Nota de Autor: . al fin y al cabo, terminé el capítulo... ejem ¬.¬ bueno... tengo que advertir que tal vez sea un poco sangriento este capítulo, después (si alguien lo lee) no quiero reclamo alguno .

Capítulo II: La Tortura

Era una casa confortable en cierto sentido. La decoración antigua daba un aire extraño al lugar. Sin lugar a dudas, no era la casa para una jovencita como Rioko:

¿Vives aquí? Que hermoso lugar- dijo maravillado ante esa casa idéntica a las casas donde vivió su vida normal antes de ese cruel destino de su vida.

¿Te parece… hermoso? Todos dicen que es muy anticuada- dijo Rioko

En serio, es muy agradable- dijo con una sonrisa Shido

Un leve rubor invadió la cara de Rioko, quien nunca había conocido a alguien tan atento. Shido se percató de ese rubor, y sabiendo que la sangre subía a la cara de la bella Rioko, desesperó por probar de ese líquido vital para los humanos y claro, también para los vampiros. La muchacha se percató de algo: la mirada de ese detective de aspecto taciturno cambió repentinamente: Sus ojos antes verdes, ahora estaban amarillentos y sus pupilas se alargaron semejando unos ojos felinos aterradores.

¿Te… te sientes bien… S-Shido?- comentó algo asustada la chica

No es… nada… no pasa nada…- mintió Shido.

… ¿Te apetece algo para tomar? ¿Deseas algo en especial? ¿Té tal vez?- dijo la muchacha acercándose al vampiro descuidada.

… Por… por favor R-Rioko, no te… no te acerques- dijo Shido tartamudeando.

Su mente hervía, no podía contener más ese impulso. Sus viejos días cruzaban su mente, esos juegos profanos que vivió en su pasado, haciendo que cada vez deseara más y más a Rioko, a su sangre, a ella. La muchacha parecía incitarlo con su ingenuidad, aunque no se diera cuenta. Ahora Shido yacía en suelo arrodillado con sus manos en la sien. Rioko no obedeció a la orden y se acercó al detective que yacía en suelo sudando desesperadamente:

¡¿Shido, que te pasa! ¡Responde!- gritaba desesperada.

…- Silencio total, no podía hablar.

De repente, Shido se abalanzó sobre Rioko, dejándola a merced de su mente ya descontrolada por el deseo:

¡¿Shido que haces!- gritó aterrorizada

Rioko vio su cara, no parecía la misma de siempre: su mirada antes cálida parecía la de un depredador salvaje; una sonrisa maligna adornaba sus labios. Dirigió su mirada a su boca: sus colmillos resplandecían con un brillo blanquecino. Notó que eran demasiado largos:

Shi… Shido, suelta…. Suéltame…- gemía Rioko ya que sus manos eran fuertemente sujetadas por las del vampiro

No podía hablar, no necesitaba hacerlo, solo quería aprovechar de ese momento. Sentía como la sangre de Rioko fluía a gran velocidad acelerando su corazón. Sin lugar a dudas, la muchacha sería víctima de ese vampiro quien había perdido la cabeza. Su boca se acercó a su cuello, y pudo probar el sabor de su piel: exquisita. No pudo resistir más, soltó las manos de la joven, y desgarró poco a poco la ropa de Rioko, hasta que todo el cuello de ella estuvo expuesto, listo para una mordedura mortal, que seguramente transformaría su vida en un infierno eterno. Sus colmillos fríos como el hielo, se clavaron en el cuello de la chica bruscamente, provocando un grito desgarrador por parte de ella, pero al parecer Shido no se inmutó ya que continuaba su tarea muy entretenido:

¡NO SHIDO! ¡DETENTE POR FAVOR! ¡NO HAGAS ESTO!

…-

Estaba muy ocupado bebiendo ese dulce líquido como para hablar. Mientras, recorría posesivamente el cuerpo de esa chica: tan perfecto, ideal para acariciar. Ella se abrazó fuertemente a él por el dolor provocado por aquella mordedura. Sintió el pánico de la muchacha, y eso impulsaba a continuar su tortura. Dejo su cuello, solo para dirigirse a su sensual boca. La besó intensamente haciendo que sus labios sangraran por causa de sus colmillos y poco a poco fue profundizando la caricia. Rioko se sentía desfallecer, nunca había sentido algo tan intenso como en ese momento. Aunque la pérdida de sangre la debilitó, se dejo llevar. Shido notó esto, así que continuo hasta que sintió que el cuerpo de Rioko estaba quedando sin sangre, justo en ese momento se detuvo. No quería que muriera, eso parecía.

Rioko jadeaba, definitivamente la muerte y la vida debatían entre sí por ella. Pero sus sentidos estaban extasiados, por esas manos ágiles que recorrían su cuerpo. Notó que el vampiro se detuvo, y calló desmayada por la pérdida de sangre. Shido permanecía como esa criatura irracional acariciando el cuerpo de su víctima intensamente… Pero Rioko… Rioko parecía…muerta…

Fin del capítulo II

Nota de autor: bueno, espero les guste -.- y... ¡a ver si luego me dejan algún review! (gracias DarkZero 3000 ., acá está la continuación!) ... ¡Owari!