Con mucho cariño a Katherine y Sandra: Aunque estemos lejos, chicas, ustedes no me dejaron en mi época obscura y estamos unidas por nuestra amistad, que es nuestra marca. No las he olvidado ni lo haré jamás.

7 Nuestras marcas Oscuras -----------------------

Harry estaba muy triste. Ya llevaba un mes en la escuela y todo estaba poniéndose patas para arriba. La pelea que tuvo con el ED y su conversación con Agatha lo habían dejado muy mal... Los Black se habían cobrado la que Sirius les había hecho a través de Bellatrix... Seguramente Kreacher y el cuadro de Grimmauld Place debieron ponerse muy felices cuando Phineas Nigellus comenzó a buscar a Sirius por toda la casa... Sin éxito. Al pensar en Kreacher, a Harry le hervía la sangre de rabia... Algún día lo tendría frente a él y le pediría cuentas de lo sucedido... ¿Cómo podía mentirle? ¿Qué ganaba con conducir a Sirius a una muerte segura? Él no quería la libertad, él buscaba la muerte... No, no era eso; era la rabia que no podía dirigir a nadie porque le habían dicho hasta el hartazgo que él no era responsable... Harry tenía mucho dolor y tal vez le hacía falta alejarse un poco de todo ello... No había ido a ver a Hagrid desde que ingresó a las clases. Tal vez un té con él pudiera calmarlo... Así que muy temprano, Harry Potter volvió a salir de la Sala Común donde hacía menos de tres horas Agatha lo había dejado para que descansara, porque era sábado, y llegó a la cabaña de Rubeus con pasos lentos y pesados. Fang empezó a ladrar y Hagrid salió de la cabaña.

- ¿Qué haces tan temprano acá Harry? -. Le inquirió el Profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas. Llevaba en la mano un pollo muerto. Seguramente aquél sería el almuerzo.

- Es que... Hacía mucho tiempo que no venía a verte y quería saber cómo te iba... Bueno, con lo que tú ya sabes -. Fang se acercó a Harry y se le tiró encima. En el piso y todo babeado de perro, Potter se alegró de que algunas cosas jamás fueran a cambiar...

- Con Grawp me va muy bien -. Dijo Hagrid cuando los dos entraron en la casa. Una alegre fuego sobre el cual una tetera despedía vapor calentaba el aire y el muchacho se dijo que cómo no había ido antes. Estar en la casa de Hagrid era como retroceder en el tiempo, hasta el primer año, cuando lo conoció y le daba un poco de miedo... - Ya no está violento, aunque los centauros aún no quieren acercarse a él... pero noto que se aburre -.

- Bueno, él está acostumbrado a vivir en las montañas. Debe echar de menos su cueva... -. Comentó Harry pensativamente. La cabaña del Guardabosques era el único lugar donde Sirius jamás había puesto los pies, y por ello no había un solo recuerdo que empañara la paz...

- Sí... pero no puedo sacarlo de aquí. Debo protegerlo de la amenaza de Tu ya sabes quién -. Y ahí va... Realmente me lo había sacado de la cabeza por diez segundos completos... suspiró Harry. El chico mira el piso como si el barro de sus zapatillas fuera más importante que mirar a Hagrid a la cara... No, claro que no lo era, pero por un segundo Harry deseaba olvidar que era ELQue Sobrevivió y por muy poco tiempo lo logró.

- Lo de Sirius no fue tu culpa, Harry... -.

- Lo sé. Todo el mundo me lo ha dicho una y otra y otra vez -. Deja escapar exasperándose un poco.- Él murió por una cosa de fortuna, podría haber sido Remus, podría haber sido Bellatrix Lestrange o Lucius Malfoy... -.

- No quise decir eso -. Comienza a decir Hagrid, pero se queda en su asiento al mirar los ojos verdes de Harry y encontrar frustración.

- Lo sé... Soy yo que ando un poco quisquilloso el día de hoy -. Ya no quiero hablar más del tema, por favor... - ¿Qué tienes para comer? -.

- Bueno... Tengo un pastel que hice y... También dulces -. Dice Hagrid de inmediato, feliz de poder desviar el tema. De inmediato le alcanza las golosinas a su joven amigo y este toma un dulce de leche y con cuidado empieza a comerlo, mojándolo en la taza de té que el guardabosque le ofrece.

- ¿Y las clases? -. Preguntó. A Hagrid le brillaron los ojitos.

- Oh! Van muy bien. Los de Slytherin se quejan un poco, pero ya sabes, ellos no hallan nada bien hecho -. Sonrió tristemente Hagrid. Él quiere regresar sobre el tema de Sirius Black, pero Harry se lo impide, comentándole sobre cualquier tontería que se le venga a la cabeza para evitar preguntas, para no recordar, para no pensar...

- ¿Y por qué Hermione y Ron no vienen contigo? -. Listo, la pregunta que no quería responder hecha al fin

- Me peleé con mis amigos -. Responde el chico escuetamente, sin dejar lugar a más preguntas - ¿Y dices que Norbert está creciendo? -.

- Oh sí. Está muy grande. Charlie me envió algunas fotografías el otro día, vía lechuza. Dice que está cada vez más bonito, y que parece echarme de menos. Cada vez que ve a Charlie con su capa de cuero empieza a lanzar llamaradas hasta que lo huele y vuelve a bajar la cabeza -.

- Deberías ir a verlo... Eres como su madre -.

- No puedo. Dumbledore nos necesita a todos ahora más que nunca -. Fang se acerca a Harry otra vez y apoya su gran cabeza sobre las rodillas del chico. Con ese sencillo gesto Potter se siente tan seguro... Por un momento podría pensar que todo el año anterior es una pesadilla y que ahora no pasa nada, que nadie va a morir... Que su padrino sigue encerrado en el 12 de Grimmauld Place y que en Navidad irá a verlo. - Harry, me has estado esquivando toda la mañana... -. No me digas... .- Y eso no me gusta. Sino quieres hablar del tema, no lo haremos, pero por lo menos quiero que sepas que estoy acá y que no me importa pelear si es para ayudarte a ti... Eres mi mejor amigo, no me alejes así... Para mí no es justo -. Harry se le queda mirando... Nadie le había dicho eso en todo este tiempo... Potter quedó sin defensas.

- Tengo un poco de miedo... Es todo -. Eso fue suficiente. Era una piedra que lo oprimía y no debía dejar salir de él por nada del mundo, pero Harry no tenía ganas de llorar como si fuera una niña. Si tenía una marca y la había aceptado sin saber lo que significaba, ahora menos que nunca podría rechazarla... ¿NO?. Así que acompañó a Hagrid a darle de comer a los Thestrals.

- Creo que te agradaría saber que Buckbeak está con Charlie también -.

- ¿Y cómo está? -.

- Muy bien, aunque algo deprimido... Charlie dice que los primeros días le costó un poco se acercara para recibir la comida, pero ya sabes... Buckbeak terminó confiando en él -.

- Me alegro mucho de escucharlo... -. A Harry se le fue toda la mañana en eso; ayudar a Hagrid a alimentar a sus amadas criaturas. Ya para la hora del almuerzo el muchacho regresaba al castillo, con muchas ganas de devorar lo que encontrara a su paso, un poco más de ánimo y un pequeño brillo en sus ojos verdes por la mañana completamente vacíos, muertos, como los ojos de sus padres cuando ese Avada Kedavra les arrebató la vida, la posibilidad de ser personas normales, de tener un instante de paz... Ahora todo era guerra y dolor y muerte... Y más dolor...

- Como siempre, revolviéndote en la mierda, Potter -. Era Draco, pero esta vez no tenía compañía - ¿Qué hacías? ¿Ayudar a ese imbécil amigo tuyo?... -. La luz agonizante, ceniza del mediodía, arrancando reflejos de ese cabello que deseaba tanto... Draco sonreía con desprecio... Todo el patio era sólo para ellos; hacía demasiado frío como para que alguien cuerdo saliera a pasear... El viento le roía las rodillas a Harry, pero él no tenía consciencia de ello... Malfoy iba resguardado por una capa negra que le quedaba algo grande, y en su pecho... Un medallón de plata resplandecía como su cabello.

- ¿Qué pasa? ¿Acaso te comió la lengua el ratón? -. Draco se acercó un poco más... Sus pasos lograron que la hierba susurrara tras él... Una ráfaga hizo flamear la capa como si fuera una bandera... Llevándose las hojas... Llevándose...

Mi cordura...

- No tengo ganas de pelear contigo, Malfoy -. Dijo Harry con sequedad, pero por dentro se desgarraba tan sólo con pensar en las palabras antes de decirlas.

- Pobre Harry... Todo el mundo espera a que El Niño Que Sobrevivió los salve de nuevo... -. ¿Tú también con la misma cantaleta tonta?

- Te lo advierto Malfoy... Hoy desperté con ganas de partirle la cara a alguien, y si no te vas de aquí en el acto, esa cara que destroce será la tuya -. Lo amenazó empuñando visiblemente sus manos. El muchacho rubio pareció encantado con la idea. Su odio hizo relampaguear el gris de sus ojos.

- Perfecto, a ver si por una vez demuestras que eres un verdadero hombre, Potter -. Le dijo, llevándose la mano a un bolsillo de su túnica negra de la escuela. - Siempre escondiéndote tras la capa de Dumbledore o tras las faldas de McGonagall o esa nueva maestrita de DAO... -. Parecía que al fin Draco podría deshacerse de todo su odio, su enojo por las humillaciones pasadas.

- ¿Por qué no mandas a destituir a Agatha, si tanto te molesta?... Dile a tu papi Lucius que hable con Fudge y la saque, como los Malfoy han hecho con todo aquel que no se postra ante sus pies... -.

- ¡NO ENSUCIES EL NOMBRE DE MI PADRE CON TU BOCA INMUNDA POTTER!-. Olvidando la magia, Draco se lanzó sobre Harry como si se tratara de una fiera a punto de devorar su presa favorita. Un puñetazo le arrebató los anteojos y Potter fue incapaz de ver nada, por lo que se dedicó a mandarle patadas en donde cayeran... La pelea era tan feroz que en menos de cinco minutos medio colegio estaba haciéndoles un círculo y animaban a su favorito.

- ¡Vamos Potter! ¡Destroza a ese hijo de perra! -. Ambos rodaban por el piso, ensuciándose más y más...

- ¡Dale Harry! -. Sintieron gritar a Ron Weasley - ¡Reviéntale la cara! -. Sus cuerpos ya estaban maltratados, pero el darse de puñetazos era casi terapéutico para ambos... El odio mutuo les quemaba las entrañas... Pero para Harry era odio y algo más...

-¡POTTER, MALFOY! -. Era Minerva, acompañada por Madame Hooch. Entre las dos separaron a los chicos y los tomaron fuerte por las cinturas, porque seguían lanzándose patadas en el aire... -¡MALFOY, ESTO LO VA A SABER SNAPE! ¡POTTER TRANQULÍZATE O TE SUSPENDO DEL EQUIPO DE QUIDDITCH! -. Se destruía la garganta McGonagall, sin resultados...

Severus estaba revisando un alijo de pruebas desastrosas de los pendejos de primero de Ravenclaw, cuando Agatha entró en su despacho y le dejó sobre el escritorio su jarrón con la insignia de Slytherin. Tirando los papeles al suelo se sentó en la punta, de piernas cruzadas antes de que Severus pudiera gruñirle o amenazarla.

- Guárdatelos para otro... -. Le espetó Vane - Lo vas a necesitar... Es una poción para la jaqueca -. Snape se puso de pie, oteando el aire como si fuera un sabueso, aunque las palabras de Agatha le estaban dando una vaga idea de lo que podría suceder. Dos minutos después llegó la McGonagall con Draco del brazo. Cuando entraron la mujer lanzó al chico a los pies de Severus sin ninguna consideración por su estirpe.

- ¿Qué sucede aquí? -.

- Tu pupilo, Severus, que al parecer no entiende las reglas de esta escuela -. Le espetó la profesora con los labios apretados y la voz temblorosa. Draco alzó sus ojos con timidez, para toparse con las botas de Agatha que lo miraba muy divertida y con los ojos de Snape, insondables... - No ha hallado nada mejor que agarrarse a golpes con Potter como si estuvieran en un ring de box -. Snape fijó sus pupilas en las de Draco y por un segundo este tembló de miedo.

- ¿No sería al revés Minerva? -. Le preguntó él con voz queda. La presión le estaba subiendo, y ya la cabeza le empezaba a doler.

- No. Yo los observaba desde una de las ventanas del segundo piso. Malfoy se acercó a provocar a Potter... Te ruego que aprendas de una buena vez a controlar a tus alumnos. Recuerda que aquí el apellido no debe valer... Y si vuelvo a atrapar a Draco molestando a cualquier otro alumno, yo misma me encargaré de bajarle los pantalones y darle unas buenas nalgadas, a ver si aprende a comportarse de una vez por todas -. Y se fue dando un portazo. Allí quedó Draco, tirado en el piso, su ropa costosa embarrada y rota, su olor mezclado con el de Harry, el cabello manchándole su pálido rostro, los labios hinchados, un ojo morado, sangrando... Severus se acercó a él y con brusquedad lo levantó del suelo. Después, le lanzó una mirada a Agatha, la que bastó para que la mujer se pusiera de pie y saliera.

- Ahí te lo dejo -. Murmuró en tono burlón y cerró la puerta con suavidad. Snape se sentó en su escritorio nuevamente y agarrando el tazón, se bebió todo el contenido de un golpe. La poción sabía a rayos, pero de veras lo necesitaba... En la torre de Gryffindor la situación no era muy distinta. Madame Hooch había conducido a Harry por los pasillos hasta el despacho de Minerva, donde le dejó luego de lanzarle una mirada siniestra... Harry ya conocía a su Jefa de Casa molesta, pero esta vez parece que se le había pasado la mano con la falta...

Por lo menos puedo decir que lo tuve debajo de mí aunque fuera una vez se dijo, sonriendo con tristeza y satisfacción. Al fin se había quitado toda la rabia acumulada. Justo cuando más necesito golpear a alguien, apareces tú... La profesora llegó unos diez minutos después. Traía el cabello maltratado, su siempre perfecto rodete algo desecho, las mejillas huesudas coloreadas por el enojo, pero Harry no pudo notar nada. Sólo veía una mancha borrosa que se plantaba frente a él y empezaba a regañarlo.

- ¡¿Cómo se te ocurre responderle a Malfoy?!. No cabe en tu cabeza que lo único que busca es sacarte de tus casillas y así tener excusas para seguir dando lata -. Le dijo, indignada. Harry tenía los ojos fijos en ella, pero era por respeto, así que ni notó el brillo acerado en sus pupilas, con lo cual el reproche perdía parte de su fuerza. - ¿En qué idioma hay que decírtelo?... Ahora vas a ir a ducharte y no saldrás de la Sala Común... En la semana te daré un castigo con Filch, a ver si ya te comportas como un hombrecito y aprendes a soportar las estupideces que te dice ese otro... -. Harry se dio vuelta, pero como daba tropezones (los pies ya no lo sostenían), Minerva tuvo que conducirlo hasta el Pride. Todos aguardaban en silencio, y cuando la Profesora se fue, se acercaron a él para felicitarlo por lo que había hecho.

- ¡Fue genial la manera en que lo golpeaste! -. Le dijo Ron, alcanzándole los anteojos, llenos de barro, pero intactos. Lo primero que Harry pudo ver bien fue a Ginny, inclinada sobre un pergamino.

- ¿Qué está haciendo tu hermana? -.

- Está escribiéndoles una carta a Fred y a George... -. Respondió encogiéndose de hombros - Piensa que es una pena que ellos se lo hayan perdido... -. Las muestras de apoyo continuaron por un buen rato, pero Harry se quería dar una ducha... Estaba pasado a Malfoy...

Potter presentaba un aspecto lamentable también. Su ropa estaba llena de barro, rasgada donde Malfoy lo había agarrado para estrellarlo contra el piso una y otra vez, y las costillas le dolían demasiado. En la cara no tenía más que el labio roto, pero su cabeza estaba coronada por un doloroso chichón que se hizo cuando Draco se le fue encima. Le dolía terriblemente la espalda y estaba seguro de que necesitaría algo de esa solución de Murtlap para calmar sus dolores... Ya cuando pudo quitarse la ropa notó que tenía todo el pecho lleno de moretones... La pelea había sido terrible, pero estaba seguro de que Draco había quedado mucho peor...

Por lo menos pude deshacerme de esto antes de pegarle a Ron o a Neville Harry estaba dispuesto a desquitarse con el primero que lo provocara No sé ni cómo puedo sentir esto... Con mucho cuidado se pasó el jabón por las partes adoloridas, lo más seguro es que se hubiera quebrado alguna costilla o hubiera estado a punto de hacerlo... Los puños de Draco eran de puro metal. El agua estaba tibia y era como una caricia que calmaba la ira... una sensación similar había tenido cuando golpeaba las bludgers con Agatha Vane... Se mareó un poco cuando un calorcillo le subió por el cuerpo, así que se apoyó en la pared y respiró hondo para salir de allí lo más rápido posible y acostarse sin comer...

El domingo, aunque tenía muchas ganas porque el clima era benévolo, Harry no bajó al entrenamiento de Quidditch. Ron le había insistido, pero Hermione opinó que lo mejor era que no se dejara ver por ese día... la pelea estaba aún demasiado reciente, como evidenciaban las palmaditas en la espalda que el chico recibía cada vez que alguien pasaba por su lado.

- No le insistas. Fue una suerte que la Profesora McGonagall no le quitara la capitanía del equipo ni lo suspendiera del campeonato, como le pasó el año anterior -. Así que Harry se puso a hacer los deberes que Snape le había dejado para no darle ninguna oportunidad de ponerle un cero y vengarse. La Sala estaba prácticamente vacía y se sentó al lado de su amiga.

- Me alegro mucho de que no hayas bajado -. Comentó Granger. Harry alzó las cejas. - Ya no me gusta tanto quedarme sola a estudiar. Ninguno de los tres tiene mucho tiempo para estar con los demás y eso me da un poco de tristeza... -.

- A mí igual -. Confesó Potter. - Daría lo que fuera para que las cosas se dieran de otra manera... -. Ambos se quedaron mirando por un largo rato, evaluando lo mucho que habían crecido en tan poco tiempo. Hermione era su mejor amiga, pero ella no comprendería muchas cosas de él... ¿Cuánto habían separado sus senderos? Tal vez demasiado como para volver a unirse alguna vez...

- ¿Y cómo van las cosas con Cho? -.

- Eso se acabó el año pasado... Comprendí que ni ella ni yo estábamos preparados para nada. Lleva muy presente lo de Cedric y realmente nunca pude entender qué era lo que quería... Las mujeres son demasiado complicadas para mí...

Sí, por eso ahora estoy enamorado...

- ¿Y no te gusta nadie? -. Le preguntó de inmediato.

- No. Creo que tengo cosas más importantes de las cuales ocuparme ¿Y tú? -.

- Tampoco. Mis estudios no me dan tiempo para nada... -.

¡Mentirosa!... Puede que esté algo mal de la vista, pero es demasiado obvio como para no notarlo...

- Ya veo -. Dijo con gravedad.

- He seguido averiguando sobre Agatha... -. Susurró de repente Hermione. - Pero nada. No hay ninguna alumna que haya llevado ese nombre en la época de Snape; Sin embargo hay registros de que Agatha dio clases aquí anteriormente, durante seis meses, pero eso fue cuando Bill Weasley era Prefecto de Hogwarts... -.

-¿Qué me quieres decir? -.

- Que esa mujer nos ha estado engañando. Es verdad que estuvo antes en esta escuela, pero no como alumna... Harry, no podría haber conocido a los Marauders, menos a tu padre -. Eso fue como un golpe en la cabeza para el muchacho.

- Es imposible. Debiste revisar mal -. Dijo Harry de inmediato- Ella me ha contado cosas de ellos que nadie más sabe... Nadie que no haya sido alumno de esta escuela... El mismo Salón de Godric, el lavabo de Myrtle... Hermione, ella sabía de las bromas de Sirius solía hacer, del Mapa del Merodeador, Lupin le dio clases de DAO... Ella sabe que Remus es un Licántropo -. Granger se quedó callada. Y luego bufó.

- Tal vez tengas razón y yo no he buscado bien... -. Admitió.

- Estás como obsesionada con ella ¿no? -. La chica se puso roja y propuso que mejor empezaran con la tarea de una buena vez...

Lunes y otra vez clases de DAO. Esta vez pupitres de madera los aguardaban, y los alumnos estaban algo desilusionados. Ron pudo comprobar con alegría lo mal parado que había salido Draco de la pelea con Harry. Su cara aún estaba hinchada y el moretón alrededor de su ojo no había desaparecido. Los alumnos de las otras casas también miraban con interés a ambos, seguramente para comentarlo después en el Gran Salón...

- Bueno, algo que pasó el otro día me dio una idea -. Comenzó Agatha y Potter supo de inmediato que estaba sacando a colación su pelea con Malfoy.- Creo que ya es momento de empezar a enseñarles los hechizos más aptos para inmovilizar a un oponente en un duelo. Sé que tooodos los años deben aprender un par y que alguna vez hubo un Club de Duelo, pero nunca está de más un pequeño repaso -. La mujer iba con una linda túnica color amatista y llevaba una severa trenza apoyada sobre su hombro izquierdo. Sus ojos estaban delineados con brillante Kohol, algunas pulseras tintineaban cuando sacó una vieja tiza y empezó a escribir.

- Sí señorita Shrewd, para esto hay magia, pero hoy estoy antojada de escribir en el pizarrón -. Replicó Agatha a un suave murmullo en la parte de atrás. Samantha le miró con odio y regresó a su cuaderno. Blaise estaba sentado junto a Draco y fue el único que notó cómo Malfoy se llevaba la mano al cuello y apretaba el medallón que su padre le había enviado vía lechuza...

Agatha de pronto sintió un fuerte mareo y una sensación de vacío, como si hubiera saltado desde una gran altura... Sabía lo que aquello significaba, pero... No podría estar pasando a plena luz del día... No a plena luz del día. Entonces un pequeño escozor le confirmó todas las dudas... Los Death Eaters eran convocados por su Señor Oscuro...

Un suave tintineo llamó la atención de Hermione, justo antes de que el dolor se hiciera más intenso y Agatha empezara a jadear, apoyada contra la pizarra. Harry estaba contento, al fin había encontrado algo que buscaba y un segundo después volvía a sentir ese dolor, su viejo tormento, y se llevó una mano a la cicatriz... Draco, Harry y Hermione fueron los primeros en ponerse de pie... Vane sólo los miró y salió corriendo por el pasillo.

- ¡No, Harry! -. Le detenía Granger y entonces el dolor se hizo más fuerte... Potter cayó al piso y mientras los de Gryffindor fueron a ayudarlo, los de las otras casas corrieron tras su maestra, sin hallarla.

Agradeciendo que este castillo es un gran queso Gruyere Agatha había corrido a todo los que le permitía el dolor hasta un corredor dos pisos abajo, donde pudo encerrarse. Por desgracia estaba aún muy lejos e su cuarto y lo mejor era quedarse allí hasta que ese dolor cediera. La mujer alcanzó a gemir un INSONORUS antes de comenzar a gritar hasta quedarse inconsciente.

Severus estaba dando clase a unos chicos de tercero cuando ese mareo le invadió, pero él fue más rápido; durante años había escondido ese dolor e impedido que los demás le vieran débil, así que salió, dejando expresas órdenes de que nadie moviera un músculo sino querían sufrir una dolorosa muerte, y alcanzó justo a encerrarse en su mazmorra antes de que la Marca Oscura comenzara a arder... El dolor era insoportable, más incluso que la última vez y Snape supo que Voldemort estaba a punto de atacar, lo podía percibir en la manera en que quemaba su tatuaje... Harry en tanto, sujetado firmemente por sus compañeros, intentaba quitarse esa marca que también lo quemaba... Donde estuviera, Voldemort tenía una emoción muy fuerte... O tal vez sólo quería joderlo para recordarle que estaba vivo, allí, sólo a un paso de él, para destruirlo y alzarse sin rivales...

- Pónganlo allí -. Dijo Madame Pomfrey con severidad, mientras Ron le tomaba los brazos para evitar que se arañara... - De inmediato voy a atenderlo- Hermione se veía pálida y ausente... Poco a poco ese dolor comenzó a ceder y el muchacho pudo respirar.

- ¿Estás mejor? - Le preguntó Weasley. Ya para entonces todo el ED se había enterado y estaba junto a su cama. Harry casi no podía hablar; se sentía muy débil. Su cabeza le dolía como si fuera a estallar y cada ruido era como un cuchillo clavándose en sus sienes. Cuando Seamus se movió un poco Harry pudo ver a la Profesora McGonagall, que llegaba a la enfermería con pasos rápidos, para desgracia de Harry, sus tacones resonando por todo el pasillo.
-
Por favor muchachos, los quiero afuera -. Dijo en voz moderada. - Tienen clase con el Profesor Snape y no voy a permitir que se retrasen -. Por el tono en que lo dijo, se deducía que no tenía ganas de otro encontrón como el del sábado. Con tristeza y mucha curiosidad, los amigos de Harry se marcharon y él quedó completamente solo. Minerva siguió caminando hasta ponerse a su lado y sentarse en la silla que Ginny había ocupado un poco antes.

- ¿Qué pasó exactamente Potter? -. Le inquirió Minerva con una voz cálida, tranquilizadora.

- Bueno... La cicatriz comenzó a arderme -. Respondió Harry con un susurro apenas. Ni siquiera tenía ganas de hablar.

- ¿Sentiste algo? -.

- Sí... Voldemort estaba satisfecho, había encontrado algo -.

- Mmmmmmmmhhh. Bueno, Harry, lo mejor es que descanses. Madame Pomfrey ha dicho que te quedarás hasta la hora de la cena... -. Y puso la mochila de Harry sobre la silla y se marchó. Ahora ella irá decírselo a Dumbledore... Y justo ahora que hice bien la tarea para Snape me duele la cicatriz... .

Snape tenía una palidez que pocas veces se le había visto. Era verdad que ya de por sí él era de tez muy pálida, pero su mutismo total fue lo que asustó a los alumnos. Ni siquiera tuvo fuerzas para mortificar a Longbottom.

- ¿Y el Señor Potter? -. Inquirió en cuanto todos estuvieron en sus asientos. Intentaba sonar amenazante, como siempre, pero estaba demasiado débil- ¿Ya cree que las clases son innecesarias? -.

- Harry está en la enfermería -. Dijo Hermione, con los ojos muy fijos en Snape para que lo supiera.- No se siente muy bien ahora; la profesora McGonagall me entregó esto para usted -. Y poniéndose de pie le entregó un papel.

"A Potter nuevamente le dolió la cicatriz."

Snape se llevó inconscientemente la mano derecha al tatuaje ... No me diga... ¿Por qué siempre me llegan las noticias atrasadas?

Agatha recuperó la consciencia varias horas después. Por un largo rato se quedó escuchando, y cuando estuvo segura de que no se escuchaban alumnos, invocó un Lumos y miró su reloj. Eran las tres de la tarde, y seguramente ya andaban en sus clases... Era mejor. Así nadie la vería llegar a su cuarto. Por el camino Vane se fue recriminando por su precipitación. Debió salir de otra manera, pero no podía permitir que nadie se le acercara, que notara que su mano se manchaba de sangre otra vez... Snape no bromeaba. Seguramente Voldemort ya sabía que ella estaba allí, ¿Qué otra explicación tenía esa llamada?... Lo peor de todo es que ahora iba a tener fiebre, siempre tenía fiebre cuando El Oscuro Señor le reclamaba a su lado y ella no iba... Su cuerpo se manifestaba de alguna manera por ese rechazo, era casi imposible no acudir a las citas con Voldemort. Y la fiebre comenzó. Su cabeza le dolía demasiado... Ni siquiera alcanzó su cama antes de desmayarse de nuevo.

Cuando nuevamente abrió los ojos, Vane notó que ya estaba en la cama y tenía un paño frío en la frente. Casi le dio un ataque cuando vio que Snape estaba sentado, mirándola con esos ojos suyos infranqueables.

- ¿Qué haces acá Severus... ? -.

- Es obvio -. Respondió él con sequedad. Severus jamás había cuidado de nadie que no fuera Malfoy. Agatha lo recordaba demasiado bien... Cada vez que ella se enfermaba o desaparecía por días de sus labores, el recibimiento de ese hombre era siempre el mismo; Sólo bufaba y empezaba a delegar deberes.

¿Qué pasó contigo Sevvy? ¿Qué heridas tan grandes dejó la época de los Death Eaters para que cambiaras tanto... ? O tal vez no has cambiado, sólo estás siendo tú mismo... Si esto es un sueño, quiero quedarme aquí, así, tan cerca de él, pensando que nada malo va a ocurrir... Que no lo perderé cuando logre mi venganza...

- Dime qué fue lo que pasó -. Le ordenó el profesor luego de un momento de silencio. Se veía muy cansado ¿Qué hora podría ser?. ¿Ya había pasado la noche?... No, hacía mucho frío para ser de día.

- No lo sé... Estaba de frente al pizarrón y de repente el brazo comenzó a quemar... Caí al suelo y lo único que pude ver fueron los ojos de Harry... Me miraba como acusándome y a la vez... Estaba muy contento... No sólo él se había puesto de pie -. Y miró a Snape a los ojos... - Draco también se había parado -.

- El Oscuro Señor ya lo sabe... Te lo dije. Aún eres una pendeja... -.

- Es gracioso; Sirius también me dijo que era una pendeja antes de que Bellita lo matara -.

- No estoy para juegos tontos -.

- Mira Snape, que suceda lo que tenga que suceder... Él también sabe que tú le traicionaste y que estás acá en Hogwarts... Mientras estemos de parte del viejo no pasará nada, y si sucede, sólo espero matar a Lucius antes -. Severus parecía no encontrar palabras para seguir peleando con Agatha. - ¿Y tú? ¿Ya te encuentras mejor? -.

- A diferencia tuya, yo no permito que mis emociones me dominen... -.

- Sí. Olvidaba que tú eres una piedra -. Dijo algo molesta - Perdona... -.

- Soy una piedra... Y tú deberías comenzar a ser una también, si es que quieres sobrevivir -.

- Severus... ¿Podrías llamar a Minerva por favor? -. Snape le lanzó una mirada capaz de atravesar paredes.

- No soy mensajero de nadie... -.

- Por favor... -. Insistió ella y Severus se puso de pie.

- Que sea la última vez... A Potter le dolió la cicatriz y a su amiguita sabelotodo no le va a costar nada enterarse de que fuiste una Death Eater... Si es que ya no lo sabe -. Y salió.

- Debería saberlo, Sevvy... De lo contrario yo me llevaría una profunda decepción.