El silencio se apoderó de una de las habitaciones del hospital. Dos personas se veían intensamente sin emitir ni una palabra. Un par de ojos azules se ensombresían por una gran duda y el otro par se intimidaba por el temor a decir algo. Un gran suspiro interrumpió la tensión.
-Volví a hablar con ella...- dijo un joven de cabello arena en voz queda, quien se encontraba sentado sobre su cama. La chica sentada a su lado iba a decir algo pero cerró la boca antes de emitir cualquier sonido. Prefirió no presionarlo. -Debes pensar que soy un idiota o algo así- el joven rió irónicamente.
-Por supuesto que no- respondió la chica un poco enfadada -No hables así, no eres ningún idiota.
-Michiru, toda mi vida había pensado que vine al mundo por alguna razón. Que tuve la "suerte" de vivir porque tenía alguna clase de misión que cumplir.
-¿Y ya sabes cuál es? Haruka- preguntó la chica curiosa, viendo un poco incrédula a su amigo.
-No sé si encontré mi respuesta pero al menos es la única que tengo- respondió el joven poniéndose serio y cerrando fuermente su puño. -Lo único que hago es lastimar a la gente que me rodea...- terminó en un susurro.
-¡No es verdad Haruka!- respondió la chica exaltada.
-Cuando hablé con Serena, me dijo que Darien le había contado que hablamos. Me reclamó porque él se había alejado de ella. Por eso me buscó...- Haruka agachó la cabeza. -Estaba molesta, yo también... lo insulté y me dio una cachetada...- el joven dio un suspiro y volteó a ver a su amiga con una sonrisa triste. -En ese momento comprendí que todo por lo que he luchado y todos los que amo siempre se ven afectados por algo que hago. Lo ocurrido con Tai no es una excepción... Si no hubiera molestado al tipo... si no se me hubiera ocurrido esa estupidez del noviazgo... si no...- Michiru puso un dedo en los labios del joven quien la vio sorprendido.
-Lo hiciste porque ese tipo se lo merecía y te ayudé porque yo creía lo mismo que tu- dijo la violinista sonriendo ligeramente.
-Si, pero... ¡pudo haberte lastimado!- gritó el joven golpeando la cama con sus puños -¡Te puse en peligro!- el chico empezó a negar con la cabeza y alzar los brazos -Siempre termino lastimando a quienes quiero... Soy una amenaza... Por eso dejé que me golpearan.- Agachó la cabeza para evitar que la chica viera su expresión de dolor. Ella estaba impresionada por lo que escuchaba y su rostro no podía disimularlo, sus ojos estaban abiertos al máximo y su boca medio abierta sin saber qué decir para consolar a su amigo. -En verdad hubiera preferido que no aparecieras Sirena...
-¡Y yo doy gracias por haber pasado por ahí!- respondió la chia furiosa, no podía creer lo que estaba escuchando, era estúpido realmente.
-No te pongas así...- dijo el chico apenado
-¿qué no me ponga así!- la violinista respondió aún más molesta -Haruka¿cómo quieres que me ponga si me estás diciendo que hubieras preferido que esos tipos te mataran a golpes?- preguntó la chica parándose de su silla y viendo directamente a los ojos a su amigo.
-Entiéndeme, por favor...- respondió el corredor quedamente.
-¡No!- dijo simplemente Michiru -No voy a entender como una persona tan increible y maravillosa habla de esta forma- ahora el rostro de la joven de cabello acuamarina se tornó serio -¿No te das cuenta lo importante que eres?- el joven abrió los ojos en sorpresa -Eres muy importante para muchas personas, y me incluyo entre ellas, porque te conocemos y sabemos como eres.
-Michiru, no importa lo que haga, siempre termino probocando problemas... sobretodo a la gente que quiero- el joven cerró los ojos fuertemente. Michiru colocó una mano sobre la de su amigo. -Soy un tipo de plaga que poco a poco va destruyendo a lo que se acerca.
-Por supuesto que no- respondió la chica con una expresión de tristeza en su rostro.
-No lo soporto, Sirena.
-¿Qué cosa, Haruka?- preguntó curiosa la chica, no dejando de observar las expresiones del joven.
-No soporto la idea de que ella pueda estar triste, o llorando- el joven abrió los ojos y vio fijamente sus manos, -y lo peor, es que yo tengo la culpa de todo.
-Haruka, deja de decir esas tonterías- dijo la chica un poco molesta -Tu no tienes la culpa de nada.
-¡Claro que si!- contestó el corredor molesto, volteando a ver a su amiga fijamente a los ojos -Darien dejó de hablarle después de nuestro encuentro, y eso es lo que la tiene así.
-Tu no estás en su cabeza, ni siquiera sabes por qué está actuando así.
-Si ese idiota la lastima... ¡voy a matarlo!- dijo Haruka en un tono muy agresivo.
-¿Y cómo piensas matarlo si con trabajos te puedes poner en pie?- preguntó Michiru un poco molesta -En serio que estás loco- el joven vio a su amiga sorprendido por la pregunta -¡Mírate! Estás en la cama de un hospital, golpeado y lastimado... y esto es lo mínimo de lo que pudo haberte ocurrido...- la chica estaba al borde de las lágrimas.
-Michiru...- fue lo único que el joven pudo decir en un susurro.
-Ruka, por favor, ya no te lastimes más... deja de autoflajelarte con esos pensamientos inútiles que no tienen ningún fundamento. Olvídate de Darien, de Serena, de todo...
-¡No puedo!- gritó el corredor frustrado -No puedo dejar de sentirme así... No puedo dejar de pensar en que todo es mi culpa... Fue mi culpa perderla por no haber sabido cuidarla... Fue mi culpa que ella conociera a Darien y la lastimara... y yo también la he lastimado con mis palabras... - empezó a negar con la cabeza y cerró muy fuerte los ojos, para impedir que alguna lágrima volviera a escaparse de ellos. -Es mi culpa que mi padre este descepcionado de mi, y que esos tipos estuvieran a punto de lastimarte...
-Ruka, no digas eso- Michiru se levantó de su asiento, se acercó a su amigo y lo abrazó para tranquilizarlo, en ese momento el joven no aguantó más y comenzó a llorar.
-¿Por qué Michiru? sólo quiero saber por qué...- la chica escuchaba una mezcla de dolor y tristeza que le oprimía el corazón -Sólo he tratado de hacer bien las cosas... de agradar a mi padre... de apoyar a mis amigos... pero lo único que logro es descepcionarlos más, lastimarlos, alejarlos de mi...
-Ruka, tu nunca me haz descepcionado- dijo la chica sonriendole tiernamente. Haruka levantó la mirada y pudo notar esa sonrisa que lo tranquilizó un poco.
Michiru salió de la habitación, cerrando la puerta con cuidado para no hacer mucho ruido. Volteó donde el sillón de espera y vio a una chica rubia con chonguitos en el pelo sentada, viéndola tímidamente.
-Serena...- dijo la violinista quedamente, sorprendida por la presencia de la otra joven -¿qué haces aquí?
-¿Cómo está Haruka?- preguntó la chica parándose rápidamente y viendo fijamente a los ojos a la otra chica. Se notaba la angustia en su rostro.
-Bien, se recupera muy rápido- respondió la violinista sonriendo tristemente -Le rompieron un par de costillas pero sobrevivirá. Tu sabes que Haruka es muy fuerte- la chica de cabello acuamarina colocó una mano sobre el hombro de la otra joven quien agachó la mirada y su rostro se tornó más triste aún.
-Fue mi culpa, Michiru- dijo Serena en voz queda -Lita me contó lo que pasó y me imagino que Haruka dejó que lo golpearan por mi culpa!- levantó el rostro y la violinista notó las lágrimas que empezaban a formarse en los ojos de la niña. Ella negó con la cabeza.
-Serena, esto no es culpa de nadie. Haruka no podía con todos al mismo tiempo- trató de consolarla pero no pudo, la rubia comenzó a llorar.
-Si no le hubiera dicho esas cosas, si no lo hubiera abofeteado...- decía la chica con la voz entrecortada por el llanto.
-Tranquilízate, por favor. El hubiera no existe, Serena. Además, Haruka tiene otros problemas que lo aquejan. Está realmente muy deprimido y cualquier cosa lo podía orillar a eso- Michiru sacó un pañuelo de su bolsa y se lo entregó a Serena -Ya no llores, a él no le gustaría saber que estuviste llorando y menos por él.
-Gracias- la rubia tomó el pañuelo y se limpió las lágrimas. Después se sonó la nariz escandalosamente, lo que probocó que Michiru riera ligeramente. -Quiero verlo- dijo Serena sonrojándose un poco -Por favor.
-Ahorita está dormido- respondió la violinista. El rostro de la rubia se ensombresió.-Escucha Serena, creo que este no es el mejor momento para que platiquen, ahorita está muy lastimado, en todos los sentidos.
-Lo sé, lo entiendo, pero déjame verlo aunque sea un momento. Por favor.- imploró la chica rubia. Michiru dudó un segundo pero después de pensarlo accedió.
-Está bien, voy a dejar que lo veas, pero no lo despiertes por favor, necesita descansar mucho- respondió la violinista con una sonrisa. El rostro de Serena se iluminó y asintió con la cabeza.
El silencio de la habitación era interrumpido por el contante beep de una máquina y el goteo del suero. La puerta de la habitación se abrió y una chica rubia entró, acercándose lentamente a la cama para evitar hacer algún ruido molesto. Desde la puerta, veía la acción una chica de cabello acuamarina.
-Perdóname- dijo la rubia en voz muy queda, parándose junto a la cama y tomando la mano del joven recostado. -Nunca debí haberte lastimado de esta forma- una lágrima se escapó de los ojos de la chica -Todo es mi culpa...- ahora cerró los ojos fuertemente para evitar que las lágrimas empezaran a escapar sin control. De pronto sintió cierta presión en su mano, abrió los ojos sorprendida y vio que Haruka estaba despierto, viéndola con una sonrisa.
-No digas eso- dijo el joven -La culpa es mía por no haberme defendido adecuadamente. Creo que me atarugué un poco en esa pelea- rió ligeramente y después hizo un gesto de dolor, llevándose la mano al abdomen. -Se me olvida que la anestecia ya dejó de hacer efecto.
-Ten cuidado- dijo Serena preocupada -¿Te duele mucho?
-No, sólo cuando me preguntan- respondió el corredor con una sonrisa. Serena sonrió por el comentario.
-Lo siento mucho- dijo la chica abrazándolo, acción que sorprendió mucho a Haruka -Si te pasa algo no me lo podría perdonar- la niña empezó a llorar. El corredor sólo supo abrazar a la chica para tranquilizarla. Se sentía muy mal por verla llorar así y peor, porque era su culpa.
-No tienes nada qué sentir, ni tampoco tengo nada qué perdonarte... ya te dije que es mi culpa por no haberme puesto alerta para pelear.
-Pero...- antes de que pudiera decir algo, Haruka negó con la cabeza para impedir que la chica hablara.
-Nada, nada- interrumpió el corredor a la chica -Ya pasó, olvídalo- Haruka trató de confortarla con una sonrisa. Serena agachó la mirada apenada.
-Sabes, no debí culparte por lo que pasó con Darien... sólo estaba ocupado con su trabajo. Hace rato me habló y me lo dijo- dijo Serena ruborisándose un poco de la pena. El rostro de Haruka se tornó serio en un segundo.
-Ah- fue lo único que contestó el corredor.
-¿Te molestó el comentario?- preguntó la hcica notando la respuesta demasiado indifirente.
-No, para nada- contestó el chico con una sonrisa fingida, pero Serena se convenció. -Que bueno que ya todo se resolvió- dijo el corredor tratando de sonar feliz. Una sonrisa se dibujó en el rostro de la rubia por la aprobación del joven.
-Bueno... creo que mejor me voy para dejarte descansar- dijo la chica sintiendo un gran alivio porque el corredor estaba relativamente bien y ya se había podido disculpar -Cuídate mucho, Haruka, para que te repongas y pronto vuelvas a correr- dijo Serena con una sonrisa. Haruka sólo asintió con la cabeza y le sonrió tiernamente.
-Gracias- respondió el chico asintiendo con la cabeza. Serena se acercó a él, le dio un beso en la mejilla y después se dirigió a la puerta, donde estaba Michiru. Le dio una reverencia a la chica mayor como despedida y se marchó. La violinista sonrió vio como desaparecía por el pasillo y después volvió a entrar a la habitación para ver como se encontraba su amigo. Se acercó a él y se preocupó al ver el semblante serio de Haruka.
-Haruka¿estás bien.
-Si...- contestó quedamente el chico sin ningún tipo de expresión en el rostro. La violinista colocó una mano sobre la de su amigo. Él volteó a verla muy serio -Soy un idiota, verdad.
-No, cómo crees... ¿por qué lo dices?- preguntó Michiru extrañada por el comentario.
-A veces así me siento por seguir amando a esa niña...
Inicio: Domingo 29 de mayo del 2005.
Fin: Miércoles 8 de junio del 2005.
