Tres.
Saki.
Mi condena: La eterna soledad...
¡Hola! Mi nombre es Saki Aiza... Es todo lo que necesitan saber sobre mí... Bueno, quizás exagero. Soy una persona muy seria, rara vez me río o hago bromas. Me tomo siempre muy en serio mi trabajo y, como dato agregado, nunca he podido encontrar el amor. Mala suerte he tenido en estos asuntos, mucha gente me dice que en un futuro encontraré a mi pareja ideal pero yo siempre he pensado que condenada estoy a vivir en la eterna soledad...
No me pregunten por qué quise estudiar medicina, porque ni yo misma lo recuerdo muy bien. Solo sé que entré a la Facultad de Medicina y a partir de entonces comencé a estudiar con ahínco y empeño para lograr alcanzar la meta que me había impuesto. ¡Sorpresa de sorpresas! Taro Misaki, prodigio del sóccer japonés, miembro de la Golden Combi Japonesa, estaba estudiando en el mismo salón que yo. Siempre he admirado a Misaki, me parece que es un chico sumamente dulce y tierno... Por no decir que está guapísimo... Al principio, mi timidez me dificultó el poder acercarme a él, pero pronto me di cuenta de que él era exactamente igual que yo y eso me animó a hablarle. Nos hicimos muy buenos amigos y durante un tiempo todo el mundo pensó que quizás él y yo llegaríamos a ser algo más que amigos pero... Las cosas no se dieron como se esperaba. Ambos nos queríamos mucho como amigos y preferimos que las cosas siguieran siendo así...
Por algo les digo que estoy condenada a vivir en la eterna soledad...
Bueno, para estas alturas ya todos deben de saber que también me fui a Barcelona a hacer mi especialidad en Medicina Deportiva y que hice pareja de trabajo con una chica llamada Lily Del Valle. La muchacha me cayó bien y congeniamos desde el principio. A ella también le gustaba trabajar duro y no encontramos muchas dificultades para acoplarnos.
¡Ja! Yo fui la primera que se dio cuenta de que ella se estaba enamorando de Tsubasa Ozhora. Intenté advertirle que las cosas no estaban bien, pero Lily no quiso escucharme...
Sanae.
Yo era feliz en Barcelona. Miento. No era feliz, era inmensamente feliz. Por fin, Tsubasa estaba siguiendo su sueño y yo también estaba cumpliendo el mío... Siempre anhelé poder estar al lado de Tsubasa y apoyarlo hasta el final, por el resto de mis días... Y ahora que teníamos a Hayate y Daibu las cosas no podían ser mejor...
Un día como cualquier otro, llevé a los gemelos a la guardería de los jugadores del Barca y decidí a llevarle un buen almuerzo a Tsubasa. Llegué un poco antes de que el entrenamiento terminara y aproveché para verlo jugar. Se veía tan apuesto y gallardo como siempre...
De pronto, noté la presencia de otra chica muy cerca de mí. Era alta, delgada, preciosa, su largo cabello le caía en cascada por la espalda. No me habría parecido extraña su presencia ahí de no ser por la manera en cómo miraba a mi esposo... Los ojos negros de la chica seguían con embeleso cada jugada y cada movimiento que realizaba mi Tsubasa...
¿Quién es ese muchacho?.- escuché que ella le formulaba esa pregunta al entrenador.
Se llama Tsubasa Ozhora, una promesa del fútbol japonés.- le contestó el hombre.
Ya veo...
La chica siguió mirando con arrobo a mi esposo. Tuve deseos de llegar y gritarle: "¡Ese hombre es mío! ¿Ves esta argolla? ¡Eso indica que está casado conmigo!", pero me contuve. Ya no era yo la chiquilla celosa que saltaba cada vez que otra chica quisiera acercársele a Tsubasa. Ahora era una ama de casa que confiaba plenamente en su esposo. Además, la joven en ningún momento preguntó si Tsubasa era soltero o no, simplemente quería saber su nombre. Quien sabe, quizás la muchacha solo estaba admirada por su manera de jugar al sóccer y yo ya quería armar la Tercera Guerra Mundial...
Poco antes del entrenamiento, la chica desapareció y yo respiré más aliviada. Quizás a ella solo le gustaba el sóccer. Tonta de mí, le hubiera hecho caso a mi primera corazonada...
Tsubasa.
El sóccer es mi sueño. Ésa es y será mi frase favorita, por siempre. Porque es la verdad, desde que era niño ansié convertirme en el mejor futbolista del mundo...
Como ya dije antes, mi pasión por el sóccer no me dejaron ver que era a Sanae a quien yo en verdad amaba. Fue la única mujer en quien puse mis ojos y mi corazón. Mi obsesión por cumplir mis sueños nunca me hicieron fijarme en otras chicas, de hecho, si me enamoré de Sanae fue porque su cariño y apoyo constante hicieron mella en mí. Una vez, durante una fiesta, Karl Heinz Schneider hizo un comentario de broma sobre que quizás Sanae debería de cuidarse de todas mis supuestas fans. Ishizaki respondió por ella diciendo que si de soltero yo no me fijé en otra mujer, de casado sería más difícil que lo hiciera.
Pecamos de ingenuos al estar de acuerdo con esta teoría.
Lily. ¿De dónde había salido? No lo sabía. Solo sabía que ella había llegado hasta ahí y punto. Por supuesto, nunca pregunté dónde venía o si se encontraba soltera. Supuse que la impresión que me causaron sus ojos negros la primera vez que la vi fue tan solo un producto de mi imaginación. Pero yo seguía viéndola por el campamento del equipo de vez en cuando y cada vez que la veía mi corazón comenzaba a latir más deprisa... Soy completamente inexperto en estas cosas del amor, si fuera soltero le habría preguntado a Wakabayashi (bastante más experto en esto) que qué era lo que me estaba ocurriendo, pero pues como soy casado me quedé callado.
Un día, Sanae decidió venir a verme al entrenamiento. Al final del mismo, se acercó a mí con cara de ángel vengador.
Estuviste grandioso, como siempre.- me dijo, apretando los dientes.
Gracias.- fingí demencia, dado que no sabía qué era lo que la había puesto así.
Sanae me entregó el almuerzo que había preparado y yo lo devoré, como era mi costumbre... Pero al poco rato, ella volvió a atacar...
Tsubasa-kun.- dijo.
¿Qué pasa?
¿Cuántas chicas trabajan aquí?
No sé, la verdad.- me encogí de hombros.- Hay como cuatro o cinco asistentes deportivos, más siete enfermeras, las chicas que se encargan de la limpieza de los vestidores... ¡Ah, sí! Y las tres asistentes médicos que están haciendo la residencia... ¿Por qué lo preguntas?
Curiosad.- respondió Sanae.- ¿Y las conoces a todas?
No, son demasiadas y además a mí no me interesa andar conociendo chicas...
Cierto.- ella rió.- No te interesaría hablar con una muchacha si no estuviera vestida como balón de fútbol.
Jajaja.- me reí, divertido.
Nos quedamos callados por varios minutos. Sanae aun se veía algo molesta, es cierto que soy muy despistado pero sé bien cuando a mi esposa la está inquietando algo...
¿Segura que no te pasa nada?.- inquirí.- Te noto algo rara...
Es que... Hace rato vi a una chica a quien nunca había visto... Parecía ser una fan tuya...
Ahí estaba. Los celos otra vez... ¿Alguna vez he mencionado que Sanae es súper celosa? Incluso una vez me golpeó en la cabeza con una bandera al querer atacar a una chica que me besó al final de un partido...
Igual y fue una fan del equipo. No soy el único que juega en este equipo, ¿sabías?.- intenté hacer una broma.
No te pases de gracioso.- ella gruñó.- Es solo que... La manera en cómo te miraba...
Vamos, no te adelantes a los hechos.- traté de calmarla.- Igual y nada más es una fan del fútbol...
Lo mismo pensé yo... Pero nunca antes la había visto y ya llevas cinco años jugando aquí...
¡Ah! Quizás se trate de una de las nuevas asistentes médicos que llegaron en enero...
Quizás...
¿No era Azumi Hayakawa, la amiga de Misaki-kun?
No. Tampoco era Saki Aiza, a ella ya la conocí la semana pasada...
Entonces quizás se trate de Lily Del Valle.- dije yo, sin pensar.
Entonces sí la conoces.- Sanae me miró de manera acusadora.
No, en realidad.- contesté.- Pero Wakabayashi-kun me habló de ella, me parece ser que se interesó en ella...
¡Ah!.- Sanae se sintió aliviada al oír esto.- En ese caso... Perdón por ser tan insistente... Y tan tonta...
No hay problema.- sonrió.
Sinceramente, no sé por qué tengo que andar aguantando esto. Yo jamás le hice una escena de celos a Sanae. Ni siquiera cuando me engañó con uno de mis mejores amigos...
Lily.
Tsubasa, Tsubasa, Tsubasa... De vez en cuando lo veía por el campamento, o cuando por alguna razón tenía que ir al entrenamiento del equipo mayor... Mientras más lo veía, más me gustaba...
Antes de que me enterara de que era casado, me hice la propuesta secreta de conquistarlo. En realidad, soy una chica extremadamente tímida con los hombres y cuando se trata de conquistarlos tengo muy poca confianza en mí misma... Sin embargo, Tsubasa me movía el tapete en serio y de verdad yo quería que llegara a gustarle. Una vez fui a verlo al entrenamiento para ver si podía descubrir alguno que otro detallito sobre él, como su nombre, por ejemplo.
¿Quién es ese muchacho?.- le pregunté al entrenador.
Se llama Tsubasa Ozhora, una promesa del fútbol japonés.- me contestó el hombre.
Ya veo...
Suspiré. Tsubasa Ozhora... Así que así se llamaba él...
Me retiré cuando concluyó el entrenamiento, ya que tenía otras cosas que hacer. Sin embargo, antes de marcharme, me di cuenta de que una mujer japonesa se acercó a Tsubasa y le sonrió con mucha confianza. Sentí que mi corazoncito frágil y tierno se retorcía de pena. Era obvio. Por supuesto. Debía de haber miles de chicas que quisieran conquistar a Tsubasa. Tonta de mí...
Y claro que era una tonta, por no decir estúpida. Esa chica no intentaba conquistar a Tsubasa como yo creía... Porque ya estaba casada con él...
Taro.
Uhm, uhm, uhm. El destino puede ser muy cruel cuando se lo propone…
¿Ya les había comentado que, de repente, Azumi y Lily comenzaron a tener miles de pretendientes? Azumi era la más acosada de las dos, ya me había tocado presenciar cómo 3 hombres la invitaban a salir... Lily se quejaba de que ella tenía muy mala suerte para esas cosas y yo me reí. Como si yo estuviera rodeado de mujeres... En fin, al poco tiempo Lily dejó de quejarse ya que pronto comenzó a ser acosada también por muchos hombres. Y uno de ellos, era precisamente mi viejo amigo, Genzo Wakabayashi... Y digo que el destino es muy cruel cuando se lo propone porque dentro de poco Tsubasa también andaría detrás de ella...
Como sea, una buena mañana me topé con Genzo. Ya sabía yo que él andaba de vacaciones, las cuales amenazaban con alargarse por muchos meses... Ya me había acostumbrado a verlo por el campamento, incluso llegué a pensar que el Barcelona ya lo había fichado y que no nos había querido decir...
Hola, Misaki.- me saludó, muy sonriente.
Buenos días, Wakabayashi.- respondí.- ¿Por qué estás tan feliz?
Porque ya me enteré que Lily Del Valle ya regresó. ¿Por qué no me habías dicho que era amiga tuya?.- me increpó.
Porque nunca me lo preguntaste... No sabía que estuvieras interesado en ella...
Pues lo estoy. Y me gustaría que me contaras todo lo que sabes sobre su vida...
Jajaja, esa información no te la daré tan fácilmente...
¿Piensas aprovecharte? Pues adelante, hazlo. Te pago lo que sea con tal de que me hables de esa mujer...
¡Vaya que estás interesado!.- me sorprendí.- Nunca antes habías hecho algo semejante...
Nunca antes había conocido a alguien como ella...
Muy bien, pues te diré entonces que es mexicana, tiene casi 24 años y hemos sido amigos casi desde que yo entré a estudiar medicina. Lo que me vincula a ella es el sóccer, es tan amante de este deporte como cualquiera de nosotros... Nos la podemos pasar horas y horas hablando sobre eso...
Magnífico.- Genzo sonrió.- Ya sé por dónde acercarme y no me costará tanto trabajo como pensé...
¿Qué acaso creíste que tendrías que memorizarte alguno de mis libros de 2000 páginas de medicina para poder tener algún tema de conversación con ella?.- bromeé.
Más o menos.- Genzo rió.- Aunque pensé que quizás me bastaría con hablar de una manera tan pedante así como lo haces tú.
Le di un codazo a Wakabayashi en las costillas. Justo en ese momento, vi que Mutsumi pasaba a un lado de nosotros, sin voltearnos a ver. Yo la seguí con la mirada.
Ya invítala a salir.- me dijo Genzo, notando mi expresión.
¿Qué? ¿De qué hablas? ¡Ni siquiera la conozco!.- protesté.
No, pero se nota que te gusta...
¡Ja! No digas tonterías. Además, creo que no le caigo bien, nunca me dirige la palabra...
Eso se puede arreglar, solo es cuestión de que dejes salir al Misaki galán que llevas dentro...
De buena gana le habría dado un buen golpe a Genzo en el estómago para que se callara...
Genzo.
Ya sabía yo que tarde o temprano el destino me cobraría la traición que le hice a Tsubasa. Ya sabía yo que ese pequeño error que tuve no iba a quedar sin castigo... Lo que no entiendo es por qué tuvo que ser ojo por ojo y diente por diente...
Es verdad, yo no debí de haber tenido esa aventura con Sanae... Pero ellos aun no se casaban y en realidad no pasó gran cosa entre ella y yo... En cambio, ahora Tsubasa sí está casado... Y se nota que él si quiere llegar mucho más lejos con Lily...
Notas:
En la película de Europe Daikessen, Rika Ozawa besa a Tsubasa en la mejilla y Sanae intenta golpearla con la bandera, pero en vez de eso le pega a Tsubasa por error...
Quizás cometí un error al hacer que todos narraran su parte de la historia... Me va a costar trabajo el pensar y hablar como lo harían los personajes, así que ofrezco una disculpa por si les llego a variar un poco el tipo de personalidad, sobre todo la de Tsubasa...
Saki, si te molesta que yo hable a través de tu personaje, dime y con todo gusto haré algunos arreglos...
Yelitza... Mil gracias por los comentarios a mis fics. Y no te preocupes, tú sabes que yo no haría sufrir a mi amado Genzo -
