Capítulo 16

Michiru se encontraba caminando por los pasillos de la escuela, se dirigía a su salón para tomar su última clase. Desde que Haruka se marchó sólo pensaba en lo que podría estar haciendo, estaba realmente preocupada por su amigo, y ese día estaba aún más preocupada que de costumbre, lo ocurrido la noche anterior la había alterado mucho. Llegó a su salón, se paró momentáneamente bajo el marco de la puerta y dio un fuerte suspiro, como dándose valor para continuar con el resto del día. Caminó hacia su asiento, cada vez que lo hacía volteaba al de a lado con la esperanza de que el joven la recibiera con esa sonrisa que siempre le daba, pero como los últimos días, estaba vacío. Al principio su corazón se descepcionaba, pero para estos días ya no le extrañaba, sentía que era inútil creer que volvería. "Tonto" pensó sentándose en su asiento "¿qué pasa contigo? ¿no ves lo preocupada que me tienes?" sintió que algunas lágrimas comenzaban a formarse en sus ojos e inmediatamente trató de calmarse para que nadie se diera cuenta.
Haruka metía su maleta en la cajuela de su auto, estaba decidido, ya no podía seguir en esa casa. Se despidió de su abuelo y subió al auto. El señor le preguntó si no iba a despedirse de su padre, el joven sonrió tristemente y respondió que aunque se fuera, sabía que el no notaría su ausencia. Después de eso encendió el auto y se marchó rumbo a Tokio, sabía que si volvía debía enfrentarse al infierno del cual huyó, pero también quería regresar para volver a ver a sus amigas, las cuales seguramente estaban muy preocupadas por él.
Lita se encontraba en su departamento cuando escuchó ruidos afuera, al principio se extrañó porque no era hora para que los vecinos llegaran, pero después cayó en cuenta de que probablemente él había vuelto. Abrió la puerta y se asomó muy apresurada, cuando se asomó no había nadie en el pasillo, pensó que tal vez había sido su imaginación y cuando estaba a punto de meterse un par de manos la tomaron por los hombros y ella pegó un gran grito antes de saltar del susto. Ella volteó y vió a Haruka riendo a carcajadas.
-Debiste ver tu cara- el joven seguía riendo - Debí sacarte una foto o algo así jajajajajajaja -¡Muy gracioso!- dijo Lita molesta. -Me las vas a pagar- Al escuchar eso, Haruka la vio extrañado y se asustó al ver la expresión de malicia de su amiga. -Ya verás, jejeje -¿Qué piensas hacer Lita?- dijo Haruka dando un paso hacia atrás. En eso Lita se aventó hacia el joven con los brazos abiertos. Lo rodeó abrazándolo muy fuerte.
-¡Te extrañé mucho!- dijo la chica muy emocionada. El rubio se sintió aliviado y le sonrió a la chica quien lo veía con los ojos llenos de lágrimas -No sabes cómo hemos estado de preocupadas por ti, te desapareciste así nada más y no sabíamos nada de ti.
-Lo siento, es que tenía que resolver algunos problemas en mi casa -Pero ya todo está bien, ¿verdad?- preguntó la chica consternada. Él asintió con la cabeza esbozando una sonrisa. -Pero mírate, estás todo flacucho y ojerozo- dijo la niña viendo a su amigo al rostro quien la vió extraño levantando una ceja -Por tu aspecto pareciera que no haz comido nada en una semana- una gota gigante apareció en la frente de Haruka por la observación -¡Ya sé!, te voy a preparar una gran comida de bienvenida.
-No es necesario- dijo el muchacho un poco apenado. A Lita no le importó el comentario, lo tomó del brazo y entraron al departamento del joven hasta la cocina para ver qué podía servirle para cocinar algo. Cuando abrió el refrigerador se quedó con la boca abierta, esaba sorprendida.
-¿Pero qué es esto?- dijo la chica algo alterada -¡Aquí no hay nada!- Otra gota de sudor gigante escurrió por la frente de Haruka -Realmente parece que este refrigerador no ha sido usado en un mes- dijo la niña volteando a ver a su amigo quien tenía cara de "gulp". -Es que... no he comprado nada como en un mes je- respondió nerviosamente el rubio rascándose la nuca. Su amiga lo vio con una mirada de desaprovación.
-Ay Haruka, realmente no haz comido en todo este tiempo, verdad- el joven sólo rió nerviosamente dando a entender a su amiga que estaba en lo correcto. Michiru se encontraba caminando por una de las calles sin un rumbo fijo, sólo quería distraerse un poco viendo aparadores. Se detuvo frente a una tienda de vestidos y vio uno color acuamarina muy hermoso, largo, de tirantes delgados, lo examinaba detenidamente.
-Te verías preciosa en él- escuchó una voz familiar que la sacó de su trance, volteó a su lado izquierdo y vio a un joven alto de cabello rubio que veía intensamente el vestido. -Te verías como una princesa, Sirena.
-Haruka- dijo la chica sorprendida, no podía creer que estaba ahí, a su lado -¿Eres tu? ¿no estoy viendo visiones?- lo tomó del brazo y lo pellizcó.
-Hey!, tranquila!, sí soy yo- dijo sobándose el brazo -además a quien debes pellizcar es a ti, no a mi, se supone que es tu alucine, no el mío- dijo con una mueca de molesto.
-Si, pero a mi me dolería- respondió sonriendo. Haruka también sonrió y súbitamente la chica se aventó a sus brazos y lo abrazó muy fuerte. -Te extrañé mucho- dijo la chica con una voz un poco entrecortada, como si las lágrimas se acumularan en su garganta. Haruka sintió un ligero dolor en su corazón, porque sabía que era culpable de esas lágrimas. Michiru le sonrió, la verdad estaba feliz de volverlo a ver, aunque no muy complacida con su aspecto cansado y deteriorado.
-¿Qué pasó en tu casa?- preguntó la chica un poco seria. Haruka hizo un ligero gesto de dolor, que ella notó. -Si no quieres decirme está bien, entiendo- tomó su mano sonriéndole. El corredor la vio y le dio una sonrisa triste. -Hablé con mi padre... no sé para qué, no resolví nada- dijo encogiendo los hombros -Y también tuve un pequeño encuentro con cierta persona- terminó el joven casi en un susurro. Michiru lo vio con una mirada comprensiva.
-¿Y qué ocurrió?
-Nada, sólo le dije que no quiero hablar más con él- dijo Haruka agachando la cabeza.
-Tal vez sea lo mejor...- dijo Michiru colocando una mano en el brazo de su amigo en señal de apoyo. Él levantó la mirada y le sonrió tocando la mano de su amiga. -No estes triste Ruka, todo pasa por una razón.
-Eso espero Sirena, eso espero- dijo el joven tratando de darse fuerza. -Sabes, el otro día me ocurrió algo muy extraño...- dijo la violinista viendo a su amigo detenidamente al rostro, él levantó una ceja extrañado y la vio intrigado -Ahora me doy cuenta que si eras tu- dijo la chica con una expresión de tristeza. Haruka no entendía nada.
-¿Qué hice? bueno, además de ser un perfecto idiota- preguntó curioso.
-No eres ningún idiota, no digas tonterías- respondió la chica molesta -Es que la otra noche tuve una sensación muy extraña, me desperté y me sentía muy mal, algo me inquietaba...- volteó a verlo a los ojos -eras tu...- Haruka la vio incrédulo, no entendía qué estaba diciendo -Ruka, sentí que algo muy malo te estaba ocurriendo y comencé a rezar por ti, recé y recé hasta que me quedé dormida...- El corredor estaba muy sorprendido, la vio detenidamente, vio sus ojos y era cierto, todo lo que le contaba era verdad. Recordó lo que le había ocurrido la noche del arma, ella fue quien lo salvó, fue quien lo regresó a la realidad antes de cometer esa tontería. Entonces lo que escuchó en su cabeza no sólo fue un recuerdo, fueron los rezos de su amiga que le pedía que recapacitara. Sonaba de locos, pero era una posibilidad. Haruka abrazó nuevamente a Michiru quien devolvió el gesto. -No te preocupes Sirena, aquí estoy y no me ha pasado nada- ella lo abrazó un poco más fuerte y el corredor hizo un ligero gemido de dolor. Michiru vio su rostro y después se dio cuenta que su brazo estaba lastimado.
-Claro... no te ha pasado nada- dijo tocando el brazo del joven a quien le apareció una gota gigante de sudor en la frente y rio nerviosamente. -Me caí de la moto, nada más- dijo encogiendo los hombros.
-Cuídate hombre, ¿no ves que me preocupo por ti?- la niña le dio una mirada de tristeza.
-Si, lo sé...- el joven levantó el rostro de su amiga con un dedo en su barbilla y le sonrió. -Gracias...- ella también sonrió.
-Bueno, creo que ya te quité mucho tiempo- dijo Haruka viendo su reloj. -No, para nada- respondió la chica negando con la cabeza.
-Mejor me retiro ya para que continúes con tus compras.
-Ya sé que no te gusta estar en las tiendas conmigo- dijo Michiru un poco ofendida, cruzando los brazos sobre su pecho. Una gota de sudor apareció en la frente de Haruka quien no podía disimular y rio nerviosamente. -No es que no me guste estar contigo...- dijo el joven colocando una mano sobre su nuca -Es que temo por la sanidad de mi espalda- dijo recordando las últimas veces que la había acompañado al centro comercial, donde tuvo que cargar una gran pila de paquetes y terminó más cansado que si hubiera corrido un maratón, -No te enojes por favor- le hizo una carita de perrito regañado que probocó que Michiru comenzara a reir ligeramente.
-No te preocupes, estoy jugando- dijo la niña guiñándole un ojo. -Como te extrañé Sirena- dijo riendo el joven.
-Yo también Ruka, no había a quien molestar- rio ligeramente la chica, Haruka sonrió negando ligeramente con la cabeza. El corredor se despidió de su amiga y se dirigió a su motocicleta que estaba estacionada frente a ellos; cuando vio a su amiga en la calle no le importó estacionarse ahí para saludarla. Antes de subir a su motocicleta se detuvo frente a esta, dio un fuerte suspiro y volteó a ver a Michiru sobre su hombro -Gracias por salvarme la vida...- dijo quedamente antes de ponerse el casco y marcharse. Michiru vio cómo se alejaba con una expresión de sorpresa y desconcierto. No entendía qué ocurría, ni por qué le agradecía, pero no le importó, lo único importante en ese momento es que su amigo había vuelto y estaba bien, tal vez no completamente recuperado pero se veía mejor que cuando se marchó.
Pasaron algunos días, Haruka había retomado su vida normal, iba a la escuela, a los entrenamientos de atletismo, hacía su tarea, acompañaba a Michiru a todos lados; parecía que todo iba bien. Un día iba en su motocicleta y sin darse cuenta cómo, llegó a la escuela de Lita, se estacionó en una esquina desde donde podía ver la puerta principal pero nadie podía percatarse de que ahí se encontraba. Veía a los jóvenes salir en grupos, platicando, riendo y sonrió tristemente. Un recuerdo ensombresió su corazón, un día después de su regreso a Tokio había ido al templo Hikawa a saludar a sus amigas, ahí se encontraban sus amigas como siempre: Rei, Lita, Mina y Ami, en esa ocasión, tal vez por asares del destino, no se encontraba Serena. Cuando apareció, Rei, Mina y Ami no pudieron disimular más y le confesaron que ellas sabían lo que pasaba entre la rubia y su mejor amigo, el corredor se quedó helado al escucharlas. Rei lo sabía casi desde el principio, Mina y Ami se enteraron unos días antes, y Lita se enteró en el momento del pleito entre Darien y Haruka. Estaban infinitamente apenadas con él, no sabían cómo disculparse. Al principio el joven estaba furioso, pero rápidamente se calmó y sintió que una inmensa tristeza se asentó en su corazón. Haruka sacudió la cabeza ligeramente para sacar ese recuerdo de su mente, volvió su mirada a la puerta y vio a sus amigas salir, iban riendo y platicando. Su mirada se enfocó en cierta rubia con un par de chonguitos en el cabello, notaba algo extraño en ella, no iba brincando y hablando con esa felicidad que la caracterizaba, aunque tampoco se veía triste, era algo extraño. Haruka rio ligeramente y negando con la cabeza se dijo que estaba alucinando, después arrancó la moto y se marchó pasando junto a ellas. Serena vio la motocicleta pasar junto a ella y siguió a su conductor con la mirada, sabía perfectamente quien era y sólo vio como se alejaba de ahí con una expresión muy seria.
Al otro día, Haruka estaba saliendo de clases, y se dirigía a la pista de entrenamiento. Cuando pasó por el estacionamiento para acortar camino se encontró con una figura conocida.
-Haruka, tenemos que hablar.
-Serena...- se quedó parado frente a la chica, paralizado. Sabía que esta no era una charla de cómo estás. -¿Qué ocurre?- preguntó nervioso el joven. La chica lo observó un momento, dio un paso hacia él y se tomó un poco de tiempo para responder.
-¿Por qué me estás espiando?- preguntó la chica un poco molesta. Él la vio extrañado.
-No estoy espiando...- dijo el joven -Mentira! ayer te vi en la escuela, pasaste junto a nosotras en tu motocicleta- interrumpió la chica molesta. Haruka se quedó con la boca abierta, nunca la había visto así de enojada.
-Tranquila, no te estaba espiando, pasé por ahí pero era la primera vez y coincidió que ustedes iban saliendo, no sé ni cómo llegué ahí.- respondió muy seguro. Serena lo vio a los ojos, sabía que era cierto pero no quería creerlo. -¿Por qué te empeñas en arruinar mi vida? ¿En arruinar mi relación con Darien?- preguntó la chica enojada. -¿Perdón?- El joven se quedó con la boca abierta, ahora si que no entendía nada.
-Darien me contó que había hablado contigo, y desde ese día se ha comportado muy extraño, ya ni siquiera me habla...- el rostro de la niña cambió a una expresión de tristeza que provocó un fuerte dolor en el corazón del corredor. -¿Qué le dijiste?- preguntó la niña viendo al joven con una mirada extraña, él no podía decifrar sus ojos, era una mezcla de enojo y tristeza. Se quedó callado, intimidado por la mirada. -¿Qué le dijiste?- volvió a preguntar la niña. Haruka sólo negó con la cabeza. -Algo le dijiste para que actuara así.
-¿Acaso tengo la culpa de lo que haga tu novio?- preguntó el corredor seriamente. La niña se quedó callada. -Ya entiendo...- dijo el joven terminando en un susurro. Se armó de valor y respiró hondo -No le dije nada que no fuera verdad...- dijo el joven agachando la cabeza. -Dime la verdad Haruka- dijo la chica enojada. -¡Sólo le dije lo que siento!- respondió el joven alzando un poco la voz. Cuando se dio cuenta de su error, volvió a agachar la cabeza apenado. Serena lo vio enojada.
-No sé por qué no te creo...- dijo la niña con un tono molesto. Ella sabía que él tenía la culpa de la nueva actitud de Darien, de esa tristeza y el sufrimiento que estaba viviendo, y no lo iba a dejar hasta que confesara lo que le había dicho.
-No lo entiendo- dijo Haruka enojado -No entiendo a ese idiota.
-¿De qué hablas?- preguntó la rubia viéndolo detenidamente.
-No comprendo cómo se atreve a tratarte de esa forma, que te tenga así. No tiene ningún derecho a hacerte sentir mal.
-Algo le dijiste, no me mientas Haruka, yo sé que discutieron.
-¿Eso te dijo?
-Si, sólo eso -Ya veo...- Haruka dijo en un susurro. Realmente estaba molestándolo ésta conversación y si seguía así iba a explotar.
-Algo hiciste.
-¡No le hice nada al idiota de tu novio! ¡Entiéndelo! - dijo el corredor muy enojado -Si está así es porque quiere, no le dije nada que no supiera, ni lo amenacé para que se alejara de ti, yo no hice nada- El joven estaba furioso -Si no me cree es muy tu problema... No entiendo cómo puedes estar defenidendo a ese... ese... - Serena lo vio muy enojada, no soportaba los insultos hacia su novio y soltó una fuerte bofetada al corredor. Después se llevó las manos a la boca avergonzada de lo que había hecho. Haruka sólo cerró los ojo, agachó la cabeza y respiró muy hondo. -Perdóname...- fue lo único que la chica supo decir -No sé qué me pasó... yo.
-Sabes qué... tienes razón, yo tengo la culpa de todo- Haruka levantó el rostro viendo a Serena con una mirada llena de tristeza -Yo tengo la maldita culpa por seguir amándote y por preocuparme por ti... -Haruka, perdóname- la chica estaba al borde de las lágrimas. -Sólo voy a darte un consejo, niña - el joven se acercó a la chica viéndola fijamente a los ojos -No te metas en problemas que no te corresponden- dijo muy serio -Lo que hay entre Darien y yo, lo resolvemos nosotros- Haruka dio un fuerte suspiro -No sé lo que él te haya dicho, ni por qué lo haya hecho, no sé lo que este pensando, ni por qué este actuando así. Lo único que sé es que el único culpable de ello es él- El corredor se dio media vuelta y comenzó a caminar lejos de la chica.
-¡Haruka espera!- gritó Serena para detenerlo. El joven se paró.
-No te metas Serena, por favor- volteó la cabeza y le dio una sonrisa sobre su hombro -La verdad, no tengo ningún problema contigo, al contrario, quisiera poder ayudarte, quisiera poder ser capaz de borrar esa tristeza de tu mirada...- El chico volteó hacia en frente para que ella evitara ver la lágrima que rodaba por su mejilla -Pero ya perdí ese derecho...- después de eso retomó su camino lejos de ella, dejándola sin habla y él con el alma destrozada.
Haruka iba caminando rumbo a su casa, cabizbajo, cargando sus libros con la mano derecha y la otra en el bolsillo, arrastrando los pies y no prestando atención a nada de lo que ocurría a su alrededor. Pasó por la entrada de un terreno baldío cuando escuchó que alguien le gritaba. Volteó a ver de quien se trataba y frunció un poco el ceño al darse cuenta de que el antiguo amor de Lita se encontraba en medio del lugar llamándolo.
-¡Oye, ven aquí cobarde!- gritó el joven de cabello largo.
-¿Ahora este tonto qué quiere?- se preguntó Haruka sin ánimo, un poco indiferente, acercándose al muchacho y parándose frente a él. -Tu y yo tenemos un asunto pendiente- dijo tronándose los nudillos. El corredor lo observó levantando una ceja extrañado. -Aún no se me olvida la humillación afuera de la escuela- dijo el chico con una mirada maliciosa -Y a mis amigos tampoco les causó mucha gracia cuando les conté- dijo Tai viendo sobre el hombro de Haruka, quien volteó y vió a otro par de jóvenes entrando y acercándose a él, rodeándolo.
-¿Eres tan cobarde que necesitas de tus guarros?- preguntó el corredor dirigiendo su mirada al joven de cabello azul. -Yo solo podría acabar contigo, pero prefiero no correr riesgos- otra vez se tronó los nudillos y se puso en posición de pelea. Haruka lo vió indiferente y dio un gran suspiro.
-La verdad no tengo ni ganas ni tiempo para esto- respondió dándose la vuelta, preparándose para irse.
-Eres un miedoso- le dijo Tai burlándose. El corredor no prestó atención y comenzó a caminar. -¿No me escuchaste idiota?
-A palabras necias, oídos sordos - fue lo único que respondió el rubio caminando junto al otro par de chicos. Entonces Tai, furioso, corrió hacia Haruka y lo empujó por la espalda haciendo que cayera de frente sobre la tierra. Se levantó y se sacudió el polvo de la ropa, después se incó para tomar sus libros y sin voltear a ver al otro joven siguió caminando. Tai hizo una señal, sus amigos hicieron un gesto de entendimiento y fueron por Haruka, lo tomaron cada uno de un brazo y lo tiraron al suelo. Tai se acercó, se paró frente a Haruka, quien lo recorrió con la mirada de los pies a la cabeza.
-Te vas a arrepentir de lo que me hiciste.
-Haz lo que quieras- respondió Haruka indiferente. El corredor no quería pelear, no se sentía con ánimo alguno de levantar los brazos, ni siquiera para defenderse. Entonces los jóvenes a su lado lo levantaron y sonrieron malévolamente, Haruka sabía lo que vendría pero no tenía miedo, al contrario, quería que pasara, quería que lo golpearan hasta morir si era posible. Así, Tai le dio un fuerte golpe en el rostro que hizo que el corredor volteara, pero no emitió ningún sonido. Eso molestó mucho al joven y lo golpeó en el estómago lo que provocó que Haruka se doblara pero siguió sin quejarse. Tal vez quería que lo golpearan, pero aún tenía su orgullo y no iba a permitirle al abusivo ese verlo sufrir, mucho menos suplicarle perdón.
-¿Te estás burlando de mi?- dijo muy molesto Tai tomando a Haruka del cuello de la camisa y observándolo fijamente a los ojos. El otro joven no respondió, se quedó viendo fijamente al joven con ojos de indiferencia, era como si nada le importara y eso enfurecía mucho a Tai. Así que levantó un tubo que estaba por ahí y lo golpeó en las costillas. El rubio sintió un inmenso dolor y cerró muy fuerte los ojos, sabía que mínimo le había roto dos costillas, y empezó a respirar profunda y rápidamente. Como Tai no veía ninguna reacción que lo satisfacera le dio otro puñetazo en el rostro, esta vez con todas sus fuerzas, provocando que sangre fluyera de la nariz del corredor. Después de eso Haruka prefirió cerrar los ojos para esperar el castigo, el cual llegó inmediatamente y sin piedad. Era un golpe tras otro, y por más fuerte que fueran se reusaba a mostrar alguna señal de dolor. Tai ya cansado de esto levantó el tubo para darle el golpe final cuando.
-¡Deténganse!- Tai se detuvo y volteó hacia el lugar donde provenía la voz. Haruka abrió los ojos con esfuerzos y volteó para encontrar a una figura conocida parada en la entrada del baldío. Al reconocer al dueño de la voz, Tai sonrió malévolamente.
-Pero miren nada más quién es, mi querida prometida - dijo sarcásticamente.
-Mi... chi... ru, vete...- dijo Haruka con mucho esfuerzo tratando de que su amiga se marchara pero no parecía que esa era opción. -¿Qué pasa cariño?- dijo el agresor -¿Vienes a romper nuestro compromiso?- dio un par de pasos hacia ella, quien lo retó con la mirada. Él sólo rio y se acercó más.-¿Qué piensas hacer? sólo eres una niña, y además somos tres...- estiró la mano para agarrarla.
-¡No te atrevas!- gritó Haruka. Tai volteó un segundo a verlo y comprendió que esto si iba a dolerle. El corredor se dio cuenta de sus intenciones y sacando fuerzas de su flaqueza se safó de sus opresores y se avalanzó sobre Tai, dándole un fuerte golpe en el rostro. El joven se tambaleó un poco por el impacto y Haruka cayó sobre su rodilla al perder el equilibrio. Tai lo vio en la posición perfecta para darle el golpe final, así que levantó el tubo para golpearlo pero Haruka lo agarró en el aire, el joven de cabello azul estaba sorpendido y el corredor aprovechó esto para desarmarlo, le quitó el tubo, con la otra mano lo agarró de la pierna y lo tiró provocando que se diera un fuerte golpe en la espalda. El corredor se puso de pie aventando el tubo, no era tan cobarde para valerse de armas. Tai también se puso de pie y le lanzó otro golpe pero Haruka lo esquivó y le respondió uno en el estómago y después en el rostro con todas sus fuerzas, lo que provocó que el joven cayera sobre el suelo quejándose. El corredor volteó hacia los otros jóvenes al escuchar un grito de Michiru. Una ola de furia lo empapó al ver que uno de ellos la tenía agarrada del brazo mientras ella forsejeaba con él. -¡Déjala!- gritó el joven avalanzándose sobre él, pero el otro se interpuso en su camino. Le lanzó un golpe que el rubio esquivó, devolvió el golpe atinándole en el estómago y dejándolo en el suelo revolcándose de dolor. Ya habían colmado su paciencia, si sólo se hubieran metido con él no había ningún problema, pero no iba a permitir que lastimaran a una persona a la cual quería tanto. Se habían pasado del límite. -¡Haruka, atrás!- gritó la chica y el joven volteó a tiempo para poder esquivar a Tai y recibiéndolo con un rodillazo en el estómago. Después lo agarró del cuello de la camisa del uniforme y lo aventó hacia atrás. Haruka se paró frente a él, se limpió la sangre de la boca con la mano y le dio una mirada de indiferencia. Después volteó a ver al otro joven quien no tenía tan controlada su situación con Michiru. La chica le dio un puntapie en la espinilla a su agresor, quien levantó la pierna para sobarse y en ese momento la chica le dio un puñetazo en el rostro que lo tumbó. La chica agitó la mano un poco dolida y se acercó a Haruka.
-Esto duele más de lo que parece- Haruka la vio sorprendido -¿Qué?- preguntó un poco burlona -¿Acaso las mujeres no podemos defendernos?- rio ligeramente. El corredor le sonrió.
-Creo que te haz quedado sólo- dijo Haruka volviendo la mirada a Tai quien lo veía aterrado. Lo tomó del cuello de la camisa y lo vio amenazadoramente -Mejor lárgate y no vuelvas a meterte con nosotros, porque la próxima vez no me voy a tentar el corazón para dejarte liciado- dijo el joven con una sonrisa malévola. El muchacho tragó saliva. Haruka lo soltó y el joven se levantó con muchos esfuerzos y salió corriendo seguido de sus amigos malheridos. Después que se marcharon, Haruka se tomó del costado haciendo una mueca de dolor. Michiru rápidamente lo sujetó y vio que estaba muy lastimado. Haruka no se podía mantener de pie y se tambaleó perdiendo el conocimiento.

Inicio: Sábado 14 de agosto del 2004 Fin: Sábado 23 de octubre del 2004

Al fin terminé este capítulo... ojalá haya valido la pena la espera. Gracias por seguir leyendo este fic y aguantar mis demoras.