"Is this our farewell?"
Édmond habia estado buscándola por todas partes, pero finalmente la había perdido la pista. Fue hasta la residencia, su paso apresurado y su respiración visiblemente alterado por la carrera.
"¿Dónde está?"-Maurice le miraba impaciente, habían ido hasta allí después de que él fuera en su busca.
"Puedo jurarles que la he estado buscando por todos lados. He preguntado, no la ha visto nadie..."
Su compañero Jacques endureció su gesto-"Entonces seremos nosotros los que la encontremos, con su ayuda o sin ella- miró a Emma y Marie que estaban a su lado- Ya han oído, más vale que especialmente ahora sepan demostrar de lo que son capaces"
Ambas asintieron, y Édmond llevó a sus dos colaboradores con él fuera. Había muchas cosas en las que pensar.
Ambos andaban con calma por las calles de Paris, las mismas que les llevarían al Ópera Populaire. La noche había caído hacía una hora escasa, y una hermosa media luna se alzaba en todo lo alto del cielo, mostrándolo claro y lleno de estrellas. Una brisa agradable, como aquellas del verano, movían ligeramente el pelo de la muchacha, que escuchaba atentamente al hombre que tenía a su lado, sonriendo y sujetando su brazo con firmeza.
"Cuéntame Erik-la curiosidad la invadía -¿por qué la ópera ésta noche?"
Él la miró, amable - "La música representa básicamente todo mi mundo...-continuaban su paso mientras hablaba- y el palacio de la ópera al que te voy a llevar ahora fue significante en mi vida. Tengo muchos recuerdos que me unen a ese lugar-suspiró- demasiados"
Sonrió. Por primera vez Erik le estaba abriendo su corazón, y eso la alegraba
"..No son todos amargos¿verdad?"
Pausó por un momento.No.Definitivamente no todos habían sido amargos. No hasta..ese maldito día en el tejado. Ese día en el que vió a la persona que él creía que nunca le engañaría de aquella manera diciendo esa clase de cosas...y con Raoul. Besándole..Intentó contener la rabia que de nuevo se formaba en su interior, parecía mentira que lo sintiera como si estuviera ocurriendo en ese mismo momento. Aquello fue el límite entre lo que quedaba de su cordura y la locura.
Finalmente respondió, parando el paso y tomando sus dos hombros gentilmente- "No, querida, no todos..-fue en ese momento cuando Angie vió ese pequeño atisbo de tristeza en sus ojos- De hecho creí ser feliz allí durante un breve espacio de tiempo- sonrió amargamente- pero todo el mundo se hace ideas equivocadas alguna vez¿no es cierto?"
No podía explicar lo que sintió al escuchar esas palabras. ¡Qué frustrante tiene que ser creer ser feliz y que luego te lo arrebaten de cuajo! Sin piedad. Sin lograr recuperarla nunca más. Por Dios¿por cuántas cosas más había pasado éste hombre?
Soltó su brazo y prácticamente se abalanzó sobre él en un fuerte abrazo.Sabía que aquella memoria que tanto le atormentaba tenía que ver con aquel sitio, y lo único que sentía eran ganas de abrazarle,de sentirle cerca y decirle al oído que tiempos mejores estaban por llegar. Junto a ella. Maldita sea, quería amarle enteramente y barrer toda su pena.
Aquello le sorprendió. Ahí estaban, prácticamente al lado de la entrada trasera del Ópera Populaire y correspondiendo al impulsivo abrazo. Por más tiempo que pasara,nunca dejaría de sorprenderle.
Se separó de él sólo lo suficiente para besarle, apoyando sus pequeñas manos en sus hombros.El tacto de su capa era muy suave. De repente, sin saber por qué, tenía la sensación de estar probando sus labios por última vez.. Con aquel temor que la invadió, profundizó el beso, sin querer desprenderse de ellos aún. Él la cubrió ligeramente con su capa al mismo tiempo que apoyaba su mano en su cintura.
Una vez rompieron el beso, ella simplemente alzó su voz suave, sólo para que él la escuchara..aún en el calor de sus brazos, de su capa que la envolvía.
"Sabes que puedes contar conmigo, Erik. ¿Verdad?"
Por supuesto que sabía que podía contar ella. Lo que precisamente no sabía era si ella podía contar con él.
Asintió, haciendo un gesto con su cabeza hacia la pequeña puerta-"Ya estamos aquí- protegió con su brazo sus dos hombros- ésta entrada siempre me ha parecido más segura"
Y ella entendía el por qué. Por razones obvias no le gustaba ser visto en público más de el tiempo necesario, y esa puerta era una gran ayuda.
Nada más entrar ya estaba realmente impresionada por aquel enorme pasadizo, apenas iluminado. Tomó su mano, todo aquello de algún modo la intimidaba un poco..pero al mismo tiempo la hacía sentirse como una quinceañera que había hecho una escapada sin planear nada bueno. Ese pensamiento la hizo soltar una risa floja. Erik lo notó al igual que el hecho de que había cogido su mano en busca de seguridad. Se volvió hacia ella, por un momento sin entender.
" ¿Ocurre algo, Angie?"- Redució levemente la velocidad de su paso, mirándola con cierta preocupación. A pesar de todo, no quería empezar a asustarla.
Sonrió- " No, todo está bien. Es sólo que éste sitio es..impactante"
Ahora era él el que puso gesto divertido-" Yo también me ví sorprendido en su momento por sus dimensiones-medio sonrió- pero si me acompañas, lo mejor está por llegar"
Se sentía impaciente. Le estaba enseñando su mundo, su pasión y gran parte de su vida..
Xxx
Meg estaba apunto de volver a casa. Su retraso se debía a una reunión con unas antiguas amigas del ópera populaire. Ya no pasaba más tiempo allí, no desde el accidente. Pero de vez en cuando se veía con ellas, y se contaban todas las novedades que hubieran alrededor del gran palacio, sus nuevas reformas que estaban al terminar en unos meses, su gente...aunque, evidentemente, gran parte de los que estaban ya se habían marchado. Y Christine también. Cómo la echaba de menos, cada vez que pensaba en su mejor amiga una angustia oprimía su pecho: Lo último que supo acerca de ella fue esa carta. Era desgarradora. Había necesitado a su mejor amiga y le había sido imposible proporcionarle la ayuda que quería..se sentía tan frustrada. ¿Qué hacer?
Suspiró, y cuando se iba a disponer a dar los últimos pasos hasta su portal unos brazos fuertes la atraparon, tapando su boca
"No te muevas pequeña,
obedece, y todo saldrá bien"
Una voz masculina, algo amenazante
pero gentil al mismo tiempo, se escuchaba en todo el callejón.
Cuando llegaron al palco, que él conocía especialmente bien, Angie no podía salir de su asombro. Tras la cortina estaban ambos, presenciando el gran espectáculo de sonidos y color en el escenario
Erik observaba con curiosidad sus reacciones y después echo un vistazo a la fachada del auditorio, que estaba prácticamente reformado exceptuando algunas pequeñas cosas sin importancia aquí y allá. Aquella noche..en la que la pasión y el deseo fluyó en aquel escenario, pero terminó en tragedia.
No dejaba de escuchar, ni de prestar atención a lo que estaba viendo. Aquello era un auténtico festín para los sentidos, acariciaba sus oídos y su alma al ritmo de aquella melodía compuesta por infinidad de instrumentos que se unían en uno solo para crear esa maravilla. Estaba llegando tanto a su alma que sentía como se le iban humedeciendo los ojos. Ahora comprendía el amor del hombre que tenía a su lado por la música...era arte, puro arte. Y él, sin negarlo,era un artista. Por lógica, tenía que amar todo esto.
La pieza, por desgracia, terminó a los pocos minutos dejando a la muchacha sin palabras. Se volvió a él , que tenía su mirada puesta en ella.
"¿Has disfrutado de la pieza?"- Aunque pudiera leer en sus ojos claros la respuesta, quería oírla de ella.
"Es...es realmente precioso. Nunca había tenido la oportunidad de asistir a un evento así-una gran sonrisa atravesó sus facciones- muchas gracias"
Como respuesta sonrió, atrayéndola hacia él tomando sus brazos- " Aún quedan muchas más sorpresas ésta noche-dijo en un susurro-Ven.."
Su respiración se aceleró al escuchar esas palabras. Ésta vez fue él el que tomó su mano en primer lugar, ambos avanzando por los largos pasillos. Sabía de un modo en el que llegar a donde tenía pensado llevarla, pero no quería volver a atravesar ese espejo de nuevo, ni visitar aquel cuartillo. Ni volver a sentir el olor a flores frescas que allí siempre se respiraba. No. Nunca más. Se acabó ese tiempo de rosas, de música celestial, de momentos maravillosos,de la presencia de Christine..
Xxx
Intentó gritar, pero la mano que sujetaba su boca lo hacía con demasiada fuerza, y mover sus brazos era algo totalmente inútil hasta el momento. Sentía frío y mucho miedo..al mismo tiempo que obligadamente seguía los pasos presa de aquel hombre que la había cogido no dejaba de pensar en su madre...y en cuanto la necesitaba en aquel momento. Lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas..
Édmond sintió la tensión y el temor de la muchacha- " Si haces lo que se te pide, saldrás a salvo de ésta así que guarda tus lágrimas por el momento"
Tragó lentamente. No se atrevía a decir nada. Sólo sabía que tenía que hacer caso a su secuestrador en todo momento.
Xxx
Lo que sus ojos vieron al bajar los últimos pasos de aquel largo y ténebre pasadizo lleno de pequeñas antorchas a los lados no se lo imaginaría nunca. Por desgracia todo parecía destruído y la mayoría de los objetos robados.Sólo quedaba una enorme cama, aún con las sábanas incluso, y...un precioso órgano al centro. Alrededor de todo aquello, un inmenso lago.
Miraba con admiración y un sentimiento de felicidad al mismo tiempo- "¿Era aquí, Erik¿Aquí componías tu música en tu tiempo en éste teatro?"
Se le estaba haciendo verdaderamente insoportable estar ahí. Era como si de repente todos los recuerdos vinieran hacia él, de golpe. Como si todavía la tuviera a su lado, y estuviera cantándola, seduciéndola..maravillada dentro del "hechizo" que él más sabía manejar: Su voz.
"Sí..-intentaba parecer sereno, pero la alteración en su rostro era visible- fue como mi casa durante mucho tiempo"
Hizo de tripas corazón y fue avanzando más, Angie tras él. Conforme iban acercándose más al lago y al lugar donde estaba el órgano pudo reconocer que había alguien en la orilla. Su mirada se fijó en la silueta femenina que yacía prácticamente inerte.
No podía ser...
Sencillamente no podía ser..
Era...
Christine.
Le indicó a Angie con un gesto de su brazo que no le siguiera al mismo tiempo que se fue acercando. Su desesperación creciendo por segundos, su corazón encogiéndose a cada paso. Tenía que asegurarse, realmente asegurarse de que era ella la que yacía en el suelo.
Se encontró justo frente a su cuerpo. Su expresión y rostro palidecieron ante lo que veía. Sus dos muñecas tenían contusiones, sus manos arañadas y maltratadas..pero su cara..maldita sea, su expresión era pacífica y dulce..
Hasta en su muerte..
No pudo más. Se hincó de rodillas frente a su cuerpo mientras un río de lágrimas recorrían sus dos mejillas. Pero¿qué le había pasado¿Por qué, por qué había llegado hasta allí? Sus manos tomaron la de ella apoyada tranquilamente en su regazo. Estaba tan fría. Intentó darle calor con su contacto, en vano.
"Christine..por qué..."-fueron las únicas palabras que se formaron en sus labios al mismo tiempo que su llanto seguía. Observó su ropa húmeda, dándose cuenta de algo.Soltó su mano delicadamente, yendo hasta su abrigo. Descubriendo enormes piedras en sus bolsillos. ¿Qué había hecho? Esto no hizo más que aumentar su pena..
Angie se alarmó en seguida y, desobedeciendo lo que le había indicado, fue hasta él.
Apoyó una mano en su hombro, agachándose a su lado-"¿Qué te ocurre, Erik¿Quién...?"
Sus palabras fueron interrumpidas por lo que veían sus propios ojos. Una chica joven, probablemente cerca de su edad o más yacía en el empapada. Su larga melena rizada se extendía hasta el mismo lago que áun la seguía mojando. Incluso en esas condiciones, era una mujer con bellas facciones.
Al analizarla bien cayó en la cuenta...
La mujer que tenía frente a ella era la misma que vió en aquel retrato.
