22 Planes, planes, planes… Y más motos.
La Sala Común de Gryffindor estaba al rojo vivo… Minerva no podía entender lo que había sucedido en la mañana, y ciertamente no se molestó en llamar a Black para su clase de Transformaciones. No era porque no tuviera ganas…
Era sólo que ya no quería más peleas.
Como era de esperar, el rumor y las explicaciones "No Oficiales" de lo sucedido en el desayuno ya se habían extendido por todos los rincones del castillo y a la hora del almuerzo, hasta los cuadros murmuraban.
Potter no quería saber nada del mundo. Estaba furioso, pero no podría hacer algo en contra de Margaret, era una chica y él no iba a obligarla a devolverle ese anillo ni a quitárselo de manera violenta…
A veces Harry detestaba que la sangre de su madre le corriera por las venas.
Y la sangre Slytherin le golpeaba las sienes, gritando que le regresaran ese anillo… Porque Agatha se lo había dado, porque él y sólo él tenía derecho a vengar la muerte del hombre que más amaba en este mundo… Lo más cercano a su padre.
Y la sangre de los Gryffindors le rogaba calma… Todo ocupaba su lugar en el mundo, en el inmenso orden del Caos…
No tenía ánimos de subir las escaleras de regreso.
A su suspiro desmoralizado se unió el de un pelirrojo que miraba los escalones para que no le tragaran los pies.
-Mal día -. Dijeron los dos al mismo tiempo.
-Bueno, hay que mirarlo por el lado bueno -. Repuso Ron – No hemos visto a Snape desde el desayuno… -.
- ¡Cinco puntos menos a Hufflepuff, Gray! -. Exclamó el Maestro de Pociones a espaldas de los muchachos – Y un día de detención -.
-¿Decías? -. Ironía en la voz de Potter. Weasley sólo le regresó la mirada, más triste que nunca.- Sólo quiero mi anillo de regreso -.
- No entiendo por que Margaret reaccionó de esa manera -.
- Ella en el fondo tiene razón… El anillo es suyo, le pertenece por la sangre -.
Pero si se descuida un segundo se lo voy a quitar, esto no se queda así
Draco suspiraba de alivio, Al fin el hechizo que le había lanzado Kadyars (porque no tenía duda alguna de que ella había sido) comenzaba a desvanecerse… Y su cabello volvía a ser rubio platina. La joven en tanto, evaluaba sus posibilidades, con los ojos fijos en el fuego…
Un ligero carraspeo le sacó de sus pensamientos…
No le dio importancia
Ahora era una tos indisimulada
-¿Qué te pasa Malfoy? ¿Quieres un Pepper Up? -. Le preguntó la chica de mal humor. NADIE se atrevía a interrumpirla cuando pensaba, si es que deseaba mantener la cabeza sobre los hombros.
- SALEDEMISILLÓN -. Le ordenó el otro muchacho.
-¿Tuyo?... Vaya… -. Pero Lynn no se movió. Draco se le puso por delante y le agarró fuertemente por un brazo.
- Ya te lo advertí Kadyars… -.
- No puedo creer que te pongas así por un sillón… -. Comentó muy ofendida la muchacha. Entonces sus ojos repararon en el medallón de Draco… Era muy bonito y Lynn recordó su propia cadena, aquella que lleva al cuello, puro cristal tallado ¿Qué podía significar para él aquel medallón? Por alguna razón ese colgante le parecía conocido… Y no era porque lo llevase Malfoy, con quien se había pasado todas las vacaciones de Navidad. Casi sin pensárselo Lynn agarró con su mano izquierda el collar y unas ganas de apoderárselo le invadieron las manos… Draco cortó todo deseo de un solo manotazo.
- ¿Qué intentabas? -.
- ¿Qué? -. Lynn no estaba muy consciente de lo que sucedía. Malfoy sólo hizo un mohín y desistió de sentarse en su butacón favorito.
- ¿Qué pasó? -. Le inquirió Alexandra, quien venía llegando con algunos libros en sus brazos. Se sentó en la alfombra para que las llamas le arrebataran el frío glacial de la biblioteca. Kadyars se sentó a su lado.
- No lo sé -. Lynn se concentraba para recordar con exactitud la sensación que se había apoderado de ella. – Draco está metido en algo grande… Y tiene relación con una de sus pertenencias -.
- ¿De qué hablas? -.
-Ahora estaba sentada en el sillón cuando vino a quitármelo, ya lo conoces… De repente vi su medalla plateada ¿lo recuerdas? -. La otra joven asintió – Y algo muy extraño se apoderó de mi corazón… -. Alexandra empezó a sacar conclusiones…
- Es obvio. Ese collar debe tener alguna relación con las cosas raras que hace Malfoy… La razón por la cual la profesora de Defensa te castigó para que lo molestaras debe tener alguna relación con aquel medallón -.
- ¿Tú crees? -.
- De hecho… Creo que tendremos que visitar el cuarto del Señor Malfoy… -. Murmuró la chica con su sonrisa y voz especiales… -Así podremos saber en qué anda y por qué ese pendiente te hace sentir cosas tan raras… Te apuesto mi escoba a que eso es magia negra avanzada -.
- Si quieren ayuda… -. Un par de ojos verdes Nilo se interpone entre las miradas de las dos chicas… Algo atontada por el susto, Side le hace un espacio al joven Blaise Zabini. – Yo puedo proporcionárselas con mucho gusto -. Blaise hablaba con calma, como si una conspiración para entrar y revolver las cosas personales de Draco Malfoy fuera cosa de todos los días (bueno, para Thomas McKellen se había hecho cosa de todos los días, a propósito, él también se puso cerca del fuego, para enterarse)
-¿Cómo escuchaste? Tú no estabas aquí -. Le dijo Lynn.
- Libros -. Dijo él apuntando a una gran ruma en el escritorio de atrás – Es casi como estar en clase de Binns –
- A ver… ¿Quieres ayudarnos? ¿No que tú eres el mejor amigo de Draco Malfoy? -. A Side el chico no le daba confianza, por mucho que su amiga lo hubiera besado. Zabini fijo los ojos verdes en los suyos… A la chica le dio un poco de miedo, porque se podía leer claramente que Blaise había cambiado mucho.
- Yo quiero que le arrebaten ese collar a Draco a toda costa… Lo haría yo, pero es muy obvio -.
- Entonces ¿Quieres que hagamos el trabajo sucio por ti? -.
- Exacto Lynn… Puede que suene un poco frío y eso, pero no quiero que Malfoy sospeche de mí, no quiero darle ningún motivo… -.
- A ver Zabini ¿Qué es lo que estás tramando? -.
- Más bien ¿Qué es lo que te pasa con Draco? -. Le interrumpió Lynn. El chico se notaba bastante incómodo con las preguntas…
- Organicémonos ¿Quieren? -. Intervino Alexandra. – Yo no confío en ti, pero por respeto a Lynn vamos a hablar antes de que pase nada… Yo sé de un lugar muy útil -.
- ¿Qué? -.
-Mientras tú estabas castigada con aquella mujer, yo me puse a observar las mazmorras y hallé algo muy interesante -. Thomas, siempre invisible, se puso de pie sin hacer ningún ruido. Esto podría servirle de mucho a los dos, tal vez Blaise sí podía lanzar luces sobre la ubicación del veneno de Lord Voldemort. Además… Estaba lo del medallón ¿Qué podría ser?... Ahora que lo recordaba con detenimiento (Puesto que estaba detrás de Lynn cuando está tomó el objeto en sus manos), le parecía vagamente familiar… Lo había visto en algún lado, pero no se podía acordar de dónde. Justo en aquel momento aparece Snape por la puerta del Nido. Se veía un poco tenso, pero no permitió que sus verdaderos sentimientos salieran el exterior, como siempre. Por supuesto que cuando se topó con Kadyars y Side rondando peligrosamente cerca de Zabini, su expresión fue aún más dura y recriminatoria.
- ¿Dónde está Malfoy? -. Eran recién las siete de la tarde y calculaban que les alcanzaría el tiempo para meterse a molestar al rubio.
- Dijo que iba tomar una ducha, Profesor Snape -. Respondió el chico de cabello corto y castaño, sin que su rostro diera indicios de que inventaba como un condenado mitómano. Severus atravesó al chico y a las nuevas para saber si acaso le engañaban y pareció satisfecho con los resultados de su evaluación, porque sin más penetró hacia los dormitorios de los chicos sin agregar una sola palabra más.
- ¿Qué pudo haber pasado? -. Se extrañó Kadyars.
- Deben ser noticias de su padre -. Masculló Blaise – Es una costumbre que las cartas del señor Lucius Malfoy lleguen al despacho del Profesor y que este en persona las haga llegar a su hijo. Sólo en ocasiones muy especiales las cartas llegan a manos de Draco en primer lugar. Se supone que es para evitar cualquier ataque en su contra -.
- ¡Vaya!, no pensé que le cuidaran la vida a ese papanatas con tanta dedicación -.
- Antes de que Alexandra y tú llegaran -. Comenzó a explicar el joven, en tanto los cuatro dejaban el cuarto. – le pasaron bastantes cosas desagradables a Draco, sólo por ser el hijo de un Mortífago influyente, de uno de los más fieles al Señor Oscuro -.
- Ya veo -. Replicó Kadyars. Side aún evaluaba la sinceridad de Zabini, y pensaba en qué demonios era lo que se proponía con lo del collar. En completo silencio y sin ser detectado por nadie, según su costumbre, Thomas pensaba exactamente lo mismo. ¿Pero qué empeño tenía ese joven en causarle un daño a su amigo por tantos años?
Cuando te enteres de lo que estoy apunto de averiguar Agatha, te vas a molestar mucho por no estar ahora en Hogwarts
Vane se había montado en la moto de Uther apenas los dos salieron de Leaky Couldron. Sin haberlo pensado, ambos se pusieron de acuerdo en las ropas que llevaban. Los dos iban de negro riguroso, Uther en vuelto en dulces encajes que resaltaban aún más la palidez premeditada de su piel y el azul medianoche de sus grandes y dulces ojazos. Sus cabellos castaños le cubrían el rostro con voluntad propia y celos de la predominancia de los ojos, sin embargo sus empeños eran inútiles… Llevaba sobre el pecho una cruz egipcia de plata, no muy grande porque odiaba ostentar y su chaqueta era a rayas delgadas y de color marengo sobre negro, un contraste no muy fuerte. Agatha en tanto, llevaba su cabello negro y muy corto, ligeramente levantado en la nuca. Dos gruesas mechas petrificadas con gel le caían a ambos costados de la cara en donde destacaban sus ojos extraños y el furioso rojo de sus labios. Se había pintado un lunar en la mejilla izquierda y llevaba sobre la ceja derecha un piercing… Su vestido era muy ceñido al cuerpo, y de apariencia suicida debido a lo delgado que se veía y al clima que reinaba afuera, pero ella no se preocupaba. Su amada capa le protegía del viento, al igual que sus botas de tacón alto. Cuando Uther le mostró la moto Agatha se subió en la parte de atrás, sin siquiera preguntarle si podía llevarla.
- ¿Y tú escoba? -. Le preguntó el muchacho, con educación, pero de todas maneras dándole a entender que era una intrusa.
- ¿Mi Saetita? Bien gracias… Bueno, ¿Piensas tener esperando a tu paciente todo el día? No creo que puedan atenderlo mucho sino se trata de Medimagos oficiales -. El muchacho refunfuñó un poco, pero su deber era antes que nada, así que buscaron un callejoncito y activando un sistema de invisibilidad (el mismo del Ford Anglia de los Weasley) emprendieron camino hacia Grimmauld Place, claro que Uther no tenía ni puta idea de eso.
- ¿Y a quién se supone que vamos a ver, Profesora Vane? -.
- ¡POR DIOS! ¡Hombre, me salvaste la Vida! ¡Dime Agatha! -. Uther se puso rojo.
- Agatha -.
- Vamos a ver a Remus Lupin ¿Te acuerdas de él? -.
-¿El hombre lobo? -.
-Si te acuerdas de él -. Exclamó en tono irónico la maestra. Green iba muy sonrojado, porque la mujer, sin respetar los años de él ni los suyos propios, lo tenía agarrado por la cintura de una forma… Bueno en la que sólo se agarraban las novias a sus novios.
- ¿Qué le sucedió? -.
- Lo atacaron los parientes de tu primito Vlad -. Apuntó la mujer con voz amarga.
- Al parecer todavía le cae mal Haldir… -.
- Puede que esté bien muerto, como dicen por ahí las malas lenguas, pero nunca dejaré de tenerle mala voluntad… Sabes que jamás me agradó -. Ya estaban llegando a un terreno minado para los dos. – Así como siempre odié a ese degenerado de Gunnar -. Agatha parecía muy feliz de putear a un par de vampiros por lo menos… - Dice Armand que eran de la ciudad y que Lupin tuvo que llegar por sus propios medios a casa… Pero ya lo verán, los voy a mandar exterminar… ¡Vampiros! -.
- Es mejor que se tome las cosas con calma… Por ahora hay que cuidar del herido ¿A la derecha? -.
- Si, y luego bajas, el resto del camino se va a pie -. Indicó la mujer. – Por lo menos había una persona en la casa, de lo contrario, la suerte de Remus pudo ser peor ¡De pronto me dan unas ganas de llevármelo lejos de Inglaterra para que pueda estar en paz! -.
- No es la única que quisiera algo así… -. Comentó el chico con tristeza. Gracias a Dios, la profesora no le escuchó.
Agatha Agarró a Uther por un brazo y lo llevó caminado por muchos lugares extraños y laberínticos. El joven ya iba con los brazos acalambrados de tanto cargar con la motocicleta… Casi a la una de la tarde Vane le indicó otra calleja, más oscura que la anterior y antes de que Green pudiera hacer nada la mujer le propinó tal golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente de pura suerte… Porque perfectamente podría haberlo matado.
- Se te pasó la mano Agatha -. Comentó una voz a la derecha de Uther. – Da las gracias que no lo mataste -.
- Lo lamento, de veras Uth… pero era necesario. No puedes saber dónde estás hasta que los demás quieran confiar en ti -.
¿Perdón? ¿De qué demonios le hablan a Green?...
Cuando dejó de darle vueltas el mundo pudo comenzar a recordar…
Carta… Maleta… Moto… Chico estrellándose contra la pared… Mujer… Callejón… AUCH!
El joven se llevó la mano a la cabeza, donde tenía un parche grande.
- Lo siento, de veras, pero ya podrás curarte a ti mismo más tarde. Ahora debes ir a ver a Remus… -.
A ver, ¿Tengo razones para dejar con vida a esta loca? Se dijo el joven, aún sin abrir sus ojos, en tanto se sentaba en el sofá donde estaba tendido.
- Pensé que te agradaría la sorpresa… -. Si tan loca Agatha no era… Aunque le había costado recordarlo un poco, el rostro de Armand vino a su cabeza y también el de Uther… Sabía que por lo menos Armand se mostraría contento de hallar a uno de sus amigos.
-¿Uth? -.
Laubreaux realmente no había reconocido a su viejo amigo, porque sencillamente le creía muerto…
Al toparse de frente con los ojos azules de su querido Uther, lo único que atinó a hacer el pelirrojo fue llevarse una mano a la frente y caer como un saco de papas sobre la alfombra.
-Lynn, esto me da mala espina -.
- Tranquila Alex… -. Las dos chicas iban al frente de un breve pasadizo hacia una sala interior en las mazmorras de Slytherin… Blaise parecía bastante sorprendido. Cuando llegaron a destino, Kadyars encendió una antorcha y se cruzó de brazos al lado de su compañera.
- Tienes menos de media hora. Yo debo ir a hacer algunos pendientes -. Le dijo en tono cortante la chica de ojos grises.
- Vale… -.
- ¿Cuál es tu propósito al pedirnos algo como quitarle a Draco su collar? -. Lo ametralló Alex.
- No tengo beneficios, sólo quiero que se aleje de eso… -. Replicó el joven con voz firme. – Hay algo en ese colgante, puedo sentirlo y lo que sea está haciéndole mal a Malfoy -. Se tomó un tiempo- Intenté arrebatárselo, sin embargo él ya está sobre aviso, sabe que yo quiero robárselo y supone que es por envidia… -.
- Pero, no lo entiendo… -.
- No se preocupen, por favor, deben robárselo, tienen que alejarlo de él… Es por eso que se encierra en las noches -.
- ¿Qué dijiste? -.
- Ese collar no puede seguir en manos de Draco -. El muchacho parecía angustiado. Lynn era incapaz de comprender por qué ese Slytherin se comportaba así…
Bueno, es su amigo…
Amigo…
Lynn sabía que era algo más. En las pocas veces en la que estaban juntos, la manera que tenía Draco de mirar a Blaise era posesiva, ciertamente no la manera en la que un amigo mira a otro…
- No… -.
- Está bien, por lo menos yo acepto -. Interrumpió Kadyars, con seguridad… Quería saber a toda costa qué tanto era lo que Draco estaba haciendo… Sus sospechas eran cada vez más grandes, pero su cara no se comparaba con la de Thomas…
Finalmente el muchacho había recordado en dónde había visto el medallón que llevaba Draco Malfoy…
Los ojos de Blaise se iluminaron. Si bien no quería nada con Draco, no podía permitir que algo malo le sucediera…Luego de la muerte de sus padres, le había bajado un amor por el prójimo nada Slytherin…
Agatha se acercó al joven y le tomó el pulso.
- Se desmayó -. Dijo con un dejo de fastidio en la voz.
- Tengo que atenderle… -.
- No, no, no, no… Ya habrá tiempo para ello más tarde ¿bueno?... Es mejor que le dejemos en el sofá y que vuelva él solito de la inconciencia… -.
- Agatha… -.
- Yo te traje para que me ayudaras con Remus, y recuerda que te estoy pagando… -. Alzó una ceja en demanda de respeto para sus inexistentes canas.
- Mire profesora, no me gusta su manera de tratarme… -. Protestó Green.
- Lo que sea, señor Medimago, pero ahora quiero que luzca su título, así que… -. Y lo comenzó a empujar escaleras arriba…
Remus estaba dormido, pero cuando Uther entró pareció recuperar algo de su conciencia… No importaba cuántas colonias se echara y no era por cierto un problema de higiene, era sólo que había estado mucho tiempo con los vampiros y ese aroma desagradable se le había pegado a Uther a la piel, como una costra testaruda. Agatha también había sentido el aroma y no le agradaba mucho, sin embargo era soportable… Era lo mismo que le pasaba a Agatha… Ella tenía olor a lupino, ese aroma y sabor a acónito en los labios que muy pocos habían besado.
Dejando de lado los aromas (Armand tenía una agradable olor a flores) Uther se acercó al licántropo y observó los vendajes. Estaban bien, pero de todas maneras algunas heridas supuraban… Lo habían atacado con plata… El francés había hecho un gran trabajo…
- Es una buena labor… -. Dijo pensativamente… - ¿Las hiciste tú? -. Vane negó con la cabeza.
- Tal vez es mejor que suba a Armand. Él podrá decirnos qué demonios le han puesto -. Green se quedó mirando a Remus… Su rostro surcado de cicatrices, las marcas que la edad había dejado… Se hallaba un poco nostálgico. Algunos minutos después el francés abría los ojos en la cama de al lado. Su confusión dio paso a la alegría al comprobar que no estaba soñando, pero el rostro severo de la Auror tronchó toda tentativa de apapachos o cosas por el estilo.
- Armand ¿fuiste tú quién vendó a Remus -. LA voz de la morena era calma, pero se notaba tensa.
- Yo no fui, lo hizo Severus Snape -.
- ¿Snape? -. Uther suspiró…
- ¿Tiene algo malo? -.
- Nada profesora Vane -.
- No te atrevas a decirme así de nuevo, hoy estoy de malas -. Green sonrió tímidamente. Nuevamente Hogwarts volvía a su cabeza… Demasiadas cosas… Se preguntaba si Snape los recordaba a todos…
- Muy bien… Necesito… -. Y empezó a hurgar entre sus cosas. No existía un antídoto para las quemaduras de plata líquida, no más allá de la cicatrización lupina, que en este caso era muy débil… Sólo quedaba ayudarlo a resistir… - Plantas de Heliotropo y algunos instrumentos. Agatha, alcánzame la maleta por favor -.
- Sí -. Con todo el trajín, Lupin entreabrió los ojos.
- ¿Qué…? -.
- Tranquilo Remus… Tranquilo… Estamos aquí, ya no pasa nada -. Le dijo Agatha cariñosamente, mientras le tomaba la mano buena a Lupin… -Ahora sé un buen niño y permite que los adultos te cuiden… -. Uther no dejaba de sorprenderse del carácter de la mujer que tenía al lado. Hacía menos de unas horas había golpeado a un tipo y hacía menos de dos segundos hablaba en tono amenazante, como si fuera a golpearlo a él… Y ahora, era sencillamente un pozo de paz…
Debía haber algo en su pasado o herencia genética.
- Tú sí que estás loca Lynn… Ni siquiera lo conoces -. Le regañó Alexandra en la habitación de las chicas. Las demás aún no habían llegado.
- Pues yo le conozco BASTANTE ya. ¿Por qué desconfías? -.
- De pronto siento que no has aprendido nada en Aoi -.
- Ey!... Ahora, a pensar en cómo me voy a robar esa cosa del cuello de Malfoy -.
- Kadyars! -.
- Ayúdame… -. La chica le miró con ojos de cachorrito abandonado.
- Bueno -. Bufó la otra chica. – Pero si Lucius Malfoy te asesina en las próximas vacaciones no pienso ir a llorar a tu tumba -.
- Ni siquiera pienso invitarte a mi funeral -.
Agatha llegó a Hogwarts ya bastante entrada la noche, luego de estar con Remus toda la tarde… El pobre ya empezaba a recuperarse, pero Vane había notado que también tenía nostalgia, sobretodo cuando ella sin querer comentó que si se seguía dejando el pelo largo iba a dar más miedo que Sirius cuando se escapó de Azkabán.
No había podido evitarlo
Era su naturaleza de pronto herir a la gente que más quería.
- Buenas noches, Harry Potter -. Saludó con ironía. El chico de ojos esmeraldas estaba "Patudamente"sentado en su butacón de cuero.
- Buenas noches Agatha -. Replicó el joven sin mover sus párpados para evitar que la luz del cuarto entrara.
- ¿Podrías decirme por qué te metes a estas horas en mi cuarto? -.
- Quiero que me hables de Remus… Quiero saber cómo está -.
- De una pieza y descansando. He llevado a un Medimago y está bien -.
- ¿Sabes que tuve que callarme todo este tiempo ante Raphael? -.
- Eso no es mi culpa, y lo sabes… -. Silencio largo el cual la mujer ocupó para encender un cigarrillo. – Cuando se tiene información, sólo uno decide qué hacer o no hacer con ella, querido… Hecho fundamental de la vida -. Potter no le respondió.
- No sé por qué tengo la sensación de que quieres algo más -. Repuso con ironía.
- Habla con Black para que me entregue el anillo por las buenas -. Agatha se largó a reír.
- Ese anillo hace mucho tiempo que dejó de ser mi responsabilidad. Si quieres recuperarlo, pues ocupa tus propios métodos, no seas cómodo -.
- Dime cómo llegar al cuatro de las chicas entonces… -.
- ¿Perdón? -.
- No puedo llegar y quitárselo en medio de todo el colegio ¿no? -. Siguió el chico, como si fuera lo más obvio del mundo – Debo arrebatárselo en el dormitorio… O en la ducha -. Agatha se hubiera sorprendido si no conociera el corazón de ese muchacho.
- De baños, mejor te enseño cómo llegar al baño de los Slytherins ¿No crees? -. Para sorpresa de la mujer, Harry no estaba de ganas… Le agarró por un brazo con fuerza e intentó meterse en su cabeza, sin aviso y sin motivo… Dos segundos después, Potter estaba en el piso, por un buen puñetazo en el estómago.
- Si hay algo que Lucius Malfoy me enseñó, muy a mi pesar, es que la reacción rápida y violenta es a veces la única manera de seguir con vida -. Harry le miró con odio – No siempre estaré para decirte qué hacer o qué decir, así como no lo estará todo el mundo… Uno nace SOLO y muere SOLO… Harry Potter -. El joven se puso de pie y se marchó sin decir nada…
-¡Agatha! -. La mujer se volteó y envió un manotazo al aire, el que se quedó a medio camino por una fuerza invisible que le sujetaba.
- Thomas!... Te he dicho hasta la nausea que no me asustes, que te podría lanzar una Imperdonable -.
- No puedes. Dejarías un viudo y una huérfana -. Respondió el otro con soltura, para revertir su hechizo desilusionador y hablar con voz seria. – Esta noche he tenido una linda excursión con Zabini, Kadyars y Side -.
- ¿A tu edad y montando jueguitos? –
- Agatha… ¡Cállate! -. Le rogó el joven - ¿Tú has notado que Draco lleva un pendiente en su cuello? -.
- La verdad, no -.
- Yo tampoco lo había notado hasta esta noche, cuando Malfoy estaba discutiendo con Lynn -. Y le habló de la entrevista de los tres chicos…
- ¿Y qué se supone que pasa con ese medallón? -. Inquirió la maestra con extrañeza y preocupación.
- Cuando lo vi me pareció conocido, sin embargo no podía recordar hasta que pensé en el Salón de Godric, cuando tú me llevaste a vigilar a Potter -. La mujer abrió sus ojos… La ecuación era sencilla y los factores faltantes, deducibles…
Malfoy Regalo Medallón Salón de Godric Retrato de Salazar es …
- ¡Diosa! -.
- Exacto… El PARSHITEL de Salazar…
