CAPÍTULO II

Disclaimer: Los personajes no son míos, y todo eso. Aunque bueno, uno que conoceréis más adelante sí. Y muchiiiiiiisimas gracias por la review. Esto no hace más que darme fuerzas para seguir escribiendo sobre la que creo que es una de las historias más maravillosas que existen 

CAPÍTULO II

La había visto. Por supuesto no era su intención volverla a encontrar, y menos después de que en un mismo día todas sus ilusiones y su corazón se hicieran pedazos de golpe...pero sí, ahí estaba. Después de haber conseguido huír de la que había sido su casa, su creación, el lugar en el que...el lugar del que tantos, ahora, amargos recuerdos conservaba.

La había visto correr, llorando, desesperada hacia alguna parte. Una parte de él quería salir y abrazarla, preguntarla qué le había ocurrido...decirle que él estaba ahí. No. No se lo merecía. En absoluto. Es más, desconocía el motivo por el que se encontraba en ese estado, pero esa expresión en su cara la había visto antes. Sí. ¿Perdida de nuevo? ¿En busca de guía? Una sonrisa irónica salió de sus labios. Ésta vez tendría que ser ella la que se tuviera que guiar así misma. A fin de cuentas, bien le había demostrado con su último gesto que él no era para ella más que una pobre criatura de la oscuridad por la cual había que sentir compasión. Le besó por...ni siquiera sabía si había sido por amor, por pena o quizás como una estúpida estrategia para liberar a Raoul...sólo pensar en su nombre hacía que su sangre comenzara a herbir poco a poco...

Pero, algo no terminaba de encajarle dentro de sus pensamientos...¿por qué no estaba con él? ¿No habría contraído matrimonio con su Vizconde? ¿Cuál era la razón por la que se hallaba tan emocionalmente perdida? ¿Habría perdido a su querido amor de niñez con todas las revueltas sucedidas últimamente? Sinceramente, si eso le había pasado, no le importaba. Por más que un lado de él deseaba buscarla y ayudarla, su orgullo, su sentido común se lo impedía. No. El tiempo diría quién necesita a quién ahora...y no iba a poner nada de su parte.

Miro hacia la calle, desde el lugar en el que llevaba ocultándose mucho tiempo..una mirada fría, llena de rabia contenida...sus dos ojos azules ahora adquirían el color tan gélido como el del mar en pleno invierno.

Con una última mirada,se adentró en el que ahora era su pequeño refugio...cerró la puerta tras de sí y dejó esa capa que le permitía cubrir perfectamente la máscara encima de una silla de madera. Se sentó, simplemente, ante su escritorio, que contenía todas las piezas musicales que había escrito anteriormente..todas para ella, todas para escucharlas en su voz, su maravillosa voz que tanto le había costado entrenar.Todo, ahora, en vano.

Se sentó, llevándose sus dos manos a la cara..apartando todas las creaciones que estaban en una carpeta delicadamente guardadas, de golpe...cayendo lentamente todas en el suelo. La quería sacar de su cabeza...pero ¿cómo?

-" Maldita seas...-dio un golpe seco con su mano contra la mesa del escritorio-¡ Maldita seas Christine!"

Christine miraba tímidamente todos los detalles que se hallaban en el interior de la pequeña residencia. Era de la época, y bastante simple. Primero le enseñaron la entrada: era grande y tan sólo había un pequeño armarito en el que ( suponía) podrían guardarse algunos abrigos. Luego, al lado del mismo, un pequeño sofá. No era mucho, pero al menos era un lugar en el que poder quedarse durante un tiempo, y centrar sus pensamientos..lo necesitaba.

Las amables señoras que la habían encontrado le siguieron enseñando la que iba a ser ahora su vivienda. La pequeña sala de estar, el comedor, y después le permitieron quedarse el mejor cuarto de entre todos los que tenían disponibles. Marie, amablemente, apoyó una mano sobre el hombro de la muchacha poco antes de dejarla entrar en su cuarto.

-"Confío en que aquí se encontrará mejor que en nuestro oscuro trastero, Mademoiselle.."

-Sonrío-" Christine, Christine de – suspiró, corrigiéndose a sí misma-. Christine Daae"- Ya de poco le servía utilizar su título.

-La mujer sonrió amable al escuchar su respuesta- " Bien, pues Mademoiselle Daae creo que Emma ya se ha encargado de dejarle el baño listo tal y como le indiqué. Oh, bueno, obviamente no ha tenido tiempo de traer sus pertenencias consigo..."

-" No se preocupe- una sonrisa amarga salía de sus labios- Mañana me encargaré de todo eso. Ahora lo que necesito es descansar, si no le importa"

Ella asintió, cerrando la puerta y dejándola por fin en soledad. Un gran suspiro salío de ella...tenía al menos un sitio en el que poder cobijarse. Se sentó en la cama...pequeña pero confortable. Miró a su alrededor. Una ventana considerable,y frente a su cama...un pequeño vestidor y un espejo. Se levantó y se miró en el mismo...viendo simplemente su reflejo. Una chica exhausta, su pelo desordenado y sin ser el mismo que antes...pero una sonrisa escapó de sus labios al estar frente a ese simple espejo..recordaba ahora la primera vez que escuchó su voz, melodiosa pero a la vez también molesta, exigiendo algún tipo de explicación por parte de ella...y se la dio..

"Angel lo siento, fui cobarde..."

Lo había dicho como si ello le cargara una enorme pena. Y en realidad, la cargaba, porque sí...era y es cierto. La cobardía siempre se apodera de ella..para huír con la opción más segura. Y una vez más, lo había hecho.

Sus ojos se empañaron ligeramente ante el recuerdo...su ángel de la música...su ángel de la música...

-"Qué daño tan grande te hice"

Una vez más, lanzó las palabras al viento...esperando, acogiéndose al hecho de que él, de algún modo, podría oírlas.

Se metió en el baño. Efectivamente, se lo habían dejado todo preparado: Las toallas limpias, las sales, la bañera con el agua a temperatura exacta..

Costosamente se quitó el vestido y la ropa interior consiguiente. Miró al espejo su cuerpo, ahora desnudo, mezclado con el vapor de el agua templada que se posaba en el espejo. No era la misma persona...no la misma de mirada soñadora e infantil de hace 10 meses.

Con un suspiro de resignación se metió en la bañera..pocas veces había sentido una sensación tan tranquilizante y maravillosa. Simplemente el agua templada sobre su piel. Se incorporó, echó un poco de sales y se echó hacia atrás...cerró los ojos. Necesitaba centrar sus pensamientos: sobre la muerte de Raoul, sobre su huída sin avisar de la capilla en la que se estaba celebrando su funeral, sobre...Erik. Su nombre era el único que llevaba resonando en su cabeza desde que abandonó definitivamente su recién adquirida nueva vida...Había muerto..–el pensamiento hizo que un pequeño temblor de temor saliera de su cuerpo-

Le había hecho tanto daño que, en caso de que estuviera vivo, probablemente no querría ni mirarla a los ojos..Sí, por su acto de cobardía le había destrozado el corazón nada más y nada menos que al que le había enseñado todo lo que sabía...el que se había entregado a ella sin dudarlo...cuando ella no lo hizo. Por Dios, ¡ni siquiera supo despedirse de un modo menos doloroso! Huír, huír a los brazos seguros de Raoul era lo que le importaba.

Un sentimiento de culpa comenzó a invadir su alma, y llantos ahogados comenzaron a salir de ella. Se llevó las manos a la cara, se incorporó y con la cara apoyada en sus rodillas descargó todo lo que no había podido durante las muchas horas anteriores.