A medida que los días pasaban, se volvían más fríos y ventosos. Harry recién llevaba dos semanas en clases y ya no daba más con las tareas que les enviaban los maestros. Hermione no parecía tan agobiada, a pesar de estar metida en todos los ramos.
-¿No crees que deberías empezar a tener vida social...? -. Le preguntaba Ron cada vez que la veía llegar a la Sala Común con una ruma de libros capaz de sepultar a cualquiera. Hermione siempre solía reaccionar de la misma manera. Lo miraba de arriba abajo y no le decía nada. Desde que los entrenamientos de Quidditch comenzaron, Harry y Ron veían muy poco a la HeadGirl, ya que nunca coincidían en los descansos, y si a eso sumamos los entrenamientos de Quidditch y las rondas que ella y Ron debían hacer, las oportunidades de coincidir eran nimias. Las clases de Agatha continuaron siendo tan buenas, y no dejaron los Patronus hasta que todos los consiguieron, tres clases después. Curiosamente el último en invocar su hechizo fue Ron... Ese día estuvo presumiendo de su gerifalte con todo aquel que quisiera escucharle (Y con quien no quisiera escucharlo también), y lo peor de todo es que su euforia no se detuvo en muchos días.
- Ya basta Ron... Cada día estás más insoportable -. Le dijo Ginny en una ocasión en que el muchacho comentó que Dean era muy poca cosa para su hermana ya que su Patronus consistía en un caballo nada más. Estaban arrinconados en el fondo de la Sala Común. Era una tarde particularmente ventosa y que amenazaba con tormenta. Granger se había marchado a la biblioteca y Harry sabría dios dónde andaba.
- Mi Patronus es mil veces mejor que el suyo -.
- Eso es lo de menos... Te informo que un Patronus no es nada del otro planeta -. Le acalló ella.
- Como si tú supieras hacer uno... -.
- ¡Claro que lo sé!. Dean y Hermione me ayudaron con eso... Y te informo que mi Patronus es mucho mejor que el tuyo -.
- ¡Debes estar bromeando! -.
- ¡Sesenta galleons a que no! -. Ron pareció, por fin, no tener más argumentos. Llevaba muy presente la última apuesta que había hecho con su adorada hermanita, y que por supuesto perdió.
- ¿Y en qué se supone que consiste el Patronus de la señorita Weasley? -. Dijo fastidiado.
- Es una pantera... -.
- ¡Pero si tú recién vas en quinto! -.
- Harry aprendió el suyo en tercer año -. Se entrometió Dean Thomas, para defender a su novia. - Y si mal no recuerdo, Hermione aprendió a hacer el Patronus el año pasado, al igual que Cho Chang -. Ron no le miró.
- Ginny, creo que ya deberías dejar de jugar a que eres la madura de la familia -. La muchacha lo soportó en silencio. Luego de un rato replicó.
- Nos llevamos apenas por un año, Ronald Bilius Weasley, y creo que soy la única madura de la familia -. Y se paró y se fue.
Ginny no era la única irritada por causa del DAO. La odiosidad de Agatha por Draco había alcanzado proporciones casi dantescas. Severus había hecho la vista gorda de la situación e incluso comenzó a sobreproteger a Malfoy. Draco era el único HeadBoy que no hacía las rondas nocturnas que Albus Dumbledore había decretado. En la tercera noche de turno, La profesora Vane descubrió que el otro prefecto de Slytherin (Pansy Parkinson) recorría completamente sola el vestíbulo y el Gran Salón, y eso la enojó mucho.
- Señorita Parkinson ¿Hace cuántos turnos que el señor Draco no se presenta? -. Dijo ella de repente, sobresaltando a la muchacha.
- Desde que estos comenzaron, maestra -. Replicó temblorosa. Agatha echaba chispas por los ojos.
- Ya veo... Snape se lo ha prohibido ¿o me equivoco? -. La chica le quedó mirando. - Me lo suponía. Me vas a escuchar Pansy, y lo harás con mucha atención, porque quiero que cada una de mis palabras lleguen a Severus intactas ¿está claro? -.
- Sí profesora Vane -. Murmuró esta, completamente intimidada. Los ojos de Agatha habían cobrado un brillo diabólico.
- Me alegra mucho... - Y miró los grandes relojes que llevaban la cuenta de puntos para la Copa de las Casas. Hasta ese momento Slytherin iba a la cabeza, seguido muy de cerca por Ravenclaw - El Señor Malfoy no es más que un alumno de esta escuela, y como lleva una responsabilidad muy grande junto con la insignia de HeadBoy, le quito cincuenta puntos a Slytherin, por no presentarse a la ronda nocturna en tres ocasiones consecutivas -. Varias esmeraldas regresaron a la parte superior del reloj de Slytherin, dejando a Ravenclaw a la cabeza - No voy a permitir, bajo ninguna circunstancia, que se hagan distinciones con Draco. Y por cada falta que el muchacho presente serán cincuenta puntos menos ¿Entendido? -. La HeadBoy asintió con un leve movimiento de cabeza. - Ahora querida, regresa a tu ronda. No me gusta que lleguen y se las den de dueños del colegio... -. Y se marchó a recorrer la torre de Astronomía con pasos fuertes.
Pansy era ante todo una muchacha muy obediente y al otro día Severus Snape ya estaba advertido y furioso. Antes de que las clases comenzaran, el maestro de Pociones se metió a la Sala de Profesores y encaró a Agatha, que se estaba tomando un café, porque tenía mucho sueño. Las manos maltratadas de Severus golpearon la mesa con tal fuerza que casi botó el jarrón favorito de su colega N/A que, nótese, tenía impresa la insignia de Slytherin
- ¿Con qué autoridad te atreves a quitarle cincuenta puntos a mi casa, Agatha Vane? -. Su voz era sedosa y maligna. Agatha contempló con alegría cómo el odio de Severus le quemaba la piel.
- Con la autoridad que me confiere mi puesto de profesora -. Replicó ella con una amplia sonrisa. - Por mí te puedes comer al pendejito cuando se te plazca, pero no voy a permitir que ese engendro de Satán siga haciendo de las suyas impunemente -. Severus estaba rojo de la ira, Vane se puso de pie - Ya no soy la pendeja que atemorizabas años atrás, ni a la que Lucius humilló tantas veces en nuestra época, querido -. La mujer acercó su rostro peligrosamente al de Snape - Las cosas se van a hacer a mi manera mientras tenga el poder necesario para ello -. Severus estaba preparado para pelear con ella. Su ira estaba más allá de los gritos o de cualquier cosa.
- No te atrevas a desafiarme... -.
- No te atrevas a mimar a Draco -.
- Haré lo que me plazca, porque soy el Jefe de la Casa y tú sólo una maestrita a la que trajeron porque no había otra alternativa -.
- Mira Severus, yo te adoro, y lo sabes bien... Hice más cosas por tí que por cualquier otra persona, pero no voy a dejar que Draco se pase por donde quiera las reglas de esta escuela... -.
- ¿Disfrutas con esto no?... -.
- Claro que sí... -.
- Bastarda, sangre sucia -. Susurró él, cada vez sus mejillas más encendidas. - Llegará el día en que me las pagarás todas juntas... -.
- Dime lo que quieras, pero no olvides que por mis venas corre la misma sangre... -. Agatha dejó la frase en el aire, para que su colega entendiera. Snape se puso de pie y se marchó, ofuscadísimo. Enfrentarse a otro miembro de la Orden del Fénix era una imprudencia muy grande, más en Hogwarts. Minerva McGonagall alcanzó a entrar justo antes de que Snape diera un portazo que resonó en todo el castillo al salir.
- ¿Qué pasó? -.
- Nada, Profesora -. Respondió la chica, regresando a su café - Es sólo que Sevvy se levantó con el pie izquierdo el día de hoy -.
En el Gran Salón, el rumor de que Agatha Vane le había quitado ya 120 puntos a Slytherin por la exclusiva culpa de Draco, más el numerito de la noche anterior, había recorrido todas las mesas antes de que Hermione y Ron, agotados por la noche en vela, pudieran agarrar su trozo de pastel de calabaza.
- ¿De verdad Neville? -.
- Eso es lo que me dijo Christian Simpson, de Ravenclaw -.
- Ya quisiera ver la cara que puso Snape cuando se enteró -. Comentó Ron -.
- Pues yo creo que era lo menos que podía hacerse. Ron y yo hemos tenido que hacer las rondas con tareas, entrenamientos, investigaciones y todo. No era justo que Malfoy descansara mientras nosotros nos quedábamos con las ojeras -. Declaró Hermione - Ya me voy -. Agregó, poniéndose de pie ante el espanto de Harry, porque su amiga llevaba unas ojeras que preocupaban.
- ¿A la biblioteca otra vez? -. Inquirió Harry cansinamente. - Te vas a enfermar si sigues así -.
- Me halaga mucho que te preocupes por mi salud Harry, pero no es un ritmo muy diferente al de los años anteriores. Incluso, yo diría que tengo mucho menos que hacer que el año pasado -. Y con un trozo de tarta en la boca, se marchó.
- ¿Pero qué tanto buscará en la biblioteca ahora? -.
- No lo sé -. Dijo Ron, - Pero las veces que yo la he acompañado se pone a sacar cuentas con unos anuarios... No he podido averiguar bien de qué se trata... Tal vez está sacando cálculos de cuántos Slytherin han entrado a Hogwarts en el último siglo... -. Suspiró - Ya la conoces... Cuando se pone así, no nos enteramos de nada -.
Era miércoles y les tocaba DAO a primera Hora, como el lunes. Pero en este día tenían clase doble. Como siempre, no había pupitres; en cambio, cómodos cojines los aguardaban a todos. Agatha esperó a que el último alumno entrara y se sentara en su cojín para comenzar a hablar. Se notaba muy contenta.
- Debo reconocer que mis expectativas referente a este curso eran muy diferentes a lo que ustedes mismos puedan imaginarse. Para hacer el encantamiento Patronus tenía contemplado un mes completo. Me enorgullece decir que me han sorprendido gratamente. Por lo tanto hoy, vamos a sentarnos en los cojines y tendremos una clase muy tranquila. Practicaremos el relajamiento y la concentración -.
- ¿Concentración? -. Dijo de inmediato Draco con un dejo de incredulidad. La sonrisa de Agatha se hizo aún más grande. Por un momento Harry recordó a Dolores Umbridge.
- Sí Drakito. Tú papá debería habértelo enseñado hace mucho -. El muchacho ya había recuperado algo de peso y sus ojeras habían desaparecido casi por completo. Pansy miró a la maestra muy preocupada, al igual que Blaise - Hace muy poco me enteré de que el Profesor Moody les enseñó en el cuarto año los Maleficios Imperdonables -. Neville se puso blanco y luego apretó los labios, enfurecido. Sus padres habían sido atormentados por el Cruciatus hasta la locura. - También supe que Harry Potter, nuestra estrella de DAO fue el único capaz de rechazar el Imperius -. Las mejillas de Potter se ruborizaron ligeramente, pero ya se estaba acostumbrando al extraño trato que la profesora tenía para con él - ¿No es así, querido? -.
- Sí A... Quiero decir, profesora Vane -. Respondió Harry frotándose inconscientemente las rodillas.
- La concentración es la clave para repeler muchos ataques que podrían resultarles fatales. Si son capaces de manejar sus emociones y mantener la sangre fría, el rival habrá perdido gran parte de su influencia sobre ustedes -. Claramente se refería a los Mortífagos. - Por genética, los Gryffindors son los más propensos a morir de manera estúpida, por lo que les pido que presten la mayor atención a esta clase. Demás está decirles que no soy tonta y sé perfectamente cuándo alguien se quedó dormido y alguien se sumió en la meditación más absoluta. Y a los que le buscan una aplicación práctica a esto, les servirá mucho para que en los exámenes no se queden en blanco y saquen una calificación deshonrosa -.
- Podría habernos enseñado eso para las TIMO'S -. Susurró Ron en el oído de Harry. Agatha se acercó a su escritorio y encendió un incienso, pero este no era de lavanda como siempre, sino que era de jazmín.
Las horas siguientes pasaron con una rapidez asombrosa, a pesar del amodorrante ambiente que inundaba el lugar. Las únicas interrupciones que se dieron, fue cuando Vane hacía que uno de sus pesados libros se estrellara contra el piso de madera. La mayoría de los alumnos deban un saltito... Y los que se estaban quedando dormidos (entre ellos Harry) se ponían rojos de culpa. Hermione no se movió de su posición en ningún momento; tampoco lo hicieron Blaise ni Draco. Al acabar la clase los marcadores eran: Ravenclaw, 5 puntos menos, a los de Hufflepuff se les restaron 15, Gryffindor había perdido 25 puntos y Slytherin sólo 10.
- Mi tarea para ustedes es que practiquen la meditación 10 minutos antes de irse a dormir. Para la próxima clase haremos esto mismo y notaré los avances y retrocesos en cada uno de ustedes... Sus ojos azules se posaban específicamente en Neville. La meditación es sinónimo de calma y control... Es importante que lo sepan y lo usen en su vida diaria. Pueden irse -. La Profesora McGonagall los tenía empapelados de tarea, Ahora había aparecido con animales más grandes y complejos para transformar, por lo que los chicos debieron trasladarse al patio, donde una vaca N/A los aguardaba para que la transformaran en tetera. Harry lo conseguía apenas, y no podía evitar que la tetera quedara con manchas negras sobre blanco; Ron, en tanto, ni siquiera podía transformarla en algo más que una mesa.
Al finalizar el día Harry se despidió de sus amigos.
- ¿No vas a ir a comer con nosotros? -.
- No. Voy al despacho de Agatha -.
- Pero si no tienes que ir hasta más tarde... -.
- Quiero ir ahora -. Y se marchó. Su actitud era muy extraña. Tocó a la puerta de roble y aguardó.
- Pasa -. Harry entró y nuevamente el olor a jazmín lo rodeó. Vane estaba de pie en un rincón, y a sus espaldas un caldero muy pequeño burbujeaba, pero de él no salía ningún olor.
- Agatha -.
- Toma asiento querido, de inmediato voy para allá -. Vane lanzó algo en el calderito y este soltó una humareda. - Le quité el olor para que no me echara a perder la cena... ¿Oye quieres comer conmigo? -.
- No tengo hambre... -.
- ¡AH NO!. Tienes que alimentarte. Es la base para que tu mente se encuentre fuerte y puedas practicar la Oclumancia como se debe -. Le regañó en tono cariñoso - Lo mismo que en el Gran Salón, y pone dos puestos, hoy tengo invitado -. De inmediato dos platos aparecieron por arte de magia ante un asombrado Harry. Tenían una gran porción de tallarines con salsa. Las copas de plata contenían zumo de manzana. La mujer se sentó al escritorio y comenzó a comer.
- Sé que no es muy higiénico, pero no creo que te dé asco ¿no? -.
- No... Agatha, ¿Por qué no comes con los demás maestros? -.
- Porque se ponen a hablar de las clases y a mí me marea. Prefiero comer acá y leer un libro hasta que todo está más quieto y me puedo ir a la Torre de Astronomía en paz... Además, hoy no quiero verle la cara a Sevvy. Seguro que se atragantaba -. Agregó con algo de tristeza. Harry tenía varias preguntas que hacerle a la mujer, así que comió un poco y continuó.
- Supe que anoche le quitaste cincuenta puntos a Slytherin... -.
- ¡Vaya! ¡Qué rápido vuelan las noticias! -. Replicó ella con algo de asombro - Casi no me acordaba lo chismosos que son por acá -.
- ¿Snape te dijo algo? -.
- ¿Por qué te preocupa tanto, eh?... Claro que se puso furioso, pero no me molestó con sus sarcasmos. Severus sabe perfectamente que estoy atenta a cualquier cosa que haga Drakito... Hermione siempre está haciendo guardia y es muy latoso que ella ande en pie a las tantas, mientras ese pendejito sólo se limita a dormir como si estuviera en su casa -. A Harry se le figuraba que hablaba con una compañera de clase... Ese olor a jazmín le agradaba mucho... Por alguna razón le provocaba mucha paz... - ¿Aún se lo pasa en la biblioteca? -.
- Sí -.
- Eso me preocupa mucho... -. Y cambió la expresión de su rostro - Lo que va a conseguir es enfermarse... -.
- No te preocupes por ella. Considera que no puede vivir sin algo qué hacer... Se mete todo el día en la biblioteca desde que la conozco -.
- ¡Ah!... Pero la noto desmejorada... Se va a enfermar, te lo juro -.
- ¿Por qué llama así a Snape? -. Inquirió de pronto Harry, luego de un largo silencio.
- ¿Así cómo? -.
- Sevvy... -.
- Es que él no es tan malo después de todo; sólo un poco antipático... Yo lo quiero mucho, no sé, siempre se me ha dado llamarlo así... Y es capaz de matarme si se entera, así que ni le digas ¿eh? -. Harry se largó a reír... Seguro que corría a contarle a Snape que le decían Sevvy.
- ¿Le han dicho que es muy diferente a los otros profesores? -.
- Sip, la Profesora Minerva me lo dice todo el tiempo... Pero no me importa. No puedo distanciarme de los alumnos, es todo. Quiero sentirme joven. Cuando los alumnos son muy distantes de uno, siempre te acabas llevando todo tipo de sorpresas... Pero hay que saber poner límites, sino se toman demasiadas atribuciones. A propósito, te felicito; ya me enteré de que eres el Capitán de tu casa -.
- Gracias... Pero somos dos capitanes... -.
- Déjame adivinar... Weasley es el otro ¿No? -.
- Sí -.
- Me alegra que seas el Capitán... Así cuando le ganes a Malfoy se sentirá doblemente humillado -. Harry puso una cara muy extraña. Agatha sólo sonrió.
Luego de comer practicaron un poco de Oclumancia, pero Agatha se seguía metiendo en la cabeza de Harry y le robaba recuerdos... Esa tarde Agatha supo que los Dursleys eran una maldición para el chico y que constantemente Duddley lo golpeaba cuando pequeño.
- Noto que aún no eres capaz de bloquearte por completo -. Comentó la profesora cuando estaban muy cómodos en el sillón de cuero- Eso no me gusta. Querido, si te toparas con un Mortífago en el pasillo, él te hace puré -.
- Usted no conoce a los Mortífagos... -. Dejó escapar Harry, algo molesto. El comentario lo había ofendido, teniendo en cuenta que ya los había enfrentado y todavía seguía con vida...
- No me juzgues por mi apariencia... -. Dejó escapar, antes de fumar un poco - Los Gryffindors son algo prejuiciosos, sobretodo con aquello que no entienden -.
- ¿Por qué lo dice? -.
- No es el momento para que lo sepas -. Un silencio se impuso después. Agatha había encendido otro incienso de jazmín y Harry se dedicó a cerrar los ojos y dejar que ese aroma le invadiera... Simplemente amaba ese olor a flores, pero no era capaz de explicarse por qué.
- ¿Ha sabido algo de Lupin? -.
- Nop. El pobre no tiene ni idea de que estoy en la Orden del Fénix. No creo que se acuerde de mí. ¿Acaso no has recibido ninguna carta de él? -.
- No -. Respondió el chico con tristeza.
- Lo último que supe es que andaba en una misión, pero Dumbledore no me quiso decir nada. Sólo replicó que cada uno debe ocuparse de su trabajo y que ya llegaría el momento de saberlo todo. Tú sabes... En esta época anda más misterioso que nunca. Le gusta que cada uno se concentre lo más que pueda en lo que hace y no se preocupe por el resto -.
- ¿Cómo era Lupin cuando estaba acá en Hogwarts? -.
- MMMMH. Bueno, era algo parecido a Hermione. Se preocupaba mucho de sus estudios. Por lo general los que payaseaban y armaban bromas eran tu padre y Sirius... Recuerdo que un día se dieron el lujo de soltar Escregutos de Cola Explosiva en el baño de las chicas. Pobre Lupin... Una chica de Hufflepuff lo tiró al piso y casi lo mata antes de que él pudiera calmarla. Fue una de las pocas veces que me reí con una chanza de Sirius. Esa broma no fue demasiado pesada, pero Remus se molestó mucho con Black... Le dijo que no le iba a aguantar otra de esas y culpó a tu padre por no detenerlo... Lo único que les había pedido era que no armaran pandemónium, porque él necesitaba estudiar. Remus es uno de los chicos más amables que jamás he conocido... -. La voz de la profesora se volvió nostálgica y Harry notó que realmente ella quería mucho a Remus. - Yo le daba demasiados problemas. Era pésima en DAO y el profesor que dictaba la clase era demasiado estricto y no tenía paciencia conmigo... Él estuvo casi un mes posponiendo sus estudios para reforzar los míos... A mí se me daba más Pociones... Bueno, después de que le perdí el miedo a los calderos -. Harry se puso a reír.
- ¿De verdad le tenías miedo a los calderos? -.
- Sí, era un pánico que no podía controlar. En mi primera clase me desmayé antes de poder encender el fuego. Sevvy tuvo que darme clases especiales, y me tocó superar ese miedo... Más miedo me daba Severus... Pero con el tiempo mejoré tanto en Pociones como en DAO -. Y se quedó callada un rato - ¿Te gusta ese olor? -.
- Sí -.
-¿Y por qué? -.
- No lo sé... Me recuerda algo, pero se trata de un recuerdo muy vago... -.
- ¿Ya comenzaron con las sesiones del ED? -.
- Aún no, como los Slytherins ya saben que nos juntamos en la Sala Multipropósito, tenemos que buscar un nuevo sitio... -. Harry se calló de pronto. Muy tarde había notado que no debería hablar del ED; Agatha era una profesora... ¡y eso era un secreto!-. Agatha se puso de pie y sacó del caldero un líquido muy espeso en un cucharón y se lo acercó a Harry - Bébetelo -. La expresión de Potter era para partirse de risa - ¡Ah!... Gryffindor hasta la muerte. ¡EY! ¡Tómatelo!. No sé qué tan grave es la maldición de Hermione, pero creo que lo entenderá. Esta poción es para que no te salgan los granos... -. Pero Harry no esperó a que Agatha lo ayudara. De dos zancadas ya estaba en la puerta...
- INCARCEROUS -. Varias cuerdas salieron de la varita de Agatha, tirando al piso a Harry, quién pugnaba por escapar. Mientras se acercaba al chico, la profesora Vane también lanzó un hechizo de impasibilidad.
- Tranquilo Harry Potter... -. Susurró con una voz sedosa, como la de Snape.
- ¡ME DIO UNA POCI"N DE LA VERDAD!-. Exclamó el muchacho furioso. - ¡YO CONFIABA EN USTED! -. Agatha se sentó en el piso, lo más cerca de Harry posible y lo más lejos para que no le fuera a pegar. Sonreía y sus ojos centelleaban con un brillo acerado.
- Eso quisieras... Pero no es así -. Le dijo ella tranquilizadoramente. - Me puedes odiar todo lo que quieras, Harry, pero antes me vas a escuchar. No te he dado el 'Veritaserum' y puedo comprobártelo -. Harry se arrastraba por el piso como un gusano, intentando liberarse de las cuerdas que lo apretaban demasiado... Ya se le empezaban a dormir los dedos. - ¿Y sabes cómo?. Se supone que si yo te di el 'Veritaserum' vas a responder cada una de mis preguntas... ¿Cómo se llama la persona a la que amas, Harry? -. Silencio profundo... El muchacho enrojeció. No tuvo que responder a la pregunta que Agatha le hacía... Un intenso rubor se apoderó de sus mejillas; había quedado en ridículo.
- ¡Usted sabe la respuesta! -. Intentó defenderse.
- Mal... Si quieres le puedes preguntar a la McGonagall si el suero de la verdad distingue entre lo que yo sé y lo que no sé... Es mejor que te bebas la poción... Y si quieres te hago otra pregunta... A ver... ¿Cuál es la contraseña de tu sala común? -. Otro silencio.
- ¿Y entonces cómo sabe que el ED existe? -. Ya estaba empezando a tranquilizarse.
- Harry, soy AUROR, y la Orden del Fénix está conformada casi por puros AURORS -. Se rió y le quitó el hechizo a Harry. Mientras le alargaba el cazo añadió. - Kingsley es AUROR y mientras hacíamos una misión para Fudge me lo contó. Él es el único que sabe que soy parte de la Orden. Somos amigos de años... -. Harry sintió que no le mentía y tomó la mezcolanza del cucharón. Sabía a vómito y casi la devolvió, pero no lo hizo. No podría pasar por la deshonrosa situación de salir con la palabra "DELATOR" escrita en la cara.
- Lamento haberte hecho pasar este mal rato, pero tenía una razón -. Harry se puso de pie y se sentó en el piso frente a su profesora - Quería ofrecerte un lugar donde todos podrían practicar sin ninguna preocupación -. Harry aún dudaba. - Hay muchos lugares en esta escuela que ni tu padre conoció... Ni siquiera van a salir en el Mapa del Merodeador -.
- ¿Cómo sabe del mapa? -.
- Es que soy una intrusa de primera clase, querido -. Explicó ella - Pero hay una sola condición... Quiero que me dejes participar de las reuniones. No voy a intervenir... Sólo quiero mirar -. Harry no estaba convencido todavía. Le parecía imposible que en Hogwarts existieran lugares que su padre y sus amigos no hubiesen mapeado... Pero era imperioso enseñarle a los chicos del ED... Más que eso, era la unión que se había formado entre ellos lo que quería preservar.
- ... Está bien... Pero quiero que me muestre antes qué lugar es ese -. Dijo aún receloso. Agatha le echó los brazos al cuello, como si fuera una cría con regalo nuevo.
- Sí, es un lugar bastante amplio y muy cercano a la Torre de Gryffindor. No es tan cálido como la Sala Multipropósito, pero evitará cualquier sospecha si los pillan en una ronda -. Harry escrutaba cada uno de los cambios de brillo en los ojos de Vane, pero no tuvo ninguna sospecha a la cual asirse. La mujer parecía genuinamente emocionada. - Si quieres te llevo ahora mismo -. Miró su reloj. - Son casi las once y la guardia la hace Hermione. A ella también se lo podemos mostrar -.
- Como digas Agatha -.
