Ella esperaba sentada en un cómodo sillón de ratán en el ala oeste del palacio, estaba aburrida, llevaba mas de una hora esperando, se levantó del sillón con un movimiento muy sutil y haciendo gala de agilidad dio un pequeño salto para después quedar sentada en la barandilla de la terraza, hacía un hermoso día en Palas el cielo estaba completamente despejado, la ciudad se encontraba en pleno movimiento era ya casi medio día, las pequeñas embarcaciones iban de un lugar otro por entre los canales que simulaban las calles y los comerciantes trataban de convencer a sus clientes de comprar sus mercancías. Un ruido llamó repentinamente su atención, bajó de la barandilla y se asomó por el lado derecho de la terraza, un grupo de caballeros celestes realizaban maniobras militares, algunos organizaban pequeños combates entre ellos, otros preferían verificar que sus guymelefs estuvieran en buenas condiciones y otros mas realizaban todo tipo de formaciones y se dedicaban a afilar sus espadas.
Pasó una hora mas, los caballeros celestes por fin terminaron sus labores y se colocaron en sus respectivos puestos.
-No vendrá- suspiró la joven con resignación. Regresó hacia el sillón de ratán, se sentó y alzó su mirada muy pensativa hacia el cielo que ahora se mostraba invadido por blancas y espesas nubes.
-Veo que has venido a perturbar mi tranquilidad de nuevo-......La suave voz de su vieja amiga la hizo levantarse .
-Eries-. Contestó entusiasmada y con una amplia sonrisa en el rostro, se acercó hacia la hermosa joven de largos y lacios cabellos rubios, hizo una reverencia y después la saludó con un emotivo abrazo el cual fue correspondido por la princesa.
Ambas se sentaron a conversar en la sala de la terraza, se conocían desde hace 6 años cuando la princesa realizó una visita diplomática a la ciudad capital de Zaibach, al padre de la joven le correspondió el papel de anfitrión y la princesa se había hospedado en su casa, recordaba con gran alegría esa visita que de no haber sido por su amiga hubiera resultado la mas aburrida en toda su vida, hablaron durante horas sobre lo que habían sido sus vidas durante esos últimos seis meses que no se veían, la joven le contaba a la princesa que por fin había conseguido su propósito, el nombramiento de oficial médico, lo relataba con mucha alegría y entusiasmo pues le habían dicho que el consejo de chamanes nunca admitiría a una mujer en ese tipo de puesto, su mismo padre había tratado de desanimarla pero gracias a su entereza y dedicación logró lo que muchos consideraban imposible, la princesa le mostró una pequeña sonrisa y después la felicitó, la joven notó algo extraño en ella
¿Sucede algo malo?..... te estoy aburriendo con mis cosas ¿verdad?..... – le dijo al ver en su rostro cierta preocupación
Seoane tengo algo que pedirte.......... – le dijo en tono muy serio- Es sobre mi hermana.........
La Joven Seoane Leigan conoció a la princesa Millerna durante su primera visita al palacio, en aquel tiempo ella se encontraba todavía estudiando, llevaba algunos libros consigo y se los mostró a la joven princesa quien quedó maravillada con tales conocimientos y en ese mismo instante decidió que quería estudiar medicina al igual que la amiga de su cariñosa y protectora hermana, Seoane estaba muy contenta por su decisión e incluso le ofreció ser su tutora.
La Princesa Eries fue directamente al grano, le pidió que hiciera que su hermana dejara sus clases de medicina y que rechazara ser su tutora, pues según ella una princesa no necesitaba ese tipo de conocimientos, pues la realeza solo necesita usar su posición para ayudar y buscar el bien de su pueblo.
Seoane la escuchaba atentamente, se sorprendió ante la petición de su amiga, la princesa la veía esperando una respuesta
Esta bien ........... – Contestó finalmente- Entiendo tus razones y no las cuestiono amiga-
La Princesa sonrió ante su respuesta, y suspiró aliviada pues pensaba que tal vez esa petición la había incomodado o incluso molestado-.
voy a renunciar a ser su tutor como tu me lo pides....... – Continuó hablando Seoane- , pero con respecto a desanimarla en eso si no puedo ayudarte, eso depende directamente de tu hermana- Seoane recordaba mientras hablaba como a ella también habían tratado de persuadirla varias veces pero nunca lo consiguieron- Si ella desea seguir estudiando, eso no podrá impedírselo nadie, ni siquiera yo, hay muchos buenos tutores que podrían ayudarla.
Continuaron conversando, finalmente decidieron dejar el tema de lado y se retiraron a las habitaciones de la princesa a tomar una tasa de té, no sin antes pasar a saludar al rey Aston quien se alegraba de que su hija tuviera cuando menos una visita cada seis meses, ese era el periodo en el cual le daban vacaciones a Seoane, ella trabajaba para la guardia imperial, a pesar de tener el rango de capitán gracias a la amistad entre su padre y el General Adelphos, odiaba su puesto, la tenían como secretaria y archivista de todos los documentos de los reclutas, le parecía tedioso y sobre todo terriblemente aburrido, pero estaba segura que con su nuevo rango de oficial médico las cosas cambiarían.
Caía la noche sobre Palas, el cielo comenzaba ya a pintarse de matices rojos y dorados, después vino el ocaso y el cielo se coronó con la luna y la luna de las ilusiones brillando en todo su esplendor, ese paisaje le encantaba, parecía hipnotizarla, podría pasarse toda la noche solo observando esas dos hermosas formas en el firmamento, le agradaba tanto estar ahí, en Palas, pensaba que no había mejor lugar para contemplar ese paisaje que esa hermosa ciudad, cuantas veces no le había rogado a su padre que dejara Zaibach y se mudaran, podría haberse desempeñado como embajador, pero la diplomacia era un tema que le desagradaba y mucho. Su padre, la única persona que tenía en el mundo.
-¿Qué estarás haciendo papá?- se preguntaba, sus pensamientos se volcaron rapidamente hacía el, lo notó muy extraño, nunca lo había visto así, estaba indiferente, huraño, a la defensiva, como si estuviera preparándose para realizar un gran ataque. Era muy claro, el haberlo relegado de su cargo de comandante en verdad lo había afectado muchísimo, era otro, había dejado de ir a visitarla a casa como lo hacía cada ocho días, su casa, esa tranquilidad que había en el ambiente del palacio le hizo recordarla, una hermosa hacienda muy antigua en las afueras de la ciudad, estaba segura que la había comprado solo para ella, para que no estuviera sola, el llegaba por la mañana y la acompañaba a desayunar y por las tardes platicaban durante horas, Joham parecía ser otro cuando estaba con ella, era como si el chamán se quedara en la fortaleza y en ese lugar el solo era su padre, no era muy cariñoso pero ella se sentía querida, a su manera pero sabía que ella era lo mas importante para él, sin embargo ella pasó a segundo plano con lo del nombramiento, Joham se la pasaba encerrado en su camarote de la fortaleza, maquinando, planeando algo que estaba segura le costaría muy caro, le preocupaba, su mirada estaba llena de rencor y su alma se estaba carcomiendo de un odio muy grande hacia el nuevo estratega.
-El nuevo estratega- dijo suavemente, muchas dudas asaltaban a su mente, sabía que había sido su pupilo pero ella nunca lo conoció, no tenia la mas mínima idea de que su padre había sido instructor de los chamanes mas jovenes- Debe ser brillante para haber superado a mi padre- pensaba- Bueno por algo fue su alumno- Esto mismo le dijo a su padre, que mejor que una persona que el mismo instruyó para sustituirle, no quería admitirlo pero estaba contenta pues con menos trabajo él estaría mas tiempo con ella, pero todo resultó al contrario ahora lo veía menos y parecía ya no importarle mas.- Solo espero no hagas algo de lo que te puedas arrepentir papá- lo dijo en voz alta esperando sus pensamientos llegaran a él pero sabía era inútil, el nuevo estratega era lo único en lo que su padre podía pensar ahora.
........
Golpes, gritos, llantos, era lo único que podía escuchar, veía sangre, fuego, unas enormes paredes de piedra, frías, lúgubres, semejantes a las de la fortaleza volante, sombras altas como de hombres caminaban de un lado a otro, la voz de una niña llegó a ella, el escucharla era como si le dieran un golpe directo en el corazón
"ya no le peguen por favor" decía una y otra vez
su voz sonaba cada vez mas hundida en la desesperación y el miedo, los golpes eran ahora con mas fuerza y hacían eco en las enormes paredes. Cubrió sus oídos ya no podía escuchar mas.....
"le están pegando por mi culpa, le están pegando por mi culpa"
Esta última frase golpeteaba una y otra vez en su mente, no podía tranquilizarse, sus manos temblaban con el horror que estaba viendo, escuchando y sobre todo sintiendo, cayó sobre sus rodillas, hundió su rostro entre sus manos, ya no podía mas, estaba aterrorizada, de repente sintió algo, alguien estaba ahí, un niño, un pequeño niño apareció recostado en sus piernas estaba de espaldas cubierto en sangre, con heridas semejantes a quemaduras en todo su cuerpo, sus ojos se cubrieron de lágrimas al verlo, debía estar sufriendo mucho pero no lloraba, ni siquiera emitía algún quejido de dolor, el hombro del pequeño tenía un corte algo profundo estaba sangrando a borbotones, le pasaba su mano suavemente como queriendo que con esto se cerrara la herida, pero era inútil.
"Ya no llores voy a esta bien"
las palabras del pequeño la conmovían, trataba de tranquilizarla a pesar de que debía estar sufriendo mucho, ella lo abrazó tiernamente para tratar de confortarlo, con cuidado de no rozar sus heridas, le pasó la mano por su rostro era realmente hermoso parecía tener un pequeño ángel a su lado, por su parte él le apartaba con sus pequeñas manos las lágrimas.
Una sombra, apareció nuevamente, ella lo abrazó, lo protegería, no permitiría que le hicieran mas daño, pero fue inútil aparecían mas y mas, luchó con todas sus fuerzas pero no pudo evitar que lo arrancaran de sus brazos.
"por favor ya no le hagan mas daño, por favor ya no"
Un grito esta vez no era de un niño, escalofriante, de dolor, era de muerte, estaba segura.....
-¡¡PAPÁ!!!-
Se despertó en mitad de la noche su piel estaba empapada de sudor frío, el miedo la invadió con solo recordar esa terrible pesadilla, hacía mas de dos años que no la tenía, ¿Por qué habría vuelto? Y ese grito, cubrió sus oídos rápidamente pues le parecía estar escuchándolo de nuevo, su padre, un nuevo elemento que se añadía pues no recordaba haberlo soñado antes.
Se levantó de la cómoda cama y se dirigió al ventanal, comenzó a respirar muy profundamente para tratar de tranquilizarse, se sirvió un vaso con agua y el miedo se fue desvaneciendo poco a poco al igual que el temblor que invadía su cuerpo.
-¿Qué significa este sueño? ¿Porqué ha venido nuevamente? – Alzó su mirada al cielo, el bello paisaje nocturno continuaba ahí, sus ojos se perdieron en esos dos hermosos astros, era como si buscara las respuestas en ellos, regresó a la cama después de un rato pero sabía que sería inútil pues no podría conciliar el sueño en toda la noche.
..... Caminaba con sus pies descalzos sobre la blanca arena, llevaba los zapatos en una mano y en la otra una hermosa flor de no me olvides que le habían obsequiado al pasar por el gran bazar de Palas, la brisa le movía con delicadeza los cabellos y estos rozaban su rostro como si fueran una dulce caricia, se había levantado al despuntar el alba pues como ella lo había predicho no pudo pegar un ojo en toda la noche. El mar, el aroma que emanaba de él parecía hacerla olvidar esa pesadilla y tranquilizar su corazón, no pasó mas de media hora cuando un carruaje se detuvo muy cerca de la playa, de él su elegante amiga descendió a toda prisa, ella corrió a su encuentro parecía estar preocupada.
-Buenos días Seoane- le saludó con una leve sonrisa- sabia que te encontraría aquí- le entregó un sobre blanco, la sonrisa se borró del rostro de la princesa y continuó hablando- es de tu padre, me dijeron que era muy urgente por eso te lo traje inmediatamente-
-Gracias Eries- Abrió el sobre lo mas rápido que pudo y leyó el contenido de la carta, le pidió a la princesa le consiguiera un carruaje lo mas rápido posible pues a su padre le urgía su presencia en la frontera Asturiana, en una de sus viejas propiedades.
.........
Folken regresaba cabizbajo a la habitación, consciente de lo que había hecho. Esta misión si que le había resultado muy difícil, el emperador le ordenó conseguir el dragón a cualquier precio y eso incluía también la posible muerte de su hermano, sabía que Van nunca se daría por vencido y preferiría mil veces una dolorosa muerte a entregar uno de los tesoros mas preciados de su país. Su estrategia era sencilla: entrar por la puerta principal, derribar la entrada del templo y robar el guymelef durante la coronación de Van, pero no contaba con Balgus, el excelente guerrero que continuaba al servicio de la corona de Fanelia, ese hombre, uno de los mas poderosos en toda Gaea, organizó las defensas en unos cuantos minutos al darse cuenta del ataque dando incluso su vida para proteger a su rey, toda la confusión creó un caos terrible que culminó con la ciudad en llamas y el escape del grandioso guymelef de hispano en una extraña y misteriosa columna de luz.
El estratega estaba muy afectado aunque no lo demostraba en su apariencia, su mirada seguía igual triste y fría, pero en el fondo no podía evitar sentir un gran pesar en su corazón, le venían a su mente las imágenes de toda esa devastación, las casas, los verdes campos, los bosques, el palacio, el lugar que fue su hogar, todo ardiendo en llamas. Las mujeres y los niños corriendo hacia las montañas con su rostros llenos de pánico y pidiendo ayuda, gente calcinada, gente que incluso podría ser su familia, amigos de la infancia, todo esto formaba remordimientos con los que tendría que vivir, pero lo que mas lo desalentaba y lo llenaba de rabia eran las carcajadas del capitán del escuadrón del dragón quien parecía disfrutar de todo el sufrimiento de su gente, de su pueblo. Pero todo era diferente ahora, el tenia una nueva vida como estratega y comandante de Zaibach, tenía que cortar esos lazos con el pasado, después de todo
" Todo sea por el futuro ideal"
Se decía a si mismo tratando de convencerse de que era lo mejor pero ¿en verdad lo era?
Eso y otros problemas mas no le dejaban conciliar el sueño, Dilandau se había ido a buscar al dragón a la frontera entre Fanelia y Asturia y ya le había confirmado que atacaría el fuerte protegido por el caballero Celeste Allen Schezar, usaría los mantos de invisibilidad inventados por él mismo para no ser reconocido pues había notado algo extraño en el comportamiento del caballero. Pero eso no era todo, había aún mas problemas Joham había desaparecido desde hacía tres días llevándose consigo unos planos muy importantes para la perfección de la maquina de modificación del destino, lo había estado rastreando y finalmente escucharon rumores de que se escondía en una de sus antiguas propiedades precisamente cerca del fuerte donde sería el ataque del capitán del escuadrón del dragón. No le deseaba ningún mal pero pensó que ya era tiempo de ponerle un alto a su antiguo mentor, la orden esta vez fue tajante, tomarlo prisionero y juzgarlo, pero lo que no dejaba en paz la mente de Folken fue la otra orden que recibió del emperador "Toma en custodia al oficial médico Leigan y luego solicita su baja deshonrosa del ejército, no queremos a hijos de traidores en nuestras filas"
-¿El oficial médico Leigan?- Folken se llevo la mano al mentón muy pensativo, recordó las palabras de su amigo, el general de los Quimera " ¿y quien estaba hablando de tu mentor?" Seguramente Gosser se refería a algún familiar de Joham, muchas ideas vinieron a su mente para tratar de resolver el enigma del oficial médico, luego repentinamente se puso de pié- "Si hubieras sido hombre lo destruiríamos"- repitió la frase varias veces, recordó los rumores que escuchó cuando se encontraba en los laboratorios de Zaibach perfeccionando el mando de invisibilidad, los chamanes estaban escandalizados por el nombramiento de un oficial médico, Folken sintió como ahora se aclaraba todo y encontró la respuesta al acertijo- será que...... ¡No puede ser!.........- exclamó repentinamente, se dirigió hacia la cabina de mandos de la fortaleza y fijó curso hacia la posición de Dilandau.
.........
-Y bien..... ¿Qué es lo que quieres ahora? Pensé que no querías volver a verme en tu vida- la joven entró al despacho, su padre estaba sentado, con la mirada aterrorizada como alguien que ha hecho algo malo y sabe que recibirá pronto su castigo- ¿Te sientes bien?- la joven se acercó. Joham se puso de pié y caminó hacia ella sorpresivamente la abrazó cariñosamente, era un acto que la joven no se esperaba- ¿pero qué es lo que te ocurre?- preguntó entre sus brazos, su padre la soltó-
-Mi capitana, mi oficial médico, mi Seoane- dijo acariciándole la mejilla, la joven arqueó sus finas cejas-
-¡Me estas asustando Joham Leigan! ¿Quieres decirme que demonios te pasa?- se apartó de él suavemente-
-Siéntate creo que ya es hora de que hablemos- el chamán se acomodó en un sillón y después invitó a su hija a hacer lo mismo- Antes que nada, quiero decirte que estoy muy orgulloso de ti, jamás pensé que lo lograrías, te enfrentaste a todos y ahora eres todo un oficial médico- la joven continuaba viéndolo extrañada, el chamán la tomó de las manos y luego continuó hablando- todo lo que hago, siempre es por tu bien, le he pedido al general Adelphos que te de, de baja en el ejército-
-¡¿Queeee?!- la joven abrió los ojos muy asombrada y soltó las manos de su padre- ¿pero estas loco? Después de todo el trabajo que me costó, después de todo mi esfuerzo ¡¿Cómo te atreves a hacer eso?!- el chamán la volvió a tomar de las manos para tranquilizarla-
-¡Escúchame!- le habló severamente- quiero que te vayas, quiero que huyas a Fanelia y busques a tu abuela-
-¿A mi abuela? Pero como... si dijiste que mi abuela había muerto hace muchos años, ¿Estas seguro que estás bien? Estas muy extraño hoy- le preguntó preocupada-
-Estoy hablando de tu abuela materna, ella vive en las afueras de esa ciudad, ve a buscarla hija, se que no la recuerdas, pero viviste varios años con ella- la voz de Joham sonaba muy angustiada, como si presintiera lo que iba a pasar......
-pero no entiendo, ¿Por qué me lo ocultaste? Me habías dicho que no tenía a nadie mas en el mundo, solo a ti, y que mi madre estaba......
Su voz se cortó al sentir la tierra retumbar repentinamente, era como si un ejército de guymelefs se acercara al lugar
-Papá ¿Qué esta pasando? ¿Qué has hecho?- Seoane miró a su padre, en su rostro había una respuesta que no quería darle-
-Cometí un error hija, pero esos planos no llegarán nunca a manos de ese maldito, ¡Vete!- le ordenó- detrás de esa pared hay un pasadizo, te llevará a un lugar seguro, corre mi pequeña y recuerda que pase lo que pase, te digan lo que te digan siempre serás mi hija, eres una Leigan.....- dicho esto se acercó y besó la delicada frente de la joven-
-¿y crees que me voy a ir así nada mas? Tu vienes conmigo- lo asió del brazo pero éste se apartó-
-¡Es una orden!!- ella negó con la cabeza- ¡Que te largues que no me escuchas! ¡no quiero que te quedes aquí, lo que el emperador quiere hacer esta mal, y no quiero que formes parte de ello! ¡Vete!- los ojos de Seoane se llenaron de lágrimas- Te lo suplico hija vete- Seoane creyó ver una lagrima caer sobre la mejilla de su padre, corrió hacia él y lo abrazó antes de partir, este le sonrió- Tenías razón, debí haberte escuchado, no te preocupes trataré de razonar con ellos y si no.... Cuídate y has lo que te pido, por favor- la llevó el mismo hacia la entrada del pasadizo, las pisadas de los guymelefs se escuchaban cada vez mas cerca, ......- Te quiero papá- le dijo en un murmullo -la joven dio una última mirada a su padre y después salió sabiendo en su corazón que tal vez nunca mas lo volvería a ver....
.........
Folken descendió en un guymelf y le ordenó a Dilandau guardar silencio, sus carcajadas y su actitud eran grotescas, no le bastó solo con reducir a cenizas el fuerte del caballero celeste sino que también aprovechó la orden de arrestar a Joham Leigan para destruir toda la hermosa propiedad del chamán.
-¿En donde esta él?- Folken tuvo miedo al hacer la pregunta y su temor se hizo realidad cuando Dilandau le contestó de la manera mas tranquila del mundo que se vio en la necesidad de matarlo pues se resistió al arresto- ¿No había nadie mas con él?-
-¿Qué había alguien mas?- le preguntó el capitán, encontrando algo raro al comandante-
-Nadie, regresemos- le ordenó secamente, lamentaba mucho la perdida de su mentor, a pesar de todo lo que le había hecho, pensaba que si tal vez hubiera hablado con él todo sería diferente, era muy triste que su ambición y sobre todo su envidia le hubiera causado la muerte.
