"I wanted you to be with me,

For so long I don't even know by now

But now that I've given up on you

Defiantly you see me"

Su mente no dejaba de volver a ella y al hecho de que se habían vuelto a encontrar constantemente mientras recorría su camino a aquel familiar despacho. De nuevo todos sus esquemas estaban rotos. Justo cuando comenzaba a salir de todo aquello que le producía su recuerdo, cuando comenzó a considerar que quizás un cambio y olvidar era lo más adecuado..

Ahora más que nunca sabía que eso no era cierto, y que había vivido en una mentira que se había creado él mismo para que el dolor fuera menor. Lo supo nada más verla en la orilla del lago, al haber derramado todas esas lágrimas por ella. Pero sobretodo, por lo que sintió al verla despierta frente a él: Sus dos ojos suplicantes, su respiración rápida y…podía jurar que su cara se iluminó al verle.

Claro, posiblemente porque sabía que allí estaría a salvo, simplemente buscando dónde guarecerse nada más. Aunque aquel abrazo parecía haberle indicado totalmente lo contrario..pudo sentir la fuerza con la que le abrazaba y sus silenciosas lágrimas escurrirse por el cuello de su camisa…No. No iba a poner sus esperanzas en alto de nuevo. Sí, tendría mil cosas que decirle, pero el agua se había llevado su voz con ella y…sinceramente, en esos momentos lo que necesitaba era estar lo más distante posible. Mientras más lejos se hallaran uno del otro, cuantas menos ocasiones hubieran en las que se encontraran, mejor.

Con paso decidido, llamó a la puerta del despacho. Había dejado a Angie encargada de las cosas de Christine, y así se mantendría todo por el momento


Las bolsas casi no le cabían en sus brazos. Siempre había tenido encargos que hacer pero nunca como ese día. Abandonó la tienda como buenamente pudo, sus dos manos llenas casi haciéndola perder el equilibrio…

De repente sintió cómo una mano amiga cogió la bolsa que estaba apunto de caerse.

" Hoy parece que no es nuestro día¿hm?"-Édmond la miraba afable.

"No-sonrió- definitivamente parece que no...-volvió a tomar la bolsa-Gracias,monsieur"

Rió-"Después de todas las veces en las que nos hemos encontrado, creo que va a ser necesario que nos llamemos por nuestros nombres¿no cree? –tendió su mano-Édmond"

Le volvió a mirar, tendiendo su mano tímidamente-" Angeline…"

Tomó su mano por un momento, volviéndola a soltar a los pocos segundos. Al darse cuenta de que una de las bolsas se le iba a caer la cogió él ésta vez. Cuando vio que ella volvía a insistir, la frenó retirando su mano.

"Por favor, deja que te ayude. Oh , no te importa que te tutee¿verdad?-ella confirmó con un gesto de su cabeza- Estupendo…-después de una pequeña pausa, continuó- Tienes un nombre muy bonito, me alegra darle una identidad por fin a la muchacha con la que me he cruzado tantas veces"

Rió levemente- "Lo mismo digo, Édmond-miró a su alrededor, nerviosa- Debo marcharme. Espero que nos volvamos a ver pronto…"

Cuando se iba marchando, le escuchó decir una última cosa- " Ha sido agradable hablar contigo. Y, si no te importa, estaría más que encantado de invitarte a un desayuno mañana"

Asintió, volviendo de nuevo a su camino hacia la casa. Le había resultado bastante placentera la conversación, tanto que se sentía como…

Si estuviera hablando con un miembro de su familia muy cercano.

Una hora después abandonaba el baño envuelta en una toalla. Hacia tanto tiempo que no se sentía tan bien que decidió dejar pasar el tiempo.

No podía creer lo que vio cuando llegó al cuarto en el que había estado inconsciente durante todo éste tiempo. Encima de la cama había un bonito camisón de color crudo, simple pero con unos pequeños brocados de encaje en el escote acompañado por una preciosa bata que combinaba a la perfección. Y luego, extendidos por el resto de la misma habían tres vestidos: Uno de ellos era azul, con una bonita tira blanca al centro pegada a la lazada del vestido que iba de arriba abajo. El segundo era de un tono salmón, algo más simple pero con el mismo aire de elegancia. Y el último de ellos era negro, de una simpleza sobrecogedora.

Había sido idea de él, no cabía duda. Siempre se estaba adelantando a los acontecimientos, y bien sabía que no había llevado con ella más ropa que su ahora arruinado vestido. Todo éste tiempo había sido tan atento con ella…y nunca se había dado cuenta de la realidad de las cosas. Hasta ahora, cuando quizás ya era demasiado tarde. Pero de todos modos, ese gesto la hizo ver que, al menos, todavía quería cuidar de ella. Sonrió para sí. Le haría ver de algún modo cuando volviera a verle cuánto apreciaba ese gesto.

"¿Ha disfrutado de su baño, Christine?"

Se volvió, encontrándose con Angie cerca de la puerta, una pequeña sonrisa dibujada en sus labios. Asintió, al mismo tiempo que ella se retiró de nuevo para que pudiera cambiarse en paz

Xxx

Entró de nuevo en su apartamento. A pesar de que posiblemente en breve pudiera conseguir toda la información necesaria sobre el paradero de ella, se sentía tremendamente frustrado. Con un suspiro, se sentó en el sillón, analizando cuales eran realmente sus propósitos…

Cualquier otra persona que hubiera estado en el mismo bando que él hubiera disparado a la joven Vizcondesa sin pensarlo ni un minuto más, sin siquiera darle la oportunidad de un lugar donde guarecerse.

Pero no, matarla desde luego no eran sus intenciones…durante el tiempo que la tuvo en su casa supo incluso apreciar la pena y la horrible situación en la que se había visto envuelta. Una chica joven, corista que de repente se convierte de la noche a la mañana en la voz más apreciada de Francia y luego, se ve dentro de un mundo que se le viene enorme. Lleno de lujos, gente adinerada y…ya podía imaginarse la reacción de los De Chagny cuando Raoul se presentó del brazo de ella anunciando que se iba a casar. ¡Qué horrible no tener a una damisela de alta alcurnia en la familia! Pobre muchacha, por todo el desprecio y malas miradas que habrá tenido que pasar…y ahora posiblemente estaría perdida en Dios sabe donde.

Se levantó y, con una especie de rabia que se empezaba a construir en su interior sin conocer el motivo, se sirvió una copa de brandy. Al volverse a sentar, sus ojos claros se abrieron en sorpresa

No podía ser….

¿Comenzaba a tener sentimientos hacia ella?

Imposible.

Dio un sorbo a su vaso de brandy y lo soltó bruscamente sobre la mesa de madera.

Xxx

Cuando iba saliendo por la entrada del hostal, una silueta demasiado familiar estaba frente a ella.

"Erik…"

La medio sonrió-"Me alegra verte de nuevo, Angeline. ¿Hiciste todo lo que te pedí? Lamento mucho que apenas hayamos podido hablar, pero creo que nuestra nueva huésped nos está quitando mucho tiempo a ambos"

Y te está apartando de mí también. Eso era lo que su mente gritaba en aquellos momentos.

"Lo sé…-su tono sonaba frío, aunque no fuera su intención- Sí, todo está listo. Recogí las cosas hace tan solo una hora-se miraron momentáneamente- Bueno, tengo que marcharme de nuevo"

Antes de que fuera a retirarse, tomó su barbilla delicadamente.

"Gracias"

Suspiró, dejando que él mismo retirara su mano-"No hay de que"

Con esto, sus pasos se fueron alejando y él continuó hacia la casa.

Christine aprovechó su soledad para memorizar un poco el lugar en el que él había conseguido instalarse. Miró todos los cuartos, la gran mayoría de ellos sin utilizar y con muebles y cosas llenas de polvo, exceptuando uno justo a la derecha del suyo. Estaba preparado para que ella no tuviera más que entrar.

Y así lo hizo, miró a su alrededor y todo estaba limpio y perfectamente preparado. La cama era extremadamente cómoda, y todas sus nuevas ropas habían sido trasladadas al mismo por Angie. Salió de allí, pensando que ya tendría tiempo para disfrutar de su nuevo cuarto.

Otra puerta llamó su atención, abriéndola. Todo lo que había dentro de la misma lo conocía, la caja de música, su propio retrato…y…Dios santo, incluso aún conservaba las partituras. Pero su gran obra maestra por desgracia había sido destruida junto al incendio y su propio mundo. Antes de que un gran sentimiento de pena y nostalgia se apoderara de ella salió de allí rápidamente.

Sus pasos la llevaron hasta el salón: Dos sillones, una chimenea, una mesa redonda, un escritorio que suponía era de Erik… y un piano. No había abandonado la música, pensó mientras iba hasta el mismo. Se sentó en la butaca y notó que había un trozo de papel encima de una mesita. Lo tomó y luego fue hasta su escritorio para coger una pluma

Sentándose de nuevo, comenzó a escribir

"Gracias por hacerme sentir como en casa desde el primer día. Los vestidos son preciosos"

Era simple, pero todo lo que necesitaba para expresar su gratitud ante tan buen trato. Por supuesto que no era lo único que deseaba decirle, habían miles de cosas más, pero quería que él las oyera de su propia voz y no de palabras escritas en un frío papel. Dos s lágrimas escaparon de sus ojos al mismo tiempo que dejaba el papel doblado sobre el piano…

Pero lo que no sabía era que alguien la observaba desde un punto distante del mismo salón.