40.
De "sapos" y "culebras"
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Hogwarts había caído en una especie de celebración luego de que no pudieran encontrar a Umbridge entre las ranas que Lynn había lanzado en el Gran Salón. El único que no estaba tan contento era Argus Filch, pues nuevamente se había quedado con un palmo de narices; Ron Weasley sería el primer alumno al que colgaría por los tobillos y atormentaría luego de muchos años… Bueno, el pelirrojo se salvó hasta del regaño de Minerva. Escoltado por las dos muchachas de Ravenclaw (más Lucy, quién se integró al asegurarse de que no seguían más al Prefecto de Gryffindor) el chico pecoso llegó a la Sala Común de Gryffindor, donde se despidió de ellas con gestos muy corteses, y les dejó muy en claro que se sentía bien y que no necesitaba ir a la enfermería, pues lo más seguro era que se topara a Snape y a Malfoy y ya no quería peleas.
Ron- ¿pero qué pasó? Umbridge no renunciaría así como así a deshacerse de uno de nosotros -.
Lucy- Lo sabrás más tarde. Por ahora es mejor que te vayas a tu cuarto y descanses -.
Ruri- Te voy a echar de menos. Cuídate -. Y se marcharon antes de poder meterse en líos.
Al que no le había ido tan bien había sido a Draco. El rubio, como les habíamos comentado, fue arrastrado por un brazo hasta el despacho privado del jefe de su casa. Severus no se veía de muy buen humor. Con gestos hoscos y molestos, el cuervo se sentó en su sillón de cuero, y le hizo un ademán a su pupilo favorito para que hiciera lo mismo. Draco tuvo que contener un gemido de dolor; sus costillas parecían estar rotas, por lo menos una. Harry jamás lo había golpeado de esa manera…Y él ni en sueños dejaría tan mal parado a Harry. Draco bajó la mirada al notar que su profesor parecía saber exactamente lo que estaba pensando.
Sev- ¿Qué tienes en la cabeza Draco? -. Le pregunta con calma, como si no lo estuviera regañando, sino más bien, le inquiriera por las propiedades de la Luparia. El adolescente se queda callado por un segundo, y piensa sus palabras. No quiere sonar ni falso ni zalamero.
Draco- Ese idiota me dio la oportunidad perfecta para desquitarme por las humillaciones que me ha prodigado -. Explicó con una voz tensa. Severus lo comprende, pero entiende también que todo lo referente a Lucius Malfoy es tan delicado para su hijo como para él mismo.
Sev- Ni siquiera debo explicarte que el director de esta escuela no es Dumbledore, y estás, de todas maneras, en peligro de ser expulsado -.
Draco- Disculpe, profesor Snape, pero ya no me importa seguir en este lugar -. Severus siente los ojos orgullosos y tristes de Lucius una vez más sobre su piel, se siente herido. Ambos se quedan en tenso silencio.
Sev- Por lo menos deja que te cure madame Pomfrey -. Su cabello grasoso le tapa un lado de la cara.
Draco- Por favor, profesor. Quiero quedarme aquí, en su cuarto -. Snape junta sus párpados en un gesto cansado y saca de su bolsillo un sobre amarillento, para alcanzárselo a su pupilo.
Sev- Eres libre de dormir en mi cama. Yo más tarde te curaré esa cara… Tu padre te he enviado esto conmigo -. Le explica con su voz profunda y vacía. Por un segundo el rubio deja escapar su enojo, su miedo, pero cuando Severus lo observa mejor ha regresado a su máscara de impasibilidad. – Ahora yo voy a ver qué sucede… -. Y dejó el cuarto con la cabeza doblada sobre su pecho, deprimido. El joven se quedó sentado ahí, en su dura silla, indeciso. Por supuesto que la carta de su padre hablaría de los Death Eaters… Se llevó la mano al Parshitel, y lo observó por un largo rato. Estaba un poco confundido, ya no sabía dónde estaban sus lealtades en verdad… No, no es que quisiera cambiar, ni que de pronto una luz iluminara su mente y viera que la única persona por la cual valía la pena sacrificar la vida era Harry Potter… Era que su amigo, Tom Riddle, le hablaba de tantas cosas… Y aún le quedaban escrúpulos… Ya resignado, abre el sobre. Contiene un solitario pergamino y una palabra, pero no era la caligrafía de Lucius…
HAZLO
Vencido, agotado y adolorido (no olvidemos que tenía la cara destrozada) el rubio se acomoda el cabello, se quita los zapatos y se mete en la cama de Severus, para poder descansar un poco…
Ojalá pudiera dormir para siempre, no pensar en deberes, ni herencias… Estoy cansado de que mi vida sea manejada por otras manos…
Durante dos horas la confusión fue grande. Lejos de Draco, Ron estaba en su cuarto de lo más tranquilo y ocioso cuando llegó Ginny y le dio un golpecito cariñoso pero fuerte en la frente.
Ginn- Llevaba mucho rato buscándote, hermanito -. Murmura en tono de enfado.
Ron- ¿Qué ha pasado? -.
Ginn- ¿No lo sabes? -. Hermione Granger y Margaret Black se metieron entonces en el dormitorio de los chicos. Neville Longbottom cerró la procesión.
Ron- ¿Qué hace esta chica aquí? -.
Her – Margaret Black, y la boca te queda donde la tienes ahora -. La muchacha de cabello negro no pudo reprimir su sorpresa. - ¿Dónde has estado todo este rato? -. Ron se acordó de Raphael Lupin y reaccionó de muy mala manera.
Ron- No te importa… Unas "Amigas" me salvaron de ser atrapado por los secuaces de Umbridge -. Replicó con mal talante.
Neville- Todos estábamos preocupados por ti… -. Al chico ya se le empezaban a colorear las orejas.
Ginny- Eres muy mal agradecido -. Le recriminó. –Todos salimos tras de ti… Bueno, hasta que las lechuzas salieron… -.
Ron -¿Lechuzas? -. En unos pocos minutos los chicos le refirieron a Ron sobre lo sucedido. El muchacho se notaba confuso, pero no dejó de poner bastante interés en cada detalle, sobretodo cuando Umbridge fue convertida en Sapo.
Ginny - … Y esta es la hora en que aún la profesora McGonagall no puede hallarla -. Concluyó, con la sonrisa más grande que en mucho tiempo se le había visto -. Si Fred y George hubiesen estado aquí, nadie tendría duda sobre los responsables… Deben saberlo -. Y de inmediato se retiró, para escribir, como era la costumbre cuando algo realmente bueno pasaba en Hogwarts.
Her- ¿Y por qué te peleaste con Malfoy? -. Weasley se mordió un labio, inquieto. La pregunta de Hermione le hizo recordar que en ese momento estaba con la chica nueva, Ruri Granger. Sus sentimientos hallábanse ahora completamente revueltos en su cabeza… No quería hablar del tema. Entonces la espada de Rowena vibró en su cinto, recordándole al chico que ya no tenía nada qué temer.
Ron- Estaba con mi novia -. Declaró escuetamente – Y Draco se atrevió a interrumpirme -. Su voz era de hielo. Granger se notó bastante turbada, sin embargo no permitió que la emoción dominara sus palabras; se mantuvo digna, como una verdadera mujer, hasta el último momento. Ya más seguro, el pelirrojo siguió hablando – A ese rubio estúpido le hacía falta un buen par de golpes, a ver si así se le cae la corona -.
Her- Estás comportándote cada vez más extraño, Ron… Y creo que lo mejor es que tengas cuidado – Sus palabras estaban cargadas de rabia, enojo – Porque acabarás siendo igual que Draco Malfoy -. Y sin más se puso de pie y se marchó. Sólo quedaron Neville y Weasley.
Ron- Nunca podré entenderla -. Longbottom, enojado, sólo se limitó a salir del cuarto. Entonces el pelirrojo se da cuenta de que no estaba precisamente "Solo". – Disculpa ¿Qué haces aquí? -. Con un gesto bastante petulante, Margaret se arregló la cabellera, de tal manera que la sortija que perteneció a Harry se viera.
Margaret – Es que me gusta ver cómo los idiotas montan circo… Por ciento, linda espada… -. Y se larga, dejando a Weasley con las orejas rojas y el corazón a mil.
Harry, por otro lado, estaba con Uther Green, en la enfermería. Su cabeza le dolía como si se le partiera… No era una de sus "crisis", sin embargo no le faltaba mucho para serlo.
Uther- ¿ves? Es mejor que te quedes aquí… -.
Harry- pero… -.
Uther- No hay nada que ver -. Justo en ese momento se escuchan los gritos de las muchachas y pasos, como de estampida. En menos de veinte minutos la enfermería encontrábase llena de gente pisoteada, de niñas nerviosas y otras desmayadas por tanto sapo junto… Potter se quedó en un rincón, tapado por los biombos. Se sentía ligeramente mareado, y tenía una sensación extraña… Como rabia y alegría a la vez… Supuso que eran sus sensaciones otra vez mezcladas con los de Voldemort… Él estaba contento, porque ya se había librado de esa "cosa", pero algo le había extrañado. Draco… Llevaba un medallón; no, lo había visto antes, montones de veces, pero ahora tuvo como un escalofrío, y empezó a molestarle su cicatriz… Esa cosa tenía un aura extraña, ahora que lo pensaba y no era primera ocasión que Draco estaba presente en uno de sus ataques. Los más intensos siempre habían sido en lugares públicos, con los Slytherins cerca… cerró los ojos y se pasó las manos por la cara. Tenía muchas cosas en las cuales pensar, pero por ahora estaba tranquilo, contento. El ED continuaría contra viento y marea, aunque Dumbledore ya no mereciera su confianza…
- Sabía que estarías aquí -. Draco abrió los ojos, e instintivamente se llevó la mano al Parshitel. Un segundo antes intentaba comunicarse con Tom, pero le había sido imposible. Un Slytherin estaba parado en el quicio de la puerta que daba al dormitorio… Era Blaise. Se veía contento, y sus ojos recorrían el cuerpo de su compañero con un brillo muy extraño en sus ojos verdes.
Draco- Vete Blaise -. Replicó en tono de enfado.
Blaise – No quiero… -.
Draco- ¿cómo supiste que estaría aquí? ¿Te lo dijo Snape? -.
Blaise – no me subestimes… -. Comenzó, haciendo un movimiento fluido con su varita y encendiendo algunas luces. Ya había atardecido. Un par de velas aparecieron y se quedaron flotando en la mitad del cuarto – Eres una persona sumamente predecible. Yo siempre supe que Snape te traería aquí para protegerte de Umbridge -.
Draco – Supongo que ya estarás satisfecho -. Dijo quitándose la sábana del pecho desnudo para mostrar sus moretones.
Blaise- jamás estaré satisfecho. Tu familia me ha hecho mucho daño… No me mires con esa cara de asombro. Estoy seguro de que tu padre asesinó a mi familia. He averiguado cosas… -.
Draco – No tengo ganas de pelar contigo. Lárgate -. La mirada del moreno quedó fija en le Parshitel. Sonrió, y bajando la cabeza se retiró del cuarto de Snape. Draco quedó un poco desconcertado. El muchacho se traía algo entre manos, y no le agradaba… ¿De qué se había enterado?... ¡Tonterías!.
El director llegó por la noche, pues estaba "ocupado" en otros asuntos. Las ranas fueron reunidas, y los alumnos también. El director se notaba un tanto agitado, ojeroso, como si sus actividades hubiesen sido intensas y sin descanso alguno.
Dumbledore- Alumnos- Comenzó con un tono cálido pero falso a la vez, buscando con su mirada a Harry, sin poder hallarlo – Este día ha sido muy largo y lleno de sorpresas. Yo no me encontraba aquí, pero ya se me ha puesto al día sobre todo lo acontecido. Supongo que muchos de ustedes estarán contentos de verme, y debo confesarles que yo me siento igual. Hogwarts es mi casa -. La mesa de Gryffindor estaba medio desarmada. Ninguno de los prefectos se hallaba en sus lugares, y los Weasleys brillaban por su ausencia. Granger estaba en otra parte y con otra persona – Uno de ustedes ha cometido una travesura, una broma que tiene por consecuencia que aún no podamos hallar a al Profesora Umbridge – Prosiguió, obviando todo lo demás, incluso la pose paternal – No sé qué hechizo ha conjurado, pero es mejor que sea sincero y diga cuál de todas las ranas es la profesora Dolores Umbridge -.
SOY UMBRIDGE!
SOY UMBRIDGE!
SOY UMBRIDGE!
Raph – No vale la pena que estés molesta por ello -. Lupin ya había regresado de su "excursión", después de aplicar convenientes Obliviate a los alumnos de Slytherin. Habían visto a Kenji y no permitiría que se armaran más problemas. Justo cuando iba entrando a la Sala de Gryffindor, Hermione dejaba la habitación, consternada. Ginny en pocas palabras explicó lo sucedido y entonces Lupin había tomado de un brazo a Hermione, y sin escuchar sus protestas, la sacó al patio para que respirara en paz. – Ese Weasley es una persona soberbia e infantil. No se da cuenta de cuándo daña a los demás… Es mejor que lo dejes así. Algún día verá a las personas que tiene a su lado como realmente son y se arrepentirá de lo que ha hecho. Granger se sintió más reconfortada. La pobre chica había visto cómo lentamente las cosas estaban cambiando, y no era una cosa de un día para otro. Todo se arrastraba desde el cuarto año… Muchas veces se había dicho que su relación con Harry y Ron no podía cambiar, sin embargo poco a poco le tocaba aceptar que los tres deberían tratarse en otros términos. Ya no eran infantes, y todos guardaban secretos… No debía continuar como una cría obstinada en algo que no tenía ninguna salida. Lupin la abrazó más fuerte, un poco tímido de todas maneras. La castaña desde siempre le había gustado, pues era inteligente y sensible, pero tenía que admitir que de mujeres sabía bastante poco.
Her- Por lo menos ya no tendremos que estar escondiendo nuestros planes -. Interrumpió la chica. Raphael la contempló permitiéndose un gesto de extrañeza. – El Ejército de Dumbledore nuevamente podrá sesionar… Es lo que necesitamos justo ahora para poder dejar atrás los problemas y las desconfianzas -. Y posó sus ojos en los de Lupin, sonrojada – No quiero más peleas -.
Malfoy tenía un terrible sueño. Eran como visiones, aunadas a un dolor en su pecho, como una premonición… pero lo olvidó todo cuando abrió los ojos, sudando semidesnudo en la cama de Severus. Le costó un poco recordar lo que había pasado, y sólo el dolor en sus costillas era anuncio de pelea. El rubio casi gimió cuando notó unos ojos castaños fijos en él. Ya era de noche, y Severus tenía las contraventanas entreabiertas…
Allí vestida de etéreos tules, una camisa de dormir Imperio, que destacaba sus pequeños pechos entre cintas de color escarlata sobre blanco, estaba Justine de Lioncurt, suave y dibujada a plumilla, un boceto de belleza clásica, sus hombros breves descubiertos, el cabello suelto, rodando y rodando como aguas tranquilas, sus brazos acunando unos paños de seda, con bordados antiguos, simulando aves en vuelo… y un frasco de cristal vidriado, verde…
Draco se sintió humillado. Ella era una niña dulce y tierna, y su condición brutal… No era un encuentro que deseara, en lo más mínimo. Sin embargo Justine no se asustó. Avanzó con pasos seguros, pies descalzos, y sin dificultad se subió a la cama para buscarlo, sus piernas remarcadas sobre las sábanas blancas, como un fantasma en el revuelo de su camisa.
Draco- Vete! No necesito de la lástima de nadie -. Le dijo con un brillo teatral en sus ojos grises; ella no se movió.
Juss- No me interesa lo que digas… tengo que curarte… -.
D- No, vete ¿Eres tonta? -.
Juss- Tú has hecho mucho por mí y por Trèsor… No me permitiré deberte un favor tan grande -. Draco intentó alejarse, pero esa pequeña diosa siguió ahí, esperándolo con calma… Sus dedos blancos abrieron el envase y sacaron una pasta de color miel, era como miel… Un secreto de la familia Lioncurt, expertos en hierbas curativas y sus propiedades… Durante años Laurent había huido de batallas en las que no era diestro… y su cuerpo quedaba tan marcado como el que ahora se mostraba en su crudeza ante la joven… Justine no estaba horrorizada. Sólo tranquila.
Juss- Ven… No te haré daño Draco… Confía en mí -. El joven cerró los ojos con un gesto dolido. Esa niña se había metido en su corazón con tanta delicadeza que no supo cuándo comenzó a quererla tanto… Le daba rabia mostrarse ante ella tan humano… Tan poco Malfoy.
Los dedos de la joven se sumergieron en esas profundidades de medicina y tomaron un poco de ella para luego acariciar el rostro de Draco. Él seguía con los ojos cerrados, arrastrando sus pudores… Ni Narcissa le había visto sin camisa… Ninguna mujer había entrado en su vida, en su corazón.
Poco a poco Justine fue sanado las heridas del muchacho, diciéndole cuánto lo quería en silencio, tenuemente… Las sombras se colaban, volviendo azules las pupilas grises, creando nuevas líneas, donde el cabello castaño seguía fluyendo, finamente, un remolino de velos sobre las piernas de Malfoy, sobre la colcha de Snape, severa y marcial como la esencia última de su naturaleza de murciélago. La pasta escocía horriblemente, pero el joven no quiso romper la magia con esas quejas… Las protestas de "Malfoy" eran sólo para aquellos a los que no quisiera… Blaise jamás había tenido que soportar uno de sus arranques de niño mimado… Al pensar en él, Draco se sintió fuertemente traicionado… No importaba, la sensación que le proporcionaban los dedos dulces de Justine era persuasiva… Una suave caricia del viento, un poco más que agua tibia rozándolo en la mañana… ¿Cómo no conoció antes a esa muchachita? No habló, dejó que Lioncurt deslizara sus yemas a través de la frente, jugando con las guedejas de su cabello muerto esta noche, que el trapo húmedo le quitara la sangre seca de los labios, de las narices… De los golpes de Ron Weasley… Malfoy no era una víctima, ni un niño bueno… Tampoco era el chico que necesitaba urgentemente un poco de amor, por el frío trato que siempre había tenido con sus padres… Sólo era un demonio disfrutando del toque de esa inocente pequeña, sintiendo ahora una perversión que jamás había experimentado… Unos pensamientos que helarían la sangre de cualquiera con un poco de sentido común… Las traslúcidas telas permitían ver un poco más de la piel suave de Justine… El corazón de Draco entonces se tiñó de negro… Mientras su amiguita le sanaba de los puñetazos en el pecho, el adolescente cerró sus ojos y fue consciente de un hecho muy curioso…
Pero no lo compartió ni con las sombras, cerrando sus ojos a todo el mundo, atrapando en sus párpados sus emociones, con un celo profesional…
Oscuridad…
Ahora comprendía lo que Tom le decía con esa vehemencia tan puramente sombría…
Sus sentidos se habían abierto a un nuevo campo… Ya no tendría miedo, ya nada que pudiera refrenar sus planes, no más consideraciones…
Así como su padre tampoco había tenido misericordia con su único hijo, y sin que este lo supiera, lo regalase al Dark Lord, sólo por un beso…
Cuando Dumbledore terminó de hablar, los Prefectos dieron un paso adelante y esperaron a que alguien se hiciera responsable de lo sucedido. Un gesto cansado de la Profesora McGonagall les dio a entender a los superiores que no valía la pena, por ese día, seguir insistiendo en el tema, porque de antemano iba a ser inútil. Dumbledore pareció comprenderla, y suavemente permitió que los alumnos se marcharan en silencio a sus salas…
Sin embargo a alguien le estaba pesando la conciencia.
D- No entiendo nada. Dejo la escuela por un par de días y queda este desastre -. Comenta en un tono severo, pero que no puede reprimir su diversión… Dumbledore a veces podía ser lúdico en el momento más grave… Sin perder el estilo, obvio. Minerva entonces desvió sus ojos vencidos de las ranas del demonio y reparó en alguien… Alguien que no debería estar, bajo ninguna circunstancia, lejos de sus compañeros. De inmediato los dos profesores comprendieron que él había sido el responsable de lo de las ranas y quería reparar de alguna manera su error.
K- Yo… -. Comenzó dubitativo el japonés, guardando sus descomunales audífonos en los bolsillos de su túnica. – Quisiera intentar ayudarlos un poco… Seguramente pillaré a la rana -. Minerva frunció sus labios y observó de manera acusadora al japonés, pero este no se dejó intimidar… Si algo le había enseñado Iruka era que cuando uno metía la pata, debía negarlo hasta la muerte, pero que de todas maneras su deber era intentar reparar el daño… Cuando las faltas era inocuas. Se quiso pasar de listo, pensando que la broma resultaría bien, pero media hora después, notó con un poco de susto que él tampoco podía dar con la mentada rana…
K- Creo que he fallado -. Comentó en un tono genuinamente desanimado. Dumbledore se acercó a él y le puso una mano en el hombro, mientras algunas ranas aún gemían débilmente, afirmando ser Dolores Umbridge.
D- No te preocupes. Por la mañana hallaremos alguna solución- Dijo con tono paternal, y Urashima pensó que esa era una estrategia bastante baja para hacerle sentir aún más culpable. Si bien es cierto, no había declarado su autoría, sí que al quedarse atrás, se culpó automáticamente. McGonagall tuvo el impulso de regañarlo, pero debía reconocer que la magia japonesa era algo que no dominaba ni de lejos... Y además, era entretenido ver que la ausencia de los gemelos no evitaba que la desagradable mujer fuera castigada por sus torpezas… De todas maneras, los Gryffindors sabían protegerse y hacer justicia .
La ampolleta del muchacho se encendió por segunda vez ese día (lo cual era alarmante).
K- Esperen diez minutos, por favor… -. Y corrió a perderse.
Lynn - ¿Y qué se supone que yo ganaré con eso? -. El joven no había tenido ninguna dificultad en hallar la Sala común de Slytherin y llamó a Lynn Kadyars, la que no se hizo esperar, a pesar de que la ausencia de Justine la tenía un tanto preocupada. – Puedo hallar a la bruja – Comentó con un tono somnoliento, pues ella sí había aprendido con los profesores esos tipos de transformaciones… Urashima las asimiló espiando las prácticas de los mayores – pero aquí eso es considerado Arte Oscura… No creo que nos permitan intentarlo siquiera, los ánimos están caldeados -.
K- Por favor Kadyars-Samma -. Lynn creía que dos favores en un mismo día eran demasiados… pero no era egoísta con un Aoi.
L- No me mires con cara de cachorro abandonado… Vamos, pero espero que esa McGonagall se trague sus comentarios… -.
Y VOILÁ!
Lynn se acomodó la túnica y la capa con un gesto teatral y elegante, consiguiendo que en menos de diez segundos Umbridge apareciera sentada como una rana (pueden imaginárselo?). Minerva estaba escandalizada, pues sin previo aviso se habían conjurado poderes oscuros. Dumbledore tuvo que mirarla para que no comenzara a despotricar contra lo que consideraba "Una violación flagrante a los códigos de conducta dentro de Hogwarts". Tras ver hecho su deber, la joven se queda mirando a Dumbledore.
D- Muchas gracias -. Replica el anciano comprendiendo inmediatamente los requerimientos de la muchacha para irse en paz. Desde luego eso significaba que la jefa de Gryffindor no tenía autoridad para amonestarla.
Kenji corrió a perderse, en paz con su conciencia.
Ya tendría tiempo de agradecerle convenientemente a la Slytherin su ayuda, pero ahora lo importante era que Minerva no le siguiera viendo, porque podría sacarle todo con esa cara de "Tu vida depende de que digas la verdad" que tanto la hacía parecerse a un ave de rapiña.
- Kadyars-Samma -. Canturreó una vocecita en son de burla y la joven se dio la vuelta. En el solitario pasillo, Peeves flotaba calmadamente, jugando con nubes de algodón imaginarias, en sus ojos un brillo perverso. La joven no pudo reprimir una sonrisa maliciosa.
Lynn- Primero tú… -. La criatura le alcanzó una bolsa de terciopelo negro donde venían varios rollos de fotos… La chica de cabellos azabaches observó detenidamente el contenido del costalito y luego sacó de sus bolsillos una caja de cartón ordinario, que no sería más grande que una cajetilla de cigarros.
Lynn- Aquí está el adelanto… dame la lista y te enviaré el resto a más tardar el lunes por la tarde… Weasley's Wizard Wheezes no abre los domingos -. La criatura le alargó un pergamino cortito, con la lista.
Peeves – Aguardaré, Kadyars-Samma -. Y con un nuevo gesto burlón se sacó el sombrero, hizo una inclinación de cabeza y se largó volando a toda velocidad…
La mañana del domingo pilló a Agatha Vane un poco inquieta. No había tenido noticias de Snape desde unas cuantas horas, y por lo que la Marca Tenebrosa evidenciaba, había una reunión bastante importante. No se había despertado del todo cuando unas lechuzas irrumpen en su habitación, sabrá dios de dónde y le dejan las misivas. Abatida por la idea de que algo hubiera pasado, la mujer no leyó su correspondencia hasta la hora del desayuno, con Remus y Armand Laubreaux… Lo que es Apolus y Thomas, debían de andar con arrumacos en el segundo piso, par de vagos…
- Remus, ¿Te importaría dejar de mirarme con esa expresión de voy a comerte? Potter no hará nada ¿bueno?-. Agatha lo dijo tan fuerte en la mesa mientras abría la carta que Uther le hizo llegar, que Armand dejó su tenedor en el plato, perplejo. Lupin se enfadó más, se levantó y sin pedir permiso, se marchó.
Armand- Tú y Lupin deberían dejar sus peleas para después de comer -. Apuntó
Ag- Es él quién no quiere hacer tregua durante la comida -. Replicó la mujer ofendida. El pelirrojo siguió con su comida, mientras Vane leía las cartas.
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Agatha:
Lo Lograste. Dumbledore y tú pueden regresar a Hogwarts cuando lo deseen… Umbridge está fuera de combate, y créeme, jamás volverá a este lugar (eso, en caso de que logremos encontrarla)
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Vane era feliz. No importaba la cara de rabia que Remus le pusiera, ella sabía que lo mejor era que tomara el mando de DAO, ahora que por su condición, el licántropo estaba imposibilitado. De inmediato abrió las otras dos cartas que había aparte de la de Uther Green. Eran de Harry y de Lynn, detallándole con calma todos los sucesos de la despedida cariñosa que le brindaron a la gorda sapo, incluido el numerito de Lioncurt, Firenze y otro centauro más, que de seguro se quedaba fuera de la manada por su apoyo a los humanos. Sin embargo no tuvo demasiado tiempo para reírse; Kingsley, el adorado Auror morocho le había enviado algunas copias de los peritajes referentes al caso de Theodore Grass, por lo que Apolus y Thomas estaban metidos en un cuarto aguardando el correo bastante ansiosos, claro, después del conveniente y necesario "baño matutino".
Ag- Como saben, los he citado aquí para ver lo que nuestro Auror favorito ha enviado -. Dijo en tono entre alegre y alterado, acomodándose su linda cabellera negro-violácea.
Ap- No te des tantos rodeos. Sabes que no me agrada -.
Ag- Tú y tu jodido linaje, ya voy… -. El sello del pergamino fue rasgado y entre los tres se repartieron los papeles amarillentos.
Th- Me lo suponía… -.
Ag- ¿De qué hablas? -.
Ap – Del veneno -. Intervino mirando por sobre el hombro de su compañero los pergaminos que le habían tocado en suerte – Tal y como habíamos previsto, el hombre ingirió veneno de serpiente… -.
Th- ¡Adivina cuál fue escogida en esta ocasión! -.
Ag- La verdad no me gustan las adivinanzas… -.
Th- Mamba Negra -. Concluyó en tono serio. Justo en aquel momento tocan a la puerta. Es Remus.
Rem- Tal vez los estoy interrumpiendo… -. Su enojo era tan volátil como el alcohol.
Ag- No te preocupes, darling. Sí te quieres distraer, aquí hay un lindo tema de conversación -. Y rápidamente le refirieron sobre su excursión al Leaky Couldron – Como puedes ver, esto está apestando a Death Eater -.
Rem- ¿Y ese nombre que te quedó dando vueltas? ¿Podrías asegurar que se trata de algún nombre falso? -.
Ag- Mira, así como asegurarlo… Está difícil, sin embargo puedo decirte con toda certeza que el Jack Lawrence que viene a mi mente no era un buen tipo… Aunque no recuerdo por qué no era un buen tipo -. Concluyó algo confundida.
Th- Yo estoy seguro de saber quién es… -. Apolus le dio un manotazo.
Ap- ¿Cuándo vas a dejar de lado tu estúpida obsesión por Lucius Malfoy? Te he dicho hasta el hartazgo que él no puede ser -. Sus ojos verdes destellaban de enojo.
Th- ¿Y por qué no? Apolus, es mi primo, y creo que lo conozco bastante… -.
Ap – Créeme cuando te digo que sé que no fue él… -. Le cortó el discursito, los músculos de su cuello tensos, la vena de su sien latiendo. Parecía a punto de lanzar una poderosa maldición, porque ya estaba empuñando la varita.
Ag- Ya, ya, ya… las discusiones matrimoniales para después. Thomas, lamento comunicarte que bajo ninguna circunstancia esta parece una de las cartas de presentación de Lucius Malfoy… -. McKellen hizo un puchero.
Th- Esto es una conspiración… -.
Ag- Nada de eso. No sé cuál es la hipótesis de Apolus ni sobre qué bases afirma que nuestro Death Eater favorito no se haya involucrado, pero así es, no se trata de uno de los trabajos de Lucy -.
Rem- ¿Por qué afirmas eso? -.
Ag- Te acusaría de cándido si no te conociera, Remus… -. Intervino de inmediato. – Mi hermano simplemente lo hubiera matado con el Avada Kedavra… Amaba jugar con esas cosas… Por eso Voldemort no le envió… -.
Th- ¿Y ese trozo de madera? Era de pino, lo sé… -.
Ag- Estás al corriente de que el gran Lucius no se rebajaría a andar con un simple bastón de pino… Es bastante quisquilloso con lo que lleva encima… Pero no me calza el hecho de tener tanto cuidado para eliminar a un simple tipo como este… -.
Ap – Eso sólo quiere decir que guardaba relación con algo muy importante… -.
Ag- Créeme, no parecía guardar algo importante -. Dijo fastidiada. Lupin la miró con fijeza… Entre sus ex compañeros de armas estaba uno que tampoco pareció peligroso en su momento, pero que resultó ser puro veneno… De cándida pecaba Vane al creer que Theodore Grass podría ser inofensivo sólo por fanfarronear frente a ella en una barra de pub. – Pero no nos demos vuelta en eso… Remus, revisa estos papeles por favor, mientras yo me encargo de estos otros -. Añadió alargándole al licántropo parte del informe. Apolus no pudo menos que mostrarse un poco incómodo ante este nuevo compañero de investigación. Él no era de ésos que andaba poco menos que "regalando la información", pero su tuvo que callar. Lupin era de la OF y podría ayudarlos de alguna manera… Según Agatha.
Ap- ¿Y qué hay de los datos que recogiste ese dia? -.
Ag- Bueno, no es mucho a decir verdad. Sólo tengo el día de registro y la duda sobre lo que llevaba en la bolsa antes de morir… Pero tú dijiste que había hecho un círculo de invocación ¿no es así? -.
Ap – Sí… -.
Ag- Tú le pegas al tema, deberías explicarnos bien de qué se trata -. Lupin parecía bastante desconcertado y de verdad que estaba desenchufado del tema, pero pronto le cogió el hilo…
Ap- Bien sabes que el círculo estaba borrado y escondido… -.
Ag- ¡Vamos!, tampoco estaba tan borrado, algo debiste reconocer… Yo no entiendo nada de eso… Los vivos no me interesan en lo más mínimo .
Rem- Antes de que sigas sembrando la histeria -. Dijo en tono calmo, pero nunca falto de reproche – Deberían recapitular lo que saben hasta el momento. No sacan nada con estar recopilando información sino se aseguran de compartirla y unirla convenientemente -.
Ag- Curso de criminología, dictado por el gran Remus Lupin -. Murmuró en son de burla – No te enojes -. Se disculpó al notar que para variar, se le estaba pasando la mano. Vane estaba olvidando demasiado seguido que el licántropo andaba más sensible que en la época de la escuela.
Rem – Lo tomo de quien viene… -. Apolus no disimuló su sonrisa socarrona. En menos de cinco minutos lo tenían todo bien hilado. A Lupin tampoco le cabían dudas de que se trataba de Death Eaters. Aquel comportamiento, y sobretodo el estilo de matar no le eran desconocidas. La carta de presentación era sin duda el veneno de serpiente. En el informe forense se describía con bastante extrañeza que la dosis había sido meticulosamente calculada y se dejaba constancia de todo el proceso por el cual pasó Theodore antes de morir.
Th- Es un lindo veneno de todas maneras… Está diseñado para gente a la altura de Voldemort -.
Ap – No sólo detiene todas las funciones nerviosas del cuerpo y logra que poco a poco se detengan los sistemas nervioso, respiratorio y cardíaco, sino que además… .
Rem – Permite que la víctima sea conciente durante todo el proceso y contemple su propia muerte desde un puesto privilegiado… -. Concluyó con sombrío tono. – Por lo que deduzco las claves se encuentran en el trozo de madera y en la bolsa. ¿Están seguros de que no hallaron nada más aparte de eso? -.
Ag- Las marcas de tiza debajo de la cama y la maderita es todo lo que tenemos. Lo que nos aporta el informe forense es sólo para comprobar que la muerte fue a causa de terceros, y que ese tercero fue Death Eater… ¡Si sólo pudiera recordar a Jack Lawrence! -. Comentó por milésima vez, frustradísima.
Th- Tal vez no sea lo único… -. De inmediato le pasó una de sus hojas a su prima.
Ag- Llama la atención de los peritos restos de tejido hallados en las uñas de la víctima, que corresponde por su composición a lanilla negra. El material, por su tratamiento, parece ser de un abrigo o algo por el estilo… Sería la única señal de lucha. Siempre las excoriaciones en las rodillas son un elemento que no se halla acorde con la tesis del suicidio, sin embargo no hay manera de probar un homicidio, ya que nunca se encontraron huellas ajenas a las del occiso o rastros de la estancia de otra persona en el lugar. Entre las pertenencias del fallecido también se hallaron multitud de libros de ocultismo, una caja de tizas y diversas hierbas cuyas propiedades son ampliamente conocidas entre los hechiceros -.
Th- Quizás esa sea la respuesta definitiva a lo que había ido a comprar… -.
Ag- Aún así no existe nada que pueda arrojarnos luz sobre el asunto… -.
Rem- Deja eso en manos de los Aurors. Ahora debes enfocarte en tu regreso a Hogwarts… -.
Ag- No puedo olvidarlo así como así. Quiero llegar al fondo de este asunto porque podría ser crucial para desenmascarar algún posible plan del Oscuro Señor… Ahora, sino les molesta, me gustaría que me dejaran a solas con Thomas. Hay un tema del cual debemos hablar en privado -. Apolus y Remus salen de la habitación, sin emitir comentario alguno. Apolus sabe perfectamente de qué tiene que hablar Agatha con su pareja. Remus, en tanto, se observa un poco inquieto. Armand entonces aparece. Se notaba tranquilo, aunque se mantenía muy callado. Apolus le contempló con detención. Habían sido de la misma generación casi y algunas veces lo había visto deambulando por los pasillos de Hogwarts, contento o melancólico. Sin embargo jamás hicieron amistad, por lo que no tenían nada de qué hablar. Sin hacer comentario alguno, el muchacho de ojos verdes Nilo baja las escaleras, pensando en todo lo que le tocaba hacer luego de que Thomas saliera de ese cuarto donde se encerró con su prima.
Ag- Bueno, creo que no tengo necesidad de explicarte con mayor detalle lo que quiero que hagas. ¿Verdad? -. Thomas miró al techo, pensativo.
Th- La verdad, es que no me lo imagino -. Dijo en tono de chanza.
Ag- El calamar del lago necesita atención… ¡Thomas! -. Le recriminó al percatarse de que le seguía inconscientemente la estupidez. – Es serio. Necesito que tomes mi lugar como profesor mientras termino con mis asuntos pendientes -.
Th- Primita, no se sulfure, lo sé -.
Ag- Lo que me dicen en las cartas -. Comienza Vane mostrando el grueso fajo de pergaminos que le llegó por la mañana – Habla de una broma muy mala y de que Umbridge aún no aparece -.
Th- Pero yo no lo he leído -.
Ag- Más rato las lees. Tengo que hacer, escúchame -. Le ordena. Thomas la mira con su cara de "¿por qué me regañas?, soy un niño bueno McKellen" - Es necesario que sigas a Malfoy, de seguro él no se espera que yo regrese y ha relajado sus defensas… He tenido demasiado tiempo libre para pensar, y lo más probable es que el Parshitel sea para controlarlo… Y un Malfoy poseído por Voldemort y con un veneno es más peligroso… -.
Th- Que toparte con Moody una noche de tormenta -. Finaliza el lema, algo aburrido – Pero yo no quiero irme a Hogwarts… Hay mucho qué hacer aquí… Está lo del asesinato, el trozo de madera… la Mamba… No creo estar de humor para soportar los dramas amorosos de los del sexto curso -.
Ag- Con más razón debes ayudarme… Una actitud enojosa y severa es lo que mi imagen pública necesita… -. Silencio - Por favor… -. Thomas se quedó mirando el techo, más interesado en las molduras del yeso que en responder… Finalmente, sus cejas se relajaron y sus ojos cobraron un brillo travieso…
Th- Como lo ordene, su "malfoysidad" -. Comenzó – Pero yo no hago las cosas de gratis -. Vane dejó que de su rostro se apoderara una expresión que era mezcla de alivio, gozo, y temor, pero fue por muy poco tiempo.
Ag- Lo tengo claro, cobras, aunque el resultado final te beneficie… -. Comentó, y añadió con una mueca de resignación y burla a la vez – Pide, ¿Por cuánto te hago el cheque? -.
Th- No necesito dinero… a lo mejor más adelante, cuando lo piense detenidamente. Por ahora… -. Dejó la frase en el aire, un gesto pensativo aún, sus manos acariciando su propio cuello, como masajeándolo – Sé que has enviado una orden de compra por un banco Muggle y que estás a punto de recibir algo… -. Canturreó.
Ag- ¡No te atreverías!... -.
Th- Negocios son negocios, y sabes que tratas con un comerciante muy elegante -.
Ag- Pero es que ni siquiera he podido probarla… o sea, ¡Llega recién el día de hoy! -. Protestó, pero sabía que Thomas era, ante todo, un crío taimado, y que su capricho satisfecho conseguiría el cometido. Así que finalmente Agatha salió de la habitación y volvió algunos momentos después con la orden de compra para retirar su nueva adquisición.- Por lo que más quieras, cuídala ¿Vale? Será la herencia de tu sobrina, si no la destruyen antes los Death Eaters… -.
Th- O una mala noche de bar -.
Ag- ¿quién crees que soy? -. El chico de cabellos blancos se abstuvo de responder esa pregunta – Muy bien. Estaré en la biblioteca, escribiendo unas cartas que deberás entregarle a Uther y a Harry -. Siguió, poniéndose de pie – Lo más conveniente es que te vayas alistando para salir antes del mediodía. No quiero que nadie te vea hasta mañana por la mañana para darles la sorpresa, sin embargo, tienes que ponerte al día con las cosas de Hogwarts, ya sabes… -.
Th- Mañana te tendré todos los chismes -. La mujer se acercó a su primo y le dio un suave beso en los labios.
Ag-Eres mi salvador… Nunca dejaré de agradecértelo -. Thomas sintió cómo la sangre se le subía a la cara. Agatha no era de esos gestos.
Th-Supongo que volveremos a vernos ¿Verdad? -. Preguntó, con sincero temor. Vane sólo sonrió, acomodándose los rizos violetas que resbalaban por su cara, libres, un genuino ademán de extrañeza.
Ag- Por supuesto… -. Replicó un segundo después, dándole un golpecito en la frente, y dejando atrás el umbral del cuarto.
Apolus aguardaba afuera. Remus se había ido a tomar el té y él decidió subir para ir de inmediato a la vieja habitación dónde vivió Buckbeak, después de navidad, una biblioteca luminosa y nueva. Los dos siguieron en silencio por los escalones, hasta llegar ante la puerta de madera tallada y traspasarla, con un aire sombrío rodeándolos. Por lo general Apolus no hablaba con Agatha a solas, y las pocas veces que lo hizo, era porque de verdad era importante.
Vane se echó atrás su cabellera de gran dama y se sentó en el escritorio para comenzar con las cartas.
Apolus, en tanto, tomó asiento frente a ella y la observó largamente con sus ojos verdes, pensando bien las palabras.
Al joven le molestaba hablar con cualquier persona.
Ap- ¿Has besado a Thomas sólo para aliviar tu culpa? -. Inquirió, con algo de dureza en su voz. Vane siguió escribiendo, pero le había escuchado perfectamente.
Ag- Lo quiero mucho, tal vez demasiado. Sin embargo, a esta aventura no podía acompañarme -. Replicó – Tengo que hablar con los Inefables para escoger a su acompañante durante el resto de la travesía. Sé que Thomas es un buen elemento para el Ministerio, pero no pondré en peligro a la hija de ustedes dos. Si alguien llega a darse cuenta de que otro Malfoy se ha aliado a nosotros, habrá complicaciones, y tú lo sabes mejor que nadie -.
Ap- Te entiendo, y agradezco que intentes proteger a mi familia – Dijo el hombre, con orgulloso gesto – Sin embargo, los tres podemos cuidarnos solos -.
Ag- Nunca digas eso. Si Voldemort llega a enterarse de la relación que guardo con ustedes, los utilizaría si por ventura caen en sus manos. Tómalo como una manera de protegerme a mí misma, si lo prefieres. Para Él, yo estoy muerta, igualmente para Lucius… Por ahora -.
Ap- Lo tomaré de esa manera, gracias -. Acomodó su cabello negro y siguió, para nada molesto con el hecho de que Vane estuviera escribiendo mientras él hablaba. – He decidido acompañarte. Creo que podría servirte de algo -. Agatha no dejó de escribir, pero era perceptible su interés.
Ag- ¿Con los Inefables? Ya sabes que son tímidos, creo que sobrarías… -.
Ap- Ja, Ja… Sé que quieres ir a ver el cuerpo de Theodore Grass… Buscas respuestas, y yo sé cómo pedírselas -. La mujer dejó caer la pluma de Pegaso con un estruendo ensordecedor, considerando el pesado silencio que dominaba en el cuarto. Agatha tuvo la sensación de que la pluma se había escuchado por toda la casa.
Ag- ¿Hablas en… serio? -. La mueca de enojo fue de las de Snape, fijo.
Ap- Si -.
Ag- ¿y cómo? -.
Ap- Con un arte que tú no conoces, por supuesto… -.
Ag- ¡qué lindo de tu parte! -. Dijo, molesta.
Ap- No perdamos el tiempo, tenemos que ir ahora ya -. Le apremió.
Ag- Sino las conozco, de seguro son Artes Oscuras… -.
Ap- Necromancia -. Agatha sintió que por su cuerpo un escalofrío le ponía la piel de gallina. Estaba "muerta"; la necromancia era para ella un tipo de magia a la que jamás se acercaría.
Ag- No sabía que los tuyos también jugaban en los cementerios por la noche -. Fue todo lo que atinó a comentar…
Ap- No sabes lo poco que nos conoces... -.
Ag- Es chistoso… ¿lo sabe Thomas? -.
Ap – Por supuesto que no. Es capaz de obligarme a buscar a su madre sólo para seguirle gritando improperios -. Concluyó con una sonrisa. La tensión se relajó
Ag- Creo que las cartas serán para otra ocasión. No estaré tanto tiempo fuera -. Concluyó con un gesto pensativo. – Espero que funcione -.
Ap- Yo nunca he hecho una mala jugada, Lo sabes perfectamente. Es mejor que vayamos pronto, los minutos son fundamentales… -.
Ag- Ten la consideración de despedirte de él, por lo menos. Seguramente insistirá sobre lo de Theodore Grass -.
Ap- Si no estuviera tan empecinado en probar que es obra de tu hermano, de seguro no tendría que hacer esto-.
La joven bajó las escaleras, abatida. No le gustaba mentir; sin embargo, sabía perfectamente que Thomas ya no podía involucrase más en esto… Había cosas que él no debía saber… Su mente era cerrada, y si decía una cosa, tendría que ser así. Apolus ahora iba a ayudarla… Su primo tenía que preocuparse por Harry y los demás.
