Bueno! Capítulo 16. Os presento a otro de los personajes más importantes en ésta historia. Édmond -sonrisa malévola- Disfrutad de él...como siempre las reviews son de agradecer :)
Menuda sorpresa, se decía para sí mismo. La vizcondesa huyendo en plena noche..no serían unas noticias demasiado placenteras para Emma y Marie, pero par él desde luego era algo realmente positivo..
" Oh, no se preocupe señorita no era mi intención asustarla..voy camino a mi trabajo y simplemente me ha resultado bastante extraño ver a alguien como usted por aquí sola tan temprano.."
Frunció el ceño. ¿Qué pretendía aquel tipo con todo esto?-"Creo que eso no es de el interés de una persona a la que no conozco, Monsieur. Ahora si me disculpa, por favor, tengo que irme..."
Suspiró, mirándola amable- "Lo único que quiero ofrecerle es ayuda..-miró hacia la fachada de la residencia - ¿Vive ahí? Lo digo porque en ésta zona lo único relativamente decente que hay para vivir en éstos tiempos son sitios como éste.."
Asintió despacio- " Vivía...pero por favor, no puedo perder más tiempo. He de irme.."
"No debe tener a donde ir, insisto, si me deja puedo ofrecerle refugio el tiempo que haga falta..-la miró más detenidamente, simuladamente preocupado por los golpes- Por Dios la han hecho bastante daño..."
Leyó la preocupación en sus ojos claros. Aunque aún una parte de ella estuviera realmente asustada e intimidada por su presencia, algo la hacía creer que no la haría daño...sin siquiera darse cuenta se acercó un poco más hacia él.
Le miró con una mezcla de temor y tremenda tristeza al recordar cómo había sido tratada- " Ciertamente..no...no tengo a dónde ir...es cierto...si fuera tan amable...-una pequeña lágrima salió de sus ojos- sólo sería por ésta noche.."
La sonrió amable, incluso inspirando más seguridad- " El tiempo que necesite, Mademoiselle...podrá calmarse y guarecerse de el frío allí si lo desea.."
Sus pasos tímidos fueron avanzando, poco a poco, aún con el temor de que el conocer a otra persona más fuera a llevarla a la perdición..pero en esos momentos, realmente, poco le importaba. Ya lo había perdido todo..¿qué más daba buscar su final dentro de su propia miseria?
Conforme iban alejándose ambos de la residencia, una media sonrisa asomaba por los labios de el joven mientras le daba una última mirada al lugar..
Esa conversación mientras se tomaba el café y los brioche que él amablemente había conseguido por la mañana había sido uno de las mejores maneras de empezar el día. Por un instante, mientras terminaba de recoger los platos en la pequeña cocina, pensó, que quizás...a lo mejor, existía la remota posibilidad de que él sintiera algo especial hacia ella..aunque aún una parte de ella lo negara. Sin duda la persona que le había hecho tanto daño había sido una mujer, sí, escucho susurrar levemente un nombre ese día... No estaba segura...pero hoy le había dicho algo que se lo había confirmado.
" A veces sientes que el pasado te persigue cada día...como una sombra que se cierne sobre ti..el recuerdo de alguien que te dejó destrozado..no termina de marcharse nunca..- su voz rota y sus ojos oscurecidos con rabia cambiaron al mirarla, pasando a ser una leve sonrisa - Pero tú eres una agradable compañía, Angie"
Quizás esas palabras deberían de bastarle para saber que era una parte de su vida...pero aún había un pequeño temor en ella, y era ese horrible suceso pasado que él no quería recordar nunca..
Erik la observaba ordenar y limpiar cada una de las cosas que habían sido utilizadas durante el desayuno. Sus manos estaban desgastadas por el tiempo y la vida tan poco agraciada que había sido obligada a llevar. La muchacha le había contado sin reparos todo lo que había sido de ella antes de que hubiera venido a parar a ésta pequeña casa. Se conmovió ligeramente al escucharlo, a fin de cuentas es una chica de 18 años que se merecería estar en un lugar mejor, no atendiendo a diario su casa..pero ella parecía encontrarse mucho mejor que en alguna otra parte...una mueca irónica asomó a sus labios..quizás en breve sería el momento de demostrarle a Christine Daaé lo que su "angel de la música" había conseguido durante todo éste tiempo. Quería ver sus ojos, su cara, llena de tristeza al ver que la única persona que podría haberla vuelto a acoger de nuevo entre sus brazos ya no la necesitaba. Oh, que ironía tan grande sería verla presenciar lo mismo que él presenció en el tejado de la ópera...aquello que nunca, jamás, olvidará. En los brazos de otro hombre, diciendo esas palabras que le habían herido como si un cuchillo atravesara su alma.
Se marchó, antes de que ella se diera cuenta de que había estado observándola. Tomó todo lo necesario, disponiéndose a salir a la calle. Era la hora de sorprender a su "joven enamorada" una vez más...
La casa era lo suficientemente espaciosa y a la vez con cierto toque de elegancia bastante característico. El suelo era de madera, al igual que la gran mayoría de los muebles. Miraba a su alrededor en la silla en la que se había sentado esperando que la persona que la había "salvado" volviera.
A los pocos minutos se encontraba frente a ella.
"Debe tener hambre, si quiere puedo prepararle algo...-Paró un momento, cayendo en su error- Oh, por favor discúlpeme por no haberme presentado. Mi nombre es Édmond-extendió su mano, tomando ligeramente la de ella- ¿Y usted es..?"
Le miró, dudando por un momento si debería revelarle su identidad o no..- "Christine...Daaé, señor..."
" Bien..Oh, perdon por tener que dejarla sola, pero tengo muchísimos asuntos que atender ésta mañana. No se preocupe por nada, aquí no puede encontrarla nadie..que es lo que supongo que teme-sonrió- en la cocina hay café y comida suficiente, así que sírvase usted misma si lo desea"
Ella asintió, sonriendo ligeramente. Una vez se marchó, la curiosidad comenzó a invadirla, como siempre que se hallaba en un sitio que apenas conocía. Aún recuerda lo que le costó su curiosidad hace un tiempo...le quitó su máscara y él la tiró al suelo tan bruscamente..
Entrometida pandora...
Así la había llamado. Y en ese mismo momento se arrepintió de haberlo hecho. Esa era la primera vez que le había hecho daño, y por desgracia, no la última. Lamentaba darse cuenta de todo tan tarde, justo cuando no podría decirle todo eso mirándole a los ojos.
Entró en la cocina. Verdaderamente tenía hambre...
Llamó al timbre de la residencia, esperando respuesta rápida. Emma inmediatamente la abrió
"Por Dios, Édmond¿qué ocurre ahora?"-No parecía demasiado animada e intuía por qué
"Ah¿es que no quieren saber dónde está vuestra vizcondesa?"-dijo, con una media sonrisa en sus labios.
