THANX: Perdonen que les dé la lata, pero para mí es importante. Hace algunas semanas ingresé a un grupo de HP y gracias a eso he conocido a gente muy agradable. Comenté alguna vez que tenía una idea sobre un fic, debido a todas las cosas que se hablaban sobre cómo seguiría el sexto libro y que me habían quedado dando vueltas, y muchas personas se mostraron interesadas. Al comienzo este fic iba a ser algo así como una comedia yaoi, pero con el correr de los días fue cambiando hasta convertirse en lo que ahora les presento con mucho orgullo. Sin la ayuda de los chicos del Nest (y una del Pride) sinceramente esto jamás habría visto la luz... De veras, les agradezco que se interesen en mis proyectos y les doy las gracias de todo corazón, ya que sin su compromiso jamás hubiera dado este paso... Lily (diosa de HP!), Edith, Margaret, Eriol, La dueña de Annie Naggie Sally Sly, Oliver Lestrange, Nico, Yoryo, Sandrix, K-tty de Black, Vicky(sigue con tu fic!), y muchos más (Si se me quedan en el tintero lo siento, pero no me sé todos los nombres, ya me redimiré)
Este fic va dedicado a todas aquellas personas que integran el HARRY POTTER'S SOCIETY de CHILE y a las que amablemente han cedido parte de su tiempo para ayudarme con este proyecto tan lindo y que he creado con mucho respeto.
Los quiero mucho y no saben lo que me han estimulado con sus palabras de aliento. Al final, siempre que pienso que las puertas están cerradas, llegan personas dispuestas a abrirme sus corazones y eso siempre lo voy a apreciar.
Este capítulo va dedicado especialmente a mi amado AMADEUS MODFOERMING.
Mi amor, Gracias por pintar mi corazón de colores.
Ya no les doy más la lata. Espero que disfruten... Y obviamente espero sus REVIEWS. Sin sus opiniones chicos, no crezco como escritor
Los dejo con esta Celebración
1 LA CELEBRACION --------------
Profundas sombras se ciernen sobre las silenciosas calles de Little Whinging. Las casas de Privet Drive tienen todas sus luces apagadas, y sólo un ruido lejano de automóviles rompe el casi irreal silencio... La luna brilla en lo alto, mientras un perro se acerca al basurero de la casa número tres, para hurgar en busca de algo qué comer...
La madrugada está muy avanzada. y en el segundo piso del número cuatro de Privet Drive alguien tiene pesadillas...
- No... Por favor no... Suéltame... ¡SIRIUS! - Un chico de cabello azabache y ojos verdes despierta sobresaltado. Está enredado en la colcha, y antes de darse cuenta aterriza en el piso de manera estrepitosa. Por tercera noche consecutiva había tenido pesadillas... Soñaba con la risa de su padrino, y el velo que se lo arrebató por completo... Asustado aún, el muchacho se quedó quieto, escuchando en el silencio alguna señal que delatara el despertar de los otros habitantes de la casa... Nada. Duddley seguía roncando alegremente y seguramente Tío Vernon ni lo había sentido. Mejor así...
Harry Potter se puso de pie y se quitó las sábanas que aún cubrían su delgada figura... Llevaba el torso desnudo; hacía un calor del infierno, cada año era más asfixiante el aire del verano. Se llevó una mano a la cara y en la obscuridad y el silencio de la noche se tocó la frente... Con las yemas de sus dedos siguió la ruta de su cicatriz, aborreciéndola tanto como se aborrecía a sí mismo. Durante ese verano solitario Harry se había seguido culpando de la muerte de Sirius Black, su padrino... Su hermano. Y es que no era justo que en el momento en el que se sentía más seguro, Voldemort le hiciera tanto daño... De no haber sido por su imprudente acción, sus amigos jamás habrían estado en riesgo, y tal vez ahora tendría al alguien a quien escribirle sobre el dolor de su cicatriz que era permanente... Ya se estaba acostumbrando a esa sensación en todo momento del día, incluso dormido esa cicatriz le dolía... No se conformaba con las palabras de Dumbledore luego de la muerte de su padrino. Odiaba a Trelawney por haber hecho la profecía, aborrecía a Colagusano más que nunca... Y cada vez que pensaba en Kreacher, el elfo doméstico de los Black, debía cerrar los ojos, por temor a destrozar algo con sus poderes. Dentro de todo una sola cosa le reconfortaba: Las palabras de Moody habían surtido efecto y Tío Vernon le trataba con un poco más de respeto. Harry ya sobrepasaba a Vernon Dursley por varios centímetros, al igual que Duddley, quien dejaba un poco de lado su gordura gracias a un crecimiento acelerado en las vacaciones. Tanteando, porque lo veía todo borroso, Harry se desplazó hasta la mesita de noche, para ponerse sus anteojos y miró la hora. Eran las tres y treinta... Ya no podría dormir hasta el otro día. Al lado del reloj había un pequeño objeto: Se trataba de un espejito cuadrado... El año anterior Harry lo había estrellado y destrozado, pero arrepentido un poco después lo reparó. Era todo lo que le quedaba de su padrino aparte de la Saeta de Fuego, una escoba de carreras que le regalara en el tercer año, cuando era un prófugo de la justicia por un crimen que no cometió. Ni siquiera había limpiado su nombre cuando fue asesinado por su prima, Bellatrix Lestrange, una mortífaga que se había escapado de Azkabán, la prisión de los Magos. Ahora los Dementores eran aliados del Inombrable y que los Mortífagos volvieran a las calles era cuestión de tiempo...
Voldemort... La profecía al respecto era tajante: Uno de los dos debería morir a manos del otro. Harry siempre lo estaba meditando. El sólo hecho de pensar que él, un niño todavía, tuviera que enfrentarse al Mago más poderoso después de Albus Dumbledore lo llenaba de sentimientos contradictorios. La sola idea de que él fuera derrotado le producía una impotencia muy grande... Toda la Orden del Fénix confiaba en él, estaban poniendo sus vidas en riesgo, incluido Severus Snape, el profesor que Harry menos apreciaba de todos los que dictaban clase en el Colegio Hogwarts de magia y Hechicería. Hedwig no estaba en su jaula, pues había ido a cazar ratones, para variar. El chico tenía mucha aprehensión en dejar a su lechuza libre, después de que el año anterior fuera gravemente herida en un ala... Gracias a Dios la profesora Grubbly-Plank, la sustituta de Cuidado de Criaturas Mágicas pudo curarla... ¿Cómo le iría a Hagrid con su medio hermano Grawp?. ¿Seguiría este oculto en el Bosque Prohibido?... Harry sólo esperaba que Hagrid no siguiera siendo golpeado de manera tan brutal...
El sol salió, haciendo brillar las pulcras casas vecinas de manera cegadora. Harry se bajó del alféizar de su ventana con barrotes y arregló su cama. Siete y treinta, y El Niño Que Sobrevivió tomó su libro VOLANDO CON LOS CHUDDLEY CANNONS para leerlo por millonésima vez en esas vacaciones. Dentro de poco llegaría la lechuza con El Profeta del día... Ahora que todos sabían que El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado estaba de regreso y llenándose de poder para atacar y creían en las palabras de Albus y en las suyas, estaría siempre al tanto de sus pasos. Sus amigos le contaban más cosas, pero las claves eran tan complicadas que a Harry a veces le costaba un poco comprender el sentido real de las misivas...
Los gritos de Tía Petunia, la hermana de la madre de Harry, llamando para el desayuno sacaron al muchacho de sus ensoñaciones y lo regresaron a la realidad. Ahora él se hallaba en el lugar más seguro del mundo: Aquel donde moraba la sangre de su madre y aún podía llamar Hogar.
- Hoy es un día muy especial ¿Sabes por qué Petunia?- Dijo alegremente Tío Vernon mientras se sentaba a la mesa cuadrada de la cocina a devorar una gran sartén de huevos con tocino.
- No lo recuerdo, querido- Dijo la mujer distraídamente. El año anterior ella le había dado a Harry una gran sorpresa al recordar cosas sobre el mundo de los magos. Desde que Harry regresó a casa, Tía Petunia andaba más distraída que nunca y evitaba a toda costa quedarse a solas con su sobrino, por temor a que este fuera a preguntarle algo o a pedir la carta que lo acompañó cuando llegó a aquella casa catorce años atrás.
- Recuerda que hoy tenemos la Cena de Premiación de Grunnings... Si señor, treinta años de esforzado trabajo y sacrificio al fin recompensados- Dijo dándole exagerada importancia, pero sus palabras rebotaron en su esposa y su hijo, que entonces atacaba una tortilla con un hambre que parecía de semanas. - Tienes que llevar el vestido nuevo que te compré, y tú Duddley... Serás mi Orgullo: El Campeón de los Pesos Pesados de la Liga de Boxeo Interescolar Juvenil del Sudeste por segundo año consecutivo - "¿Y cómo no?" Se dijo Harry "Sino desperdicia oportunidad de golpear a cuanto chico indefenso se le cruce por delante". No miraba a nadie; tenía la vista fija en su taza de juego de naranjas.
- Mi querido hijo- Dijo de pronto la mujer, recuperando la expresión embelesada en su rostro caballuno, como antaño - Ya estás hecho todo un hombre. Las chicas te van a perseguir en la fiesta con el nuevo traje que te hemos comprado.
- Hoy la señora Mellville me ha invitado a comer-
- Pero tienes que estar aquí antes de las siete, cielo- Replicó la Tía petunia. - Recuerda que la cena de tu padre es muy importante- Entonces recién repararon en Harry
- Esta noche te quedarás con la Señora Figg -. Dijo, con voz de trueno Tío Vernon. La reacción de Harry fue automática. Puso una gran y fingida cara de desilusión, como si lo que más deseara en el mundo fuese acompañar a los Dursley, pero en el fondo de su alma suspiraba aliviado. Medio loca y todo, la señora Figg era alguien en quién podía confiar. Varias veces los Dursley lo habían enviado allá para librarse de su manía de ver las noticias, y Harry salía con cara de ponerse a llorar sólo para llegar allá y enterarse de los últimos movimientos de la Orden. No le agradaba mucho la colección de gatos por todos lados, pero por lo menos estaba tranquilo. - Y sin una sola queja ¿Entendiste?... Tu anormalidad debe estar más oculta que nunca -
Dio la hora de irse y Harry partió a la casa de la señora Figg con pasos lentos y cansinos. Nuevamente iba pensando en Sirius y en Cedric Diggory... ¿Cuántos más tendrían que morir antes de que la locura acabara?. Tocó a la puerta y la Señora Figg gritó que ya iba...
- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS HARRY! -. Harry casi se fue de espaldas. De repente Fred y George se acercaron a él y le bañaron con papel picado y serpentinas... Con todos sus remordimientos se le había olvidado por completo que estaba de cumpleaños... Y eso era triste, porque uno no cumple 16 años todos los días. Se trataba de una fiesta sorpresa bastante sencilla; estaban Hermione y Ron (Harry no pudo dejar de notar una brizna de maquillaje en el rostro de su amiga y la cara de tonto que Ron ponía cada vez que estaba cerca), Los gemelos Fred y George, que andaban vestidos con lujosas ropas... Seguramente les iba muy bien con su recién inaugurada tienda de Chascos... Ginny Weasley ( que lo abrazó la primera) Molly Weasley (que casi lo ahogó con el saludo), Nymphadora Tonks, con el cabello rosa chicle para la ocasión, y por último Remus Lupin, quien le dirigió una tímida sonrisa. Harry notó que llevaba en la manga derecha de su raída chaqueta café una banda de tela negra. Remus manifestaba de esa manera todo el dolor que sentía por la partida de su amigo. Muy triste por no haber pensado en lo mismo, Harry se preguntó si acaso su ex-profesor llevaría así el luto por la muerte se su padre, James Potter, hace casi quince años atrás.
- Tanto tiempo sin verte, cielo. Nos hemos esforzado mucho para hacerte esta fiesta, espero que la disfrutes... -. Dijo Molly, muy alegre. De fondo se escuchaban a las Brujas de Machbeth.
- No debió... Molestarse -. Dijo el chico cuando finalmente pudo sacar el habla... En realidad, no tenía ganas para fiesta, pero el ver a Remus luego de tanto tiempo lo había reconfortado un poco... Ron se acercó a él.
- ¿No... Notas a Hermione algo diferente el día de hoy?-. Susurró en su oído.
- Está muy guapa- Replicó Harry. Ron le miraba como si lo hiciera por primera vez... Parecía haber obviado durante muchos años que Hermione era chica, y de veras que estaba guapa, a pesar de lo sencillo que se había vestido; Llevaba una camisa con pabilos de color negro, al igual que sus jeans ajustados a la cadera y zapatillas. Su pelo le tapaba coquetamente la espalda y no se veía tan rebelde. Hermione parecía no notar nada, pues hablaba con Ginny, que se reía cada vez que miraba las tonterías que hacía su hermano, como por ejemplo, meter la mano en un florero, jurando que era el cuenco de las papas fritas.
- Al fin a nuestro hermanito se le están despertando las hormonas- Se burló Fred en voz baja. Harry sonrió, en tanto su amigo iba a la cocina disimuladamente para secarse la mano.
- Ya pensábamos que nos iba a salir con una sorpresa- Añadió George.
- Ah! Sólo espero que hable con Hermione pronto- Comentó Fred, alcanzándole al cumpleañero una jarra con cerveza de manteca. - De lo contrario ella buscará nuevos horizontes... -. A la cabeza de Harry vino el recuerdo de Viktor Krum.
- ¿Y cómo les ha ido con Sortilegios Weasley? -. Inquirió el chico, haciéndose finalmente el ánimo de celebrar su propio cumpleaños.
- Ah! ¡Eso va sensacional! -. Dijo George- Casi no nos damos abasto con los pedidos. Estamos considerando seriamente el contratar gente para que nos ayude en la manufactura de los Surtidos Saltaclases... -
- Y no habríamos podido lograr nada sin tu ayuda Harry. Te estaremos eternamente agradecidos .
- Eso es lo de menos. Me alegra mucho haber podido ayudarlos en algo. ¿Y cómo lo ha tomado su madre?-
- Al comienzo estuvo muy enojada- Empezó George.
- Pero Bill y Charlie la convencieron de que no era nada malo -. Siguió Fred...
- Y cuando le llevamos unos zapatos de piel que deseaba hacía siglos... -. Dijo alegremente George.
- No le quedó de otra más que aceptar que ya no volveremos a Hogwarts -. Puntualizó Fred.
- Me alegro mucho más por ello -. Ginny se acercó a Harry y los gemelos se marcharon haciendo morisquetas, como si estuvieran enamorados el uno del otro. La muchacha los mandó a freír dragones a Rumania.
- ¿Cómo has estado? -. Le inquirió.- Cuando entraste te veías muy triste -.
- Ni siquiera recordaba que estaba de cumpleaños. Me sentí un poco desconcertado, es todo -. Se explicó Harry. Finalmente Hermione se acercó... Si de lejos se veía guapa, de cerca "Mataba". Sus ojos brillaban con chispa contagiosa y parpadeaba con delicadeza... Por un segundo Harry Potter también tuvo mucha dificultad en reconocer a la cerebrito que lo sacaba de apuros para las pruebas y lo ayudó a solucionar difíciles acertijos en los años pasados. Ginny sonrió, más divertida que nunca y Ron regresó.
- Toma Hermione -. Y le acercó a la muchacha un vaso con su bebida de cola favorita.
- Gracias. Muy pocas veces me doy este gusto... -. Los padres de la chica eran dentistas y por supuesto que le tenían las bebidas de fantasía completamente prohibidas. Ron estaba particularmente torpe. Se tropezaba a cada rato, a pesar de llevar sólo jeans y una sudadera roja, claro que el rojo de la polera competía furiosamente con el cabello de Ron, y sobre todo con el tono de sus mejillas.
- ¿Y cómo lo has pasado?- Inquirió la muchacha en tanto bebía un poco.
- Mejor... Ya me estoy acostumbrando al dolor de mi cicatriz- Fue todo lo que dijo. La reunión ya llevaba un par de horas, en las cuales Tonks y los gemelos hicieron de un cuanto hay para sacar risas. Los demás invitados llegaron un poco después, a destacar un orgulloso Bill, que llevaba de la mano a la despampanante Fleur Delacour.
- Hola 'Haggy'... Feliz Cumpleaños -. La chica ya casi había neutralizado su acento francés. A pesar de sus cabellos rubios y su encanto de Veela, Harry consideró que la más bella era sin duda Hermione.
Lupin cargaba el pastel hacia Harry no sin cierto embarazo Ja! Un lobo capaz de matar con una torta de cumpleaños en las manos, como los tontos Habría dicho Sirius en su tono de chanza patentado Cuídate o de lo contrario te vas a quemar la cara.
- Vamos cielo, sopla las velitas -. Los Weasley en bloque cantaban el cumpleaños feliz. Tonks ya estaba algo "alegre". Harry miró fijamente a los ojos a Remus durante un segundo y luego sopló.
Lo único que quiero es volver a ver el rostro de mi padrino
Todas las velas se apagaron de golpe y un poco después volvieron a encenderse con una gran llamarada que amenazaba con quemar a Remus en serio. Todos dieron más que un paso atrás.
- No teman- Dijo Fred - Son las Velitas 'Weasley Sorpresa'. Las llamas no queman -. El gemelo se acercó y diciendo 'finite incantatem' hizo que se apagaran de un solo golpe- El susto pasa... pero la torta queda... - Susurró con cara de 'me comeré este pastel a mordiscos sino me lo quitan de enfrente a la cuenta de tres' - Ya corta el pastel madre. Lupin no va a estar de modelo toda la noche! -. Remus estaba rojo como un tomate y agradeció enormemente que Molly le quitara el pastel de las manos. Molly cortó la tarta en muchos trozos, para los que se quisieran repetir y finalmente Harry se pudo acercar a Remus.
- ¿Cómo has estado, Remus? -. Los ojos del lupino se apagaron de pronto, Él no lo manifestaba, pero la muerte de Sirius lo había afectado demasiado... El hombre se demoró un poco en contestar y Harry notó que hacía un esfuerzo tan grande como el que él mismo había hecho durante toda la velada por parecer sereno.
- Yo muy bien... Ya sabes, en las misiones de la Orden y todo eso... Francamente no me queda tiempo de pensar en nada... ¿Y tú cómo llevas lo de Sirius?-
- Lo mejor que puedo nada más -
- Harry, sabes que eso no fue tu culpa... -.
- Lo sé, pero no puedo evitar sentir que yo tengo responsabilidad... Al menos en parte -. Al fin podía compartir eso con alguien - Lo de la profecía... No me lo puedo sacar de la cabeza... Pensar que Voldemort o yo deberemos morir... No lo sé -.
- Bueno, no te olvides que todos estamos contigo... -. Dijo con voz queda. ¡Qué envidia le daba a Harry!. Lupin era capaz de ocultar lo que sentía hasta en la mirada.
- Okey! ¡Su atención por favor! -. Dijo Fred, subiéndose en una silla... - La torta ha estado muy sabrosa y la fiesta muy agradable, pero como bien saben, ¡No es Fiesta de cumpleaños si no hay regalos! -. George hizo fanfarrea con un cornetín de cartón- Harry, amigo nuestro -. Comenzó a Payasear Fred, agarrando un baúl muy grande - Compañero de tantas travesuras, que nos has iluminado la vida. Sin tu ayuda no seríamos lo que somos ahora... -. George hizo como que lloraba sorbeteándose la nariz sonoramente, plan 'viuda desconsolada en el funeral del marido': la Tonks les celebraba la gracia con Ginny, Hermione, Bill y Charlie. - Este es nuestro regalo para tí. Gracias por impulsarnos a hacer lo que queríamos... Oh Dios ¡Os honramos humildemente! -. Ambos se inclinaron un una cortesía exagerada. Harry se reía abiertamente... Entre los dos, dejaron el cofre frente a Harry, quien lo abrió con un Alohomora... No podía creerlo, era...
- Bueno- Dijo George- Si no son todos de tu talla nos avisas y las cambiamos en el mall. No hay problema, ya nos anejamos en el mundo Muggle -. Usó un tono sobrado esta vez. Se trataba de todo tipo de prendas de vestir, completamente nuevas. A Harry se le hizo un nudo en la garganta. No estaba acostumbrado a que le regalaran ropa nueva. Y de marca. Cerró el baúl y dio las gracias con una inclinación de cabeza. De ahí todos les dejaron regalos: Una recarga de cera para el palo de su Saeta, por parte de Ginny; Un Gran libro de DAO, para complementar los que recibiera en Navidad, regalo de Hermione; otro libro de Quidditch, de Ron... En fin, muchas cosas que alegraron mucho a Harry.
- Bueno, es hora de que el muchacho se vaya - Dijo la señora Figg, que se veía muy "alegre" también- De lo contrario, no podremos meter los regalos en la habitación de Harry -. Todos le siguieron la corriente y llevaron las cosas de Harry con estruendo al número cuatro de Privet Drive. En realidad todos hacían una comitiva digna de verse: Adelante iba Harry, secundado por los gemelos que no paraban de decirle cosas como "Ilumínanos con tu poder, oh Señor" "Nos postramos ante ti, Dios", muertos de risa. Tonks iba con unas copas de más cambiando constantemente el color de su cabello. Ginny estaba de la mano de su mamá, conversando con ella sobre el cabello de Bill "Míralo que grande está!" Decía la mujer cuando miraba al mayor de sus hijos muy acarameladito con Fleur, quien aún tenía algunas dificultades para entenderse con los ingleses "Debería comenzar a verse más presentable, Qué pensará Fleur, dios mío". Charlie iba atrás, acompañado por Lupin, con quien hablaba animadamente sobre su trabajo. Al voltearse, Harry notó que lo único que Remus parecía desear era una camita que lo cobijara aquella noche. Tenía la cabeza sembrada de canas, lo que le hacía verse aún más anciano de lo que era. Remus era guapo, aunque no tanto como Sirius, sin embargo si le quedaba algo de esa apostura juvenil, el desastre de El Departamento de Misterios se encargó de arrebatársela por completo. Su cabello había crecido, y Remus tenía el cuidado de hacerse una simpática coleta en la nuca. Se veía un poco más joven así, más alegre... Sino le mirabas a los ojos, desprovistos por completo de brillo que indicara vida, Se veía muy sereno... Demasiado tranquilo...
Costó un poco acallar a la comitiva para poder entrar en la casa. Harry no llevaba llaves, pero tampoco las necesitaba. Hermione hizo los honores, y con un potente Alohomora abrió la puerta. Moody, que hasta ese momento se había mantenido callado y pensativo, dejó escapar un gruñido desaprobatorio. Varios vecinos se asomaron a sus ventanas para contemplar a ese grupo de personas tan curioso. Hablarían de los Dursley y su sobrino delincuente por semanas.
- Hay que subir el baúl- Dijo Molly en cuanto penetraron en la estancia. Harry les advirtió que por favor no tocaran nada. Si los Dursley notaban que había pasado más gente a la casa, se armaría un lío de proporciones.
- Por favor, sostengan a Tonks -. Tarde. Una figurita de porcelana se destrozó contra el piso de parquet.
- Lo lamento -. Dejó escapar ella sin mucha convicción. - Ya saben, todo se me resbala -.
-¡REPARO!-. Exclamó Moody y la figurita volvió a su lugar, intacta. Fred y George subieron el baúl y Harry llevó las otras cosas. Estaba muy feliz, pero al subir hasta su cuarto y ver el espejito de Sirius en la mesa su corazón se ensombreció con una negra nube... Tenía algo así como un presentimiento... Sentía que algo malo iba a pasar, las cosas no podían ir tan bien...
- Bueno muchacho- Dijo Moody, su ojo vuelto hacia la pared. Harry se quedó como paralizado al pie de las escaleras, mientras los gemelos bajaban payaseando, muy en la tónica - Es la hora de que nos marchemos. Sé que esto te ha parecido extraño, pero debes darle las gracias a quien se le ocurrió la idea e hizo todo esto posible -. Dijo misteriosamente. Harry estaba desconcertado ¿De qué estaban hablando?. ¿O sería él que entendía mucho menos de lo normal?-
- ¿Quién es esa persona?-
- Bueno Harry, es la hora de despedirnos- Interrumpió Remus. Abrazó fuerte al chico y salió de la casa. Moody lo siguió. Uno a uno, todos se despidieron y marcharon...
Realmente todo es muy extraño, se dijo el chico cuando estuvo por fin solo en la casa y esta regresó a su silencio habitual. Se refregó los ojos y subió a su cuarto... Tenía mucho, mucho sueño. Harry alcanzó justo a quitarse la polera y ponerse el pantalón del pijama antes de quedar profundamente dormido...
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A muchos kilómetros de Little Whinging, una figura oscura surca el mar con rapidez sobre una humilde embarcación. No viaja solo; a su lado un hombre pequeño y con una mano blanca como la luz de la luna que sobresale de su túnica negra, muy raída y vieja, se estremece con temor en el interior de la barca que se desplaza por arte de magia... El hombre más pequeño tiene la coronilla calva, y es muy gordo... Por todos lados se notan las marcas de la ansiedad y el miedo que le profesa a su Oscuro Señor...
-¡Cálmate Colagusano!- sisea la figura alta - Sólo vamos a buscar a nuestros queridos amigos... -. Su voz es fría y cruel, desprovista por completo de humanidad. - Sí... Esta noche regresaremos a nuestra labor interrumpida hace ya quince años... -. Arribaron a una isla muy alejada de la costa, en un punto perdido dónde sólo se escuchan los lamentos de los dementes y los enajenados... Risas y llantos han poblado por años la eterna cárcel de Azkabán... El bote que lleva a los dos seres llega a un pequeño muelle y el hombre llamado Colasugano baja a tropezones para asegurar el bote.
-Ayúdame- El ser más alto sube con delicadeza, ternura casi sino fuera por su condición extraña y la misión que va a cumplir... La maldad más pura brilla en sus ojos, está muy contento... Las enormes puertas de la prisión se abren sólo para ellos dos... Los Dementores, guardianes de la cárcel y verdugos de sus víctimas, les dejan pasar y les conducen hasta unas sucias celdas en el pasillo número siete...
- ¡Levantaos mis servidores! -. Es la exclamación que destroza la calma y anuncia el terror- He venido a por ustedes... -. Todos se ponen de pie. Son casi una docena de seres humanos que se desperezan y se inclinan ante su Señor con una rapidez asombrosa... Lord Voldemort se despoja de la capucha que oculta su rostro de serpiente y se desliza hasta la celda más próxima para clavar sus ojos rojos, como de gato, sobre otros grises...
- ¡Habéis servido a vuestro amo y por ello seréis recompensados! -. Las celdas se abren, dejando a los prisioneros libres. Todos salen algo confundidos, pero sumamente alegres. La promesa de su Lord ha sido cumplida. Uno a uno, los asesinos más temibles del mundo de la magia se postran ante El Señor de las Tinieblas. Voldemort se acerca al hombre rubio que contemplara un momento atrás, y de manera muy paternal posa la mano sobre su cabeza. Lucius Malfoy tiene el cabello sucio y las ropas aún ensangrentadas e impregnadas con el aroma agrio de la humillación, pero no ha perdido su elegancia y belleza de siempre.
- ¡Levantaos!... ¡Esta noche es para estar contentos y celebrar el regreso de Vuestro amo! -. En las otras celdas los presos, asustados por aquello sobrenatural que les amenaza, gimen y gritan aterrorizados. Las fosas nasales de esa serpiente humana se llenan con el olor que más ama: El del pánico... Con desgarradores lamentos como música de fondo, la más deliciosa y apropiada para el momento que seguirá después, una fila india perfecta avanza hacia las puertas... Son los Emisarios de la Muerte, los Siervos de la Venganza que hacen su marcha triunfal hacia la locura y el horror acabados de manera súbita cuando Un Niño Sobrevivió...
A la orilla del mar, un chico muy joven y muy guapo bebe sin cesar... Sus ojos están ciegos desde un accidente muy grave y aquella es la razón de su llanto y su embriaguez... Celebra la pérdida de su amor y de su visión, su condena... Por ello no se percata de que una barcaza de pescador se acerca a la orilla. El oleaje inquieto de esa noche se traga los pasos y chapoteos de los Mortífagos liberados, y no los escucha hasta que ya están muy cerca...
- Hola ¿Quién eres? -. Inquiere una voz de mujer adoptando muy mal un tono infantil e inocente. El chico mira a todos lados y un Mortígafo se da cuenta de su ceguera y su estado etílico.
- Me llamo Julius Innsbruck- Replicó el muchacho. La expresión su rostro era tan confiada... Tan patéticamente Muggle que Lord Voldemort en persona se acercó a él. La arena se tragó los pasos del Oscuro Señor, por lo que Julius no le percibió hasta que un frío muy grande le erizó los cabellos de la nuca y una aliento de hielo rozó su oreja izquierda...
- ¿Qué haces tan sólo?... Imperius -. Julius deja la botella de licor en el suelo y se queda muy quieto... Sus ojos azules muertos otean sin éxito en todas direcciones... Es una voz en su cerebro.
¿Nunca te han dicho que eres muy bello?... Sí, casi como un poema griego, fuerte por fuera y débil por dentro... Me gustas, me gustas mucho... Y tu me amas, dímelo, entrégate a mi voluntad, abandónate al poder de Lord Voldemort... El Señor oscuro se pone de pie y se acerca a sus siervos...
- Aquí tienen a su primera víctima -. Acaricia el rostro de Bellatrix con sus delgadas y huesudas manos- Mi amada Bella, este es un obsequio para ti. Haced lo os plazca con este Muggle. Yo debo marchar ahora, pero no desesperes... En un rato nos volveremos a ver -. Colagusano echó a correr detrás del ser y Bellatrix sonreía... Lucius se quedó de pie, mientras los otros Mortífagos desoxidaban sus técnicas de tortura... El aristocrático Lucius Malfoy contemplaba con asco la carnicería del humano... ¡Qué lejos estaba él de la jauría de lobos hambrientos que tenía por compañeros!. Voldemort sonrió con disimulo al notar cómo uno de sus favoritos arriscaba la nariz y contemplaba aburrido el juego infernal de los otros...
Mi Querido Lucius... Siempre has estado por sobre el resto, incluso a la hora de matar... Pero ten paciencia... Muy pronto te entregaré seres dignos de morir a tus manos... A merced de tu maldad...
FANS DE HP EN CHILE: QUIERO HACERLES UNA INVITACI"N MUY ESPECIAL PARA QUE SE UNAN AL HARRY POTTER'S SOCIETY. NUESTRA DIRECCI"N EN INTERNET ES...
http:www.harrpotterssociety.tk
¡los esperamos a todos!
Este fic va dedicado a todas aquellas personas que integran el HARRY POTTER'S SOCIETY de CHILE y a las que amablemente han cedido parte de su tiempo para ayudarme con este proyecto tan lindo y que he creado con mucho respeto.
Los quiero mucho y no saben lo que me han estimulado con sus palabras de aliento. Al final, siempre que pienso que las puertas están cerradas, llegan personas dispuestas a abrirme sus corazones y eso siempre lo voy a apreciar.
Este capítulo va dedicado especialmente a mi amado AMADEUS MODFOERMING.
Mi amor, Gracias por pintar mi corazón de colores.
Ya no les doy más la lata. Espero que disfruten... Y obviamente espero sus REVIEWS. Sin sus opiniones chicos, no crezco como escritor
Los dejo con esta Celebración
1 LA CELEBRACION --------------
Profundas sombras se ciernen sobre las silenciosas calles de Little Whinging. Las casas de Privet Drive tienen todas sus luces apagadas, y sólo un ruido lejano de automóviles rompe el casi irreal silencio... La luna brilla en lo alto, mientras un perro se acerca al basurero de la casa número tres, para hurgar en busca de algo qué comer...
La madrugada está muy avanzada. y en el segundo piso del número cuatro de Privet Drive alguien tiene pesadillas...
- No... Por favor no... Suéltame... ¡SIRIUS! - Un chico de cabello azabache y ojos verdes despierta sobresaltado. Está enredado en la colcha, y antes de darse cuenta aterriza en el piso de manera estrepitosa. Por tercera noche consecutiva había tenido pesadillas... Soñaba con la risa de su padrino, y el velo que se lo arrebató por completo... Asustado aún, el muchacho se quedó quieto, escuchando en el silencio alguna señal que delatara el despertar de los otros habitantes de la casa... Nada. Duddley seguía roncando alegremente y seguramente Tío Vernon ni lo había sentido. Mejor así...
Harry Potter se puso de pie y se quitó las sábanas que aún cubrían su delgada figura... Llevaba el torso desnudo; hacía un calor del infierno, cada año era más asfixiante el aire del verano. Se llevó una mano a la cara y en la obscuridad y el silencio de la noche se tocó la frente... Con las yemas de sus dedos siguió la ruta de su cicatriz, aborreciéndola tanto como se aborrecía a sí mismo. Durante ese verano solitario Harry se había seguido culpando de la muerte de Sirius Black, su padrino... Su hermano. Y es que no era justo que en el momento en el que se sentía más seguro, Voldemort le hiciera tanto daño... De no haber sido por su imprudente acción, sus amigos jamás habrían estado en riesgo, y tal vez ahora tendría al alguien a quien escribirle sobre el dolor de su cicatriz que era permanente... Ya se estaba acostumbrando a esa sensación en todo momento del día, incluso dormido esa cicatriz le dolía... No se conformaba con las palabras de Dumbledore luego de la muerte de su padrino. Odiaba a Trelawney por haber hecho la profecía, aborrecía a Colagusano más que nunca... Y cada vez que pensaba en Kreacher, el elfo doméstico de los Black, debía cerrar los ojos, por temor a destrozar algo con sus poderes. Dentro de todo una sola cosa le reconfortaba: Las palabras de Moody habían surtido efecto y Tío Vernon le trataba con un poco más de respeto. Harry ya sobrepasaba a Vernon Dursley por varios centímetros, al igual que Duddley, quien dejaba un poco de lado su gordura gracias a un crecimiento acelerado en las vacaciones. Tanteando, porque lo veía todo borroso, Harry se desplazó hasta la mesita de noche, para ponerse sus anteojos y miró la hora. Eran las tres y treinta... Ya no podría dormir hasta el otro día. Al lado del reloj había un pequeño objeto: Se trataba de un espejito cuadrado... El año anterior Harry lo había estrellado y destrozado, pero arrepentido un poco después lo reparó. Era todo lo que le quedaba de su padrino aparte de la Saeta de Fuego, una escoba de carreras que le regalara en el tercer año, cuando era un prófugo de la justicia por un crimen que no cometió. Ni siquiera había limpiado su nombre cuando fue asesinado por su prima, Bellatrix Lestrange, una mortífaga que se había escapado de Azkabán, la prisión de los Magos. Ahora los Dementores eran aliados del Inombrable y que los Mortífagos volvieran a las calles era cuestión de tiempo...
Voldemort... La profecía al respecto era tajante: Uno de los dos debería morir a manos del otro. Harry siempre lo estaba meditando. El sólo hecho de pensar que él, un niño todavía, tuviera que enfrentarse al Mago más poderoso después de Albus Dumbledore lo llenaba de sentimientos contradictorios. La sola idea de que él fuera derrotado le producía una impotencia muy grande... Toda la Orden del Fénix confiaba en él, estaban poniendo sus vidas en riesgo, incluido Severus Snape, el profesor que Harry menos apreciaba de todos los que dictaban clase en el Colegio Hogwarts de magia y Hechicería. Hedwig no estaba en su jaula, pues había ido a cazar ratones, para variar. El chico tenía mucha aprehensión en dejar a su lechuza libre, después de que el año anterior fuera gravemente herida en un ala... Gracias a Dios la profesora Grubbly-Plank, la sustituta de Cuidado de Criaturas Mágicas pudo curarla... ¿Cómo le iría a Hagrid con su medio hermano Grawp?. ¿Seguiría este oculto en el Bosque Prohibido?... Harry sólo esperaba que Hagrid no siguiera siendo golpeado de manera tan brutal...
El sol salió, haciendo brillar las pulcras casas vecinas de manera cegadora. Harry se bajó del alféizar de su ventana con barrotes y arregló su cama. Siete y treinta, y El Niño Que Sobrevivió tomó su libro VOLANDO CON LOS CHUDDLEY CANNONS para leerlo por millonésima vez en esas vacaciones. Dentro de poco llegaría la lechuza con El Profeta del día... Ahora que todos sabían que El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado estaba de regreso y llenándose de poder para atacar y creían en las palabras de Albus y en las suyas, estaría siempre al tanto de sus pasos. Sus amigos le contaban más cosas, pero las claves eran tan complicadas que a Harry a veces le costaba un poco comprender el sentido real de las misivas...
Los gritos de Tía Petunia, la hermana de la madre de Harry, llamando para el desayuno sacaron al muchacho de sus ensoñaciones y lo regresaron a la realidad. Ahora él se hallaba en el lugar más seguro del mundo: Aquel donde moraba la sangre de su madre y aún podía llamar Hogar.
- Hoy es un día muy especial ¿Sabes por qué Petunia?- Dijo alegremente Tío Vernon mientras se sentaba a la mesa cuadrada de la cocina a devorar una gran sartén de huevos con tocino.
- No lo recuerdo, querido- Dijo la mujer distraídamente. El año anterior ella le había dado a Harry una gran sorpresa al recordar cosas sobre el mundo de los magos. Desde que Harry regresó a casa, Tía Petunia andaba más distraída que nunca y evitaba a toda costa quedarse a solas con su sobrino, por temor a que este fuera a preguntarle algo o a pedir la carta que lo acompañó cuando llegó a aquella casa catorce años atrás.
- Recuerda que hoy tenemos la Cena de Premiación de Grunnings... Si señor, treinta años de esforzado trabajo y sacrificio al fin recompensados- Dijo dándole exagerada importancia, pero sus palabras rebotaron en su esposa y su hijo, que entonces atacaba una tortilla con un hambre que parecía de semanas. - Tienes que llevar el vestido nuevo que te compré, y tú Duddley... Serás mi Orgullo: El Campeón de los Pesos Pesados de la Liga de Boxeo Interescolar Juvenil del Sudeste por segundo año consecutivo - "¿Y cómo no?" Se dijo Harry "Sino desperdicia oportunidad de golpear a cuanto chico indefenso se le cruce por delante". No miraba a nadie; tenía la vista fija en su taza de juego de naranjas.
- Mi querido hijo- Dijo de pronto la mujer, recuperando la expresión embelesada en su rostro caballuno, como antaño - Ya estás hecho todo un hombre. Las chicas te van a perseguir en la fiesta con el nuevo traje que te hemos comprado.
- Hoy la señora Mellville me ha invitado a comer-
- Pero tienes que estar aquí antes de las siete, cielo- Replicó la Tía petunia. - Recuerda que la cena de tu padre es muy importante- Entonces recién repararon en Harry
- Esta noche te quedarás con la Señora Figg -. Dijo, con voz de trueno Tío Vernon. La reacción de Harry fue automática. Puso una gran y fingida cara de desilusión, como si lo que más deseara en el mundo fuese acompañar a los Dursley, pero en el fondo de su alma suspiraba aliviado. Medio loca y todo, la señora Figg era alguien en quién podía confiar. Varias veces los Dursley lo habían enviado allá para librarse de su manía de ver las noticias, y Harry salía con cara de ponerse a llorar sólo para llegar allá y enterarse de los últimos movimientos de la Orden. No le agradaba mucho la colección de gatos por todos lados, pero por lo menos estaba tranquilo. - Y sin una sola queja ¿Entendiste?... Tu anormalidad debe estar más oculta que nunca -
Dio la hora de irse y Harry partió a la casa de la señora Figg con pasos lentos y cansinos. Nuevamente iba pensando en Sirius y en Cedric Diggory... ¿Cuántos más tendrían que morir antes de que la locura acabara?. Tocó a la puerta y la Señora Figg gritó que ya iba...
- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS HARRY! -. Harry casi se fue de espaldas. De repente Fred y George se acercaron a él y le bañaron con papel picado y serpentinas... Con todos sus remordimientos se le había olvidado por completo que estaba de cumpleaños... Y eso era triste, porque uno no cumple 16 años todos los días. Se trataba de una fiesta sorpresa bastante sencilla; estaban Hermione y Ron (Harry no pudo dejar de notar una brizna de maquillaje en el rostro de su amiga y la cara de tonto que Ron ponía cada vez que estaba cerca), Los gemelos Fred y George, que andaban vestidos con lujosas ropas... Seguramente les iba muy bien con su recién inaugurada tienda de Chascos... Ginny Weasley ( que lo abrazó la primera) Molly Weasley (que casi lo ahogó con el saludo), Nymphadora Tonks, con el cabello rosa chicle para la ocasión, y por último Remus Lupin, quien le dirigió una tímida sonrisa. Harry notó que llevaba en la manga derecha de su raída chaqueta café una banda de tela negra. Remus manifestaba de esa manera todo el dolor que sentía por la partida de su amigo. Muy triste por no haber pensado en lo mismo, Harry se preguntó si acaso su ex-profesor llevaría así el luto por la muerte se su padre, James Potter, hace casi quince años atrás.
- Tanto tiempo sin verte, cielo. Nos hemos esforzado mucho para hacerte esta fiesta, espero que la disfrutes... -. Dijo Molly, muy alegre. De fondo se escuchaban a las Brujas de Machbeth.
- No debió... Molestarse -. Dijo el chico cuando finalmente pudo sacar el habla... En realidad, no tenía ganas para fiesta, pero el ver a Remus luego de tanto tiempo lo había reconfortado un poco... Ron se acercó a él.
- ¿No... Notas a Hermione algo diferente el día de hoy?-. Susurró en su oído.
- Está muy guapa- Replicó Harry. Ron le miraba como si lo hiciera por primera vez... Parecía haber obviado durante muchos años que Hermione era chica, y de veras que estaba guapa, a pesar de lo sencillo que se había vestido; Llevaba una camisa con pabilos de color negro, al igual que sus jeans ajustados a la cadera y zapatillas. Su pelo le tapaba coquetamente la espalda y no se veía tan rebelde. Hermione parecía no notar nada, pues hablaba con Ginny, que se reía cada vez que miraba las tonterías que hacía su hermano, como por ejemplo, meter la mano en un florero, jurando que era el cuenco de las papas fritas.
- Al fin a nuestro hermanito se le están despertando las hormonas- Se burló Fred en voz baja. Harry sonrió, en tanto su amigo iba a la cocina disimuladamente para secarse la mano.
- Ya pensábamos que nos iba a salir con una sorpresa- Añadió George.
- Ah! Sólo espero que hable con Hermione pronto- Comentó Fred, alcanzándole al cumpleañero una jarra con cerveza de manteca. - De lo contrario ella buscará nuevos horizontes... -. A la cabeza de Harry vino el recuerdo de Viktor Krum.
- ¿Y cómo les ha ido con Sortilegios Weasley? -. Inquirió el chico, haciéndose finalmente el ánimo de celebrar su propio cumpleaños.
- Ah! ¡Eso va sensacional! -. Dijo George- Casi no nos damos abasto con los pedidos. Estamos considerando seriamente el contratar gente para que nos ayude en la manufactura de los Surtidos Saltaclases... -
- Y no habríamos podido lograr nada sin tu ayuda Harry. Te estaremos eternamente agradecidos .
- Eso es lo de menos. Me alegra mucho haber podido ayudarlos en algo. ¿Y cómo lo ha tomado su madre?-
- Al comienzo estuvo muy enojada- Empezó George.
- Pero Bill y Charlie la convencieron de que no era nada malo -. Siguió Fred...
- Y cuando le llevamos unos zapatos de piel que deseaba hacía siglos... -. Dijo alegremente George.
- No le quedó de otra más que aceptar que ya no volveremos a Hogwarts -. Puntualizó Fred.
- Me alegro mucho más por ello -. Ginny se acercó a Harry y los gemelos se marcharon haciendo morisquetas, como si estuvieran enamorados el uno del otro. La muchacha los mandó a freír dragones a Rumania.
- ¿Cómo has estado? -. Le inquirió.- Cuando entraste te veías muy triste -.
- Ni siquiera recordaba que estaba de cumpleaños. Me sentí un poco desconcertado, es todo -. Se explicó Harry. Finalmente Hermione se acercó... Si de lejos se veía guapa, de cerca "Mataba". Sus ojos brillaban con chispa contagiosa y parpadeaba con delicadeza... Por un segundo Harry Potter también tuvo mucha dificultad en reconocer a la cerebrito que lo sacaba de apuros para las pruebas y lo ayudó a solucionar difíciles acertijos en los años pasados. Ginny sonrió, más divertida que nunca y Ron regresó.
- Toma Hermione -. Y le acercó a la muchacha un vaso con su bebida de cola favorita.
- Gracias. Muy pocas veces me doy este gusto... -. Los padres de la chica eran dentistas y por supuesto que le tenían las bebidas de fantasía completamente prohibidas. Ron estaba particularmente torpe. Se tropezaba a cada rato, a pesar de llevar sólo jeans y una sudadera roja, claro que el rojo de la polera competía furiosamente con el cabello de Ron, y sobre todo con el tono de sus mejillas.
- ¿Y cómo lo has pasado?- Inquirió la muchacha en tanto bebía un poco.
- Mejor... Ya me estoy acostumbrando al dolor de mi cicatriz- Fue todo lo que dijo. La reunión ya llevaba un par de horas, en las cuales Tonks y los gemelos hicieron de un cuanto hay para sacar risas. Los demás invitados llegaron un poco después, a destacar un orgulloso Bill, que llevaba de la mano a la despampanante Fleur Delacour.
- Hola 'Haggy'... Feliz Cumpleaños -. La chica ya casi había neutralizado su acento francés. A pesar de sus cabellos rubios y su encanto de Veela, Harry consideró que la más bella era sin duda Hermione.
Lupin cargaba el pastel hacia Harry no sin cierto embarazo Ja! Un lobo capaz de matar con una torta de cumpleaños en las manos, como los tontos Habría dicho Sirius en su tono de chanza patentado Cuídate o de lo contrario te vas a quemar la cara.
- Vamos cielo, sopla las velitas -. Los Weasley en bloque cantaban el cumpleaños feliz. Tonks ya estaba algo "alegre". Harry miró fijamente a los ojos a Remus durante un segundo y luego sopló.
Lo único que quiero es volver a ver el rostro de mi padrino
Todas las velas se apagaron de golpe y un poco después volvieron a encenderse con una gran llamarada que amenazaba con quemar a Remus en serio. Todos dieron más que un paso atrás.
- No teman- Dijo Fred - Son las Velitas 'Weasley Sorpresa'. Las llamas no queman -. El gemelo se acercó y diciendo 'finite incantatem' hizo que se apagaran de un solo golpe- El susto pasa... pero la torta queda... - Susurró con cara de 'me comeré este pastel a mordiscos sino me lo quitan de enfrente a la cuenta de tres' - Ya corta el pastel madre. Lupin no va a estar de modelo toda la noche! -. Remus estaba rojo como un tomate y agradeció enormemente que Molly le quitara el pastel de las manos. Molly cortó la tarta en muchos trozos, para los que se quisieran repetir y finalmente Harry se pudo acercar a Remus.
- ¿Cómo has estado, Remus? -. Los ojos del lupino se apagaron de pronto, Él no lo manifestaba, pero la muerte de Sirius lo había afectado demasiado... El hombre se demoró un poco en contestar y Harry notó que hacía un esfuerzo tan grande como el que él mismo había hecho durante toda la velada por parecer sereno.
- Yo muy bien... Ya sabes, en las misiones de la Orden y todo eso... Francamente no me queda tiempo de pensar en nada... ¿Y tú cómo llevas lo de Sirius?-
- Lo mejor que puedo nada más -
- Harry, sabes que eso no fue tu culpa... -.
- Lo sé, pero no puedo evitar sentir que yo tengo responsabilidad... Al menos en parte -. Al fin podía compartir eso con alguien - Lo de la profecía... No me lo puedo sacar de la cabeza... Pensar que Voldemort o yo deberemos morir... No lo sé -.
- Bueno, no te olvides que todos estamos contigo... -. Dijo con voz queda. ¡Qué envidia le daba a Harry!. Lupin era capaz de ocultar lo que sentía hasta en la mirada.
- Okey! ¡Su atención por favor! -. Dijo Fred, subiéndose en una silla... - La torta ha estado muy sabrosa y la fiesta muy agradable, pero como bien saben, ¡No es Fiesta de cumpleaños si no hay regalos! -. George hizo fanfarrea con un cornetín de cartón- Harry, amigo nuestro -. Comenzó a Payasear Fred, agarrando un baúl muy grande - Compañero de tantas travesuras, que nos has iluminado la vida. Sin tu ayuda no seríamos lo que somos ahora... -. George hizo como que lloraba sorbeteándose la nariz sonoramente, plan 'viuda desconsolada en el funeral del marido': la Tonks les celebraba la gracia con Ginny, Hermione, Bill y Charlie. - Este es nuestro regalo para tí. Gracias por impulsarnos a hacer lo que queríamos... Oh Dios ¡Os honramos humildemente! -. Ambos se inclinaron un una cortesía exagerada. Harry se reía abiertamente... Entre los dos, dejaron el cofre frente a Harry, quien lo abrió con un Alohomora... No podía creerlo, era...
- Bueno- Dijo George- Si no son todos de tu talla nos avisas y las cambiamos en el mall. No hay problema, ya nos anejamos en el mundo Muggle -. Usó un tono sobrado esta vez. Se trataba de todo tipo de prendas de vestir, completamente nuevas. A Harry se le hizo un nudo en la garganta. No estaba acostumbrado a que le regalaran ropa nueva. Y de marca. Cerró el baúl y dio las gracias con una inclinación de cabeza. De ahí todos les dejaron regalos: Una recarga de cera para el palo de su Saeta, por parte de Ginny; Un Gran libro de DAO, para complementar los que recibiera en Navidad, regalo de Hermione; otro libro de Quidditch, de Ron... En fin, muchas cosas que alegraron mucho a Harry.
- Bueno, es hora de que el muchacho se vaya - Dijo la señora Figg, que se veía muy "alegre" también- De lo contrario, no podremos meter los regalos en la habitación de Harry -. Todos le siguieron la corriente y llevaron las cosas de Harry con estruendo al número cuatro de Privet Drive. En realidad todos hacían una comitiva digna de verse: Adelante iba Harry, secundado por los gemelos que no paraban de decirle cosas como "Ilumínanos con tu poder, oh Señor" "Nos postramos ante ti, Dios", muertos de risa. Tonks iba con unas copas de más cambiando constantemente el color de su cabello. Ginny estaba de la mano de su mamá, conversando con ella sobre el cabello de Bill "Míralo que grande está!" Decía la mujer cuando miraba al mayor de sus hijos muy acarameladito con Fleur, quien aún tenía algunas dificultades para entenderse con los ingleses "Debería comenzar a verse más presentable, Qué pensará Fleur, dios mío". Charlie iba atrás, acompañado por Lupin, con quien hablaba animadamente sobre su trabajo. Al voltearse, Harry notó que lo único que Remus parecía desear era una camita que lo cobijara aquella noche. Tenía la cabeza sembrada de canas, lo que le hacía verse aún más anciano de lo que era. Remus era guapo, aunque no tanto como Sirius, sin embargo si le quedaba algo de esa apostura juvenil, el desastre de El Departamento de Misterios se encargó de arrebatársela por completo. Su cabello había crecido, y Remus tenía el cuidado de hacerse una simpática coleta en la nuca. Se veía un poco más joven así, más alegre... Sino le mirabas a los ojos, desprovistos por completo de brillo que indicara vida, Se veía muy sereno... Demasiado tranquilo...
Costó un poco acallar a la comitiva para poder entrar en la casa. Harry no llevaba llaves, pero tampoco las necesitaba. Hermione hizo los honores, y con un potente Alohomora abrió la puerta. Moody, que hasta ese momento se había mantenido callado y pensativo, dejó escapar un gruñido desaprobatorio. Varios vecinos se asomaron a sus ventanas para contemplar a ese grupo de personas tan curioso. Hablarían de los Dursley y su sobrino delincuente por semanas.
- Hay que subir el baúl- Dijo Molly en cuanto penetraron en la estancia. Harry les advirtió que por favor no tocaran nada. Si los Dursley notaban que había pasado más gente a la casa, se armaría un lío de proporciones.
- Por favor, sostengan a Tonks -. Tarde. Una figurita de porcelana se destrozó contra el piso de parquet.
- Lo lamento -. Dejó escapar ella sin mucha convicción. - Ya saben, todo se me resbala -.
-¡REPARO!-. Exclamó Moody y la figurita volvió a su lugar, intacta. Fred y George subieron el baúl y Harry llevó las otras cosas. Estaba muy feliz, pero al subir hasta su cuarto y ver el espejito de Sirius en la mesa su corazón se ensombreció con una negra nube... Tenía algo así como un presentimiento... Sentía que algo malo iba a pasar, las cosas no podían ir tan bien...
- Bueno muchacho- Dijo Moody, su ojo vuelto hacia la pared. Harry se quedó como paralizado al pie de las escaleras, mientras los gemelos bajaban payaseando, muy en la tónica - Es la hora de que nos marchemos. Sé que esto te ha parecido extraño, pero debes darle las gracias a quien se le ocurrió la idea e hizo todo esto posible -. Dijo misteriosamente. Harry estaba desconcertado ¿De qué estaban hablando?. ¿O sería él que entendía mucho menos de lo normal?-
- ¿Quién es esa persona?-
- Bueno Harry, es la hora de despedirnos- Interrumpió Remus. Abrazó fuerte al chico y salió de la casa. Moody lo siguió. Uno a uno, todos se despidieron y marcharon...
Realmente todo es muy extraño, se dijo el chico cuando estuvo por fin solo en la casa y esta regresó a su silencio habitual. Se refregó los ojos y subió a su cuarto... Tenía mucho, mucho sueño. Harry alcanzó justo a quitarse la polera y ponerse el pantalón del pijama antes de quedar profundamente dormido...
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A muchos kilómetros de Little Whinging, una figura oscura surca el mar con rapidez sobre una humilde embarcación. No viaja solo; a su lado un hombre pequeño y con una mano blanca como la luz de la luna que sobresale de su túnica negra, muy raída y vieja, se estremece con temor en el interior de la barca que se desplaza por arte de magia... El hombre más pequeño tiene la coronilla calva, y es muy gordo... Por todos lados se notan las marcas de la ansiedad y el miedo que le profesa a su Oscuro Señor...
-¡Cálmate Colagusano!- sisea la figura alta - Sólo vamos a buscar a nuestros queridos amigos... -. Su voz es fría y cruel, desprovista por completo de humanidad. - Sí... Esta noche regresaremos a nuestra labor interrumpida hace ya quince años... -. Arribaron a una isla muy alejada de la costa, en un punto perdido dónde sólo se escuchan los lamentos de los dementes y los enajenados... Risas y llantos han poblado por años la eterna cárcel de Azkabán... El bote que lleva a los dos seres llega a un pequeño muelle y el hombre llamado Colasugano baja a tropezones para asegurar el bote.
-Ayúdame- El ser más alto sube con delicadeza, ternura casi sino fuera por su condición extraña y la misión que va a cumplir... La maldad más pura brilla en sus ojos, está muy contento... Las enormes puertas de la prisión se abren sólo para ellos dos... Los Dementores, guardianes de la cárcel y verdugos de sus víctimas, les dejan pasar y les conducen hasta unas sucias celdas en el pasillo número siete...
- ¡Levantaos mis servidores! -. Es la exclamación que destroza la calma y anuncia el terror- He venido a por ustedes... -. Todos se ponen de pie. Son casi una docena de seres humanos que se desperezan y se inclinan ante su Señor con una rapidez asombrosa... Lord Voldemort se despoja de la capucha que oculta su rostro de serpiente y se desliza hasta la celda más próxima para clavar sus ojos rojos, como de gato, sobre otros grises...
- ¡Habéis servido a vuestro amo y por ello seréis recompensados! -. Las celdas se abren, dejando a los prisioneros libres. Todos salen algo confundidos, pero sumamente alegres. La promesa de su Lord ha sido cumplida. Uno a uno, los asesinos más temibles del mundo de la magia se postran ante El Señor de las Tinieblas. Voldemort se acerca al hombre rubio que contemplara un momento atrás, y de manera muy paternal posa la mano sobre su cabeza. Lucius Malfoy tiene el cabello sucio y las ropas aún ensangrentadas e impregnadas con el aroma agrio de la humillación, pero no ha perdido su elegancia y belleza de siempre.
- ¡Levantaos!... ¡Esta noche es para estar contentos y celebrar el regreso de Vuestro amo! -. En las otras celdas los presos, asustados por aquello sobrenatural que les amenaza, gimen y gritan aterrorizados. Las fosas nasales de esa serpiente humana se llenan con el olor que más ama: El del pánico... Con desgarradores lamentos como música de fondo, la más deliciosa y apropiada para el momento que seguirá después, una fila india perfecta avanza hacia las puertas... Son los Emisarios de la Muerte, los Siervos de la Venganza que hacen su marcha triunfal hacia la locura y el horror acabados de manera súbita cuando Un Niño Sobrevivió...
A la orilla del mar, un chico muy joven y muy guapo bebe sin cesar... Sus ojos están ciegos desde un accidente muy grave y aquella es la razón de su llanto y su embriaguez... Celebra la pérdida de su amor y de su visión, su condena... Por ello no se percata de que una barcaza de pescador se acerca a la orilla. El oleaje inquieto de esa noche se traga los pasos y chapoteos de los Mortífagos liberados, y no los escucha hasta que ya están muy cerca...
- Hola ¿Quién eres? -. Inquiere una voz de mujer adoptando muy mal un tono infantil e inocente. El chico mira a todos lados y un Mortígafo se da cuenta de su ceguera y su estado etílico.
- Me llamo Julius Innsbruck- Replicó el muchacho. La expresión su rostro era tan confiada... Tan patéticamente Muggle que Lord Voldemort en persona se acercó a él. La arena se tragó los pasos del Oscuro Señor, por lo que Julius no le percibió hasta que un frío muy grande le erizó los cabellos de la nuca y una aliento de hielo rozó su oreja izquierda...
- ¿Qué haces tan sólo?... Imperius -. Julius deja la botella de licor en el suelo y se queda muy quieto... Sus ojos azules muertos otean sin éxito en todas direcciones... Es una voz en su cerebro.
¿Nunca te han dicho que eres muy bello?... Sí, casi como un poema griego, fuerte por fuera y débil por dentro... Me gustas, me gustas mucho... Y tu me amas, dímelo, entrégate a mi voluntad, abandónate al poder de Lord Voldemort... El Señor oscuro se pone de pie y se acerca a sus siervos...
- Aquí tienen a su primera víctima -. Acaricia el rostro de Bellatrix con sus delgadas y huesudas manos- Mi amada Bella, este es un obsequio para ti. Haced lo os plazca con este Muggle. Yo debo marchar ahora, pero no desesperes... En un rato nos volveremos a ver -. Colagusano echó a correr detrás del ser y Bellatrix sonreía... Lucius se quedó de pie, mientras los otros Mortífagos desoxidaban sus técnicas de tortura... El aristocrático Lucius Malfoy contemplaba con asco la carnicería del humano... ¡Qué lejos estaba él de la jauría de lobos hambrientos que tenía por compañeros!. Voldemort sonrió con disimulo al notar cómo uno de sus favoritos arriscaba la nariz y contemplaba aburrido el juego infernal de los otros...
Mi Querido Lucius... Siempre has estado por sobre el resto, incluso a la hora de matar... Pero ten paciencia... Muy pronto te entregaré seres dignos de morir a tus manos... A merced de tu maldad...
FANS DE HP EN CHILE: QUIERO HACERLES UNA INVITACI"N MUY ESPECIAL PARA QUE SE UNAN AL HARRY POTTER'S SOCIETY. NUESTRA DIRECCI"N EN INTERNET ES...
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