Diecisiete.

Genzo.

Estaba que me cargaba la fregada. Maldita Alana, había llegado a arruinarme el momento... Bueno, ya sé que de todos modos Lily no quiso que la besara pero aun así Alana había llegado a interrumpir. Lo que me preocupaba era que ella hubiese estado escuchando toda la conversación y que se aprovechara de eso para chantajearme. Por su puesto, no me dejaría, ya me encargaría yo de evitarlo.

Bien, mi querido Genzo.- me dijo Alana, una vez que estuvimos fuera de la enfermería.- Ya te había advertido que algo malo podría pasar si te acercabas mucho a esa doctorcita.

Me desagradó mucho la manera de cómo Alana dijo la palabra "doctorcita".

Y yo ya te dejé bien en claro que no me importan tus amenazas.- respondí, tratando de calmarme.- Ni se te ocurra perjudicar a Lily porque te las verás conmigo.

¡Ja! No estás en posición de amenazar.- Alana me miró con una sonrisa muy confiada.- Recuerda que una simple llamadita a la esposa de tu amigo Tsubasa bastaría para armar un mitote muy grande...

Ya te dije que me vienen valiendo tus amenazas.- repliqué.- Yo voy a hacer lo que se me pegue la gana.

Oh, vamos mi querido Genzo.- Alana me echó sus brazos al cuello. Yo no la abracé.- Bien que sabes que tú y yo haríamos una muy buena pareja juntos... Ya no te niegues a mí...

Ya basta, Alana.- rechacé a la chica con cierta violencia.- Ya me tienes harto.

Me di la media vuelta y me alejé.

¡Te arrepentirás, Genzo Wakabayashi!.- gritó Alana, fúrica.- ¡Te lo aseguro!

Yo no le hice caso.

Taro.

Y llegó el día de mi regreso a Barcelona. Esmeralda fue con todo y un ramo de flores a despedirme al aeropuerto, cosa que levantó los comentarios mordaces de uno que otro chismoso...

Adiós, mi querido Taro.- los hermosos ojos verdes de Esmeralda estaban llenos de lágrimas.- Cuídate, mi niño lindo.

Gracias. Tú también cuídate mucho.- sonreí. Me producía una sensación extraña el hecho de que Esmeralda me llamara "mi niño lindo".- ¿Te volveré a ver alguna vez?

Eso depende.- Esmeralda sonrió.

¿De qué?

De si decides aceptar la oferta del PSG. De ser así, te aseguro que ninguna reportera te atosigará más que yo.

¿Y si no acepto y decido quedarme a formar parte del cuerpo médico del Barcelona?

Entonces lo más seguro es que nunca más nos volvamos a ver...

¿No irías hasta Barcelona a atosigarme?

No, porque dudo mucho que a alguien le interese la poco glamorosa vida de un médico, sin ofender. (¡Jaja, es la puritita verdad!)

¿Por qué eres tan sincera, Esme?.- me reí.- Al menos miénteme un poquito.

¿Prefieres una mentira que te haga feliz a cambio de una verdad que te amargue la vida? No, Tarito, así no soy yo.- Esmeralda sonrió con cierta melancolía, repitiendo las palabras de una conocida canción de Ricardo Arjona.

Y eso me agrada mucho de ti.- me acerqué y besé a Esmeralda en la mejilla.- Cuídate mucho.

Vi que Esmeralda se puso coloradísima. Una vez que estuve a bordo del avión alcancé a verla a través de la diminuta ventanilla, con su largo y rizado cabello negro ondeando al viento al compás de su bufanda verde. La verdad era que la chica me agrada mucho pero yo aun seguía pensando en Mutsumi...

Y hablando de Mutsumi... Los días en París me hicieron pensar en muchas cosas y ya había decidido que al volver a Barcelona le pediría a Mutsumi que saliera conmigo. Ya no perdería más el tiempo.

Sin embargo, la vida me deparaba otra cosa...

Al día siguiente de mi regreso a Barcelona volví al trabajo. Las cosas parecían estar igual que siempre, aunque yo tenía la sensación de que me había marchado dos años en vez de dos semanas. A la primera a la que vi fue a Aranza.

¡Doctor Misaki!.- Aranza corrió a abrazarme.- ¡Qué gusto verlo! ¡Cuánto tiempo! ¿Cómo le fue en París?

De maravilla, gracias.- sonreí ante el entusiasmo de la mujer.- He decidido continuar con el fútbol cuando termine mi especialidad en Medicina Deportiva.

¿En verdad? Vaya, lo vamos a extrañar pero me da mucho gusto por usted.

Gracias. Por cierto... .- estaba ansioso por saber sobre Mutsumi.- ¿No ha visto a Mutsumi? Ya me decidí a invitarla a salir.

El rostro de Aranza se ensombreció repentinamente. Su sonrisa se borró de su rostro.

Ah, qué mala suerte, doctor... .- murmuró Aranza, cabizbaja.- Es verdad, usted aun no se entera...

¿Enterarme de qué cosa?.- me preocupé. ¿Acaso había pasado algo malo?

Es que... Mutsumi renunció hace unos cuantos días... Nadie la ha vuelto a ver desde entonces...

Me quedé sin habla. Mutsumi se había marchado...

Saki.

Solo problemas... Eso era lo que había en mi camino...

Saki Aiza.- me habló mi madre cuando las dos estuvimos en mi cubículo en la enfermería.- Quiero que me digas qué es lo que estás haciendo.

"Estudiando Medicina, mamá, como tú me lo aconsejaste", pensé. Por supuesto, no le iba a contestar así a mi madre.

No sé a que te refieres, mamá.- contesté.- Si quisieras explicarme...

¡No te hagas la que no entiende! Si bien que sabes de qué hablo. Hace unos cuantos días me llegó el rumor de que estás saliendo con un cocinero de aquí. ¿Eso es cierto?

¿Cómo era que se había enterado mi madre? Apenas llevaba una semana de ser novia de Soujiro.

¿Te molestaría eso, madre?.- traté de no ponerme más nerviosa.

¡Qué preguntas haces, por supuesto que me molestaría!.- mi madre elevó el tono de su voz.- ¿Cómo se te puede ocurrir semejante cosa?

¿Cuál cosa, madre? Soujiro y yo nos queremos.- repliqué, algo enojada.

Ah, de manera que así se llama el susodicho. No puedo creer que estés saliendo con un cocinero...

¿Qué tiene eso de malo, mamá? Es un muchacho excelente y...

No me vayas a salir con la tontería de que te quiere mucho. El amor nunca es suficiente, Saki.- mi madre me miró como si yo no tuviera remedio.- Importa mucho el dinero y la clase social. ¿Cómo piensa mantenerte un cocinero?

Mamá, por favor.- traté de mantenerme tranquila.- No necesito que nadie me mantenga, soy autosuficiente, con mi carrera me bastará.

¡Ah! ¿Entonces tú lo vas a mantener a él?

¡Por supuesto que no, mamá!.- no pude más. Perdí el control.- ¿Cómo se te ocurre decir semejante cosa?

No me hables así, jovencita. Y escúchame bien lo que te voy a decir: quiero que cortes de inmediato con ese cocinero. No apruebo para nada esa relación y te advierto que si no me obedeces te quitaré todo mi apoyo y ya no me importará lo que hagas de tu vida.

Los ojos se me llenaron de lágrimas ante tal injusticia. Mi madre estaba despreciando a Soujiro solo por ser un cocinero y me estaba obligando a terminar con él. Podría haberle dicho que no, podría haberle dicho que me importaba un soberano cacahuate lo que ella pensara y que de cualquier manera seguiría viendo a Soujiro. Pero no lo hice. Porque al fin y al cabo ella es mi madre y le debo mucho más que la vida...

De acuerdo, mamá.- acepté, derrotada y con el corazón hecho pedazos.- Será como tu digas.

Así debe ser.- mi mamá me miró como quien lleva una larga vida de experiencia.- Yo sé lo que te digo, será lo mejor. Y espero que termines a ese tal Soujiro cuanto antes.

No recuerdo muy bien qué pasó después. Solo tengo en mi memoria el recuerdo de la cara que puso Soujiro cuando le dije que tenía que hablar con él...

Azumi.

¡Vaya! Hasta que me toca hablar de nuevo... Estos tipos y tipas ya se habían acaparado las narraciones, aunque pensándolo bien yo no tenía nada importante qué decir...

Como sea, Taro regresó muy feliz de Francia y quería enterarse de todos los chismes acontecidos durante su ausencia. Lily y yo lo pusimos al tanto de lo ocurrido la primera tarde de su regreso.

Genzo le inventó al entrenador del Bayern Munich que su padre convocó a una reunión familiar de mafiosos en Barcelona y que por eso no podía regresar a Alemania.- contaba Lily, de lo más divertida.- No puedo creer que realmente le hubiera dicho eso, casi me ahogo de la risa cuando me lo contó.

Y Lily ya se lleva muy bien con Genzo.- añadí.- Ahora los veo platicando casi todos los días... Incluso por ahí se rumora que ya salen juntos...

Cosa que no es cierta.- Lily se puso algo roja.- Solo somos amigos... Bien sabes a quién es a quien quiero...

Cierto. Se me había olvidado...

No me digas que... .- Taro miró a Lily y movió la cabeza de un lado a otro.- Ay, no, Li-chan...

Pues sí te digo.- Lily miró a Taro con actitud retadora.- Tsubasa y yo nos hemos confesado lo que sentimos.

Li-chan, pero tú sabes que... .- comenzó a decir Taro.

Sí, ya sé que Tsubasa es casado.- lo interrumpió Lily.- Pero si te he de ser sincera, no me importa. Ambos queremos estar juntos y no podrás impedírnoslo.

Se hizo un silencio pesado. Yo sabía que Taro se estaba controlando para no decirle a Lily muchas cosas...

¡Ah! Y la pequeña Saki ya tiene novio.- dije, solo por decir algo.

¿En serio? ¿Quién es?.- Taro me miró con sorpresa.

Es Soujiro, el nuevo chef.

No me digas...

Sí, y tiene un gato nuevo, además.- Lily sonrió.- Y a que no adivinas cómo le puso...

¿Qué nombre le dio?.- preguntó Taro, curioso.

Adivina.

¿Azumi?

Chistoso.- murmuré.

Nop.- Lily soltó la carcajada.

¿Lily?

Tampoco.- ahora fui yo la que se rió.

Bueno, ya.- gruñó Lily.- La nueva gata de Saki se llama Misaki.

¿Qué cosa?.- Taro no se lo esperaba.- ¿Por qué le puso mi apellido a su gata?

Porque tú eres uno de sus ídolos. ¿Lo olvidas?.- le recordé, aun riendo.

¿Y por qué no le puso Wakabayashi?.- protestó Taro.- Genzo también es uno de sus ídolos.

Pero tú eres su compañero y amigo y le agradas mucho.- señaló Lily.- A Saki le gustaba mucho Genzo pero ahora está enamorada de Soujiro.

¿A Saki le gustaba Genzo?.- pregunté, sorprendida.- Ésa no me la sabía...

¡Ah! ¡Ups!.- Lily se tapó la boca.- Me lo confesó hace unos cuantos meses, cuando a mí todavía me caía mal Genzo... Pero me dijo que no quería intentar conquistarlo ni nada similar, que se conformaba con ser su amiga...

Ya veo... .- murmuré.- De lo que se entera una...

Vaya que sí.- comentó Taro.- De todas maneras me da gusto que le haya puesto Misaki a su gata. Me fascinan los gatos.

Y no sé por qué.- Lily hizo un mohín de disgusto.- Yo no los tolero.

Wakabayashi tampoco los aguanta.- hizo notar Taro.- Él prefiere los perros, al igual que tú. Tienen muchas cosas en común, por algo te llevas muy bien con él... ¿Por qué no intentas...?

Ni se te ocurra decir lo que estás pensando.- lo interrumpió Lily, molesta.

Taro prefirió no replicar, pero vi su mirada de desaprobación. Obviamente, él pensaba que lo mejor sería que Lily intentara acercarse más a Genzo para que se olvidara de Tsubasa. Y yo estaba de acuerdo con él.

Bueno, pues no se les olvide que pronto tendremos que avisar cuántos lugares queremos para nuestra graduación.- comentó Lily, de pronto.- Ya faltan menos de 7 meses para que nos graduemos.

Uh, yo quiero apartar un lugar para mi novio.- comenté.

¿Cuál novio?.- me preguntó Lily, sorprendida.- Si tú ni tienes...

No por ahora, pero espero tenerlo en un futuro.- respondí.- Por eso aparto ese lugar.

Jajajaja.- Lily se soltó a reír a carcajadas.- ¡No inventes! ¡O sea, hello con tu hello!

¿Por qué te ríes?.- pregunté, algo dolida.- Es un deseo muy válido...

Por supuesto que lo es.- intervino Taro.- Yo también apartaré un lugar para mi futura novia...

¡Ay, no manchen! ¡Par de locos!.- Lily siguió riéndose por un buen rato.- Pero bueno, en vista de que ustedes lo van a hacer, también lo haré yo. Apartaré un lugar para mi futuro novio... Ustedes sí que son optimistas...

Taro y yo le lanzamos cada uno un cojín a la burlona Lily.

Y por último... .- Taro se entristeció de repente.- ¿Qué pasó con Mutsumi?

Ahhhh.- Lily y yo respingamos al mismo tiempo.- Pues...

Solo nos enteramos de que renunció.- informó Lily, con suavidad.- No sabemos muy bien por qué, fue algo muy repentino. Simplemente de un día para otro se fue y ya no volvió...

Sí, fue algo extraño, no le avisó a nadie de su renuncia.- comenté.- Nadie sabe tampoco qué fue lo que la impulsó a tomar esa decisión... Ni tampoco nadie sabe para dónde se fue o cómo localizarla...

Ya veo... .- musitó Taro, cabizbajo.

Pobre Taro. Se notaba que le gustaba mucho Mutsumi...

Notas:

Este capítulo va dedicado a "Yo". Gracias por el review, me hizo reír muchísimo xD.