¡No puedes cambiar que la quiera!

Cerró los ojos. Podía escuchar, poco a poco, como su corazón terminaba de romperse...

Se había prometido que no derramaría ni una lágrima más.Que no iba a mostrarse débil ante él de nuevo.

Pero ¿cómo no hacerlo? Lo poco que quedaba de ella había sido destruído de un soplo,todo...todo.

Lentamente los abrió, el shock aún evidente en su mirada que aún era capaz de mantener en la de él.

Suspiró, tomó aire, relajó los hombros..con tal de no venirse abajo. No ésta vez.

"Bien.."

Apenas audible, casi en el ahogo de un llanto.

Lo consiguió, se mantuvo firme, siendo fuerte...

O pretendiendo serlo.

Ninguna palabra más salió de sus labios, ni un sonido. Hasta que llegó al marco de la puerta del dormitorio de Christine y se sujetó, bajando la cabeza.

Hasta costaba respirar.

Tampoco estaba preparada para lo que vio cuando sus fuerzas la dejaron mantenerse en pie...

Ella miraba la rosa roja que tenía entre sus manos con una felicidad que le era imposible esconder aunque se lo propusiera.Cuando alzó la vista y vio a Angie en tales condiciones,su expresión cambió. Su mirada preguntando si se encontraba bien.

Tanta dulzura, tanta amabilidad, tanta perfección...

Realmente comenzaba a hacer que hirviera su sangre.

¿Por qué la seguía queriendo¿Qué sentido tenía si le había hecho tanto daño?

Ya no importaba averiguar la respuesta.

Recuperó su compostura, entrando en el cuarto- "No tiene importancia, estoy bien..Mademoiselle Daae-Christine se sorprendió al escuchar esto último- Los mareos son muy normales en mí. Cuando esté lista.."

Se retiró, fingiendo estar bien y que absolutamente nada había pasado. Era mejor así, tener convencida a la adorable soprano de que estaba de su parte...hasta que llegara el momento, por supuesto.

Erik aún estaba de pie, su mano apoyada en la silla, mirando hacia el punto que antes la presencia de ella había llenado.

Sabía cómo le había afectado. El modo en el que había cerrado sus ojos, su mirada en la de él cuando consiguió abrirlos y el modo de abandonar el salón fingiendo serenidad...

¡Sólo le había dicho la verdad!

Su puño estaba cerrado con fuerza, su respiración conteniendo la tensión que se cernía sobre él en ese momento. Escuchó unos pasos cerca. Se encontraba de nuevo frente a él

Había algo diferente en sus ojos azules¿Serenidad, desengaño...?

No.Odio

Ahora era ella la que parecía no reflejar ningún tipo de emoción en su rostro-"Entonces...he de suponer, Erik, que lo único que queda por decir entre nosotros es que aproveches su presencia en ésta casa-comenzó a andar hacia la entrada- El futuro es traicionero, amigo"

Frunció el ceño.Le parecía extraña su aparente calma..-"¿Qué quieres decir?"

Medio sonrió, cerrando la puerta tras de sí y sin dejar respuesta.

Sin dar una justificación

Giró sobre sus talones, y en una ola de rabia tiró la silla al suelo causando un gran estruendo en medio de todo aquel silencio

¿Qué pretendía ahora! Se había vuelto impredecible y..lo peor de todo era que su mirada no mostrara más que odio. De hecho, lo que más temía era..lo que ese odio la llevaría a hacer.

Miró hacia su derecha...

Y Christine estaba ahí, la sorpresa evidente en su rostro.

Cerró los ojos por un momento, su respiración calmándose poco a poco-" No puedo explicártelo.Por favor, no ahora"

Pasó por su lado, tomando su brazo brevemente y mirándola de soslayo a los ojos antes de adentrarse en la salita.

Allí se quedó, en pie, asimilando todo lo que acababa de ocurrir.

¿Qué pasaba por su mente? Pocas veces había visto a Erik así. Y no lo entendía. La había dicho que no quería dar una explicación ahora. Sin embargo ella sentía que no podía soportar más hechos ocultos.Necesitaba saber qué era lo que ocurría entre ambos que tanto le atormentaba y le echaba atrás a la hora de decírselo.

Vio temor en sus ojos verdes...

¿Hacia qué, o quién?

Suspiró, poniendo la silla correctamente y sentándose en ella. Quizás si tuviera su voz, sería capaz de salir de dudas.


Sus manos tomaban la taza de café caliente al mismo tiempo que daba un sorbo y miraba inquieto a su reloj. Dos días, le había dicho. Y por el momento no había dado señales de vida, no sólo en su apartamento, ni siquiera se la había encontrado.

Era consciente de que estaba arriesgando mucho con todo esto, incluso se había enfrentado a los dos caballeros que, supuestamente, son sus colaboradores.

Pero el problema es que no buscaban los mismos objetivos.

Más de una vez se había sorprendido a sí mismo..diciéndose que en realidad no quería matarla

¿Qué le llevaba a pensar eso? Conocía la respuesta...

Tenía sentimientos hacia ella. Algo que la llevaba a protegerla, a no querer que la hicieran daño.

¿Quizás lo mismo que vio Raoul?

Xxx

Se había vuelto loca. Quizás por los celos, por el modo en el que Erik la había tratado últimamente.

O quizás porque, para ella, ya estaba todo hecho. Él había confesado que la quería, no podía perder nada más. ¿Qué importaba defraudar su confianza ahora? No...ya el amor que sentía no era amor.

No era la misma chica inocente, enamorada y esperando volverle a ver cada segundo de cada día..

Desgraciadamente, no era así. Y una parte de ella lamentaba hacer esto.

Agachó su cabeza, volviéndola a levantar para que su pequeño dedo tocara el timbre.

La decisión estaba tomada.