Ok, miren todos! Ja, ya voy por el capítulo IV... Ok, ja... ¡GRACIAS A! Ahem, Darkzero! Osea, sin él me hubiera dado la depresión y hubiera dejado de escribir .. QUE GRAN PERSONA! UN APLAUSO PARA DARKZERO! .

Capítulo IV: Palabras

Se abrazaron un largo tiempo… Rioko estaba somnolienta, y sus ojos se cerraban casi solos…Shido se percató y de inmediato la cargó en sus brazos:

- ¿Qué haces Shido? Todavía no te he perdonado- dijo la muchacha como una niña pequeña

- ¿Acaso crees que podrás caminar sola? Ni hablar, yo me encargaré de ti- dijo silenciándola y provocando ese hermoso color rojizo en sus mejillas nuevamente.

Se dirigió casi inconscientemente al dormitorio de la chica, y la depositó levemente sobre la cama. La tapó con mucho cuidado y se sentó cerca de ella. La muchacha estaba cansada, así que se durmió rápidamente... Hacía tiempo que él no dormía en una cama, a decir verdad, eran mucho más cómodas que esos ataúdes donde dormía habitualmente. Ella ya dormía y Shido no pudo evitar verla: se veía hermosa hasta dormida, tan inocente. Se recostó y se dejo llevar por la suavidad del esa amplia cama y por la hermosa presencia de Rioko, quien yacía al lado suyo. Se relajó por varios minutos hasta que también se durmió y acompañó a la joven al mundo de los sueños…

Shido despertó y sintió una calidez inexplicable: Rioko dormía plácidamente al lado suyo, abrazada a él. Sintió un extraño escalofrío de placer, pero luego recordó que sucedería si perdía el control nuevamente. Se levantó con cuidado, no quería traer a la muchacha devuelta a este mundo, solo quería verla dormir… además... quería prepararle algo... una sorpresa...

Su mente se revolvía entre recuerdos ajenos, que nunca presenció… Soñó con algo muy extraño: veía imágenes claras, como si ella viviera esa situación:

Un hombre de cabellos ondulantes y dorados con látigo rojizo en su mano… una mujer de cabello negro azulado utilizando un arma… Una jovencita de cabellos largos y rojizos intentando defenderse de los latigazos proporcionados por el joven de cabellos rubios…un hada verde quién era azotada por varios latigazos... y un hombre con una espada de sangre atacando al agresor de la muchacha y del hada… Todos… sumergidos en una pelea interminable…La mujer había muerto después de un certero golpe por parte de ese látigo, igual que aquél hada, quién se consumió en un fuego azul… y la jovencita… estaba desmayada… El hombre de cabellos dorados hablaba con el portador de la espada:

- ¿Acaso te importa tanto esta joven? ¿Para que la proteges? ¿Acaso la amas más que a mí?- dijo con una macabra voz el hombre rubio

- ...- la espada se disolvió y un charco de sangre reemplazó su lugar

- ¿No recuerdas… los días en Transilvania? ¿Esas interminables noches de banquetes?- extendió su mano, incitando a que el otro joven la tomara - Ven… volvamos a ser… como éramos antes…- Sus ojos provocaron una mirada maligna y atrapante. El joven quedó totalmente hipnotizado… se acercó lentamente al incitante joven… extendió su mano, hasta que…ambas estuvieron juntas… El de los cabellos rubios sonrió malignamente, diciendo:

- Ahora… acaba… con esta joven… vamos… hazlo como lo hacíamos antes…como en Transilvania…- dijo obligando al hombre quien ya se acercaba a la muchacha que yacía en el suelo…

Un trueno la volvió a este mundo. Ya despierta, Rioko tenía sed… y mucha… Se desperezó, e intentó pararse: sus piernas flaquearon y calló al suelo. Estaba débil…:

- Shido… ¿Dónde estás Shido?...- preguntó Rioko con esperanza de que el vampiro la ayudara.

-…- nadie respondía

Un pensamiento llegó a su mente: Shido… ¿La había abandonado? Pobre muchacha, empezó a llorar con la sola idea de pensar que la habían engañado. Sin embargo ahí apareció… estaba mojado, parecía que había estado bajo la lluvia:

- ¿Rioko, que te sucede? ¿Por qué lloras?- pregunto extrañado el detective

- … ¡Shido! ¿Dónde estabas? Yo… pensé que te habías… ido…- dijo la chica sintiéndose como una tonta al dudar de ese ser…

- … Bueno, como ves no lo he hecho. - dijo con una tenue sonrisa- ¿Por qué estas en el piso? -preguntó con expresión de reproche.

- Es que no puedo caminar bien…- dijo aferrándose a la cama

- Déjame que te ayude. Además tengo una sorpresa muy agradable para ti…- tomó a la joven en sus brazos nuevamente.

Rioko se estremeció. Se sentía muy bien estar en los brazos de Shido. Lentamente fue llevada a lo que semejaba ser el comedor... :

- ¿Te gusta? Me ha tomado tiempo…- dijo Shido

- …- Rioko no podía hablar… era simplemente bellísimo que alguien se tomara la molestia de preparar algo así…

Fin del capítulo IV