Raphael Lupin ya sabía qué era lo que más miedo le daba a Umbridge, (y no era por condescender con Potter, que quedara claro) sino que por puro placer personal que iba a usar esa arma contra ella. Margaret por su parte, respondía un par de cartitas en la mesa de Gryffindor sin que nadie le molestara, por temor a terminar con un hechizo en la cara. Lynn por otro lado comía sin culpa. A pesar de todo, los de su Casa le admiraban mucho.
Como todas las mañanas las lechuzas entraron en el Gran Salón, claro que esta vez Dolores fue incapaz de tenerse en pie para revisar las cientos de cartas que llegaron.
Esta vez la caja era para Kenji Urashima.
Tres lechuzas cargaban con un pesado paquete que dejaron caer sin remordimientos sobre el desayuno de Neville Longbottom. Diligentemente el japonés limpió el alboroto y dejándoles a las mensajeras su comida, se dedicó a abrir su encomienda.
Kenji- WUUUUUUUUUUUUUU -. Exclamó con felicidad. Finalmente Iruka había cumplido con su palabra y le envió el regalo…
Hasta Potter se volteó a mirar…
Urashima sacó de inmediato las cosas de la caja. Ni mas ni menos que un CDMAGE N/A: Como podrán imaginarse es un reproductor de CD's hechizado y una gran colección de discos de BSO de Animé y CD's Dramas de los últimos que habían salido en Japón. De inmediato agarró un disco y se puso a escucharlo, estrenando el aparatito y se puso a leer muy contento algunos tankoubons que le llegaron de yapa. Lynn no pudo sustraerse al alboroto en Gryffindor y tanto ella como Alexandra contemplaban lo que sucedía. Draco se quedó boquiabierto. En Inglaterra aún no había de esos reproductores…
¡Qué envidia!
De Dumbledore ni las luces, pero alguien se acercó a la mesa de los leones para darle las buenas noticias.
Minerva – Vengan conmigo un momento -. Dijo mirando a Harry, Ron y Hermione – Creo que les gustará la sorpresa que les tengo… -. Los muchachos de inmediato se pusieron de pie, dejando a todos los demás sumidos en murmuraciones. McGonagall miró de reojo a Urashima, pero este ni siquiera se dio cuenta de su gesto desaprobatorio.
Hacía algo de frío, el invierno avanzaba rápidamente y en menos de un mes comenzarían los cambios de temperaturas propios de la primavera. Granger se abrigó un poco más, anudándose su bufanda al cuello, en tanto Ron ya iba percatándose de qué podría tratarse la sorpresa cuando notaron una descomunal figura en el umbral de la cabaña del guardabosque. Potter también se dio cuenta y se puso a correr con todas sus fuerzas.
Harry- HAGRID!!!!!!-. El moreno se abrazó con fuerza al abrigo de piel de topo del gigante… Desde el día de Halloween, hacía bastantes meses atrás, no sabía nada de su más querido amigo, el más fiel a Dumbledore… Hagrid devolvió el abrazo y levantó a Harry varios centímetros del suelo, recordándole con aquel gesto cuán frágil era en comparación a él…
Hagrid- Nunca pensé que me echarías tanto de menos… -.
Harry- No tienes idea de todas las cosas que han sucedido en estos meses… Pero ¿Dónde estabas? -.
Hag- Con Olympe… -. Hermione también se unió al abrazo. La profesora Minerva estaba muy contenta y Ron sólo los contemplaba con mucha emoción.
Hermione – Nos has hecho mucha falta… -.
Hag- Vaya… No sigan -. El híbrido estaba al borde de las lágrimas. A pesar de todo, era bueno regresar a casa…
Por desgracia las cosas buenas nunca duran…
Minerva- Sólo los traje para que le saludaran… Más tarde podrán hablar con él. Hagrid tiene asuntos muy importantes que ver ahora ¿No Hagrid? -. Se refería a Grwap, que ya estaba incontrolable por la larga ausencia de su hermano y la escasa adaptación al Bosque Prohibido que aún mostraba. Harry no quería marcharse, pero tuvo que hacerlo. Para Hermione no pasó desapercibida la frialdad de Ron, pero no quiso decir nada… Por desgracia, Weasley prefirió comer tranquilamente a irse a la clase de Umbridge, que ya comenzaba, así que… Se lo perdió magistralmente.
En la ausencia del Trío Maravilla, Raphael y Margaret se sentaron muy juntitos (para desgracia y rabia de las del cuarto grado) y empezaron a ver qué podría funcionar en la clase… Tenían los pergaminos comunicadores y así podrían ponerse más de acuerdo, sin embargo era siempre necesario hablar un poco. Neville se reunió con el resto del ED en su mesa para ver qué era lo que Ginny se traía entre manos, pero ella no soltó prenda… Las maravillas de la caja de Sortilegios era su secreto mejor guardado, sin duda alguna.
Las clases dieron inicio sin que Ron Weasley y Ruri Duncan se dignaran a aparecer. Y como Dolores lo había dicho la noche anterior, estaba esperando a que su mejor amigo hiciera alguna estupidez…
Umbridge- Potter, adelante por favor -. Dijo con su tono más infantil y dulce. Algo asustado, pero sobretodo, muy enojado, el moreno se adelantó hacia el escritorio del maestro, ante la mirada atenta del resto de la clase. La maestra le pasó de inmediato una pluma, esa que Potter y el Trío de Salem conocían demasiado bien… Y después le alcanzó un libro de los que ella había escrito.
U- Bueno, ya sabes qué hacer, te sentarás aquí a mi lado y transcribirás el libro… -. Se pasó la lengua por sobre su labio inferior, como muy complacida por lo que sabía que iba a suceder. Sólo Hermione, Sofía y Lucy pusieron caras de horror. Los demás no vieron nada de extraordinario. Decidido a no darle en el gusto enojándose, Harry se puso a escribir y ni siquiera cuando el título CAPÍTULO III: NEGOCIACIÓN PACÍFICA se grabó en su mano, haciéndole palidecer de golpe.
&Raphael:
¿Lo notaste?.&
Margaret:
Sin duda se trata de ese castigo del que tanto hablaban en Ravenclaw… Es mejor que nos tranquilicemos… Esto debe ser un trabajo de joyería.
Durante diez minutos no sucedió nada del otro planeta, aunque los alumnos que estaban más cercanos a la mesa de Umbridge podían notar cómo la sangre de Harry manchaba el pergamino…
En las Salas Comunes, en tanto, alejados del bullicio de los alumnos, las órdenes de la Tirana de Hogwarts eran ejecutadas con premura sorprendente. Primero. Por supuesto, en Gryffindor… No debía quedar uno solo…
Si había algo que Umbridge había aprendido en su larga convalecencia era que herir al hombre era sólo una mera superficialidad…
A un hombre se le ataca donde más le duele… Y si es Harry Potter, bueno, se trataba de algo sencillo: Hacerlo culpable de la desgracia ajena. Para ella no había pasado nada desapercibido el año anterior el dolor de su alumno y la frustración de los gemelos por el hecho de no poder jugar Quidditch… Ahora los Weasley se hallaban reducidos a su mínima expresión, por lo que el objetivo cambiaba radicalmente…
Ya que no había Quidditch, no le costó nada ver otras posibilidades. Por ello, mientras el tiempo pasaba, y Harry hacía sangrar su mano, la sonrisa no se esfumaba de su rostro… Sólo aumentaba.
Raphael se encargaría de borrarle esa risa triunfal de la regordeta cara.
Durmstrang se especializaba en Artes Oscuras, pero una rama muy poco explorada era aquella de las alucinaciones… La maldición más conocida era sin duda la Cruciatus, que hacía creer a la víctima que su cuerpo era lacerado, destrozado y en síntesis, mutilado de la manera más dolorosa posible…
Con esta mujer, sin embargo no era digno llegar a tanto.
Lo primero que sintió Dolores fue que el piso se movía bajo sus pies, como si se tratara de un movimiento telúrico… Luego, el clásico ruido de cascos que configuraban sus pesadillas…
Draco, Lynn y varios más sintieron el aura de magia oscura, sin embargo no se movieron de sus asientos. Harry comenzó a sentir un escozor en la cicatriz, junto a un sentimiento desconocido casi cuando contempló a su profesora de soslayo y notó que tenía los ojos vidriosos y fijos en ninguna parte…
Placer…
Una especie de electricidad que recorría cada célula de su cuerpo y lo llenaba de una alegría extraña… Algo que nunca había sentido en tal intensidad…
Su mente retrocedió hasta aquel día que no quería recordar, cuando ahogado por la ira y el dolor le lanzó a Bellatrix su primera Imperdonable…
En ese momento, cuando su propia vida corría serio peligro y en su cabeza mil ideas se estrellaban unas contra otras en el caos de su desesperación, había apenas rozado esa sensación y de inmediato la rechazó, porque era algo malo… Algo que lo hacía más cercano a Lord Voldemort, aquel al que más odiaba… Y ahora, permitió que esa emoción lo poseyera completamente, con lentitud… La visión de su propia sangre y la conciencia de su propio dolor hacían que ese placer aumentara hasta el punto de obligarlo a esgrimir una débil sonrisa y lograr que un brillo acerado se apoderara de sus ojos, que de inmediato ocultó tras el flequillo… Estaba contento y por primera vez deseó mostrarle al mundo lo que sentía, que le encantaba que quién fuera que usaba la varita en clase sin autorización no detuviera su juego irresponsable… Quería grabar en su cabeza cada segundo, para después rememorarlo con la misma fuerza… Para lanzar la Imperdonable otra vez y que mano no temblara…
Raphael, por su parte, no parecía notar nada de lo que ocurría su alrededor… ese hechizo necesitaba que él creara un mundo y lo transmitiera a las inactivas neuronas de su víctima… Perdón, maestra…
Umbridge podía sentirlos, olerlos… El Bosque Prohibido en la noche más cerrada de todas, el aroma a humedad que subía del piso, la niebla… Y ese ruido de ultratumba que no paraba…
Pronto pudo verlos, eran decenas, no, centenares de centauros acercándose a ella…venían preparados para una guerra, sus flechas apuntándola sin ninguna vacilación… Corrían con fuerza… Rápidas, las criaturas se aproximaban a ella, seguramente para acribillarla con sus saetas brillantes en el pálido reflejo de la luna llena…
Y entonces, un aullido le hizo perder el control. Era un lobo… todos se rebelaban.
Sin recordar dónde se hallaba, la mujer se puso de pie rápidamente y trató de salir. La banca que había puesto a su lado, para Harry, le impedía avanzar… Draco se volteó y miró a sus compañeros con odio, como buscando al responsable de aquello, sin embargo no hizo nada por destrozar el hechizo de Lupin… Se llevó una mano al Parshitel y se vio más relajado… Todo eso llevó sólo un segundo. Potter se puso de pie y le dio el paso a la mujer que entonces respiraba entrecortadamente y clamaba por ayuda… Esa alucinación parecía superior a sus fuerzas…
U- Por favor… Sálvenme de estos… Monstruos…
Los centauros le escucharon y uno se adelantó un poco más… La cogió por un brazo y le obligó a mirarla a los ojos… Dolores Umbridge en ese momento salió de la Sala de DAO, gimiendo por alguien que le rescatara de ese adefesio con voz ronca… Los alumnos de su clase salieron tras ella bastante confusos. Granger buscó a Raphael, pero no le vio entre sus compañeros… Rápidamente de las aulas vecinas se asomaron para observar el espectáculo...
Lupin seguía sentado en su pupitre, muy tranquilo, mientras sus labios articulaban apenas las palabras del ejecutor de pesadillas
- ¿Nos has llamado monstruos?... No habrá piedad para ti, sucia humana… -.
U- Tú no sabes quién soy… -. Mascullaba entre ojos asombrados y furiosos…
- Eres de la raza que despreciamos, y para nosotros es bastante… Ha llegado tu hora -.
U- ¡NOOOO! -. Flitwick no se había notado entre los demás chicos de sexto año, así que invocando un viejo hechizo consiguió vencer el conjuro alucinógeno de Raphael y hacer caer a Dolores en la inconciencia… Otra vez. Lupin de inmediato salió de su salón, cuidando de que nadie notara que había llegado en ese preciso instante. La profesora McGonagall se hizo respetar de inmediato con potentes gritos, mientras unos chicos de séptimo de Ravenclaw hacían aparecer una camilla para conducir a la maltrecha mujer hasta su cuarto… Potter se apoyó contra una de las paredes, visiblemente mareado por ese evento tan repentino… El placer se marchó junto con la ilusión de Lupin, dejándole un amargo sabor en la boca y el deseo de más… Solícita y tierna, Hermione se puso al lado del moreno y trató de averiguar si acaso se sentía bien… Harry no se dio cuenta, pero su mano aún sangraba y dejaba pequeñas gotas en el piso… El castigo fue demasiado lejos en esta ocasión, y eso que aún nadie sabía de sus verdaderos alcances…
H- ¿quieres ir a la enfermería Harry? -. Le inquirió bastante preocupada, en tanto los demás chicos regresaban a sus aulas, bastante decepcionados por lo poco que pudieron observar. El adolescente tardó varios segundos en contestar, su cuerpo aún temblando, un poco entumecido… Era como si recién saliera del agua luego de llevar un buen rato sin respirar… las costillas aprisionaban sus pulmones y le dolía mucho ahora que la euforia finalmente cedió. Blaise no perdía de vista a Potter y a Malfoy mucho menos… Parkinson se puso al lado del rubio para comentar lo sucedido, en tanto el otro Slytherin se encontraba un tanto preocupado por la reacción tan peculiar del Gryffindor… ¿Acaso lo que sea que le hubiera pasado a Umbridge también le pasó a él? Y en ese caso ¿cuál era la naturaleza del fenómeno que provocó que una vieja de más de ciento cincuenta kilos de peso corriera con la ligereza de un guepardo hacia los pasillos de Hogwarts?...
Cosa curiosa, en sus ojos Draco parecía demostrar que sabía qué era lo que Umbridge había visto…
Por un segundo gris y esmeralda se encontraron…
Her- Harry… ¿estás bien? ¿Te llevo a la enfermería? -. Insistió, apoyando una de sus manos sobre el hombro de Potter, ayuda que este rechazó con un poco de violencia.
H- No necesito nada… Gracias Hermione-. Intentó decir con un tono calmado, que sabía bastante falso y macabro… Su amiga le observó con extrañeza. Jamás había visto en su compañero una reacción de aquella naturaleza…
Mi querido Harry… ¿Hasta ahora descubres qué es lo que se esconde en tu interior?
Malfoy se relamía elucubrando…
Black y Lupin decidieron que lo mejor era no hablar por el momento; para ellos no pasó desapercibido el comportamiento de Potter… Rápidamente los Gryffindor, Ravenclaws y Hufflepuffs se apiñaron bastante asustados en un rincón para hablar…
Penélope - ¿Alguien sintió una energía como opresiva en el salón? -. Murmuró llevándose una mano al pecho. Neville, Seamus y Dean parecían comprender bien de qué hablaba la chica. Samantha miraba a las muchachas de Salem, preguntándose qué había pasado con Ron y Ruri.
Danielle – Me parece increíble que no lo hayan notado… -. Dijo misteriosamente. Shannon O'Keefe, que escuchaba desde lejos, miró fijamente al chico de la cicatriz mientras se alejaba con pasos un poco inseguros hacia su Sala Común, en compañía de Lupin, Black y Granger… No era la única. Alexandra estaba realmente preocupada, y Kadyars tenía una expresión muy similar a la de su compañero rubio, que luego cambió por una de exasperación - Sólo un principiante se referiría de esa manera a un aura tan poderosa -. Gray le miró ofendida - ¿Acaso en Hogwarts no hablan de…? -. Pero se quedó callada al contemplar que Draco le hacía unos gestos con la cara, para sorpresa de Pansy, parecía ser que la invitara a quedarse callada y no seguir gastando saliva inútilmente.
Ron y Ruri no consideraron importante aparecerse hasta el final de la clase de DAO, así que cuando aparecieron en los pasillos para la próxima clase fueron enterados por sus amigos de lo sucedido. Ruri sonrió cuando sus compañeras le interrogaron sobre su desaparición en tanto, Weasley corrió a Gryffindor para ver a Harry. Preocuparse era lo mínimo que podía hacer, sin embargo en ningún instante se arrepintió de no haber visto la cara de la vieja…
Ron- ¿Qué pasó? -. Sus ojos celestes recorrieron la cara de Harry, con un dejo de astucia. -¿Te incomoda la cicatriz? -.
H- ¿Cómo lo sabes? -. Hermione le había dicho mil tonterías, pero jamás dio con la razón de su cara de fatiga. Weasley se tomó la licencia de sentarse en la cama, al lado de su compañero de curso.
Ron- Digamos que estoy empezando a prestar más atención a mi alrededor -. Murmuró sonriendo, mientras con cuidado le tomaba la mano herida al moreno. – Por lo que sé, ahora se dio el gusto de torturarte frente a toda la clase -. Masculló. Se refería a Umbridge.
H- Si… Pero no le voy a dar nuevas oportunidades de hacer lo que quiera conmigo… Nadie me manipulará otra vez -.
Her – Oigan… Perdonen que moleste, pero ¿no han visto a Crookshanks? -. Inquirió Granger con Raphael a su lado – No puedo hallarlo, y Neville tampoco encuentra a Trevor… -.
Ron- Lo de Trevor se entiende, pero tu gato de seguro debe de andar molestando a Peeves en el segundo piso, ya lo conoces… -.
H- ¿Estás segura de que no le hallas? -.
Her – Si -. Exclamó poniendo los ojos blancos - Él siempre está en la torre para esperarme mientras cambio los cuadernos… Es raro -. Raph – Vamos… -. Ron apartó la vista, herido – Es mejor que les preguntemos a los de séptimo. Tu gato es muy cariñoso y de seguro se ha quedado jugando con alguien por ahí… -.
Her- Sí… -.
Mazmorras…
Justine - ¡Trèsor! ¡TRÈSOR! -. La pequeña iba de un lado a otro de la Sala Común, revisando en cuanto cajón o espacio pudiera pillar…
Savrile - ¿Seguro que no le dejaste en otro lado? -.
Juss- No… Yo lo dejé en mi dormitorio, en mi camita para que no se resfriara, como todos los días… -. Lynn llegó algo cansada. Tenía mucho sueño, porque la noche anterior se había desvelado mientras leía un libro muy interesante…
Lynn- ¿qué pasa Lioncurt? -.
Juss- Mi hurón… No puedo hallarlo -. Draco iba entrando y se acercó a la niña que ya se iba a poner a llorar .
Draco- A ver ¿Qué tanto alborotas Lioncurt? -.
Juss- TRÈSOR… Desapareció -.
D- ¿Segura? ¿Revisaste todo? -. Pansy hizo una mueca de enojo.
P- No armes tanto lío… De seguro se lo ha comido alguna criatura del castillo… -. Por primera vez en todo el tiempo que llevaba en Hogwarts Lioncurt perdió los estribos…
PAFFF!!!!! (Nótese, esta retumbó en el salón )
Ni en sus mejores sueños, Draco imaginó que algún día una chica de catorce años pondría en su lugar a la Prefecto de Slytherin de esa manera tan… Muggle
Pansy - ¡¿Cómo te atreves?! -. Rugió Parkinson, con la mejilla encendida por una mano roja y pequeña. El tiempo corría y la próxima clase para sexto era con Flitwick, para cuarto año era Herbología.
Juss -. Tal vez tú no tengas corazón para pensar en alguien más que tú misma, pero yo sí lo tengo,y bien puesto… No me importa tu cargo, sólo quiero que encuentren a mi Trèsor ¡¡¡¡ya!!!!! -. Exigió con las pupilas encendidas de enojo. DuPorto consideró que lo mejor era seguir buscando, pero la risa de la cara no se la borró nadie… Lynn, en tanto, salió de inmediato al pasillo para llamar a alguien
Lynn- Sombra… -. Murmuró y de inmediato una figura negra se refregó inocentemente contra la tela de su túnica. Kadyars se agachó para acariciarle suavemente bajo la mandíbula…
L- Mi pequeño… Quiero que me ayudes… Hay un animalito perdido y debes hallarlo… Es un hurón blanco. ¿Me entiendes? -. El gatito maulló suavemente y se largó sin hacer ruido. – Bien, esa es mi buena acción del día. Ahora, a idear las malas… -.
Encantamientos comenzó varios minutos tarde. Ron aún meditaba en el significado oculto de las palabras de Harry… Hacía tiempo que los dos se trataban con medias verdades, cosa que llevaba tanto al Heredero de Ravenclaw como al Niño que Vivió a pensar en lo poco que se conocían o lo mucho que habían cambiado en esos pocos meses desde la muerte de Sirius Black…
Harry- No se trata del dolor que Voldemort provoca con sus emociones o sus juegos mentales… -. Le dijo luego de que Hermione se marchara. Ron se mostró demasiado interesado en esto último.
Ron- ¿Y entonces? -.
H- No te preocupes, es sólo incomodidad… Seguramente se resiente ahora que él recupera su poder-. Mintió. Weasley fijó sus ojos en la ventana cerca de la cama de Potter… El cielo se veía apenas entre pequeños espacios que las nubes dejaban en su amontonado navegar por el cielo. – Tengo una duda sobre ti, Ron -. Intentó cambiar el tema.
Ron- Pregunta lo que te guste… -.
H- ¿qué sucedió con aquel fantasma que te dijo que eras el heredero de Ravenclaw? -. El pelirrojo volvió la vista hacia su amigo.
Ron – Se trataba de un fantasma común y corriente que me estaba jugado una broma- Le mintió con los ojos fijos en los suyos… Mentir de esa manera realmente era meritorio. Pero Harry desconfió de él.
H- No lo sé… Si te hubiera engañado, para empezar, tú no serías el dueño de la espada de Rowena… Por favor, Ron. No me mientas a mí, no sobre esas cosas… .
Ron- No hablemos de mentiras ¿quieres? -. Replicó molesto. – No quiero hablarte sobre Rowena y Claire, es todo -. Eso daba por terminada la conversación- Tú también me mientes, Harry -. El moreno se quedó sin una respuesta…
H- Ron, esa carta… -.
Ron- ¿qué carta? -.
H- La que te llegó el otro día… Es igual a la mía -. Le agarró de la túnica con el brazo bueno – Estás muy cambiado, ¿Qué te pasa conmigo, eh? ¿Crees que soy capaz de traicionarte? -.
Ron- Dejemos… la conversación hasta aquí… Yo tengo clases y lo mejor es que descases… Harry Potter -.
Weasley pensaba que quizás se había excedido… A lo mejor no era de él de quién debía recelar ahora… Pero esa carta… Era extraña. Hermione observaba a su amigo con algo de aprehensión y quiso acercarse, pero Flitwick designó a Alexandra Side como su compañera de clase por ese día…
Harry se levantó un rato después de que su amigo se marchara. No se sentía bien, tenía mucho miedo… Ese placer que lo invadió cuando Umbridge estaba así de mal… no le agradaba y a la vez era imposible resistirse a ello…
Ni siquiera se dio cuenta de cómo llegó a la enfermería y estaba sentado junto a Uther en su despacho privado.
Uth- Me alegra que vinieras acá -.
H- Bueno… Ni siquiera sé por qué te vine a ver. Es únicamente que… me sentía un poco solitario -.
Yo ni siquiera debería estar acá
Uth- Estoy para lo que necesites Harry, puedes hablar conmigo -. Sin embargo, Harry ni siquiera abrió la boca. Sólo se conformó con mirar a Green y conversar sobre banalidades, el pasado… Lo que sea que pasara por su cabeza...
Su confusión lo superaba con creces… Quería a alguien que conociera todos sus secretos, y sabía que ese ser no existía, que la única persona en la que podía confiar ya no le tenía ni siquiera un poco de respeto. Tampoco se acercó a Hagrid… Con él en Hogwarts se sentía más seguro, pero el semigigante ya tenía bastante con Dolores allí, acosándolo…
H- Disculpa… ¿Cómo está Umbridge? -.
Uth- Madame Pomfrey se encarga de eso. Pero estoy seguro de que se recuperará antes del almuerzo. Lo siento -.
H- ¿Dónde trabajabas antes de llegar aquí? ¿De dónde eres? -.
Uth- Trabajaba en San Mungo, como Medimago. Ahora… Sobre mi origen, soy de Germania, es todo -. Sonrió, y Potter se sintió más tranquilo. Ese era un buen punto para comenzar.
Llegó la hora del almuerzo y, haciéndose el ánimo, Harry se fue al gran Salón. Quería hablar con Ron y disculparse por lo que había dicho. Tal vez se excedió, aunque personalmente no consideraba que sus palabras fuesen tan duras. Sólo dijo la verdad. El tema de conversación en todas las mesas era el paradero de las mascotas. Ni gatos, ni ninguna de los animales que vivían en las salas comunes fue hallada. Justine lloraba desconsolada y Margaret no había bajado, desesperada por su hámster regalón.
Dolores se veía muy pálida. De todas maneras comió con sus colegas, que no estaban tan a gusto con la sopa y las ensaladas como ella. Black llegó al lado de Lupin (El único chico de sexto con el que intercambiaba palabras) y lo tomó por un brazo bruscamente. La atención de McGonagall y todos los demás se centró en ella. Estaba furiosa y algunas lágrimas de rabia rodaban por sus mejillas. La única persona que no prestó atención fue precisamente la sapo.
Margaret- Raphael… -. El muchacho se puso de pie y Black se le abrazó, casi imposibilitada de decir nada.
Raph- Tranquila… -. Murmuró, sabiéndose observado por Hermione, que no estaba muy contenta por ese gesto de confianza. – Respira y dime qué te pasa… -. La chica sacó algo de su túnica y se lo extendió a Granger. La castaña se puso de pie y agarró el pergamino. Potter, Weasley y otros más también se pararon y se acercaron a leer. Los de Slytherin observaban con mucha atención cada paso de sus compañeros.
Mar- Busqué a mi mascota todo este tiempo y cuando salí de la Sala Común hallé eso pegado en el tablero de anuncios -. Explicó entre sollozos.
POR ORDEN DEL MINISTERIO DE LA MAGIA
Dolores Jane Umbridge (Suprema Inquisidora y Directora de Hogwarts) ha dado orden de que todos los animales que habitan el castillo sean requisados y confinados a celdas de seguridad.
La disposición también contempla a las lechuzas, las que quedarán encerradas en la pajarera
Esta medida se ajusta al Decreto de Enseñanza Nº29
Firmado:
Cornelius Oswald Fudge Ministro de la Magia
Granger lo leyó una y otra vez… Eso explicaba la ausencia de Crookshanks y la de Trevor… A todo esto ¿Desde cuándo Black tenía una mascota?... daba lo mismo. Lo que estaba escrito en ese trozo de papel era incomprensible…
Ni qué decir tiene el hecho de que todos olvidaran que Umbridge se había autonombrado Directora el año anterior.
Harry dirigió una mirada llena de odio hacía Dolores… Y esta le respondió con una gran sonrisa… Ravenclaw y Hufflepuff murmuraban asombrados; nunca imaginaron que esa mujer pudiera hacer una cosa tan cruel. En Slytherin, Justine comenzó a llorar silenciosamente, mientras Malfoy apartaba a algunos chicos para sentarse a su lado y Snape apretaba sus labios, indignado.
U- Mis queridos niños… -. Se puso de pie y dijo – No se preocupen por sus mascotas… Ellas estarán muy bien… Sólo no podrán verlas. Deben entender que es una medida de seguridad… Para evitar que Voldemort pueda adquirir información… -. Harry apretó los puños hasta que los nudillos se le pusieron blancos. Quería con todas sus fuerzas abalanzarse sobre aquella mujer y atormentarla hasta la locura… Así se vengaba de lo sucedido la noche anterior, de la burla de Elrond y de la suya propia… se metió la mano al bolsillo y aseguró su varita, dispuesto a darle a la vieja la excusa perfecta para sacarlo de Hogwarts…
Ron- No Harry… esto hay que solucionarlo de otra manera -. Potter y Umbridge no habían perdido aún el contacto visual – Se ha metido con lo más preciado para Hermione- Susurró en su oído – Aguarda un poco más… -. Granger no lloraba de rabia e impotencia como Margaret lo hizo por algunos minutos más. Con fiereza observó a sus amigos de tantos años y a ellos les quedó más que claro que habría una nueva venganza y que lo que sucedió en el salón hacía unas horas atrás no iba a ser nada comparado con lo que ella planeaba.
