Los dos días posteriores se sucedieron con mucha calma. La mañana, una vez más, anunciaba un nuevo día. Una extraña brisa cálida invadía el ambiente, señal de que febrero se acercaba, y con el, próximamente la primavera. Sus ojos se abrían, acomodándose poco a poco a la luz. Tanto tiempo inmerso en la oscuridad le había hecho bastante sensible a la claridad. Se levantó, su camisa algo descolocada y abierta, su pelo ligeramente revuelto y descolocado..después, como si fuera acto reflejo, alcanzó su máscara y se la puso.

Se levantó de la cama,ésta vez se había despertado algo más tarde de la cuenta. Una vez consiguió apoyar los pies sobre el frío suelo de la casa, fue hasta el salón. Sobre la mesa, una hermosa bufanda. Simple, y negra. Se acercó para observarla más de cerca. El único pequeño distintivo que tenía era la letra "E". Ah, aún recordaba cuando la había visto tejiéndola 2 días atrás. Se vió sorprendido por la actitud de Angie. Claramente había intentado besarle...aquel gesto había significado dos cosas: Una de ellas, era que claramente aquello no hacía más que mejorar las cosas para con sus propósitos, y por otro lado...puede que sólo se trate de un amor adolescente, o a lo mejor fue a modo de agradecimiento. Quizás por no haber sido duro con ella después de que hubiera descubierto todos los objetos que jamás hubiera querido que viera. Pero¿cómo había sido capaz de atreverse besarle? La única persona que había llegado a hacerlo había sido Christine...el recuerdo del mismo le hizo cerrar sus ojos en gesto de dolor al mismo tiempo que cogía la bufanda, agarrándola con rabia.

La miró. Era muy bonita y parecía cómoda. Pero,ahora no podía perder más tiempo. Se había olvidado por un momento de los asuntos que tenía que atender ese día. Sin un minuto más de demora , se adentró de nuevo en su cuarto.


La tarde comenzaba clara, y el parque daba a relucir todo su esplendor. Los árboles cuyas ramas estaban ahora peladas por el invierno y el viento se zarandeaban, las hojas secas volando a través del parque. Se podía respirar la tranquilidad, escuchar al mismo silencio..

Cerró los ojos. Su dulce cara respirando la paz de ese pequeño momento. Momento que a su vez, le traía recuerdos..recuerdos de aquellos días en la ópera: Las clases de ballet, las representaciones..y Christine. Dios, hacía meses que no la veía. Y el hecho de que tanto su madre como ella hubieran leído la trágica noticia de la muerte del Vizconde y esposo de su mejor amiga en el periódico no hacía más que empeorar la situación. Una parte de ella deseaba salir a buscarla, simplemente para asegurarse de que estaba bien, pero eran tiempos demasiado difíciles como para hacer tal cosa.

Siguió mirando el maravilloso espectáculo que la naturaleza habia decidido mostrar ese día, cuando...le vió. Sí, estaba lejos caminando por las sombras que los árboles proporcionaban. Algo en su modo de andar, en sus ropas...apenas le había visto pero lo suficiente como para saber que seguía vivo. Sus ojos se abrieron en alarma¿debería de decírselo a su madre¿Correría Christine peligro estando él..vivo?