Clemens Brentano
"Seas o no un ángel, abre todas las venas de tu blanco cuerpo, y que la sangre roja y espumosa brote en millares de chorros deliciosos. Así quiero verte, y beber en esas mil fuentes, embriagarme hasta que pueda llorar tu muerte, en un delirio de voluptuosa felicidad."
Capítulo I: Encuentros
Sangre… Un río de sangre… brotando de ese cuerpo… una imagen fantasmal frente a mis ojos… Su hermoso cuerpo blanquecino mutilado, más pálido que nunca por la pérdida de sangre… Su cabello rojizo desparramado por el suelo lleno de sangre… Y sus ojos… Sus hermosos ojos ahora vacíos, sin vida… estaba muerta
Despertó de golpe… aquella pesadilla lo aquejaba muy a menudo. Su mirada algo borrosa aún, recorrió el lugar nuevamente: su oficina de trabajo vacía y silenciosa. Sus ojos verdes se posaron en la cocina, ese lugar donde siempre había café, ahora estaba sucio y descuidado… Había perdido a Riho. Caín, ese maldito se la arrebató… ¿Yayoi... Guni? Ellas también habían muerto, intentando salvar a Riho… Ahora estaba solo y su vida le parecía más vacía que nunca. Por eso, no le interesaba su presencia en este mundo, ni sus recuerdos arrebatados por Caín, que por cierto había muerto...
Inundado en sus pensamientos decidió recorrer la ciudad, para aclarar su mente. Se colocó su abrigo y salió lentamente. La ciudad estaba calma, no mucha gente transitaba las calles a esas horas de la noche. La luna resplandecía dando un color platinado a su cabello. Caminó entre callejones como acostumbraba hacer, hasta que divisó algo muy interesante: una hermosa muchacha caminando sola. La piel tersa de su cuello era suculenta, he hizo que casi perdiera el control. Labios rojos, ojos azulados, cabello largo que caía con gracia sobre su pequeña espalda y su delicada cara… Perfecta. Se acercó lentamente, hasta estar caminando detrás de ella, sin hacer el menor ruido. La muchacha caminaba lenta y silenciosamente, tambaleándose. De pronto oyó unos sollozos: la muchacha se desplomó llorando:
¿Te sucede algo?- comentó el detective.
… no… nada- dijo entre sollozos la muchacha sin importarse por quien preguntaba.
¿Nada? Nadie llora sin razón aparente- dijo sabiamente Shido sentándose junto a ella.
Es que, yo he… perdido a… mis… mis… mis padres…- dijo la chica estallando en un llanto.
Mis condolencias por tus padres, lamento haberte hecho llorar- se disculpó Shido.
No hay problema, yo soy la tonta, no debo llorar por esto- dijo secándose las lágrimas que ahora caían por su mejilla.
Sintió un nudo en la garganta: la misma historia de Riho. Más lágrimas cristalinas caían con delicadeza sobre su pálida mejilla. Debía admitirlo, esa chica tenía belleza, y muy peculiar. Pero algo andaba mal con él, sentía algo en su interior: ese libertino vampiro que había aprendido a reprender quería salir, hacer de las suyas. Intentó calmarse cambiando de tema.
¿Cómo te llamas?- dijo algo entrecortado.
… Rioko… ¿Y tú?- preguntó algo más calmada.
Shido, mucho gusto... pero dime¿no deberías ir a tu casa? Es algo tarde- dijo ingenuamente.
… ¿Podrías… acompañarme… Shido?- dijo Rioko
Claro, es peligroso caminar a estas horas por la calle- dijo parándose.
Le dio su mano, para ayudarla a levantarse. Ella la tomó con gusto. Caminaron un largo trecho, cuando Rioko dijo:
Mi casa queda muy cerca de aquí. Ya no falta mucho- dijo levemente
¿Que linda noche no?- dijo cambiando de tema el vampiro dirigiendo una fugaz mirada a la Luna.
Si, siempre me relaja ver el cielo nocturno… Dime Shido ¿Qué hacías caminando por la calle?- preguntó Rioko ya en confianza.
Tenía que aclarar mi mente, tenía mucho en que pensar. Sabes, hace poco perdí a una personasmuy importantes…- dijo melancólicamente el detective.
Lo lamento... - se disculpó por su inocencia.
No importa Rioko…- dijo sin inmutarse. Él seguía caminando sin darse cuenta de que Rioko se había detenido.
…Llegamos…- Rioko se detuvo enfrente de una lúgubre casa. -Este es mi hogar- dijo nuevamente abriendo la puerta.
Un gusto conocerte Rioko, espero nos volvamos a ver…- dijo sin importarle lo mucho que le gustaría pasar dentro.
¿Te apetece quedarte un rato? No me vendría mal algo de compañía- dijo con una sonrisa en sus labios
Bueno, si tú quieres, me quedaré- dijo Shido rebosante de alegría.
La puerta se cerró detrás de ellos, sin saber que sería mudo testigo de algo que cambiaría la vida de ambos para siempre.
Fin del capítulo I
Nota de autor: ejem... ¿les gustó? Ojalá que sí... -.- bueno, si les parece que este capítulo (demasiado corto para mi gusto) merece un review, no duden en dejarme alguno... Y por favor, (no es por pretenciosa pero...) si van a dejar críticas, que sean constructivas. ¡Gracias por leer este capítulo! ...Owari...
