Finalmente, lo que todos ustedes estaban esperando... Las reuniones están dando fruto, aparezcan temprano por favor.(esa va tanto para los que viven aca en chile como para los extranjeros, por fa)

16 Hogwart's Express -----------------

- ¿Cómo? -. Exclamó la mujer, recibiendo de manos del mensajero un trozo de pergamino.

- Lo que escuchaste, Vane... Van a ir todos en el tren -. Respondió Severus con parquedad. Él también parecía un poco molesto. Tenía mil cosas mejores que hacer que cuidar de un montón de pendejos ruidosos. En todos sus años de profesor jamás había tenido que salir del castillo... Era el fastidio más grande del planeta. Ya para entonces Agatha no seguía enojada con su colega. Si algo había aprendido en todos esos años con Snape, y en los que siguieron sin él, era no contradecirle. Severus era tan obstinado como una mula, y si así había sobrevivido relativamente sano durante más de 15 años, lejos de las garras de Voldemort, bueno, había que dejarlo así... Un espíritu blanco le había dicho alguna vez a Agatha que el mundo era un lugar obscuro, donde uno caminaba a tientas... Se encendía la luz sólo para ver dónde habíamos dado el paso el falso y bueno... Eso nos ayudaría a crecer... En teoría.

Todos los años después de la muerte de su hermana, Agatha corroboró esas palabras y era capaz de añadir otras:

Y con el crecimiento viene la culpa y el desengaño...

Severus, ya llegará el momento de ver que te has equivocado con los Malfoy una vez más... Y allí estaré yo para restregártelo en la cara.

- Sólo debemos resignarnos... Tendrás oportunidad de recordar tus viajes cerca de los Marauders... -.

Snape la hubiera matado si eso no significara incrminarse automáticamente...

Escaleras arriba, todo era un para arriba y para abajo de diversas pertenencias personales...

El primero en bajar fue Raphael. Y no podía pillar sus anteojos...

- Toma -. Le dijo Tonks.

- Gracias -. Replicó él un poco perturbado- ¿Dónde estaban? -.

- En el inodoro... -. Justo venía bajando Ron Weasley, seguido por Hermione. Raphael prefirió guardarse sus palabras.

- ¿Ya estamos todos? -. Inquirió Remus.

- Ya va... -. Replicó Agatha, echando los últimos frasquitos vacíos en su maleta. - A ver... -. Y los fue contando uno a uno. - Aquí falta Potter... Pero no se preocupen. Remus lo va a buscar ¿No querido? -.

- Está bien -. Replicó el hombre, entendiendo qué sucedía y dónde estaba Harry. Snape soltó un bufido. Tenía que ir a recoger a la muchacha a King's Cross, y se estaba retrasando...

- Amo Draco, señor, ya es la hora, señor -. El elfo se movía de un lado a oro, recogiendo las cosas de su joven patrón. Por supuesto que Lucius se había marchado hacía horas de la casita de campo, y el muchacho estaba fastidiado. Luego de la masacre de Halloween había acariciado la idea de salirse definitivamente de ese colegio apestoso, pero su madre había cortado sus ilusiones con palabras tajantes.

- Olvídalo Draco. Hogwarts es un lugar seguro, a pesar de que no nos agrade ni a mí ni a tu padre -. Replicó la mujer...

Estoy harto de Hogwarts...

- Cállate!. -. Replicó Draco desde su cama. Su piel blanca resplandecía débilmente a la luz del amanecer brumoso de los lindos montes escoceses... Sus ojitos grises estaban atiborrados de sueño y de tristeza...

Narcissa entró y se veía bastante enojada.

- Draco Malfoy, tienes cinco minutos para estar levantado, bañado y esperando nuestro transporte, de lo contrario no me va a molestar que Lynn Kadyars te vea medio desnudo congelándote en el carro -. ¿Kadyars?... Ahora lo recordaba. Se trataba de esa chica fastidiosa que su papá había dejado en casa la noche anterior... Lucius parecía de lo más encantado, pero Draco supo desde la primera mirada que no le iba a alcanzar el tiempo para despreciarla... Era, desde donde se viera, una traidora a su sangre pura. La sola manera de mirar a sus padres cuando fue dejada en la chimenea era bastante prueba. Narcissa pensaba igual, pero Lucius veía más allá... El aura de Artes Oscuras era muy fuerte... Además la muchacha demostró ser muy aficionada a soltar ironías en torno a Draco...

Y como si mi día no pudiera ponerse peor, nada más llegar a ese castillo inmundo me voy a topar de nuevo con el imbécil de Potter Las persecuciones por lo sucedido con Shrewd se habían acabado en cuanto Snape tomó a Finnigan y habló con la McGonagall; sin embargo, la presencia de Draco continuaba siendo evitada... Llevaba la tarea de Vane terminada para no darle ninguna excusa de humillarlo en público. Cuando se lo contó a su padre, El rubio pudo notar cómo Lucius se ponía blanco.

- ¿Vane dijiste? -.

- Sí... Se llama Agatha Vane -.

- Vete a dormir, ya es tarde -. Draco se marchó aquella noche, no sin notar que su padre se veía un poco perturbado... ¿La conocería como Agatha lo había insinuado tantas veces?... No pudo saberlo...

- Harry... ¿Me dejas entrar? -.

- Pasa, Remus -. Murmuró el chico apenas y la puerta se abrió. Potter estaba sentado en el piso, con un polerón de buzo rojo y vaqueros azules... Tenía las rodillas pegadas al pecho y entre sus manos, el espejo que no dejaba en ningún momento. Las cortinas estaban cerradas y la oscuridad ocultaba las lágrimas del chico. Harry de inmediato se pasó las manos por la cara, lo había jurado; nadie le vería llorar por Sirius. De todas maneras, Remus no necesitó preguntarle nada.

- Ya es hora de marcharnos. Y creo que es momento de que te despidas de esta casa -.

- Le extraño -.

- Lo sé Harry, pero no podemos permitir que esto nos consuma por completo. El ya se ha ido y llorándole no le haremos regresar -. Potter asintió y se puso de pie. Lupin se acercó a él y se abrazaron por un momento muy breve.

Sirius se lo dijo una vez.

Si yo falto, sólo quedarás tú para cuidar de Harry... No dejes que él llore por una tontería como mi muerte, así como yo no lo permitiría si algo te pasara... Los hombres no lloran; luchan y usan su dolor como su mayor fortaleza, porque es el único sentimiento que nunca nos abandona

¿Cuántas veces tuviste que decirte eso en Azkabán, Sirius?. Si nos vieras, ¿ Estarías arrepentido de haber sido tan impulsivo? ¿De no haberme hecho caso, como toda tu vida?... Si supieras el dolor que yo siento por haberte perdido ¿Me llamarías egoísta otra vez? ¿Lo meditarías si vieras a este chico que considerabas tan fuerte llorando como yo lo he visto?

- Remus... ¿Tú también lo extrañas? .- Lupin no pudo evitar ver a Harry como ese chiquillo que le rogaba para aprender de él ese Patronus... En el fondo de su corazón Harry había madurado, pero aún no quería admitirlo, tenía miedo.

- Como no te harías una idea -. Replicó con su voz más cálida y dulce.

- EL plan es este -. Agatha desplegó un mapa de Inglaterra que estaba marcado de muchos colores brillantes. Todos los chicos se acercaron a observar, en tanto Severus y otros Aurores reprobaban la actitud de Vane. ¿No podía enseñarles las rutas de vigilancia sin tanto párvulo dando botes? - Snape, tu irás conmigo en los vagones. Tomarás los primeros y yo los últimos -. Dijo la mujer, leyendo las instrucciones de Dumbledore, escritas en un trozo de pergamino. - Ustedes tres -. Dijo indicando a Remus, Tonks, y al aire(Pero no muy lejos andaba Armand, por lo que supusieron que lo indicaba a él) Deberán montar en las escobas y revisar todas las áreas por las cuales vaya a pasar el tren. Hay que mirar muy bien, un chiste como el de la última salida no debe repetirse otra vez.

- ¿Qué dices? -. Preguntó Ron.

- Eso no les importa -. Lo cortó Snape. - ¿Agregas algo más Vane? -.

- No nada. Sólo que ahora nos iremos en mi auto ¿Está claro? -. Todos le quedaron mirando - EY!, son muchos! -. De seguro los adultos se habían incluido. - Sólo los alumnos de la escuela irán conmigo. Los demás harán lo que puedan por llegar. Si los Mortífagos los ven rondando cerca de mí de seguro atacarán. Los Weasley han tomado otro vehículo y es a ese al que le harán guardia, para despistar. -. Margaret no pudo evitar mirar con inquietud a la profesora. Raphael adivinó que ella pensaba lo mismo que él: Agatha Vane era la única persona en el mundo con la cual no podrían hallarse en más peligro. Harry en tanto, no prestaba mucha atención. Hacía rato que intercambiaba miradas furtivas con Ginny... La muchacha le sostenía la vista, como adivinando lo que pensaba.

EL auto de Vane resultó ser muy grande. Era una Cherokee Van de color grafito. No existió ningún problema de espacio.

- Un amigo lo ocupa mientras estoy en Hogwarts... Amo los vehículos espaciosos -. Fue su única explicación. Hermione se fue en el asiento de adelante, y Ron y Lupin estaban a un Harry Potter de distancia. Ginny y Margaret en tanto, iban hablando de Bill.

- Es una pena que no se haya venido con nosotros ¿No lo crees? .-

- Bueno, no importa. De todas maneras irá a despedirnos en el tren -.

- Hermione ¿Y tus padres no estarán molestos? -. Preguntó Agatha. Hermione le miró con ternura y luego se sonrojó.

- No lo creo. Ellos deben entender que yo estoy más preocupada de mis estudios. Ya sé que la lechuza no traía palabras muy dulces, pero yo siempre habré de buscar la excelencia -.

- Considero que ya estás en edad de cambiar prioridades. No vaya a ser que mañana te levantes de la cama y descubras que ya no existe mundo... ¿No has pensado en tener novio? -. Ginny y Margaret dejaron de hablar. Ron dejó de matar a Raphael con la mirada y Potter suspiró aliviado. Granger nuevamente se puso roja.

- No es momento de eso, profesora -.

- Mi mamá me puso Agatha. Me gustaría que lo recordaras -. Le regañó la maestra. - ¿Y no tienes ningún prospecto? -. Hermione de inmediato dijo que no, pero por el retrovisor dirigió una mirada furtiva y nerviosa a Raphael.

- Pero papá... ¿No me vas a acompañar? -. Ojitos castaños fijos en los azul cielo de un adulto, que le observaba con cariño.

- No, mi Justinne. Ahora debes hacer las cosas sola -.

- ¡No quiero! -.

- No discutas conmigo, me voy a enojar. Por favor Justinne -. Rogó el hombre al notar que su hijita se iba a poner a llorar.- No me hagas esto, es difícil para mí también... Tengo que irme ahora. Llegará un hombre, aquel del que te he hablado todos estos días ¿Lo recuerdas? -.

- Severus Snape -. Dijo la chica. - Acompáñame al tren ¿Quieres? -.

- Te dije que no. Debo irme ya... -. El hombre miró con interés su reloj. - Severus se está retrasando ¿Dónde andará? -. Justo en ese momento apareció Severus. El hombre que lo aguardaba no sabía si sorprenderse por la ropa que llevaba o por lo que los años habían hecho con su piel y su cabellera. El profesor parecía insensible al frío, pues llevaba un sweater a todas luces muy delgado, de color negro y unos pantalones obscuros. Lo único que protegía su garganta era un beatle tan obscuro como su pelo. Parecía de mal humor y el padre de Justinne sonrió al recordar que esa cara la llevaba de cuando él le conoció, tantos años atrás.

- Laurent -. Saludó Severus fríamente. El hombre iba vestido con un abrigo largo que hacía su figura aún más delgada y alta, los dorados y traviesos rizos sujetos con una cinta negra.

- Tantos años sin verte. Ella es Justinne -. Dijo el hombre, poniendo una de sus manos sombre el hombro de su hija. Snape le miró con atención. Justinne era una chica bastante alta para su edad N/A: Sigo pensando que es una crueldad que casi todos sean más altos que su profesora de DAO -- , de rasgos suaves y enternecedores, ojos grandes y francos, piel tan blanca como la de su padre y cabello castaño y largo... Liso, como seguramente lo tendría su madre. Justinne iba con un vestidito del cual no se veía nada, debido a su abrigo negro. Su castaña cabellera se hallaba prisionera en una cola de caballo y también llevaba una bufanda de color verde botella completa. Snape hizo una mueca inquisitiva y Justinne instintivamente se escondió tras su padre, muy tímida. - Hija, saluda a quien te apadrinará en Hogwarts, tu profesor de pociones -. Le animó Laurent. La muchacha venció su miedo y acercándose a Snape, hizo una dulce reverencia.

- Encantada de conocerle, señor -. Dijo humildemente.

- Ya es hora de que te marches, Lioncurt -. Dijo Severus.

- Gracias. No me alcanzará la vida para pagarte este favor -.

- Sólo espero no tener disgustos. Señorita Lioncurt, ya nos vamos -. La muchacha asintió y se abrazó a su padre con todas sus fuerzas.

- Haz que me sienta orgulloso de ti, mi niña adorada, y compórtate con Severus ¿Está claro? -.

- Sí. Ve a verme pronto -.

- No dejaré de enviarte lechuzas... Te amo -. Y Snape echó a andar. El equipaje de Justinne ya estaba en Hogwarts, por lo que la niña iba sólo son un bolsito de color cereza. Ambos atravesaron el pilar entre los andenes 9 y 10 y se hallaron de inmediato en un nuevo mundo. Justinne no estaba muy acostumbrada a ello, pero Severus de inmediato se volteó y le dijo que subiera al tren y escogiera un lugar donde sentarse. Él iría en el expreso también y ahora debía cambiarse de ropa.

El tráfico de Londres era un desastre, por lo que Harry y sus amigos llegaron un poco después de lo que habían dicho. Todos los Weasley estaban aguardándolos, y también estaba Viktor Krum.

- No deberías estar aquí -. Dijo Margaret.

- Sólo venía a despedirme -. Su tono era lúgubre.

- Me da miedo cuando hablas así. Pareciera que te vas a morir mañana -.

- Uno nunca sabe -. Harry de inmediato comenzó a buscar con la mirada a Draco y le sorprendió mucho ver que ahora le acompañaba Narcissa y no sólo eso... También iba con él una chica muy rara. Era una muchacha bastante alta, casi tanto como Hermione- Su pelo azabache se resbalaba con suavidad sobre sus hombros y resaltaban aún más sus ojos grises y penetrantes. Llevaba pantalones oscuros y el cuello de su beatle salía de su cazadora verde botella. Harry no pudo dejar de notar que la chaqueta tenía muchos bolsillos. Luego reparó en Draco. El chico tenía el cabello suelto y llevaba un abrigo largo y negro. Tanto él como la chica tenían cara de no haber estado muy a gusto durante el viaje.

- ¿Quién será esa niña? -. Inquirió Ron - Parece pariente de Malfoy o algo así -.

- Es verdad -. Terció Hermione, volteándose sin ningún disimulo... -.

- Y ahora que lo dicen... ¿No han notado que se ven muchos chicos nuevos? -. Preguntó Ginny con interés.

- El tren va a partir -. Aseveró Charlie - Es mejor que suban pronto, de lo contrario van a quedarse sin vagón.

- Adiós mis niños! -. Dijo Molly y todos los hermanos se abrazaron.

- ¿Y Fred? -.

- Se está despidiendo de su novia -. Respondió George, indicando con su dedo hacia uno de los pilares, donde el gemelo Weasley besaba a una muchacha de la cual sólo pudieron contemplar su cabello negro y desordenado, muy corto. Ginny le miró con celos. Nadie tocaba sus hermanos. George sonrió.

- Tranquila Ginny -. Dijo en tono de burla.

- Muérete -.

Los chicos subieron al tren y este echó a andar.

- Demasiados alumnos nuevos... -. Dejó escapar Granger, en tanto observaba a los que se desplazaban buscando su sitio. Harry no le prestó atención. Estaba más entretenido hurgando en sus bolsillos. No tardó nada en aprisionarla con sus manos. Una bella Snitch dorada.

- Eso te lo regaló Agatha ¿No es así? -. Inquirió Raphael por sobre sus anteojos.

- Sí -. Y comenzó a jugar con ella. Ron se puso de pie y pidió permiso. Quería ir al baño.

- ¡Cuidado estúpido! -. Dos sonidos sordos consiguieron que Margaret se pusiera de pie y saliera a mirar a la puerta del vagón. Ron había tropezado con una muchacha, aquella que se besaba con Fred, por el cabello que llevaba. Weasley se puso de pie y siguió de largo, sin decir una sola palabra.

- Pendejo maleducado -. Soltó la muchacha en perfecto francés. - Ya me las vas a pagar -. Margaret le miró con atención y luego se metió en el vagón.

- ¿Qué pasó? -. Preguntó Ginny.

- Nada especial... Ron chocó con una chica -.

Harry y Raphael se entretuvieron un rato jugando con la Snitch, a ver quién la atrapaba más rápido. Menos mal que Ron no estuvo ahí, porque Granger no le despegaba los ojos de encima al sobrino de Remus. Luego entró Luna Lovegood, seguida de Samantha Shrewd.

- Hola Harry Potter -. Saludó la chica de Ravenclaw.

- ¿Y Ron Weasley? -. Inquirió Luna.

- Ron fue a dar una vuelta... -.

- ¿No les molesta si nos quedamos acá el resto del camino? -.

- Lo que pasa es que el tren se ha hecho muy pequeño. No encontramos más espacio -.

- Además, Snape y Vane no dejan de caminar de un lado para el otro -. Apuntó Luna y luego pareció reparar en los dos chicos nuevos. - ¿Y ustedes? -.

- Yo soy Margaret Danielle Black -. Dijo la muchacha de ojos azules. - Y él es Raphael Lupin -. El muchacho hizo una inclinación de cabeza, luego de atrapar la Snitch sobre su oreja izquierda con un movimiento rápido y cortante.

- ¿Black? -. Se extrañó Luna. - ¿No que el último era tu padrino Harry? -. Potter le quedó mirando ¿No que era un cantante de rock?. El muchacho se encogió de hombros, aunque miró con bastante interés a Margaret.

- ¿Así que hay muchos chicos nuevos? -.

- Sí y todos son extranjeros -. Afirmó Samantha. - Vimos a una chica que hablaba en portugués, y a otro que no deja de cantar en japonés... Tiene el pelo todo parado... -.

Los nuevos estaban revolucionando el ambiente. Varios de Hufflepuff miraban a un niño que parecía de quinto y se paseaba de un lado para otro cantando algo que sonaba como 'Zankoku na Tenshi no Teeze', muy fuerte y con buena entonación. Iba ya con la túnica de Hogwarts y tenía dos parches pegados, uno en cada brazo. Unas muchachas que parecían ser de Norteamérica por el acento conversaban animadamente con otra de piel morena y cabello negro que se quejaba por el frío.

- Deberás acostumbrarte. Dicen que en Hogwarts hace más frío aún -.

- ¿En serio? -.

Uno de los últimos vagones fue inmediatamente ocupado por la compañera de Draco. En cuanto los chicos entraron al tren, se separaron y se sacudieron los hombros, como si fueran a infectarse de continuar cerca. Lynn Kadyars tomó un libro y se puso a leer.

- Perdón ¿Puedo quedarme contigo? -. Inquirió una voz femenina y Lynn elevó la vista. Su sorpresa fue mayúscula.

- ¿Alexandra Side? -.

- ¿Kadyars?... ¿Pero qué haces acá? -. Preguntó la muchacha, extrañada y alegre a la vez. Alexandra era una adolescente de bellos rasgos y ojos tan verdes como las profundidades de un bosque élfico. Su cabello azabache se separaba en dulces y perfectos bucles, como si fuera una de esas haditas renacentistas de los cuadros Muggles. Las dos muchachas se abrazaron amigablemente y luego se sentaron la una frente a la otra.

- ¿Y cómo has llegado a Hogwarts? -. Insistió la chica.

- Mis padres -. Replicó Lynn sin disimular una expresión de asco. - Me enviaron acá. Al comenzar las vacaciones de Navidad me dijeron que me iban a cambiar de escuela y me dejaron en Escocia con un montón de idiotas... Los Malfoy -

- ¿Te refieres a Ese chico rubio y su familia? -.

- Debo confesarte que cuando lo vi pensé que era diferente, pero en el fondo es un imbécil como todos los que están relacionados con mis padres -. Replicó Lynn. - Me he pasado unas vacaciones horribles.

- Buenas tardes -. Dijo otra voz femenina. - ¿No les molesta si me siento con ustedes aquí? -. Inquirió la muchacha que se había tropezado con Ron. -¿Son nuevas también? -.

- Sí -. Replicó Alexandra. - Somos nuevas -.

- ¡Genial!... Por lo que he visto, en esta escuela hay puros papanatas -. Comentó la chica, muy enojada al recordar lo que pasó con el pelirrojo. - Entonces, espero que seamos buenas compañeras -. La actitud de la muchacha no dejó de parecerle peculiar a Lynn. - Mi nombre es Danielle Le Grand, vengo de Beauxbatons. Es un gusto -. Entonces las chicas escucharon una voz masculina cantando.

- HAI!!!!! -. Era el chico japonés. Sus ojitos rasgados se cerraban alegremente. - Kadyars-sama, Side-sama -. Inclinó la cabeza diligentemente. Ninguna de las dos chicas interpeladas reconoció al muchacho, pero en algún lado debieron verse. El chico se quitó los audífonos de su walkmage y les miró. Era obvio que él si las conocía y no pareció molesto porque ellas no le recordaran.

- Soy Kenji Urashima, del salón 5-A, en el Instituto Aoi -. Fue todo lo que dijo en inglés y luego agregó. - ¿No les molesta compartir este lugar conmigo? -.

- No hay problema -. Dijo Alexandra, para después intercambiarse miradas extrañadas con Lynn. Danielle se arrimó un poco contra la ventana y Kenji tomó asiento. Faltaba gente por llegar y no tardaron en hacerlo. Eran las muchachas norteamericanas, la brasileña y otra que se veía muy asustada. Las mayores chorreaban jugo fétido y tanto llamaron la atención que Kenji dejó de tararear y se quitó los audífonos, sin poder creer lo que sus ojos veían.

- ¿Qué les pasó? -. Interrogó Kadyars poniéndose de pie.

- Unos chicos... Nos tiraron estas bombas... -. Dijo una de cabello largo y castaño, bastante confusa. La brasileña temblaba de indignación y la más pequeña no abría la boca, pero en su cara se podía leer claramente la frase "Quiero regresar a casa". Lynn no era amiga de las causas sociales, se notaba a la legua, pero no pudo soportar una humillación tan grande.

- Es lo peor que me ha pasado -. Murmuró la otra Norteamericana, acercándose a su compañera. Side se puso de pie también y les lanzó un hechizo de limpieza doméstica. El olor desapareció y las muchachas les dieron ampliamente las gracias.

- ¿Cómo se llaman? -.

- Me llamo Sofía Grimaldi, y ella es Lucy Bloom. Somos alumnas del Instituto de Salem, en Estados unidos -. Se anunció la que antes había hablado. Era de rasgos suaves, pero que demostraban sagacidad. Sus ojos verdes resaltaban contra su tez morena. Aún no llevaba el uniforme de Hogwarts, sino que iba vestida con una larga túnica de color verde Nilo. Su compañera era un poco más baja y tenía el cabello castaño oscuro, ligeramente ondulado y los ojos de color marrón. Las dos eran muy guapas, y Kenji no pudo evitar mirarlas con curiosidad más que con placer.

- Estos tontos creen que pueden hacernos bromas a destajo -. Se quejó Danielle. - En Beauxbatons no suceden estas cosas, recibimos a los extranjeros con cortesía... ¿Y tú cómo te llamas niña? -. La muchachita se puso roja de la vergüenza. No estaba muy acostumbrada a las multitudes, así que comprenderán lo incómoda que se sentía en ese tren con tantas personas a las que veía por primera vez. Lo único que deseaba era ver a Severus; sólo a su lado se sentía protegida.

- Me llamo Justinne de Lioncurt -. Sus gestos y voz eran enternecedores. Tenían un efecto casi hipnótico, al cual Lynn se vio sustraída, porque ya maquinaba algo. Alexandra debió notarlo, porque de inmediato cortó sus pensamientos.

- ¿Ya vas a hacer una de tus "Travesuras Kadyars T.M."? -.

- Tal vez... ¿Hay más nuevos? -. La Brasileña entonces dio un paso dentro del vagón, y se notaba bastante ofendida porque nadie le había preguntado por su nombre.

- Me llamo Savrile DuPorto -. Su voz denotaba abiertamente los sentimientos de los que era presa su corazón impulsivo. - Vengo de la Escuela de Alta Magia Brasileira... ¿Y ustedes cómo se llaman? -. Demandó con un tono de desprecio.

- Después, después -. Le cortó Lynn. - ¿No han visto a nadie más que parezca fuera de este patético cuadro inglés? -.

- Hay una compañera de nosotros -. Replicó Lucy, acomodándose los rizos. - Se llama Ruri Duncan -.

- Yo vi a una pelirroja que andaba con aire de despistada, pero no sé cómo se llama -. Afirmó Danielle.

- Muy bien. Si mis cuentas no están erradas somos alrededor de once o doce... Me parece -.

- No me agrada cuando pones esa cara de malicia Lynn... Sé que vas a hacer alguna broma -.

- Pues a mí me parece que Lynn-Sama se ve encantadora -. Comentó Kenji antes de ponerse sus audífonos y seguir tarareando 'Blurry Eyes'.

Por otro lado, los vigilantes del tren estaban más que cabreados... Y no tardaron en hallar un nuevo punto de discusión, luego de agotar el asunto de Draco y el veneno.

- No debes fumar mientras trabajas -. Susurró Snape en la nuca de Agatha justo cuando esta iba a encenderse un cigarrillo. A la mujer casi le dio un infarto. Severus no le hacía una de esas desde que les tocaba vigilar sus pociones...

- Este es un favor que le hago a Dumbledore. La primera vez que vine en este tren no pasó nada porque salí a fumar, y te recuerdo que estaba SO-LA -.

- Ahora estás a mi cargo, por lo que te ordeno que no fumes -. Insistió Severus, más amenazante que nunca.

- Está bien... No lo voy a hacer, pero ya no me mires así ¿Quieres?... me hace pensar que me vas a saltar encima y me harás un Cruciatus en cuanto me dé la vuelta -. Vane nunca supo lo cerca que estuvo de la verdad aquella tarde.

Las cosas afuera eran un poco más aburridas y frías. Los encargados de la vigilancia del tren estaban tan deseosos de una taza de café como Harry de tener un sueño con Voldemort. Tonks y Lupin vigilaban, sin embargo aún no aparecía Armand.

- ¿Crees que le haya pasado algo al francés? -.

- Imposible. Hasta que llegamos a King's Cross él se veía en buenas condiciones... -. Una risa llegó hasta ellos y los dos hechiceros se voltearon asustados. No había nadie.

¡Por dios! No puedo creer que un Auror y un lupino sean incapaces de atraparme... Thomas McKellen estaba tan ocioso que se había puesto un hechizo desilusionador para vigilar las zonas bajas del terreno, como Agatha le había ordenado.

Unos minutos después se reintegró el resto de la Orden del Fénix... Si atacaban, Los Death Eaters demostrarían una gran temeridad o una idiotez sin precedentes...

- ¿Y Ron? -. Inquirió Ginny cuando Hermione regresó con el uniforme del colegio puesto.

- Está en el vagón de prefectos -. Contestó ella con un dejo de enojo en la voz. Harry dedujo que nuevamente se habían peleado y no le costó nada dar con la razón... Que en ese momento estaba muy concentrado en un libro que le había regalado su tío.

- Bueno -. Dijo Luna. - Yo voy a comprar dulces -. Y se puso de pie para salir, acompañada por Samantha... Potter no les prestaba atención... Que Ron siguiera con su pataleta de pendejo malcriado y acomplejado, él ya no iba a intervenir más en los líos amorosos de nadie... Raphael le parecía una chico muy simpático(para haber intercambiado con él un par de frases) y no iba a enojarse con él sólo porque pareciera más interesado en Hermione de lo que Weasley había parecido jamás en su vida... A su mente regresaron los recuerdos del día de su cumpleaños y más se molestó con Ron por infantil. Si tanto le gustaba Hermione, bueno que fuera y se lo dijera... De inmediato recordó que las cosas no solían ser tan sencillas... Con Cho todo había costado un mundo para que se diera, y ahora las cosas nuevamente estaban en cero...

A todo esto... Ni Chang ni Malfoy se habían dignado aparecer...