Capítulo 14

El señor Tenoh se encontraba en su escritorio leyendo unos papeles cuando escuchó el toquido de la puerta, sabía perfectamente quien era y le pidió que pasara. Haruka se asomó y entró cautelosamente a la habitación, siempre le había tenido cierto respeto a ese lugar, era como otro mundo para él: orden extremo, gran cantidad de libros acumulados y acomodados perfectamente en los libreros, algunas pinturas famosas colgadas en las paredes, una pequeña sala para las reuniones importantes y el escritorio de madera finísima al fondo donde siempre se encontraban papeles y un portarretratos con la fotografía de su madre. Desde que recuerda, ese lugar siempre había sido igual y toda la vida le había dado un poco de miedo entrar, el ambiente era demasiado frío. Cuando se paró frente a su padre, lo observó cautelosamente, como si estuviera inspeccionando cada parte de él, se sentía como si tuviera que esperar algún tipo de aprovación sobre su aspecto. De pronto el señor comenzó a hablar:

-¿Por qué no te habías reportado? te mandé un recado con Darien, supongo que lo recibiste.
-Si lo recibí, pero estaba muy ocupado- respondió Haruka un poco serio.
-¿Ocupada?- rectificó el señor -No sé qué te pueda estar manteniendo ocupada si he recibido tus calificaciones y no son las de una persona muy dedicada, también llegaron quejas por tu mala conducta y de inasistencia. No sé qué es lo que te mantiene tan ocupada, pero al menos sé que la escuela no lo es- dijo su padre sarcásticamente. Al escucharlo recordó de dónde había sacado ese tonito particular y se sintió algo molesta.
-He tenido algunos asuntos importantes qué atender- dijo Haruka tratando de disculparse. El señor no estaba nada complacido.
-¿Pelear después de clases, araganear en tu motocicleta por toda la ciudad o coquetear con niñas inocentes y engañarlas? escoge una escusa- dijo el señor con una mezcla de enojo y sarcasmo. -¡Ninguna de ellas!- ahora si estaba furiosa -Si me conocieras un poquito sabrías que yo no me dedico a nada de eso.
-Entonces me cambiaron de hija, porque eso es lo que hacías cuando vivías aquí. Pensé que mandándote a una escuela más exigente madurarías pero creo que estás peor, al menos antes ibas a los entrenamientos de atletismo y, aunque odie ponerlo de ejemplo, eras responsable en tus competencias de automovilismo y motocross, pero ahora.
-¿Ahora qué?- preguntó Haruka interrumpiéndolo.
-No sé qué demonios te pasa- dijo el señor Tenoh decepsionado. -Pasa que no tienes ni la más remota idea de quién soy, de lo que hago, de lo que me gusta o disgusta- respondió retando a su padre con la mirada. -Pues al menos sé que eras buena estudiante, nunca llegaste con calificaciones tan bajas como estas- sacó un papel del escritorio y lo arrojó sobre el escritorio, Haruka lo vio un poco apenado porque sabía que tenía razón -Entiende que mantenerte en esa escuela es muy costoso, además debes sacar las mejores calificaciones para que puedas entrar a la escuela de abogados sin ningún problema- dijo razonablemente el señor.
-¿Perdón?... Escuela de ¡¿qué?!- la chica estaba sorprendida. -La escuela de abogados, recuerda que tienes que ser un excelente abogado para poder mantener el control de los negocios familiares.
-Pero yo no quiero ser abogado, ni hacerme cargo de ningún negocio. Yo quiero ser ingeniero mecánico y dedicarme a la carrera de autos- dijo Haruka toda shockeada.
-Ese es un sueño tonto del cuál pronto se te acabará la euforia, además esa no es una carrera de verdad, no tienes ningún futuro como corredor, mucho menos siendo mujer- dijo su padre viéndola directamente a los ojos. -Ya salió el peine- dijo Haruka cayendo en cuenta -aquí vamos de nuevo con eso.
-Regresamos al tema porque no entiendes. Eres una mujer, naciste así y así vas a quedarte toda la vida sin importar cuánto te esfuerces imitando, actuando, hablando y haciendo cosas de varones- dijo el señor golpeando enojado el escritorio con sus palmas. -¡Entiendo perfectamente, no soy tonta!- dijo Haruka muy indignada -¡el que necesita entender aquí eres tu! no importa lo que haga siempre está todo mal, no te agrada nada de lo que hago... no se te puede satisfacer de ninguna forma!!- cerró los puños muy fuerte, otra mala costumbre que estaba comenzando a tener. El señor observó a su hija con una mirada de enojo.
-¿Y esa mano? seguramente te peleaste con alguien- dijo al notar la venda en la mano de Haruka.
-Aunque le contara lo ocurrido no me creería, así que prefiero ahorrarme las explicaciones ya que es algo que, además, seguramente no le interesa señor- respondió Haruka retadoramente.
-¡No me hables así Haruka! soy tu padre y me debes respeto- dijo muy enojado.
-¿Desde cuándo?-preguntó la chica sabiendo que eso le dolería mucho.
-No retes mi paciencia jovencita-levantó su dedo señalándola -En estos momentos no estás en una muy buena posición conmigo- Haruka no quizo responder nada, era más que inútil tratar de razonar con él. -Vaya, pero qué recibimiento le das a tu hija- escucharon la voz de un hombre proveniente de la puerta de entrada, ambos voltearon y vieron a un señor de edad avanzada, canoso, de ojos azules que se apoyaba en un bastón, vestido en un traje muy elegante -Ustedes no van a cambiar nunca, al momento de verse terminan en una batalla campal, no cabe duda que son padre e hija.
-Abuelo- dijo Haruka viendo al señor acercándose a ella y parándose a su lado frente al escritorio.
-Salude bien chamaco- dijo el señor mayor dando un ligero golpe en la cabeza a su nieta y sonriéndole burlonamente.
-Perdón... buenas tardes querido abuelo- dijo burlonamente sobándose la cabeza. Su abuelo siempre la había apoyado en todo, no sabía si era por ser su única nieta o porque le encantaba llevarle la contra a su yerno, lo único de lo que estaba segura era que él no la descepcionaría, que la quería y podía contar con él.
-¿Qué es lo que desea señor? estamos en una plática privada- dijo el padre de Haruka volteando a ver a su suegro.
-Tan privada que sus gritos se escuchan hasta la sala- dijo sarcásticamente el señor -Además, siendo Haruka mi nieta creo que también tengo derecho a entrometerme un poquito- ahora el señor se había puesto serio. -Discúlpeme, pero es mi hija y soy yo quien decide sobre ella- respondió el señor Tenoh tratando de calmarse, no quería tener un pleito ahora con su suegro.
-Pues también es hija de la mía y como ella no está para defenderla, entonces tengo que hacerlo yo- respondió el señor mayor viendo al otro con una sonrisa confidente. Haruka ya se había cansado de la necedad de su padre, así que se dió media vuelta y comenzó a caminar hacia la salida.
-¿A dónde crees que vas?- preguntó su padre levantándose del asiento. Haruka se detuvo y sin darse la vuelta le respondió.
-Pues tu ya decidiste mi vida, así que creo que estoy de más aquí- después volteó y lo vió con una mezcla de tristeza y enojo en su mirada -Creí que podría tener una conversación tranquila, sin pleitos, ni reclamos contigo, pero me equivoqué. Vine a tratar de hacer las pases contigo y ver si podíamos llegar a algún tipo de arreglo, pero sigues siendo un testarudo, sólo quieres que se haga tu voluntad- después de eso se marchó cerrando lentamente la puerta. Su padre quizo ir tras de ella pero su abuelo lo detuvo levantando el bastón.
-Mejor déjala, no vayas a empeorar las cosas.

Haruka entró a su habitación azotando la puerta tras de él. No comprendía cómo su padre podía ser tan necio y egoista, nisiquiera le daba la oportunidad de defenderse o de explicar algo. Comenzó a patear todo lo que encontraba, se dirigió a un estante y vió una fotografía donde estaba con Darien cuando eran niños, tomó el portarretratos en sus manos y lo apretó con sus dedos, después de unos segundos lo aventó contra la pared haciéndolo pedazos. Era el colmo, hasta en su casa ese maldito recuerdo lo perseguía. De pronto escuchó que alguien tocaba a la puerta, era su abuelo quien quería hablar con él, así le dió permiso para que pasara. Cuando el señor entró vió el reguero que su nieto había hecho, y vió al joven aventarse sobre la cama boca arriba. -Veo que estás remodelando tu cuarto- dijo el señor bromeando un poco para calmar al joven. Como no recibió ninguna respuesta se acercó, en su camino se encontró con la fotografía y la recogió -Pobre Darien, tiene que pagar por los pleitos ajenos- dijo riendo ligeramente el señor volteando a ver a su nieto con una sonrisa, pero él no reaccionó. -¿Qué te pasa Haruka?- preguntó su abuelo un poco preocupado.
-Nada- respondió secamente el joven sobre la cama.
-Creo que ésta destrucción no es sólo producto de tu enojo con tu padre. A ti te pasa algo más- dijo el señor calmadamente tratando que el joven le tuviera confianza -¿Esas vendar tienen algo que ver?- preguntó notando su mano lastimada.
-No pasa nada abuelo- el señor ya no quizo insistir, si el chico no quería hablar, definitivamente no hablaría. Haruka se sentía pésimo por no poder decir nada de lo que le ocurría pero no podía decirle que había tenido un pleito con Darien por una chica, la familia de Darien y la suya habían sido amigas desde mucho tiempo atrás y no quería que una pelea entre ellos fuera causa de algún conflicto entre ambas familias. El corredor se sentía demasiado descepcionado de todo y de todos.
-Él no entiende nada, jamás va a entenderme- dijo el muchacho sentándose en la cama, su abuelo se acercó y se sentó junto a él.
-Tu padre te quiere, simplemente no le gusta la forma en que llevas tu vida.
-Pero es MI vida, yo hago con ella lo que quiera.... además a él sólo le importa que alguien se haga cargo de sus numerosos negocios- dijo Haruka con voz descepcionada.
-Por supuesto que no, tu padre sólo quiere lo mejor para ti, por eso le preocupa lo que haces, que no tengas un rumbo fijo y no sepas hacia donde llevar tu vida.
-Pero sé a dónde quiero ir, sé lo que quiero... pero a fuerzas cree que lo que él piensa es lo único que está bien- Haruka agachó la cabeza y su rostro denotó un gesto de tristeza. -El problema es que siempre haz sido muy rebelde hijo, si trataras de darle un poco por su lado.
-¡Pero lo he hecho!- interrumpió Haruka con voz desesperada -Siempre he tratado de agradarle haciendo lo que quiere... traté de ser el hijo que nunca tuvo, traté de hacer siempre lo que me dijo que hiciera, pero.... pero llegó un momento en el que me cansé, ahora quiero hacer lo que yo deseo- dijo Haruka levantando el rostro, viendo al hombre junto a él con ojos llenos de decisión. -Haruka, por más que lo intentes, tu jamás podrás llenar el vacío de tu hermano. Él nisiquiera perteneció a la familia, murió muy prematuro.
-Pero él quería un hijo, él lo quería... él quería a mi hermano...- Haruka sintió que un nudo de lágrimas se formaba en su garganta y comenzó a respirar muy rápido para calmarse. -Tal vez si... Tu padre estaba muy emocionado porque su primer hijo iba a ser un varón, pero el niño murió y nadie pudo hacer nada. Él lo sabe y lo aceptó- el señor puso una mano sobre el hombro de su nieto -Tu madre te amaba y siempre quizo lo mejor para ti, por favor no pienses que eres un hijo no deaseado. Haruka, él no quiere un hijo... te quiere a ti, quiere que seas tu misma, que seas una chica normal sin tratar de estar imitando a los hombres.
-Yo no sé ser otra persona, abuelo, así soy yo, así me educó y me agrado tal cual soy. No tengo otra forma de vivir, me gustan las chicas, me gustan las motos, odio las cursilerías de las niñas, me gusta vestir así porque es mucho más cómodo, me encanta correr, no me importa nada sobre la moda o el maquillaje, eso me vale un comino.
-Entonces hazle ver eso, demuéstrale que así es Tenoh Haruka y no eres un intento de llenar el vacío que dejó tu hermano- dijo su abuelo con una sonrisa. -No sabes cómo lo envidio...- dijo el joven en un susurro.
-¿A quién?- preguntó el señor curioso.
-A mi hermano.
-¿Por qué?
-Porque él no tiene que soportar todo esto... a veces pienso que lo mejor hubiera sido que él viviera y yo hubiera sido quien se muriera- dijo Haruka suspirando profundamente -Al menos, mi padre tendría alguien por quien sentirse orgulloso y no a este remedo de hijo fracasado que sólo sirve para darle dolores de cabeza y gastar su dinero, además de dar lástima- Su abuelo no sabía qué decirle, el joven estaba realmente dolido y sabía que no era el simple hecho de tener un conflicto con su yerno, ese siempre había existido, había algo más que lo estaba aotrmentado pero su nieto no quería hablar de ese problema. Como al parecer ya no había nada más qué discutir, Haruka se levantó y se dirigió a la puerta para retirarse.
-¿A dónde vas?- preguntó el anciano preocupado.
-Por ahí...- respondió Haruka con una sonrisa triste. -Tienes que regresar a buena hora, va a venir Chiba Tao a cenar y probablemente traiga a su hijo- dijo el señor pensando que tal vez ver a su amigo lo animaría un poco. -Bien- Haruka sonó contento y le sonrió asintiendo con la cabeza, pero algo no estaba bien, el brillo en sus ojos estaba apagado. Así, el corredor salió de la habitación y se dirigió al garage para montar su motocicleta. Su abuelo se quedó un momento más en la habitación, observó la fotografía que tenía sujeta en la mano y después la dejó sobre el buró junto a la cama. Cuando se dirigió a la puerta para salir, antes de marcharse dió un último vistazo a la habitación, habían pósters de automóviles, motos y algunos artistas que le agradaban pegados en las paredes, algunos automóviles a escala sobre los muebles, un montón de revistas y comics en una esquina y un closet copa aventada. El señor rió ligeramente negando con la cabeza y sonriendo, ese cuarto realmente reflejaba la personalidad de su nieta.

Haruka se encontraba en una colina desde donde se veía toda la ciudad, le gustaba llegar ahí porque nunca había nadie, era como su lugar secreto, privado, sólo para él. Estacionó la motocicleta y se quedó sentado viendo hacia la ciudad. Tenía que pensar lo que haría si veía a Darien, no podía verlo y hacer como que nada pasaba, pero tampoco podía ser grocero con él, eso lo delataría. Se bajó de la moto y se acostó en el pasto viendo hacia el cielo. Las nubes se tornaban rosas por el ocaso pero no ponía atención al espectáculo, su cabeza y sus memorias se encontraban en otro lugar, específicamente en acontecimientos del día anterior.

Haruka iba saliendo de la escuela cuando reconocío a una niña que se encontraba esperando junto a su motocicleta.
-Serena, ¿qué haces aquí?- preguntó sorprendido.
-Haruka te estaba esperando- respondió con una sonrisa ligera. El corredor estaba un poco confundido ¿qué estaba haciendo ella ahí esperándolo? por un segundo su corazón sintió un latido muy fuerte y una llama de esperanza se prendió, tal vez había recapacitado y quería hablar con él para que volvieran -Quería hablarte de Darien.
-¿Qué pasa con él?- preguntó un poco molesto sintiendo como si hubiera caído una cubetada de agua fría sobre él, el pequeño brillo que había aparecido en sus ojos inmediatamente se desvaneció, aunque ella nisiquiera lo notó. -Vengo a pedirte, no... a suplicarte que hables con Darien, que le des una oportunidad y lo perdones- dijo la niña con una expresión muy triste en su rostro. El joven sintió como un retortijón en su estómago al verla pero al mismo tiempo sintió como la sangre le hervía al escucharla -No vengo a pedir por mi, sino por él... está muy apenado contigo -¿Él te lo dijo?- preguntó Haruka molesto y con un ligero tono sarcástico.
-Si, el me dijo que está muy preocupado y que quiere hablar contigo para explicarte.
-¿Y por qué diablos no viene él a pedirlo?- preguntó más molesto aún.
-Porque él no sabe que lo estoy haciendo, yo sólo quiero que se resuelvan las cosas entre ustedes. Siempre han sido amigos y no está bien que estén molestos por esto.
-En primer lugar él no debería de estar molesto, aquí el único que tiene derecho a estar furioso soy yo... y en segundo lugar, si quiere hablar conmigo sabe dónde vivo, conoce mi teléfono y no tiene que estar viniendo su novia a pedirme una cita para él.
-Haruka, por favor, por el cariño que me tienes.
-No me hables de cariño, Serena- dijo el joven con un tono un poco amenazador -No tienes ni la más remota idea de lo que siento por ti y por Darien. Él era mi mejor amigo, lo sabía todo, absolutamente todo sobre mi y terminó viéndome la cara de la forma más miserable, abusó de mi confianza y acabó con todas mis ilusiones - el corredor caminó hacia su motocicleta sin importarle que ella siguiera ahí, quería alejarse lo más pronto posible de ahí.
-Él no tuvo la culpa, nadie la tuvo- dijo la rubia tomando el brazo del joven -Si buscas a un culpable, esa fuí yo... yo fui quien no te valoró, yo fuí quien te ilusionó en vano.
-Si... tu fuiste la que nunca me quiso- dijo el joven tristemente.
-Eso no es verdad, yo te quería Haruka, te quería mucho- dijo Serena un poco indignada -Simplemente no sé qué pasó.
-Lo que pasó es que nunca me quisiste- respondió Haruka con una expresión de dolor en su rostro -Seamos sinceros Serena, ¿para qué me aceptaste si no me querías? ¿por qué armar esa farza si no existía nada?- la chica lo veía con una expresión de sorpresa -Si me hubieras querido aunque fuera un poco habrías tenido tantita consideración para haberme dicho lo que estaba pasando, si es que te importaba la relación. Además, nadie se olvida en dos días de su gran "amor"- dijo el joven moviendo los dedos en el aire como dibujando dos comillas para enfatizar la palabra amor.
-Fue un mes...- dijo la chica agachando la cabeza. -No sé si eso fue ingenuidad o burla- dijo Haruka un poco molesto, lo peor del caso es que creía que era la primera.
-No me burlo de ti, lo sabes perfectamente, no soy así- respondió la chica molesta.
-¿Qué te hice para que me rompieras el corazón de ésta forma? ¿te traté mal? ¿te acosé? ¿te aburrí?- Haruka puso sus manos sobre los hombros de la chica quien volteó a un lado para evadir sus ojos llenos de dolor, no soportaba cómo la veían -Entiendo...- se dijo en un susurro -Yo sé que Darien es mucho mejor que yo en todos los aspectos, por eso lo preferiste- agachó la cabeza en demostración de derrota -Por lo menos él es un hombre...- ahora sonrió tristemente levantando un poco la mirada para entcontrarse con los ojos llorozos de la niña rubia -tiene un buen trabajo con su padre, gana bien... no tiene ningún tipo de problema en la vida, es un exitoso universitario que pronto se graduará y podrá darte lo que tu necesitas- tomó aire para poder continuar -En cambio yo... soy un fracaso total, tratando de ser algo que jamás podré ser, viviendo confiado en un mundo de fantasías... buscando un sueño que probablemente sólo quede en eso... un triste sueño.
-Haruka no digas eso, no es verdad...- Serena lo interrumpió un poco desesperada.
-Olvídalo Serena, olvídate de mi, olvida que alguna vez tuviste la desgracia de conocerme, bórrame de tus recuerdos, no vale la pena que siquiera te molestes en recordarme- el joven se subió a su motocicleta y tomó su casco entre sus manos.
-¡Haruka espera!- dijo la chica tratando de evitar que se marchara así. El motociclista volteó a verla intrigado.
-No importa si no me crees, pero yo te quise, en verdad... no quiero que te hagas daño o le hagas daño a alguien más...- la chica se notaba bastante preocupada. El joven dió un fuerte suspiro.
-Si lo que te preocupa es que lastime a Darien, no hay problema, yo veré cómo resolver esto- le dió una sonrisa muy tierna -Adios cabeza de bombón, para mi siempre será un placer amarte- así se colocó el casco, arrancó la motocicleta y se marchó.

Haruka volvió en sí notando que una lágrima se había escapado de sus ojos y rápidamente borró el rastro con su mano. Se sentó cruzando las piernas y vió su mano vendada, notó una ligera mancha roja en la fibra blanca, seguramente cuando apretó el puño durante la conversación con su padre volvió a lastimarse, toda la semana había estado haciendo lo mismo, por eso Michiru lo regañó la última vez que lo tuvo que vendar, que había sido la noche anterior. Se rió ligeramente al recordar la cara de desaprovación de su amiga. Esto se estaba volviendo un total tormento para el, Súbitamente reaccionó, vió que el sol estaba a punto de ocultarse y algunas estrellas se empezaban a asomar.
-¡Demonios! papá me va a matar- se dijo levantándose rápidamente y montando su motocicleta para regresar a tiempo a su casa.

Cuando Haruka llegó a su casa vió el auto del padre de Darien estacionado, rezó con todas sus fuerzas porque su "amigo" no estuviera ahí, se paró frente a la puerta, se tranquilizó un poco y se armó de valor para entrar al matadero. Entró a su casa y no vió a nadie, esto era extraño, probablemente se encontraban en la oficina de su padre discutiendo sobre algún negocio, así que se dirigió para allá. Abrió la puerta y se asomó, no vió a nadie, así que se iba a marchar cuando escuchó que lo llamaron.
-Al fin llegaste- la voz provenía de la silla de su padre que se encontraba volteada detrás de su escritorio. Se acercó y el dueño de la voz se volteó para verlo.
-Darien...- dijo el corredor con un tono entre sorprendido y descepcionado.
-Hola Haruka, ¿cuánto tiempo sin vernos?- dijo el joven con una sonrisa.
-Mmmm... no lo suficiente- respondió el rubio un poco molesto -¿Qué haces sentado ahí? si mi padre te ve... -Lo sé, era la única forma de poder hablar contigo- dijo el pelinegro interrumpiendo al otro joven -Es para que veas cuánto me importas, por ti soy capaz de enfrentarme a un regaño de tu padre- dijo tratando de ganar su simpatía. -Qué esfuerzo tan inútil para agradarme- dijo el corredor muy seco -Ahora dime dónde están nuestros padres- dijo en voz demandante.
-Uy... qué genio- dijo sarcásticamente Darien -Salieron a cenar, como no llegabas me ofrecí para esperarte, aceptaron y bueno, aquí estoy, esperando a mi mejor amigo para que platiquemos- terminó con una sonrisa. Haruka levantó una ceja y lo vio algo molesto, simplemente negó con la cabeza, se dio media vuelta y empezó a caminar hacia la puerta, realmente no estaba de humor para soportar los inútiles esfuerzos de su examigo por obtener su perdón -¡Espera Haruka!- dijo Darien un poco brusco para lograr atraer la atención de su amigo, teniendo éxito. Haruka se volteó y lo vió con una expresión de "qué quieres, no molestes" -Aunque no lo creas, quiero que resolvamos esto amigo- al escuchar esto, el rubio se acercó al escritorio y se quedó parado frente a él con una mirada muy retadora.
-Ya te dije que no vuelvas a decirme así- dijo Haruka molesto.
-Está bien- respondió Darien un poco descepcionado.
-Habla rápido o me largo.
-Sé que piensas que esto lo hicimos con intensión pero no es así, ninguno de los dos quisimos decir nada porque temíamos a tu reacción. Eres demasiado explosivo y sabíamos que esto terminaría así o peor.
-Peor no pudo terminar, Chiba- al escuchar que se refería hacia él con su apellido, Darien se dio cuenta queesto iba en serio, Haruka realmente estaba muy pero muy enojado con él. -No tuviste nisiquiera la decensia de decírmelo... -¿Ves cómo te pones? no queríamos que te enojaras, por eso no lo hicimos. Sabemos que estuvo mal pero .
-¿Enojarme?- interrumpió el rubio -No sólo estoy enojado, estoy descepcionado, estoy herido, estoy desilusionado.
-Lo sé Haruka, y también sé que no tenemos perdón por haberte engañado pero...- se podía observar el arrepentimiento en los ojos azules de Darien.
-¿Pero qué?
-Pero no pudimos evitarlo, al corazón no se manda y lo sabes, si es que realmente estás enamorado.
-Ahora lo dudas- Haruka estaba furioso -¡No tienes vergüenza!- se dirigió a donde se encontraba sentado y lo tomó del cuello de su camisa, Darien pensó que en cualquier momento iba a golpearlo pero no fue así, lo soltó y dio unos pasos hacia atrás. El joven de cabello negro se levantó y se paró frente a al otro, se quitó el saco que traía dejándolo sobre el escritorio.
-Golpéame- dijo el joven más alto sorprendiendo al otro -Anda... golpéame si con eso te sientes mejor- Haruka lo vió al rostro, realmente deseaba hacerlo, quería romperle la cara en ese instante pero no podía, había algo que se lo impedía.
-No- respondió seco.
-Es lo que quieres, vengarte de mi, entonces golpéame- insistió Darien.
-No- volvió a contestar Haruka -No puedo hacerlo -¿Por qué?- preguntó Darien sorprendido, si él hubiera estado en el lugar de Haruka no lo hubiera ni dudado.
-Porque no puedo lastimarte...- el rubio bajó la mirada y agachó la cabeza con una expresión de tristeza - No podría hacer algo que la entristeciera.
-¿A ella en qué le afecta?- preguntó Darien medio confundido -Es lo justo, yo te quité a tu novia- ahora estaba tratando de provocarlo para que lo lastimara.
-Hagas lo que hagas, digas lo que digas, no lograrás que te ponga una mano encima- dijo Haruka molesto - Deja de provocarme, no voy a golpearte.
-Eres un cobarde.
-Tristemente veo que nunca me conociste- dijo Haruka viéndolo fijamente a los ojos -Si me conocieras sabrías que si me hubieran hablado claro desde un principio hubiera tratado de aceptarlo. Si me conocieras sabrías que jamás voy a hacer algo que pudiera hacerla sentir mal, porque si ella te ve con un moretón o lastimado se sentiría muy mal y muy triste y lo único que yo puedo buscar ahora es su felicidad.
-Entonces no puedes lastimarte porque eso le dolería- dijo Darien medio confundido.
-Tampoco puedo hacerlo porque te quiero, porque eras mi amigo, el único que siempre me había apoyado, el único en el que confiaba plenamente... lo arruinaste todo...- terminó el rubio en un susurro.
-Estás loco- dijo Darien molesto -¿No tienes valor o qué te pasa? ¿no ves que con esto limpiarás tu honor?
-Dime cuál es tu definición de amar.
-Querer a alguien al grado de ser capaz de sacrificar tu vida por esa persona- respondió Darien orgulloso e inmediatamente. Haruka lo vió intensamente y negó ligeramente con la cabeza.
-Ese es el problema, tenemos distintas definiciones- dijo con un tono de tristeza.
-¿Y cuál es la tuya?- preguntó intrigado el joven pelinegro. -Yo creo que dar la vida por el ser amado es muy noble pero es demasiado clásico e inútil, porque al final esa persona terminará sufriendo por tu ausencia. Yo pienso que amar significa velar por la felicidad del otro sin importar lo que suceda, mientras esa persona a la que amas es feliz, nada más importa. Sería más honorable dar un brazo o una pierna por ella, vivir sin algo indispensable o fundamental para ti que morir por ella.
-¿Qué locura dices?- dijo Darien asombrado de lo que escuchaba.
-Cuando mueres, no sufres, no sientes nada, todo termina ahí... por lo menos para ti... pero cuando pierdes algo y lo das con gusto por esa persona que quieres... es el sentimiento que más te llena, que más te satisface porque lo hiciste por ella. -Suena demasiado romántico para ti- dijo el joven de cabello negro viendo intrigado al joven frente a él, la verdad nunca había imaginado que podría escuchar un razonamiento así proveniente de él. -Así que deja de pedirme que te golpee... no lo haré nunca porque eso significaría lastimarla.
-Entonces... ¿cómo resolveremos esto?- preguntó Darien aflijido.
-No sé qué es lo que quieras resolver, para mi todo está más que resuelto...- Haruka se dio media vuelta y se dirigió a la puerta.
-¿Y nosotros qué?- preguntó el joven todo sorprendido.
-Nosotros nada- respondió el corredor volteando a verlo -No tengo ninguna intensión de volver a entablar una amistad contigo, probablemente nunca más vuelva a hablarte, no lo sé, el tiempo dirá.
-Pero.
-Si me entero que la lastimas o que sufre por tu culpa, te juro, escúchame bien, te juro que te buscaré hasta el rincón más recóndito de la tierra y te haré pagar- dijo viéndolo directamente a los ojos con una mirada amenazadora. Antes de que Darien dijera algo Haruka volvió a darse vuelta y se dirigió a la puerta.
-Buenas noches señor Chiba, si desea quedarse más tiempo no hay ningún inconveniente, Sho se encargará de todo- así Haruka se marchó cerrando la puerta tras de él.
-Gracias, amigo- dijo Darien en medio de la habitación sin saber qué otra cosa decir o hacer, sabía que si iba tras de su amigo sería inútil.

Inicio: Miércoles 4 de Agosto del 2004 Fin: Viernes 6 de Agosto del 2004