33 ¿Espías?... ¿Quien dijo?

Lynn ya estaba con la idea lista. Esa vieja era peor que una bosta en las botas de montar y por supuesto que las cosas no iban a quedarse así como así… No era únicamente que Dolores Umbridge fuera una vieja obesa, fea, engreída, que pensara que todos sus alumnos eran idiotas y ella inteligente porque era la mano derecha de Fudge (cosa deshonrosa para cualquier mago con dos dedos de frente). Tampoco había sido la manera en la que se ensañó con las muchachas de Ravenclaw que osaron enfrentarle (para nadie era un secreto que las había obligado a escribir con una pluma que grababa en sus pieles todo lo que marcaran en papel)… No, tampoco era que molestara a Potter, o que hubiera restringido sus propias salidas a media noche con rondas estúpidas… En cierta parte era por ello… Lo que emputecía a Kadyars por sobretodas las cosas era el hecho de que la muy imbécil le rindiera pleitesía al descerebrado de Draco Malfoy, que le siguiera el amén en todo… Era eso lo que le incomodaba. Alexandra notaba que meterse con la vieja era peligroso y trató de advertir a su amiga sobre los riesgos, pero ella no le dio bola.

Lynn- Soy una Slytherin, soy una Kadyars… No me importa quién sea, sino cómo caiga en mis trampas. Sino quieres ayudarme, allá tú… No necesito de nadie para hacer lo que yo quiero -. Side se sintió un poco ofendida, pero era de esperarse. Conocía bien a la muchacha, por lo menos sabía que si se le metía una cosa en la cabeza, no cejaría en llevarla a cabo, a cualquier costo. No insistió más.

Todas las casas (Slytherin muy por debajo de la mesa) solidarizaban con las chicas de Salem. No se trataba de jóvenes molestosas o engreídas. Ruri era una muchacha carismática y alegre, por eso en su casa nadie podía creer que le hicieran pasar por algo así, aunque la chica le dijera idiota a Umbridge. Los de Puffieland siempre tenían un dulce para ella, y eso que aún no llevaba los dos días de castigo. Bloom y Grimaldi no tenían que escribir nada, sin embargo su castigo era igual de molesto; debían ayudar a Filch con la limpieza…

¿El castigo de Kadyars? Es verdad, aún tenía pendiente el pago de las túnicas de los Gryffindors, sin embargo ella se ganó en el primer día de castigo a Filch, lamentando en voz alta lo sucedido a la Señora Norris, mientras "teóricamente" el celador no le escuchaba… Por ello no tenía mucho qué hacer en realidad.

De todas maneras, nunca consideró aquello paga suficiente por tener que tocar a ese asqueroso animal.

Perdió un par de sus guantes por eso.

Potter estaba muy intranquilo. Las cosas, después de todo, no eran tan difíciles como las había pensado… Mientras los de Slytherin se mantuvieran alejados de él, todo sería más fácil. Snape seguía mal humor (peor que de costumbre) y se encargó el lunes de ponerle su quinto cero consecutivo… No sabía cómo iba a salvar el ramo… Ya el trimestre anterior estuvo a punto de reprobar y este empezó igual…

Hermione le riñó por eso…

Sin embargo, aquella no era la causa de su turbación… Sentía en su pecho una gran angustia… Como una piedra atrapada entre sus costillas, impidiéndole siquiera respirar…

Era un presentimiento de desgracia… Como si dentro de él, Voldemort susurrara muy bajo su próxima hazaña… Y Harry no pudiera escucharle por el latir de su propio corazón.

Raphael y Margaret se juntaban muy a menudo cerca de la biblioteca. No sólo resultaron tener en común el letrero de Marginados sino que también habían pasado una temporadita en Durmstrang, por lo que pudieron hablar de muchas cosas…

Ah! Raphael… El espía de dos amos siempre quedará mal con uno…

En todo el tiempo que llevaba allí, la sapo no podía encontrar un motivo para castigar a Potter. Lo odiaba a muerte, aunque había olvidado por completo que Granger y Harry le habían llevado al bosque para que conociera más de cerca a los lindos centauros…

En Grimmauld Place, Uther estaba un poquito frustrado. Agatha y Remus habían vuelto a discutir, pero esta vez fue por un comentario bastante desafortunado sobre Severus y Sirius… Ag- Por lo menos mi cuervo sobrevivió -. Vane diría que eso no fue un comentario desafortunado, sino la única manera de evitar que a Black le hicieran un altar de santo en cuanto ella se descuidara un poco.

Luego de eso, Molly intervino y la pelea continuó…

De veras, ni la vieja de Black gritaba tan fuerte…

Armand estaba muy, muuuuy deprimido por Green… Ni siquiera había alcanzado a disfrutarlo como hubiera querido…

Por favor, no así ¿YA?

Durante tantos años había estado solo, que de veras Laubreaux creía que sus amigos habían muerto sin excepción alguna… Y aunque no tuviera jamás noticias de Ryan, así le dijeran que sus peores temores estaban confirmados, que Cohen estaba muerto y que nunca podría saber las razones de sus actos, el ver a Uther, a por lo menos uno de ellos vivo, y poder tocarlo para saber que no era un sueño, lo hacía tener otra vez ganas de luchar, de recordar… Green lo hizo sentirse vivo, le recordó que era un ser aún con vida, que podía sentir, que podía dar amistad y recibirla a cambio…

Que podía amar, y no sentirse culpable después…

Y ahora… Nuevamente se quedaría solo… Sin un amigo con quién conversar sobre las travesuras y los desvelos de tantos años atrás… Cuando lo único que importaba era el presente, Las únicas frustraciones eran las de sus tareas y sólo había tiempo para crecer, para descubrir el mundo con ojos enormes y caricias y besos… Todo era nuevo, no había límites…

Y ahora no era más que un hombre acabado por sus recuerdos y por el destino que le había marcado un final cruel y con fecha, para más INRI.

Agatha se dio cuenta muy tarde del daño tan grande que le estaba provocando al jefe de su hija, e intentó remediarlo con consuelos que no servían de nada.

Ella sabía perfectamente lo que era aferrarse a un solo ser humano, y el vacío tan grande que deja el no verle más.

Ag- No se va a la guerra Armand… Por favor, no me pongas esa cara… - En ese momento Uther apareció. Con sus cabellos castaños revueltos y sus ojos azules un poco líquidos era la encarnación de la melancolía.

Ag- Bueno, tengo que hablar con Thomas, bye -.

Uther y Armand subieron las escaleras, con calma. No había apuro alguno para decirse adiós, aunque ese adiós era por muy poco tiempo.

Se sentaron en la cama de Green y por un segundo muy breve se miraron a los ojos.

Uth- Vamos Armand no es tan grave ni tan definitivo -. Intentó darle nuevas esperanzas – Estaremos juntos muy pronto, ya lo verás –

Ar- No me gusta estar solo. Ya ha sido demasiado tiempo… No es justo -.

Uth- Sin pataletas ¿Está claro? – Armand le miró con pena. Uther se acercó un poco más y apoyó su frente en la del pelirrojo – No te voy a dejar solo. Eres muy importante para mí y lo sabes… No dejaré que nada malo pase, de veras… -. Se tenían sólo el uno al otro y lo sabían. Laubreaux dejó escapar una sonrisa de resignación… Green le dio un beso en la cara. – Nunca dejarás de ser mi amigo… No estarás solo, lo juro -.

Ag- Veamos… Tú debes tener bien en claro que vas sólo a ayudar a Madame Pomfrey, a ninguna otra cosa… -. Ya había pasado un buen rato y Armand estaba dormido. Uther le calmó con palabras tiernas (y algo más). Ambos se hallaban en la cocina, Agatha vestida con un buzo corriente de color negro y la cabellera muy parecida a la de Snape. Green se permitió poner cara de ¿Seguro que a eso nada más? - Una vez allá observarás por si pasa algo raro – Él conocía sobre el veneno robado y las extrañas conductas de Draco Malfoy, por supuesto. Aquella era la mayor preocupación de Agatha Vane. Con la bastarda de los Malfoy fuera del juego, sin duda el rubio se movería con más libertad. Era eso lo que Uther debía observar – No te metas en líos, recuerda que muy pocos saben de ti y cualquier cosa sospechosa llamará la atención sin duda alguna –

Uth- No soy tonto, Agatha, sé lo que debo hacer ¿Cuándo me voy? -.

Ag- En un rato más. Yo te guiaré a través de Hogsmeade… Ah! Y quisiera pedirte un favor. Si puedes, dale a Potter esto – Y le alargó un pergamino sellado – Si hay contestación, me la guardas. Enviaré a Elrond a recogerla – Uther entrecerró sus ojos azules, extrañado ¿El gato?...

¡Cosa de ella!

Uth- Está bien… -. Vane se le quedó mirando por un rato. - ¿Qué pasa? -.

Ag- Nada… - La mujer pensaba que el chico no iba a pasar precisamente desapercibido… Cabello negro enmarañado con gracia, grandes y expresivos ojos azules, casi violetas como el cielo de la medianoche, labios sensuales, piel clara y bella figura…

Si no empiezan a aparecer enfermas por camionadas, me como un caldero de Severus…

Hora de la cena en el Gran Salón de Hogwarts y Lynn estaba muy feliz… Antes de que ella y Alexandra llegaran a comer, Kadyars le detuvo y le pasa sin más ni más una botella. Side sabía perfectamente para qué era eso… Antídoto para una de las trastadas de la joven morena…

L- Sólo después de la cena ¿Está bien? -. La joven asintió con la cabeza y un gesto pensativo que Kadyars obvió por completo. Se separaron y llegaron a tiempos diferentes a cenar, la bromista chachareando animadamente con Blaise, Alexandra pensando en proporciones y qué hacer con ellas.

Harry y los demás se sentaron a la mesa sin sospechar lo que en el nido de las serpientes se había preparado.

Potter de verdad se sentía huérfano… Ni en todos los años en casa de los Dursley le había pasado algo así, porque tenía el recuerdo de sus padres protegiéndolo. Ahora se sentía mal, pensaba en que los había traicionado y hecho algo imprudente al intentar entablar contacto con su gemelo oscuro, pero no podía echarse para atrás. Además estaban las sospechas de Ron y esa extraña carta que había recibido… De la cual sólo pudo leer la historia del rey y el ministro que le apuñaló. ¿Quién demonios se las enviaría? ¿Sería acaso Agatha Vane? ¿Cómo saberlo?. Además estaba lo de Lupin… El Lupin chico. Lo había notado bastante silencioso y parecía entablar conversaciones telepáticas con Margaret, se miraban a los ojos y se decían cosas que sólo ellos sabían… No confiaba para nada en ese chico, mucho menos si estaba tan cómplice con la que le humilló para arrebatarle su herencia. Ese tema estaba pendiente, así como también lo estaba el de Samantha Shrewd… Potter meditaba seriamente el enviarle a los gemelos una lechuza, para consultar nada más…

Ginny llegó bastante atrasada a la cena, pero a pesar de verse algo desarreglada y cansada tenía una sonrisa maliciosa que no le despintaba nadie de la cara pecosa.

H- ¿En qué andas? -. Le inquirió el moreno en cuanto la joven se sentó a su lado.

G- Harry… Me ofendes -. Replicó falsamente sorprendida – Yo nunca hago nada… -. En menos de un minuto se sintieron pasos repiqueteando por todos lados y un lindo fuego artificial pasó por delante de la entrada este, seguido muy de cerca por Umbridge y Filch, quienes no tenían una bonita (y olorosa) apariencia. Las chicas de Salem entran entonces partidas de la risa. Estaban un poco sucias, pero entre Danielle LeGrand y un prefecto le quitaron la hediondez con par de hechizos de labores domésticas… Ravenclaw estalló en risas medio minuto después. El moreno de ojos verdes le lanzó una mirada inquisidora a Ginny, seguido por todos los Gryffindors que sabían del regalito de los gemelos…

G- Ejem, ejem… Hay que imponer Diciplina ¿No lo creen? -. Dijo la chica burlonamente, en perfecta imitación de la profesora. Nadie se movió de sus sillas y Snape y Minerva tomaron sus asientos, sin disimular un par de sonrisas socarronas y complacidas… De inmediato el fuego artificial hizo su aparición en el techo embrujado de la sala…

UMBRIDGE ES UNA RANA APESTOSA APLASTA MOSCAS CON SU COLA Y COMO VE QUE AUN SON SABROSAS SIN REMORDIMIENTOS SE LAS ECHA A LA BOCA

Colin sacó sus maravillosas fotografías sin que nadie le detuviera. Cuando Albus Dumbledore no estaba en el castillo, todos se tomaban el poder. Aquel cartucho dejó de brillar, pero no fue el único. Dos más pasaron por entre los alumnos, dejando un destello de luces para reventar dentro de la escuela, con nuevos versos de la canción…

G- Y se multiplican ¿no es maravilloso? -. Dejó escapar con dulce e infantil voz -. Los maestros comenzaron a comer, sin prestar oídos al alboroto. Era cómico verlos mientras Dolores entraba en el salón y recibía las burlas de todas las casas en perfecto silencio. Como los maestros habían comenzado a comer sin hacer caso a los fuegos artificiales, los alumnos siguieron el ejemplo y se empezaron a tomar la sopa sin hacer otra cosa que mirar furtivamente hacia el techo, donde los fuegos dejaban una lluvia de chispas doradas y escarlatas.

TODOS AMAMOS A NUESTRA PROFESORA ¡CANTEN CON NOSOTROS!
UMBRIDGE VIEJA MONSTRUOSA ¡EN HOGWARTS NO HAY MOSCAS!

U- ¿Por qué no me ayudan? -. Gritó la mujer… Los maestros le miraron con indiferencia

Minerva- ¿Qué sucede? -. Dijo como si nada pasara – Nosotros no vemos ningún cambio… - Pero los cambios se veían, sentían y olían… Los demás profesores siguieron charlando animadamente.

U- ¡Los despediré a todos! – Creevey siguió con las fotos, pero la vieja no se dio cuenta. Sobre sus gritos, los flashes de la cámara quedaban acallados. - ¡Acaben con esto de una vez! -. McGonagall dejó de lado su plato y miró a la mujer, bañada en jugo fétido, con los rizos chorreando y su lazo negro a la altura del cuello, resbalando.

M- Creo que debería hacerse ver por un especialista… Como puede apreciar, los alumnos están cenando… Su comportamiento es extraño, ciertamente… -.

U- ¡Insolente! ¿Cómo te atreves? -. Gritó la mujer al borde de la histeria. Con calma, Snape se puso de pie y le lanzó un hechizo para dejarla inconsciente. Luego le hizo una cortés inclinación de cabeza a la jefa de Gryffindor y se sentó con la misma calma con la que vaciaba el caldero de Potter y volvía a su escritorio. Una lata, porque se perdió la estrofa final de la canción.

LOS SAPOS VIVEN EN LOS CHARCOS LOS MAGOS DUERMEN EN SUS CUARTOS Y LA PROFESORA UMBRIDGE DUERME CON EL CALAMAR DEL LAGO

Potter se dijo que le mandaría una carta a los gemelos diciéndoles que el calamar no tenía la culpa de nada. Coincidiendo en que alguien tenía que sacar a la vieja apestosa de la sala, Madame Hooch se hizo la amable y con un lindo hechizo levitador se la llevó a su cuarto entre los vítores y aplausos de los jóvenes, inclinando la cabeza como hacen los actores del teatro.

Kadyars pensó que no podía haber escogido un mejor día para hacer la broma… Aunque para Umbridge tenía algo especial en mente, a pesar de que Ginny Weasley se le había adelantado.

Los Gryffindors sonrieron ampliamente, sin decir nada. Sabían que ningún Slytherin podía enterarse del responsable de tan audaz broma, aunque disfrutaran tanto como el resto con ella.

- Te felicitamos Ginny Weasley y te proclamamos como la mente brillante de una nueva generación del desastre – Dijeron Seamus y Dean inclinándose reverenciosamente ante la joven en cuanto llegaron a la Sala Común.

G- Pero… Si yo no he hecho nada – Dijo la joven tímidamente entre los aplausos. Ron estaba muy orgulloso de su hermana-

R- Eres la digna heredera de los gemelos… -.

G- Gracias –

Lord Voldemort- ¿Trajiste lo que te ordené… Armand? -. Un hombre de rizos rubios e infantilmente desordenados se inclinó servilmente ante su Señor, alcanzándole una cajita de madera finamente tallada. Algunos Death Eaters le rodeaban en el estrecho espacio de la biblioteca.

Armand- Por supuesto, mi señor… Como usted me lo ha ordenado –

Lv- ¿Y a qué se debe vuestra tardanza? -. A través de la máscara blanca unos ojos color musgo se encontraron con otros rojos y rasgados

A- Discúlpeme. Tuve que cerciorarme de que el trabajo estuviera completo -. Respondió con su ronca voz.

Lv- Está bien… -. Dejó escapar, su lengua oteando el aire mientras revisaba el contenido y se aseguraba de que lo que necesitaba se encontraba a salvo. - ¿No te topaste con nadie? -. El hombre dejó que su cuerpo se estremeciera, sin mostrar emoción alguna.

A- Con una vieja amiga nada más… Sin embargo ella no supo reconocerme… -. Voldemort no le despegó los ojos de encima…

LV- Ya veo… Has cumplido mi mandato de buena manera… Me gustaría que el resto de mis seguidores fuera así de inteligentes, pero no puedo esperar mucho de ellos ¿no es así? -. Varios se movieron en sus puestos, algo nerviosos – Ahora, irás por mi querido Lucius… Necesito hablar con él… ¡El resto Idos! -. Lucius apareció un momento después, erguido e inmaterial como un fantasma… No, menos que eso, el despojo de un alma… Y aún así vibraba, sentía tantas cosas cerca de Su Señor… Volvía a ser el de años atrás, libre y sensual, irresistible veneno, intoxicante como una droga… Su verdadera esencia…

LV- Delacroix ha hecho bien las cosas. Tomadlo – Dijo despreocupadamente, indicando con su varita la mentada cajita de madera – Malfoy obedeció, calma y solemnidad en sus gestos, elegancia y belleza en las líneas de su rostro y su cabello, pincelado de sombras… Aterciopelando y matizando los rasgos de un asesino sin piedad. - ¿Cómo van las cosas?... ¿Dónde está lo que os he pedido? Bien sabéis que se ha acabado vuestro tiempo -. Lucius sintió escalofríos.
Lucius- Mi Señor… -. Voldemort se acercó a él y empezó a acariciarlo en las mejillas… Buscaba en el fondo de su corazón alguna señal, pero no la halló… Malfoy era tan transparente como su hijo, a propósito…

LV- Tu hijo es un chico delicioso… Me gusta mucho -.

L- Sabía que le agradaría… -.

LV- Si… Se resiste un poco, pero nada que yo no pueda manejar ¿Sabes?... -.

Y la lengua de Voldemort rasgó el terciopelo para hacerlo completamente suyo otra vez…