno de los CSIs que hacía horas extras – Creo que me debes una, acabo de interceptar la información que estabas buscando en mi computadora justo antes de que fuese borrada. Alguien sacó a la venta tu daga, y tengo el nombre del comprador.
Nicole Caine – ese fue el nombre que salió de la boca del CSI, así como del contacto de Brass al otro lado de la línea.
FIN DEL PRIMER APARTE
