"Screaming, deceiving and bleeding for you
And you, still won't hear me…"
Durante las tres semanas siguientes no había vuelto a encontrarse con Édmond. Afortunada, o desafortunadamente, todo había continuado igual desde aquel día. La misma rutina, y el verse obligada todos los días a pasar por lo mismo...
¿No veía que sus sentimientos estaban gritando, sangrando, disolviéndose con el paso del tiempo?
Estaba cayendo bajo otra vez, cayendo eternamente en la fatalidad de lo que suponía estar sin sus sentimientos. Como aquella vez...pero él no la escuchaba. En absoluto. Más bien al contrario.
¿Cuántas conversaciones habían tenido desde que ella apareció? Ninguna, se había encerrado en sí mismo, volviéndola a tratar como lo había hecho al principio. Era como si de vez en cuando, para aplacarla, tuviera algún gesto amable.
¿Por piedad? No, no los quería si era así.
Movió su cabeza a ambos lados. Las dos veces anteriores en las que habían conversado siempre había sido él quien la había buscado. Pero, justo hoy, el día que más necesitaba de una mano amiga..hasta eso le faltaba. Continuó andando, deshechando ya la posibilidad de tener alguna conversación ese día..
Una mano consoladora se apoyó en su hombro. Angie se volvió algo alerta.
"Tranquila, querida.Hacía mucho tiempo que no te veía y cuando te localicé cruzando la calle pensé que sería una buena idea retomar nuestra conversación-sonrió amable-¿tú que crees?"
Suspiró.Había llegado en el momento adecuado-"Sí, por supuesto...-una sonrisa amarga cruzó sus labios-Gracias por estar aquí de nuevo,Édmond"
El banco más próximo a ellos estaba vacío, aprovechando ambos para sentarse.
"¿Y bien? Cuéntame¿qué es lo que te ha mantenido tan ausente éstas semanas?"
Por un momento miró hacia otro punto de la concurrida calle-"Nada, realmente. Sólo que no he tenido tanto que hacer...cosa que también he agradecido. Me hacía falta algo de tiempo para pensar, para estar sola.Supongo que me ha hecho bien"
Le miró directamente a los ojos,que llevaban ya días nublados al contrario de la preciosa mañana soleada.
Él miró sus manos, tomando una de ellas- "Parecen estar curadas, pero mucho me temo que por lo que me cuentas los cortes interiores siguen igual..¿me equivoco?"
No, al contrario. Los cortes interiores ahora era cuando más sangraban.
Negó con la cabeza, bajando su vista y dejando ver claramente el dolor interno por el que estaba pasando.
"Vamos¿es que las cosas no han mejorado?- pasó un brazo por sus hombros amistosamente- Si me escuchas con atención, puede que tenga una solución para ti"
Sus ojos se llenaron de esperanza momentáneamente- "¿Qué..quieres decir¿Una solución? Tú mismo me dijiste que..."
Interrumpió lo que iba a seguir diciendo- "Lo sé, verás..no hay que darlo todo por perdido exactamente. Cuando me contaste sobre Christine, hubo algo que cruzó mi mente"
Angie le miró confundida-"No sé a lo que te refieres, Édmond"
Rió. La muchacha parecía tan madura pero a la vez aún conservando ese halo de inocencia que resultaba encantador
"Deja que te lo explique. He de suponer que una persona que se recorre las calles a diario tanto como tú debe enterarse de algunas...noticias. Como por ejemplo, que Christine es ahora mismo una de las personas más buscadas"
Alzó una ceja- "Bueno, nunca quise darle mucho crédito a lo que se rumorea por la calle. Ya sabes que la gente es demasiado curiosa y le gusta crear chismes donde no los hay sólo por mantener entretenida a la ciudad...-se quedó pensativa- aunque ví algo que me hizo confirmar que no se trata de simple rumorología"
La miró lleno de curiosidad, de ésta conversación quizás sería posible averiguar lo único que le faltaba por saber...el lugar.
Se acercó a ella, como quien va a contar un secreto-" ¿Y de qué se trata? Me tienes en ascuas, Angeline"
Medio sonrió-"No es que sea nada realmente importante...encontré su alianza de compromiso con el Vizconde, por pura casualidad. Eso me hizo atar bastantes cabos, y también me confirmó que los rumores no son del todo falsos"
Todo aquello le divertía, parecía tener la misma astucia que él.
"Efectivamente, no lo son. Y ahora te contaré mi pequeña idea..-se acercó a ella aún más- ¿no crees que muerto el perro, quizás se acabe con la rabia?-bajó ligeramente su tono-Aunque puedo ofrecerte otra posibilidad..¿y si te digo que conozco a la gente que la busca?"
Por primera vez, un brillo de maldad iluminó sus ojos al mismo tiempo que miraba pensativa hacia el frente.¿Podría hacer eso¿Matarla, o entregarla a cambio de su felicidad?
Una parte de ella gritaba que no podía hacerle algo así a Erik, a pesar de todo aún le quería y respetaba demasiado como para cometer tal atrocidad.Pero otra...
Édmond al verla en tal estado, volvió a calmarla-" No tienes que darme una respuesta ahora. Tómate tu tiempo, piénsalo y..volveremos a vernos"
Angie sonrió, asintiendo, y se levantó del banco.
"De acuerdo, pues..hasta entonces-Comenzó a andar, pero...recordó algo- Oh-miró al abrigo que yacía en su regazo- Bonito abrigo¿hace cuánto que lo tienes?"
Sí, ella también tenía preguntas
La miró algo confuso ante la pregunta, luego bajó su mirada hasta su abrigo azul-" ¿Perdón¡Ah! Bueno,gracias. La verdad es que no puedo darte una respuesta fija. Mis...padres-se pausó al decir éstas palabras, ya que sabía que no lo eran realmente- me dijeron que prácticamente llegué con el-se encogió de hombros- Así que debí de haberle cogido cariño desde que era pequeño, o algo parecido"
Intentó ocultar su sorpresa lo máximo posible. Aquello podría indicar que...
¿Y si había estado hablando con su hermanastro todo éste tiempo?
No añadió nada más. Simplemente retomó la marcha, aún en shock.
El calor que con el mediodía se iba aplacando entraba por la habitación de Christine, que estaba apoyada en el ancho marco de la ventana. Sus dos piernas plegadas y sus ojos oscuros intensificándose con la claridad, al mismo tiempo que hacía resaltar el color de su fresco atuendo.
Jamás habría pensado que llegaría a saborear la vida de nuevo. Fue hasta el ópera populaire con la clara idea de no volver nunca más, pero había sobrevivido...y gracias a él.
Sí, había conseguido salvarla y que volviera a respirar. Pero¿a qué precio¿Al precio de ver cómo la evitaba y era arrogante y frío con ella?
Y para colmo no tenía voz, sin saber si sería temporalmente o quizás para siempre...
Toda una vida sin su voz, sin poder...
Cantar. O hablar.
Algo había aprendido durante todo éste tiempo junto a él, y eso había sido el incrementar su pasión por la música. Posiblemente se vería el resto de sus días sin cantar, y sin sus lecciones. El pensamiento de ello la hacía temblar.
Escondió su cabeza en sus rodillas, la frustración llegando a un punto en el que podía con ella. Pensó en Angie, y...realmente no podía culparla de nada. Habían pasado 10 meses, mucho tiempo. Era normal que acabara viendo en Erik lo mismo que ella vio pero nunca quiso reconocer. Quizás había sido lo suficientemente astuta como para no dejarlo escapar, como ella hizo.
Pero eso significaba que le había perdido.
El hermoso sonido del piano la despejó de todos sus conflictos internos, haciéndola levantar su cabeza y sonreír. Lentamente, sus pies se apoyaron sobre el suelo..
Xxx
Entró en su apartamento, aún temblando. Se tumbó sobre la cama. Un poco de sosiego, sólo pedía eso.
¿Tan difícil era el querer tener algo más de 2 días de tranquilidad, de felicidad, de calma¿Qué había hecho para que todo esto se le viniera encima?
Se llevó las dos manos a la cara en frustración, simplemente dejando pasar el tiempo.
¿Cómo no se había dado cuenta de las cosas desde el primer momento en el que le vio? Sus facciones siempre le habían resultado muy familiares y parecidas a las de el amante de su madre, pero...fue al ver ese abrigo...
Porque aquel hombre, ese día, llevaba uno exactamente igual
Y no era del todo una sorpresa que hubieran acabado consumando su relación con un nuevo hijo...¿Édmond?
Xxx
No sabía por qué había sentido la imperiosa necesidad de tocar el piano ese día. Quizás era el hecho de que ella estaba aquí lo que le había llevado a la música de nuevo. Mucho tiempo hacía desde la última vez que tocó su violín en una armonía lenta, angustiosa y nostálgica..
Pero la melodía que estaba tocando era diferente. Sus dedos paseaban con gracia por todas las teclas, emitiendo el agradable sonido de una melodía que compuso hace ya bastante tiempo atrás.
Cuando recién Christine se había convertido en su inspiración, en el icono central de su música y de su vida...
También cuando ella aún no le había engañado ni rechazado tan vilmente.
Contuvo la oleada de rabia que comenzaba a radiar por todo su cuerpo y continuó tocando, ahora murmurando al ritmo de la música en su suave y relajante tono barítono...como si fuera construyendo las letras...
Una mano suave se apoyó sobre su hombro. Al sentirla estuvo apunto de dejar lo que estaba haciendo, pero se limitó a volver su vista para encontrarse con la dulce mirada de Christine que le sonreía.
¿Era posible negarle la música a la persona que ahora mismo le miraba de esa manera?
La leve sonrisa que salió de sus labios fue como la confirmación de que no estaba molesto con su visita. Por una vez no estaba siendo duro con ella, por una vez...eran los que siempre habían sido.
De modo progresivo se sentó a su lado en la pequeña butaca, simplemente observándole con la misma admiración que siempre, igual que cuando era una chiquilla que acababa de descubrir, fascinada, todo aquel mundo.
Volvió a escuchar de nuevo su voz, y cerró los ojos. Aunque fuera un leve murmuro, pero había echado tanto de menos el poder que tenía su voz sobre ella, encandilándola de un modo sublime. Sus dos manos abrazaron con fuerza su brazo, apoyando su cabeza en su hombro.
No quería que ese momento terminara. Nunca.
"¿Has echado de menos la música, Christine?"
La miró por un breve momento. Era en ocasiones como ésta en las que se planteaba dejar atrás todo rencor...y más o menos su mente comenzaba a planteárselo. No podía seguir pretendiendo tratarla como si ni siquiera la conociera...se le hacía imposible.
Sonrió, suspirando y asintiendo lentamente con su cabeza aún apoyada en su hombro. No la había tratado fríamente ésta vez...
El fuerte sonido de la puerta fue lo que rompió el encantamiento.
