Capítulo 12
El silencio que se instaló súbitamente en la entrada del templo Hikawa era para Haruka una agonía. Ya no soportaba más esa situación, sentía como su frente se humedecía con un sudor frío producto de su nerviosismo, había tirado todas las cartas sobre la mesa, estaba indefenso y esa niña tenía todas las armas para destruirlo o salvarlo. Pasaban los segundos y no observaba ningún cambio en la expresión de la chica, sentía que esta batalla estaba más que perdida, así que decidió darse por vencido. Agachó la mirada en demostración de derrota, se dió media vuelta y antes de dar el primer paso para retirarse sintió que tomaban su mano, volteó rápidamente y Serena lo veía con una gran sonrisa que lo confundió mucho.
-Gracias- dijo la chica acercándose al joven quien no entendía nada de lo que pasaba. De pronto ella se paró de puntitas, colocó sus brazos alrededor del cuello del joven quien se agachó y le dió un beso ligero sobre los labios. Haruka estaba más que sorprendido.
-Vaya, ¿y todo eso por qué fue?- preguntó inocentemente el joven.
-Haruka, yo también te quiero y no me importa lo que seas- Serena observó tiernamente al chico rubio.
-Gracias cabeza de bombón- respondió abrazándola.
-No tienes nada qué agradecer, al contrario, gracias por ser sincero conmigo- dijo la niña con una de esas enormes sonrisas que la caracterizaban.
-Cabeza de bombón, ahora que sabes la verdad... quisiera... pues... -Haruka empezó a tartamudear un poco.
-¿Qué pasa?
-Pues... es que... yo... no sé cómo decirlo- el chico se puso muy nervioso. Ella lo observó toda extrañada.
-Ya dime, anda, anda, anda...- empezó a repetir la niña de forma infantil. Haruka rió ligeramente.
-Serena, quisiera pedirte que honraras a este tonto.
-¿Cuál tonto? yo no veo ningún tonto- dijo la chica volteando a ver para todas partes sin darse cuenta de que el joven se refería a sí mismo.
-Me refiero a mi...- el corredor se rió ligeramente ante la ingenuidad de la chica y se sonrojó un poco -Serena, ¿aceptarías ser mi novia? - la chica se quedó boquiabierta, estaba tan sorprendida que las palabras no podían brotar de su boca.
-Me... me... encantaría- dijo tartamudeando. Una gran sonrisa se dibujó en el rostro del corredor quien sin dudarlo abrazó a la chica, ella colocó sus brazos alrededor de su cuello devolviendo el abrazo.
-Vaya, miren nada más al par de tortolitos- los jóvenes se separaron del abrazo y vieron a Mina parada junto a ellos con esa mirada pícara que la caracterizaba. Atrás de ella se encontraban Lita, Ami y Rei viéndolos curiosamente.
-¿Qué... qué están haciendo aquí?- preguntó Haruka un poco sonrojado.
-Sólo checando que todo estuviera bien por aquí- dijo Rei viendo cuidadosamente a Haruka de pies a cabeza, depronto se detuvo su mirada en las manos de los jóvenes que se encontraban agarradas -¡No es posible!- gritó apuntando hacia sus manos -¿Ustedes dos...?- las otras chicas vieron hacia donde apuntaba su amiga y se sorprendieron también.
-Ya somos novios- dijo Serena muy orgullosa abrazando a su nuevo novio. Las chicas se quedaron con la boca abierta, casi golpean el suelo de la impresión.
-Entonces si te atreviste- dijo Lita después de recuperarse. Haruka afirmó con la cabeza sonriéndole a su amiga de ojos verdes.
-¿Ah? ¿Cómo? ¿atreverse?- preguntó Serena algo confundida.
-Es que... bueno... antes de decidirme a decirte todo esto hablé con cierta confidente- dijo el corredor volteando a ver a la otra chica.
-Eso quiere decir que Lita sabía que...
-Si- respondió Lita antes de que Serena terminara el enunciado.
-Y como ustedes dos ya lo saben, creo que lo mejor es que todas sepan la verdad- dijo Haruka vlteando a ver a las otras tres niñas que se volteaban a ver todas confundidas. El corredor les explicó su verdadero género y cómo había estado hablando con Lita para que le aconsejara qué hacer. Se notaba que tomar la decisión de hablar le había costado muchísimo trabajo al pobre muchacho que ahora sentía que podía descansar en paz después de quitarse ese peso de encima.
Ya era tarde y lo mejor era retirarse, así que Haruka se despidió de las chicas primero y después de su nueva novia con un beso en los labios, le sonrió tiernamente y se marchó muy satisfecho del resultado que había obtenido esa noche, la verdad no cabía de felicidad, así que se subió a su auto y comenzó a manejar lo más rápido posible a su casa. Cuando llegó a su departamento tomó el teléfono y marcó un número que sabía perfectamente de memoria.
Michiru se encontraba durmiendo, estaba muy agotada después del concierto y de la celebración posterior. Súbitamente el teléfono sonó y se despertó para contestarlo, movió el brazo torpemente tratando de alcanzar el teléfono para callar ese ruido infernal que no le permitía volver a su sueño y descolgó el teléfono contestándolo.
-¿Bueno?- preguntó media dormida
-Sirena, ¡lo hice!- la voz sonaba muy emocionada.
-¿Quién habla?
-Soy yo, Haruka
-¿Haruka? aahh... Ruka, ¿qué pasó?
-Que lo hice, le dije a las chicas y a Serena toda la verdad y le pedí que fuera mi novia- dijo Haruka todo alterado.
-Mjummm... - Michiru seguía durmiendo -felicidades- dijo toda desganada y se disponía a colgar el teléfono cuando reaccionó -¡¿Qué cosa?! ¡Repítemelo por favor!- la violinista se sentó sobre la cama totalmente despierta.
-Pues a Serena no le importó que yo fuera una chica y aceptó ser mi novia- dijo orgullosamente el corredor.
-No lo puedo creer, qué bueno Ruka- Michiru se puso muy contenta con la noticia.
-Gracias
-Debes estar muy contento...y si quieres mañana seguir igual de contento será mejor que me dejes dormir o iré a tu casa y te golpearé tan fuerte que no podrás sonreir en un mes- dijo amenazadoramente Michiru. Haruka tragó saliba nerviosamente y dedició mejor dejar dormir a su amiga.
-Si, perdón por despertarte, jeje- dijo todo apenado el joven. De pronto escuchó una risita.
-Sólo estaba jugando Ruka, realmente me da mucho gusto que todo haya salido tan bien y que estés tan feliz.
-Muchas gracias Sirena, pero creo que mejor te dejo descansar, si mañana andas con ojeras no me lo podré perdonar en todo lo que me resta de vida- Haruka escuchó la risa de Michiru y sonrió.
-Gracias, cuídate y trata de dormir.
-Si, gracias, buenas noches y nos vemos mañana- Así se despidieron. Michiru volvió a recostarse para volver a dormir, mientras Haruka en su departamento no podía contener la emoción que sentía, sabía que debía dormir pero era algo casi imposible para él, sabía que tendría que contar muchas ovejas para poder conciliar el sueño esa noche.
Habían pasado un mes desde ese día en que Haruka se había confesado completamente con Serena. Todo era perfecto, el joven estaba muy feliz de tener a la novia más linda del mundo, era como haber muerto y llegado al cielo, ella era todo para él, ella era su vida y hacía todo lo posible para tenerla contenta, le daba detalles, no sabía que inventar para demostrarle lo mucho que le importaba. Esto era extraño para el corredor, ya que él jamás había sido de esa forma con nadie, le era muy difícil abrirse con la gente y demostrar afecto pero ésta era una fasceta que estaba descubriendo de él y en ocasiones le daba miedo tanta apertura con esa niña, pero él creía en ella plenamente y la amaba con todas las fuerzas de su corazón. Para celebrar ese primer mes de pareja, Haruka había planeado algo especial para su chica. Después de llevarla cenar a su cafetería favorita la llevó a un mirador a las afueras de la ciudad. Cuando llegaron al lugar perfecto, Haruka quitó el capote de su convertible y las estrellas se veían maravillosamente sobre ellos. La ciudad se veía increíble con ese juego de luces neón en contraste con el azul del cielo nocturno y las estrellas blancas con una diminuta aura alrededor de ellas. Si lo hubiera planeado no hubiera sido más perfecto que ese momento. Serena se quedó con la boca abierta, Haruka observó satisfecho su reacción y colocó un brazo al rededor de los hombros de la joven.
-No sabía qué podría gustarte para regalarte- dijo el joven viendo el rostro de la niña a su lado -Sé que nada es suficiente para poder darte- La niña volteó a verlo con una gran sonrisa.
-Esto es hermoso
-Si pudiera, te bajaría todas las estrellas del firmamento y las colocaría bajo tu techo para que cada noche tuvieras un especatáculo igual a este- dijo con una sonrisa muy tierna. Serena se sonrojó mucho y bajó su mirada hacia sus manos que se encontraban colocadas sobre sus piernas. -Me es imposible bajar las estrellas, pero hay algo que si puedo hacer por ti- tomó una de las manos de la niña y la colocó sobre su pecho, a la altura de su corazón -¿Sientes eso?- la niña respondió afirmativamente con la cabeza -Es tuyo
-¿Cómo?- Serena preguntó confundida.
-Cabeza de bombón, te entrego lo único que ha sido mío, mi corazón
-Haruka, no creo que...- antes de que terminara de decir algo coerente, el chico colocó un dedo sobre los labios de la chica para callarla.
-Este es mi regalo, Serena, ahora mi corazón es tuyo y lo será para siempre- terminó la frase con una sonrisa. Serena lo vió a los ojos y sintió una urgencia enorme de abrazarlo.
-Muchas gracias, Haruka- la niña no resistió más y lo abrazó -Nadie había tenido un gesto tan hermoso como este para conmigo- Haruka se inclinó un poco y le dió un beso en los labios, ella sonrió y él colocó su brazo alrededor de sus hombros, la niña recargó la cabeza sobre su hombro y ambos se quedaron ahí por un largo tiempo simplemente observando las estrellas.
Después de esa noche, Haruka trataba de estar el mayor tiempo posible con su chica, se escapaba de los entrenamientos de atletismo para ir por ella al colegio y esperarla a que saliera. No podía concentrarse en los estudios por pensar día y noche en su amada, descuidó sus ensayos con Michiru y siempre estaba en la Luna. Un día, Darien fue a visitarlo, pero no era una simple visita de amigos, había algo más. El joven llevaba un recado del padre del corredor quien le pedía que volviera a su casa urgentemente porque necesitaba hablar con él. Haruka estaba de muy buen humor como para que su padre le amargara la vida con reclamos y exigencias, así que decidió no acudir al llamado del jefe de su familia. Darien trató de razonar con él pero el corredor no dió su brazo a torcer. Esa noche regresó Haruka muy enojado a su departamento, cuando entró azotó la puerta y Lita se percató del escándalo, así que fue a ver qué ocurría con su amigo. Haruka escuchó el llamado del timbre, no quería abrir la puerta pero el visitante era demasiado insistente y no se despegaba del maldito timbre.
-Ya voy, ya voy- abrió la puerta violentamente y vio a Lita en la puerta un poco asustada -Perdón Lita, es que no estoy de buen humor- dijo tratando de disculparse con la niña.
-Ya me di cuenta- dijo la chica preocupada. Haruka la invitó a pasar y ella entró, se sentó en el sillón de la sala y lo observó como esperando alguna respuesta. El corredor sabía perfectamente que ella no se marcharía hasta que hablara, después de tanto tiempo de vecinos y amigos se conocían bastante bien, así que mejor comenzó a contarle lo que ocurría. Le platicó lo que Darien había ido a decirle, que su padre quería hablar con él pero no quería verlo.
-Pero por qué no quieres hablar con él, debe ser algo importante para que hasta mensajero te mandara- dijo Lita tratando de lograr que su amigo se abriera.
-Es que ya sé lo que me va a decir, Haruka me tienes muy descepcionado, Haruka ya es tiempo que tomes en serio tu vida, Haruka compórtate como una persona normal -dijo tratando de remedar la voz y los ademanes de su padre -Él no tiene ni una remota idea de mi vida.
-¿Y qué tal que quiere felicitarte por algo?- preguntó Lita ingenuamente, su amigo volteó a verla negando ligeramente con la cabeza.
-No lo conoces... para él todo lo que se trate de mi es un fracaso, todo lo que hago, digo, pienso y decido está mal- golpeó el brazo del sillón donde estaba sentado -Quiere que haga lo que él dice, que estudie y haga lo que él quiere, pero yo no quiero hacerlo- Se levantó del sillón y comenzó a caminar como león enjaulado. Lita lo seguía con la mirada preocupada -Si cree que por ser su única hija voy a ser su esclava está loco- dijo Haruka volteando a ver a la chica.
-No creo que sea tan malo hablar con él, me haz contado que desde que murió tu madre él te ha cuidado. Él te quiere, si no no lo hubiera hecho- Lita trataba de razonar con el muchacho.
-Posiblemente me quería antes de que me convirtiera en esto- respondió el joven señalándose con ambas manos -Si mi hermano no hubiera muerto todo sería más sencillo para mi- se dejó caer sobre el sillón.
-¿Tuviste un hermano?- preguntó Lita intrigada.
-Si, un hermano mayor pero murió al poco tiempo de haber nacido. Fue prematuro y no resistió- respondió Haruka volteando a verla -Mi abuela me contó alguna vez que mis padres estaban muy emocionados por la llegada de ese bebé, especialmente mi padre, pero cuando murió ambos quedaron desolados.
-Pero después llegaste tu- interrumpió la niña.
-Si, después de dos años nací yo. Mi madre estaba muy feliz, pero mi padre no tanto y menos porque resulté ser una niña- terminó la frase en una voz muy queda, Lita apenas pudo escucharlo.
-No tienes que avergonzarte por tu género, te recuerdo que yo también soy mujer y me ofenden tus comentarios-dijo Lita algo molesta.
-No es por el hecho de ser mujer, sino porque, bueno, mi padre deseaba un hombre para que se encargara de los negocios familiares.
-Pero aún siendo mujer también puedes hacerlo, por eso no hay ningún problema, ya no vivimos en la edad de piedra.
-Lo sé, pero hay otro problema... yo no quiero hacerlo. A mi nunca me ha interesado nada sobre negocios y esas cosas, yo siempre he deseado ser corredor de autos, me encanta la velocidad, moverme lo más rápido posible, ser com el viento...
-Y me imagino que tu padre pegó el grito en el cielo cuando se lo dijiste.
-Peor... no sé de qué se queja, desde que murió mamá él siempre me educó como un niño, cuando era pequeña no había problema, todo comenzó hasta que empezaron a interesarme los autos y... - se detuvo antes de terminar la frase, bajó la mirada un poco apenado.
-¿Y...?- preguntó Lita curiosamente.
-Y las chicas- dijo finalmente como en un tono de derrota. Dió un suspiro y apoyó la cabeza sobre su mano, su brazo recargado sobre el brazo del sillón.
-Supongo que eso tampoco le agradó mucho- Lita se acercó a Haruka y colocó una mano sobre la mano libre del corredor en demostración de soporte. Haruka volteó a verla con una sonrisa.
-No te preocupes, siempre ha sido así, él jamás va a aceptarme y a fuerzas querrá que haga lo que quiere, pero no pienso permitirlo, tiene que entender que es mi vida y hago con ella lo que me plazca. Por primera vez en mi vida me siento muy bien tal cual estoy y no permitiré que esto cambie- Lita le sonrió y Haruka respondió con una sonrisa triste. Lo mejor era no hablar con su padre, no era justo que siguiera amargándole la vida por un capricho que jamás iba a cumplir.
Pasaron algunos días después de esa pequeña charla entre Haruka y Lita, todo parecía olvidado por el joven y en ese momento se disponía buscar a su novia para invitarla a salir. Traía una rosa roja que le había prometido a Serena hacía tiempo regalarle, algo que nunca había hecho era regalarle flores, no sabía por qué no lo había hecho antes, pero ese día se la daría e iba muy emocionado. Iba caminando rumbo a la escuela para esperarla cuando pasó por la cafetería donde siempre se reunía con sus amigas, por alguna razón volteó hacia dentro del establecimiento y observó que ahí se encontraba su novia, pero no estaba sola, alguien estaba sentado junto a ella. Se quedó un momento ahí parado observando la escena y también para tratar de reconocer a la otra persona que la acompañaba. En eso vio que el acompañante tomó la mano de su novia, de la impresión soltó la flor. Esto ya se estaba pasando de la raya, así que decidió entrar. Mientras se acercaba vió como la otra persona dió un beso a la chica en los labios. Ahora sí se había salido esto de control, se acercó furioso a la mesa, volteó al tipo empujándolo del hombro y se quedó perplejo al reconocer a esta persona.
-¿Qué demonios estás haciendo?- dijo Haruka con una mezcla de furia y confusión en su voz.
-Haruka, no es lo que crees...- el joven trataba de justificarse, pero antes de continuar el rubio lo interrumpió.
-¡¿Que no es lo que creo?! Darien, ¡te estoy viendo besar a mi novia!-
-¿Cómo pudiste? pensé que eras mi amigo...
-Soy tu amigo, simplemente hay cosas que no pueden evitarse- Darien se levantó de su asiento y comenzó a defenderse.
-Eres un hipócrita miserable- Haruka cerró su puño con todas sus fuerzas, no sabía cómo estaba logrando contenerse para no soltarle un buen golpe en el rostro.
-Haruka, escucha, Darien no tiene la culpa- Serena se levantó de su asiento y se colocó entre ambos para evitar algún tipo de pelea -La culpa la tengo yo por no haber sido clara con mis sentimientos. Eres muy especial para mi Haruka, pero no pude evitarlo...
-Siempre me hablaste maravillas de Serena y quería saber si realmente era cierto... comenzamos a platicar por el chat, nos estuvimos tratando, y una cosa llevó a la otra.
-¡Ya cállate!- Haruka dijo en una voz queda pero amenazadora, agachando la cabeza y cerrando los ojos para evitar seguir viendo esa escena que le estaba partiendo el alma en mil pedazos.
-Haruka, no quería que esto pasara pero así fue, me enamoré de ella, le dije lo que sentía y ella me dijo que sentía lo mismo por mi...
-¡Qué te calles maldita sea!- gritó Haruka abriendo los ojos y viendo al joven con una mirada llena de odio y dolor. La gente se asustó y volteó a ver lo que estaba ocurriendo en esa mesa.
-Cálmate Haruka, no hagas un escándalo- dijo el chico de cabello negro tratando de evitar que esto se volviera más grande.
-¿Desde cuándo...?- preguntó el rubio con una voz más serena.
-Se lo dije hace como una semana- respondió el otro joven
-Qué estúpido he sido- se dijo Haruka a si mismo agachando la cabeza, con una expresión de no poder creer lo que estaba pasando -¿Por qué?- preguntó como una última esperanza de que todo fuera un sueño, que en cualquier momento despertaría y todo volvería a la normalidad -¿Acaso no fuí un buen amigo? ¿Alguna vez hice algo, a cualquiera de los dos, para que se vengaran de esta forma?
-No es una venganza- dijo Serena interrumpiendo -Las cosas pasan porque tienen que pasar, nadie manda sobre sus sentimientos.
-Si, lo sé... pero mientras los dos me vieron la cara de idiota- Haruka fijó sus ojos con los de la niña -Al menos hubieras sido sincera conmigo, era lo menos que merecía desupués de todo.
-Tenía miedo de tu reacción, no quería que armaras un escándalo- dijo la chica comenzando a llorar -Haruka, te quiero...
-¡Mentiras!- respondió el joven alzando la voz. En ese momento Darien se colocó frente a Serena como defendiéndola, parecía que tenía miedo de que Haruka le fuera a hacer algo.
-No te atrevas a lastimarla- dijo el pelinegro parándose erguido, como tratando de imponerse ante el otro joven, quien hizo una mueca como una sonrisa sarcástica.
-Ya veo que después de tanto tiempo no me conoces ni lo más mínimo- respondió el corredor con una cierta tristeza en su voz -Jamás me atrevería a lastimarla de ninguna forma... lo que se ama se cuida, se protege, se da la vida por su felicidad y su seguridad- En ese momento Ami, Lita, Rei y Mina entraron a la cafetería platicando felizmente. Se pararon en seco al ver a su amiga llorando y a los dos jóvenes enfrentándose. Haruka volteó a verlas y luego vió a Serena con una mirada tan llena de dolor que la niña sintió escalofríos por todo su cuerpo.-Ya tomaste tu decisión y no soy nadie para hacerte cambiar- después de decir esto, el joven dió media vuelta -Espero que hayas tomado la decisión correcta- comenzó a caminar hacia la puerta de salida.
-Amigo, espera- Darien dijo tratando de detener al otro jóven. Súbitamente el otro chico volteó, se abalanzó contra el de cabello negro y lo puso contra el suelo sujetándolo del cuello de la playera.
-No vuelvas a llamarme de esa forma- dijo Haruka en un tono amenazante. Darien observó la furia en los ojos del corredor, quien lanzó un golpe. El joven de cabello negro simplemente cerró los ojos esperando recibir el castigo, esperó unos segundos pero nunca llegó el golpe, así que abrió los ojos, volteó ligeramente a su izquierda y de reojo observó el puño junto a su cabeza incrustado en el piso. El habla se le había ido del susto, estaba pálido y sólo tragó saliba.
-Eres un maldito cobarde- apenas escuchó en un susurro la voz de Haruka media quebrada, parecía como si estuviera aguantando con todas sus fuerzas el llanto. Después de eso, el corredor soltó al joven. Serena corrió a ver si Darien se encontraba bien. Las otras chicas también se acercaron a él, preguntándole si estaba bien, si estaba lastimado, ayudándolo a sentarse. Haruka se sintió muy miserable al ver que todas se acercaron al traidor y nadie se preocupó por él. Cerró su puño lastimado con todas sus fuerzas, al grado de enterrarse las uñas en la palma de su mano, abriéndosela. Una ola de furia recorrió todas las fibras de su cuerpo, sintió cómo la sangre le enervaba por dentro pero así como llegó ese sentir, se tornó un sentimiento de derrota, de descepción, de tristeza infinita. Una lágrima logró escaparse de su ojo rodando por su mejilla. Las chicas estaban muy ocupadas en el otro joven para darse cuenta de esto, así que con esa guerra perdida, como soldado derrotado, agachando la cabeza dió media vuelta y se retiró. Lita fue la única que se dió cuenta de la huída de su amigo y corrió tras de él, pero cuando salió a buscarlo ya no lo encontró, sólo vió la rosa roja tirada en el suelo, se agachó recogiéndola y volteó hacia el mar de gente que pasaba en ese momento por la calle.
Inicio: Domingo 27 de junio del 2004
Fin: Martes 29 de junio del 2004
Debo admitir que me costó muchísimo trabajo escribir este episodio, no por falta de inspiración realmente... al contrario. Espero les haya gustado, dejé un poquito de mi alma aquí je... Gracias por leerlo y apoyarme para continuarlo.
El silencio que se instaló súbitamente en la entrada del templo Hikawa era para Haruka una agonía. Ya no soportaba más esa situación, sentía como su frente se humedecía con un sudor frío producto de su nerviosismo, había tirado todas las cartas sobre la mesa, estaba indefenso y esa niña tenía todas las armas para destruirlo o salvarlo. Pasaban los segundos y no observaba ningún cambio en la expresión de la chica, sentía que esta batalla estaba más que perdida, así que decidió darse por vencido. Agachó la mirada en demostración de derrota, se dió media vuelta y antes de dar el primer paso para retirarse sintió que tomaban su mano, volteó rápidamente y Serena lo veía con una gran sonrisa que lo confundió mucho.
-Gracias- dijo la chica acercándose al joven quien no entendía nada de lo que pasaba. De pronto ella se paró de puntitas, colocó sus brazos alrededor del cuello del joven quien se agachó y le dió un beso ligero sobre los labios. Haruka estaba más que sorprendido.
-Vaya, ¿y todo eso por qué fue?- preguntó inocentemente el joven.
-Haruka, yo también te quiero y no me importa lo que seas- Serena observó tiernamente al chico rubio.
-Gracias cabeza de bombón- respondió abrazándola.
-No tienes nada qué agradecer, al contrario, gracias por ser sincero conmigo- dijo la niña con una de esas enormes sonrisas que la caracterizaban.
-Cabeza de bombón, ahora que sabes la verdad... quisiera... pues... -Haruka empezó a tartamudear un poco.
-¿Qué pasa?
-Pues... es que... yo... no sé cómo decirlo- el chico se puso muy nervioso. Ella lo observó toda extrañada.
-Ya dime, anda, anda, anda...- empezó a repetir la niña de forma infantil. Haruka rió ligeramente.
-Serena, quisiera pedirte que honraras a este tonto.
-¿Cuál tonto? yo no veo ningún tonto- dijo la chica volteando a ver para todas partes sin darse cuenta de que el joven se refería a sí mismo.
-Me refiero a mi...- el corredor se rió ligeramente ante la ingenuidad de la chica y se sonrojó un poco -Serena, ¿aceptarías ser mi novia? - la chica se quedó boquiabierta, estaba tan sorprendida que las palabras no podían brotar de su boca.
-Me... me... encantaría- dijo tartamudeando. Una gran sonrisa se dibujó en el rostro del corredor quien sin dudarlo abrazó a la chica, ella colocó sus brazos alrededor de su cuello devolviendo el abrazo.
-Vaya, miren nada más al par de tortolitos- los jóvenes se separaron del abrazo y vieron a Mina parada junto a ellos con esa mirada pícara que la caracterizaba. Atrás de ella se encontraban Lita, Ami y Rei viéndolos curiosamente.
-¿Qué... qué están haciendo aquí?- preguntó Haruka un poco sonrojado.
-Sólo checando que todo estuviera bien por aquí- dijo Rei viendo cuidadosamente a Haruka de pies a cabeza, depronto se detuvo su mirada en las manos de los jóvenes que se encontraban agarradas -¡No es posible!- gritó apuntando hacia sus manos -¿Ustedes dos...?- las otras chicas vieron hacia donde apuntaba su amiga y se sorprendieron también.
-Ya somos novios- dijo Serena muy orgullosa abrazando a su nuevo novio. Las chicas se quedaron con la boca abierta, casi golpean el suelo de la impresión.
-Entonces si te atreviste- dijo Lita después de recuperarse. Haruka afirmó con la cabeza sonriéndole a su amiga de ojos verdes.
-¿Ah? ¿Cómo? ¿atreverse?- preguntó Serena algo confundida.
-Es que... bueno... antes de decidirme a decirte todo esto hablé con cierta confidente- dijo el corredor volteando a ver a la otra chica.
-Eso quiere decir que Lita sabía que...
-Si- respondió Lita antes de que Serena terminara el enunciado.
-Y como ustedes dos ya lo saben, creo que lo mejor es que todas sepan la verdad- dijo Haruka vlteando a ver a las otras tres niñas que se volteaban a ver todas confundidas. El corredor les explicó su verdadero género y cómo había estado hablando con Lita para que le aconsejara qué hacer. Se notaba que tomar la decisión de hablar le había costado muchísimo trabajo al pobre muchacho que ahora sentía que podía descansar en paz después de quitarse ese peso de encima.
Ya era tarde y lo mejor era retirarse, así que Haruka se despidió de las chicas primero y después de su nueva novia con un beso en los labios, le sonrió tiernamente y se marchó muy satisfecho del resultado que había obtenido esa noche, la verdad no cabía de felicidad, así que se subió a su auto y comenzó a manejar lo más rápido posible a su casa. Cuando llegó a su departamento tomó el teléfono y marcó un número que sabía perfectamente de memoria.
Michiru se encontraba durmiendo, estaba muy agotada después del concierto y de la celebración posterior. Súbitamente el teléfono sonó y se despertó para contestarlo, movió el brazo torpemente tratando de alcanzar el teléfono para callar ese ruido infernal que no le permitía volver a su sueño y descolgó el teléfono contestándolo.
-¿Bueno?- preguntó media dormida
-Sirena, ¡lo hice!- la voz sonaba muy emocionada.
-¿Quién habla?
-Soy yo, Haruka
-¿Haruka? aahh... Ruka, ¿qué pasó?
-Que lo hice, le dije a las chicas y a Serena toda la verdad y le pedí que fuera mi novia- dijo Haruka todo alterado.
-Mjummm... - Michiru seguía durmiendo -felicidades- dijo toda desganada y se disponía a colgar el teléfono cuando reaccionó -¡¿Qué cosa?! ¡Repítemelo por favor!- la violinista se sentó sobre la cama totalmente despierta.
-Pues a Serena no le importó que yo fuera una chica y aceptó ser mi novia- dijo orgullosamente el corredor.
-No lo puedo creer, qué bueno Ruka- Michiru se puso muy contenta con la noticia.
-Gracias
-Debes estar muy contento...y si quieres mañana seguir igual de contento será mejor que me dejes dormir o iré a tu casa y te golpearé tan fuerte que no podrás sonreir en un mes- dijo amenazadoramente Michiru. Haruka tragó saliba nerviosamente y dedició mejor dejar dormir a su amiga.
-Si, perdón por despertarte, jeje- dijo todo apenado el joven. De pronto escuchó una risita.
-Sólo estaba jugando Ruka, realmente me da mucho gusto que todo haya salido tan bien y que estés tan feliz.
-Muchas gracias Sirena, pero creo que mejor te dejo descansar, si mañana andas con ojeras no me lo podré perdonar en todo lo que me resta de vida- Haruka escuchó la risa de Michiru y sonrió.
-Gracias, cuídate y trata de dormir.
-Si, gracias, buenas noches y nos vemos mañana- Así se despidieron. Michiru volvió a recostarse para volver a dormir, mientras Haruka en su departamento no podía contener la emoción que sentía, sabía que debía dormir pero era algo casi imposible para él, sabía que tendría que contar muchas ovejas para poder conciliar el sueño esa noche.
Habían pasado un mes desde ese día en que Haruka se había confesado completamente con Serena. Todo era perfecto, el joven estaba muy feliz de tener a la novia más linda del mundo, era como haber muerto y llegado al cielo, ella era todo para él, ella era su vida y hacía todo lo posible para tenerla contenta, le daba detalles, no sabía que inventar para demostrarle lo mucho que le importaba. Esto era extraño para el corredor, ya que él jamás había sido de esa forma con nadie, le era muy difícil abrirse con la gente y demostrar afecto pero ésta era una fasceta que estaba descubriendo de él y en ocasiones le daba miedo tanta apertura con esa niña, pero él creía en ella plenamente y la amaba con todas las fuerzas de su corazón. Para celebrar ese primer mes de pareja, Haruka había planeado algo especial para su chica. Después de llevarla cenar a su cafetería favorita la llevó a un mirador a las afueras de la ciudad. Cuando llegaron al lugar perfecto, Haruka quitó el capote de su convertible y las estrellas se veían maravillosamente sobre ellos. La ciudad se veía increíble con ese juego de luces neón en contraste con el azul del cielo nocturno y las estrellas blancas con una diminuta aura alrededor de ellas. Si lo hubiera planeado no hubiera sido más perfecto que ese momento. Serena se quedó con la boca abierta, Haruka observó satisfecho su reacción y colocó un brazo al rededor de los hombros de la joven.
-No sabía qué podría gustarte para regalarte- dijo el joven viendo el rostro de la niña a su lado -Sé que nada es suficiente para poder darte- La niña volteó a verlo con una gran sonrisa.
-Esto es hermoso
-Si pudiera, te bajaría todas las estrellas del firmamento y las colocaría bajo tu techo para que cada noche tuvieras un especatáculo igual a este- dijo con una sonrisa muy tierna. Serena se sonrojó mucho y bajó su mirada hacia sus manos que se encontraban colocadas sobre sus piernas. -Me es imposible bajar las estrellas, pero hay algo que si puedo hacer por ti- tomó una de las manos de la niña y la colocó sobre su pecho, a la altura de su corazón -¿Sientes eso?- la niña respondió afirmativamente con la cabeza -Es tuyo
-¿Cómo?- Serena preguntó confundida.
-Cabeza de bombón, te entrego lo único que ha sido mío, mi corazón
-Haruka, no creo que...- antes de que terminara de decir algo coerente, el chico colocó un dedo sobre los labios de la chica para callarla.
-Este es mi regalo, Serena, ahora mi corazón es tuyo y lo será para siempre- terminó la frase con una sonrisa. Serena lo vió a los ojos y sintió una urgencia enorme de abrazarlo.
-Muchas gracias, Haruka- la niña no resistió más y lo abrazó -Nadie había tenido un gesto tan hermoso como este para conmigo- Haruka se inclinó un poco y le dió un beso en los labios, ella sonrió y él colocó su brazo alrededor de sus hombros, la niña recargó la cabeza sobre su hombro y ambos se quedaron ahí por un largo tiempo simplemente observando las estrellas.
Después de esa noche, Haruka trataba de estar el mayor tiempo posible con su chica, se escapaba de los entrenamientos de atletismo para ir por ella al colegio y esperarla a que saliera. No podía concentrarse en los estudios por pensar día y noche en su amada, descuidó sus ensayos con Michiru y siempre estaba en la Luna. Un día, Darien fue a visitarlo, pero no era una simple visita de amigos, había algo más. El joven llevaba un recado del padre del corredor quien le pedía que volviera a su casa urgentemente porque necesitaba hablar con él. Haruka estaba de muy buen humor como para que su padre le amargara la vida con reclamos y exigencias, así que decidió no acudir al llamado del jefe de su familia. Darien trató de razonar con él pero el corredor no dió su brazo a torcer. Esa noche regresó Haruka muy enojado a su departamento, cuando entró azotó la puerta y Lita se percató del escándalo, así que fue a ver qué ocurría con su amigo. Haruka escuchó el llamado del timbre, no quería abrir la puerta pero el visitante era demasiado insistente y no se despegaba del maldito timbre.
-Ya voy, ya voy- abrió la puerta violentamente y vio a Lita en la puerta un poco asustada -Perdón Lita, es que no estoy de buen humor- dijo tratando de disculparse con la niña.
-Ya me di cuenta- dijo la chica preocupada. Haruka la invitó a pasar y ella entró, se sentó en el sillón de la sala y lo observó como esperando alguna respuesta. El corredor sabía perfectamente que ella no se marcharía hasta que hablara, después de tanto tiempo de vecinos y amigos se conocían bastante bien, así que mejor comenzó a contarle lo que ocurría. Le platicó lo que Darien había ido a decirle, que su padre quería hablar con él pero no quería verlo.
-Pero por qué no quieres hablar con él, debe ser algo importante para que hasta mensajero te mandara- dijo Lita tratando de lograr que su amigo se abriera.
-Es que ya sé lo que me va a decir, Haruka me tienes muy descepcionado, Haruka ya es tiempo que tomes en serio tu vida, Haruka compórtate como una persona normal -dijo tratando de remedar la voz y los ademanes de su padre -Él no tiene ni una remota idea de mi vida.
-¿Y qué tal que quiere felicitarte por algo?- preguntó Lita ingenuamente, su amigo volteó a verla negando ligeramente con la cabeza.
-No lo conoces... para él todo lo que se trate de mi es un fracaso, todo lo que hago, digo, pienso y decido está mal- golpeó el brazo del sillón donde estaba sentado -Quiere que haga lo que él dice, que estudie y haga lo que él quiere, pero yo no quiero hacerlo- Se levantó del sillón y comenzó a caminar como león enjaulado. Lita lo seguía con la mirada preocupada -Si cree que por ser su única hija voy a ser su esclava está loco- dijo Haruka volteando a ver a la chica.
-No creo que sea tan malo hablar con él, me haz contado que desde que murió tu madre él te ha cuidado. Él te quiere, si no no lo hubiera hecho- Lita trataba de razonar con el muchacho.
-Posiblemente me quería antes de que me convirtiera en esto- respondió el joven señalándose con ambas manos -Si mi hermano no hubiera muerto todo sería más sencillo para mi- se dejó caer sobre el sillón.
-¿Tuviste un hermano?- preguntó Lita intrigada.
-Si, un hermano mayor pero murió al poco tiempo de haber nacido. Fue prematuro y no resistió- respondió Haruka volteando a verla -Mi abuela me contó alguna vez que mis padres estaban muy emocionados por la llegada de ese bebé, especialmente mi padre, pero cuando murió ambos quedaron desolados.
-Pero después llegaste tu- interrumpió la niña.
-Si, después de dos años nací yo. Mi madre estaba muy feliz, pero mi padre no tanto y menos porque resulté ser una niña- terminó la frase en una voz muy queda, Lita apenas pudo escucharlo.
-No tienes que avergonzarte por tu género, te recuerdo que yo también soy mujer y me ofenden tus comentarios-dijo Lita algo molesta.
-No es por el hecho de ser mujer, sino porque, bueno, mi padre deseaba un hombre para que se encargara de los negocios familiares.
-Pero aún siendo mujer también puedes hacerlo, por eso no hay ningún problema, ya no vivimos en la edad de piedra.
-Lo sé, pero hay otro problema... yo no quiero hacerlo. A mi nunca me ha interesado nada sobre negocios y esas cosas, yo siempre he deseado ser corredor de autos, me encanta la velocidad, moverme lo más rápido posible, ser com el viento...
-Y me imagino que tu padre pegó el grito en el cielo cuando se lo dijiste.
-Peor... no sé de qué se queja, desde que murió mamá él siempre me educó como un niño, cuando era pequeña no había problema, todo comenzó hasta que empezaron a interesarme los autos y... - se detuvo antes de terminar la frase, bajó la mirada un poco apenado.
-¿Y...?- preguntó Lita curiosamente.
-Y las chicas- dijo finalmente como en un tono de derrota. Dió un suspiro y apoyó la cabeza sobre su mano, su brazo recargado sobre el brazo del sillón.
-Supongo que eso tampoco le agradó mucho- Lita se acercó a Haruka y colocó una mano sobre la mano libre del corredor en demostración de soporte. Haruka volteó a verla con una sonrisa.
-No te preocupes, siempre ha sido así, él jamás va a aceptarme y a fuerzas querrá que haga lo que quiere, pero no pienso permitirlo, tiene que entender que es mi vida y hago con ella lo que me plazca. Por primera vez en mi vida me siento muy bien tal cual estoy y no permitiré que esto cambie- Lita le sonrió y Haruka respondió con una sonrisa triste. Lo mejor era no hablar con su padre, no era justo que siguiera amargándole la vida por un capricho que jamás iba a cumplir.
Pasaron algunos días después de esa pequeña charla entre Haruka y Lita, todo parecía olvidado por el joven y en ese momento se disponía buscar a su novia para invitarla a salir. Traía una rosa roja que le había prometido a Serena hacía tiempo regalarle, algo que nunca había hecho era regalarle flores, no sabía por qué no lo había hecho antes, pero ese día se la daría e iba muy emocionado. Iba caminando rumbo a la escuela para esperarla cuando pasó por la cafetería donde siempre se reunía con sus amigas, por alguna razón volteó hacia dentro del establecimiento y observó que ahí se encontraba su novia, pero no estaba sola, alguien estaba sentado junto a ella. Se quedó un momento ahí parado observando la escena y también para tratar de reconocer a la otra persona que la acompañaba. En eso vio que el acompañante tomó la mano de su novia, de la impresión soltó la flor. Esto ya se estaba pasando de la raya, así que decidió entrar. Mientras se acercaba vió como la otra persona dió un beso a la chica en los labios. Ahora sí se había salido esto de control, se acercó furioso a la mesa, volteó al tipo empujándolo del hombro y se quedó perplejo al reconocer a esta persona.
-¿Qué demonios estás haciendo?- dijo Haruka con una mezcla de furia y confusión en su voz.
-Haruka, no es lo que crees...- el joven trataba de justificarse, pero antes de continuar el rubio lo interrumpió.
-¡¿Que no es lo que creo?! Darien, ¡te estoy viendo besar a mi novia!-
-¿Cómo pudiste? pensé que eras mi amigo...
-Soy tu amigo, simplemente hay cosas que no pueden evitarse- Darien se levantó de su asiento y comenzó a defenderse.
-Eres un hipócrita miserable- Haruka cerró su puño con todas sus fuerzas, no sabía cómo estaba logrando contenerse para no soltarle un buen golpe en el rostro.
-Haruka, escucha, Darien no tiene la culpa- Serena se levantó de su asiento y se colocó entre ambos para evitar algún tipo de pelea -La culpa la tengo yo por no haber sido clara con mis sentimientos. Eres muy especial para mi Haruka, pero no pude evitarlo...
-Siempre me hablaste maravillas de Serena y quería saber si realmente era cierto... comenzamos a platicar por el chat, nos estuvimos tratando, y una cosa llevó a la otra.
-¡Ya cállate!- Haruka dijo en una voz queda pero amenazadora, agachando la cabeza y cerrando los ojos para evitar seguir viendo esa escena que le estaba partiendo el alma en mil pedazos.
-Haruka, no quería que esto pasara pero así fue, me enamoré de ella, le dije lo que sentía y ella me dijo que sentía lo mismo por mi...
-¡Qué te calles maldita sea!- gritó Haruka abriendo los ojos y viendo al joven con una mirada llena de odio y dolor. La gente se asustó y volteó a ver lo que estaba ocurriendo en esa mesa.
-Cálmate Haruka, no hagas un escándalo- dijo el chico de cabello negro tratando de evitar que esto se volviera más grande.
-¿Desde cuándo...?- preguntó el rubio con una voz más serena.
-Se lo dije hace como una semana- respondió el otro joven
-Qué estúpido he sido- se dijo Haruka a si mismo agachando la cabeza, con una expresión de no poder creer lo que estaba pasando -¿Por qué?- preguntó como una última esperanza de que todo fuera un sueño, que en cualquier momento despertaría y todo volvería a la normalidad -¿Acaso no fuí un buen amigo? ¿Alguna vez hice algo, a cualquiera de los dos, para que se vengaran de esta forma?
-No es una venganza- dijo Serena interrumpiendo -Las cosas pasan porque tienen que pasar, nadie manda sobre sus sentimientos.
-Si, lo sé... pero mientras los dos me vieron la cara de idiota- Haruka fijó sus ojos con los de la niña -Al menos hubieras sido sincera conmigo, era lo menos que merecía desupués de todo.
-Tenía miedo de tu reacción, no quería que armaras un escándalo- dijo la chica comenzando a llorar -Haruka, te quiero...
-¡Mentiras!- respondió el joven alzando la voz. En ese momento Darien se colocó frente a Serena como defendiéndola, parecía que tenía miedo de que Haruka le fuera a hacer algo.
-No te atrevas a lastimarla- dijo el pelinegro parándose erguido, como tratando de imponerse ante el otro joven, quien hizo una mueca como una sonrisa sarcástica.
-Ya veo que después de tanto tiempo no me conoces ni lo más mínimo- respondió el corredor con una cierta tristeza en su voz -Jamás me atrevería a lastimarla de ninguna forma... lo que se ama se cuida, se protege, se da la vida por su felicidad y su seguridad- En ese momento Ami, Lita, Rei y Mina entraron a la cafetería platicando felizmente. Se pararon en seco al ver a su amiga llorando y a los dos jóvenes enfrentándose. Haruka volteó a verlas y luego vió a Serena con una mirada tan llena de dolor que la niña sintió escalofríos por todo su cuerpo.-Ya tomaste tu decisión y no soy nadie para hacerte cambiar- después de decir esto, el joven dió media vuelta -Espero que hayas tomado la decisión correcta- comenzó a caminar hacia la puerta de salida.
-Amigo, espera- Darien dijo tratando de detener al otro jóven. Súbitamente el otro chico volteó, se abalanzó contra el de cabello negro y lo puso contra el suelo sujetándolo del cuello de la playera.
-No vuelvas a llamarme de esa forma- dijo Haruka en un tono amenazante. Darien observó la furia en los ojos del corredor, quien lanzó un golpe. El joven de cabello negro simplemente cerró los ojos esperando recibir el castigo, esperó unos segundos pero nunca llegó el golpe, así que abrió los ojos, volteó ligeramente a su izquierda y de reojo observó el puño junto a su cabeza incrustado en el piso. El habla se le había ido del susto, estaba pálido y sólo tragó saliba.
-Eres un maldito cobarde- apenas escuchó en un susurro la voz de Haruka media quebrada, parecía como si estuviera aguantando con todas sus fuerzas el llanto. Después de eso, el corredor soltó al joven. Serena corrió a ver si Darien se encontraba bien. Las otras chicas también se acercaron a él, preguntándole si estaba bien, si estaba lastimado, ayudándolo a sentarse. Haruka se sintió muy miserable al ver que todas se acercaron al traidor y nadie se preocupó por él. Cerró su puño lastimado con todas sus fuerzas, al grado de enterrarse las uñas en la palma de su mano, abriéndosela. Una ola de furia recorrió todas las fibras de su cuerpo, sintió cómo la sangre le enervaba por dentro pero así como llegó ese sentir, se tornó un sentimiento de derrota, de descepción, de tristeza infinita. Una lágrima logró escaparse de su ojo rodando por su mejilla. Las chicas estaban muy ocupadas en el otro joven para darse cuenta de esto, así que con esa guerra perdida, como soldado derrotado, agachando la cabeza dió media vuelta y se retiró. Lita fue la única que se dió cuenta de la huída de su amigo y corrió tras de él, pero cuando salió a buscarlo ya no lo encontró, sólo vió la rosa roja tirada en el suelo, se agachó recogiéndola y volteó hacia el mar de gente que pasaba en ese momento por la calle.
Inicio: Domingo 27 de junio del 2004
Fin: Martes 29 de junio del 2004
Debo admitir que me costó muchísimo trabajo escribir este episodio, no por falta de inspiración realmente... al contrario. Espero les haya gustado, dejé un poquito de mi alma aquí je... Gracias por leerlo y apoyarme para continuarlo.
