9 Halloween ---------
- El Gran Salón está mucho más bonito que los años anteriores -. Ese comentario se repetía de boca en boca. Las calabazas ciertamente estaban más grandes que nunca y la expresión de sus rostros era particularmente siniestra. Las velas flotaban de un lado para otro y Peeves se dio a la tarea de asustar a los de primero de Hufflepuff hasta hacerlos entrar en el Salón gritando, algunos al borde de la histeria. A los mayores les costó un poco calmarlos y explicarles que Peeves hacía eso todos los años y que en suerte les había tocado a ellos, pero que podrían haber sido los alumnos de cualquier casa... Era su manera de hacer la primera cena de Halloween en Hogwarts inolvidable. El techo estaba despejado e iluminado por bellas estrellas... Casi al final se podía contemplar la luna llena y Harry recordó con un retorcijón en su estómago que Lupin andaría por ahí transformado, completamente solo en su locura esa noche. Hagrid estuvo sólo durante unos minutos, en los cuales se acercó a saludar a sus amigos.
- ¡Feliz Halloween! -. Hagrid estaba a espaldas de Harry. Los demás Gryffindor hicieron como que no escuchaban nada y siguieron comiendo, pero los de Slytherin miraban con interés.
- Gracias... Pero no sé qué tiene de feliz -. Dijo Ron con enojo... - No podremos irnos a dormir hasta que el último enano esté en su cama y dormido profundamente. Lo peor de todo es que mañana tenemos clases igual -.
- No seas tan quejumbroso Ron -. Le reprochó Hermione. - Por lo menos nos dieron libres las dos primeras horas. Podremos dormir hasta tarde -.
- ¡Qué bien!... ¿Debería estar contento por aquella generosa disposición? -.
- No le hagas caso Hagrid... Son los nervios. Parece que Ron no está hecho para asumir responsabilidades -. Y Weasley se puso a comer algo, porque ya le tocaba ir a recorrer los pasillos, en compañía de los Prefectos de Ravenclaw.
- Bueno, sólo pasaba a despedirme... -.
- ¿Despedirte? -.
- Sí Harry. Hoy debo partir. La clase la tomará la profesora Grubbly-Plank -. Todos guardaron silencio. No podían preguntar por la razón, pues sabían de antemano que se trataba de algo para la Orden del Fénix.
- Bueno, espero que regreses pronto al menos -.
- Sí... Haré todo lo posible por estar aquí antes de las Navidades -. Y con un gesto de la mano se puso derecho y se marchó por el pasillo. Harry sintió que alguien clavaba la mirada en su nuca y cuando se volteó a mirar, se encontró con el acero y el fuego en el rostro de Draco.
- Espero que hoy no vayas a pelearte con él -. Dejó escapar Granger. Potter de inmediato se volteó a mirarla. - Anda más sulfurosito que nunca -.
- ¿Y cómo no?, Si nos toca estar de pie toda la noche -.
- Deja de quejarte por un momento Ron! -.
Potter giró la cabeza hacia la Mesa Alta donde Dumbledore comía alegremente... ¿Qué podría estar pensando en ese momento?. Desde hacía mucho que Harry no confiaba en el juicio del director de Hogwarts, pero no era porque creyera que perdía la cabeza, sino porque lo sucedido el curso anterior le demostró que no conocía en realidad nada de aquel en el que había confiado durante cinco largos años a pies juntillas. Dumbledore seguía evitando la mirada de Harry, y no se había acercado ni una sola vez a él para hablarle de lo que estaba pasando afuera o siquiera darle noticias sobre Remus... Él podría haber muerto y Potter allí, sin enterarse. El muchacho sentía un gran globo en su estómago y era incapaz de comer algo... ¿Estarían todos bien?. ¿No ocultaría Dumbledore información valiosa otra vez?. Agatha se veía pésimo... Llevaba el mismo peinado que en el expreso el primero de septiembre, pero sus ojos se notaban cansados y miraba la sopa con un abatimiento total. Snape comía con su calma habitual y Minerva no paraba de mirar hacia la mesa de su casa, como buscando algo... Y para sorpresa de Harry, Draco parecía buscar lo mismo entre los alumnos de Gryffindor... Zabini observaba asustado; nuevamente Malfoy se había llevado la mano al pecho y sonreía...
A muchos kilómetros de distancia, hacia el norte, un grupo de hombres se movía entre las delgadas siluetas de los árboles... Van con paso firme, en silencio para que nadie pueda advertir sus presencias, alertas y dispuestos a hacer la noche de su verdadera prueba algo de lo cual su Señor estaría orgulloso por siempre... Las máscaras se destacan, blancas contra el negro de las capuchas, y por las rendijas, ojos brillan de ansiedad y mal... Esa sed de destrozar, de hacer justicia... Complacer a aquel que los ha acogido bajo su manto, que les ha prometido paz para sus familias de sangre pura... Los Inferiores ya no los despreciarían nunca más...
El blanco de esta noche: Una pequeña comunidad Muggle donde se celebraba la fiesta de Halloween... Las casas estaban bastante distantes unas de otras, a causa de las granjas y los amplios campos que los pobladores cuidaban, por lo que la fiesta era muy importante para la convivencia no faltaría un solo Muggle... Voldemort había escogido aquel lugar porque consideró que sería una bonita tumba...
'"La Marca Oscura podrá verse con su imponente mensaje contra el cielo estrellado de esta noche"'
Ya faltaba poco... Se olía en el aire la comida, la felicidad de esos niños que apenas sí sabían caminar mientras probaban pastel de calabaza y contaban entre ellos los dulces que les habían regalado para ver cuál de todos tenía más...
Alguien entre los rostros sonrientes miraba hacia el bosque con algo de aprehensión...
- ¿Qué sucede Elisa? -. Le dijo un hombre a la muchacha que iba vestida con una túnica de bruja mientras le abrazaba por la espalda... Ese era uno de los pocos días en que Elisa era feliz, en el que nadie se asustaba a verla vestida como lo que era... Una hechicera.
- No lo sé... Siento un escalofrío que recorre mi espalda, nada más... -.
- No te preocupes, no debe ser nada malo, ya sabríamos si algo se viniera, siempre nos han avisado -. Aseguró el hombre mirando al cielo...
De pronto gritos y pies que corren de un lado a otro, desesperados, sin hallar una sola ruta de escape... Los Death Eaters aparecen, los Embajadores de la muerte, la peste, con sus pies contaminando la tierra que pisaban, las varitas en alto y las voces como truenos, rasgando, matando, llenándose de placer enfermo, de bien a costillas del sufrimiento de otros... Tomando a los niños para lanzarles 'Cruciatus', riéndose mientras esas carnecitas tiernas ceden bajo el poder, cortándose y sangrando... Las madres intentan protegerlos, pero algunos de los Mortífagos las amarran con cuerdas encantadas... Con ellas se darán un festín más tarde... Los hombres caen también bajo las maldiciones Imperdonables y mil maleficios que nadie conoce más que aquellos que han nacido en el infierno... Una densa neblina cayó y dos figuras retornan desde su puesto de vigilancia...
- ¡AVADA KEDAVRA! -. Exclama una voz de mujer y uno de los encapuchados cae al suelo, indudablemente muerto. Los habían cogido por sorpresa, pero son sólo dos... Uno de los enmascarados se larga a reír con su voz poderosa, imponiéndose entre los gritos -.
- ¿Piensan que van a salvar a estos pobrecitos Muggles, Traidores? -.
- Sí... -. Responde con insolencia el hombre. - Somos Aurors -. Los demás siervos de Voldemort continúan con sus juegos, consiguiendo que uno de los Muggles se muerda un brazo hasta sacarse sangre...
- ¡Clama piedad! -. Gritaban dos figuras, indudablemente chicos jóvenes, que estaban sentados sobre la mesa del banquete con el mentón apoyado en una mano. - Vuestra Vida es nuestra... -.
- Expelliarmus! -. Elisa exclama y las varitas caen al piso... Ella y su marido saben que no van a lograr mucho, pero quieren ganar algo de tiempo para que los que puedan huir lo hagan... Los dos chicos que jugaban con el humano se pusieron de pie
- JAJAJJAJAJAJAAJAJAJJJ!-. Se ríe aquel que ha hablado con los Aurores. - Saben que no van a conseguir nada con esto ¿NO?. Sólo quieren que los Muggles escapen, que se refugien y alguno sobreviva a la masacre, pero deben entender que no será así... Nosotros los mataremos a ustedes y estos seres inmundos que nos han destruido por siglos, los que casi consiguieron exterminarnos, van a pagar... -.
- Ellos son inocentes! -.
- ¿Por qué? ¿Porque son niños?... Eso no es así... Están malditos desde que sus asquerosos padres los engendran... El sólo hecho de reproducirse los hace indignos de seguir viviendo... -.
Severus caminaba con pasos fuertes... Estaba muy enojado. Agatha lo seguía apenas, sus pasitos cortos eran una maldición...
- Hoy me tocaba con Sprout -. Se quejó Snape.
- ¿Quieres decir que no te agrada mi compañía? -. Un gruñido por respuesta.
- 'Deja de seguirme...' -.
- Nop. Tengo que hablar contigo... Así que vamos al campo de Quidditch ¡ya! -. Snape siguió caminando por el patio hacia el campo de vuelo...
- ¿No me escuchaste? -.
- No me das órdenes, no lo olvides... -. Susurró amenazante.
- Te aseguro que te interesará mucho escucharme... -. Severus meditó por un segundo y siguió en la dirección opuesta...
- ¡Odio la Cena de Halloween y los Bailes de Navidad! -. Bufó la mujer. Snape Gruñó - Ya, ya... Espera un momento, voy a despejar el campo -. Se agacha y avanza un poco bajo las galerías arrastrándose sin ningún recato...
- ¡QUÉ LINDO! -. Grita fuerte y claro... Dos personas exclaman un par de groserías y pronto salen de las gradas... Son una parejita de Slytherin...
- Mira Snape... Tan obedientes tus babies ¿no? -. Exclama alegremente Agatha con los dos muchachos tomados por el cuello de la túnica. Como ambos son más altos que ella, el cuadro resulta divertido. - Ahorita se van a las mazmorras y se acuestan... Mañana se tomarán medidas, caballeros... -. Y los dos chicos salen disparados al castillo... - Ahora sí. Anoche vi a Black... -. Severus arquea una ceja, incrédulo, pero su rostro ha palidecido un poco...
- ¿Ah, sí?... Deberías ir a pasar una temporada con los Longbottom, a ver si tu cerebro empieza a funcionar... -.
- No se apareció, idiota... Se metió en uno de mis sueños, logró dominar sus acciones y me agarró por un brazo... Donde quiera que esté, ya se aburrió y tiene ganas de volver -. Agatha se estremece. - Deberías morirte alguna vez y revivir, para que veas lo lindo que es ... Todos los Halloween por la mañana mi casita me reclama -. Le comenta molesta.
- ¿Y qué se supone que quiere, eh? -.
- Supongo que hablarme... En el sueño sólo me dijo " ¡Te Atrapé!" -. La boca de Snape se contorsionó en una burlona sonrisa. - Como sea, Black ya sabe que estoy entre los vivos y me busca... Sí ríete!... -.
- Dicen que los que sobreviven al 'Cruciatus' quedan mal de la cabeza... -.
- Ah!... Bueno, tú no necesitaste el Cruciatus ¿NO? -. El rostro de Severus volvió a contorsionarse.
- ¿Y por qué me lo cuentas a mí? -. Nuevamente ese susurro lleno de odio.
- Por la sencilla razón de que no se lo voy a contar al viejo... Hasta que no sepa qué es lo que quiere ese demente de Sirius -. Snape no le habla más y echa a andar hacia el castillo, su capa revoleando atrás como las alas de un murciélago... Agatha sólo sonríe y enfila hacia la cabaña de Hagrid, para ver si pilla a más muchachitos cariñosos...
Luego de que sus amigos dejaron la mesa, Harry comenzó a sentirse bastante incómodo porque todos parecían vigilarlo atentamente. No le gustaba quedarse solo, mucho menos desde ese día en que le dolió la cicatriz en plena clase... Luego de tomar un poco de jugo de calabaza y cortarle a Seamus Finnigan una conversación sobre Quidditch, Potter se puso de pie y anunció que iba a dormir temprano, porque al otro día había clases... Ginny quiso retenerle, pero él le dijo que de verdad tenia mucho sueño y necesitaba descansar porque había entrenamiento de Quidditch y quería rendir, que por algo era uno de los capitanes del equipo de Gryffindor... Se puso de pie y los de Slyhterin ya lo observaban sin ningún disimulo, también lo hacía la profesora McGonagall... Los pasos de Harry se aceleraron y cuando salió del Gran Salón, echó a correr... Esa noche no quería que nadie lo viera, Se sentía un poco perseguido la verdad. No era cómo para él que todo el mundo estuviera pendiente de sus pasos... ¿Pero por qué los de Slytherin lo miraban tanto?. ¿Acaso sucedería algo?... Y él sin poder escribirle a nadie ¡Qué rabia!...
- Hay que matarlos de inmediato -. Sugirió uno de los enmascarados. La noche se volvía cada vez más fría en el poblado y aquel que hablaba con los defensores de los Muggles ya los había dejado inconscientes...
- No es necesario... -. Dijo quién parecía el líder de la matanza. - A los traidores no se les da una muerte rápida... No se la merecen... -. Sus ojos grises brillaban a través de las rendijas de la máscara. - Yo me encargaré de ellos. Ustedes preocúpense de atrapar a todos los Muggles y dejarlos en la mitad de esta... Celebración... Ellos deseaban protegerlos... bueno, por lo menos no se van a perder del festín... -.
- Muy bien... ¡Ya lo han oído!... ¡REÚNAN A LOS MUGGLES QUE HAN SOBREVIVIDO! ¡BUSQUEN POR LOS SENDEROS, DE SEGURO ESTÁN CORRIENDO! ¡TAMBIÉN POR EL BOSQUE! -. Los encapuchados llamaron a sus escobas y riéndose como si fueran hienas atravesaron la nube de plata que los rodeaba y empezaron a buscar...
- Haremos de este Halloween algo muy lindo... Como Nuestro Señor nos lo ha ordenado -.
Potter se había ocultado en el pasillo que conducía al Salón de Godric, cerca de su torre, pero sabía que allí no estaba seguro, que Hermione o Ron iban a verlo... Sólo quería recuperar algo de aliento antes de irse a la Torre de Astronomía... Durante todo ese año, cuando no había podido estar solo, iba a la Torre y miraba las estrellas. Nadie iba a meterse allí, porque la profesora Sinistra se los había prohibido, y mantenía cerrado el acceso con una contraseña, sin embargo, por cariño a Harry y tal vez entendiendo sus razones sin necesidad de preguntar, le dio sólo a él la clave y con ello el permiso para que entre a la hora que se le antoje. Rodeado por sus estrellas guardianas y con un telescopio para observar aquellas que más quería, Harry Potter podía encontrar algo de paz para su alma y alejarse de todos esos seres que sólo esperaban de él la salvación, como tantos años atrás. Los únicos que buscaron su amistad por lo que era se llamaban Hermione y Ron. Ellos no esperaban que él hiciera prodigios, y sin la ayuda de ambos, quizás muchas desgracias hubiesen sido inevitables... Como la muerte de Ginny, por ejemplo. Si su hermano no hubiera acompañado a Harry, a él le habría faltado el valor, o sencillamente Lockhart se hubiera salido con la suya... Miles de cosas que al final Harry no había conseguido solo... Con pasos cansinos se desplazó hasta uno de los telescopios que siempre había por ahí para ser montado, y luego de armarlo y ajustarlo buscó a 'Sirio', en la constelación del 'Canis Major'...
Pasos suaves y un frufrú de telas pesadas sacaron de su observación al muchacho de cabellos negros. De inmediato Harry fijó su vista hacia la puerta y para su sorpresa, no era la profesora Sinistra quien había entrado al salón... Unos ojos grises como plata estaban fijos en él, pero la expresión de aquel rostro pálido y afilado era diferente; no había desprecio, ni enojo... Era como satisfacción.
- ¿Mirando el cielo Potter? ¿Acaso buscas una estrella fugaz para ver si te devuelve a tu padrino? -. Preguntó arrastrando las palabras como siempre.
- Exacto. Buscando alguna estrella que cumpla mis deseos... Como por ejemplo el de que Lucius Malfoy sea encerrado en Azkabán otra vez -. Dijo con voz calma, sin embargo Draco no se le tiró encima como siempre que Harry mencionaba a su padre y se atrevía a llamarlo por su nombre.
- Pues necesitarás más que suerte para que mi padre regrese a Azkabán y tú estés con vida para verlo... Tu familia también deseaba lo mismo, pero comprenderás que el destino no es algo que puedas planificar, sólo pasa... -.
- ¿Y cuál es mi destino, según tú? -.
- 'Sufrir'... -. Draco se acomodó su cabello largo con los modales de un gato, tan sensuales que Harry se quedó mirándolo algo fascinado. Malfoy parecía ser consciente de lo que provocaba y eso le hizo sonreír perversamente, como su padre cuando asesinaba... - Tu destino es morir... Uno no cuenta dos veces que ha vencido al mago más poderoso que haya existido -.
- Corrección. Yo no he vencido al mago más poderoso de todos los tiempos... Él dirige Hogwarts y no huye ni se esconde -.
- No lograrás irritarme con esas boberías. Llegará el día de ese viejo y entonces quisiera verlos a todos ustedes; De seguro entrarán en el pánico y serán presa fácil de los Death Eaters... Me alegrará mucho verlos morir uno por uno... -. Draco empezó a caminar hacia Harry, y este siguió parado donde mismo, con su telescopio fijo en la estrella de su padrino... La luna iluminaba torvamente la torre y un rayo de su luz se colaba muy lejos de ellos dos, iluminando un mapa celeste donde podían verse miles de estrellas con nombres minúsculos, moviéndose por el papel según la posición en la que se encontraban... - Sí, empezando por tu amiguita, la MudBlood... Luego, uno por uno, esos traidores de los Weasley... En el piso, bañados en su propia sangre, gritando y clamando piedad al Oscuro Señor y él riéndose... -. Harry estaba rígido, el odio poco a poco lo invadía, ese sentimiento era más grande que el desprecio, que su propio amor...
- Pues te vas a quedar con las ganas... -.
- ¿De veras lo crees? -. Harry y Draco estaban tan cercanos que sus alientos se confundían en nubes de vapor, el aire estaba tan frío... - Nunca la oscuridad ha sido vencida, jamás lograrás interponerte a Lord Voldemort... -.
- Ya lo hice una vez, y lo haré un millón si es necesario, Draco Malfoy... -.
- Eso... Está por verse, Potter. Te lo dije cuando nos conocimos ¿Lo recuerdas? "Muy pronto descubrirás que algunas familias de magos son mucho mejores que otras, Potter. No querrás hacerte amigo de los de clase indebida. Yo puedo ayudarte con eso..." -. Harry jamás se había arrepentido de rechazar la mano que Draco le tendió en aquella ocasión, y gracias a Dios, tampoco tendría la oportunidad de recriminárselo. - Podríamos haber sido grandes amigos... -.
- Lo dudo. Nosotros no estábamos hechos el uno para el otro ¿Sabes? -. Dijo Harry antes de meditar en lo raro que había sonado aquello. Draco sonrió. - Jamás podríamos haber sido amigos... -. Añadió con firmeza.
- Como sea, aún no he olvidado la humillación que tú y ese viejo loco de Dumbledore hicieron pasar a mi familia... Y me las voy a cobrar contigo... -. Malfoy eliminó la distancia que lo separaba de Harry y se acercó a su oído izquierdo con mucha lentitud... Potter no pudo moverse, temía que si lo hacía caería al piso, no tenía fuerzas... - Voy a pegarte donde más te duele Harry... Palabra de Malfoy -. Y rápidamente se marchó por donde había llegado. Harry se dejó caer en el suelo finalmente y giró su vista hacia el telescopio...
Maldito sea el día en el que te ví por primera vez Draco... pero si tocas a uno solo de mis amigos me las pagarás... Palabra de Potter
Harry se pasó toda la noche en el observatorio, pensando y tratando de no pensar...
Por la mañana todo se veía mejor. Un sol tímido asomaba como el día anterior y la tibieza del ambiente auguraban que tal vez el entrenamiento sería un poco más largo. Como Ron tenía demasiados deberes atrasados se quedó en la Torre Gryffindor, intentando ponerse al día con Hermione, quien se había quedado para ayudarle y corregirle. Potter nuevamente sintió que todo Slytherin le miraba, pero los ignoró por completo. Aún le quedaba algo de rabia por lo de la noche anterior. Draco se había dado el gusto de demostrarle que le tenía completamente a su merced, y no iba permitirse nuevamente una flaqueza como esa, ni mucho menos permitiría que sus amigos se dieran cuenta... Draco sonreía al lado de Crabbe, mientras hablaba animadamente con Pansy, y lo miraba a él, como burlándose de su debilidad...
Como era de costumbre a la hora del desayuno, una bandada de lechuzas entró en el Gran Salón, dejando su carga habitual de paquetes y correo para los alumnos. Las cartas y los regalos se habían transformado en el único contacto de Hogwarts con el mundo de afuera, así que las muestras de interés eran siempre muy grandes... Varias aterrizaron en la mesa de Gryffindor, entre ellas una muy linda y de color castaño que se acercó a Ginny. Se veía algo cansada.
- ¡Miren!. Es una carta de los gemelos -. De inmediato llegó otra lechuza, indudablemente gemela de la anterior y se acercó a Ginny también, arrastrando un paquetito.
- ¿No seguirás consumiendo Surtidos Saltaclases? -. Le inquirió Harry en tono bajo. Ginny se puso roja.
- Por favor no se lo digas a Ron. Él ya me advirtió que no los usara, pero es que de verdad me cuesta mucho Transformaciones... Y no quiero molestar a Hermione. Ella se ve ya bastante ocupada -.
- Bueno, si quieres yo puedo ayudarte... No me fue tan mal el año pasado -.
- ¿De veras?. Eres muy amable Harry... Entonces te voy a cobrar la palabra -.
- ¿Has practicado para el entrenamiento de hoy? -.
- Un poco, pero creo que de todas maneras he mejorado -.
- Más te vale. Ron es capaz de matarte... -.
- No tiene autoridad moral. Yo por lo menos no me aterrorizaba en público... -. Y tarareando "A Weasley vamos a coronar" empezó a leer la carta de Fred. Recién entonces Potter notó que una lechuza le traía correo. El animalito parecía bastante molesto y le picoteó un dedo cuando el muchacho le quitó el pergamino de la patita. Para disculparse, Harry le alcanzó su jarra de jugo de calabaza y lo que le quedaba de pastel en el plato.
Era una carta de Remus.
De repente un alboroto se dejó escuchar en la mesa más silenciosa; la de Ravenclaw.
- ¡Samantha! ¡Samantha! -. Shrewd se había desmayado y por lo que Harry pudo ver cuando se puso de pie, tenía entre sus manos un pergamino de color gris. Una de sus amigas se lo arrebató y comenzó a leerlo, en tanto tomaban a la joven entre cuatro y la llevaban a la enfermería. Harry y los demás se acercaron a la mesa de Ravenclaw y entonces Cho le echó los brazos al cuello. Ella tenía la carta.
- ¡Ya empezaron Harry! -. Le dijo. Potter, algo confundido tomó el trozo de papel y empezó a leerlo con rapidez antes de que alguno de los Prefectos se lo quitara.
Estimada Señorita Samantha Shrewd:
Es nuestro deber informarle de que a las 4:45 de la madrugada del 1 de Noviembre del año en curso, un grupo de Death Eaters atacó un pequeño poblado al sur de Londres, ataque durante el cual los señores Elisa y Robert Shrewd fueron también asesinados, cayendo mientras defendían a los Muggles a su cargo. Le pedimos que durante los próximos días venga a las oficinas del Ministerio de la Magia en compañía de Albus Dumbledore, quién ya ha sido informado de lo sucedido, para revelarle más detalles.
Atte.
Cornelius Fudge
Ministro de la Magia
Harry de inmediato volteó el rostro a la mesa de Slytherin, pero Draco ya se había marchado.
- ¿Qué decía? -.
- Los ataques de los Death Eaters ya han comenzado -. Le replicó a Ginny, mientras arrugaba el papel y Cho lloraba desconsolada en su pecho, como si la que hubiera perdido a sus padres fuera ella - Señorita Chang, por favor ve a ver a Samantha y dile que iré a verla en cuanto pueda ¿está claro? -. Cho le quedó mirando muy confusa - Soy el líder del ED y es mi deber -. Explicó escuetamente. Cho se marchó, muy enojada y triste la vez. Potter había endurecido la expresión de su rostro; La rabia se le escapaba por los poros. Entonces recordó la carta de Lupin y regresó a por ella a la mesa de Gryffindor.
Harry:
La ofensiva ya ha empezado. Anoche atacaron una pequeña comunidad campesina y asesinaron dos Aurors. Dumbledore me ha pedido que te diga que no te precipites ni intentes hacer nada que pueda ponerte en riesgo... En estos días quizás alguno de nosotros vaya y entonces os explicaremos todo
Remus
- ¡¿Sólo me pones que 'quizás' vengas?! -. Masculló enfurecido, sin notar que Ginny estaba a su lado todavía.
- ¿De qué hablas? -.
- Vamos -. Dijo Harry tomándola de una mano. - Tenemos que contárselos a Hermione y a Ron... A lo mejor nos enteramos de algo más... No puedo creerlo... -.
