34 Pelitos de Colores… ¿No quedan Guay?

Madame Pomfrey era feliz… No sólo se trataba de que tendría ayuda (Algo necesario, considerando el éxito de los Surtidos Saltaclases de los Gemelos, y los chicos que no sabían usarlos) sino que la ayuda era divina: Un Medimago calificado que le cayó prácticamente, del cielo. Agatha Vane había estado muy poco rato en la escuela, en realidad no pasó del Sauce Boxeador, donde Minerva los aguardaba con una gran sonrisa de oreja a oreja… La hora de la cena ya había pasado y Umbridge, con el favor de Dios aún estaría en Shock, intentando entender qué rayos le había sucedido y por qué olía a jugo fétido…

Ag- Aquí está, Profesora McGonagall -. Murmuró secamente la mujer con su voz más ronca – Supongo que la escuela está en completo orden, ahora que el Ministerio ha tomado control otra vez… -. La morena se notaba bastante molesta ante la perspectiva de toparse con la mujer que más detestaba en la tierra y justamente la única que no podría hacer desaparecer del mapa con una linda Maldición Imperdonable…

Min- Si… Podría decirse algo así… Bueno, hace mucho frío y no quiero que el ayudante de Madame Pomfrey sea el primer paciente, así que, si me permites… -. Y con una ligera inclinación de su cabeza tomó a Uther Green por un brazo y se lo llevó, dejando a Vane sola… La mujer miró a través de las ramas del añoso árbol la luna llena que se asomaba muy suavemente tras nubes de tormenta… Remus ya estaba a salvo, había cambiado su actitud y no era necesario vigilarle…

¡Caín!

Tendría que hablar con Dumbledore sobre ello… Aunque si pillaba primero a Charlie las cosas serían más sencillas…

Bueno, habíamos quedado en que Lynn estaba preparando una nueva broma… Pero esta, como cualquier hechizo que llevara su marca para hacerle la vida infumable al resto, no hacía efecto inmediatamente… Tenía que pasar un rato para ver los resultados, y esta vez fue de acción nocturna… El día miércoles por la mañana todas las casas despertaron entre agudos gritos… Y mucho asombro. Empecemos por Ravenclaw…

Lucy-¡Dios! ¡Mi cabello! -. Ruri intentaba dormir y lanzó un par de manotazos al aire para acallar los chillidos de sus amigas…

Sofía- te está cambiando de color… -.

Danielle - ¿qué pasa? ¿Acaso no son capaces de respetar… El sueño… Ajeno? -. LeGrand se quedó callada al notar que los cabellos de sus compañeras de cuarto estaban de un tono rosa chillón y un matiz verde limón… No se pudo aguantar la risa…

L- No te rías tanto… Tu pelo también es de colores… - A medida que iba hablando, el tono de cabello de Bloom cambiaba, pasando por los diferentes tono del rosa…

Ruri- ¡Cállense! ¡Quiero dormir! -. La chica salió finalmente de entre las colchas mientras la francesa iba disparada el baño para ver qué rayos sucedía. Cuando Duncan se levantó y salió de entre los doseles de su camita, sus amigas se largaron a reír de buena gana…

La joven tenía el pelo de un tono cereza, que de todas formas le sentaba muy bien. LeGrand regresó del baño con una cara de rabia que hacía que el rojo encendido de su pelo resaltara más que nunca… Pelirroja, lo que le faltaba…

En el Salón común de la Casa de Rowena se amontonaron todos los chicos y chicas. Algunos alumnos de primero lloraban desconsolados, en tanto unos de séptimo empezaban a sacarse muestras capilares para intentar desentrañar el misterio. Ni Chang ni Edgecombe aparecieron… El hechizo de Thomas McKellen estaba perdiendo efecto, y aunque se le habían caído todas las plumas y las arrugas estaban cediendo lentamente, aún no les crecía pelo… Sin embargo les tocó salir igual, por que la pelada la tenían de colores como todo el mundo…

Ese sí que era el colmo de la humillación.

Las muchachas de Puffieland corrían desesperadas de un lado a otro, mientras sus cabellos pasaban por todo el espectro de colores existente en la naturaleza… Y otros tonos inventados también. Sólo una de ellas no corría despavorida… Una que nadie sabía por qué había quedado en Hufflepuff, siendo que no lo parecía en absoluto.

Una joven delgada que se había vestido ya, cuando sus compañeras aún trataban de entender lo que les sucedía con el pijama puesto, de lindos ojos miel y cabello largo, cuidadosamente peinado y tono damasco.

Simplemente se puso de pie y decidió que si se trataba de algo general debería marchar a la enfermería para que Madame Pomfrey le diera un antídoto o algo así…

En Gryffindor se recibió la bromita con resignación. Ahora todos le preguntaban a Ginny si acaso los fuegos artificiales de los gemelos habían tenido una sorpresita de la cual ella no sabía…

G- Probablemente… ya saben que Fred y George son impredecibles -.

Dean- Entonces lo mejor es que enviemos una lechuza para pedirles el hechizo que acabe con esto – Así lo hicieron, decididos a no salir de la Torre hasta que les llegara la contestación.

Slytherin, en tanto, se desperezó y alarmó sin demasiados aspavientos y con una vaga idea de lo que les había ocurrido… Amén de lo evidente, claro está. Una de las pocas que parecía enfadada o asustada era Savrile… No le hacía chiste que su pelito lindo tuviera tonos tan horripilantes… Era contraproducente.

Sav- ¿Y ahora qué pasó? -. Estaba muy triste, pero Lynn no iba a soltar ni loca su antídoto. Ella, junto a Alexandra y Uther Green eran los únicos que no tenían el cabello de colores. Sería sospechoso, pero como los fuegos artificiales con canciones irrumpieron en medio de la cena, seguramente les echarían la culpa a los responsables de esa broma… Y como ella no había sido, ya que los Gryffindors se comportaban muy raro, nadie pensaría en ella… Tampoco es que le importara demasiado, pero bueno… Lo que es Shannon, no hizo comentario alguno. De cierta manera parecía saber algo que el resto no… Ella se comportaba de lo más normal que hay y no decía palabra alguna, por lo que su cabellera negra era todavía de un tono azul medianoche.

Por eso al salir de su cuarto con su uniforme perfectamente puesto, la niña de ojos grises tuvo que hacer aplomo de personalidad.

Pequeña e indiferente a la manera de comportarse del resto (Que pensaban sólo en la forma de quitarse el chiste) Justine lloraba desconsolada con su huroncito en brazos. Aún no se había puesto el uniforme y su hermosa camisola blanca de dormir con vuelitos, infantiles quizás, pero que en ella resultaban encantadores por decir lo menos, se desgranaba por sobre la alfombra cerca de la chimenea como vaporosas nubecitas en el cielo (verde) del verano. El animalito chillaba descontrolado, mientras el pelaje le cambiaba de tono, pero siempre muy cercano al rosa. No fue eso lo que sorprendió a Lynn, estaba acostumbrada a ver mocosos llorando con las bromas y eso, lo que le llamó la atención y casi hizo resbalar el bolso negro de su hombro derecho fue el que ni más ni menos que Draco Malfoy estuviera tratando de consolar a la niña.

D- Tranquila, esto pasa con los días… -. Su tono era casi paternal. Pero ni con eso Lioncurt dejaba de llorar.

J- No es por mí, es por Trèsor -. Murmuraba mientras su mascota parecía calmarse un poco al notar que ella ya no sollozaba tanto. – No es justo que él esté así. Mi pelo no me importa, es él quien me interesa… -. Si a Kadyars le parecía increíble ver a Draco haciendo algo así, imagínense lo que significaba para el rubio. Usualmente él es frío y no le gustan las niñerías, como le llama a todo lo que una mujer hiciera, sin embargo no puede ver llorar a nadie, va contra su naturaleza… Esta vez, sin embargo, optó por quedarse y no marchar afuera. Malfoy parecía un payaso a medio maquillar con los tonos de su pelo, pero no le interesaba. Miedo al ridículo era un concepto que hacía mucho había dejado atrás. La joven de sexto se conmovió, y tal vez, de no haber estado ese imbécil, le hubiera dado un poco de antídoto al animalito ese, porque no era justo que él quedara en medio. Pensó en Sombra, su mascota, que ahora vivía en el Bosque Prohibido… A ella no le haría gracia que él pasara por lo que pasaba Trèsor.

D- Mira, vamos a ver a Snape… Él siempre sabe qué se debe hacer ¿bueno? -. La chica lo miró moquilleando un poco, sus ojitos castaños llenos de esperanza…

J- Si. Mi padrino sabrá qué hacer… -. Y se fueron, la niña aún en pijama, Malfoy vestido con el uniforme hacía rato…

¿Padrino? Se dijo Kadyars ¿Quién sería tan demente para nombrar padrino a Snape?

Lo que no sabían era que Snape no tenía ganas de atender a nadie.

He dicho que todos en la escuela fueron alcanzados por la bromita…

Snape se levantó ultra temprano, no por costumbre (no era muy bueno para despegarse de la cama) sino porque la maldita marca le ardía como los treinta mil demonios del infierno, y hasta que estuvo frente al espejo del baño y se lavó la cara no se percató de lo que ocurría…

Su cabello, maltratado, grasoso, con las puntas partidas, sin una sola cana… Y de un tono violeta pálido, casi amatista, imposible.

Sólo gruñó por respuesta a este nuevo espectáculo a sus costillas.

Metódico y de mente rápida como él solo, deduce que no es un hechizo… Así que calándose una toalla negra (Ni pregunten, es su color) sobre la cabeza a manera de capucha (no, no parece caperucita, pero casi) empieza a mirar entre sus ingredientes algo que pueda ayudarle… Estaba furioso, pero tenía que tragarse su odio antes de nada… Su pelo tenía que estar negro… Aunque con cierto humor pensó que el idiota de Black jamás habría ideado algo así… De seguro se revolcaría en su tumba si lo supiera…

D- ¡Profesor Snape! -. No era hora prudente para tocar, haciendo honor a la verdad. Ya había pasado un par de horas y Severus aún intentaba dar con el antídoto a esa cosa… Además, ya había tenido tiempo de hacer sus propias elucubraciones… Esta no era una de los gemelos, sólo le quedaba Kadyars…

Draco estuvo tocando la puerta durante un cuarto de hora sin obtener respuesta.

J- ¿Le habrá pasado algo? -. Inquirió, ya más tranquila.

D- No lo sé… ¡Profesor Snape, tenemos un problema! -.

¿Problema?... ¡Problema es lo que tendrá esa mocosa insolente cuando logre apretarle el cuello y ponerle azul la cara!

J- ¡Padrino! ¡Es trèsor! ¡Está de colores! -. Severus suspiró, completamente derrotado. Abrió la puerta mientras murmuraba algo así como "maldita la hora en que conocí a Lioncurt"…

Sev- ¿Qué pasó? -.

Como sino fuera obvio… ¿Qué me pasa hoy?...

Justine tenía el cabello de color marengo, nada bonito la verdad y Draco ya llevaba un tono verde-pantano espectacular.

D- Al parecer nos alcanzó a todos… -. Deja escapar, mirando fijamente la toalla sobre la cabeza de su maestro.

Sev- Tal vez… A ver, pásame a tu animalejo… -. Suelta con brusquedad. Lioncurt le alcanza la mascota, que chilla frenética en los brazos de Severus, como si este fuera a morderlo… - Obviamente es lo mismo… -.

J- Padrino… ¿Qué es eso? -. Pregunta la chica mirando un par de calderos hervir sobre una cocinilla improvisada con un lindo fuego móvil de tono verde esmeralda.
Sev- Por favor, Justine. Para ti soy el Profesor Severus Snape -. Le corta de una. – Y me agradaría que ya no me dijeras más padrino -. Agrega casi lanzándole el bicho que quería, definitivamente, morderlo primero. Lo que le faltaba; Ese sustantivo evocaba la cara irritante de Sirius Black y unas ganas de pegarle a lo que tuviera enfrente se apoderaba de él con rapidez culposa… Culposa porque el tipo estaba muerto, nada más.

Los demás profesores afrontaron lo mejor que pudieron la perspectiva. Como Binns ya estaba muerto dio la clase de lo más tranquilo. Madame Hooch parecía fascinada con su tono azul rey hasta que abrió la boca para empezar con la lección de vuelo y cambió, cosa que le decepcionó mucho… N/A: No, es que a esta mujer yo la amo…, Flitwick llevó su pelo con dignidad, luego de haber intentado los mil y un hechizos que había inventando para librarse de las trastadas de los gemelos, sin éxito. Minerva fue más práctica y se metió el sombrero hasta las orejas. Sólo su rodete se veía de color…

Claro que los que fueron a las clases eran nada comparado con los que atiborraban la enfermería…

¿por qué sería?

No era por que alguien tuviera el antídoto en las manos, de facto…

Claudia Neón, de Hufflepuff fue la primera en tener la idea, y por lo tanto la primera en disfrutar de la amorosa atención de Uther Green… Era el cielo y todo por una tontería como tener el pelito de color rabanito… pero llegaron las otras y a Madame Pomfrey (con el pelo pasando de un tono verde pasto a uno fucsia) le tocó la desagradable tarea de gritonearlas a todas para que guardaran la compostura… Por que en su afán por ser las que estuvieran más cerca del nuevo enfermero lo estaban aplastando, y obviamente, manoseando, aprovechando el momento N/A: Te lo advertimos…

Madame Pomfrey – BASTA!!!! ¿QUÉ CREEN QUE ES ESTO? ¿UNA PROCESIÓN? LAS QUIERO A TODAS FUERA DE MI ENFERMERÍA!!! YA!!!!! –

- Pero… -.

-NADA SEÑORITA PATIL… LO QUE PADECEN NO ES GRAVE, ASÍ QUE VÁYANSE A SUS SALAS COMUNES O A LAS SALAS DE CLASES QUE ES DONDE DEBERÍAN ESTAR ¡RAPIDITO!!!!! -. La mayoría decepcionadas, las que agarraron algo más que el numerito de atención mordiéndose los labios perversamente, todas se tuvieron que ir… Sólo quedó Claudia, que en el trajín se ganó un buen par de moretones… Pero no importaba, ahí estaba el apuesto Uther para untarle pomada…

En Gryffindor, ni el trío maravilla ni el dueto de los marginados se habían movido un centímetro. Hermione buscaba en los libros de hechizos y pociones algo que pudiera ayudarla, en compañía de Raphael, que llevaba el pelo amarillo pato. Ron suspiraba desconcertado, y Harry, con su cabellera antes azabache ahora de un lindo tono celeste (parecía punk con las mechas paradas como las llevaba) aguardaba la contestación de los Gemelos Weasley, que llegó tres horas más tarde. Potter lamentaba en aquel momento no tener un teléfono celular Muggle… Si la cosa funcionara dentro de Hogwarts, el trance hubiera sido más corto…

Finalmente Pig entró por una ventana abierta y dejó el pergamino sobre las rodillas de Ron, quien le regaló unas sobras de la cena del día anterior…

Hermanitos:

Con sumo pesar hemos de confesarles que nosotros no fuimos los responsables de aquella broma que nos relatan, pero si llegan a atraparlo díganle que lo felicitamos… Realmente hay que tener cojones para hacer algo así… ¡Qué pena que no hallan fotos!

(Nota de George:… Moriría de risa si Snape tuviera el cabello naranja pasión ¿ustedes no?)

Atte

Fred y George Weasley

Pd: Sobre alguna idea para revertir la broma… No se nos ocurre nada… Tal vez si alguno se rapara y nos enviara su pelo para analizarlo…

Ron- ¡Ja! Qué gran momento para que los gemelos decidieran ser graciosos… -. Comentó de mal humor. Un Head Boy no tenía autoridad alguna si su cabello cambiaba de colores mientras estaba castigando a alguien…

Hermione- Ron Mira! -. Dijo la joven apuntando a la lechuza… Pig ululaba desconcertada y emocionada a la vez por la atención que todos le estaban prestando… Claro que no se había percatado de que tenía todas las plumas de color naranja que pasaba a un estrambótico tono té… Granger y Lupin se miraron. Margaret ya parecía tener la solución aún antes de que los demás comenzaran a sacar conclusiones.

Harry- Lo que sea que nos haya puesto el pelo así, estaba en la comida de ayer… -.

Ginn- Y de ser así, se trataría sólo de una poción… -. Todos se miraron…

Raphael- En cuanto pille a esa Slytherin… -. Murmuró molesto. Por supuesto que a él no le hizo gracia que el destino le hiciera caer en la misma broma que le jugó a Draco alguna vez.

Her- Tenemos que ir con Snape. Sólo él es capaz de ver los componentes y hacer el antídoto. Ron ¿posees alguna otra sobra? -. El muchacho asintió.

R- pero considero que la persona más apta para esto es madame Pomfrey… Si Snape ha caído en esta broma, primero que nada no nos atenderá y hasta podría quitarnos puntos si relaciona esto con los fuegos artificiales de los Gemelos… -.

Her- No creo que él… -.

Ron- No lo subestimes. Cualquier profesor que ha pasado una temporada con Fred y George, sobretodo si presenció la despedida del año pasado sabrá que esta es obra de ellos… Nada de raro que nos culpen sólo a nosotros… Somos los únicos que alguna vez le opusimos resistencia a esa vieja… -. Reflexionó.

Her- Así como lo dices suena lógico, además no fuimos discretos con eso de saber quién fue el culpable -. Todos decidieron que lo mejor era colarse hasta donde Madame Pomfrey y hablar con ella para que hiciera rápidamente el antídoto.

Era gracioso contemplar a los alumnos con sus pelitos de colores estrambóticos y Harry se sintió bastante aliviado al notar que los de Slytherin también habían caído. Sin ir más lejos, se toparon con Pansy parkinson, en compañía de Millicent Bulstrode. Iban cabizbajas hacia alguna parte, Pansy con su melena de un tono gris y a la maciza y brutal Bulstrode con su pelaje de color rosa pálido… Hermione se abstuvo de abrir la boca, porque llevaba un color café bastante decente…

Finalmente llegaron a la enfermería(luego de cruzarse con un batallón de Puffies muy enojadas). Uther ya estaba dedicado a Claudia y Madame Pomfrey se acercó a ellos, con una vena latiéndole en la frente.

MP- Ya dije que no era necesario que vinieran más alumnos. Los que les sucede no es grave -.

Raph- Madame Pomfrey, no se altere. Sabemos que esto no es de cuidado… -. Rebatió, mientras su pelo se volvía verde oliva.

Her- Creemos que tenemos lo que causó nuestras desgracias -. Completó con ansiedad -.

MP- Bueno, pasen y explíquenmelo, por favor -. Declaró con voz cansada. Otro grupito de niñas histéricas y se quedaba sin voz.

Todos entraron y el primero que se fijó en Uther fue precisamente Harry.

Claudia – AW! -.

Uth- Perdona… Creo que ya estás mejor. Pero es conveniente que te quedes -.

C- Por mí no hay problema -. Respondió la chica de lo más alegre. Potter se permitió alejarse del pelotón para investigar. Green le salió al encuentro bastante alegre. Podría cumplir con el encargo de Agatha antes de lo que se esperaba.

Uth- Hola! ¿Se te ofrece algo? -. Dijo en tono cortés.

H- ¿Quién eres? -.

Uth- Me llamo Uther Green- Sus ojos azules se posaron sobre la cicatriz del adolescente.

Her- Por eso creemos que lo que nos dejó el pelo así fue precisamente la comida que se sirvió en la cena -.

MP- MMMMH! Analizaré esto de inmediato. Si Dios lo quiere tendré el antídoto en un par de horas, o en su lugar el contrahechizo… -.

H- Sí… Soy Harry Potter -. Replicó de inmediato el muchacho, un poco cohibido. Encontraba denigrante presentarse con el pelo de color blanco, pasando nuevamente al azul…

Uth- Toma -. Dijo de repente acercándose a él. Estaba seguro de que nadie les prestaba atención – Es de Agatha -.Añadió, poniéndole el pergamino en la mano y cerrándole el puño. Un poco sorprendido, El Niño Que Sobrevivió se metió el papel en el bolsillo de la túnica.

Ron- ¡¿Qué haces?! -.

Ginn- ¿Y Quién es él? -.

MP- Mi nuevo ayudante… Se llama Uther Green… Él también estuvo en Hogwarts, hace algunos años atrás. Es Medimago -. Les informó la enfermera distraídamente

Ahora sí que me vendré a la enfermería Se dijo la pelirroja, pensando que tener dos hermanos como Fred y George, siempre dispuestos a abastecerla de bromas era una verdadera bendición…

Sev- Creo que ya está… -. Dijo sacando de uno de sus calderos una sustancia de color palta, y que soltaba un vapor de tono amarillo – Justinne, dame a ti bichejo… -. La joven le alzó a Trèsor sin vacilar…

En un dos por tres el hurón recuperó su tono natural; blanco.

Sev- Bien… No tiene un sabor agradable… -. Dijo sacando un poco para Lioncurt y para Malfoy. Los tres se tomaron la poción y aunque Draco hizo algunas arcadas agradeció ampliamente a su profesor por ser tan diestro… Volvía a ser rubio. Ahora podría burlarse tranquilamente del resto del mundo…

Gritos en un pasillo y Lynn sonrió perversamente. Dolores Umbridge iba de camino a la enfermería acompañada de Filch, el celador con el pelo color fresa, su cabeza de sapo cubierta con una gran manta rosa eléctrico.

Por desgracia madame Pomfrey no alcanzó a sacar a sus alumnos de la sala cuando Argus quitó la frazada y con un tic nuevo en su rostro le explicaba lo sucedido a la dulce señora.

(Todos)… ÓÒ

Bueno, ¿alguien se acuerda del héroe griego Perseo?...

Si es así, sin duda recordarán a la Gorgona…

Harry sonrió vagamente cuando se le vino a la mente aquella historia.

Kadyars se vengó de su maestra de una manera muy original

Balanceándose como si fueran a morder al más próximo en cualquier momento, treinta sierpes vivas y en perfecto estado de salud salían de la cabeza de la odiada mujer…

De estar viva, la Medusa hubiera muerto de la envidia al ver lo bien que le quedaban a la cruza de sapo con humana sus nuevos "Cabellos"