¡Hola a todos! Bueno, no quería continuar con mi ¿pequeña? Historia sin dar otro gracias a todas las personas que la están siguiendo con tanto fervor. De verdad, no sabéis lo que esto significa para una persona que adora escribir tanto como yo.
Julia, bueno, ya sabes lo que pienso. Hablaremos por el messenger guapa
Oh, y Nidia. Antes que nada, muchas gracias. Sí, lo sé. Entiendo perfectamente que quieras que haya más interacción entre nuestros queridos personajes principales. Pero no temas, habrán muchos más capítulos. Sigue leyendo, poco a poco se van a ir acercando de nuevo. Habrán momentos tiernos, tensos, pasionales ( sí, habéis leído bien pero vais a tener que esperar...Ok, ya me he puesto el escudo contra todos los tomates que me vais a tirar por dejaros con la miel en los labios de esta manera :p) Pero todo a su tiempo, a fin de cuentas dicen que las cosas buenas se hacen esperar¿no? ;) Otra cosa más. No temas por la voz de Christine, no es irreversible. Volverá a hablar.
Ahora disfrutad de el capitulo 42. Malos tiempos para la pobre Angeline...
Gracias por vuestra fidelidad,
Lovephantom83
"Te di mi corazón, y tu lo regalaste
Te di todo el amor que pude darte y me robaste
He rasgado mi vestido, con una copa de vino
Hoy tu amor corta como el cristal"
Dirigió sus pasos hasta el salón, con la inicial intención de volver a sus diseños
"Todavía la quieres¿verdad?"-Sus palabras cayeron como una losa sobre él, haciendo que girara sobre sus talones de tal modo que la tuviera ante sus ojos.
"¿Todavía?-su tono se alzaba progresivamente en furia-¿Qué quieres decir con eso, Angie?"
Rió irónica-"¿Por quién crees que me tomas, Erik¿Creías acaso que no iba a ser lo suficientemente inteligente como para darme cuenta de las cosas¿De tus sentimientos, del modo en el que la miras¿De que no ibas a dejarla en el pasado? –Él la miraba en sorpresa- Sí, aquella tarde entre todas las cosas que ví…-ahora su tono había pasado a ser desafiante- encontré un precioso retrato. Era ella¿no? Christine- se acercó a él, una leve sonrisa en sus labios- Ahora dime que no es cierto que la quieres….¡Dímelo!"
Ahora se encontraba consumida en la rabia, la frustración y la tristeza. Lo sabría, ahora o nunca. De forma definitiva, clara y concisa.
Pero al mismo tiempo que la furia de Angie crecía en su interior, la sangre de Erik hervía dentro de su cuerpo con una fuerza inexplicable.
Cogió sus dos brazos con todas las fuerzas que pudo. Su cara estaba a muy escasa distancia de la de ella
"¡No lo sé!-la sacudió, su mirada fija en la de él, tal y como lo había hecho en anteriores ocasiones tensas entre ellos- ¿Es eso lo que quieres oír¡¿Quizás eso sirva para calmar tu estúpido e infantil ataque de territorialismo!"-Podía sentir su respiración sobre ella, sus dos manos casi hiriendo sus brazos.
Pero ya nada de eso la sorprendía. Ni sus ataques de rabia, ni las palabras expresadas en forma de un auténtico gruñido, su violencia. Absolutamente nada nuevo.
Explotó-"¿Y tú te has planteado alguna vez si YO tengo sentimientos, si me afecta todo esto!- Gritó, soltándose de sus brazos- Está claro que no- poco a poco se iba calmando- El mundo no gira a tu alrededor, sólo ten eso en cuenta a partir de ahora"
Con sus dos ojos en fuego, salió rápidamente de la casa. No lloraría. No delante de él.
La puerta se cerró en un fuerte golpe. Erik respiró profundamente, sentándose exhausto en el sillón. Nunca la había visto actuar de esa manera, ni realmente furiosa. Pero ¿qué motivos tenía para estarlo? Además de llegar recordándole la primera impertinencia que hizo…si no lo hubiera hecho, no hubiera tenido que recurrir a manipularla. A fin de cuentas había sido su falta.
-"Señoras, quiero compartir ésta información con ustedes, pero si son astutas y quieren conservar sus vidas les aconsejaría que no comunicaran nada de esto a nuestros colegas aún¿de acuerdo?"
Emma asintió, algo confusa al mismo tiempo que su compañera observaba la situación-"Bien, pero Édmond¿qué ocurre?"
Medio sonrió-"Por favor, no sean impacientes. Denme un poco de tiempo y puedo asegurarles que tendré en mis manos información más que interesante"
"¿Como cual?"-Marie intervino, curiosa
"..Como la localización exacta de Christine-rió al ver sus reacciones-Me mantendré en contacto. Hasta más ver"
Como siempre se retiró, ésta vez de mejor humor que la última vez que visitó la residencia. La amistad de aquella muchacha no la iba a cambiar, al menos no por el momento.
Xxx
Cerró la puerta tras de sí, mirando algo temerosa hacia fuera. Desde que aquella gente se había llevado a su hija de su lado no se atrevía apenas a salir a la calle, o a hacer cualquier cosa siquiera. Eran tiempos difíciles y tenían que protegerse lo mejor que podían.
Un sobre blanco sobre el suelo de la entrada la sorprendió, y luego sonrió para sí…
Sabía perfectamente de quién se tratabaLa farola iluminaba la acera brindando una bonita vista desde la ventana de su apartamento. Sentada y abrazando sus piernas, Angie miraba a través de la misma a ningún punto fijo. Intentando abandonar todos los pensamientos y lo que la estaba causando su actitud.
Sí, tenía que reconocer que quizás con alguna de las cosas que se había atrevido a escupir prácticamente en su cara habían sido rudas. Muy rudas quizás…pero no se arrepentía ni de la última de las palabras porque todo lo que dijo lo seguía sintiendo.
Era un egoísta, o al menos se estaba comportando como tal. Sin importarle cómo ella podía sentirse, cómo le podía haber llegado a afectar presenciar tal escena…¡simplemente tener que soportar que él la mirara con todo el amor y afecto del mundo aunque no se diera cuenta y ella teniéndolo en las narices!
Lo peor de todo es que no parecía importarle ni lo más mínimo. No tenía tan siquiera la delicadeza de notar su presencia.
Miró hacia un lado, viendo el vestido azul que aún yacía sobre su cama. Ese vestido la traía tantos buenos recuerdos que le daba incluso rabia.
Recuerdos de besos en el parque, de paseos, de caricias…y también del último beso que compartieron antes de que sucediera todo éste desastre.
"Maldito seas Erik…"
Fueron las últimas palabras que pronunció antes de que rompiera el vaso que estaba sobre su mesilla, rajando agresivamente el bonito vestido con el cristal más grande.
Estaba sangrando…
Pero no le importaba. Ya nada le importaba, ni necesitaba las preciosas memorias que esa simple prenda le brindaba
Volvió a su cama, acurrucándose en si misma y descargando todas las lágrimas que podía.
