Había cerrado la puerta tras de sí fuertemente, sentándose en el suelo al tiempo que intentaba secar su rostro por las lágrimas ya vertidas.

No había manera alguna en la que ese beso pudiera abandonar sus pensamientos ahora.

Lloraba. Y no era por lo que podía parecer un motivo más que obvio..ver a otra mujer besándole.No, sorprendentemente, los celos la invadían pero no por eso.

Angeline había conseguido en un gesto tan simple como un beso expresar tal pasión... tan tremendamente evidente que hasta daba rabia. Auténtica rabia porque ella no fue capaz de expresarla así aquel triste día.

Sí, le besó. Tímidamente la primera vez.La segunda se entretuvo más, perdiéndose en el sabor de sus labios mezclado con la sal de sus lágrimas al tiempo que sus dos temblorosas manos sostenían su cara, proporcionando pequeñas caricias en su mejilla izquierda en ese momento descubierta.

Lágrimas que eran única y exclusivamente por ella...

Y se lo había pagado huyendo al escuchar su voz derrotada, furiosa y exhausta pedir que se marchara.

Una especie de odio hacia sí misma,por ser aún tan...niña la invadió, haciéndola dar un pequeño golpe con su puño en el suelo.

Quizás todo esto significara que en realidad su destino no está con él..quizás después de todo Angie sería más merecedora de su amor...

Ese amor que parecía poder proporcionarle sin tapujos, en cualquier momento.

¿Por qué no había sido capaz?

Llevó sus dos manos a la cara, dejándo descargar todo lo que sentía pero su garganta impedía que expresara con palabras. Ahogadas, silenciosas, sus lágrimas salían de sus mejillas de porcelana.

Erik abrió la puerta, sin saber si podría resistir el venirse abajo y abrazarla ésta vez al verla asi. Se encontraba acurrucada sobre la alfombra del suelo. Sólo podía notar su pequeño cuerpo temblar al ritmo de sus sollozos

Miserable..ese estado de angustia no se lo había causado nadie más que él...

Procurando no disturbarla demasiado, se agachó en el suelo para quedar más o menos a la mirma altura que ella. Christine se volvió al notar su gentil mano sobre su espalda.

Sus ojos estaban tristes, tremendamente tristes, tanto o más que los suyos propios.

¿Estaba igual de angustiado? No, no tenía razón de estarlo,esto no era por su culpa.

"Christine...-su voz era suave al tiempo que la ayudaba a levantarse y cogía sus dos brazos- Sé que debo de explicarte muchas cosas, quizás.."

Fue interrumpido por su negación con la cabeza, apoyando una de sus manos en su hombro al tiempo que hacia lo mismo instintivamente con su cabeza, dejando que su peso se apoyara ligeramente sobre él.

Había tanta calma, tanta seguridad...tanta paz en su presencia. En sus brazos..

Y aún así, no podía decírselo. Y temía que no pudiera hacerlo nunca. ¿Cuánto tiempo más podría aguantar así¿En silencio¿O viendo como acaba por perderle?

Erik comprendió lo que quería decir con ese gesto. Muchas veces era capaz de decir más cosas así que con puras palabras. No necesitaba explicaciones, o no las quería. Sabía que intentaba hacerle ver que no era su culpa, pero no podía evitar sentirse así. No soportaba hacerla daño.

Lentamente ella se separó, avanzando unos pocos pasos con una pequeña sonrisa en sus labios. Haciéndole ver que estaría bien.

Pero él sabía que no era así. Resignado, avanzó hasta donde ella estaba, tomó su cara entre sus manos y depositó un beso en su frente. Quizás fuera mejor dejarla sola por el momento. Después de acariciar brevemente su mejilla, se retiró del cuarto.

Christine sonrió para sí. Con ese gesto tan simple, la había hecho sentirse mucho mejor


El nuevo día trajo consigo otras expectativas, pero no cambiaba su estado anímico en absoluto. No había sido capaz de volverle a ver, de dirigirle palabra alguna...nada.

Con un suspiro, apoyó sus pies descalzos sobre la madera. Siendo consciente de que el momento en el que tendría que hacerlo estaba cada vez más cerca.

No tenía que dejar que los nervios pudieran con ella de nuevo..

Utilizó las pocas fuerzas que sus piernas aún pudieran tener para cambiarse su atuendo.

Veinte minutos pasaron hasta que finalmente alcanzó la plaza.

Tampoco tuvo que esperar demasiado hasta que Édmond hiciera acto de presencia.

"Me alegro de verte, Angeline-sonrió tomando uno de sus brazos-Precisamente confiaba en encontrarme contigo hoy..me gustaría que me acompañaras a un sitio en un rato"

No entendía por qué, pero un nudo se le formó en la garganta al escucharle nombrar aquello último

¿Y si se lo decía ahora¿Sería demasiado tarde?

Una expresión preocupada, angustiosa, cruzó su rostro-"Escucha, Édmond..yo..tengo que hablar contigo por favor"

Pareció preocuparse, pero su expresion cambió. Se mordió el labio inferior brevemente-" Sabes que me encantaría, querida. Pero..verás, éste asunto es importante y no nos queda mucho tiempo. Tiene que ver con..nuestros planes"

Los planes...Dios santo. Realmente parecía estar cada vez más cerca, y no sabía si...

"Los planes-asintió nerviosa-¿Es...que acaso se va a intervenir ya?"

Rió intentando calmarla-" No de modo inmediato, pero en breve. Tú..tienes que prometerme que estarás tranquila¿de acuerdo? Voy a presentarte a unas personas, nada más"

"¿A quienes?"-El temor era evidente en su voz

"Mis colaboradores, están impacientes por verte"

Tragó con dificultad..

Sentía miedo, un miedo atroz. Y no la había dejado que dijera lo que pretendía decirle..

Que sencillamente no podía seguir