Trece.
Lily.
El fin de semana vino y se fue más rápido de lo que yo creí. Aun dudaba de si debería decirle a Tsubasa o no lo que sentía...
El lunes, Tsubasa fue con Rosalba a que le sacara una muestra de sangre. Mientras él estuvo ahí, los dos fingimos demencia y nos comportamos como si nada hubiese pasado. Rosalba nos miraba con sospecha, solo sonreía cada vez que ninguno de los dos fingía no prestarle atención...
Doctorcita, ¿cuándo va a regresar a México?.- preguntó Rosalba, de repente.
Uh, no lo sé.- repuse.- Quizás en un par de meses, cuando tenga vacaciones.
Lo bueno es que aun falta mucho.- comentó Tsubasa. Rosalba sonrió al escucharlo.
¿Y en qué ciudad vive usted, específicamente?.- volvió a preguntar Rosalba.
En Celaya, capital mundial de la cajeta (ojo, sé que en otros países "cajeta" tiene otro significado, pero aquí en México es un dulce de leche muy famoso).
Ahhh, eso explica por qué es usted tan dulce.- bromeó la enfermera.
Claro, tan dulce que a veces empalaga.- bromeó Tsubasa.
Mira qué chistoso.- protesté.
¡Era solo una broma!.- Tsubasa se llevó la mano a la cabeza y sacó la lengua.
Yo sonreí. ¡Se veía tan lindo haciendo eso! Rosalba salió, pretextando que iba a entregar las muestras de laboratorio.
¿Sabes, Tsubasa?.- hablé inspirada por la ausencia de Rosalba.- Me parece que la charla que tuvimos el viernes quedó inconclusa...
¿Qué quieres decir?.- Tsubasa se puso muy serio.
Pues que... Es que creo que tú dijiste lo que sentías ese día pero yo no te dije cuál era mi opinión al respecto... No te dije lo que yo sentía...
Ajá...
Y me parece que deberíamos de terminar esa conversación, creo que debo de decirte lo que yo siento...
Tienes razón.- aceptó Tsubasa.- Vamos ahora mismo.
¿Qué cosa¡.- grité, sorprendida.- No, ahorita no, quizás después...
Ahora. Y no me digas que no tienes tiempo porque yo sé que sí lo tienes.
Tsubasa se puso la chamarra de su traje deportivo, me tomó del brazo y me hizo ir con él, justo cuando Rosalba regresaba.
No nos tardamos.- le dijo Tsubasa. La enfermera asintió.
¿Qué cosa? ¡Noooo! ¡Yo decía que quizás podíamos hablar en un futuro, dentro de tres años, por ejemplo, no en este preciso instante!.- protesté, al tiempo que Tsubasa me llevaba por el brazo a través de todo el campamento.
¿Y por qué no ahora?.- rebatía Tsubasa.- En caliente ni se siente...
Tsubasa me llevó a un sitio algo apartado del campamento. En realidad, era difícil el poder estar a solas en un sitio como ése, pero bueno...
Bueno, pues no sé como empezar... .- murmuré, cuando estuvimos solos.
Pues por el principio... .- me alentó Tsubasa.
Es que... Estuve pensando en lo que me dijiste el viernes...
¿Te la pasaste todo el fin de semana pensando en eso?.- inquirió Tsubasa, con una sonrisa de satisfacción.
Yo no dije eso...
Pero yo sí...
Bueno, como sea.- traté de no perturbarme.- Creo que yo no te respondí lo que sentía cuando tú me dijiste que... Bueno, cuando me diste a entender que... Te gusto...
Claro que me gustas.- al fin Tsubasa lo dijo con todas sus palabras.- Porque... Bueno... .- Tsubasa bajó tanto la voz que apenas y lo pude oír.- Como dijo Rosalba, eres muy dulce y muy tierna...
¡Ja!.- bufé, algo escéptica.
Es la verdad, solo que no lo notas. O quizás yo soy muy sensible... El caso es que... Bueno, no te voy a decir todo ese rollo de que me gusta tu manera de ser aunque sea la verdad. Me hubiera gustado conocerte en otro momento...
Nos conocimos cuando debimos de conocernos, Tsubasa.- lo interrumpí.- Antes o después no habría sido igual...
Sí, tal vez... .- Tsubasa me miró a los ojos.- Pero ojalá fuera soltero para poder conocerte mejor... De otra manera a como te estoy conociendo ahora... Si no fuera casado, me gustaría muchísimo el poder salir contigo...
Bueno... .- sonreí levemente.- Ahora es mi turno. La verdad es que... Tú me gustaste desde la primera vez que te vi. Pero entonces supe que eras casado y entonces quise pintar mi raya. Pero me fue imposible, te fui conociendo y más me fuiste gustando, pero yo siempre creí que el sentimiento no era mutuo...
Claro que lo es.- intervino Tsubasa, rápidamente.- Yo siempre creí que tú eras la que no estaba interesada... Pero quiero que sepas que yo soy feliz con mi esposa y no quiero dejar la vida que tengo con ella.
Y yo quiero que tú sepas que no pretendo destruir tu hogar. Lo último que quiero es interponerme entre tu mujer y tú... De verdad... ¿Qué cosas, no?.- musité.- Los dos queremos, pero no podemos...
Así es. Y el corazón me duele por no poder hacer nada más, por saber que en mi casa me esperan mi esposa y mis hijos...
Pero aun así me siento mejor.- dije.- La verdad es que no hay otra cosa que me desespere más que la incertidumbre de no saber. Solo quería saber si tú sentías lo mismo que yo...
Y así es.- respondió Tsubasa.- La sensación es mutua y yo también me siento mejor por haber hablado contigo de eso...
Bien. ¿Entonces quedamos como amigos?
Por supuesto. Los mejores amigos.
Ambos nos sonreímos. Tsubasa decidió acompañarme de regreso a la enfermería.
¿Sabes? Me da gusto haber aclarado esto contigo.- me dijo, una vez que estuvimos ahí.- Pero en el fondo me da un vuelco el corazón por no poder hacer nada más...
Sí. Yo también me siento igual.- contesté.
Tsubasa hizo un saludo militar y se marchó. Vaya cosas...
Genzo.
Uhm. Acababa de recibir una notificación del entrenador del Bayern, en la cual me decía que ya llevaba yo mucho tiempo de vacaciones en Barcelona... ¡Ja! ¿Cuatro meses se le hacen mucho tiempo? En fin, ya vería yo la manera de alargar mi estancia en España sin provocarle una úlcera estomacal a mi entrenador...
Al finalizar las actividades de la mañana, fui a buscar a Lily a su cubículo. Me la encontré cantando al tiempo que trabajaba activamente. La chica danzaba dando volteretas, al tiempo que cantaba a todo pulmón, creyendo que nadie la veía.
¡Y daría! ¡Tantas cosas daría! ¡Solo por que este mundo no girara tan deprisa!.- cantaba Lily.- ¡Y ya ves! ¡No me quedan tantas cosas por perder!
Durante una vuelta, me vio y se detuvo abruptamente. Inmediatamente se puso colorada a más no poder y se cubrió el rostro con las manos.
¿Cuánto tiempo llevas parado ahí?.- gimió.
El tiempo suficiente como para saber que te ves encantadora bailando y cantando.- sonreí.
¡Qué pena!
¿Desde cuando eres tan tímida?
Desde que me descubriste bailando a mitad de la enfermería.
Créeme, en verdad cantas muy bien.- aseguré.- Que no te dé vergüenza...
Gracias.- ella se descubrió el rostro y sonrió con timidez.- ¿A qué debo el gusto de tu visita?
¡Ja! ¿Alguna vez se imaginaron que Lily me recibiría con esas palabras? Para que vean que cuando quiero algo, no me doy por vencido hasta que lo consigo.
Vine a saludarte y a averiguar qué había pasado con... Tsubasa... .- respondí.
¡Ah! Pues seguí tu consejo.- anunció Lily, en voz baja.
¿En serio?
Sí. Volví a hablar con él y ya le confesé lo que sentía... Y el me remarcó sus sentimientos... ¿Puedes creerlo? ¡Él cree que soy dulce y tierna!
Por supuesto que lo creo, porque es la verdad... .- intenté que no me atacaran los celos.- ¿Y qué decidieron hacer, ahora que ya ambos saben lo que sienten?
Pues nada, solo seremos amigos.- Lily se encogió de hombros.
¿Estás segura? ¿No quieres llegar más lejos?
La pregunta sería si él quiere llegar más lejos.- me corrigió Lily.- Pero pues Tsubasa ya me dijo que él no quiere dejar a su esposa y yo ya le dije que lo último que quiero es destruir un hogar.
Sinceramente, espero que eso no pase. No me gustaría verte involucrada en algo así...
Ni a mí tampoco me gustaría. Sin embargo...
¿Qué cosa?
Creo que ahora que sabemos lo que sentimos las cosas no se detendrán aquí.- murmuró ella.- Creo que ahora las cosas irán mucho más lejos...
No tiene por qué ser así.- rebatí.- Eso depende de ti. Tsubasa va a llegar hasta donde tú se lo permitas.
Claro...
En ese momento, la puerta de la enfermería se abrió y Alana entró por ella. ¿Qué quién es Alana? Una antigua conocida que siempre se autonombró como mi novia aunque no fuera cierto... No sé qué rayos andaba haciendo en Barcelona...
Hola, Genzo querido.- saludó.- Hasta que por fin te encuentro...
¿Qué estás haciendo aquí, Alana?.- pregunté, algo sorprendido.
Pues me cansé de esperarte a que volvieras a Munich. Y pensé que si Mahoma no va a la montaña, pues la montaña tendrá que ir a Mahoma...
Alana miró con desdén a Lily. Ésta le correspondió con una mirada de aburrimiento.
Ella es Lily Del Valle, médico pasante del Barcelona.- anuncié.- Lily, ella es Alana, una amiga.
En realidad soy su novia pero Genzo nunca lo dice.- dijo Alana, sonriendo con cizaña.
Porque en realidad tú no eres mi novia.- protesté.- Solo eres mi amiga.
Mucho gusto.- Lily trató de contener la risa. Alana la miró con odio.
Bien. ¿Nos vamos ya? Me gustaría que me mostraras la ciudad de Barcelona.
La verdad es que estoy ocupado.- repliqué.- Tendrás que conocer Barcelona tú solo.
¿Qué acaso quieres hacerte un chequeo médico o qué?.- Alana habló en alemán para que Lily no entendiera.- Mira que no sabía que te gustaran las de ese tipo...
¿Cuál tipo?.- protesté, molesto.
Pues de las que les gusta meterse con casados... .- Alana sonrió con cizaña.
La miré apretando los puños. Así era Alana, cizañosa y convenenciera a más no poder. Yo sabía que nos había estado espiando y que había escuchado todas y cada una de las palabras que habíamos dicho Lily y yo. Eso era peligroso...
Ni se te ocurra decir algo de lo que acabas de escuchar o te arrepentirás.- la amenacé, en alemán.
Tranquilo, mientras ella se porte bien y tú te portes bien no tengo por qué abrir mi boca.- Alana me guiñó un ojo.- Fue un gusto conocerte, querida.- Se dirigió después a Lily, ya en español.
Igualmente.- murmuró Lily, algo distraída.
Espero que pronto encuentres tiempo para que me lleves a pasear por Barcelona.- me dijo Alana.- Nos veremos, querido Genzo.
Alana salió de la enfermería. Yo apreté los puños sintiendo cómo la rabia corría por mis venas. Alana ya me la había hecho en otras ocasiones, me había chantajeado para que yo cumpliera todos sus caprichos. Pero esta vez no se saldría con la suya, no aceptaría sus exigencias aunque me amenazara con contar el secreto de Lily. Ya encontraría la manera de mantenerla callada.
Linda novia.- se burló Lily.- Bastante educada.
Ella no es mi novia.- repliqué, enojado.- Nunca andaría con ella.
Uh, me habían dicho que tú eras un Don Juan, pensé que ninguna chica se te iría viva...
Me imagino quién te dijo eso... Pero debes saber que no me meto con cualquiera solo porque sí. Aunque no me lo creas, solo he salido con las chicas que realmente me han gustado...
O sea que sí te gustaba la esposa de Tsubasa.- dijo Lily de pronto.
La miré con sorpresa. Ella me correspondió con la misma mirada y después se tapó la boca.
Lo siento, no quise decir... .- comenzó a decir Lily, pero no la dejé terminar.
Y también me imagino quién te contó lo mío con Sanae.- la interrumpí.- Pero no te preocupes, no importa. Después de todo, quizás sea cierto todo lo que Tsubasa te dijo al respecto.
Lily me miró con compasión y, quizás, cierta empatía. Ahora era ella la que estaba por ponerse en mi lugar...
Ojalá pudiera evitarlo.
Saki.
Soujiro. ¿Por qué no podía dejar de pensar en él? Porque me gustaba, para qué negarlo. Sin embargo, no sabía si él sentía lo mismo...
Un día me lo encontré por uno de los pasillos. Él sonrió al verme y me tomó por un brazo.
¡Qué bueno que te encuentro!.- me dijo.- Necesito hablar contigo.
¿Sobre qué cosa?.- pregunté.
Bien que sabes de qué necesitamos hablar.- Soujiro me lanzó una mirada muy especial. Yo me puse muy roja.
Ahhh...
Soujiro me llevó hasta un sitio más o menos apartado (aunque como bien dijo Lily, encontrar un lugar apartado en el campamento es cosa menos que imposible). Ambos nos sentamos bajo la sombra de un árbol.
Hay algo que quiero decirte desde hace mucho tiempo.- comenzó él.- Algo que he querido decir pero que no me atrevo...
Yo simplemente lo miré, esperando a que me dijera lo que tanto deseaba oír...
Notas:
Daría, interpretada por la Quinta Estación.
