Discleimer: Ciertos nombres no me pertenecen.

Jorgito no podía creerlo, se encontraba frente a una gran aventura, aquella que lo guiara a lo que necesita para derrotar a su más grande rival. Llegó a su cuarto e inmediatamente se puso a buscar entre sus juguetes las armas necesarias para emprender su aventura. Aventó muñecos de acción, coches aviones y pistolas (las cuales no son dignas de un caballero). Husmeó entre todos sus juguetes buscando sus herramientas sin encontrar mucho.

Hasta que dio con algo, una vieja espada de madera, que le habían comprado hace muchos años, antes de la llegada de los videojuegos a su casa, Y ahora, después de ser olvidada con la evolución del entretenimiento, la vio con gran emoción. Pero pronto, se dio cuenta que no sería un arma lo suficientemente poderosa para acabar con las fuerzas de mal de sus aventuras próximas.

Aún así, invadido por la emoción, no se dejó vencer por tal obstáculo. Puso la espada junto a su túnica y se fue al closet a buscar una mochila para su viaje. Dio con algo que sería perfecto, una vieja bolsa de cuero. La cual tenía unas cuantas roturas, pero era exactamente lo que necesitaba. La dejó en la cama con su espada y su túnica.

Se desvistió, agarró su sagrada túnica, regalo de los dioses, y se la fue poniendo con el debido cuidado. Al terminar, agarró su espada y la levantó orgulloso en el cielo. Un milagroso resplandor bicolor iluminaba parpadeante al cuarto mientras se oía, en la cercanía, los aullidos de lobos hambrientos listos para azotar la aldea.

'Mi primera labor' pensó Jorgito, al escuchar eso. 'He de detener a las bestias que aterrorizan al pueblo', bajó corriendo las escaleras a la cocina donde se encontraba su mamá.

"Ese maldito perro, se robó uno de los filetes que acabo de comprar" Murmuró su mamá con gran enojo mientras entraba Jorgito "Oh! Jorgito, que bueno que bajaste, que bonita te quedo la piyama que te acabo de comprar. Me alegro que te haya gustado"

"¿Qué decías, cuando estaba entrando, acerca de la bestia?" Le preguntó Jorgito con gran seriedad.

"Oh, nada no te preocupes. Solo que el perro se llevó un filete para la cena, pero afortunadamente compré de más, así que no habrá problema. Oye, ¿me ayudas a poner la mesa?"

"Me encantaría, pero por ahora tengo una labor más importante. No se preocupe damisela, ¡yo librare a esta casa de esas bestias!" y se fue corriendo al jardín sin darle tiempo a su mamá de entender por completo lo que su hijo le había dicho.

"Ahora ¿que estará tramando ese niño?" Se preguntó la mamá con cierto aire de preocupación.

Jorgito recorrió los campos con gran entusiasmo, muy atento de lo que le rodeaba. No quería que una de esas bestias lo agarrara desprevenido. Pero no tardó en tener su primera pelea, en su camino se encontró con una deku sprout, la cual se encontraba amenazando a una pobre hada indefensa, que no podía escaparse de ella. Cosa que, obviamente, como buen caballero, no podía permitir. Sacó su espada sin temor y empezó a golpear la planta sin misericordia. La cual no ofreció gran resistencia. En un rato ya había despedazado a su enemigo, el cual, le dejó su primer deku stick. Agarró su trofeo y, guardándolo en su bolsa, continuó su travesía. Después se encontró con los restos de la comida robada, los cuales, lo llevaron al escondrijo de aquella temida criatura.

"¡Bestia, es la última vez que aterrorizaras a mi aldea" Jorgito gritó al perro que se encontraba disfrutando el resto de su botín, este al ver a Jorgito le movió cola y dejó su trofeo por jugar un rato con él. Emocionado se le aventó, tirándolo al suelo. Empezó a lamer con gran alegría el rostro de Jorgito, quien, por la caída, había tirado la espada y con el perro encima no podía alcanzarla. No sabía que hacer, hasta que consiguió la respuesta en su mochila. Metió la mano y sacó su Deku Stick, cerró los ojos y lo lanzó tan fuerte como pudo. La bestia había desaparecido y no había rastro de ella, mas que un hueso que había dejado como una muestra de la gran osadía de Jorgito. Recogió el hueso y su espada para, triunfante, regresar a casa.

"¡Jorgito, mira lo sucio que estas! Vete a bañar antes de que este lista la cena" le dijo su mamá al verlo entrar por la puerta "Bueno por lo menos parece que le has dado buen uso a tu pijama" le dijo mientras él sacaba el trofeo de su aventura y se lo entrego a su madre. Sin decir palabra alguna se retiró a su habitación dejando en el suelo su espada y su mochila.

"¿Qué es esto?" Se preguntaba su mamá al ver el hueso y no tardó en entender lo que había pasado "Bueno, lo menos no esta metido todo el día en su cuarto con sus videojuegos" y volteó para ver la espada y la mochila que había dejado. Las recogió y le gritó "Déjame tus armas por una noche y te prometo una gran sorpresa" 'A ver sí así consigo que se distraiga un poco de esos videojuegos'.

Jorgito se metió a la tina muy contento por su gran victoria.