Disclaimer: Los personajes de Rurouni Kenshin no me pertenecen.
Capítulo 2: Llegando a un nuevo Destino
La mañana daba la bienvenida a los primeros rayos del Sol acariciando el rostro de una joven que dormía tiernamente entregada al mundo de los sueños.
- Tsubame Chan, Ya llegamos a nuestro nuevo Hogar – dijo el Hombre mirando a una niña de 8 años que se encontraba a lado del asiento del piloto.
- Padre Kyoto es un lugar muy grande – dijo la niña esbozando una sonrisa
- Misao Chan, despierta ya llegamos a Kyoto – dijo una mujer hablándole a una joven de cabellos azabache, con suaves palmaditas tocaba su hombro para que despertará.
- mmm - La chica bostezó, mientras cubría su boca con una mano, se incorporó al asiento y restregando sus manos en sus ojos, miró a la mujer medio dormida.
- Misao, cariño ya hemos llegado a Kyoto este será nuestro nuevo Hogar – dijo la mujer.
- Buenos días a todos - dijo la chica, les obsequió un cálido saludo a las personas que se encontraban en el auto.
- Buenos días Hija – saludó su padre - ¿ Cómo dormiste?- preguntó el hombre mirando por el retrovisor buscando la mirada de la linda joven de ojos verdes.
- Muy bien Papá, disfrute una larga cita en brazos de Morfeo - dijo misao, ella Sonrió a su padre mientras interceptaban sus miradas por el retrovisor.
- Me voy a poner celoso de Morfeo, mira que pasas más tiempo con él- dijo el hombre.
- Seijuro Makimachi, ten más cuidado y mira al frente casi nos choca ese camión – dijo la mujer que se ponía pálida a causa de la imprudencia de su marido.
- Tranquila mujer no pasa nada – dijo el hombre guiñándole el ojo a su esposa y miro al frente.
- ¡ Qué susto nos has pegado papá ! – dijo Tsubame
- ¿Mamá te encuentras bien? te veo pálida - dijo la joven observando a su madre.
- No aún sigo con el susto en el pecho – dijo la mamá de Misao.
- Okon no exageres cariño, si soy muy cuidadoso al manejar, llevo en mis manos a mis tres más grandes tesoros – dijo Seijuro.
- Es en serio Seijuro, tomas las cosas muy a la ligera, ten más cuidado, ese camión casi arrasaba con nosotros – dijo Okon
- Ya, ya, si no paso nada, todos estamos completos – decía El hombre mirando de reojo a Tsubame que se encontraba maravillada observando la ciudad.
- No le veo la gracia a tu comentario - dijo la señora frunciendo el ceño.
- Que bonito lugar, realmente es una ciudad muy grande, aunque creo que sigo prefiriendo Tokio - dijo la chica que desparramo su cuerpo en el asiento .
- Vamos Misao, ve el lado amable acá podrás hacer más amigos, es más con suerte hasta un Novio te conseguirás - dijo Tsubame empezando a reír.
- Tsubame, más respeto para tu hermana, en que cosas estas pensando pequeña – dijo Okon
¿ Cómo que un Novio , si mi Misao es una niña – Dijo Seijuro
- Cariño para tu información nuestra hija tiene 17 años y próximamente cumplirá 18 , creo que ya es lo suficiente grandecita como para tener una pareja – dijo Okon
- Les agradezco que piensen en mi, pero creo que aún no quiero un Novio, así que ahórrense sus comentarios. – dijo Misao.
- Eso es mi princesa, aún no pienses en esas cosas, sólo te distraen – dijo Seijuro
- Seijuro, hasta cuando comprenderás que Misao ya es una mujer. - dijo la mujer mirando divertida a su marido, ya que sabía lo mucho que le molestaba que hablarán sobre chicos delante de él, chicos que pudieran quitarle a sus princesas, como él les llamaba.
- Por favor , ya les dije que no hablen de eso, cuando llegue el chico indicado, ya les avisaré – dijo Misao
- jajaja, entonces no te preocupes papá, aún faltan muchos años, Misao quiere un príncipe y que llegue en su caballo blanco. - dijo la niña observando a su hermana con una sonrisa burlona .
- Tsubame, ya basta , deja en paz a tu hermana, su vida sentimental no es de nuestra incumbencia. - Dijo Okon mirando a su hija menor con reproche.
- ¿ Cómo que no es de nuestra incumbencia?... Claro que lo es necesitamos saber que tipo de chicos quieren enamorar a nuestra princesa. – dijo Seijuro
- Cariño, eres un caso perdido, algún día nuestra Misao terminará sus estudios y encontrará un hombre muy guapo , que la ame , se casen y tengan hijos. - dijo la madre de Misao, con tan sólo imaginar la escena de su hija vestida de novia y luego con pequeños en sus brazos, la hizo suspirar.
Observando en silencio la escena, la joven de cabellos azabache y ojos esmeralda, cerro sus ojos, dándose cuenta que la discusión sobre su vida era un cuento de nunca acabar.
-... Como es posible que ellos se preocupen más por mi vida sentimental que yo, ya encontraré a mi apuesto príncipe y Tsubame tendrá que comerse sus palabras... - pensaba Misao mientras seguía meditando, haciendo caso omiso a los comentarios que hacia su familia sobre ella.
- Hay mami, tú si que tienes mucha Fe, conociendo a Misao toda la familia tendrá que esperar sentada por el príncipe. - Dijo Tsubame
- Vaya, Vaya, Amor, Tsubame tiene razón, temo más por esta señorita - dijo Seijuro mientras tomaba de la barbilla a Tsubame, sin dejar de mirar frente a la carretera - que por Misao, es más probable que Tsubame se case primero -
- Seujiro Makimachi, te estas ganando un buen castigo cariño, como te pones a decir eso delante de Misao y usted jovencita ya estuvo bueno de hablar de la vida de su hermana, ya ella se encargará de decir como la vive y con quien la vive, así que pido que no se hable más de este tema. - Dijo Okon acercando su rostro entre ambos asientos delanteros quedando en medio de su esposo e hija pequeña, mientras observaba las miradas cómplices que Seijuro y Tsubame se ofrecían.
- Si mamá lo que tu digas. decía la niña bajando la mirada -
En el auto se hizo un silencio después de las palabras tajantes de Okon y la respuesta de Tsubame, así continuo el trayecto hasta que el coche paro su camino frente a una enorme casa de dos pisos color crema, tenía unos árboles preciosos que ofrecían una agradable sombra a las personas que decidieran cobijarse debajo de ellos, la casa se encontraba rodeada de un hermoso jardín lleno de flores de todo tipo, el pasto tenía un tono verde claro y en frente de la entrada principal había una fuente que dejaba correr agua cristalina y hacia visible uno que otro pez de colores cálidos, rojos, naranjas, amarillos.
- Es Hermosa Cariño- dijo Okon mientras observaba con los ojos bien abiertos su nuevo hogar .
- Me alegra que te guste mi Amor – dijo Seijuro complacido por la felicidad que podía ver en el rostro de su esposa y pequeña princesita.
- Papi parece un palacio – Dijo la niña mientras mostraba una sonrisa de oreja a oreja a su padre.
- Misao, hija mira nuestra casa es un palacio – Dijo Okon mientras observaba a su hija mayor que nuevamente se había quedado dormida.
- mmm... nuevamente en brazos de Morfeo , tendré que tomar cartas en el asunto – decía un Seijuro un tanto molesto.
- Hay papi, déjala seguir con él, mejor bajemos y conozcámosla por dentro, te imaginas si por fuera es preciosa, no puedo ni imaginar lo que pueda estar dentro – Dijo Tsubame mientras jalaba del brazo a su padre
- Esta bien, esta bien, anda baja del auto – dijo Seijuro mientras veía la cara de emoción de su Hija menor . Padre e hija bajaron del auto para dirigirse a la entrada.
- Hey ¡! Espérenme yo también quiero dar el visto bueno al interior de la casa – dijo Okon intentando salir del coche
- Por que hay mucho alboroto – dijo Misao mientras abría los ojos y se asombraba por lo que podía ver frente a ella, la chica bajó del auto y se acerco a su Padre.
- Hola, mi bella durmiente, tú si que no pierdes oportunidad para estar en brazos de Morfeo- Dijo Seijuro, abrazando y besando en la frente a su hija
- Hola Papi, esta casa es muy grande y muy bonita – dijo Misao mientras rodeaba con sus brazos la cintura de su padre y recargaba su cabeza sobre su pecho.
- Cariño, estoy encantada con nuestra nueva Casa y con los muebles se verá más hermosa aún – dijo Okon mientras llegaba hasta donde se encontraban su esposo e hija
- No se imaginan lo feliz que me hace verlas así de contentas, me agrada mucho que les haya gustado el lugar donde vamos a vivir – dijo Seijuro con una gran sonrisa
–Mami tenemos una alberca en la parte de atrás – Gritó Tsubame mientras corría hasta el lugar donde se encontraba su familia.
- Una alberca, eso es genial, así podré practicar ese deporte que tanto me gusta – dijo una Misao muy emocionada , volteando su rostro a la dirección donde venía corriendo su hermanita.
- Parece un sueño Cariño, Muchas Gracias – dijo Okon mientras se acercaba a su esposo y rozaba sus labios con los del apuesto hombre.
- mmm, sólo un roce, mejor dame un dulce beso mi querida Okon – Dijo Seijuro soltándose del abrazo de su hija mayor, para tomar de la cintura a su esposa y acercarse tentadoramente a sus labios, en el momento en que disponía a posar sus labios en los de su mujer, lo distrajó el claxón de un camión, dirigió su mirada hacia donde venía el sonido, dejando a una mujer deseosa de un dulce y cálido beso.
- Es el camión de la mudanza – dijo la hija menor del matrimonio Makimachi
- mmm... sigo esperando mi beso – dijo Okon con los ojos cerrados , abrazada del cuello de su marido - Lo siento amor, lo dejaremos para después, llego el camión de la mudanza –
- hay no, siempre es lo mismo contigo, que te cuesta darme mi besito – Dijo la mujer con un tono muy cariñoso, casi irresistible.
- No Cariño, te prometo que no sólo te daré uno , si no muchos, pero ahora se buena chica y déjame ir a checar si nuestras cosas llegaron completas y a salvo en el camión de la mudanza – dijo Seijuro mientras le hablaba a su esposa al oído.
- esta bien, es una promesa – Dijo Okon soltándose del abrazo en el que tenía prisionero a su esposo.
- Alguna vez te he fallado – dijo Seijuro mientras tomaba a su esposa por las muñecas y la volvía atraer hacia el dejando poco centímetros entre sus labios, rozando sus narices.
– Nunca mi Señor – Dijo Okon besando la nariz de su marido, dándose medía vuelta se aproximo a la entrada de la casa para poder supervisar que pusieran las cosas en el lugar donde ella deseaba.
El camión de la mudanza había llegado al nuevo hogar de la Familia Makimachi, ahora sólo faltaba poder acomodar las cosas dentro de la casa, para que esta empezará a ser acogedora. Cada uno se encargó de organizar un espacio y darle un toque especial, dejando marcado el estilo de cada uno de los miembros de la familia , los señores de la mudanza se dividieron el trabajo, unos bajaban las cajas, otros los muebles , dos de ellos se encargaban de llevarlos dentro de la casa y acomodarlos donde el Señor, señora o señoritas Makimachi les indicaban, así transcurrió el día, un día lleno de mucho trabajo; al llegar la noche todos los muebles estaban acomodados en su lugar, el recibidor, la sala, el comedor, el estudio, las recamaras, sólo faltaba abrir unas cuantas cajas para sacar los objetos de cristal, porcelana y algunas otras cosas que no eran de importancia. Cada uno de los miembros de la familia cayeron exhaustos en el sofá.
- ¡ Va, si que fue un largo día, pero ya casi terminamos de desempacar - dijo Okon exhausta.
- Claro amor, no hubo quien te parará, pobres señores los trajiste corriendo de un lugar a otro – dijo Seijuro.
- Papá tiene razón mami, los hombres terminaron lo doble de cansados que nosotros – Dijo Tsubame.
- Pero no se podrán quejar, les prepare unos emparedados y un agua de limón riquísimos – dijo Okon
- Eso ni se duda Cariño, eres la mejor cocinando. Hijas alguna vez les mencione que me case con su madre por su buen sazón – dijo Seijuro.
- Basta Seijuro, no digas esas cosas – dijo la madre de las jovencitas , con un tono carmesí en sus mejillas.
- Si es la verdad cariño, me enamore perdidamente de ti, cuando me diste a probar ese rico pastel que me preparaste en mi cumpleaños, aún lo recuerdo era de frutas... – dijo Seijuro, imagina la escena en donde Okon le entregaba un pastel de Frutas.
- mmm... ¿ sólo por mi habilidad en la cocina te enamoraste de mi ¡ si que eres Bruto Seijuro Makimachi ¡, de que te sirvió ser todo un galán en la universidad si ahora después de 20 años has perdido el toque de conquista – dijo la mujer en un tono muy molesto y frunciendo el ceño.
- Pero que dije, hay mujer a ti difícilmente entenderte, no entiendo como llevamos tanto tiempo juntos – dijo el apuesto marido con una cara de desconcierto por no saber que había dicho de malo.
- Jejeje, papá tu nunca cambias ¿ Cuándo aprenderás ? mamá esta molesta por que dijiste que sólo la quieres por que cocina delicioso. - dijo Tsubame sonriendo divertida observando la escena que sus padres hacían.
- Mamá no te pongas así ya conoces a papi, a veces habla sin darse cuenta él solo quiso decir que una de las muchas cosas que vio en ti y lo enamoro como un loco, fue tu habilidad por cocinar ¿ verdad papá ?- dijo Misao intentaba salvar a su padre de dormir en el sofá, de una manera muy inteligente.
- Hay hija no lo ayudes, de esta si no se salva - decía la mujer, se paro del asiento y se dirigió a las escaleras.
- Mamá espera, papá aún no responde a mi pregunta – dijo La chica mirando a su padre y le guiño el ojo.
- (...suspiro...) Esta bien ¿ Qué tienes que decir a tu defensa Seijuro Makimashi? – dijo Okon observando a la dirección donde se encontraba su esposo.
- Pues que si, que Tu habilidad a la cocina fue una de las muchas cosas que me hicieron que me enamorará perdidamente de ti. - dijo el hombre que se puso de pie y se acercó a su esposa.
- Ajá,... como no, sólo por que Misao te dijo – mencionó la linda señora Makimashi, desvió su mirada triste, para no encontrarse con la de su esposo.
- Vamos cariño, sabes muy bien que te amo más que a mi vida, que adoro esos hermosos ojos cafés, esos labios que saben a miel y algunos otros encantos que sólo yo tengo la dicha de disfrutar – dijo Seijuro, en un movimiento rápido el hombre ya tenía en brazos a Okon y le susurraba las últimas palabras muy cerca de su oído, permitiendo que su esposa soltará una risita traviesa
- Esta bien Señor Makimachi, sólo le perdonare, si cumple con su promesa – decía Okon, abrazándose del cuello de su marido y recostó su cabeza sobre el pecho de él.
- Haberlo dicho antes mi señora, en este preciso momento la llevaré a un lugar donde pueda cumplirle esa promesa. – dijo en tono seductor , comenzó a subir las escaleras con su esposa en brazos.
Desde el sofá dos jovencitas observaban la romántica escena, las chicas adoraban ver discutir a sus padres, ya que sus reconciliaciones eran divinas, sin duda alguna sabían que ambos se amaban con devoción y que no podían pasar más de una hora el uno sin el otro, eran una pareja como pocas, cada una de las señoritas se levantaron de su asiento y llegando hasta el comienzo de las escaleras, se dispusieron a subir en silencio, al llegar al último escalón la más pequeña rompió el silencio.
- Buenas noches Bella durmiente – dijo Tsubame obsequiando una sonrisa a su hermana.
- Buenas noches princesa, que tengas dulces sueños - dijo la hermana de la pequeña niña devolviendo la sonrisa.
- Que Morfeo sea lindo contigo- dijo la pequeña Makimachi.
- Gracias, el siempre es todo un caballero – dijo Misao.
- Entiendo... – dijo Tsubame
- Tú sueña con muchos angelitos - dijo Misao
- Mientras sean reales, no habrá problema - dijo La niña sonrojada.
- jejeje, esta bien sólo ten cuidado, luego son muy celosos – dijo la chica guiñando el ojo, entrando a su habitación
- Misao... – dijo Tsubame
- Dime...- dijo Misao
¿Mañana irás a la universidad? – preguntó Tsubame a su hermana .
- Si, debo ir a inscribirme a la Universidad de Kyoto, en el área de Diseño Gráfico¿ Por qué ? - respondió Misao curiosa a la pregunta de su pequeña hermana.
- Solo quería desearte suerte – Dijo la niña
- Gracias, que tengas linda noche – dijo Misao obsequiando una sonrisa a su hermana.
- Si, Gracias, tú también - dijo la niña , entró a su recámara , se puso su pijama y se acostó a dormir.
Misao espero un momento en lo que su hermana menor entraba a la recámara, para después entrar ella a su habitación, la chica observó el lugar en silencio recorriendo cada uno de los rincones que ahora compartirían con ella, sus alegrías, sus tristezas, sus experiencias, no tenía ni idea de todas las cosas que viviría en ese lugar, pero lo que fuera estaría dispuesta a enfrentarlo y a disfrutarlo, cada momento que viviera sería especial, así que se dirigió al armario, abriendo las puertas de par en par, en la oscuridad de la noche se dispuso a buscar las ropas que se pondría para su primer día de clases.
- ... que difícil es empezar nuevamente a conocer personas, a brindar tu confianza, que difícil el brindarte nuevas oportunidades para aprender de la vida en un lugar desconocido , sin la seguridad de disfrutar de las situaciones que vienen para ser vividas, que difícil empezar un camino , otra vez sola sin un alma conocida, otra vez sola con la confianza perdida en un vació que encierra las emociones en un abismo sin fondo ... - pensaba la joven de ojos verdes mientras sacaba un pantalón de vestir negro y una blusa blanca de manga larga poniendo las cosas sobre la cama, regreso frente al armario, inclinó su cuerpo hacia delante y tomó unos zapatos cerrados con tacones altos, acomodó la ropa en el sofá que se encontraba a un lado de la cama y puso los zapatos en el piso, estaba todo listo para el día de clases, ya tenía la ropa, un cuaderno, un lapicero y una mochila color negra de piel que hacia juego con sus zapatos; La chica volvió su vista al sofá y dando un último vistazo a las cosas que se encontraban muy bien ordenadas, se puso la pijama, destendió la cama, se recostó y cerrando sus ojos se entrego nuevamente al mundo de los sueños.
...A la mañana siguiente...
Los rayos del sol invadían la recámara de Misao, escabulléndose por las cortinas beige que se encontraban cubriendo el ventanal que llevaba su camino al balcón, se escucharon golpes detrás de la puerta y una suave voz intentaba traer a la joven a la realidad.
- Misao, cariño despierta, recuerda que debes ir a inscribirte y disfrutar de tu primer día de clases – decía Okon que se encontraba indecisa en que si abría la puerta o no para despertar a su hija.
- mmmm... ya voy mamá , gracias por venir a despertarme, en unos minutos estoy lista – dijo una Misao que se encontraba aún bajo los efectos de un reconfortante sueño.
- Esta bien, cariño te prepararé un rico desayuno – Dijo Okon mientras se alejaba de la puerta para ir hasta las escaleras, mientras tanto en la habitación de una jovencita de cabellos azabache, suelto y desordenado, la chica entró al baño, abrió la regadera , reguló el agua, para tomar un baño de agua tibia, se quitó su pijama y la ropa interior, para poder tomar ese baño que realmente le sería muy confortante.
– ¿ Cómo será la universidad, los profesores, mis nuevos compañeros? Hay que rico baño, ya responderé estas preguntas cuando llegue a la universidad – se dijo Misao para si misma, mientras cerraba la llave de la regadera , tomó la toalla que se encontraba cerca, salió del cuarto de baño, tomó la ropa que tenía preparada desde una noche anterior y se dispuso a vestirse, se puso el pantalón negro a la cadera, y una blusa blanca de mangas largas y cuello en V, que le daba un toque de elegancia y formalidad, cepillo su cabello y con un listón lo sujeto en una coleta alta, se puso los zapatos, fue al tocador para aplicarse un poco de maquillaje, tomó su reloj de mano, se puso sus aretes de plata de forma de flor en el centro tenían una piedra blanca, también se acomodo una cadenita fina de plata con un dije en forma de Cruz de color negra y el borde plateado; se miró unos instantes en el espejo; observaba su reflejo y obsequiándose una sonrisa tomó su mochila negra colocando dentro de está un celular, una libreta y un lapicero. La Joven salió de la habitación, bajó corriendo por las escaleras, debía desayunar para que su padre la llevará a la universidad.
- Buenos días papis - dijo Misao acercándose a cada uno de sus padres para besarles en la mejilla.
- Buenos días preciosa ¿ por qué tan guapa, pensé que solo ibas a estudiar? – preguntó Seijuro, miraba a su hija a los ojos intrigado, buscando una respuesta.
- Cariño estas muy linda, siéntate para que puedas disfrutar de tu desayuno – dijo Okon mirando a su hija de pies a cabeza mientras ponía un plato de omelet y un vaso con jugo de naranja en el lugar vació que se encontraba a un lado de su marido.
- La idea es ir a estudiar papá, y quise dar una buena impresión mi primer día de clases, créeme lo que ves ahora puede que no lo vuelvas a ver hasta dentro de unos cuantos meses, ya que compre el uniforme iré como los demás estudiantes – dijo Misao, se sentó y respondió a la pregunta de su padre con mucha seriedad.
- Entiendo princesa, sóóo era una inocente pregunta. – dijo Seijuro, sonriendo al escuchar la respuesta de su hija, era firme en sus convicciones y ella tenía un buen gusto por la ropa , llevó su taza de café a sus labios y le dió un trago .
- No lo sé mamá, yo pensaba llevarme el celular para llamar a casa y decir la hora de mi salida y así poder comer juntos – dijo Misao.
- Pues por mi no hay problema – dijo Seijuro.
- Entonces comeremos fuera de casa, para dar un paseo después y conocer la ciudad – dijo Okon.
- Me parece excelente idea mamá ¿verdad que lo es papi?- Dijo Misao poniendo una carita suplicante e irresistible a peticiones.
- Claro mis amores, lo que ustedes quieran, estoy para complacerlas – dijo Seijuro dejando la taza de café en la mesa, se paro de su asiento - Misao es hora irnos cariño-
- Si papi, ya voy – dijo Misao poniéndose de pie, tomó el plato y el vaso para ponerlos en el lavaplatos.
- Hija no olvides llevar el Paraguas y una chaqueta, te los deje en el sofá que esta en el recibidor , se anunciaron lluvias en el canal del tiempo - Dijo Okon.
- Gracias mamá – dijo la chica saliendo de la cocina caminó hacia el sofá para tomar su chaqueta y el paraguas negro.
Seijuro y Misao se despidieron de Okon en la entrada principal, ambos le dieron un beso en la mejilla.
-Hasta luego mami – dijo Misao.
-Cuídate cariño, cualquier cosa no dudes en llamar- dijo Okon moviendo la mano de un lado a otro .
Seijuro abrió la puerta del auto a su hija para que pudiera entrar, una vez que la chica estuvo adentro el hombre cerró la puerta, se dirigió al lado del conductor, introdujo la llave quitó el seguro y abriendo la puerta, entró y se dispuso arrancar el coche, se abrió el portón y el coche rojo quemado salió de la cochera de la hermosa casa color crema.
- ¿Estas nerviosa cariño? – dijo El hombre mirando a su hija de reojo mientras manejaba por la avenida principal.
- No, me siento tranquila, no se cual es la razón, pero siento que algo fabuloso me va pasar el día de hoy - dijo la chica poniéndose su chaqueta.
- Me da gusto hija, que bueno que estas tranquila. – dijo Seijuro.
- Si, sólo debo preocuparme por inscribirme en la carrera de Diseño Gráfico – dijo Misao mientras abría su mochila , sacó la libreta y el lapicero, anotó un número telefónico y se lo entregó a su papá - Mira papi este es mi nuevo número de celular, cualquier cosa me llamas, ok-
- Claro hija, mmmm... tu madre tenía razón va a llover, el cielo se esta nublando - Dijo Seijuro observando por la ventana el cielo gris.
- Si mamá nunca falla cuando del estado del tiempo se trata – dijo la chica sonriendo.
- Hay mucho tráfico, lo siento cariño llegarás tarde – dijo Seijuro poniendo cara de resignación .
- No te preocupes papá, mamá pensó en todo, me dio el paraguas ¿ lo recuerdas? - dijo Misao mirando al conductor, puedo bajarme aquí.
-¿ Como crees princesa, puedes enfermar mira empiezan a caer gotas - Dijo Seijuro señalando el parabrisas, empezaban a caer gotas de manera lenta.
- No me va pasar nada papi, tu siempre cuidándome de más, estaré bien – decía Misao guiñándole el ojo a su padre - Aquí me quedo yo, cuídate papi cualquier cosa no duden en llamarme , te amo - la chica se acerco a su padre, besó su mejilla y en unos cuantos segundo se encontraba abriendo la puerta para poder salir del auto, abrió su paraguas y empezó a caminar antes de que el semáforo cambiará a verde y los autos empezarán su camino.
- Esa Misao no cambia, siempre se sale con la suya, yo también te amo cariño – dijo Seijuro mientras observaba que su hija salía rápidamente y cerraba la puerta el hombre pronunció para si esas palabras.
La chica cruzó la calle , dió media vuelta y observó como el coche de su padre daba vuelta en el retorno para ir regreso a casa.
- Adoro caminar bajo la lluvia – dijo Misao caminando lentamente sobre la baqueta, en ese momento vio a un joven alto de cabello negro azabache cruzar la calle, en dirección a donde ella se encontraba.
- ... ese joven tiene el uniforme de la universidad de Kyoto ¿ se molestará si le acompaño hasta el instituto ? es que viéndolo bien, no recuerdo en que dirección queda, hay Misao sólo a ti te pasa ...– pensó la joven mientras detenía su paso a media cuadra sobre la misma banqueta donde ya se encontraba el chico, observaba al chico detener su camino en la esquina de la baqueta y veía a otro joven correr tras de él , parando a unos cuantos centímetros de donde se encontraba el chico.
– es ahora o nunca. Misao aprovecha que el chico a parado su camino, se amable y ofrécele de tu paraguas para que no se moje, que buena idea, mmm ... sólo espero que a él también le guste – Misao se decía para si mientras apresuraba su paso para llegar hasta donde se encontraba el joven.
OoOoOoOoOoOoO
Mientras tanto en la esquina donde se encontraban los dos chicos, Shiro esperaba la respuesta de Aoshi en silencio.
- Esta bien Shiro, regresa a casa – dijo Aoshi sin voltear a mirar a su Chofer y Guardaespaldas.
- Pero mi señor, puede resfriarse, mejor regrese al auto, en unos minutos estaremos en la entrada principal de la Universidad – Dijo un Shiro temeroso.
- Regresa a casa, es una orden – dijo Aoshi en tono frío.
- Disculpe mi insolencia Joven, pero mi deber es velar por su bienestar, y son órdenes de su padre, usted no es cualquier persona , es el hijo del Gobernador de Kyoto – dijo Shiro con determinación.
Ya terminaste...- dijo Aoshi sin moverse y sintiendo que la llovía caiga por los mechones de cabello en su frente.
Hubo Silencio
- yo estaré bien no necesito de un guardaespaldas, vete a casa y dile a al señor Saito, que yo te ordené que me dejarás solo – Dijo Aoshi rompiendo el incomodo silencio que se presentaba entre ambos jóvenes.
- Como usted diga Joven Shinomori – dijo Shiro bajando su cabeza derrotado.
- Aoshi... solo llámame Aoshi – dijo el joven mientras escuchaba el rebotar de las gotas de lluvia en el piso.
- Pero señor, usted es mi Jefe – dijo Shiro asombrado por lo que acababa de escuchar.
- Por favor Shiro tenemos la misma edad y prácticamente crecimos juntos, tus padres han trabajado desde siempre sirviendo la casa de los Shinomori, no te pediré más, sólo hazme ese favor, deja de llamarme Señor y dime Aoshi - Dijo Aoshi volteando a ver a los ojos a Shiro.
Si mi se..., Aoshi – Dijo Shiro sonriendo , en ese momento una linda joven vestida de pantalón negro y blusa blanca de mangas largas se acercaba a ellos apresuradamente, parando su camino frente a ellos. Aoshi no pudo dejar de sorprenderse por la actitud de la joven, sin embargo, su semblante seguía sin emoción alguna.
Shiro miró a la joven extrañado al ver como llegaba hasta donde se encontraban ellos y se ponía a un costado de su amo y le ofrecía su paraguas, la chica sonreía, observó a Aoshi, y se encontró con un rostro tranquilo sin expresión alguna.
- ... pero que sucede ¿ Quién es esta joven ?..- pensó a Aoshi mientras observaba a la joven que le ofrecía su paraguas y le sonreía tiernamente ...
oOoOoOoOoOoOo
Continuará...
Notas de autora: Gracias a todos por sus comentarios. Este capítulo esta reeditado, espero que ya este de mejor calidad.
Dios les Bendiga.
La autora R.I.
