LAVALÍADEUNLEGRAND
Te noto atribulado esta noche
D- No es nada… -. Comentó Draco con una voz extraña. Por supuesto que su "amigo" sabía qué le ocurría, pero no le consoló ni le dijo ninguna cosa. Siguió actuando como si nada sucediera… El amor era tonto para él, y ciertamente sufrir por ello era aún más tonto. Esta vez Malfoy meditaba en su cuarto, luego de deshacerse de sus guardaespaldas y de Blaise Zabini, su cada vez más inoportuno compañero de habitación.
¿Has hallado alguien que desees que te acompañe cuando vengas a mí? Sabes la opinión que tengo de eso…
D- Si, pero quiero probarla… Necesito saber si me seguiría… -. Replicó sin prestar atención a la velada protesta de Tom Riddle.
Tienes siervos capaces de hacerlo todo por ti.
El rubio pensó que le estaba jugando una broma
D- Sabes perfectamente que necesito de gente que sea capaz de pensar…
Esos, precisamente, son lo que pueden abandonarte…
D- Sigo prefiriéndolo de todas maneras… Por favor, déjame este capricho ¿Quieres? Esa chica me interesa mucho… -. La había visto varias veces, era una de las nuevas; Danielle LeGrand. Tenía un aspecto que distaba mucho de los recatados Ravenclaw, parecía muy alegre, sin embargo no podía engañarse. Varios de sus compañeros le relataron lo sucedido el día en que la demente de Agatha Vane no halló nada mejor que lanzarlo a un agujero mágico… Y tirarle a Potter encima. Desde entonces le había prestado mucha atención. Se manejaba con prudencia y calma, fría, y serena, como un verdadero Death Eater… Como Draco deseaba que los siervos de Lord Voldemort fueran… Esa chica había intentado acercársele un par de veces, pero algo pasaba… Daba igual; él la quería a su lado… Venía de Beauxbatons, aunque desconocía por completo la razón por la cual había llegado, y en las clases se manejaba con propiedad, sabía mucho y le gustaba estudiar… Resultaría de utilidad. A todas partes la chica iba con su mandoble, aquel que según los que pudieron verla, había hecho brillar con un hechizo y manejó con destreza… Al igual que Lynn Kadyars…
Bien, haz como mejor te parezca. Pero recuerda que tomarás responsabilidad sobre ella. Detesto los errores…
D- Lo sé… pero eso está aún en pañales. Menester es, ponerla a prueba… -.
Era jueves. Ya Agatha Vane había regresado, y llevaba unas gafas francamente horribles, pero gracias a dios no les tocaba con ella La última clase era herbología, donde a Draco no le iba nada de bien. Detestaba las plantas, prefería estudiar Defensa a cualquier cosa…
Sprout- Muy bien, mis niños. Hoy veremos cómo van nuestras mandrágoras… N/A. Disculpas mil... De plantas yo no sé nada de nada ; Si lo recuerdan, deberán estar listas para ser transplantadas a macetas más grandes. No se olviden de sus orejeras ¿bueno? -. Como en esa ocasión, todos se pelearon el único par que no era ni rosa ni esponjoso. Draco la ganó. Pansy estaba confiada, pues se sentía muy segura de hacer pareja con su Rubio, sin embargo…
Sp- Definiré las parejas según mi criterio. Quisiera que se hicieran amigos con los nuevos alumnos- Y para desgracia de la Parkinson, Malfoy quedó justo con Danielle LeGrand. La francesa suspiró aliviada. De quedar con ese idiota de Weasley le hubiera hecho tragar la mandrágora completa. (Aunque lo hubiera sentido. La plantita no tenía la culpa de nada)
Por señas, los dos adolescentes se pusieron de acuerdo y empezaron con su labor. Su vegetal estaba particularmente inquieto y se resistía a fuerza de patadas a entrar en su nueva casa… Los chillidos en la sala eran ensordecedores, y Longbottom tuvo la suerte de quedar con Gray y no caer inconsciente, era tan volado…
Danielle - Un diez… es bastante bueno. Gracias Malfoy. Yo tengo fuerza, pero esa mandrágora… lamento que te haya dado un puñetazo -. Draco asintió con la cabeza. Esa "cosa" no encontró nada mejor que pegarle para evitar el nuevo encierro. Tenía una mejilla toda roja, sin embargo no se había puesto a hacer escándalo. Ya no tenía edad para esas cosas… La francesa intentó tocarlo, para ver qué tan mal estaba el golpe, sin embargo él la apartó con un poco de brusquedad.
Draco - Está bien -. Replicó, sus ojos fijos en un lado, donde Potter y Zabini estaban disculpándose ante la profesora Sprout. Su mandrágora se tiró al suelo, no sin antes arrancarle algunos cabellos al moreno y morder al "chico maravilla" tres veces… Ahora tenían que limpiar.
¡Idiotas!...
Draco - LeGrand… -.
Danielle - ¿Sí? -. La muchacha estaba guardando sus herramientas en la mochila. El rubio, en tanto, fijaba sus ojos en ella. Verdes… Por desgracia, ese color le traía remordimientos…
Draco- Me han hablado mucho de tu manejo con la espada… Te invito a un duelo -. Danielle se mostró sorprendida por un segundo. Ciertamente no era algo que esperara de manera alguna. Pero no lo pensó dos veces. Tenía mucha curiosidad por el famoso DRACO MALFOY. Había escuchado, tal vez, demasiadas cosas…
Danielle -. Dime cuándo y dónde -. La respuesta de Draco le llegó en un susurro apenas…
Draco- Esta noche, a las doce… Búscame en la entrada a las mazmorras… Claro que si te atrapan merodeando… Yo no te conozco -. La muchacha sonrió.
Danielle - Entendido. Estaré allí… Veremos si sigues tan confiado -. Declaró con un gesto pícaro y un guiño, tomándole la corbata verde y plateada. - Es complicado que alguien me pueda vencer -.
Draco - No lo sé… -. Pansy dejó en el aire esa conversación. Tomó por un brazo a su "amigo" y se lo llevó, diciendo que ya era la hora de regresar…
Danielle se sentía un poco ansiosa. No era una cita romántica, lo tenía claro, pero de todas maneras no podía evitar que su corazón latiera un poco más rápido. Era el presentimiento de una buena lucha. Ella supo, en cuanto le vio a la cara, que se hallaba ante un gran rival… Tenía ese mismo brillo que poseía su padre cuando les tocaba entrenarse… Un poco feral, pero completamente acerada… Como espada sedienta de sangre.
Padre, honraré tu memoria. No dejaré que nadie haga caer tu espada de mi mano.
Aunque yo desee lo contrario.
Nueve…
Diez…
Once…
Once y treinta…
Lentas y apáticas, las horas transcurrieron. Danielle se había estado entrenado un poco en su cuarto, siempre pendiente de que ni Ruri ni sus amigas entraran y la sorprendieran… Tenía que estar bien, su mente despejada…
¡Cómo odiaba los duelos!
Los preludios le incomodaban, le volvían loca. No era como cuando de pronto pasaba algo. Entonces, concentrarse y ser una con su arma era cosa de un segundo… Prefería luchar bajo presión…
Sus pasos por los corredores desiertos fueron tragados por el benevolente destino…
Ni siquiera Snape, de oído agudo y mente alerta en todo momento, pudo detectarla.
Y rápidamente pudo ver a Draco en el pasillo que daba a la mazmorra de Pociones. Sonreía con desdén y orgullo, varonil y decidido en su traje negro de duelos… Nada de túnicas que pudieran estorbar, sólo una capa ajustada con broches de oro, que en la espalda llevaba bordada la insignia de Slytherin en hilos de plata… Su cabellera dorada apresada por una cinta verde, dulce contraste, extremadamente delgado en esa tela ajustada a su piel.
Drac- Llegas diez minutos tarde -. Dijo en un tono de voz que en el fondo expresaba "¿Miedo, LeGrand?"
Dan- ¡Estos estúpidos corredores! Siempre me estoy equivocando de lado -. Replicó advirtiendo el matiz. - ¿Dónde se supone que vamos a luchar? -
Drac- Ven conmigo -. Y le tomó de la mano. Danielle se sonrojó al comienzo, pero luego entendió que era lo normal. LeGrand no tenía ni puta idea de a dónde iban…
Su piel… ¡Es tan fría!
Bajaron por escaleras estrechas, hasta una galería que estaba, por lo menos, a tres pisos bajo el nivel del suelo… En un recodo de ese estrecho pasaje había un tapiz… Draco entonces se adelantó, y levantó la palia.
Drac- Es aquí -. Sonreía otra vez, pero ahora un sentimiento de agrado dominaba su rostro… Estaba ansioso… Hacía mucho que no usaba su espada, la que heredó de la familia Malfoy. Bella y peligrosa, engañosa, como todos los hombres de la estirpe… LeGrand estaba un poco confusa. Draco de inmediato se puso en guardia, como una fiera a punto de saltar.
El lugar era bastante amplio como para sostener allí una contienda. Un salón de frías lozas, marcial. Al parecer allí hubo antes un aula, la iluminación así lo delataba… Por todas partes habían rastros de humedad, sin embargo estaba limpio y libre de polvo… Viejo, y perfecto… Las velas flotaban por sobre la cabeza de Danielle y de inmediato se quitó la túnica de la escuela… Llevaba su uniforme en perfecto estado, claro que no iba de faldita…
Nadie en su sano juicio iría de faldita por ahí…
Drac- ¿Quieres empezar, por favor? -.
Dan- Por supuesto -. Y de inmediato el duelo comenzó… Midiéronse en silencio apenas una fracción de segundo. Danielle adelantó su mandoble, pero no se movió. Parecía aguardar a ver un cruce de Draco para evaluar su estilo. Malfoy no se hizo de rogar y lanzó un golpe de derecha a izquierda, a la altura del pecho de LeGrand, el que fue rápidamente detenido por la hoja de la francesa.
Ambos sonrieron.
Lo que habían escuchado el uno del otro no eran exageraciones.
Las espadas siguieron chocando, astillándose en un par de ocasiones. Eran verdaderos espadachines, que no permitirías a la fortuna dejarlos. Danielle agarró el mango de su arma con las dos manos y envió un golpe hendiente a Malfoy, pero lo único que rasgó fue su capa…
Literalmente, cerca.
Los ojos de Draco centellearon con picardía.
Drac- Parece que no me he equivocado. Espero que me muestres un poco más de tu esgrima francesa -.
Dan- Dejemos las palabras de buena crianza y los piropos. Lo mejor es que sigamos luchando -. Repuso la muchacha, un brillo demoníaco apoderándose de sus ojos - Quiero vencerte -.
La lucha fue muy buena. Draco saltó hacia atrás, evitando un nuevo ataque, y Danielle dio dos pasos hacia el frente, intentando intimidarlo. El rubio entonces se agachó y le hizo una buena zancadilla, haciéndola caer. Pero Danielle no se quedó ahí, se puso de pie rápidamente antes de que el rubio pudiera dar cuenta de ella...
La batalla concluyó cuando Danielle echó por tierra al rubio, lo hizo morder el polvo, y no contenta con ello, le apoyó al punta de su adorado mandoble en la garganta, un pie sobre el traje de duelo del aristócrata, arruinándolo.
Dan- Creo que ya es bastante -. Concluyó, y lo dejó libre -.
Drac- Sí... Toma asiento, quiero hablar contigo -. Se apoyaron contra una de las paredes, muy agitados por la lucha anterior. Danielle estaba nerviosa, pero hacía todo lo que estaba en sus manos para no mostrarse perturbada. Malfoy estaba actuando bastante extraño.
Dan - ¿Y? -.
Drac- Seré sincero contigo. Me alisto para entrar a la Orden del Oscuro Señor, y te quiero a mi lado -. LeGrand se quedó callada. Se sentía impresionada, porque ella no cabía mucho de Malfoy, y obviamente, él no sabía nada de ella. Le tentaba estar cerca del rubio, que le atraía poderosamente, pero, sus valores primaban...
¿Acordarse de que tenía novio?
No, no era por eso...
Dan- Lo siento, pero no. Y me sorprende que tú estés tan ansioso por servir a ese asesino -.
Drac- ¿Sí? -. No había una sola señal de sorpresa o enojo en su cara.
Dan- Parece que no lo sabes, pero... Yo vine a Hogwarts por que soy huérfana. Mis padres murieron por culpa de él -.
Drac- Ya veo... -.
Drac- Estaban cuidando de una aprendiz de Auror, cuando sucedió -. Y le habló del Morsmodre, de la batalla, y del estado en que había quedado la chica, del funeral... De todo - ¿Por qué quieres estar con ellos? -.
Drac- Porque quiero... Realmente es una pena que estés del lado del Dumbledore... -.
Dann- No estoy de su lado... Yo respondo sólo a mi venganza. Eso nos hace enemigos -.
Draco se sentía un poco mal. Le daba lata perder de esa forma a una gran aliada, pero no había nada más qué hacer. Aplicarle la Imperius era un insulto a su maestría, y él era demasiado orgulloso como para tener simples empleados. Eso quedaba para los idiotas, como Crabbe, Goyle, y Pansy Parkinson... Esos, se ofrecían como carne de cañón por simple inercia. Mientras el silencio se apoderaba del lugar, el rubio se cuidó de sacar su varita del bolsillo escondido en su espalda. Por eso llevaba la capa.
Drac- Es una pena. Necesito una guerrera como tú a mi lado -.
Dann- Gracias -. Estaba ruborizada.
Drac- Ya no tenemos nada más de qué hablar -.
Dann- Bueno, mientras estemos en Hogwarts, me gustaría que siguiéramos peleando... Me hace falta un buen entrenamiento. Esa profesora de DAO aún no se aplica con eso -.
Drac- Si... Debo pulir mi estilo -. Se pusieron de pie, y el muchacho se dijo que era su momento.
Con un movimiento fluido, atrapó la cintura de la muchacha y la acercó a sí. Y luego, el beso...
Danielle dejó caer su espada, que hizo un ruido metálico en el piso de piedra.
Ni se dio cuenta de cuándo le pusieron la varita en la sien.
Drac- OBLIVIATE -.
Y todo acabó.
Drac- Ciertamente, es una pena. A lo mejor hubieras sido mi amante... Tenías razón, Tom. No hay nadie lo bastante bueno para mí -.
Fin
