Siete.

Taro.

Un día como cualquier otro Aranza llegó a confesarme una revelación un tanto cuanto sui generis.

Doctor Misaki, tengo un chismesote que contarle.- dijo, mirándome con una sonrisa pícara.

¿Qué pasa, Aranza?.- traté de no mostrarme demasiado interesado. La verdad era que casi todos los días me enteraba de más cosas... Por ahí dicen que está en la naturaleza del ser humano el ser chismoso...

Es sobre Mutsumi.- dijo Aranza.- ¿Qué cree que me preguntó?

¿Qué cosa?

Pues fíjese que el otro día llegó muy misteriosa. Quería saber si yo era muy cercana a usted...

Ajá...

Y le contesté que sí, que qué era lo que quería saber...

Ajá...

Y quería que yo le preguntara a usted que si ella le es atractiva...

¿Cómo?.- casi me atraganto con el sorbo de agua que tomé en esos momentos.- ¿Qué ella quería saber qué cosa?

Que si ella le parece atractiva. Dicho en otras palabras, Mutsumi quiere saber si a usted le gusta ella.

¡Ahhhhh! ¿Y por qué quiere saber ella eso?.- no salía de mi asombro. ¿Qué le pasaba a esa muchacha?

No sé, la verdad es que cuando me lo preguntó se puso muy colorada.- Aranza sonrió, con burla.- Aunque a últimas fechas ya había notado que ella ponía mucho interés en usted... Cada vez que usted pasa cerca de nosotras, ella lo sigue con la mirada...

No me diga...

Pues sí le digo.

¿Pero qué no me dijo que ella tenía novio?

Así es, ella tiene novio pero eso no significa que no le pueda gustar usted, doctor Misaki.- Aranza suspiró.- El hecho de que una persona esté comprometida no la excluye de sentir algo por alguien más.

Inmediatamente me acordé de Tsubasa. Pensé que quizás Aranza tenía algo de razón...

Pues qué raro.- murmuré.

¿Y entonces, doctor Misaki?.- insistió Aranza.- ¿Qué me contesta?

¿Qué le contesto de qué?.- me había agarrado de bajada.

Pues de lo que le pregunté. Que si le gusta Mutsumi.

¡Ah!.- sentí que toda la sangre me subía a la cara.- Pues... La verdad es que no sé que decir... O sea, es que es una chica muy linda, es cierto pero... Bueno, es que yo...

Jajaja. ¡No se ponga nervioso, doctor!.- Aranza soltó la carcajada.- Pero no se preocupe, su reacción me lo dice todo...

¡No! ¡No piense mal, Aranza!

No pienso mal. Las cosas son como son. Ahora ya sé que decirle a Mutsumi...

Aranza hizo el ademán de irse. Yo inmediatamente la detuve jalándola por un hombro.

¡No, espere! ¿Qué le va a decir a Mutsumi?.- grité.

Pues que a usted le gusta ella... .- Aranza elevó sus ojos al cielo.

¿Qué cosa? ¡No, eso no es verdad! ¡Ni siquiera he hablado con ella ni una sola vez!.- cada vez me ponía más nervioso.

Jajaja, pues no se necesitan palabras. El amor se entiende mejor con miradas...

Y sin decirme nada más, Aranza se zafó de mi brazo y se marchó, dejándome en estado de shock. Una vez que se me pasó la primera impresión me di cuenta de algo: Si Mutsumi había preguntado que si ella me gustaba era por una sola razón. Y esa razón era que yo también le gustaba a ella...

Saki.

El amor puede aparecer en los lugares menos impensados...

La primera vez que lo vi, él caminaba tranquilamente por uno de los corredores del campamento. No tenía ni idea de quién era o de donde había venido y momentáneamente a mí no me llamó la atención su presencia. Pero pronto, esa persona entraría en mi vida y en mi corazón para no salirse jamás...

Buenas tardes, doctora.- me saludó el joven, sonriente.- Hace un hermoso día, ¿no cree?

Buenas tardes.- respondí yo.- Pues a mí me parece que va a llover...

¿Y quién dice que los días lluviosos no son hermosos?

El joven volvió a sonreírme antes de marcharse. Yo me sentí un tanto extraña...

¡Espere!.- grité.- No lo había visto antes por aquí...

¡Ah! Es que soy el nuevo chef.- el muchacho me guiñó el ojo.- Me llamo Soujiro, mucho gusto.

Saki Aiza.- contesté, esbozando una media sonrisa.- Mucho gusto, soy una de las...

Sí, lo sé.- me interrumpió.- Es una de las doctoras que están haciendo su especialidad. Bueno, pues que tenga un buen día.

Soujiro. Solo un nombre, sin apellido. No soy la clase de personas que tienden a congeniar con los demás con tan solo un intercambio de palabras, pero debo decir que ese joven me agradó al instante...

Por cierto, creo que Taro y yo deberíamos de acostumbrarnos a preguntar también los apellidos de las personas a quienes conocemos...

Lily.

Taro y Aranza estaban comportándose de lo más sospechosos. Una vez entré a la enfermería en busca de material y me los encontré cuchicheando y riéndose por lo bajo.

Bueno, ¿pues ustedes qué traen?.- le pregunté, con cara de hello con su hello.

No seas metiche, Li-chan.- contestó Misaki, llamándome por el apodo que solo él usaba.

Pues no sean tan indiscretos. Vamos, toda la semana han andado así de raros, ya díganme de una buena vez qué les pasa.

Yo tengo que retirarme.- dijo Aranza, de pronto.- Creo que el entrenador me anda buscando.

Y se salió de la enfermería. Taro también intentó escabullirse pero no se lo permití.

Ya, no emprendas fuga.- le reclamé.- Dime de una buena vez por qué tanto misterio.

Bueno, te lo diré en vista de que tú me contaste tu más oscuro secreto... .- Taro habló en susurros, como si estuviera a punto de revelarme algún secreto de estado.

Bueno.- traté de no recordar que hacía apenas unos cuantos días le había confesado a Taro que me gustaba su mejor, y casado, amigo...

En ese momento, Wakabayashi entró a la enfermería. Sin querer, he de haber hecho alguna mueca de disgusto porque Taro me lanzó una mirada de advertencia.

¿Por qué tanto misterio? ¿Qué traman?.- dijo, fingiendo ignorar mi reacción.

Estaba por confesarle algo importante a Li-chan.- respondió Taro.

Ya veo... Entonces regreso después... .- Wakabayashi hizo un ademán de despedida.

Que te vaya bien.- dije yo, por lo bajo.

No, espérate, no te vayas.- lo detuvo Taro, mirándome con enojo.- De todas maneras es casi seguro que tú termines por enterarte así que mejor te lo cuento de una vez.

Como quieras.- Wakabayashi se encogió de hombros.

Bueno, pues acaba de una vez con tanto misterio y dinos qué pasa.- refunfuñé yo, sin terminar de aceptar la presencia de Wakabayashi.

Pues fíjense que Aranza me contó la otra vez que... Que Mutsumi le pidió que le preguntara que si ella me gustaba a mí...

¡Ja! ¡Lo sabía! Eres todo un casanova, Misaki.- Wakabayashi sonrió con picardía.- No se pudo resistir a tu encanto.

¡Ahdio! ¿Qué cosa?.- grité, sorprendida. Taro me pidió que bajara la voz.- Para empezar, ¿quién es Mutsumi?

Una de las asistentes deportivos... La que tiene su cubículo al lado del de Aranza...

¿Una chica de cabello rizado, pintado de rubio? ¿La que tiene un hijo como de tres años?

No, mensa. Ésa es Yolanda.- Taro me miró con impaciencia. Wakabayashi soltó una pequeña risilla.- Mutsumi es una jovencita como de 20 años y tiene el cabello negro...

Mensa tu abuela.- repliqué, sacando la lengua.- Pues no la ubico...

Sí la ubicas, nomás haz memoria. Es delgada, cabello negro, ojos del mismo color, extremadamente tímida e introvertida... Parecería que no rompe ni un plato...

Así como otras... .- Wakabayashi habló en susurros, mirándome de reojo.

Y en realidad rompe toda la vajilla.- bromeé, ignorando el comentario del portero.- Ya recordé quien es. No la ubicaba porque apenas y se da a notar la jovencita.

Exactamente. Como te dije, es muy introvertida...

Ya veo. ¿Y se animó a pedirle a Aranza que te preguntara si ella te gusta? No me la creo...

Pues yo tampoco, pero Aranza jura y perjura que es cierto. Además, no deja de repetirme que Mutsumi le gusta para mi novia...

¿En serio?.- preguntamos Wakabayashi y yo, al unísono, con una carcajada.

¿Y qué ella se ha convertido ahora en tu casamentera oficial o qué onda?.- inquirí yo.

Quizás ya se hartó de verte soltero... .- opinó Wakabayashi.

Pues para que vean... .- Taro suspiró y se encogió de hombros.- Pero lo más extraño del asunto es...

¿Qué cosa?

Que Mutsumi tiene novio.

¡Ah! Ya veo.- eso sí que me sorprendió.- Bueno, cabría esperar que si quiere saber si tú le gustas es porque se encuentra disponible...

Lo mismo pensé al principio pero luego recordé que eso no es un requisito indispensable...

Taro me miró de una manera un tanto cuanto acusadora. Que después lo haya negado es otra cosa, pero sé que en ese momento me reprochó con los ojos lo de Tsubasa. Y no entiendo por qué, es cierto que a mí me gustaba Tsubasa pero nadie había dicho que yo también le gustara a él...

Pues suerte, entonces.- dije.- Ojalá y las cosas te resulten...

¿Cuáles cosas? ¿Quién ha dicho que a mí me gusta Mutsumi?.- me recriminó Taro, poniéndose muy rojo.

¡Ja! Por favor.- Wakabayashi cruzó los brazos y cerró los ojos en un gesto de autosuficiencia.- Deja ya de hacerte el tonto. Si bien que sabes que ella te gusta mucho.

Ya. Debo de hacer un paréntesis para decir que, en ese momento, Wakabayashi se vio increíblemente apuesto. Pero esa sensación me duró solo un segundo, porque después me invadió el coraje por permitir que ese tipo de pensamientos invadieran mi cabeza.

¡Eso no es verdad!.- Taro cada vez enrojecía más.- ¡Ni siquiera la conozco!

Ya deja de hacer tanto escándalo.- lo corté.- Mejor deja de perder el tiempo y haz algo para corregir eso...

Sí, es buen consejo.- Wakabayashi sonrió.- Yo que tú, me ponía las pilas para conquistar a esa linda chica.

Deberías de seguir tus propios consejos.- Taro miró a su amigo con enojo.- Y mira que a ti te va a dar más trabajo que a mí...

¿Por qué dices eso?

Porque al menos a mí Mutsumi no me considera un patán engreído.

Taro me lanzó una mirada fugaz y después miró a Wakabayashi con burla. Éste le contestó con una mirada de desafío. A mí me dio la impresión de que hablaban sobre mí y eso me hizo enojar. ¿Quién decía que Wakabayashi terminaría por conquistarme? Eso nunca, el tipo me caía muy, pero muy mal. Primero loca que enamorarme de Genzo Wakabayashi.

Por ahí dicen que más pronto cae un hablador que un cojo...

Genzo.

Lily salió de la enfermería un tanto molesta. Estoy seguro de que captó perfectamente bien el mensaje que Misaki me lanzó con la mirada... Sabía que Misaki se estaba refiriendo a ella, Lily no es ninguna tonta... Pero bueno, mejor para mí, así Lily sabría el interés que tengo por ella.

Misaki, necesito tu ayuda.- le dije a éste, una vez que Lily se marchó.

¿Ayuda para qué?.- Misaki me miró con sorpresa.

Para conquistar a Lily.

¿Qué cosa?

Sí. No me digas que no te habías dado cuenta de que la chica me gusta en serio...

Sí lo había notado pero no pensé que me fueras a pedir ayuda... Normalmente tú no necesitas apoyo de nadie... Las haces caer a todas muy rápido...

Pues Lily no es como todas. Es bastante obvio que yo no lo agrado así que tengo mucha desventaja pero no voy a darme por vencido.

Eso es cierto. No quería decírtelo pero pues sí, tú no le agradas mucho a Li-chan... Además de que ésa no es la única desventaja que tienes...

¿Ah, no?

Misaki me miró con sorpresa, como si hubiera dicho algo que no debía. Inmediatamente se puso muy serio.

No dije nada, no me hagas caso.- contestó.- Hablé por hablar.

Ah, no. Ahora me dices cuál es la otra desventaja que tengo..- exigí.

Lo siento, pero aunque quiera no puedo.- respondió Misaki.- Fue una promesa que le hice a Li-chan.

¡Ja! ¿Qué podrá ser?.- consideré las posibilidades. Inmediatamente se vino una respuesta a mi mente.- Acaso... ¿Será que a ella le gusta otro hombre?

Quizás... .- Misaki se encogió de hombros.

Ya veo. Pero no es tan serio, simplemente haré que se fije en mí en vez de él. Y por cierto... ¿De quién se tratará?

Ya te dije que no te puedo decir.- respondió Misaki, en voz baja.

Hubo una señal de alarma en el tono de voz de Misaki. Sus ojos me decían: "Mejor será que no lo sepas. No te gustará saberlo, ni a ti ni a nadie".