Disclaimer: Los personajes de Rurouni Kenshin no me pertenecen, solo la historia que sea inspirado en mis pensamientos.
Escrito por: Alcione Yil de Cfiro / RinKo InuKai
Capítulo 4: Sorpresas placenteras y desagradables
La lluvia había cesado, un coche rojo quemado entraba a la cochera que abría sus puertas de manera automática dando la bienvenida al hombre que conducía el auto, el hombre paro el andar del coche abrió la puerta y saliendo de este puso seguro con el control a las puertas del coche, se dirigió a la entrada que le permitía llegar a dentro por la cocina.
- Regrese amor – dijo el hombre con voz grave al entrar a la cocina dejando las llaves en la mesa.
- Buenos días papito – dijo una niña que estaba sentada frente a la repisa tomando un licuado de mango.
- Buenos días ¿ como amaneció mi niña preciosa ? – dijo el hombre dirigiéndose hacia el lugar donde se encontraba la pequeña, se acercó al rostro de la niña quedando sus labios a la altura de su frente y le besó.
- Bien papi , ¿ y tú? – respondió la niña con una sonrisa en sus labios, gracias al dulce gesto de su padre.
- Muy bien Tsubame ¿ y tu mamá donde esta ? – dijo el padre a su hija.
- Mamá esta atendiendo una llamada de la abuela – respondió Tsubame.
- Ya veo, entonces iré a encontrarme con ella, ¿ esta en la recamara ? – dijo el hombre.
La niña asintió mientras bebía del vaso que contenía el licuado de su fruta favorita.
- Papi ... – dijo la niña
- Dime cariño – dijo el hombre que sacaba jugo de naranja del refrigerador y se dirigía a la repisa para servirse un poco en un vaso mediano.
- ¿ Tú a donde fuiste ? – preguntó Tsubame, la niña terminó la bebida que contenía el vaso que permanecía quieto en sus manos, se puso de pie y se dirigió al fregadero para lavar los pocos platos y vasos que se encontraban esperando por ella.
- Fui a dejar a tu hermana a la universidad, recuerda hoy es su primer día de clases – dijo el hombre.
- Es verdad, Misao tenía que ir hoy a la universidad para quedar inscrita en la carrera de Diseño Gráfico, mmm ... – Dijo la niña.
¿ mmm..., que significa cariño ? – preguntó el padre, su hija había captado su atención cuando este escucho el sonido último de sus palabras.
- Estaba pensando papi, solo me preguntaba cómo le estará yendo a nuestra Misao – respondió Tsubame a su padre que la miraba directo a sus ojos chocolate.
- Le hice una pregunta joven Aoshi, ¿ me puedo sentar ? – dijo nuevamente Misao con voz firme ante la falta de atención que el joven tenía hacia ella.
Aoshi interrumpió sus pensamientos, dirigió su rostro hacia donde provenía la voz y su mirada se iluminó al encontrarse con la sonriente mirada esmeralda de la joven que se había apoderado de sus pensamientos desde que la había conocido, el joven se encontraba observándola sin perder detalle de sus gestos y movimientos, quería memorizar cada parte de su rostro para traerlo a su mente cada vez que él así lo quisiera, sin embargo no era muy necesario ya que su inconsciente ya se había tomado a la tarea de hacerlo y era por esa razón que el apuesto chico no dejaba de pensar en la amable señorita que había conocido bajo la lluvia.
Misao movió sus manos de un lado a otro frente al rostro del joven.
- Vaya, ahora que le sucede, pareciese que esta en otro lugar – pensó Misao observando sus hermosos ojos azul hielo.
- ¿ Y bien ? – preguntó la joven al chico que se encontraba perdido en la mirada de Misao.
- ¿ Y bien ? – repitió la pregunta el chico sin entender a lo que se refería Misao.
- Si, por Kami en que lugar se encuentra, hace unos momentos le pregunte si podía sentarme en ese lugar que esta vació, ¿ puedo ? – dijo Misao, empezaba a perder su paciencia.
- Hai – dijo Aoshi asintiendo, esa fue la respuesta que el joven pudo dar a la chica.
- Gracias , aunque de todas maneras si me hubiera dicho que no, me hubiera sentado – dijo Misao pensando en voz alta.
- Si así pensabas no entiendo el por que tu insistencia en que yo te diera permiso de sentarte - dijo Aoshi captando la atención de la joven que se encontraba dándole la espalda, estaba dejando sus cosas en el lugar donde se disponía a sentarse.
- Yo... no te pedía permiso ... solo quise iniciar una conversación... pero a ti no te interesa hablar conmigo – dijo Misao dando una mirada nerviosa con mezcla de melancolía en ella.
- El problema no eres tu cariño – dijo un chico alto de cabello corto plateado que acaba de entrar al salón, interrumpiendo la conversación que se iniciaba entre los jóvenes.
- ¿ Qué quieres decir ? – Preguntó Misao dirigiendo su mirada hacia el joven que interrumpía su conversación con el chico silencioso.
- Sí, el problema de Shinomori somos todos, no es contigo en específico, todas las personas que caminamos por la faz de la Tierra invadimos su espacio – dijo el joven sarcásticamente, haciendo que Aoshi lo observará fulminándolo por su comentario, y aunque se sintió incomodo no lo mostró delante de Misao ni del joven, su rostro se encontraba inexpresivo.
El rostro de Misao se torno de sorpresa al escuchar que el joven hablaba de esa manera del gentil caballero que le había permitido a su chofer llevarla sana y salva a la universidad.
- ¿ No piensas decir algo a tu favor ? – preguntó suplicante la joven a Aoshi.
- Por favor señorita... – dijo el joven que había llegado hacía unos instantes.
- Makimashi Misao – dijo Misao.
- Le decía señorita Misao, que a Shinomori no le interesa lo que ocurre a su alrededor, así que no dirá nada a su favor – dijo el joven.
- Pero ... – dijo Misao mirando de reojo a Aoshi que seguía callado ahora en sus manos tenía un libro y se encontraba embelesado en la lectura, aunque escuchaba cada una de las palabras del dialogo sostenido entre ambos chicos, mostró interés nulo mientras en silencio disfrutaba leyendo del libro.
- Por cierto mi nombre es Yukishiro Enishi, mi linda señorita, es un placer – dijo el joven interrumpiendo a Misao, extendiendo su mano el joven para que Misao le regresará el saludo, en lugar de saludarla de manera tradicional, como un caballero inglés le brindo un beso en su mano y le obsequio una sonrisa.
- El placer es mío joven Yukishiro – dijo Misao sonrojada y retirando su mano de la prisión de la mano y labios del joven.
- Llámame Enishi por favor, así yo puedo llamarte Misao – dijo el joven acortando la distancia entre ellos.
- Sí... claro Enishi... puedes llamarme Misao – dijo nerviosamente Misao al sentir el calor del joven cerca de su espacio personal.
Aoshi empezó a sentir que la ira se apoderaba de él, se sintió desconcertado, ¿ cómo era posible que el hecho de escuchar una simple conversación de presentación entre dos personas, le molestará , era la primera vez que experimentaba esta sensación de coraje y necesidad de reclamó por algo que no le pertenecía.
- Por que me siento así, quiero desaparecer a Enishi – pensó Aoshi, dejó la lectura, cerró el libro poniéndolo a un lado de la superficie de la mesa en la esquina, se puso de pie sin mostrar emociones, disponiéndose a salir del lugar antes de no responder por sus actos irracionales, la falta de control de los impulsos le hizo sentir temor por primera vez en muchos años.
- ¿ QUÉ? ¡! – alzó la voz Misao para llamar la atención de Aoshi sin tener éxito, fue más directa.
- Hey, ¿ adonde cree que va, mmm... pensé que estábamos conversando... como siempre el joven Shinomori me deja con la palabra en la boca – dijo Misao a un joven que la ignoraba y avanzaba hacia la puerta para salir.
- Misao ... espera ... – dijo Enishi detrás de la joven que ya iba tras Shinomori.
-Shinomori, le estoy hablando a usted – dijo Misao alargando su brazo para alcanzar la mano de Aoshi y detener su camino, sus manos se rozaron y en ese instante Aoshi detuvo su camino haciendo que Misao se topara con su inmensa espalda.
Aoshi giró sobre sus talones encontrándose con Misao que se tocaba su cabeza y hacía señas como si quisiera llorar, el chico la observó por tres minutos hasta que los gritos de Yukishiro le distrajeran.
- Misao ... ¿ Yo podría mostrarte la universidad y la ciudad de Kyoto si me lo permites ? – dijo Enishi tocando el hombro de la joven.
- mmm... lo siento – dijo Misao volteando a ver a Enishi.
- ¿ Por qué ? - preguntó Enishi incrédulo estaba seguro que por el asentó y comportamiento de la joven ella no era de la ciudad.
Misao se disponía a responderle que no sería posible por que había quedado de comer con su familia , tal vez sería otro día, en ese momento en que ella pensaba en lo que le diría al joven de cabellos plateados, Aoshi se disponía a irse, por la mente de Misao cruzó una atrevida idea la cual no dudo en expresar.
- Lo que pasa es que ya había quedado con el joven Shinomori en salir a conocer la ciudad, también me va mostrar las instalaciones de la universidad, tal vez si nos hubiéramos conocido primero, eso era lo que hablábamos antes de que tú llegarás a interrumpirnos – dijo Misao con una sonrisa tomando la mano de Aoshi con fuerza suplicando que se quedará y le siguiera el juego, no quería pensar en como quedaría si el joven la descubría o la rechazaba delante de Enishi, tragó saliva , su mano sudó lo cual Aoshi sintió y sin pensarlo asintió cuando la joven se encontró con su mirada y le pedía que el corroborará lo que ella había dicho.
- Si es así, no tengo más que hacer, vaya Shinomori quien iba pensar que tendrías el valor para invitar a salir a una linda joven – dijo Enishi desconcertado por las palabras escuchadas de la boca de la joven y observar que Aoshi, su eterno rival le secundaba en su explicación.
Aoshi era una piedra, había apoyado a la joven en su respuesta de que habían quedado juntos en salir, si que era una sorpresa más que para las personas de allí presentes para él mismo, en el momento en que sintió el apretón de la suave, pequeña y cálida mano de la joven no dudo en asentir, se sintió desarmado al contemplar la mirada dulce y suplicante de la joven, esa chica era especial podía sentir como su mano se aferraba a la de él y su cuerpo le pedía involuntariamente que se quedará allí cerca de ella.
- Me retiro , al parecer el maestro no va venir y la próxima clase es a las 11:00am y apenas son 9:30am , fue un placer conocerte Misao, nos veremos en la siguiente clase, disfruten el paseo – dijo Enishi guiñando su ojo izquierdo.
- Hai, Gracias, nos vemos al rato – dijo Misao al chico haciéndole una seña de despedida, movía su mano derecha de un lado a otro diciendo "Adiós", sin darse cuenta aún sostenía la mano del joven Shinomori.
- Cof, Cof – Aoshi hizo este sonido atrayendo la atención de Misao hacia él.
- Si, dígame – dijo Misao mirando al joven que se encontraba levemente sonrojado de sus mejillas muy poco visible para ella.
- Podrías soltar mi mano – dijo Aoshi con un gran esfuerzo, en contra del deseo de su corazón, pensó, dominado por la razón dejó libres las palabras por su boca.
- Gomen – dijo Misao soltando rápidamente la mano de Aoshi, un rojo carmín se apodero de sus mejillas, disimuladamente miro hacia otro lugar para impedir que el joven se percatará de lo apenada que se encontraba por su atrevimiento.
Aoshi asintió , estaba dispuesto a marcharse de ese lugar y caminar calladamente por los pasillos y encontrarse a sí mismo gracias a la calma del ambiente.
- gracias por ayudarme hace un momento, apoyando mis palabras – dijo Misao al sentir que Aoshi empezaba a caminar.
- si no querías salir con Yukishiro, solo tenias que decirle que no querías salir con él – dijo en tono frío Aoshi sin mirar a la joven.
- Yo... – dijo Misao tras escuchar las congelantes palabras de Shinomori.
- No debiste mentir y tomarme como excusa – dijo Aoshi interrumpiendo a Misao, la observó de reojo, alcanzaba a notar a una chica con la cabeza baja y sus ojos clavados en el suelo.
Misao sintió que las palabras de Aoshi le atravesaban el pecho como una daga , diminutas lagrimas asomaban los ojos esmeralda de la joven, sentía dolor, las palabras eran duras y era cierto algunas veces matan, solo había querido ser amable, acercarse al joven de mirada fría que había tenido un gentil gesto para con ella bajo la lluvia, tomo valor deteniendo con fuerza el correr libre de las gotas salinas por sus mejillas.
- Yo... lo lamento... joven Shinomori, yo no digo mentiras..., ni uso a las personas como pretexto...,- dijo Misao con voz temblorosa, un nudo en su garganta le impedía hablar con soltura.
La Joven tomo fuerzas de su corazón y sin tomar aire terminó diciendo lo que pensaba al joven Shinomori.
- Solo quise mostrarle que me sentía agradecida por su muestra de caballerosidad al pedirle a su empleado que me trajera a la universidad, deseaba conocerle, caminar a su lado disfrutando de su compañía y uno que otro sonido travieso que interrumpiera nuestra silenciosa conversación-
Misao seguía con su mirada clavada en el suelo como buscando refugio en él. Aoshi guardo silencio escuchando las palabras de Misao, sentía un vació en su corazón al escuchar cada palabra que salía de los labios de la joven.
- Ah! Misao eso te pasa por tonta, por querer hablar con un desconocido que te mira fríamente, te dice palabras duras alimentando un dolor que no debes sentir, Si, bien merecido te lo tienes por entrometida y latosa, por ser tan impertinente, por querer ser amiga de alguien que aparenta no tener corazón y esconde sus emociones - se decía Misao a sí misma en silencio, sus pensamientos se turbaron y las lagrimas fueron liberadas de sus ojos esmeralda cristalizando el brillo de estos.
El joven Shinomori seguía frente a ella sin decir nada, la escuchaba atentamente, deseaba interrumpirla decirle que lamentaba haberle hablado de esa manera, vio caer diminutas gotas al piso y se dio cuenta que Misao era la única mujer, sin contar a su madre, a la cual sentía la necesidad de proteger con un abrazo y consolar con un beso en la frente, lamentaba ser el causante de su sufrimiento, la jovencita llena de vida, que derramaba alegría con sus palabras alrededor de ella, ahora era un cuerpo sin movimiento frente a él.
- Una cosa más, para no volver a molestarlo con mi presencia, así que ya sabe no soy mentirosa, pero usted si es un grosero, arrogante y ladrón, le regalo mi paraguas quédese con él – rompiendo el agonizante silencio terminó diciendo Misao por últimas palabras para salir corriendo del lugar atravesando el pasillo central dirigiéndose a los jardines.
Aoshi no daba crédito a lo que había escuchado, sin duda alguna no tenía por que tratar a la joven de esa manera, desde un principio la única intención de Misao era iniciar una amistad sincera, pura, cimentada en la confianza , por primera vez en mucho tiempo se sintió mal por ser frío con una persona, esa joven era diferente a las hijas de los amigos de su padre, jóvenes superficiales que antes de mirar el interior de él, se fijaban en su atractivo físico, en su dinero y en el buen nombre del que era heredero, esas señoritas que dejaban pisotear su dignidad con sus palabras frías e insultantes con el único fin de estar a su lado o de por lo menos alcanzar una mirada suya.
- Gomen – susurro el joven viendo como Misao corría para alejarse de él, su agresor, quiso seguirla pero sus piernas no respondían, seguía quieto escuchando una y otra vez las palabras de la joven repitiéndose mezclados con sus pensamientos, admiraba su valor nunca nadie le había hablado de tal manera, reclamándole por su actitud.
- No pienso perder la oportunidad de conocerte, no permitiré que te alejes de mi sin saber quien eres y de donde vienes, Misao Makimashi volveremos a vernos , tenemos un paseo pendiente, siempre cumplo lo que prometo, – pensó Aoshi dibujando una sonrisa en su rostro, el brillo de los ojos azul hielo del joven regreso después de años de ausencia.
- Es una promesa que llevaré acabo con el mejor placer – dijo Aoshi casi audible para él, guardo sus manos en los bolsillos de sus pantalones, dio media vuelta para seguir con su camino que había sido interrumpido minutos antes, camino lentamente por el pasillo central, con suerte se encontraría con Misao, le ofrecería una disculpa para comenzar a mostrarle las instalaciones de la Universidad.
Toc, toc ... - se escucharon suaves golpes detrás de la puerta del despacho donde se encontraba una pareja.
- Adelante – dijo un hombre al escuchar los golpes.
- Con su permiso mi Señor, aquí tiene la agenda que me pidió – dijo la joven haciendo entrega de la agenda al hombre, una vez que Saito la tuvo en su manos le dio las gracias a la joven por llevársela.
- Gracias Omasu – dijo Saito abriendo la Agenda y buscando en el calendario el día en que se encontraba para checar los compromisos que tenía para ese día y los pendientes que debía tratar con el secretario de gobernación, su vocero y amigo de la infancia.
- Señor Saito se le ofrece algo más - dijo la joven a su patrón.
- Por el momento es todo, puedes retirarte, no olvides avisarme cuando el señor Shishio llegue. – dijo Saito dejando en su escritorio la agenda, rodeo el escritorio y tomo asiento en la silla negra para firmar unos documentos.
- Así será señor, con su permiso – hizo una reverencia – Señora Tokio, ¿ a usted se le ofrece algo más ? – preguntó Omasu dirigiendo su mirada hacia la mujer que se encontraba sentada en el sofá negro a un lado del ventanal.
- Muchas gracias Omasu, yo estoy bien, puedes retirarte – Dijo Tokio obsequiando una sonrisa a la chica del servicio.
- Si señora, con permiso- dijo la joven saliendo en silencio del despacho.
- Hola Cariño – dijo un hombre que entraba a una habitación donde se encontraba una mujer cepillando su largo cabello café.
- Seijuro, regresaste temprano amor, pensé que arreglarías algunas cosas sobre el colegio donde va estudiar Tsubame – dijo la mujer que estaba sentada en un banco frente a un tocador, se observaba en el espejo, desde allí se encontró con el rostro de su atractivo esposo.
- Sí, esa era la idea, pero con la lluvia pensé que lo mejor era regresar a casa, aún faltan dos semanas para que los chicos de la edad de Tsubame comiencen su curso - dijo Seijuro acercándose a su esposa, le dio un besó en su cabeza aspirando su aroma.
- Entiendo – dijo la mujer obsequiando una sonrisa
- mmm... que bien hueles Okon, te diste un baño con esencias de jazmines - dijo Seijuro abrazando a su esposa por la cintura, atrayéndola a él la giro y besó sus labios.
- Así es, un baño revitalizador, debo arreglarme , hoy saldremos como familia a comer y conoceremos la ciudad, debo verme muy linda para mi galán – dijo Okon seductoramente en el oído de Seijuro.
- Me parece perfecto, creo que también tomaré un baño, que te parece si me tallas la espalda – Seijuro cargo en brazos a Okon, camino lentamente hasta la cama, depositándola en está, le besó nuevamente en los labios mientras decía las palabras.
- Me parece muy bien cariño – dijo Okon que se aferraba con sus brazos del cuello de su esposo, dio un travieso beso en la nariz del hombre que la miraba con ternura.
- Te amo Okon – dijo Seijuro besándola en la frente.
- y yo a ti ... - dijo Okon soltando de su agarre a su marido, lo dejó libre de sus frágiles brazos.
- Por cierto Okon, ¿ Has recibido alguna llamada para mí? – preguntó interesado Seijuro, caminando hasta el closet para sacar de esté una bata de baño azul rey.
- Aparte de mamá, que te envío saludos, pues creo que no – dijo Okon sentándose a la orilla de la cama.
- Ya veo, la próxima vez que hables con Kaede San dale mis saludos – dijo Seijuro entrando al cuarto de baño cerro la puerta detrás de él.
- Lo haré, le dije que ya extrañas sus ricos desayunos – dijo Okon soltando una risita traviesa.
- Oh, eso es verdad los desayunos de tu madre son los mejores, tienes de donde haber heredado ese buen sazón – dijo Seijuro ya dentro de la ducha.
Se escucho el sonido del teléfono, Okon se giro, acercó su mano al buró tomo la bocina en su mano y respondió la llamada.
- Halo, casa de la familia Makimashi – dijo Okon con voz tranquila.
- Buenos días, con el Señor Seijuro Makimashi por favor – se escucho la voz varonil del otro lado de la bocina.
- En estos momentos se encuentra ocupado, si gusta dejar algún teléfono donde el pueda comunicarse después de que se desocupe o gusta llamarle más tarde con gusto él le atenderá – dijo Okon con voz pausada y educada.
- Gracias, le llamaré más tarde, ¿después de las 5:00pm esta bien ? – dijo el hombre.
- Esta bien, yo le aviso al señor Makimashi que usted le llamará a esa hora, disculpe ¿podría decirme su nombre ? – dijo Okon
- Dígale que Zouzou le llamó, me gustaría que fuera mi representante – dijo el hombre.
- Pierda cuidado, se lo haré saber – dijo Okon
- Muchas gracias, hasta más tarde – dijo el hombre
- Que tenga una buena tarde Señor Zouzou – dijo Okon, después colgó el teléfono.
La mujer se puso de pie , se dirigió al closet, sacó un lindo vestido azul claro, se vistió, camino hasta el tocador, sentándose en el banco empezó a maquillarse.
- Te vez preciosa, tu galán estará contento de salir contigo y disfrutar de tu compañía – dijo Seijuro que salía del cuarto de baño, tras él una nube de vapor, secaba su cabello negro que le llegaba hasta un poco más debajo de los hombros con una toalla blanca.
- Gracias, por cierto recibiste una llamada mientras te dabas tu baño – dijo Okon que ahora daba color a sus labios.
- ¿Quién llamó? – dijo Seijuro sacando un pantalón de vestir negro y una camisa guinda del closet.
- Su nombre es Zouzou , le dije que estabas ocupado – dijo Okon mirando de reojo a Seijuro
- Zouzou... Zouzou , no recuerdo haber escuchado antes ese apellido, mmm... o será un nombre ¿ te dijo qué se le ofrecía ? - dijo Seijuro mientras terminaba de vestirse
- pues dijo algo de que le gustaría que fueras su representante, te llamará después de las cinco de la tarde – dijo Okon poniéndose de pie se acercó a Seijuro , le acomodo el cuello de la camisa, poniéndose de puntitas le beso la barbilla.
- Entiendo ... algún jugador novato de football, que quiere entrar a un buen club – dijo Seijuro abrazando a Okon.
- Me alegra que antes de que instales tu oficina ya recibas ofertas de trabajo; cariño eres tan buen manager, que nuevas figuras te buscan – dijo Okon soltándose del abrazo de su esposo.
- Lo se, ven vamos a ver que esta haciendo Tsubame, podemos ir algún parque antes de recoger a Misao en la universidad , aún faltan 2 horas y media para que sea su hora de salida - dijo Seijuro tomando de la mano a Okon.
- Son las 10: 15, es buena idea llevar a Tsubame a conocer los alrededores – dijo Okon mirando el reloj de pared de la habitación.
La pareja abandono la habitación dejando un aroma a limpio mezclado con el perfume femenino y masculino de ambos.
Omasu caminaba en dirección a la cocina cuando escucho el sonido del timbre, cambio el rumbo de su caminar y se encontró frente a la entrada principal, la chica abrió la puerta, tras esta vio a un hombre de edad adulta madura, el hombre la saludo con amabilidad.
- Buenos días Omasu ¿ se encuentra el señor Saito en casa? – preguntó el recién llegado.
- Buenos días Señor Shishio, el señor le espera en el despacho – respondió Omasu al saludo y a la pregunta que le había hecho el hombre.
- ¿ Y dime como han estado las cosas por aquí? – preguntó nuevamente Shishio a la joven que le recibía en la mansión Shinomori.
- Muy bien señor, sígame le llevaré hasta el despacho – dijo la joven respondiendo la pregunta formulada minutos antes por el recién llegado.
- No es necesario Omasu que te molestes en llevarme – dijo el hombre.
- No es molestia señor, es mi deber – dijo la joven del servicio.
- Conozco el camino perfectamente, sigue con tus otros deberes – dijo Shishio caminando a dirección al despacho.
- Pero... señor Shishio – dijo Omasu siendo interrumpida por el hombre
- Te pediré un último favor, llévame una taza de té negro al despacho, ¿ si linda ? – dijo Shishio deteniendo su camino, giro su cabeza en 90 grados y encontrándose con los ojos de la joven le guiño el ojo izquierdo, haciendo que un rojo claro se apoderada de las mejillas de Omasu.
- Si señor, enseguida se lo hago llegar, es un placer – dijo Omasu apresurándose a llegar a la cocina y preparar un té al atractivo hombre que le quitaba el sueño.
- Gracias linda – dijo Shishio siguiendo el camino que le permitiría encontrarse con su mejor amigo y compañero de trabajo.
Shishio Makoto, uno de los hombres más importantes, dueño de empresas exportadoras de Japón, miembro de la bolsa de valores, socio mayorista por poseer un 40 de algunas acciones que mantenían la economía del país estable, hacía 3 años había quedado viudo, convirtiéndose en un hombre soltero codiciado en Japón, amigo de la infancia del gobernador de Kyoto, acosado por las mujeres más bellas de Japón.
El hombre de estatura alta de cabello negro corto, ojos rojizos de mirada apasionada, que vestía un traje azul marino haciendo conjunto a una camisa azul claro y una corbata roja enlazada a su cuello, caminaba lentamente por los pasillos con la intención de encontrarse frente al despacho y comenzar su trabajo a lado del gobernador de Kyoto. Una vez que se encontró frente a la puerta tocó suavemente esperando que del otro lado le indicarán que podía entrar.
- Adelante – dijo una voz grave desde el interior del lugar.
- Buenos días – saludó Shishio al encontrarse con su amigo Saito y su esposa dentro de la habitación.
- Buen día Makoto – respondieron al mismo tiempo Saito y Tokio al saludo del recién llegado.
- Que gusto me da verlos – dijo Shishio besando la mano de la mujer que acompañaba a su amigo como acto de caballerosidad y posteriormente dio un gran abrazo a su amigo palmeando fuertemente sus espaldas.
- El gusto es de nosotros – dijo Tokio al recibir tan caballeroso saludo de parte del apuesto hombre.
La puerta seguía abierta, La chica encargada del servicio se atrevió a entrar aprovechando que el lugar no se encontraba cerrado, su acceso era libre para hacerle entrega a Shishio del té negro que a su llegada le había pedido.
- Con su permiso señores, disculpen el atrevimiento, al ver la puerta abierta ,me permití entrar para entregarle al señor Shishio el té negro que me pidió hace unos momentos – dijo Omasu haciendo una reverencia con su cabeza, acercándose a Shishio le entrego delicadamente en sus manos el platito donde sobre este se encontraba una pequeña tacita de porcelana con líquido negro y humeante.
- Delicioso ¡, muchas gracias Linda, como a mi me gusta – Dijo Shishio al terminar de dar un pequeño sorbo del té negro que poseía la taza.
- No hay de que señor Shishio es un placer – dijo Omasu esquivando la inquisitiva mirada que el hombre le brindaba.
- Me retiro cariño, tengo cosas que hacer, como ordenar lo que se comerá hoy en casa – dijo Tokio acercándose a su marido y dándole un beso fugaz se despidió de él.
- Te amo preciosa – dijo Saito.
- Y yo a ti – dijo Tokio mirándole dulcemente.
- Tortolitos, todo Japón sabe que son la pareja perfecta – Dijo Makoto cortando la inspiración de la pareja y disipando la atmósfera romántica.
- Si no se les ofrece nada más, me retiro – dijo Omasu.
- Espera Omasu me iré contigo – dijo Tokio acercándose a la puerta.
- Si señora – dijo Omasu quedando parada a un lado del marco de la puerta.
- ¿ Te quedarás a comer con nosotros Makoto? - preguntó Tokio al amigo de la familia.
- Si me invitan, será un placer – Respondió el hombre.
-Entonces no se hable más voy a dar el menú, será una comida que nuestros paladares van a saborear como manjar de los dioses – dijo Tokio saliendo del despacho, detrás de ella Omasu en silencio.
- ¿ Cuales son los pendientes que tiene el gobernador para el día de doy? – preguntó Shishio al hombre que se encontraba sentado en su sillón negro observando perdidamente la fila de documentos que se estaban sobre el escritorio.
- Pues... ninguno, la verdad es que te hice venir por un asunto personal, no tiene nada que ver con asuntos gubernamentales – respondió Saito haciendo contacto con su conciencia.
- Entiendo, ya me parecía extraño que me hicieras venir a tu casa en lunes por cuestiones de trabajo, los asuntos del gobierno los mantienes alejados de tu hogar – dijo Shishio sacando un cigarrillo del bolsillo de su saco.
- Necesito hablar contigo sobre el pasado – dijo Saito dejando su asiento, de pie frente al ventanal medito unos momentos mirando hacia el jardín.
- esta bien amigo recordemos los momentos tristes del pasado, la perdida del respeto y buena relación que tenías con tu hijo, la muerte de mi querida Yumi, los sucios negocios que llevamos acabo para llegar a los puestos políticos que ocupamos , que más quieres que haga presente, vamos amigo recordemos juntos – dijo Shishio apagando su cigarrillo lo depositó en un cenicero que estaba en el escritorio, cambio su vista a dirección donde se encontraba Saito.
- No lo digas de esa manera Shishio, Recuerda que Tokio no sabe nada, no tengo intenciones de verla involucrada en esos asuntos – Dijo Saito moviendo su rostro para encontrarse frente a la mirada melancólica de su amigo a causa de los recuerdos.
- Tienes razón para que meter en esto a Tokio, no me gustaría que experimentará la misma suerte que mi Yumi, Aoshi no te lo perdonaría , ese muchacho ya sabe suficiente para odiarte, pero no hay duda que si a su madre llegará a pasarle algo no vives para contarlo jamás obtendrías su perdón – dijo Shishio
- Lo se, nunca creí decirlo amigo ... – dijo Saito con un temblor en su voz que llamó la atención de su acompañante.
- Me asustas Saito... que ocurre – dijo Shishio.
- Tengo miedo Shishio... Miedo de perder a mi esposa, a mi hijo, todo lo que he logrado, mucho miedo corre por mi ser – dijo desesperado Saito.
- Tranquilo amigo en esta vida todo tiene solución menos la muerte, lo sabes muy bien, encontraremos algo que te libre del pasado – dijo Shishio dando ánimos a su amigo.
- Gracias, lamento haberte hecho venir – dijo Saito
- Yo no lamento nada, pude matar dos pájaros de un tiro, vi a la mujer que ha flechado mi corazón y comeré una deliciosa comida, un banquete para mis ojos y otro para mi paladar – dijo Shishio soltando una risotada.
- Vaya, Shishio es enserio, Omasu te ha conquistado no lo puedo creer, si que eres extremista de una mujer extrovertida, elegante, una belleza envidiable a una joven de espíritu puro, inocencia a flor de piel y tímida – dijo Saito con cara de asombro.
- Lo se, pero esa chica es muy linda y me tiene hechizado – dijo Shishio
- jajajaja, tengo que ver tu estrategia de conquista, será muy difícil alcanzar el corazón de la joven – dijo Saito acompañando sus palabras con una carcajada.
Misao caminaba por los pasillos, parecía llevar una carga muy pesada en sus hombros, sus ojos estaban levemente irritados, las lagrimas habían sido liberadas hacía unos momentos, una experiencia amarga, se sentía triste y despreciada, ese chico le había hecho a un lado sin ni siquiera conocerle, era la primera vez que algo así le ocurría, nunca había tenido problemas por su forma de ser, al contrario su conducta alegre , vivaz y tal vez un poco atrevida o entrometida, le había ayudado en otras ciudades para hacer buenos amigos, pocas amistades, pero eran las mejores y duraderas, hasta ahora no había perdido contacto con ninguna.
- Esto fue demasiado, jamás me habían hecho sentir una cucaracha - dijo Misao en voz baja tomando asiento en una banca bajo la sombra de un árbol, después de la lluvia, el sol había salido en todo su esplendor.
La joven se abrazo así misma, junto sus piernas y las subió en la banca, se sumió en sus pensamientos.
- Pero... ¿por qué no puedo dejar de pensar en él, ¿ qué tiene ese joven que su rostro no se aparta de mi cabeza ? – se preguntó Misao así misma, no hubo una respuesta clara a esas preguntas, era tan extraño, después de su rechazo, aún deseaba estar a su lado y conocerle.
- Misao eres una tonta, ¿ cómo que quieres conocerle, si que soy Masoquista , pero no volveré a dirigirle la palabra por cuenta propia , eso es un hecho, si ese chico quiere mi amistad tendrá que ser él quien inicie la conversación, las cosas no serán nada fáciles Aoshi Shinomori - dijo Misao en voz baja , paso sus dedos por sus ojos y quitó las lagrimas que habían quedado quietas en sus pestañas.
Aoshi camino por los pasillos buscando a Misao, sin éxito tuvo que regresar al salón de clases la hora de la siguiente clase estaba cerca, las 10:45, faltaban quince minutos, el joven llegó al salón, entró en éste dirigiéndose en silencio a su lugar tomó asiento vio el libro que había dejado sobre la mesa de trabajo del banco, igual a como él lo había dejado, después hecho un vistazo al lugar de junto, allí estaban las cosas de la señorita Makimashi, su mochila y su chaqueta se encontraban sobre la superficie de la mesa del banco, era hora de tomar la clase, el profesor había entrado y cerrado la puerta con seguro, nadie más podía entrar.
- Algo anda mal, Misao no entró a la clase Shinomori... ¿ crees que se le hizo tarde ? – preguntó un curioso Enishi tomando asiento frente a Aoshi.
-...- Aoshi no respondió a tal comentario y pregunta hecha por el joven.
- Ya veo, el señor Frío no responderá, bueno de todas maneras no pareciese de las personas que les guste llegar tarde su primer día de clases, ni mucho menos no entrar a clases, sigo pensando que esto es muy extraño, después de todo la chica dejó sus cosas, talvez regrese por ellas – dijo Enishi observando el lugar que Misao ocuparía si ella se encontrara en el salón de clases.
Aoshi sentía un extraño malestar en la boca del estómago, debía tomar en cuenta las palabras de Enishi, él tenía razón algo andaba mal, Misao no parecía de las chicas que se privarán de tomar alguna clase, algo le decía que su ausencia tenía que ver con el incidente que horas antes tuvieran en el pasillo, se sintió preocupado por Misao, algo era seguro Misao debía regresar por sus cosas y él estaría allí para encontrarse con ella y tal vez hacer las pases, darse el permiso para ambos de conocerse e iniciar una extraña relación de amistad.
Pasaron dos horas, la clase llegó a su fin , el profesor abrió la puerta, los estudiantes empezaron a salir en silencio, un primer día de clases tranquilo sin muchas clases, sin muchos trabajo, solo una investigación sobre el origen del color y sus combinaciones, nada difícil, un par de horas en la biblioteca o en el Internet y listo la tarea estaba lista.
- Hasta mañana Shinomori, ¿ esperarás a Misao? - preguntó Enishi a Aoshi que aún estaba en su asiento, seguía leyendo su libro con interés .
-...- Aoshi ignoró la pregunta de Enishi, la respuesta era afirmativa él estaba dispuesto a esperar a Misao hasta que viniera por sus cosas, pero era algo que no le incumbía al joven.
- Vaya, ganas el premio al Rey del Silencio, mi pregunta es tonta no creo que tengas intenciones de esperarla, igual solo terminas un capitulo de tu aburrido libro y te marcharas, tiempo suficiente para que Misao regrese por sus cosas, así que te dejaré para que las cuides – dijo Enishi tomando sus cosas, camino hacía la salida y se marchó.
- Por fin se fue, Enishi puede convertirse en un dolor de cabeza, aún así debo agradecerle que se haya marchado, así podré encontrarme a solas con la joven – pensó Aoshi mientras seguía leyendo.
Misao se puso de pie, ¿ cuanto tiempo había pasado sentada bajo la sombra de ese árbol , no lo sabía , había sido tan acogedor que por un momento olvido aquel amargo incidente con el joven Shinomori.
- Es hora de irme, una rica comida y un maravilloso paseo me esperan junto a mi familia, adiós a la tristeza – se dijo Misao poniéndose de pie, camino por el pasillo principal para llegar a la entrada de la universidad.
Aoshi miró por tercera vez su reloj de mano, la 1:30pm. , habían trascurrido 30 minutos desde que la clase diera a su fin, algo era seguro había terminado de leer el décimo capitulo de su libro y no había señales de Misao.
- ¿ Le ocurriría algo malo? – se preguntó en silencio Aoshi.
– Tal vez se perdió, Misao aún no conoce la escuela, lo mejor es que vaya a buscarla – pensó Aoshi, se puso de pie, guardó el libro en su maletín, estiró su brazo, tomó las cosas de la joven Makimashi, antes de salir del salón de clases paro su camino para tomar el paraguas que Misao le había compartido en la mañana bajo la lluvia.
Misao llegaba a la entrada, se despidió de César el amable portero que le recibió en la mañana, si no fuera por él, nunca habría encontrado la Oficina, la universidad de Tokio era un plantel con una gran extensión construida, tenía buen sentido de la orientación, eso le había permitido llegar a la salida.
- Que le vaya bien señorita, hasta mañana – dijo César respondiendo a Misao.
- Gracias, que tenga buen día – dijo Misao obsequiándole una sonrisa.
Aoshi caminaba por el pasillo volteando disimuladamente para ver si encontraba por allí a Misao y pudo verla platicando con el hombre que se encontraba aguardando la puerta, apresuro su paso , llegó justo a tiempo antes de que ella saliera de las instalaciones.
- Espera, ¿ no olvidas algo ? – dijo Aoshi alcanzando el brazo de Misao, lo tomo sin pensar.
- Perdón – dijo Misao volteando, encontrándose con la mirada de Aoshi, una mirada distinta a la de la mañana, tenía un brillo extraño en sus ojos y su mirada era ¿cálida?
- Toma olvidaste esto en el salón, te tomaste el día de hoy completo – dijo Aoshi soltando de su agarre a Misao, le extendió la mano donde llevaba su mochila y su chaqueta.
- Gracias, ¿cómo pude olvidarlas? – dijo Misao tomando las cosas en sus manos.
- De nada – dijo Aoshi observándola detalladamente.
- Debo irme mi familia me espera – dijo Misao dando la vuelta para marcharse.
- Espera ...- dijo Aoshi tomando la mano de Misao para retenerla unos minutos más.
- Hai – Misao se sonrojo y paro nuevamente su camino para mirar a Aoshi.
- Ten esto es tuyo también, no soy ningún ladrón, solo lo tome prestado – dijo Aoshi poniendo en la mano de Misao el paraguas que le había quitado en la mañana.
- Lo siento ... yo no quise ...- dijo Misao tartamudeando, los nervios se apoderaban de ella recordando las palabras que ella le había dicho, cuando había explotado de enojo.
- No digas nada ... – dijo Aoshi interrumpiendo a Misao con sus dedos en sus labios. Misao abrió sus ojos como platos por tal gesto que el joven tenía con ella.
Aoshi había iniciado la conversación, ella no había faltado a su palabra, había sido él quien la había buscado, cruzaban más de dos palabras, oraciones compuestas, ¿ era un sueño o un milagro, fuera lo que fuera, pensaba disfrutarlo, Misao sonrió.
- Gracias , debo irme, es tarde – dijo Misao tomando bien el paraguas.
- Hai, recuerda que tenemos dos citas pendientes, debo enseñarte las instalaciones de la universidad y la ciudad de Kyoto, te veré mañana en la entrada a las 8:00 en punto, ni un minuto más, ni uno menos, ¿ entendido ? – dijo Aoshi serio, su voz era suave.
- Hai... – Misao asintió, se sentía feliz, parecía que nunca había habido algún problema entre ellos, todo era parte del pasado, Aoshi había iniciado de nuevo la relación de una manera más agradable.
- Hasta mañana, nos pondremos de acuerdo mañana para la salida del tour por la ciudad de Kyoto, es una promesa – dijo Aoshi bajando por las escaleras de la entrada, salió de la universidad sin mirar atrás, allí estaba esperándole Shiro, le abrió la puerta del coche, Aoshi entró y tomo asiento.
- Hasta mañana – respondió Misao en un susurro, ahora deseaba que el día de mañana llegará en un abrir y cerrar de ojos, salió de la universidad y vio cuando Shiro le abría la puerta del coche a Aoshi, y él subía al auto.
Misao giro su rostro encontrándose con el coche de su padre, allí estaba su familia esperándola para pasar una linda tarde juntos en familia, el día había cambiado para bien, ahora tenía dos citas con Aoshi Shinomori, sería el comienzo de una extraña amistad, silenciosa y reservada, talvez llena de secretos, se unirían en un lazo sincero de confianza que nada, ni nadie podrían romper ...
Continuará...
Hola... lo sé, lo sé demore mucho en actualizar, espero que haya valido la espera, disfruten del capitulo y agradezco de corazón a todos aquellos que han leido mi historia y me han apoyado.
Pd. Si quieren saber más sobre el curso de la historia, entren a mi perfil, no dejaré más información por acá, ya que me han informado que borra los fics que tienen agradecimientos o respuestas a los reviews.
Les quiere Alis Chan.
